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CONSEJO DE ESTADO
SECCION PRIMERA
Santa Fe de Bogotá, D.C., siete (7) de diciembre de mil novecientos noventa y tres
(1993)
I. ANTECEDENTES -
El actor considera que las normas acusadas infringen el artículo transitorio 20, así
como los artículos 6, 114, 121, 123, 150, 189 y 333 de la Constitución Política, por
las razones que se resumen a continuación, expresadas tanto en la demanda
como en su alegato de conclusión (fls. 60 a 70 y 133-134 del Cdno. No. 1)
Como el mismo actor lo expresa textualmente en su alegato de conclusión, la tesis
central de la demanda consiste en:
1 - El artículo 123, por cuanto dispone que los servidores públicos ejercerán sus
funciones, en la forma prevista por la Constitución, la ley y el reglamento.
- Los artículos 114 y 150, que le confieren al Congreso el poder de hacer las leyes.
- El artículo 121, según el cual "ninguna autoridad del Estado podrá ejercer
funciones distintas de las que le atribuyen la Constitución y la ley", mientras que el
Presidente invadió la esfera de atribuciones del Congreso.
2.- En relación con el numeral del artículo 2, son válidos los mismos
argumentos anteriores frente a la parte que dice: "...Así como por la inobservancia
de las instrucciones impartidas por la Superintendencia", ya que ninguna de las
normas de protección al consumidor, contenidas en la Ley 73 de 1981 y el Decreto
3466 de 1982, prevé que las entidades encargadas de su aplicación pueden dar
instrucciones obligatorias a los sujetos sometidos a su vigilancia y control.
4 .-En relación con el numeral 16 del artículo 4, son igualmente válidos los
argumentos del punto anterior, por cuanto también en él se dispone sobre
sanciones no previstas en la legislación anterior, con carácter retroactivo.
5.- En relación con el artículo 44, es inconstitucional la expresión final que dice:
“o que constituyan abuso de la posición dominante “por cuanto al tenor del
artículo 333 de la Constitución el tema de la posición dominante debe ser objeto
de desarrollo legislativo y no basta para el efecto que, a propósito de
autorizaciones otorgadas explícitamente para reestructurar entidades oficiales, el
Gobierno se sienta facultado para prescindir de la ley, regulando directamente la
materia, ya que la Constitución de 1991 prácticamente eliminó los llamados
reglamentos constitucionales.
6.- En relación con los artículos 45, 46, 47, 48, 49 y 50, son igualmente válidos
los anteriores argumentos, por cuanto no se limitan a reestructurar la
Superintendencia de Industria y Comercio, sino que se atreven a definir
situaciones jurídicas (artículo 45); extender la nulidad por objeto ilícito dispuesto
por el artículo 19 de la Ley 155 de 1959 a los actos que según los términos del
mismo decreto se considere que afectan la libre competencia en los mercados
(artículo 46); reformar la Ley 155 de 1959 para comprender, como contrarios a la
libre competencia, otros acuerdos y actos no contemplados por ella (artículos 47 y
48); disponer sobre excepciones tampoco mencionadas en dicha ley (artículo 49);
y desarrollar el concepto constitucional de abuso de la posición dominante
(artículo 50).
El Decreto 2153 fue expedido dentro del marco del artículo 20 transitorio de la
Carta, pero aún en el caso de que no fuera así, encuentra sustento en otras
atribuciones constitucionales propias del Presidente.
Pero "aún bajo el supuesto que pregona la demanda, de acuerdo con el cual las
facultades del 20 transitorio no tenían el alcance que se les da en nuestro
argumento principal, lo cierto es que las normas que echa de menos el censor por
estimar que no pueden estar contenidas en el mismo decreto ya existían en
nuestra legislación y son lo suficientemente amplias para permitir los desarrollos
que de ellas pudo haber hecho el decreto recién citado".
En relación con los numerales 2 y 5 del artículo 2o. M Decreto 2153, se deben
tener en cuenta dos cosas :
En relación con los artículos 44, 45, 47, 48, 49 y 50 del Decreto 2153, debe
notarse que las leyes previas que echa de menos el censor, a pesar de que no
serían necesarias habida cuenta de la amplitud del artículo 20 transitorio de la
Carta, existen.
Dentro de ese marco legal se puede afirmar que acepciones como la de "posición
dominante", son nuevas en la Carta pero su concepto no es novedoso en nuestro
derecho, pues el abuso de la posición dominante, que es una noción económica y
no jurídica, no constituye nada diferente de una forma de competencia desleal.
De los artículos 45, 47, 48 y 49, que regulan los actos y acuerdos contrarios a la
libre competencias, también se puede predicar que no son nuevas
reglamentaciones sino el desarrollo de las leyes preexistentes citadas.
2.- Sobre las actividades que debía cumplir el Gobierno Nacional con base en el
artículo 20 transitorio, y concretamente en relación con la facultad de reestructurar,
cita diversos fallos de la Corte Suprema de Justicia en los cuales se precisa que
esa facultad comprende la de señalar funciones (fls. 149 a 159 del Cdno. No 1).
Por el impugnante Sergio Quiroz Plazas (fls. 124 a 132 Cdno. No. 1):
Con ocasión del traslado para alegar, se hizo presente este ciudadano con
fundamento en el artículo 146 del C.C.A. con el fin de impugnar la demanda y
oponerse a las pretensiones de la misma, para lo cual esgrime argumentos como
los siguientes:
En relación con los artículos 44,45, 46, 47, 48,49 y 50 del Decreto 2153 de 1992,
nada nuevo le están atribuyendo a la Superintendencia de Industria y Comercio,
como lo sostiene el demandante, pues esas funciones estaban previstas en otras
normas, algunas de las cuales se citan. Aún el llamado "abuso de la posición
dominante" en el mercado, es una de las tantas formas de competencia desleal.
Agrega que, "gracias al principio de interpretación restrictiva que debe darse a las
normas que habilitan al ejecutivo como legislador extraordinario, en la atribución
de reestructurar una entidad no puede entenderse comprendida la función de
imponer sanciones por la inobservancia de las instrucciones que en desarrollo de
sus funciones imparta la Superintendencia, ni la de señalarlas, Para ello
necesitaba el gobierno de autorización expresa. Razón de más, advierte el actor,
por transgresión del artículo 29 de la Constitución que consagra el principio del
debido proceso, en cuanto la norma acusada señala sanciones en salarios
mínimos vigentes a la imposición de la sanción no al momento de cometido el
hecho que daría lugar a ella".
Afirma igualmente que "tiene razón el demandante en los cargos señalados contra
los artículos 44 a 50 del Decreto 2153. En efecto, los temas allí contenidos son
ajenos al cometido confiado al gobierno de reestructurar la entidad".
Sobre el particular, la Sala ha reiterado que los decretos dictados Con fundamento
en el artículo 20 transitorio constituyen el ejercicio de una facultad excepcional que
la Carta entregó al Gobierno Nacional para ejercerla en relación con funciones que
normal y originalmente son competencia del Congreso,
En efecto, de conformidad con el numeral 7 del artículo 150 de la Constitución,
corresponde al Congreso "determinar la estructura de la administración nacional y
crear, suprimir o fusionar ministerios, departamentos administrativos,
superintendencias, establecimientos públicos y otras entidades del orden nacional,
señalando sus objetivos y estructura orgánica", así como 44 crear o autorizar la
constitución de empresas industriales y comerciales del Estado y sociedades de
economía mixta".
De otra parte, si bien los numerales 15 y 16 del artículo 189 de la Carta otorgan al
Presidente de la República las funciones de "15 Suprimir o fusionar entidades u
organismos administrativos nacionales..." y "16 Modificar la estructura de los
ministerios, departamentos administrativos y demás entidades u organismos
administrativos nacionales .,." dichas facultades están expresamente
condicionadas a la ley.
Sin embargo, para la Sala es obvio que desde el punto de. vista formal u orgánico
dichos actos son administrativos, teniendo en cuenta tanto la forma de su
expedición (decretos) como el órgano que los origina (gobierno nacional), por lo
cual no comparte el planteamiento del apoderado de la Nación, consistente en que
ellos son "leyes" en sentido no sólo material sino también formal que cuando, aún
en las citas doctrinarias transcritas en el alegato de conclusión, se hace referencia
al "poder legislativo" o al "órgano legislativo", dichas expresiones deben
entenderse respecto del poder u órgano legislativo ordinario, que en nuestro
régimen constitucional es el Congreso, pues esa es la idea que está en la base de
la diferencia entre los criterios material y orgánico o formal para calificar la
naturaleza de los actos de las autoridades públicas.
Es así como, concretamente en relación con los decretos del gobierno nacional, su
control de constitucionalidad corresponde por regla general a la jurisdicción
contencioso administrativa y mas exactamente al Consejo de Estado, salvo
aquellos que de manera expresa y taxativa la Constitución ha señalado como de
competencia de la Corte Constitucional como claramente lo indica el artículo 237-2
de la Carta, a través de lo que se ha denominado la competencia residual del
Consejo de Estado en esta materia.
En ese sentido, la Sala comienza por decir que, para evitar confusiones, deben
deslindarse estos decretos de los llamados técnicamente decretos - leyes o
extraordinarios así como de los denominados reglamentos constitucionales o
autónomos, a los cuales, si bien se asemejan en algunos aspectos, se diferencian
en otros de tal manera que sus características no coinciden exactamente con
ninguno de ellos.
Como son evidentes las diferencias con los demás decretos que puede expedir el
Gobierno (legislativos en estados de excepción, de planeación, reglamentarios y
ejecutivos), la Sala considera que el análisis de los decretos expedidos con
fundamento en el artículo 20 transitorio de la Constitución, debe hacerse bajo la
consideración de que se trata de "decretos con fuerza de ley, de naturaleza
especial", regulados por un régimen propio previsto en la citada norma
constitucional.
4.- Finalidad de los decretos: poner las entidades "en consonancia con los
mandatos de la presente reforma constitucional y, en especial, con la
redistribución de competencias y recursos que ella establece".
Frente al marco dado por los requisitos a que nos hemos referido, la demanda que
ha dado lugar al presente proceso ubica la litis concretamente en relación con el
contenido de algunos normas del decreto demandado, sin que cuestione el
término durante el cual fue expedido el decreto, ni el procedimiento previo exigido
para su expedición, ni tampoco la finalidad del mismo.
En efecto, de acuerdo con el texto del cargo central citado y los planteamientos de
la demanda frente a cada una de las disposiciones demandadas, el
cuestionamiento del actor tiene que ver con el alcance de las atribuciones
conferidas al Gobierno por el artículo 20 transitorio. Es decir que, inclusive, a
pesar de tener que ver la censura con el contenido de los decretos, el demandante
no cuestiona en sí mismo el ejercicio de la facultad de reestructurar la
Superintendencia de Industria y Comercio por parte del Gobierno, sino los limites
de esa facultad, al considerar que ella no incluía " las otorgarles (a las entidades y
concretamente a la Superintendencia reestructurada) competencias, no previstas
en leyes anteriores, ni muchísimo menos para regular comportamientos de
particulares o modificar las reglas de conducta contenidas en la legislación
preexistente".
Además., agrega la Sala, es lógico entender que ese alcance no está delimitado
por la decisión pura y simple de suprimir, fusionar o reestructurar la entidad, sino
que comprende la facultad de dictar todas las medidas legislativas que tengan una
relación necesaria con la decisión central, de tal manera que esta última tenga
unas consecuencias reales en la vida jurídica.
Debe hacer notar la Sala que no le asiste razón al actor cuando acude ala
sentencia del 20 de octubre de 1992 (Expediente No. D-039), mediante la cual la
Corte Constitucional declaró inexequibles algunas normas del Decreto Ley 1472
de 1990, que reorganizó la Superintendencia Nacional de Salud, por considerar
que la facultad de reformar la estructura de la entidad no comprendía la de crear o
autorizar la creación de nuevas contribuciones y que el actor pretende extender a
la imposibilidad de fijarle a la entidad nuevas funciones o competencias, por las
razones elementales de que en ese caso se trataba del ejercicio de facultades
extraordinarias otorgadas por una ley, con los límites precisos contenidos en la
misma, y porque en el mismo caso se trataba de la facultad para reestructurar una
entidad, lo cual es obvio que limitaba la reestructuración al marco preexistente
para ella, mientras que en el caso del artículo 20 transitorio se trataba de
facultades para reestructurar, por disposición directa de la Constitución y con las
solas limitaciones de dicho precepto, todas las entidades de la rama ejecutiva
nacional y las adscritas y vinculadas a ella.
2.- En relación con los numerales 15 y 16 del artículo 4, por tratarse de normas
con categoría de ley, el gobierno estaba habilitado constitucionalmente para
modificar el monto de las sanciones previstas en otras normas legales, pero cuya
imposición corresponde a la Superintendencia como una de sus funciones.
Respecto de la posible violación del artículo 29 de la Constitución por el hecho de
que la cuantía de la multa se fije en salarios mínimos vigentes al momento de la
imposición de la sanción y no al momento de ocurrida la conducta, por lo
cual sería retroactiva, la Sala no encuentra que dicha retroactividad se presente en
la norma legal acusada, pues es obvio que ella solo tiene aplicación en relación
con las conductas ocurridas con posterioridad a su entrada en vigencia, sin que la
actualización de la sanción sobre esas conductas posteriores pueda considerarse
una aplicación retroactiva, ya que esta solo se daría si la administración
pretendiera aplicar la nueva sanción a conductas anteriores, caso en el cual la
ilegalidad sería del acto sancionatorio.
3.- En relación con el artículo 44, considera la Sala que no le asiste razón al
actor en su afirmación de que el gobierno no estaba facultado para prescindir de la
ley al referirse al tema de la "posición dominante", puesto que, como quedó
sentado, el decreto demandado tiene la categoría de ley, de tal manera que a
través de él no se está violando el artículo 333 de la Constitución, además de que,
como lo demuestra la defensa, el tema mencionado debe entenderse implícito en
las normas legales que regulaban desde antes la materia. Lo anterior implica, de
otra parte, que aún en el caso de que este tema fuera, como lo plantea el actor,
objeto de una ley estatutaria, mientras ella se expide conservan su vigencia las
normas legales anteriores que regulan la materia.
4.- En relación con los artículos 45, 46, 47, 48 49 y 50, respecto de los cuales el
actor expresa que también violan el artículo 20 transitorio por cuanto nada tienen
que ver con las funciones a cargo de la Superintendencia de Industria y Comercio
sino con la regulación de la libertad económica y el desarrollo de preceptos
constitucionales, la Sala encuentra que todas esas normas fueron dictadas "para
el cumplimiento de las funciones a que se refiere" el artículo 44, que son las
"relacionadas con el cumplimiento de las normas sobre promoción de la
competencia y prácticas comerciales restrictivas consagradas en la Ley 155 de
1959 y disposiciones complementarías", lo cual indica que el gobierno partió de la
base de la vigencia de dicha ley y que las mismas disposiciones constituyen
desarrollos adicionales de ella, como lo plantea la defensa, sin que el ataque
genérico de la demanda permita constatar su inconstitucionalidad, sino que más
bien denoten la expedición de normas legales complementarias a las existentes,
como resultado y en relación estrecha con la reestructuración de la
Superintendencia.
FALLA:
Segundo.- Devuélvase la suma depositada para gastos del proceso, la cual no fue
utilizada.
Tercero.- En firme esta sentencia, comuníquese a los señores Ministros y
Directores de Departamentos Administrativos que firmaron el acto demandado y al
Superintendente de Industria y Comercio, y archívese el expediente.