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Si no se cumple los requisitos que comentamos anteriormente (es decir, que no se trate de hijos
menos de 30 años, convivan o no con el titular del negocio, de mayores de 30 con especiales dificultades
para su inserción laboral debido a la presencia de una determinada discapacidad, o de hijos u otros
familiares hasta el segundo grado por consanguinidad o afinidad que trabajen con el titular del negocio
pero que no conviven con él ni dependen económicamente y se demuestra su condición de asalariado, en
cuyo caso, quedan encuadrados en el régimen general de la seguridad social o el correspondiente de
trabajadores por cuenta ajena, con derecho a prestación de desempleo ) se encuadrarían en un
régimen especial de trabajadores autónomos o por cuenta propia, con los cuales se
formalizaría un contrato mercantil y se darían de alta en RETA u otro régimen especial por
cuenta propia, como “autónomo colaborador”, (sin derecho a prestación por desempleo)
porque se considera que, aunque reciba un salario por su trabajo, asume parte del riesgo
del trabajo.
Por otro lado, si el hijo es totalmente independiente y no existe convivencia,
independientemente de la edad que tenga, se podrá contratar mediante una relación
laboral con derecho a la prestación el desempleo.
Por tanto, sí que tendrán derecho a desempleo aquellas personas trabajadoras menores de
30 años que presten servicios para su padre o madre, si no existe convivencia con los
mismos, tal y como ha determinado el Tribunal Supremo en la Sentencia de 24 de marzo
de 2021.
Lo que sí se debe hacer es: acompañar junto al alta del familiar del empresario, una
declaración de este y del familiar en la que se haga constar la condición de éste como
trabajador por cuenta ajena en la actividad.