Está en la página 1de 5

Al final me termine follando al maduro

que deseaba | RELATOS PORNO

Jovencitas On 14 mayo, 2020


Después de mucho tiempo, hemos conseguido cuadrar nuestras
vidas, y por fin tenemos la oportunidad que tanto estábamos
esperando. Tú le has dicho a tu familia que tenías que viajar por
trabajo, y yo le he dicho a la mía que me iba de fin de semana
con unos amigos. No ha sido fácil llegar a este momento, pero
por fin lo estamos viviendo, que es lo importante.

Quedamos en un lugar intermedio entre tu casa y la mía, llego


allí y entro en tu coche. Tú haces el amago de darme dos besos
en las mejillas, pero yo te beso en los labios directamente, los
dos sabemos para qué hemos quedado y qué es lo que vamos a
hacer durante el fin de semana. Durante las 2 horas que dura el
trayecto hasta que llegamos a la casa rural donde vamos a
alojarnos, hablamos de muchos temas, algunos más banales y
otros más trascendentales. Los dos nos encontramos muy a
gusto, de hecho, a mí me encanta escucharte. Habría estado
bien poder acariciarte la pierna, pero el diseño de tu moderno
coche me lo impide.
Llegamos a la casa rural y tú te encargas de pagar el
alojamiento mientras yo voy deshaciendo las maletas. Eres un
hombre que tiene dinero y le gusta demostrarlo, te gusta
aparentar que lo haces por ser caballeroso, pero en el fondo
sabes que te encanta que todo el mundo sepa de tu poder
adquisitivo. Yo, por supuesto, no me voy a quejar, ambos
sabemos que me tienes en el bote y que tenemos las mismas
ganas de follarnos, pero si te sientes mejor contigo mismo
pagándolo todo yo no voy a impedir que lo hagas.

Quizá pueda parecer extraño que durmamos en la misma cama,


pero luego dan por hecho que somos padre e hija y lo dejan
pasar, pero lo cierto es que aunque no lo somos, por edad
perfectamente podríamos serlo.

Nos sentamos en el sofá a descansar y no tardo nada en posar


mi mano sobre tu pierna y comenzar a deslizarla hacia arriba.

-¿Te molesta? —pregunto sabiendo la respuesta.

-Me encanta, me encanta cuando me tocas así, como si nada,


pero sabiendo que es tu señal de que quieres sexo.

-Así es —digo al tiempo que me siento a horcajadas sobre ti.

Quedo sentada de rodillas en el sofá, contigo entre mis piernas


y mi culo apoyado en tus rodillas.

Me inclino hacia ti lentamente, y cuando parece que vamos a


besarnos, me giro y me acerco a tu oreja.

-Desde que te vi supe que necesitaba que follásemos, nunca


había deseado tanto follar con alguien como lo deseo contigo —
te susurro al oído.
A continuación nos besamos, lentamente, poco a poco,
saboreándonos, disfrutamos de nuestros labios y de cómo
nuestras lenguas libran una lucha.

-Te quiero dentro de mí, necesito que me folles —vuelvo a


susurrarte, cada vez más cachonda.

En este momento tu paquete ya choca notoriamente con el


pantalón.

Así que nos levantamos y nos desnudamos.

Una vez desnudos, volvemos a ponernos en la misma posición


en la que estábamos antes.

Me encanta sentir nuestros cuerpos ardiendo en deseo, somos


puro fuego cuando deseamos tan intensamente follar hasta que
el cuerpo no nos aguante más.

Me encanta sentir el roce de nuestros cuerpos desnudos.

No eres un hombre demasiado peludo, pero me encanta sentir


tus pelos chocando contra mi suave piel.

Volvemos a besarnos, esta vez, muy apasionadamente, más que


besarnos lo que hacemos es devorarnos el uno al otro mientras
apretamos más y más nuestros cuerpos.

Al mismo tiempo, froto mi coño contra tu pene, esa fricción me


provoca un gran placer, que al mismo tiempo hace que tu
miembro siga aumentando de tamaño.

Además, tus manos van recorriendo mi cuerpo, recorren todas


mis curvas, algunas veces en caricias muy suaves y otras
ejerciendo mucha presión; ambas cosas me encantan.
Me tumbo y tú comienzas a comerme el coño, he de admitir que
lo comes de maravilla.

Primero das una rápida pasada con tu lengua a lo largo de toda


mi vulva, humedeciéndola todavía más de lo que ya lo está
debido a mi excitación. Luego te centras en mi clítoris, lo lames
con suavidad, haces círculos sobre él con tu lengua, y lo
succionas con fuerza. No tardo nada en tener un orgasmo. Eso
nos pone aún más cachondos. Lames todos mis fluidos y metes
un dedo en mi vagina, a continuación me besas, me encanta
que lo hagas después de que me haya corrido, me encanta el
sabor de mis fluidos, y más aún tomarlos de tu boca.

Yo te hago una paja.

Cambiamos de posición, ahora eres tú quien se tumba, listo


para disfrutar de la mamada que voy a practicarte.

Primero lamo tus huevos, poco a poco, lentamente, al tiempo


que te pajeo. Luego lamo muy bien todo tu tronco, para luego
esparcir sobre él una gran cantidad de babas. Mi manera de
salivar me permite hacer unas mamadas muy jugosas. Me
encanta chupar pollas, así que eso es lo que hago a
continuación, me meto tu polla en la boca y la chupo con
intensidad. A continuación me dedico únicamente a tu precioso
capullo, lo lamo, lo chupo, lo succiono, juego con él disfrutando
al máximo. Pero no soy yo la única que disfruta, te doy tanto
placer que acabas pidiéndome que pare para que no te corras
todavía.

Nos levantamos del sofá y vamos hasta la cama.

Allí me tumbo boca arriba.


Acaricias todo mi cuerpo, masajeas mis pechos, los lames y
succionas mis pezones. Vas dándome besos por todas partes,
hasta llegar a mi vulva, la cual lubricas otra vez con tu lengua. A
continuación yo vuelvo a llenar tu pene de babas.

Ahora que los dos estamos bien lubricados, es hora de tener tu


pene dentro de mí.

Primero lo mueves a lo largo de mi vulva, para luego introducir


tu polla en mi interior. Nos tomamos unos momentos para
adaptarnos a la sensación de esta nueva forma de unión de
nuestros cuerpos hasta que vuelvo a susurrarte al oído.

-Fóllame, fóllame, fóllame —te impero con necesidad.

Tú cumples mis deseos sin dudarlo. Metes y sacas tu polla


dentro de mí una y otra vez mientras yo gimo como nunca lo
había hecho. Al rato te corres, pero tu pene apenas pierde
tamaño, así que seguimos follando.

Esta vez, me pongo a cuatro patas, y apoyo mi cuerpo contra la


cama y mi cabeza en la almohada. No tardas en empezar a
embestirme, en esta posición la penetración es mucho más
profunda y todo se siente con mucha más intensidad, sigues
follándome en esta posición hasta que vuelves a correrte.

Luego, lames toda mi zona íntima hasta que no queda ni un


resquicio de fluidos, luego yo hago lo mismo con tu pene, y nos
fundimos en un apasionado beso.

También podría gustarte