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Primera intervención francesa 1838

A pesar de los intentos realizados por el gobierno mexicano, el reconocimiento de Francia se dio solamente
hasta 1830, por el rey Luis Felipe de Orleans, a cambio de formalizar las relaciones comerciales entre ambos
países. Para 1832, el ministro francés barón Antoine Louis Deffaudis, insistió en la firma de un comercio al
menudeo para sus nacionales que llamó “convención provisional”, vigente mientras se negociaba un tratado
definitivo. Aunque fue aprobado por el gobierno de Santa Anna, el Congreso la rechazó. Como respuesta, el
ministro Deffaudis, utilizó las reclamaciones, “reales o imaginarias, justas o injustas”, que varios franceses
presentaron en contra del gobierno mexicano (por daños causado a sus comercios) como medida de presión
para obligarlo a firmar un tratado de libre comercio, exigiendo el pago inmediato de una suma enorme de
indemnizaciones.

El ministro francés rompió las relaciones con México y abandonó el país. A principios de 1838, volvió
acompañado de algunos buques de la armada francesa que se estacionaron frente al puesto de Veracruz,
exigiendo el pago de 600 mil pesos (10% del presupuesto anual del gobierno), incluida la de un pastelero
francés de 70 mil pesos -de allí el nombre de “Guerra de los pasteles”- y la firma de un tratado comercial que
diera a los franceses residentes libertad para comerciar al menudeo.

A principios de 1839 se iniciaron las negociaciones entre México y Francia, contando con la mediación del
ministro inglés Richard Pakenham. El tratado de paz se firmó el 9 de marzo de 1839 en Veracruz. El gobierno
mexicano aceptó pagar los 600 mil pesos y anular los préstamos forzosos, pero se negó a concederle a los
franceses más libertad de comercio al menudeo, ofreciendo dar el mismo tratamiento comercial que se daba a
todos los extranjeros. Francia, a cambio retiró su flota de guerra y renunció al pago de la indemnización por
los gastos de guerra.

A pesar de haberse logrado la paz, los problemas internos del país hicieron imposible cubrir la deuda, la cual
creció de manera exorbitante. En 1862, la suspensión de pago de los intereses de la deuda por el presidente
Benito Juárez fue el pretexto para justificar una nueva invasión militar a México.

Primera intervención francesa 1838


A pesar de los intentos realizados por el gobierno mexicano, el reconocimiento de Francia se dio solamente
hasta 1830, por el rey Luis Felipe de Orleans, a cambio de formalizar las relaciones comerciales entre ambos
países. Para 1832, el ministro francés barón Antoine Louis Deffaudis, insistió en la firma de un comercio al
menudeo para sus nacionales que llamó “convención provisional”, vigente mientras se negociaba un tratado
definitivo. Aunque fue aprobado por el gobierno de Santa Anna, el Congreso la rechazó. Como respuesta, el
ministro Deffaudis, utilizó las reclamaciones, “reales o imaginarias, justas o injustas”, que varios franceses
presentaron en contra del gobierno mexicano (por daños causado a sus comercios) como medida de presión
para obligarlo a firmar un tratado de libre comercio, exigiendo el pago inmediato de una suma enorme de
indemnizaciones.El ministro francés rompió las relaciones con México y abandonó el país. A principios de
1838, volvió acompañado de algunos buques de la armada francesa que se estacionaron frente al puesto de
Veracruz, exigiendo el pago de 600 mil pesos (10% del presupuesto anual del gobierno), incluida la de un
pastelero francés de 70 mil pesos -de allí el nombre de “Guerra de los pasteles”- y la firma de un tratado
comercial que diera a los franceses residentes libertad para comerciar al menudeo.

A principios de 1839 se iniciaron las negociaciones entre México y Francia, contando con la mediación del
ministro inglés Richard Pakenham. El tratado de paz se firmó el 9 de marzo de 1839 en Veracruz. El gobierno
mexicano aceptó pagar los 600 mil pesos y anular los préstamos forzosos, pero se negó a concederle a los
franceses más libertad de comercio al menudeo, ofreciendo dar el mismo tratamiento comercial que se daba a
todos los extranjeros. Francia, a cambio retiró su flota de guerra y renunció al pago de la indemnización por
los gastos de guerra.

A pesar de haberse logrado la paz, los problemas internos del país hicieron imposible cubrir la deuda, la cual
creció de manera exorbitante. En 1862, la suspensión de pago de los intereses de la deuda por el presidente
Benito Juárez fue el pretexto para justificar una nueva invasión militar a México.

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