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Por: Ana Fernanda Gallego

Remontel, ciudadano francés dueño de una


pastelería en el poblado de Tacubaya, México
declaró en 1832 ante e barón de Gros
(encargado de los negocios franceses) que:
“Las tropas del general Santa Anna habían
pasado ante su pastelería entrando a comerse
todos los pasteles y comestibles que tenía de
ese día. Eso no les fue suficiente, sino también
se llevaron las cazuelas, sartenes y la
cuchillería de plata de su local.” Por esta razón
exigía al gobierno de México una
indemnización de 800 pesos.

La suma de la deuda ascendió a 600 mil pesos,


porque un grupo de comerciantes y
empresarios franceses se une a las
reclamaciones de Remontel, declarando que
ha ellos también el gobierno mexicano les
adeudaba dinero por préstamos forzosos que
le habían hecho y otros tantos por daños
sufridos a sus inmuebles desde su llegada a
México.

Anastasio Bustamante presidente de México en


aquella época se niega a pagar la cantidad que el
barón Deffaudis (embajador francés) exige por daños y
perjuicios a sus connacionales. Deffaudis abandona
México al no llegar a un acuerdo, y vuelve el 21 de
marzo de 1838 respaldado por barcos de guerra
franceses para exigir los pagos que los comerciantes
franceses solicitaban al gobierno mexicano

Así es como el 16 de abril de 1838 se da


el primer conflicto bélico entre México y
Francia, también conocido como la
“Guerra de los Pasteles”. Esta guerra dura
hasta el 9 de marzo de 1839, cuando se
firma el tratado de paz, en el cual México
se compromete a pagar las
indemnizaciones exigidas y Francia retira,
a cambio, la flota invasora.

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