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El documento discute el acceso y las condiciones de la educación superior. Históricamente, la educación superior ha sido inaccesible para grupos marginados. El Pacto Internacional de Derechos Económicos promueve una educación superior accesible para todos como un derecho humano. El ODS 4 busca asegurar el acceso equitativo a la educación superior para 2030. Aunque la educación superior mejora vidas e impulsa el desarrollo, en Guatemala solo el 2.6% de la población joven accede a la universidad.
El documento discute el acceso y las condiciones de la educación superior. Históricamente, la educación superior ha sido inaccesible para grupos marginados. El Pacto Internacional de Derechos Económicos promueve una educación superior accesible para todos como un derecho humano. El ODS 4 busca asegurar el acceso equitativo a la educación superior para 2030. Aunque la educación superior mejora vidas e impulsa el desarrollo, en Guatemala solo el 2.6% de la población joven accede a la universidad.
El documento discute el acceso y las condiciones de la educación superior. Históricamente, la educación superior ha sido inaccesible para grupos marginados. El Pacto Internacional de Derechos Económicos promueve una educación superior accesible para todos como un derecho humano. El ODS 4 busca asegurar el acceso equitativo a la educación superior para 2030. Aunque la educación superior mejora vidas e impulsa el desarrollo, en Guatemala solo el 2.6% de la población joven accede a la universidad.
Históricamente, la educación superior ha sido con frecuencia
inaccesible para grupos como las mujeres, las minorías étnicas y raciales, las personas con discapacidad y aquellas en situación de pobreza. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aboga por una educación superior accesible, señalando que es necesaria para el “desarrollo completo de la personalidad humana y su sentido de dignidad”. El espíritu del pacto sirve de base a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que reconocen que el acceso a la educación es vital para el aprendizaje vitalicio. El ODS 4 incluye el acceso a la educación superior en su tercer meta: “Para el 2030, asegurar el acceso equitativo para todas las mujeres y hombres a educación asequible, de calidad, técnica, vocacional y terciaria, incluyendo universidad”. Esta meta enfatiza que la educación superior debe ser globalmente accesible para todos y de alta calidad. Incrementar el acceso a la educación superior le permite a las personas maximizar su potencial y avanzar en pro del desarrollo sostenible universal. Siendo los proveedores de educación superior, las universidades pueden contribuir directamente a la realización del ODS 4 y de sus metas.
La educación superior permite a los individuos expandir sus
conocimientos y habilidades, expresar de forma clara sus pensamientos tanto de forma oral como de escrita, entender y dominar conceptos y teorías abstractas, e incrementar su comprensión acerca de sus comunidades y del mundo. También se ha demostrado que la educación superior mejora la calidad de vida de los individuos; los estudios muestran que comparados con graduados de educación media superior (preparatoria), los egresados de universidades tienen una vida útil más prolongada, un mejor acceso a servicios sanitarios, mejores prácticas alimentarias y de salud, más estabilidad y seguridad económica, más empleo estable y satisfacción laboral, menos dependencia en asistencia gubernamental, mayor comprensión acerca del gobierno, mayor servicio y liderazgo comunitario, más autoconfianza, y menor actividad criminal y posibilidad de encarcelamiento. Además, los egresados universitarios poseen un mayor índice de acceso a internet, y más tiempo para dedicar a actividades de ocio, entretenimiento o artísticas, así como mayores índice de votación.
La educación superior es importante porque genera capacidades,
eleva los ingresos de las personas y ayuda a mejorar los indicadores sociales. Además, reduce la pobreza, promueve la inclusión social, garantiza un futuro próspero y contribuye a fortalecer las condiciones de gobernabilidad y participación democrática. A pesar de todas las ventajas que implica, en Guatemala aún se necesita alcanzar a más personas.
La región centroamericana cuenta con sus propias universidades
desde tiempos de la colonia, como la Universidad Autónoma de Nicaragua, la primera de la región, que surgió en 1812. Paralelamente ha vivido el aumento de las instituciones de educación privada, asociadas con las tecnologías de la comunicación a distancia y virtual. Según estimaciones del Banco Mundial, la educación superior en América Latina aumentó su cobertura un 24% en el 2018, con respecto a los estudiantes matriculados un año antes. Aun así, en Guatemala, solo el 2.6% de la población entre 18 a 26 años ha iniciado sus estudios universitarios (IESALC, 2018). El porcentaje de estudiantes que completan dos años o más es, incluso, menor.
En Guatemala existen un total de 16 universidades, de las cuales una
es estatal, 12 son privadas y 3 son indígenas, comunitarias e interculturales. Actualmente, las universidades privadas en su conjunto ofrecen el 66% de las carreras de pregrado (técnicos), 73.3% de grado (licenciatura), 62.4% de las maestrías, 38.7% de las especialidades y 68% de los doctorados. Se espera que en el futuro la cantidad de estudiantes de universidades privadas aumente. En el país existe un total de 1,086 carreras de las cuales 729 son ofertas privadas y 357 públicas.
Los ingresos económicos y la ubicación son factores que detienen a
muchos jóvenes que desean acceder a educación superior. Es por esto, que Universidad Da Vinci se propuso llegar a todos los departamentos, siendo la única universidad del país con cobertura en toda la Republica. Desde el 2 febrero de 2012, se ha expandido a lo largo y ancho del territorio para cubrir la carencia de entidades que imparten educación superior en el interior del país, y así preparar o a las generaciones del futuro. Con más de 3 mil docentes, 2 campus y más de 40 sedes, Universidad Da Vinci se ha propuesto elevar las estadísticas de educación superior en la región. República de Guatemala se encuentra en el norte de Centro Amé-rica, integrada a la región mesoamericana, una de las más diversas del planeta. En aproximadamente 100 mil km2 posee 14 zonas de vida diferentes y 6 zonas climáticas. Esta diversidad fisiográfica y biológica está acompañada de una diversidad cultural ya que en Guate-mala se hablan 23 idiomas entre mayas, xincas, garífuna y español. La economía es la más grande de Centroamérica y se sustenta en un modelo agroexportador cuyos principales productos son de origen agropecuario, maquilas y una industria pujante. Destacan las remesas familiares como rubro importante. De acuerdo con el informe local sobre desarrollo humano rendido por el PNUD en el año 2010, el país se ubica dentro de las naciones con índices me-dios de desarrollo humano.
En la lista de países que más avanzaron en el IDH desde 1970,
Guatemala ocupa el primer lugar de América Latina —puesto 22 entre 135 países—, seguido de Bolivia —31— y Brasil —34—. En el año 2000 presentaba un valor de 0.634 y para 2010 el valor fue de 0.704. En el mismo periodo de análisis, la población creció de 11.2 millones a 14.4, así como la esperanza de vida pasó de 68.9 a 71.4 años.
La población urbana creció de 43% a 57% en estos 10 años, lo cual
significa que cada vez hay más concentración de población en las ciudades. La tasa de crecimiento natural fue de 2.51, siendo unas de las sociedades más jóvenes de América Latina con 42% de población menor de 15 años, es decir, 6 millones de personas que demandan servicios del Estado como la educación. La población guatemalteca, como otras de países de América Latina, convive en un ambiente de inequidad social. El 15% de población — 2.15 millones— se encuentra en extrema pobreza y más de 7 millones en pobreza total, lo que representa un país con mayoría de población en pobreza. Según el informe local del PNUD del año 2010, el 87% de la población económicamente activa tenía salarios que no cubrían la canasta básica que, para enero de 2010, era de Q$3,536.99, equivalente a $442.12 dólares, según datos del Instituto Nacional de Estadística (enero 2011). La educación también refleja esta inequidad. Para el año en mención se alcanzó una tasa de alfabetismo de 80% con coberturas que, en el nivel primario, alcanzaron el 95% pero que en la última fase de la secundaria apenas llegó al 20%. Hay un 80% de personas que no se están graduando de secundaria y que no tendrán la oportunidad de demandar servicios de educación superior.
Marco legal de la educación superior en
Guatemala
El marco regulador tiene su base en la Constitución Política de la
República de Guatemala. Se integra con tres leyes aplicables: la Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos de Guatemala, la Ley de Universidades Privadas y la Ley de Colegiación Profesional. En la Sección Quinta de la Carta Magna —Universidades— se enuncian los argumentos jurídicos fundamentales de los cuales se derivan las leyes específicas supra citadas. Del artículo 82 al 84 se define a la institución que le da cumplimiento a la política educativa del Estado; reconoce a la Universidad de San Carlos de Guatemala —USAC
Como la única pública, autónoma, rectora de la educación superior del
Estado, capaz de dictar sus propias normas y reglamentos. Es la única que puede reconocer títulos o diplomas universitarios extendidos en el extranjero. Le otorga iniciativa de ley con representación en instancias del Estado tales como la Corte de Constitucionalidad, Junta Monetaria, Junta Directiva del Seguro Social, aparte de integrar junto con las otras universidades del país las Comisiones que postulan a aspirantes a la Corte Suprema de Justicia, Fiscal General de la Nación, Defensoría Pública, Contralor General de Cuentas, Procurador de Derechos Humanos, entre otro conjunto de instituciones en las cuales ostenta representación. Le asigna no menos del 5% de los ingresos ordinarios del presupuesto nacional de cada año
En los artículos 85 y 86 de la misma Carta Magna, se define el papel
de las universidades privadas como instituciones independientes, a quienes les corresponde organizar la educación superior privada; al ser autorizadas para funcionar, adquieren personería jurídica y gozan de libertad para crear sus programas universitarios. Es el único país de América Latina en que la educación superior funciona en el ámbito privado y público en total autonomía y sin vinculación orgánica entre ellas. En el artículo 86 se crea el Consejo de Enseñanza Privada Superior —CEPS— organismo al que la Constitución le asigna las funciones de velar porque se mantenga el nivel académico en las universidades privadas sin menoscabo de su independencia y de autorizar la creación de nuevas. El CEPS se integra por dos representantes nombrados por la universidad del Estado, dos por las universidades privadas en su conjunto, y uno nombrado por la Asamblea de Presidentes de Colegios Profesionales. Este organismo solo tiene jurisdicción en la educación superior privada. En la práctica, ambos sistemas se desenvuelven con absoluta independencia no habiendo acciones de coordinación de esfuerzos o de vinculación en que puedan participar formalmente, a no ser un foro que integran los Rectores de todas las universidades por iniciativa propia, el cual ha permitido alguna discusión de agendas de interés común y que han logrado alcanzar acuerdos para ciertas participaciones que el sistema universitario tiene en organismos del Estado. En nuestro medio actúan de una forma muy desarticulada, como ha sido documentado por Cajas (2010). En general, las universidades privadas se muestran como instituciones muy cerradas y no brindan información básica sobre matricula, costos y otras particularidades para conocerlas mejor. Hay excepciones como el caso de la Universidad Rafael Landívar que cuenta con un centro de información accesible. La mayoría de las universidades guatemaltecas evidencian influencia de las reformas de Córdova generadas a principios del siglo XX y, por ello, se organizan alrededor de las tres funciones básicas difundidas en aquella época para el sistema universitario, la docencia, la investigación y el servicio o extensión. Toda universidad del país, pública o privada, tiene el mandato constitucional de contribuir con el estudio y re-solución de los problemas nacionales, así como de otorgar títulos o diplomas que acrediten el dominio de alguna profesión.
la Universidad de San Carlos se regula particularmente por su Ley
Orgánica, la cual fue aprobada por el Congreso de la República bajo la identificación del decreto ley 325 publicado el 28 de enero de 1947, fecha en que nace jurídicamente la citada norma. Allí se establece que el gobierno universitario lo ejerce el Consejo Superior Universitario, máximo organismo de decisión, presidido por el Rector e integrado por los decanos de cada una de las facultades El Estado le otorga su presupuesto anual que representa la mayor proporción de sus ingresos. Una característica importante propia de la USAC es que, de acuerdo con el artículo 174 de la Constitución, es una de las cinco instancias en el país que gozan del privilegio de Iniciativa de Ley, lo cual le permite canalizar y proponer al Congreso de la República sus propuestas legislativas. En el caso de las universidades privadas, los artículos 85 al 87 de la Constitución ya señalados dan origen a la Ley de Universidades Privadas, decreto del Congreso No. 82-87 emitido el 21 de noviembre de 1987 y publicado el 1 de diciembre del mismo año en el Diario Oficial. El Decreto cuenta con 38 Artículos y establece que son instituciones independientes a las que corresponde organizar y desarrollar la educación superior privada de la Nación, crea e in-tegra el Consejo de Enseñanza Privada Superior —CEPS—, regula la creación de nuevas universidades y especifica las sanciones en casos de irregularidades, entre otras cosas. Además, cada universi-dad dispone de su propio Estatuto aprobado por primera y única vez en el CEPS, ya que una vez son autorizadas gozan de facultades para hacer las modificaciones que consideren pertinentes y solo deben de informarlo. Son supervisadas por este organismo para garantizar la calidad de los programas ofrecidos, pero esto deben hacerlo sin menoscabo de la independencia de aquellas. Una vez que el sistema universitario guatemalteco pone a disposición de la sociedad a los profesionales que forma, el ejercicio profesional en general es regulado específicamente por la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria y se sustenta en el Artículo 90 de la Constitución, el cual es el asidero para el decreto ley No. 72-2001 del Congreso de la República emitido el 30 de noviembre y publicado en el Diario Oficial el 21 de diciembre de 2001, el cual establece que la colegiación de los profesionales universitarios es obligatoria, tal como lo establece la Constitución Política de la República y tiene por fines la superación moral, científica, técnica, cultural, económica y material de las profesiones universitarias y el control de su ejercicio. Se entiende por colegiación a la asociación de graduados universitarios de profesiones afines en entidades gremiales, de conformidad con las disposiciones de esta ley. Regula todo lo necesario para la organización, función y atribuciones de los colegios profesionales, Juntas Directivas, Tribunal de Honor, Tribunal Electoral, derechos y obligaciones de los colegiados, usurpación de calidad y cooperación con la usurpación, información y registro de la Asamblea de Presidentes de los Colegios Profesionales, sus atribuciones, quórum y resoluciones, entre otros temas regulados. En total, esta ley se integra de 45 artículos. Sistema de Universidades en Guatemala
La educación superior del país está en manos de un conjunto de
instituciones universitarias que integran lo que en adelante se denomina el Sistema Universitario Guatemalteco —aunque en el país es posible encontrar ofertas educativas provenientes de universidades extranjeras, a la fecha ninguna de ellas cuenta con autorización para funcionar legalmente—, el cual está constituido por un conjunto de 12 instituciones privadas y una pública: la Universidad de San Carlos en Guatemala que data de enero de 1676, mientras que las privadas comienzan a incorporarse en 1961, fecha en que es autorizada la primera universidad privada del país: la Universidad Rafael Landívar. Más tarde le siguieron la Universidad Del Valle, Mariano Gálvez y Francisco Marroquín, como la primera generación de universidades privadas del país, hasta 1971. Pasados 24 años de estas autorizaciones —las cuales antes las hacía el Consejo Superior Universitario de la universidad estatal— surgen las restantes 8 universidades al amparo de la emergente Ley de Universidades Privadas, autorizándose la segunda generación de éstas a partir de 1995 en que se crea la Universidad Rural de Guatemala. Fechas de fundación universidades en Guatemala
La docencia es la actividad más sobresaliente que desarrollan las
instituciones que integran el Sistema Universitario Guatemalteco, entendiéndose como tal al conjunto de actividades de enseñanza- aprendizaje que se generan dentro de los programas ofrecidos para formar profesionales en los niveles de pregrado, grado y posgrado. El nivel de pregrado es aquel en que se egresa a técnicos en profesiones cuya duración de carreras no va más allá de los tres años en promedio, incluyendo en este nivel a los profesorados que se forman en las Ciencias de la Educación. En el nivel de grado se incluyen a las carreras universitarias que otorgan el nivel de licenciatura con una duración de entre 5 y 6 años. El nivel de posgrado es aquel en que se ofrecen carreras de alta especialización y que demanda como requisito previo haber egresado de una carrera del nivel de grado.
La segunda función característica de las universidades en Guate-mala
es la investigación, comprendida ésta como el proceso por me-dio del cual se produce, adapta e innova conocimiento. De acuerdo con los datos contenidos en la Memoria de Labores de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología (2010), para el año 2008 una buena parte de los investigadores del país pertenecían a este sector. La tercera función básica del sistema universitario lo constituye la Extensión Universitaria o también llamada de Servicios o de Vinculación con la Sociedad que consiste en desarrollar actividades que beneficien a la comunidad. Este proceso resulta ser un buen medio por el cual cada institución universitaria se identifica con algún grupo objetivo y le brinda beneficios como producto del dominio de un determinado conocimiento.
Un ejemplo generalizado es el hecho de que las prácticas
profesionales de las distintas carreras se hacen en comunidades, instituciones públicas, organizaciones no gubernamentales o en empresas privadas donde los futuros profesionales encuentran espacios para ejercitarse con la debida supervisión. Esto ha permitido crear centros de ayuda como los Bufetes Populares de la Facultad de Ciencias Jurídicas, accesibles a todos los ciudadanos sin ningún costo. De igual manera, en el caso de la Universidad de San Carlos de Guatemala, se desarrollan apoyos con clínicas médicas, odontológicas, laboratorios clínicos que atienden a personas con costos muy por debajo de lo usual. En esta función también se incluyen actividades de difusión de cultura, acceso a bibliotecas, centros de información y hasta laboratorios especializados que se vuelven de referencia nacional, como el caso del Laboratorio de Control de Alimentos de la Facultad de Farmacia o el Laboratorio de Resistencia de Materiales de la Facultad de Ingeniería, siempre de la USAC, que certifica la calidad de los materiales que se usan en la construcción y en Guatemala es de referencia nacional.
En el sistema privado el comportamiento es similar al ya descrito, tanto
desde las prácticas profesionales en comunidades específicas, como algunos servicios a la sociedad haciéndolo en nichos muy particulares. El volumen de actividades de estas funciones está ligado al tamaño de la institución y, en muchos casos, dando res-puesta a los grupos que las patrocinan o que les han dado origen. En general, el impacto que causan las universidades en la sociedad se refleja en desarrollo social como una manifestación de la calidad de los servicios que presta la institución en cuestión. Esta es la base de ciertas clasificaciones mundiales de universidades, las cuales consideran los impactos que provocan las instituciones en la sociedad. Analistas como Mendoza (2010) en su blog, han hecho
Inscritos Educación Superior en Guatemala en 17 años
LA INVESTIGACIÓN EN EL SISTEMA UNIVERSITARIO
Como se mencionó antes, la investigación forma parte estructural de
los sistemas universitarios. De las 13 universidades legalmente autorizadas para funcionar en Guatemala, 8 cuentan con centros de investigación funcionando como institutos, departamentos, centros, laboratorios o direcciones. Suma en total 69 centros de investigación que aporta el sistema universitario, de los cuales 38 —el 55%— se encuentran en la Universidad de San Carlos, en correspondencia a su tamaño e inversiones acumuladas. De esos 38 centros nacionales de investigación, 18 funcionan dentro de unidades académicas con financiamiento derivado de lo asigna-da a cada una de ellas, 12 en el interior de país —en las sedes de los centros universitarios— y 8 en forma descentralizada con financiamiento específico.
En pocos casos se asocia a los estudios de posgrado, aunque en la
mayoría de veces funcionan independientemente de éste. El cuadro No. 12 evidencia la cantidad de centros de investigación que aporta para Guatemala el sistema universitario nacional. El 55% de tales centros están ubicados en la Universidad Nacional, el 16% en la Del Valle y el 12 % en la Landívar como las tres más importantes en este tema. La actividad de investigación está asociada al tamaño institucional y al planteamiento fundamental de la universidad de que se trate. De acuerdo con la memoria de labores de la Secretaría del Concejo de Ciencia y Tecnología de Guatemala, CONCYT (2010), de los 710 investigadores que existían en el país en el año 2008, 455 pertenecían al sistema de investigación de las universidades, es decir, el 64.08%, reportándose que durante ese mismo año hubo 99 publicaciones en el Science Citation Index —SCI SEARCH—. Sobre los datos del financiamiento de la investigación, solo existen los de la Universidad de San Carlos, quien posee un fondo de 12 millones de quetzales —uno y medio millones de dólares— que se utilizan cada año para financiar proyectos de investigación por concurso; para el año 2011 hay 35 proyectos ganadores que concursaron en el 2010 por ese financiamiento.
A pesar de la gran estructura organizativa y del financiamiento, el
porcentaje que se dedica a la investigación es muy bajo y con tendencia a disminuir en los últimos 3 años. Muchos de los investigadores del sistema universitario concursan en las convocatorias del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología o con organismos internacionales, tal es el caso del Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología,
EL SOSTENIMIENTO FINANCIERO DE LA EDUCACIÓN
SUPERIOR
La Universidad de San Carlos —que se constituye en la única entidad
estatal— recibe del Estado una asignación de recursos que representa para el año 2011 el 86.33% de sus ingresos, es decir, Q$1,296,504,301.00 equivalente a USD$162,063,037.63. Las universidades privadas también reciben apoyos del Estado guatemalteco cuando son exoneradas de impuestos como el del IVA —12% del valor de compras— y el impuesto sobre la renta. Solo la Universidad de San Carlos y la Francisco Marroquín publican datos relacionados con sus estados financieros, el resto de instituciones guardan celosamente estos datos. La tasa de crecimiento es muy variable sin ninguna correspondencia con la del presupuesto de la nación. Hubo años en donde creció hasta 25.4% —2009— con respecto al año anterior, en tanto