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ESTUDIO DE CASO:

Durante los últimos años se ha generado controversia por los precios que las empresas
farmacéuticas aplican a diferentes productos cuya administración puede ser cuestión de
vida o muerte.
 
¿Cómo se puede cambiar la percepción de los clientes con respecto al precio del
producto?
R: Creo que es un bien sabido que detrás de las farmacéuticas hay todo un negocio que
sobrepasa al sentido de humanidad. Con esto me refiero a que mucha gente refiere y
saben que estar en hospital en riesgo vital suele gastarse una fortuna en medicinas para
salvar a su ser querido. Y simplemente se gasta ese dinero, por que es la única opción de
mantenerlos con vida, no tienen otra esperanza que aferrarse a la administración de
diferentes medicamentos que en cuestión pueden o no salvarte la vida a esa persona.
Pero es la esperanza, transformar ese deseo de salvar a su ser querido en una necesidad,
sin importar el resultado (viva o muera). En conclusión, es la necesidad lo que permite
cambiar la percepción a los clientes sobre un precio-producto
 
Desde el punto de vista ético cobrar un precio aparentemente alto por un producto cuya
administración puede ser cuestión de vida o muerte podría generar polémica. ¿Cuáles son
las implicaciones éticas para la asignación de precios a productos farmacéuticos?
Las implicaciones éticas para la fijación de precio es algo que varia según país, cultura y entidad
autoregulada. Pero significativamente cuestionado. El precio es la mayor limitante para el acceso a
medicamentos a nivel mundial. La regulación de precios está justificada por los llamados
“fallos de mercado”; la regulación de precios basada en el costo de producción, la
modalidad de control de precios más tradicional, ha caído en desuso a favor de los
sistemas de precios de referencia internacionales y por la fijación del precio basada en el
valor.
Desde la ética, el obrar de los profesionales de la salud se rige por los principios
de autonomía,  entendida como el respeto a la autodeterminación del paciente;
de beneficencia,  con el que se propende por el bienestar, balanceando en cada una de las
acciones los riesgos y los beneficios; de no maleficencia,  que significa no producir daño y
proteger de él; y, finalmente, de justicia,  que hace referencia al trato equitativo y al uso
racional de los recursos de salud.

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