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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía
Maestría en Filosofía
Seminario Timeo de Platón
Prof: Alfonso Flórez Flórez
Eddy Santiago Parada Suárez
Fecha: 7 de marzo de 2022

Dioses y Creación humana

En Timeo desde 40d3 hasta 40e3 hay una justificación acerca de lo que pueda decirse
acerca de las divinidades no visibles, aquellas mismas que aparecen en la Teogonía de
Hesíodo. Y es que primero reconoce las limitaciones de semejante empresa “conocer el
origen de las otras divinidades es una tarea que va más allá de nuestras fuerzas” (Timeo,
40d3-4) y continúa con la afirmación de descansar en e crédito que sostienen aquellos que
se consideran descendientes de los dioses. A estos el Demiurgo se va a referir,
anunciándoles la tarea de cerrar la obra de creación del mundo, siempre buscando que sea
cada vez más perfecta.
Según estas observaciones, se da cuenta entonces de que el Demiurgo posee una
naturaleza bastante superior al mismo Zeus. Sin embargo, parece por momentos ausentase,
solo dejando el camino emprendido para ser concluido por los caprichosos dioses. Sobre
estos afirma que “no sois absoluto ni inmortales ni indisolubles” (Timeo, 40b3), pues han
tenido un inicio y por ende podrían llegar a tener un final. Pero “no seréis destruidos ni
tendréis un destino mortal” (Timeo, 41b5), porque reciben los beneficios que el Demiurgo
tuvo para con estos. Su labor y razón de ser, la de los dioses, será dar cierre a la creación,
por lo que deben crear los tres géneros de seres vivientes restantes. De estos deja la
cimiente el Demiurgo, su dimensión eterna y divina, (asumimos que es el alma).
La mezcla se realiza sobre el recipiente que previamente había servido para la creación
del mundo por lo que estos nuevos seres “poseían una pureza de segundo y tercer grado”
(41d8). Asigna el alma a un astro y les propone la tarea de buscar el perfeccionamiento
moral, so pena de seguir buscando aquí la felicidad hasta lograr encontrar el retorno a su
casa. Hasta este punto, parece haber en Timeo, como lo sostiene Francisco Lisi:
cinco clases de alma en el universo, de las que tres son inmortales y dos mortales. El
alma del mundo, las almas de los astros y de os dioses inferiores y el intelecto humano
pertenecen a la primera categoría; el alma irascible y la concupiscible, a la segunda
(Lisi, 2006, pág. 105)
Al ser insertas en el cuerpo humano las almas, habría dos condiciones. La primera, la
de tener una única percepción connatural a todas producida por cambios violentos. La
segunda, una mezcla de amor, con dolor, placer e ira y todos sus respectivos opuestos. La
tarea del alma humana será la de organizarlos para vivir en justicia, máximo valor que
aparece en la Republica para hacer referencia a las que posteriormente serían llamadas en la
tradición como virtudes cardinales.
Los dioses jóvenes van a acudir a los cuatro elementos, “tomaron prestadas del
universo porciones de fuego y tierra, agua y aire – porciones que posteriormente le deberían
ser devueltas” (Timeo, 42e9). Esto quiere decir que se refiere a la naturaleza más concreta
del humano que regresan a la tierra con la muerte. En otras palabras, se está refiriendo la
relación orgánica del individuo. El demiurgo después de esta orden regresa a su estado de
quietud, parece que esto le refiere una naturaleza superior a la de los dioses y humanos,
dado que este es ajeno al movimiento. No pasa lo mismo con os dioses más jóvenes, de
quienes dice Lisi “el acrecentamiento aportado por los dioses jóvenes puede componerse
entonces sólo de elementos que son ellos mismos corporales o deben, por lo menos, tener
una relación más estrecha con el mundo sensible y del devenir” (Lisi, 2006, 162).
Hay un elemento que podría ser rescatado con el fin de pensar una posible teodicea.
Esta disciplina que justifica la bondad divina ante la existencia del mal aparece aquí. Se
dice que una ve establecidas las leyes, llamémoslas aquí físicas el Demiurgo decidió
“retornar a su actitud habitual” (Timeo, 42a6), con lo que se muestra la oposición con los
dioses jóvenes y su mentada relación con la naturaleza corporal. Esta diferencia es evidente
en relación a la condición de movimiento. Y es que, si el cuerpo debe desplazarse quiere
decir que no se haya en el mejor de los estados, porque, de estarlo, no tendría necesidad de
desplazarse.
Esto se comprende mejor cuando se observa, por ejemplo, que las revoluciones del
alma deben atarse a los movimientos del cuerpo, lo que le resulta embarazoso por así
decirlo. Incluso, le hace perder su mayor fortaleza, la racionalidad a la luz de la que todo ha
sido creado. “Cuando el alma es atada al cuerpo mortal, en un primer momento se vuelve
irracional” (Timeo 44b1-2). Hay aquí una descripción y justificación de la educación que
servirá para corregir la enfermedad como condición de la ontología original “en caso de que
se reciba, además, una correcta formación educativa, se llegará a ser completamente sano,
puesto que se habrá evitado la enfermedad más grave” (Timeo, 44b9-12). No hacerlo
significará el retorno al Hades.
En adelante, se dedican varias líneas a la descripción de la dimensión humana. Aunque
la obra se ha considerado como una cosmología John Wolfe no está del todo de acuerdo.
Sugiere una alternativa de lectura del texto, no ya referido como la Física de Platón, sino
como un aporte a la noción de Paideia, con lo que se rescata la importancia de la educación
que previamente se ha mencionado. “The Timaeus is rather squarely focused on the human
being, in her moral and political dimensions, and on her relation to the natural world as a
whole” (Wolfe, 2010, p. 3). Tendría una ventaja este tipo de lectura en tanto “this account
of the human being is intended to provide parto of the answer to the question of how
society can produce Good citizens and leaders, and thus serves to provide a theoretical
basis for the practices of paideia” (Wolfe, 2010, p. 3)Serviría entonces esta noción para
mostrar que la dinámica de configuración del universo no solo ofrece, sino exige que el ser
humano adquiera la habilidad de conocerlo.
Solo resta mencionar la configuración corpórea que los dioses jóvenes dan a los
humanos. Primero en un cuerpo esférico, forma perfecta que tiene la cabeza desde la cual
se gobierna todo. Cuatro miembros que se le añaden para ordenar su movimiento y
desplazamiento y una cara en el lado frontal, no atrás, que resulta más dominante. Y por
último, los sentidos que sirven de instrumentos para el conocimiento del bien, de cual se
ofrece un mayor énfasis en los ojos que tienen una parte u interna, y que, al entrar en
contacto con los fenómenos naturales, ofrece una luz sobre el pensamiento. Estos
portadores de luz fueron aquellos que permitieron al humano el conocimiento de los astros,
por lo que resulta de mayor importancia en esta obra sobre otros sentidos.

Bibliografía
Lisi, F. (2006). E alma humana en el timeo. Etudes platoniciennes, 155 - 174.
Lisi, F., trad.1992. Platón: Diálogos. Vol. IV: Filebo, Timeo, Critias. Gredos.
Wolfe, J. (2010). Timaeus, Arete and phisics: The Lesson of Plato's. Florida, USA:
University of South Florida.

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