Está en la página 1de 62

Residencia Interdisciplinaria en Salud

Mental

Informe Final: Rotación de tercer año


por el Centro de Salud Nº 61 de Barrio
Solidaridad, y Área operativa LV

Instructores: Lic. Lucía del Frari- Lic.


Mercedes Campos- Dra. Adriana López
Maldonado- Lic. Florencia Lorenzini

Jefe de Residentes: Lic. Juan Manuel


Chehadhi

Equipo de Residentes: Lic. Alejandra


Galiano- Lic. Agustina Cedolini

Mayo de 2019

1
ÍNDICE

ÍNDICE ............................................................................................................... 2

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 3

DESARROLLO ................................................................................................... 4

A) Presentación, generalidades, caracterización, y análisis institucional


institución/servicios de la rotación. ................................................................. 4

B) Proceso del equipo interdisciplinario. .................................................. 18

C) Trabajo en los Servicios según los objetivos de la rotación propuestos


por la Residencia. ......................................................................................... 23

D) Reflexión teórica sobre el concepto de “Dispositivo” ........................... 27

E) Desarrollo y sistematización de experiencias: dispositivos grupales de


salud mental y equipo itinerante. .................................................................. 34

F) Presentación de caso clínico .................................................................... 46

REFLEXIONES/CONCLUSIONES ................................................................... 55

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................ 57

FICHA DE EVALUACIÓN................................................................................. 60

ANEXO ............................................................................................................. 61

2
INTRODUCCIÓN
El presente informe tiene por objetivo dar cuenta de las prácticas y
articulaciones teóricas llevadas a cabo durante la rotación por el Centro de
Salud Nº 61 del Barrio Solidaridad, y por la comunidad de dicha zona de
responsabilidad. La misma se desarrolló de Enero a Mayo de 2019; y, según lo
estipulado por el equipo de Instructoría (2019), los objetivos para dicho período
fueron los siguientes:

Objetivo general de rotación

1-Conformar un equipo de abordaje territorial “itinerante” en salud mental con


base en el Centro de Salud N° 61 del B° Solidaridad, Área Operativa LV.
M.S.P. Provincia de Salta.

2-Crear un dispositivo territorial de atención en salud mental junto a diversos


actores de la comunidad: vecinos, profesionales, grupos, instituciones, entre
otros.

Objetivos específicos de rotación

1-Brindar una atención integral en Salud Mental, priorizando a las personas que
presentan padecimientos subjetivos, promoviendo su inclusión sociocultural
desde un abordaje que combine la atención personalizada necesaria y diversas
actividades colectivas.

3
DESARROLLO

A) Presentación, generalidades, caracterización, y análisis


institucional institución/servicios de la rotación.

En primer lugar pretendemos mencionar brevemente algunos aspectos a tener


en cuenta en lo que respecta al contexto nacional, provincial y comunitario lo
cual determina las coordenadas macro y micro contextuales a fin de enmarcar
las prácticas e intervenciones. Ello en virtud de que también son factores que
influyen en la salud mental de la comunidad y que reflejan modos de pensar y
hacer en Salud Mental. Es necesario mencionar estos aspectos, en primer
lugar porque esto condiciona las prácticas y, en segundo lugar, porque analizar
las lógicas dominantes permite no ser solidarios –en las prácticas- de aquellas
que no tienen perspectiva de derechos.

En líneas generales, podemos observar que coexisten lógicas y modos no sólo


diversos, sino también contrapuestos, y que el modelo de estado actual implica
cierta concepción de la salud mental y consecuentemente se desprenden de
ella prácticas y modos solidarios de dicha concepción. Desde finales de 201
hasta la actualidad el modelo de estado neoliberal de la Argentina aunque con
resabios de los modelos conservador y de bienestar. El primero se caracteriza
por los siguientes rasgos:

“No desarma ni destruye lo previo establecido (salvo lo que es


imprescindible para poder instaurarse), sino que lo transforma
parcialmente. Se aboca a la oferta de un servicio para quienes
pueden acceder al mismo, dejando el sistema público para la
atención de los menos pudientes. Pero el Neoliberalismo, no es
sólo un modelo económico, sino que posee una visión totalizante
que abarca tanto la dimensión política como la económica y la
cultural. Lo que resalta como importante es que queden
garantizadas las reglas del Mercado, buscándose el éxito
personal por medio de la competencia, lo que genera una gran
sobreexigencia. Esto se refleja en una sociedad que resulta
netamente individualista, donde lo diferente es percibido como

4
peligroso. Se produce así una fragmentación de lo social” (Di
Nella, 2013, p. 13)

Considera además la población como pasiva y la salud en términos de


rentabilidad y no como un derecho. Cuando la utopía neoliberal de la salud
como servicio privado se torna imposible y aparecen emergentes, entonces se
hecha mano del modo propio del estado de bienestar y se aboca solamente a
asistir y atender desde el paternalismo.

Todas estas características pueden leerse en fenómenos como los siguientes:

En el ámbito nacional cabe mencionar:

 Desaparición del Ministerio de Salud de la Nación como tal y su


incorporación al Ministerio de Desarrollo Social
 Implementación de la Cobertura Universal de Salud
 Intento de derogación del decreto reglamentario 603/13 de la Ley
Nacional de Salud Mental nº 26.657, finalmente no conseguido
 Lectura del anterior director de Salud Mental (Andy Blake) sobre la
función de las Residencias de Salud Mental como prescindibles e
incluso perjudiciales.

En la Provincia:

 Desaparición de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones y su


reducción (con las implicancias que ello tiene en lo presupuestario) al
estatuto de Coordinaciones. Esta merma de recursos (materiales y
humanos) afecta programas territoriales y de primer nivel, lo que
determina que todo vuelva a centralizarse en el Hospital Monovalente,
generando mayores costos en salud y mayor sobrecarga en el hospital.
 Reducción de horas guardias a profesionales no-médicos, dificultades
en el pago de las mismas a médico.
 Esfuerzos por modificar el estatuto de la carrera sanitaria promoviendo
la desigualdad entre disciplinas y saberes
 En el recorrido por las instituciones, aparecen nuevamente prácticas y
lógicas de salud mental solidarias de lo manicomial, biologicista,

5
monovalente, prácticas de control y estereotipos de peligrosidad; ya
existentes pero que parecen haber adquirido mayor impulso.

Pueden verse en estos breves ejemplos la concepción de salud subyacente, en


donde no pareciera ser vista como un derecho humano fundamental más allá
de lo expresado en los dichos explícitos.

Sin embargo también es necesario destacar que los movimiento que se


sostienen hace muchos años en nuestro país –y en el mundo- que consideran
a la salud como un derecho humano, y todas las prácticas que han permitido
instituir lógicas no manicomiales de la salud mental, también coexisten en la
actualidad. Los colectivos y actores que promueven estos modos de concebir la
salud y la salud mental, no han permanecido pasivos y continúan haciendo
claros esfuerzos, en ocasiones para acordar acciones y espacios posibles aún
dentro de los lineamientos y políticas generales que no contribuyen a su
perspectiva, apelando a la creatividad para servirse de lo que hay y hacer de
ello algo mejor. Ejemplos de ello son:

 El cambio del Director Nacional de Salud Mental, lugar desde el que se


intenta, con el panorama actual, promover una perspectiva comunitaria
en salud mental (jornadas, encuentros de capacitación, proyecto de los
MPGAP)
 Realización del censo Nacional de personas internadas por motivos de
salud mental, como forma de contar con herramientas para planificar la
política pública en compromiso con una perspectiva de derechos
humanos.
 La movilización de todos los colectivos de Salud Mental en contra de la
derogación del decreto reglamentario 603 que logró su cometido.
 En lo cotidiano se perciben prácticas y modos de hacer que siguen
apostando a una perspectiva de derechos

Insistimos en que, más allá de las condiciones macro que facilitan


significativamente determinados modos y prácticas, existe siempre la
posibilidad de encontrar espacios, brechas y actores/colectivos desde donde se

6
pueda abrir posibilidades de restitución de derechos para aquellos con quienes
trabajamos.

Para continuar el presente apartado, daremos cuenta de una breve lectura de


la realidad del lugar (Centro de Salud primero, Comunidad luego); ya que es en
este ámbito en donde se inserta nuestras prácticas y es el que determina las
particularidades del modo en que se llevarán a cabo.

Así pues, el centro de salud es una institución ubicada en la zona sudeste de la


ciudad de Salta, que es una zona poblada hace relativamente poco tiempo (19
años aproximadamente) y que sigue poblándose continuamente con
asentamientos a sus alrededores. Se caracteriza por ser un terreno poco
recomendado para habitar desde lo ambiental (presencia del vertedero San
Javier, contaminación proveniente del parque industrial, falta de parquización y
espacios verdes).

El acceso a la Salud es un asunto complejo ya que suele percibirse que las


instituciones de salud no dan respuesta a las necesidades de la población o sus
respuestas son insuficientes en términos de cantidad de turnos, horarios,
disponibilidad de profesionales, etc. Sin embrago las instituciones de salud
manifiestan sentirse excedidas por la cantidad y complejidad de las
problemáticas que cada una debe atender. Sumándose a esto la
implementación del sistema de turnos telefónicos por el número 148, el cual
satura las agendas de los profesionales, quienes se destacaron en los últimos
meses por realizar mayor cantidad de atenciones que las esperables desde los
niveles superiores. Sin embargo, parece ser que todo esfuerzo no alcanza a
cubrir las necesidades totales de la población, en las que se incluyen la solicitud
de controles médicos de la población escolarizada. Es importante mencionar
que –según convenio de gestión- aumentó en un 10% el número de personas
sin afiliación a prepaga u obra social, siendo en la actualidad el total del 80%;
por lo que la gran mayoría de la comunidad depende del sistema público de
salud siendo así esperable una sobrecarga en el mismo.

7
Cabe mencionar además que en el Centro de Salud se evidencia mayor
organización en general y en particular en lo administrativo y modos más
eficientes de comunicación entre los miembros del equipo de salud (que en
2016). El cambio en el modo de liderazgo y conducción del centro de salud
redundó en una mayor eficacia y eficiencia en la prestación de los servicios.
Las condiciones edilicias del Centro de Salud han mejorado significativamente.
Hay mayor bienestar y satisfacción por parte del equipo de salud: disponibilidad
de insumos necesarios según cada área, disponibilidad de presupuesto para
invertir en espacios de capacitación para el equipo, material para talleres, etc.

Otro punto que cabe destacar es que los Agentes sanitarios siguen siendo
poco valorados como recursos y referentes, especialmente por las
instituciones. Sin embargo, la comunidad sí sigue ubicándolos como referentes
en temas de salud y recurriendo a ellos como otro que está dispuesto a la
escucha y que tiene un saber.

A su vez, respecto de los servicios de rotación, no hay trabajador social en el


centro de Salud y el Servicio de Psicología está compuesto por dos
profesionales que cubren los horarios. En el mismo no sólo se realiza
asistencia, sino también actividades de promoción, prevención e intervención
en espacios comunitarios (por ejemplo en el merendero) trabajando tanto de
modo interdisciplinario como intersectorial (asesorías, consejerías, casos
clínicos conjuntos con otros profesionales, etc.). También forma parte activa en
los espacios de capacitación y Ateneos para los demás profesionales.

Por último se evidenció una mayor dinámica en la relación del centro de salud
con las instituciones del lugar (ateneos, reuniones, comunicaciones directas) y
mayor participación de los profesionales en espacios comunitarios (asesorías,
merendero, grupo de trueque). Sin embargo los profesionales manifestaron (en
devolución de informe realizado por el equipo) la articulación inter-institucional
como obstáculo en las prácticas cotidianas.

Por otra parte, al ámbito comunitario y de la zona de responsabilidad; respecto


de los primeros informes de intervención de los equipos RISAM, como era
estadísticamente esperable, la población continuó en crecimiento, siendo
actualmente alrededor de 21.000 personas aproximadamente (dato referido por

8
Jefa del Centro Salud). Lo cual implica mayor cantidad de personas a alcanzar
por los servicios de salud. Este crecimiento tuvo lugar en nuevos
asentamientos (Gauchito Gil, Virgen de Urkupiña). Existe un gran número de
personas que se asientan en estos terrenos inadecuados con características de
viviendas de infraestructura precaria, hacinamiento, sin servicios básicos (agua
de red, gas natural, instalación adecuada de luz), lo cual no es sin
consecuencias para la salud.

La población se caracteriza también por la confluencia de personas de diversas


culturas y lugares del interior de Salta y del país, de países vecinos como
Bolivia, Paraguay, Colombia. La mayoría viene en busca de oportunidades
laborales para mejorar una situación anterior aún más compleja; poseen
costumbres muy diferentes en todos los ámbitos de la vida (religioso, familiar,
modos de percibir el proceso de salud/enfermedad/atención); incluso
regionalismos o particularidades lingüísticas de ciertas zonas geográficas suelen
ser una dificultad en la comunicación con otros.

Respecto a las condiciones habitacionales y específicamente el hacinamiento,


llama la atención la diferencia significativa en relación al convenio de gestión
2017 en el que se registra un porcentaje del 70 % de personas que viven en
estas condiciones, mientras que en el 2018 la cifra desciende al 40%. Hasta la
fecha no se cuenta con información sobre el motivo de tal descenso. Como
hipótesis se puede pensar que la población se desplazó a los nuevos
asentamientos, disminuyendo este índice, pero aumentando las condiciones de
riesgo para la salud. A esto se le puede sumar cierta dificultad en el registro y
sistematización de esta información.

En el ámbito económico y laboral/ocupacional los ingresos de las familias


provienen generalmente de la Asignación Universal por Hijo y del trabajo
informal en la construcción en condiciones de precariedad. Aparece también
como novedoso gran número de personas que refieren que poseen un “plan
social” (que se suma a los ingresos por trabajos informales), el cual es
otorgado por referentes de algún partido político, cuya contraprestación
consiste en ir a marchas y actos políticos, como condición necesaria para

9
sostenerlo. Estos planes, según refieren, son otorgados desde Nación, con un
cupo para cada partido, para ser asignados a las personas. Cabe aclarar que al
momento de especificar el nombre del plan o los criterios para su ingreso,
refieren que no saben y no preguntaron, pero que depende exclusivamente de
la persona que los administra. Esto constituye una importante ayuda
económica para los sujetos, al mismo tiempo que los coloca en una mayor
vulnerabilidad por la dependencia y coacción que genera el clientelismo
político. Una minoría hace referencia al Plan “Ellas Hacen”, y en estos casos
realizan prestaciones en cooperativas de trabajo, brindando servicios de
mantenimiento a las instituciones públicas. Las mujeres en general, o bien se
dedican a tareas del hogar y el cuidado de los hijos, o bien trabajan como
empleadas domésticas y, en menor medida, en emprendimientos
independientes en sus casas como quioscos, verdulerías, etc.

En cuanto a lo educativo, en las entrevistas se observa con mayor frecuencia


jóvenes entre (19 y 22 años) que refieren haber comenzado una carrera
terciaria o universitaria. También en el ámbito comunitario se ofrecen
educativos formales y de capacitación en oficios (peluquería, manicura,
soldadura), siendo los mismos ocupados cada vez por una población más
heterogénea en relación al género (mujeres que se capacitan en soldadura y
varones que hacen el curso de manicura por ejemplo)

Las estructuras de familia que encontramos son de todo tipo -según Alejandro
Klein, 2006, pág 89 - : lo nuclear (lo singular), recombinadas (lo múltiple), sin
referencias (el desamparo). Pero en la mayoría de ellas se presentan
modalidades vinculares caracterizadas más bien por conflictos significativos que
devienen muchas veces en distintos tipos de violencia (de género, intrafamiliar,
intergeneracional). Se perciben también intercambios permanentes de roles y
funciones (por ejemplo, niños que cuidan a adultos o que solo trabajan, adultos
que desatienden a los niños). En otras familias, sin embargo, se percibe una
fuerte disposición a prestar ayuda a sus miembros flexibilizando roles y
funciones (por ejemplo, abuelas que ayudan a las madres y padres a criar a los
hijos para que estudien o progresen laboralmente). Las parejas se caracterizan
por la gran movilidad y fugacidad de los lazos que se establecen: se tienen

10
varias parejas e hijos con ellas, que duran poco tiempo, y que luego van
conformando familias ensambladas o recombinadas. Todo lo antes dicho como
generalidad, como lo que se encuentra con cierta frecuencia, pero hay familias
y parejas de todo tipo.

Es significativa la ausencia de vínculos de amistad, tanto en hombres como


mujeres jóvenes y adultos. Pareciera que la amistad es patrimonio más bien de
los adolescentes, y que los adultos sólo se relacionan con su familia de origen o
la que conformaron. Las relaciones entre los vecinos se polarizan: o son
aquellos que generan grandes conflictos e inconvenientes o prestan una ayuda
de vital importancia para tramitar situaciones problemáticas y/o cotidianas.

Los adolescentes aparecen muchas veces como los que denuncian los
malestares en la familia, como síntoma de ellas; y los que generan sufrimiento
a las familias con situaciones como problemáticas de consumo, violencia entre
grupos antagónicos de pares que en ocasiones funcionan como la única
referencia identitaria que el sujeto encuentra. A diferencia del primer
diagnóstico de nuestro equipo, se pudieron identificar muchos casos en los que
el embarazo adolescente no representa un problema para ellos y sus familias,
muchos fueron buscados o los que no, aceptados; sin presentarse como una
problemática y más bien incluyéndolo en el proyecto de vida. Este dato nos
pareció significativo ya que se repitió con frecuencia en los circuitos de
embarazo y recién nacido, en un promedio de edad de 16 años.

En términos generales pueden extraerse de esta lectura el hecho de que es una


población en la que numerosos derechos se ven vulnerados (vivienda,
educación, salud); consecuentemente estos devienen en factores de riesgo para
la salud mental de la población. Para justificar ello basta con recordar la
definición de la ley Nº 26.657 respecto de que la preservación y el
mejoramiento de la salud mental dependen de la “concreción de los derechos
humanos y sociales de toda persona” (Cap. II, Art 3). Ante estas dificultades,
los sujetos y colectivos van construyendo modos singulares de hacer con los
malestares y dirigiendo a los equipo de salud mental demandas diversas según
sus posibilidades, deseos, expectativas, etc.

11
Precisaremos pues de modo breve algunas de las demandas más frecuentes de
diversos conjuntos a los equipos de salud mental. La población adolescente,
demanda al equipo de salud mental, en general, un espacio para aliviar algo de
su sufrimiento, pero sin deseos de sostener o iniciar tratamientos. Consultan
mayormente por problemas vinculares en la pareja, la familia o grupos de
pares. Los niños en cambio, hacen por lo general síntomas en la escuela:
inquietud, desgano, dificultad para adaptarse a las normas de la institución; y
en la mayoría de las consultas se puede precisar que casi nunca se debe a
problemas neurológicos o cognitivos, sino más bien a cuestiones familiares. En
términos generales no hay preguntas acerca del malestar en los niños, aunque
viven situaciones muy complejas casi sin apoyos para transitarlas. Las mujeres,
que son quienes casi siempre, se hacen cargo de los niños, la casa y en
muchísimas ocasiones también son el sostén económico, se presentan a veces
en las consultas de salud mental con síntomas en el cuerpo que responden a
causas emocionales. Por lo general demandan ayuda en un momento agudo del
cuadro para, luego de cierta “catarsis”, abandonar todo tratamiento de salud
mental, que perciben como insostenible, ya sea por ser innecesario luego del
alivio momentáneo o por condiciones concretas de vida. Buscan generalmente
la contención en espacios comunitarios grupales no específicos de Salud o
Salud mental, por ejemplo cursos de manualidades, oficios, gimnasia, entre
otros. Los hombres en general no llegan al sistema de salud, y cuando lo hacen
es ante episodios agudos en el sentido médico. Casi no llegan por consultas de
salud mental a excepción de quienes son obligados a hacer tratamiento por
orden judicial, en situaciones de adicciones o violencia de género o familiar, o
quienes solicitan un certificado de apto psicológico para ingresar a una carrera
terciaria o a algún trabajo. Ellos, su gran mayoría casi no están en los hogares,
trabajan todo el día, en condiciones precarias y con cierto grado de vulneración
de sus derechos laborales. Es frecuente que los fines de semana se junten con
un grupo de pares, incluso los adultos, a alcoholizarse y/o a jugar al futbol; o
sólo permanecen en el hogar casi sin interactuar con su familia. Si bien, a
diferencia de nuestra primera lectura diagnóstica (2017), vemos más
involucramiento de los padres en relación a la crianza, cuidado, transmisión de

12
ideas, modos de ser/hacer; sin embargo, frecuentemente la paternidad se
asocia a la paternidad biológica y a la función de sustento económico. Lo
adultos mayores son reducidos en número y no se recibieron consultas de esta
franja etárea en salud mental, a excepción de las abuelas encargadas de la
crianza de sus nietos solicitando tratamiento psicológico o intervenciones desde
trabajo social por certificados de discapacidad o asesoramiento respecto de la
tenencia u otras consultas desde lo legal.

Respecto de los modos de respuesta de la comunidad ante las problemáticas


(ante los padecimientos subjetivos) continúa siendo la modalidad el resolver los
problemas en soledad sin uso de la palabra (“no recurro a nadie”, “me la
aguanto sola”, “no hablo con nadie”); en un segundo momento recurriendo o
bien al entorno íntimo –quien cuenta con él- o bien a las instituciones ante los
intentos fallidos de solucionar esas problemáticas. Respecto de los
padecimientos de salud mental se observa que en general las personas
acceden a la atención, pero la familia o referentes de estos pacientes
demandan también espacios de acompañamiento, orientación y contención,
que no se encuentran disponibles. Llegan numerosas demandas que podrían
ubicarse como la necesidad de un espacio de cuidados para quienes son
cuidadores. Sigue siendo muy frecuente en temas de salud y salud mental el
recurso a otros modos de saberes para solucionar los problemas, como
curanderos y “brujas” (muy común en situaciones de conflictos de pareja o
enfermedades graves de los hijos). En consultas y temas de salud mental en
general puede observarse que la demanda de solución suele venir
acompañada de un “no querer saber”, no hay preguntas sobre las causas de
los malestares –o la propia responsabilidad en juego- sino más bien una
demanda de solución por parte de un agente externo para poder continuar
luego con la cotidianeidad. Creemos que en esta posición subjetiva puede
tener que ver el hecho de que las condiciones concretas de existencia están
atravesadas por carencias y vulneraciones de derechos, que determinan que
otros asuntos (acceder a la comida, preservar la propia integridad física y
psicológica, etc) tengan prioridad respecto de aquellos, o que se requieran
soluciones más rápidas. Estas modalidades se sostienen en el tiempo.

13
Sin embargo, más allá de la existencia de demandas para solucionar
rápidamente los problemas, se observa además que en las demandas de
tratamiento psicológico –que han aumentado- cambió la idea que se tenía
sobre el tratamiento y el profesional: pues en la primera rotación la mayoría de
las personas no sabían ni podían decir de qué se trataba el espacio
terapéutico. Actualmente la mayoría lo percibe como un espacio de ayuda y
apoyo que brinda herramientas para que el sujeto resuelva sus dificultades. Es
decir, coexisten antiguos y nuevos modos de dar solución a los problemas.

En el ámbito comunitario y a partir del recorrido institucional realizado, pudimos


visualizar que si bien las instituciones de la zona continúan siendo las mismas,
a su vez, se encuentran en proceso de construcción nuevos espacios de
organización comunitaria, impulsados por lo general de manera conjunta entre
referentes institucionales y personas de la comunidad.

Se identificaron una multiplicidad de espacios recreativos y deportivos, los


cuales son sostenidos tanto por la municipalidad (clases de gimnasia en el
parque de la familia, talleres en el CIC), como por privados (escuela de boxeo,
clases de danzas, entre otros); y otros que sostiene la misma comunidad, como
los torneos de futbol de los sábados (femenino y masculino) como la utilización
de canchas de vóley y básquet disponibles para la comunidad. Cabe destacar
también que los espacios recreativos (cursos, talleres de actividades manuales,
etc.) son identificados como lugares de contención y sostén para muchos
sujetos. Allí comparten experiencias y situaciones comunes y se construyen allí
modos de hacer o de transitar con ciertos padecimientos (violencia de género,
dificultades en lo económico o en la crianza de los hijos, etc.). Creemos, por
tanto, que revisten gran valor en términos de salud mental y sus factores
protectores, no sólo por aportar experiencias satisfactorias a las personas, sino
por sostener en las dificultades constituyendo redes de apoyo, armando
vínculos que pueden llegar a ser significativos.

Se visualizan con mayor claridad diversos modos de organización de lo


comunitario: ante problemáticas puntuales, las propuestas de solución pueden
ser impulsadas por un representante de alguna institución, pero son finalmente
conformadas y sostenidas por los miembros de la comunidad. Se observa un

14
cambio hacia roles más activos y protagónicos en la solución de dificultades, y
una mayor percepción de la posibilidad de cambio del entorno en manos de los
propios actores sociales. Si bien en nuestra primera rotación algo de esto se
estaba gestando, dicho reconocimiento del papel como actor social era más
nominal que concreto. En la actualidad muchas de estas acciones imaginadas
se concretaron (denuncias colectivas, reclamos de recursos, grupos de apoyo,
sostenimiento en el tiempo de espacios comunitarios de contención).

En lo que respecta a datos cualitativos, obtenidos del transitar por los espacios
comunitarios, diversas entrevistas y de la aplicación de la herramienta de la
cartografía social realizada con un grupo de personas (en su mayoría mujeres)
que asisten a diferentes actividades que se llevan a cabo en el CIC de la zona,
se puede precisar como resultado que en su mayoría coinciden en que las
problemáticas prevalentes1 están relacionadas con la violencia en sus
diferentes tipos (de género, intrafamiliar, de grupos antagónicos e institucional),
el consumo problemático, el cual es enunciado en la mayoría de las veces
como adicciones y haciendo referencia al consumo de drogas ilícitas.

Se mencionan también como problemáticas las diferentes expresiones


relacionadas con la falta de empleo y la pobreza: problemas familiares,
dificultades en la comunicación adultos /adolescentes, analfabetismo,
hacinamiento, contaminación del medioambiente relacionándolo directamente
con la presencia del vertedero San Javier como foco de contaminación.

Cuando en la técnica de la cartografía, se indaga a cerca de los padecimientos


mentales con el fin de evaluar representaciones comunitarias construidas y los
modos de transitar de estas personas y sus familias dentro del barrio (qué
espacios se les otorgan, en torno a qué relatos) aparece como dato significativo
lo siguiente: las narrativas respecto de estas personas y sus familiares giran
siempre en torno a la peligrosidad, la exclusión y la necesidad de que
respondan por ellos instancias externas. Las vecinas expresan que hay sujetos
con padecimientos mentales severos o en estados agudos (“locos,
dicapacitados”) que generan en ellos gran temor por sus conductas (“te quitan

1
Ver Anexos Nº1: Datos proporcionados por el servicio de salud mental del centro de salud
sobre indicadores solicitados desde Área Operativa

15
las cosas, te quieren tocar”) al igual que al interior de sus propias familias. Esto
determina que las familias mismas se vean en cierto punto estigmatizadas por
el resto de los vecinos, y en su interior reproducen este aislamiento con la
persona con padecimiento mental. Para estas últimas -según los relatos-
quedan dos espacios posibles: el interior de sus casas o instituciones por fuera
del barrio (“llamamos a la policía y lo encierran pero un rato nomás y lo largan,
no encontramos solución”; “capaz que sería mejor que fueran al Neuro y estén
ahí”). Es decir que se pretende ubicar a estos sujetos en verdaderas
heterotopías, lugares otros, de exclusión, por fuera del circular cotidiano. Es
significativo el hecho de que si bien en lo discursivo la temática aparece con
gran fuerza y ocupó un lugar algo extenso en el tiempo; sin embargo no
aparece nada de esto en la representación gráfica: en términos de
territorialidad no hay espacios ni lugares para estos sujetos y sus familias.
Estas mismas apreciaciones se pueden observar en las consultas de los
familiares y usuarios en el Centro de Salud y en expresiones de los
profesionales.

Por lo que puede leerse, la temática de violencia sigue teniendo un lugar


destacado (aunque llamativamente no se discriminan casos de violencia
intrafamiliar y de género), pudiendo pensarse la familia como el lugar en donde
se hace síntoma respecto de ciertas carencias y derechos vulnerados. Por otra
parte las adicciones (así nombradas por los actores sociales), si bien son una
problemática sentida y mencionada en la comunidad, estos pacientes o bien no
llegan a consulta en el Centro de Salud (por asistir a otros circuitos de atención
o no asistir) o bien puede pensarse en una dificultad en los registros. A su vez,
los intentos de suicidio y autolesiones (tampoco diferenciadas) son recurrentes
–según los profesionales- en las consultas de los adolescentes principalmente.
Sin embargo, este número no es tan significativo en los datos. En relación a
ello, los adolescentes mencionan en general estos intentos como relacionados,
en parte, a la falta de contención familiar (observado por diversos equipos
RISAM). Aparece así lo familiar como espacio posible a fortalecer, como ámbito
de intervención potencial en función de las necesidades sentidas, de los datos
recabados y de que la oferta institucional en este sentido no es tan amplia.

16
Profundizando acerca de las formas de solución y los lugares en los que estas
problemáticas tienen algún tipo de respuesta se mencionan las siguientes:

En relación al consumo refieren que es necesario en primer lugar solicitar


ayuda, lo cual en muchas ocasiones no es algo común ya sea por prejuicio o
por descreimiento. Los lugares que se identifican como de respuesta son el
centro de salud, el CIC, al DIAT, las diferentes Iglesias, la familia, la comunidad
y el grupo de autoayuda San Remo que asiste a los hogares.

En relación a la violencia también plantean como necesario la búsqueda de


ayuda institucional y la contención familiar. Entre los espacios en los que
pueden buscar este tipo de ayuda mencionan el centro de mediación, el centro
de salud, la policía y la fiscalía.

Es necesario destacar que, en cuanto a las formas de solución, en la mayoría


de los espacios (institucionales y comunitarios) se reitera la importancia de
pedir ayuda y las dificultades en la comunidad para solicitar algún tipo de
ayuda, ya que el recurso más utilizado es transitar en soledad los diferentes
tipos de padecimiento.

Si bien las problemáticas de salud y específicamente las relacionadas a la


salud mental en la comunidad son muchas, todas ellas atravesadas por
condiciones concretas de existencias caracterizadas por la pobreza y
vulneración de derechos, desde el equipo seguimos insistiendo en la lectura de
que existen una multiplicidad de espacios y ofertas para dar respuestas a las
diferentes problemáticas que se presentan (mencionadas como recursos de la
comunidad -formales e informales-), pero continúa siendo clara la dificultad en
la articulación entre ellas. Ello nos hace pensar que tanto las intervenciones
realizadas por este equipo como por los equipos siguientes (reuniones y
jornada de Red, recursero, etc) requieren aún de ciertas precisiones para lograr
efectos más sostenibles a largo plazo.

A partir de esta lectura y de los objetivos de rotación es que se llevaron a cabo


las propuestas de intervención que se detallarán en el punto E del presente
informe.

17
B) Proceso del equipo interdisciplinario.

En primer lugares destacaremos que la incorporación del equipo a los


servicios, la institución y la comunidad resultó sencilla en virtud del recorrido
anterior que dejara como saldo vínculos de trabajo sólidos; al mismo tiempo
que la apertura de los actores (otras instituciones, comunidad) fue un facilitador
para la inserción. También queda la impresión de que el crecimiento del equipo
y los aprendizajes en resolver ciertas situaciones permitió que seamos
convocadas de otro modo al trabajo, de forma tal que realmente nos sentimos
parte del equipo del Centro de Salud.

Si bien se tratará de dar cuentas de la cuestión del equipo elegimos no hacer


más precisiones respecto de esta rotación en particular, sino poner en palabras
algo del proceso del equipo durante estos tres años. A lo largo del recorrido, el
grupo comienza a constituirse en una realidad psíquica (en tanto construcción
subjetiva particular que no necesariamente se condice con la realidad de las
ciencias, realidad “objetiva”) en sí misma, con rasgos particulares que le son
propios. ¿Qué podemos decir que constituye la particularidad de este equipo?
Fundamentalmente una posición, que, creemos, trae como consecuencia las
otras. Ello es el reconocimiento de una dimensión en juego, más allá de lo
dicho, de lo explícito, de lo “objetivo”; podría decirse el reconocimiento de la
dimensión inconsciente en juego que nos determina marcando ciertos caminos
posibles y al mismo tiempo nos abre otros, otorgándonos márgenes siempre
nuevos de libertad. El equipo está compuesto por dos personas, una que
estudia y practica el psicoanálisis, por lo que no desconocer dicha dimensión
es una necesidad ética. Para la otra, la apertura a esa dimensión, aunque sin
precisar al principio nominación para ella, era algo dado. Es sabido que hay
sujetos que tienen una particular apertura y percepción de lo inconsciente –por
ejemplo ciertos artistas- aunque nada sepan del psicoanálisis. En resumen, una
disposición a sabernos sujetos atravesados por multiplicidad de coordenadas
propias, que no son sin efectos en las prácticas y que debemos precisar y
conocer para poder hacer ejercicios de la profesión más saludables y éticos.
Otros podrían hablar de la cosmovisión de cada sujeto, de la personalidad, del
modo en que toman las decisiones, del modelo vincular al que responden…se
tratará pues de lo mismo: la necesidad de localizar aquello que hace de cada
18
uno de nosotros seres singulares (representaciones, afectos, modos de estar
en el mundo, posiciones ideológicas, políticas) y que inciden en las prácticas.
Este ejercicio de analizarse uno mismo como si fuera otro, es complejo;
creemos que los procesos de análisis que cada una de nosotras transita ha
facilitado este recorrido. De ningún modo pretendemos elevar esto al estatuto
religioso y sostener: “el psicoanálisis es la única salvación posible para todos
los sujetos!!”. Simplemente reconocemos en ello una herramienta de lectura, de
trabajo y de observación sobre nosotras misma que resultó útil.

Retomando entonces, reconocer la dimensión inconsciente implica la


responsabilidad subjetiva: en cada cosa que hacemos o no, en cada error o
acierto, en las cosas que recordamos u olvidamos, estamos cada una como
sujeto, o estamos ambas como equipo. Así, si olvidábamos siempre el turno
con determinada paciente, o si llegábamos tarde a una actividad repetidas
veces, o si no encontrábamos tiempo para el trabajo en equipo, o de pronto
sentíamos que de los otros (instructores, docentes, colegas, etc.) siempre
recibíamos los mismos tipos de mensajes (órdenes demasiado restrictivas por
ejemplo, o excesivas indicaciones); la primera respuesta no era “culpar” a otros
por lo sucedido, sino hacernos un tiempo para preguntarnos en qué punto
nosotras mismas determinábamos, sin saberlo, tales situaciones.

A su vez, hemos tenido siempre presente la diferencia entre impotencia e


imposible. Cuando alguien se sabe responsable, comprende que hay cosas
que representan para cada quien en particular una imposibilidad: “yo no puedo
hacer X”. sin embargo existen otras situaciones que responden a un imposible:
“ni yo ni nadie podría, pues es imposible”. Esta diferenciación no es un detalle,
pues en el recorrido por las prácticas nos encontramos muchísimas veces con
la sensación de un “no poder”. Creemos que, en parte, ello se debe a que el
ingreso a la residencia pone en tensión numerosos aspectos ideales y
exigencias que deben traducirse en prácticas concretas en medio de una
realidad compleja que implica decisiones sobre la vida de otros seres humanos.
Se encuentran entonces, los ideales de la formación profesional, con los
ideales de la Residencia, con los de cada sujeto en particular; todo ello arriba a
un campo de múltiples prácticas dominadas por las lógicas más diversas
(hegemónicas y manicomiales, desmanicomializantes, punitivas, con

19
perspectiva de derechos, etc.) y puestas en juego en cada uno de los sujetos
con los que trabajamos, con todas sus particularidades. Allí el desafío que se
presentó siempre al equipo: ¿Cómo operar en medio de todo ello? Allí, de
nuevo lo inconsciente como respuesta: en función del deseo (ética) puesto en
juego de cada una, que deberá encontrar un modo único y novedoso (poética)
de hacer, siempre que sea posible, con lo que hay. El reto ha sido la reflexión
permanente para no convertir nuestras impotencias en un imposible. Y el deseo
de cada una y del equipo, como sujeto diferente a ambas (pues sujeto e
individuo no son sinónimos) permitió abrir y apostar siempre a la creación de
condiciones de posibilidad para prácticas que consideraran siempre tanto la
particularidad de cada situación como los derechos en juego.

Por otra parte, identificamos en el equipo una negativa a la serialidad, un


rechazo a hacer serie. Si bien los espacios académicos de formación invitan –y
en cierto punto está bien que así sea, es necesario- a un “todos por igual”;
creemos que en ocasiones es necesario reflexionar en qué aspectos y bajo qué
condiciones conviene dicha uniformidad y cuándo no. Por ejemplo, al ingreso a
la residencia, era un factor común a los equipos la existencia de cierto malestar
al interior de los mismos, algunos en mayor medida que otros. ¿De qué se trata
construir un equipo?, pues bien, de tener significativos malestares con los otros
con que se trabaja. Algo de eso leímos muy al comienzo de nuestra residencia.
A esta idea que nos había sido comunicada casi como premisa imposible de
sortear es que, luego de reflexiones y conversaciones, decidimos oponernos.
Nuestro interés estaba puesto sin lugar a dudas en el trabajo, pero ambas
concebíamos los espacios de trabajo como lugares en donde los vínculos son
fundamentales para lograr la eficiencia en el mismo y evitar excesivos
malestares subjetivos. A su vez, ambas habíamos tenido experiencias
anteriores de trabajo en equipo durante largos períodos sin malestares.
Efectivamente luego de tres años podemos dar cuentas de un recorrido con
desacuerdos y disensos que no se convirtieron en conflictivas para el equipo,
sino en resortes para pensarse y trabajar. Cabe mencionar también que el
equipo cuestionó modos de hacer muy antiguos en la residencia (recibimiento a
los equipos ingresantes, por ejemplo) proponiendo una nueva forma posible,
que fue aceptada por los otros actores y sostenida por ellos. Ser parte de la

20
serie sí, pero no siempre. Todo ello es también consecuencia del
reconocimiento de cada quien como sujeto único y que, por tanto, configurará
modos únicos de hacer en equipo.

Cabe destacar también que las respuestas que hemos recibido de los otros
(efectos, en parte, de nuestra posición), han sido también únicas: percibimos
que nos han autorizado, habilitado, que han confiado en nosotros y nos dieron
(en lo que correspondía que así fuera) márgenes de libertad para hacer y
decidir. Las restricciones que se nos impusieron fueron las mínimamente
necesarias y exigibles en un sistema de formación como la residencia, en lo
demás las posibilidades fueron infinitas.

Cabe mencionar además la percepción que el equipo tiene sobre ciertos


aspectos de sí mismo. Ello implica cierta confianza en la otra, suponiéndole un
saber específico no sólo desde la disciplina, sino respecto de ciertas
habilidades que les son propias a cada miembro; el reconocimiento del margen
de error y la posibilidad de falla siempre presente y como oportunidad de
aprendizaje. Suponemos que algún saber vamos construyendo, pero que este
es siempre incompleto y que debe ser puesto a prueba cada vez, junto con
otros. Precisamente, junto con otros, en conversaciones entre el equipo y con
Instructoría, pudimos elaborar una breve y sencilla conclusión respecto del
proceso del equipo: logramos atravesar los obstáculos y dificultades propios de
las prácticas y de los momentos subjetivos particulares de cada miembro, de
modo tal que encontramos la manera de extraer de cada momento un
aprendizaje y de transformar incluso los malestares y desacuerdos en
posibilidades de aprendizajes o crecimiento. Las pautas y formulaciones claras
de funcionamiento del equipo respecto de las normas de convivencia y trabajo,
y el respeto de las mismas facilitaron siempre los procesos. Como todo lazo
social, no se trata de la relación entre iguales (pues es una posibilidad no dada
por la estructura de los discursos que regulan todo vínculo humano), sino que
existe una asimetría siempre presente. El hecho de que dicha asimetría no se
haya transitado con malestar o haya acarreado efectos negativos se debe,
creemos, al hecho de que los lugares nuestros no han sido jamás rígidos: en
ocasiones una coordinaba y dirigía determinada acción (ya sea por poseer
competencias específicas o por cualidades personales que lo facilitaban) y en

21
otro momento era la otra quien lo hacía. En ocasiones ambas nos
encontrábamos en el lugar del agente o del Otro de un discurso, único
momento posible de algo parecido a la “igualdad u horizontalidad”. Seguimos
afirmando que lo que otorga toda su riqueza al trabajo en equipo es la
flexibilidad de que disponen sus miembros para ocupar diversos lugares, y
como consecuencia lógica, la capacidad que tenga cada miembro para
renunciar a posiciones y modalidades fijas y estancas, inmodificables en el
tiempo. Cabe mencionar por último que, sin lugar a dudas, hay también algo de
la contingencia que ayudó al buen encuentro del equipo, sin embargo cuando
la contingencia era un factor desestabilizante, decidimos servirnos de ella para
hacer de lo que sucedía otra cosa, algo mejor.

Como dijéramos al principio, todo lo antes dicho forma parte de la realidad


psíquica, es decir probablemente no haya datos objetivos que lo corroboren, es
una construcción subjetiva que, aunque opere con igual fuerza que ella, no
necesariamente se corresponde en todo con la realidad. En definitiva todo lo
antes dicho es sólo una ilusión –con todos los efectos que estas pueden tener
en la realidad-. La ilusión de un vínculo de equipo pacífico, aunque con
diferencias, que funcionó de modo tal que se tradujo en algunas prácticas
concretas eficaces y éticas; y en errores valiosos. En este punto nos
preguntamos junto con Freud: ¿Cuál es el porvenir de esta ilusión? Sabemos
que ella recubre, al igual que toda ilusión, una verdad terrible y poco feliz:
“Como para la Humanidad en conjunto, también para el individuo la vida es
difícil de soportar” (Freud, 1927, p. 2968). El porvenir de esta ilusión que el
equipo constituye, es su disolución; y tal como lo expresa la cita, sin esta
ilusión tal vez un aspecto de la vida, el laboral, será más difícil de soportar. Sin
embargo, estamos dispuestas a seguir construyendo ilusiones porque “Para
que haya una ilusión debe existir un deseo que quiera ser realizado, una
realidad que quiera ser cambiada, una historia que quiera ser modificada, un
ideal que quiera ser realizado” (Del Cueto y Fernández, 2003, p. 79); y
podemos ubicar ya estas condiciones de posibilidad en otros que nos rodean
hoy.

22
C) Trabajo en los Servicios según los objetivos de la rotación
propuestos por la Residencia.

En el presente apartado pretendemos presentar brevemente las actividades


que realizamos en nuestra rotación en función de los objetivos propuestos,
haciendo mención, en primer lugar, a la perspectiva que nos orienta en salud
mental comunitaria y, en segundo lugar, en qué actividades concretas llevamos
esta perspectiva a la práctica. Cabe mencionar que no nos detendremos en la
descripción de dichas actividades dado a que serán desarrolladas en el
apartado “E” y ejemplificadas en la presentación de un caso en el apartado “F”.
Partimos de la Ley Nacional N° 26.657 de Salud Mental que impulsa la
transformación del sistema de atención en salud desde un modelo de abordaje
comunitario en salud mental, el cual debe ser reflejado tanto en la planificación
de políticas públicas como en la reorganización de los servicios. Partiendo de
entender la salud mental desde el paradigma de derechos, como construcción
social/individual, histórica, política; condicionada tanto por cuestiones
inherentes a la diversidad etaria, cultural como de género; superándose la
mirada desde el binomio salud enfermedad. Entendemos que estas líneas de
acción impulsan e implican la readecuación del trabajo desde la
intersectorialidad (no solo desde salud) y el trabajo en red, la creación de
dispositivos sustitutivos al manicomio y a las instituciones de encierro, todo
esto garantizando el acceso de los usuarios del sistema de salud mental y
creando sistemas de apoyo.
“Un modelo de abordaje comunitario es por definición colectivo
y participativo. Esto requiere construir espacios de vinculación,
encuentro y empoderamiento que construyan y motoricen
respuestas posibles…” ”..(Sedronar, 2014)
Carballeda nos propone pensar a la comunidad como si fuera un texto, que nos
dice algo acerca de la comunidad: sus expresiones sociales y culturales, sus
modos de interpretar la realidad, formas de vincularse y de hacer. Pensar las
intervenciones desde este modelo implica tener en cuenta la particularidad, las
dimensiones subjetivas, intersubjetivas que se construyen entre los diferentes
actores sociales. Es necesario reconocer la complejidad de los lazos sociales,
las redes de relaciones en tanto procesos dinámicos de salud-enfermedad-

23
atención-cuidados; y así, leer lo territorial en clave social desde un
acercamiento a las particularidades que se presentan en la escena comunitaria
sin perder de vista que las mismas corresponden a un texto macro y son
expresiones de la cuestión social.
Desde esta perspectiva una de las estrategias priorizadas es la promoción de
salud mental comunitaria, cuyo objetivo es propiciar la transformación de
lazos comunitarios hacia vínculos solidarios y la participación hacia la
constitución de la propia comunidad como sujeto activo en transformación de
sus realidades, generando condiciones propicias para la toma de decisiones
conjunta sobre el propio proceso de salud-enfermedad-cuidados (Bang, 2010).
Considerando estos ejes y de acuerdo al Marco de Referencia para la
Formación del Equipo de Salud, Residencias Interdisciplinarias en Salud
mental, se espera que el residente al finalizar su formación
“...estará capacitado para implementar estrategias de salud
mental comunitaria, incorporando acciones de promoción,
prevención y asistencia y rehabilitación social, desde una
perspectiva de continuidad de cuidados, utilizando las diferentes
modalidades disponibles en la red sociosanitaria local y regional.
Asimismo podrá intervenir en la atención de la salud mental de las
personas en su comunidad, promoviendo el abordaje
interdisciplinario y la articulación intersectorial, para su inclusión
social...” (Marco de Referencia, 2015).

En el marco de lo planteado, en nuestra breve rotación por el centro de salud,


nos propusimos profundizar la perspectiva comunitaria en cada una de
nuestras intervenciones, ya sea en el consultorio o en los espacios grupales y
comunitarios, buscando garantizar el acceso a la salud y la prevención,
atención e inclusión a personas que presentan padecimientos subjetivos.
Cabe aclarar que las atenciones realizadas dentro del centro de salud, fueron a
partir de las entrevistas en los circuitos de embarazadas y recién nacidos, las
consultas espontaneas y en menor medida en la consejería en salud sexual y
asesoría en salud integral de adolescentes. En estas atenciones, como
referimos anteriormente, más allá de realizarse dentro de las cuatro paredes
del consultorio, buscamos siempre tener en cuenta la perspectiva de salud

24
mental comunitaria, con todo lo que ella implica (lectura en clave social,
atravesamientos históricos, culturales, etc.)
En las atenciones en consultorio, realizamos entrevistas conjuntas y otras
individuales, teniendo en cuenta la particularidad de la situación. Es así que, en
ocasiones usuarias que consultaban en uno de los consultorios
específicamente (psicología o trabajo social), en tanto lo considerara la
profesional que hacía la primera entrevista, se realizaba o no la interconsulta,
tanto con la compañera de equipo como como otros miembros del equipo del
centro de salud. Cabe aclarar que más allá de quienes participaban en las
entrevistas, el abordaje siempre tuvo en cuenta la perspectiva interdisciplinaria
(con espacios de conversación de equipo antes o después).
Estas atenciones en consultorio, en muchas ocasiones se fueron ampliando
hacia lo intersectorial y comunitario, a partir del acompañamiento a otros
espacios (Talleres, grupos, fiscalía, comedor, entre otros). En este punto, la
gran diversidad en cuanto a los recursos comunitarios fue un facilitador de
articulaciones, a fin de trabajar con abordajes más integrales y buscando
implementar la modalidad de referencia/contrarreferencia.
En cuanto a las intervenciones grupales, las mismas se realizaron teniendo en
cuenta tres puntos:
 La breve actualización diagnóstica (problemáticas y recursos
comunitarios)
 Los objetivos de la rotación.
 El tiempo real para llevarlas a cabo la propuesta.
A partir de lo antes mencionado se propone:
 Equipo itinerante, con el objetivo de promover las articulaciones
necesarias desde la propia práctica con las instituciones de la
comunidad a fin de optimizar los recursos disponibles.
 Conformación de un Grupo de Apoyo Mutuo en salud mental.
 Fortalecimiento del grupo de familiares y referentes de usuarios de salud
mental.
Estas propuestas serán desarrolladas en al apartado E.

Para finalizar creemos que es importante profundizar en la perspectiva de la


Atención Primaria de la Salud y la importancia de todos los determinantes de la
25
misma, ya que, generalmente en el ámbito de la salud (en los discursos de los
mismos equipos y en decisiones políticas) pareciera haber una cierta
supremacía de lo biológico por sobre lo social.
Para pensar políticas y prácticas inclusivas, terminar con la monovalencia y
promover atenciones en primer nivel y hospitales generales es necesario
revisar las lógicas de pensamiento y que orientan el accionar de los equipos de
salud, sin dejar por fuera los atravesamientos macro contextuales (políticos,
económicos, sociales y culturales). “Se propone, entonces, una práctica integral
que incorpora la dimensión subjetiva, histórica y social tanto en el abordaje de
poblaciones como de sujetos singulares. Práctica que se desplaza de la
“ontología de la enfermedad” al sujeto, produciendo una “clínica ampliada” que
requiere de nuevos modos de gestión del trabajo en salud: horizontalización y
articulación entre especialización e interdisciplinariedad”
Podemos pensar, entonces como refiere Alicia Stolkiner que
“…el éxito del campo de la Salud Mental sería su desaparición
para incorporarse en prácticas sociales de salud-enfermedad-
cuidado en las que la dimensión social y subjetiva haya sido
restituida”
Si bien creemos que este es el horizonte, reconocemos que las lógicas que
impulsan la fragmentación no pueden ser pensadas por separado de las
condiciones concretas en las que se producen estos pensamientos, las cuales
mencionamos al inicio del presente trabajo, donde referimos la vuelta a un
Estado neoliberal, y la coexistencia de un proceso de mercantilización de la
salud y la vigencia de derechos sociales universales.

26
D) Reflexión teórica sobre el concepto de “Dispositivo”

Dentro de los objetivos propuestos se estipula la creación de un “dispositivo”


territorial para la atención en salud mental, junto a otros actores de la
comunidad. Este punto despertó particularmente el interés del equipo y nos
invitó a buscar precisiones teóricas en torno a dicho constructo teórico. Ello
porque es un término que suele utilizarse de modo muy generalizado en el
campo de la Salud Mental y, en ocasiones, parece referirse a realidades muy
diversas entre sí: “un dispositivo grupal”; “el dispositivo analítico”; entre otros.
Teníamos que partir entonces de una revisión del concepto de dispositivo,
trabajo que había comenzado incipientemente en nuestra rotación de primer
año por la zona, al llevar a cabo el trabajo con la “Red Solidaria” 2. Para tal
recorrido retomaremos las referencias indicadas por Pablo Peusner (2015),
pero volviendo a algunas de las fuentes originales que allí se mencionan.

Cada vez que se menciona la palabra dispositivo, el nombre de Michel Foucault


es una referencia ineludible. Se suele citar siempre la definición que el mismo
da de este concepto en una entrevista de 1977, que el comité de redacción de
la revista de psicoanálisis “Ornicar?” (compuesto por Jacques-Alain Miller, Guy
Le Gaufey, Alain Grosrichard, Judith Miller, Gérard Wajeman y Catherine Millot)
decide titular como “El juego de Michel Foucault”. En ella, comienzan a
preguntarle a Foucault sobre su libro, “Historia de la sexualidad”, acto seguido
solicitan que precise el sentido y la función metodológica del dispositivo, en
tanto el libro trata del “dispositivo de sexualidad”. A ello, el entrevistado
responde la definición de dispositivo que se hizo más conocida, al menos en el
campo de las ciencias sociales:

“Lo que trato de situar bajo ese nombre es, en primer lugar, un conjunto
decididamente heterogéneo, que comprende discursos, instituciones,
instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas
administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales,
filantrópicas; en resumen: los elementos del dispositivo pertenecen tanto a

2
Ver informe correspondiente del equipo, mayo de 2017, biblioteca RISaM

27
lo dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red que puede
establecerse entre estos elementos.

En segundo lugar, lo que querría situar en el dispositivo es precisamente


la naturaleza del vínculo que puede existir entre estos elementos
heterogéneos. Así pues, ese discurso puede aparecer bien como
programa de una institución, bien por el contrario como un elemento que
permite justificar y ocultar una práctica, darle acceso a un campo nuevo
de racionalidad. Resumiendo, entre esos elementos, discursivos o no,
existe como un juego, de los cambios de posición, de las modificaciones
de funciones que pueden, éstas también, ser muy diferentes.

En tercer lugar, por dispositivo entiendo una especie -digamos- de


formación que, en un momento histórico dado, tuvo como función mayor la
de responder a una urgencia. El dispositivo tiene pues una posición
estratégica dominante. Esta pudo ser, por ejemplo, la reabsorción de una
masa de población flotante que a una sociedad con una economía de tipo
esencialmente mercantilista le resultaba embarazosa: hubo ahí un
imperativo estratégico, jugando como matriz de un dispositivo, que se fue
convirtiendo poco a poco en el mecanismo de control-sujeción de la
locura, de la enfermedad mental, de la neurosis”.3

En gran parte de la bibliografía consultada suele considerarse sólo la primera


parte de la definición otorgada por Foucault que es sin embargo, desde nuestra
perspectiva, la parte de la entrevista que menos pistas da sobre el dispositivo.
De todos modos de lo antes expuesto pueden extraerse ciertas precisiones.
Primero la idea del dispositivo como una red que puede establecerse entre
elementos heterogéneos que pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho
(elementos discursivos, ideológicos, edilicios, etc.). Segundo, que la relación
entre esos elementos implica cierto cambio de posición y de funciones. Y,
tercero, que el dispositivo surge en un momento histórico particular para
responder a una urgencia: tiene una posición estratégica dominante, su matriz
es un imperativo estratégico que puede convertirse en un mecanismo de
control-sujeción.

3
Extraído desde http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2009/07/michel-foucault-el-juego-de-
michel.html

28
Interrogan luego a Foucault sobre si lo que caracteriza a un dispositivo es un
tipo particular de génesis, a lo que responde:

“(…) yo vería dos momentos esenciales en esta génesis. Un primer


momento que es en el que prevalece un objetivo estratégico. A
continuación, el dispositivo se constituye propiamente como tal, y sigue
siendo dispositivo en la medida en que es el lugar de un doble proceso:
proceso de sobredeterminación funcional, por una parte, puesto que
cada efecto, positivo o negativo, querido o no, llega a entrar en
resonancia, o en contradicción, con los otros, y requiere una revisión, un
reajuste de los elementos heterogéneos que surgen aquí y allá.
Proceso, por otra parte, de perpetuo relleno estratégico”.4

De lo que puede extraerse que hay dos momentos en el surgimiento de un


dispositivo: uno en que prevalece el objetivo estratégico y otro de relleno
estratégico. Menciona además algo significativo: que una vez echado a andar
surgen contradicciones internas entre los elementos del dispositivo y que
implican además ciertos efectos negativos que pueden ser no calculados en su
objetivo inicial.

Continúa la entrevista con la pregunta sobre la relación entre lo que antes


llamara Foucault como “episteme, saber, formaciones discursivas” y su reciente
mención de “dispositivo”; a lo que responde:

“Respecto al dispositivo, me encuentro ante un problema del que


todavía no he conseguido salir. He dicho que el dispositivo era de
naturaleza esencialmente estratégica, lo que supone que se trata de
una cierta manipulación de relaciones de fuerza, bien para
desarrollarlas en una dirección concreta, bien para bloquearlas, o para
estabilizarlas, utilizarlas, etc... El dispositivo se halla pues siempre
inscrito en un juego de poder, pero también siempre ligado a uno de los
bordes del saber, que nacen de él pero, asimismo, lo condicionan. El
dispositivo es esto: unas estrategias de relaciones de fuerzas
soportando unos tipos de saber, y soportadas por ellos. En Las palabras
y las cosas, al querer hacer una historia de la episteme, me quedaba en
un impasse. Ahora, lo que querría hacer es tratar de mostrar que lo que

4
Ídem

29
llamo dispositivo es un caso mucho más general de la episteme. 0 mejor
que, la episteme es un dispositivo específicamente discursivo, en lo que
se diferencia del dispositivo, que puede ser discursivo o no discursivo, al
ser sus elementos mucho más heterogéneos.5

Es decir que todo dispositivo entraña cierta relación con el saber -que da origen
al dispositivo y lo condiciona- y una circulación del poder entre los elementos
que lo componen, éste –lo especifica más adelante en la entrevista- como red
de relaciones no ubicables en ningún elemento en particular.

Hasta aquí, hemos extraído una definición –aunque algo compleja- del
dispositivo, las condiciones y procesos de su surgimiento así como sus
características y las posibles consecuencias de su puesta en marcha. En este
punto de la lectura surgió la conexión de lo obtenido de este recorrido con
lecturas del equipo6 Se nos presentó la idea de ciertos puntos de convergencia
de la noción de dispositivo con la idea de discurso de Lacan (Seminario XVII)
Las tres puntuaciones mencionadas no pueden menos que recordarnos a lo
que Lacan denominó discursos: una serie de elementos que establecen entre
sí ciertas relaciones que implican cambios de posiciones y, consecuentemente,
cambio de su función según las posiciones; surgen además en un momento
histórico y tienen también una dominante. Esta definición es de 1977, como se
dijo, momento en que Lacan ya había elaborado su construcción sobre los
cuatro discursos (1969-1970). Sin embargo puede percibirse que el concepto
de dispositivo es más abarcativo que el de discurso, finalmente no se trata de
lo mismo.

Continuando entonces con el recorrido temporal de estas referencias, en 1988


(París) en un encuentro internacional titulado “Michael Foucault, filósofo”,
Deleuze presenta un trabajo que se titula precisamente “¿Qué es un
dispositivo?”. Explicitará aquí que se trata de “(…) una especie de ovillo o
madeja, un conjunto multilineal (…) compuestos por líneas de diferente
naturaleza (…) que no abarcan ni rodean sistemas cada uno de los cuales

5
Extraído desde http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2009/07/michel-foucault-el-juego-de-
michel.html
6
Durante el transcurso de la rotación contó el equipo con dos espacios de formación en donde
se reflexionó sobre el concepto de dispositivo y donde ambas retomamos la noción de Lacan
sobre los discursos.

30
sería homogéneo por su cuenta (el objeto, el sujeto, el lenguaje) sino que
siguen direcciones diferentes, forman procesos siempre en desequilibrio (…)”
(p. 155)

Menciona Deleuze también, que hay dos dimensiones que Foucault distingue
en un dispositivo: curvas de visibilidad (modo de distribuir lo que se ve y lo que
no se ve configurando objetos particulares) y curvas de enunciación
(posiciones diferenciales de sus elementos); agregando: “(…) los dispositivos
son (…) máquinas para hacer ver y máquinas para hacer hablar” (p. 157). En
tercer lugar menciona como propio del dispositivo la existencia de líneas de
fuerza, el saber y el poder, que atraviesan a todos los elementos en todos los
sentidos posibles y que casi no pueden diferenciarse de estos. Agregará
finalmente que Foucault precisó las líneas de objetivación (las propias fuerzas
vuelven sobre sí mismas generando efectos) y líneas de subjetivación (proceso
de producción de subjetividad). Menciona que esa línea de subjetivación es la
única que escapa a las líneas anteriores: no constituye un saber ni un poder,
“se escapa”; y que, en tanto se escapan de estos dos, son “especialmente
capaces de trazar caminos de creación”. Aunque, advierte, no es seguro que
tal línea sea posible en todo dispositivo. Esta última dimensión de los
dispositivos será de particular interés para el desarrollo de las intervenciones,
tal como fueron pensadas para esta rotación (desarrollo en punto siguiente).

Resumiendo, Deleuze define y caracteriza al dispositivo, proporcionando una


imagen: un entramado de diversas líneas en tensión; las cuales no operan
sobre un objeto que está allí a priori, sino que dicho objeto se construye.
Además, da a ver y a hablar, rechazando los universales, y permitiendo que a
partir de todo ello, se constituya algo del orden de lo novedoso; tiene también la
inmensa capacidad de poder romper y transformar con lo anterior. En este
punto es que se podrían encontrar resonancias con el llamado dispositivo
analítico: pues suele oírse que el sujeto no es algo que está dado ahí de
antemano, sino que surge por medio de una operación precisa, como resultado
de un significante que se dirige a un significante cualquiera instaurando así la
transferencia y permitiendo el surgimiento del sujeto (en tanto es lo que
representa un significante para otro significante).

31
Continuando con el recorrido por esta noción, cabe mencionar que desde el
año 1999, e impulsado por la sociología el concepto de dispositivo experimentó
un gran desarrollo, que comenzará por la necesidad que se hizo evidente para
los estudiosos de precisar el término reubicándolo en sus orígenes, desarrollo,
funciones, etc.

Avanzaremos mucho más aún para llegar al año 2010, en el que George
Agamben da una conferencia en la Universidad de La Plata denominada
también: “¿Qué es un dispositivo?”. El autor retoma las dos referencias antes
citadas aquí (entrevista a Foucault y conferencia de Deleuze), y propone una
minuciosa reconstrucción histórica del término desde lo filosófico primero y lo
lingüístico luego, trayendo las ideas de Hippolyte, quien a su vez retoma a
Hegel (distinción entre religión natural y positiva). De ello destacaremos sólo
que el término dispositivo, deriva según entiende Agamben, del de
“positividad”: concepto que implica aquello que surge en un momento histórico
determinado y es impuesto a los individuos desde el exterior, tiene una función
reglamentaria y coercitiva.

Al trabajar sobre el origen epistemológico de la palabra, Agamben menciona su


origen latino en el término “dispositio”, que a su vez deriva de la voz griega
“oikonomía”: “administración de la casa”. En este sentido, “(…) la economía
designa una práctica y no un saber epistémico, práctica que puede aparecer
incluso no conforme al bien y que debe ser juzgada sólo en el contexto de las
finalidades que persigue” (Peusner, 2015, p137). Agamben insistirá en que
dicho sentido se conservó siempre en la noción de dispositivo; junto con un
fuerte componente proveniente de la Teología: pues se usó para dar cuenta de
ciertas praxis de la divinidad sin que involucrara en nada su ontología. Ello sólo
refuerza el acento puesto del lado de las prácticas, pero siempre prácticas que
apuntan a lo coercitivo.

Las corrientes actuales de sociología han propuesto ampliar la idea de Foucault


y sus sucesores, del control y la coerción como finalidad de los dispositivos, de
su sentido de determinación de conductas, pensamientos, etc.; y proponen, en
cambio, cierta dimensión de indeterminación en todo dispositivo. Dispositivos

32
benevolentes en el sentido que soportan y admiten cierto margen de error,
aumentando el grado de libertad posible. (Peusner, 2015).

Llegados a este punto tomaremos de todo el recorrido, daremos pues una idea
de lo que entendemos finalmente por dispositivo, sus características y su
finalidad ya que será ello lo que oriente nuestras prácticas y permitirá que todo
lo construido no sea letra inútil, sino orientación para la intervención.

El dispositivo será pues un conjunto de elementos diferentes entre sí, que


pertenecen tanto al orden de lo dicho como de lo no dicho; y que establecen
entre ellos posiciones que varían, haciendo variar con ellas sus funciones.
Surgen en un momento histórico determinado con el fin de orientar las fuerzas
que en él intervienen de determinado modo, no sólo con fines coercitivos, sino
también apostando a abrir espacios de posibilidad para la existencia de líneas
de subjetivación que den lugar a lo nuevo, a aquello que no estaba allí (función
estratégica posible). En el dispositivo intervendrán el saber y el poder, pero
pudiendo ser sorteados de modo diverso por las líneas de subjetivación.
Además el dispositivo jamás se trata de lo universal, sino de lo particular; y es
menester estar advertidos de que pueden surgir de él efectos negativos no
calculados. Tomaremos en resumen, las ideas de Foucault precisadas por
Deleuze y a ello sumaremos la perspectiva sociológica actual sobre la
existencia de “dispositivos más benévolos”. Esto último por dos razones: en
primer lugar porque pensar en dispositivos de control difícilmente sea solidario
de una perspectiva de derechos y de la autonomía que se pretende para cada
sujeto; y por otra parte, desde el psicoanálisis se pretende para todo sujeto
grados de libertad creciente que contemplen su particularidad, imposible desde
lo coercitivo que genera un modo peculiar de sujeción y sometimiento.

33
E) Desarrollo y sistematización de experiencias: dispositivos grupales
de salud mental y equipo itinerante.

En este apartado recordaremos que, dentro del primer objetivo de rotación se


solicitaba:

 “Crear un dispositivo territorial de atención en salud mental junto a


diversos actores de la comunidad: vecinos, profesionales, grupos,
instituciones, entre otros”.

Creemos que un objetivo de rotación es sin lugar a dudas algo con lo que
debemos cumplimentar, pero que no es suficiente por sí mismo para iniciar una
práctica o proyecto, ya que contempla las necesidades de formación del equipo
más que otros varios factores que suelen considerarse a la hora de armar un
proyecto. Creemos sin embargo que para la formulación de dicho objetivo,
desde Instructoría, se tuvo en cuenta el recorrido y las lecturas de los
anteriores años por el barrio y de allí surgió la propuesta.

Retomando la lectura de la actualización diagnóstica comunitaria realizada en


el territorio, como construcción simbólica, identificamos que no hay lugar y
espacio (entendidos en términos de Carballeda como movilidades y posiciones
articuladas por el lazo), para las familias y sujetos con padecimiento mental;
incluso observamos que surge como un punto de inmensa fuerza sobre el que
no se dice ni se habla más que en momentos confidenciales, secretos. Lo que
aparece en este territorio en particular como necesidad de ocultar y excluir el
padecimiento mental creando para él lugares ”otros”, es una expresión micro
de lo que se da también en la ciudad. Nosotras, como trabajadoras de salud
mental nos vemos convocadas en este punto, en función de que las personas
con padecimiento mental y sus familias son sujetos cuyos derechos se ven
vulnerados al ser invisibilizados, y no hay, la mayor parte de las veces, más
que respuestas de exclusión para los mismos, generando padecimiento
subjetivo significativo.

A partir de ello nos preguntamos cómo hacer una modificación para fomentar la
apertura de verdaderos espacios de inclusión comunitarios para estos sujetos y
sus familias. Recordaremos pues que Foucault habla de los “espacios otros”

34
(1967) y los denomina “heterotopías”, que son “los lugares que la sociedad
acomoda en sus márgenes, en las zonas vacías que la rodean; lugares
reservados para los individuos cuyo comportamiento se desvía en relación a la
media o a la norma exigida”. Nos preguntamos entonces ¿Cómo hacerles un
lugar a sujetos para los que la sociedad ha pensado y calculado ya, espacios
otros, espacios marginales? Un modo, creemos, es poner en acto resistencias
a la inercia que determina que estos sujetos han de circular siempre por
espacios otros: talleres especiales para pacientes, empresas sólo para
pacientes, instituciones y hospitales sólo para “locos” o para pacientes de
“salud mental”. ¿No es una respuesta posible acaso trabajar con la comunidad
para poder ir construyendo conjuntamente espacios comunes que alojen “lo
otro”? 7. Trabajar con la comunidad en la instalación de un dispositivo era la
apuesta y ello porque un dispositivo, pensado bajo ciertas condiciones, permite
el surgimiento de lo novedoso. Creemos también que en este sentido, el
dispositivo, mediante sus líneas de visibilidad y enunciación, permite dar a ver y
a hablar sobre algo nuevo construyendo así territorios diversos al cambiar las
narrativas: instalar relatos de los “padecientes mentales, usuarios de salud
mental, pacientes, locos, etc” circulando y construyendo su vida cotidiana y
sosteniendo vínculos en espacios comunes, en espacios con otros que ya no
se traten de la exclusión ni marginación para ellos ni para familiares.

Contando con el equipo mismo como recurso humano, que en virtud del poco
tiempo de intervención disponible y de los tiempos de la residencia (aunque
vinieran equipos posteriores) particulares que en ocasiones dificulta la
inmediata continuación de las rotaciones para sostener las prácticas iniciadas;
se convoca otros actores que sí pudieran y quisieran continuar con la
perspectiva de trabajo y con los dispositivos, porque creyeran en su valor y
necesidad. De los encuentros con mujeres del grupo de trueque surgen
referentes interesadas en formar parte del proceso, y el ofrecimiento de actores
del CIC a acompañar. Tenemos entonces quiénes: la residencia, AMAPADEFA
(por su historia de trabajo previa, por el nexo que tiene con el CIC, y es una
institución que nuclea y aloja a todos aquellos denominados “sujetos
inesperados” que las instituciones excluyen); referentes comunitarios y

7
(2018, trabajo del equipo siendo R2)

35
usuarios de servicios de salud mental en diversos niveles y referentes
institucionales. El dispositivo será grupal en virtud, no sólo de que es el
objetivo, sino de que abrir líneas de subjetivación dentro de un dispositivo
permite nuevos modos de producción de subjetividad que sea precisamente
con otros y ya no en aislamiento.

El lugar para el dispositivo sería el CIC y ello porque en las lecturas y


reconstrucción de las cartografías este lugar aparece asociado a un espacio de
contención y de construcción posible de los espacios que cada uno desee. Se
dijo del lugar “siempre está abierto, todos vienen, es para todos, aquí es como
que uno se siente que los problemas ya son menos o que otros te van a
acompañar”. En este lugar que “es para todos” se habilitarán pues
posibilidades de circulación para el padecimiento mental que aparece como
eso otro que genera rechazo. Por último, en la multiplicidad de oferta
institucional comunitaria, son problemáticas no contempladas más que de
modo particular e individual en el consultorio de psicología o trabajo social (que
atiende al sujeto con padecimiento o a sus familiares o referentes). Decidimos
entonces poner en marcha los llamados: Grupo de Apoyo mutuo en salud
mental y Grupo para familiares y referentes. Las propuestas de trabajo del
equipo surgen así, a partir la lectura diagnóstica –recursos y necesidades
comunitarias-, de los objetivos planteados desde Instructoría, las revisiones
teóricas y teniendo en cuenta también los tiempos reales con los que
contamos. Cabe mencionar que decidimos convocar a la Asociación
Amapadefa, ya que como recurso comunitario en salud mental tiene una gran
trayectoria, y podría sostener y acompañar un proceso que posiblemente
llevara más tiempo. Es así que se propone la continuidad del “grupo de
familiares” en la zona y la conformación de un “grupo de apoyo mutuo” para
usuarios. Desde la asociación existían además planteos previos sobre la
necesidad de llevar a cabo las reuniones en espacios barriales, como modo de
no seguir siempre sujetos a las instituciones de salud mental.

De la experiencia con el Grupo de familiares

A fin de contextualizar la experiencia, en primer lugar mencionaremos que


Amapadefa es una Asociación de familiares y usuarios que está orientada a

36
trabajar en relación a la salud mental por la inclusión de los usuarios en la
comunidad y acompañamiento mutuo entre las familias o referentes afectivos
de usuarios de salud mental. Si bien desde la conformación de la asociación se
viene desarrollando diversas actividades, el grupo de familiares comienza a
reunirse nuevamente con el acompañamiento de nuestro equipo el año pasado,
enmarcado en aquel momento como parte de las intervenciones con
perspectiva comunitaria y grupal durante la rotación en el servicio de Agudos
del Hospital Ragone.

En sus inicios, en la búsqueda de generar un proceso participativo durante las


primeras reuniones surgió la demanda de los familiares por tener mayor
información acerca de la salud mental (origen de los padecimientos mentales,
ley de salud mental, entre otros temas propuestos). Esta etapa se puede
identificar como la pre tarea en el proceso grupal. Con el tiempo el grupo fue
creando una identidad propia y una tarea que los convoca: la de acompañarse
mutuamente a fin de realizar propuestas e intervenciones para favorecer el
acceso a ciertos derechos que son vulnerados en sus familiares (previsional,
laboral, educativo, etc.).

Actualmente Desde el equipo Risam en el marco de una rotación por primer


nivel y, a partir de la realización del diagnóstico comunitario antes mencionado:
teniendo en cuenta que en la zona de influencia del Centro de Salud Nº 61 no
se visualizan espacios comunitarios que den respuesta a la problemática por la
que atraviesan familiares y usuarios de los servicios de salud mental, es que
pensamos que la Asociación AMAPADEFA como un recurso comunitario
orientado a acompañar y buscar de manera conjunta respuestas ante las
situaciones de padecimientos mentales y las situaciones de vulneración de
derechos que las familias tienden a atravesar en soledad .

Es así como de manera conjunta con los referentes de la asociación se decide


convocar nuevamente a los familiares y referentes afectivos de aquellas
personas que se encuentren atravesando situaciones que generen un malestar
significativo en su salud mental y en su vida cotidiana. El mismo se llevó a cabo
los días jueves a las 16 hs en el CIC Calor Xamena del B° Solidaridad, con la

37
participación de personas de la comunidad y familiares que ya venían
participando desde el inicio del grupo.

La modalidad de trabajo con la que se acompaña al grupo es la de grupo


operativo basado en la tarea, esta última definida por medio del consenso
como se mencionó al inicio a partir del acompañamiento y la realización de
actividades y/o intervenciones orientada a favorecer la inclusión y el respeto
por los derechos de las personas que atraviesan por algún padecimiento
mental. Esta tarea no fue definida desde el inicio, o más bien se definía de
manera efímera en cada encuentro, y fue mediante un proceso de construcción
conjunta que fue tomando forma de objetivo a seguir.

Pretendemos detenernos en este punto a fin de dar cuenta de un aspecto


sumamente valioso que fue producto de la reflexión del grupo y tiene que ver
con la necesidad de identificar aquello que es común a la mayoría de los
miembros del grupo: vulneración de derechos y exclusión social de las
personas con padecimiento mental y la necesidad de “hacer algo” en pos de
“subsanar” esta situación.

Estas situaciones de exclusión tienen que ver con concepciones sobre salud
mental y discapacidad instaladas en la sociedad y en las instituciones de la
misma, las cuales llevan a acciones paternalistas, asistencialistas y en muchos
casos discriminatorias. Desde el mismo grupo se asumen ciertas prácticas que
sostienen estas lógicas, que al inicio se ponen de manifiesto en las propuestas
como las de “crear espacios específicos para los usuarios”, refiriéndose tanto a
lo laboral como a lo recreativo. Estas propuestas fueron cuestionándose los
mismos usuarios y familiares a lo que el equipo técnico acompañó desde el
saber específico, brindando ciertas herramientas para profundizar en los
mismos.

De estos espacios, de cuestionar estas concepciones que se ven fuertemente


arraigadas en las familias, instituciones, así como en la comunidad, es que
surgen reflexiones sobre situaciones concretas de la vida cotidiana y la
necesidad conocer más sobre cuestiones legales, derechos y modelo social de
discapacidad- proceso instituyente, con la consecuente intervención y
acompañamiento mutuo. Por ejemplo: incorporación a cursos o talleres para la

38
comunidad, acciones legales en relación a situaciones de discriminación en
instituciones públicas, entre otras.

Por último, consideramos importante destacar, en lo que refiere a las acciones


llevadas a cabo en este breve tiempo con la Asociación Amapadefa, que el
funcionamiento del grupo de familiares que ya estaba conformado, tuvo la
posibilidad de retomar sus actividades en un espacio comunitario como los es
el CIC del Barrio Solidaridad, aportando a la comunidad y a la vez recibiendo
aportes de la misma; permitiendo a la vez el acompañamiento del equipo
técnico que busca fortalecer los recursos de la comunidad ya que son en fin los
que pueden dar respuestas más inclusivas en cuestión de salud mental.

Como proyecto futuro del grupo de familiares se planteó la posibilidad de abrir


espacios comunitarios de difusión (revista, radio, charlas en escuela y espacios
comunes) que permitan al conjunto social incorporar la perspectiva de
derechos en relación a la salud mental. el trabajo del grupo continúa hasta la
fecha con apertura para la incorporación de acompañamiento de los equipos
RISAM.

Grupo de apoyo mutuo en salud mental

Se trabajó de modo conjunto con referentes de AMAPADEFA,y referentes


comunitarios en la formulación de lo que sería el grupo de apoyo mutuo. En
este proceso se contó además con la supervisión y apoyo de Alan Robinson,
quien ya lleva a cabo y sostiene grupos de apoyo mutuo en salud mental hace
tres años, por lo que ciertas características del encuadre del grupo se basaron
en estas conversaciones y construcciones conjuntas.

Así pues comenzaron a funcionar el grupo de apoyo mutuo para personas con
padecimiento mental en el CIC del barrio, los días jueves de 14 a 16 hs. El
grupo quedó finalmente conformado por aproximadamente seis (cantidad
siempre variable) personas de edades entre 24 y 62 años, hombres y mujeres,
con diagnósticos diversos como “esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno
obsesivo compulsivo, retraso madurativo, etc”; algunos de ellos con
tratamientos por un equipo profesional, y otros prescinden del mismo. Se llevó
a cabo la primera reunión en la que comenzó a conformarse el grupo (aunque

39
nunca de modo definitivo ni cerrado). Los objetivos de este primer encuentro,
además de armar el grupo, era el de poder situar un coordinador del grupo que
fuera usuario o ex usuario de los servicios de salud mental (ya que se
considera que posee un saber desde la experiencia); y explicar el encuadre del
grupo: tiempo y espacio, funcionamiento, marco que lo sostiene y reglas del
mismo. Entre estas últimas se establecieron tres reglas que todo el grupo debe
respetar:

a) Evitar el cuerdismo: ningún integrante puede valorar las acciones,


sentimientos, pensamientos, percepciones, etc. de otro en términos
de si es razonable o loco. La enunciación de esta normativa produjo
como efecto visible la circulación libre de la palabra y abrió la
posibilidad de que algunos usuarios pudieran hacer referencia a sus
alucinaciones o delirios en un ámbito de seguridad y confianza, sin
sentirse juzgados. Hecho, este último, que fuera destacado y
valorado por dos de los participantes al finalizar el encuentro. (“en
ningún lado se puede hablar así de las voces y de las locuras de uno
porque todos te miran mal o no te hablan más”).
b) Evitar el capacitismo: ningún miembro determinará qué es capaz o
incapaz de realizar otro miembro, no será el grupo el que limite las
posibilidades de autonomía e independencia de un compañero/a.
c) Evitar el machismo: es decir evitar toda acción, palabra o actitud de
desvalorización o sub valoración de otro sólo por su género.

Creemos que estas tres reglamentaciones son valiosas de sostener ya que


apuntan a aquello que escapa a las líneas fuerza de saber y poder del resto de
los dispositivos, y en tanto escapan, serán verdaderos espacios de
construcción de subjetividades. Subjetividades libres de todos los
impedimentos, narraciones y discursos que lo social ha estipulado para lograr
el control y exclusión de estos sujetos. El objetivo central del grupo será,
además de dar y recibir apoyo, construir narrativas nuevas y propias respecto
del propio padecimiento, abriendo posibilidades, sin parámetros ni
profesionales en tanto puedan ser limitantes, ni sociales en tanto sean
excluyentes.

40
Continuando con el encuadre, se especificó que quien quisiera proponerse
como coordinador del grupo debería cumplir las siguientes funciones: hacer
cumplir el horario y las normas; permitir que circule la palabra en el marco del
respeto (sin obligar a hablar y respetando quien quiera permanecer en
silencio). Esta función puede ser ocupada por otro una vez que quien esté a
cargo no deseara hacerlo más. Uno de los usuarios se propuso como
coordinador y solicitó registrar por escrito y volver a precisar el encuadre
grupal. Explica que su interés es que ninguna persona sea sometida a
situaciones de exclusión, criminalización por el sólo hecho de haber recibido un
diagnóstico de salud mental. El resto del grupo aceptó este coordinador. La
función del coordinador es necesaria en tanto uno que oriente las fuerzas y
acciones grupales

Si bien en la primera reunión también participaron familiares y profesionales, en


las reuniones siguientes sólo participará una de nosotras en calidad no de
profesional, sino de un sujeto más que integra el grupo y que ayuda a su
sostenimiento. No formarán parte ya del grupo ni los familiares (que en
ocasiones pudieran resultar un obstáculo para el libre desarrollo de su familiar
en el grupo, limitando por motivos diversos la participación y libre expresión del
sujeto en cuestión) ni profesionales. Esto deviene también de un profundo
convencimiento: el sujeto con padecimiento mental requiere para su
rehabilitación o mejoría de otros, esos otros no serán ni siempre ni
exclusivamente profesionales. Los otros de quienes necesitan se encuentran
en la comunidad, los barrios, es por eso que otros modos de atención en salud
mental que no propicien la perspectiva comunitaria no serán eficaces. Los otros
serán un apoyo en la medida en que se puedan rehabilitar construyendo
nuevas representaciones, narraciones, discursos y territorios para la inclusión
de los sujetos con padecimiento mental.

Otro aspecto que se aclaró respecto del encuadre del grupo, es que no se trata
de un grupo terapéutico, por ello no requiere la presencia de profesionales, sino
de un grupo de apoyo mutuo con el objeto de acompañar a otros y sentirse
acompañado en el tránsito de situaciones difíciles que impacten en la salud
mental, como también del modo en que cada uno transita los tratamientos,
instituciones y etapas que se relacionan con el restablecimiento de su estado

41
de salud. Se trata de crear redes con otros, en espacios y ámbitos
comunitarios, fuera de las instituciones específicas de salud, tal como afirma la
Ley 26657 que es el derecho de todo sujeto.

A medida que los encuentros del grupo se fueron sucediendo, empezaron a


aparecer temas, preguntas, decires, acciones y posicionamiento como efectos
del grupo (visualizados como lectura del equipo y explicitado por los usuarios):

 Las llamadas por el discurso de la ciencia “alteraciones


sensoperceptivas”. Los sujetos comenzaron a mencionar que
escuchaban voces, veían cosas que otros no y eso era algo que jamás
habían hablado delante de otros que no fueran profesionales y que, sin
embargo, formaban parte de su vida cotidiana
 El manejo del dinero y la determinación de capacidades y autonomía en
la toma de decisiones: ¿por qué otros deben manejar su dinero sin que
ellos mismos supieran nada al respecto ni decidieran en función de sus
posibilidades? Aspecto laboral: ¿quiero/puedo trabajar?, “nunca aprendí
a trabajar porque me dijeron que no puedo hacer nada”
 La vivienda y el vivir con otros: ¿es necesario para todo sujeto que
atraviesa esta situación vivir siempre acompañado? ¿?qué sistemas de
apoyo y en qué puntos los necesita? ¿Cómo construir esos sistemas de
apoyo con otros y en lugares comunitarios, elegidos?
 La educación y el tratamiento: ¿las instituciones de “tratamiento” son
instituciones educativas o de salud?¿podemos estudiar una carrera?
¿pueden negarnos el acceso a la educación por el diagnóstico que
tenemos o por estar en tratamiento?

Estos son sólo algunos de los temas que han surgido, que han suscitado
preguntas en el grupo. La modalidad es invitar siempre a la pregunta para
abrir espacios de construcción de ideas nuevas, pero no es el grupo el que
dará la respuesta, menos una cerrada; en todo caso cada quien contará
qué le sirvió desde su experiencia.

42
Las temáticas que surgieron fueron traduciéndose además en acciones
concretas: algunos relatan que hubo espacios de apoyo y acompañamiento por
fuera del grupo (tramites), una usuaria solicito a su asesora que se retome el
proceso legal a fin de contar con su pensión suspendida y vivir en otro lugar por
situaciones de violencia intrafamiliar; realizaron también autogestión de
celulares a fin de tener una herramienta más de comunicación común a todos.

Otro de los efectos ubicables fue el inicio de un proceso de cambio de


posicionamiento de los usuarios. Al principio del grupo se notaba en los
usuarios una posición de cierta dependencia y falta de autonomía en la toma
de decisiones, que, creemos, es efecto en parte de las concepciones y
representaciones sociales: tienen recorridos institucionales, familiares, y con
profesionales que siempre han acentuado lo que NO pueden ni saben.
También se encontraron con espacios y personas que apostaran a sus
capacidades (por ejemplo algunos profesionales de MarqAy, la asociación,
parientes, etc). Cuando se propone un espacio de total libertad y toma de
decisiones autónomas, de responsabilidad de cada uno en la medida de sus
posibilidades; surgen los modos de respuesta instituidos: no deciden, sino que
solicitan autorización, permiso para hacer, para circular. A medida que
transcurre el proceso del grupo esta posición va cediendo. En uno de los
últimos encuentros, tras asistir a una jornada, se pregunta a los usuarios si
querían o no llevar a cabo la reunión del grupo, la respuesta fue “haremos lo
que Ud diga”. Se señala que la decisión es del grupo no de un sujeto sólo. Tras
un momento de malestar por el señalamiento, el grupo decide que sí hará la
reunión. Es un camino en el que aún queda mucho por recorrer, porque al
volver a sus lugares cotidianos vuelven a encontrarse con lógicas capacitistas o
de heteronomía.

De la experiencia como equipo itinerante

El primer objetivo propuesto para nuestra rotación era el siguiente:

 “Conformar un equipo de abordaje territorial “itinerante” en salud mental


con base en el Centro de Salud N° 61 del B° Solidaridad, Área
Operativa LV. M.S.P. Provincia de Salta”.

43
En este punto como equipo de salud mental al pensar como llevar a cabo este
objetivo, retomamos lo planteado acerca del modelo comunitario:

Desde el modelo comunitario mencionado en apartados anteriores se plantea


que las personas que lo conforman dinamizan los lazos relacionales de la
comunidad local para que las acciones de articulación puedan llevarse a cabo.

A partir de allí advertimos que en nuestras prácticas realizamos intervenciones


orientadas por tal modelo y por ello, desde el inicio nos conformamos como
equipo itinerante en la medida en que circulamos por los diferentes espacios
facilitando lazos entre instituciones, sujetos, espacios, etc. Con el fin de realizar
articulaciones diversas que permitan abordar la complejidad de las
problemáticas con intervenciones más integrales.

Retomando la lectura del diagnóstico comunitario en relación a la multiplicidad


de ofertas y recursos institucionales y comunitarios, y siendo la falta de
articulación lo que muchas veces impide soluciones más eficaces y
optimización de recursos, es que, nosotras, como equipo itinerante en salud
mental, realizamos el abordaje territorial, tomando como tarea la de facilitar la
articulación entre diferentes instancias/instituciones a fin de promover un
trabajo en red y garantizar el efectivo acceso a los servicios de salud u otros
derechos a los sujetos.

Como equipo itinerante en salud mental, partimos de una perspectiva de


trabajo con enfoque de derechos, que tiene en cuenta al sujeto en situación, sin
perder de vista el contexto macro y orientados hacia la promoción de una salud
integral. Por tal motivo, al inicio de nuestra rotación, nos propusimos circular de
manera informal por los espacios comunitarios a fin de propiciar algunas
articulaciones que pudieran aportar sumando otras formas de hacer en el
trabajo en red, que no es necesariamente o únicamente por la vía de reuniones
formales, sino a partir de fortalecer los canales de comunicación ya existentes y
con lógicas más integrales. La presencia del equipo en espacios comunitarios a
razón de las más diversas actividades (jornadas, encuentros, ferias) tuvo
siempre como finalidad mantener y hacer más sólidos los lazos con el fin de

44
facilitar articulaciones futuras, como así también la finalidad de identificar
posibles espacios de intervención. Por ejemplo en un acto comunitario por el
día de la mujer, nos llega la consulta por una madre, por medio de un referente
institucional que nos conocía, que solicitaba acompañamiento para su hijo con
consumo problemático. Luego de este espacio el equipo realiza visitas
domiciliarias, entrevista a familiares, y se constituye en nexo entre la familia y el
DIAT de Bº San Benito, punto particular que impedía que el sujeto llegara a
tratamiento (ni la familia se acercaba ni la institución podía llegar allí).
Finalmente el sujeto comienza a participar en el dispositivo, al igual que la
familia.

Se visualiza además, que muchos actores comunitarios realizan


actividades/intervenciones a fin de responder a algo en común que les
preocupa, y las mismas se repiten en diferentes ámbitos de manera aislada. Lo
mismo sucede con abordajes en salud por ejemplo: una misma persona que
asiste al centro de salud con problemáticas diversas, es quien solicito en algún
momento ayuda en la comisaria, lleva a sus hijos a la escuela y participó en
algún espacio comunitario; desde todos estos actores se realizan grandes
esfuerzos para brindar contención y acompañamiento, pero siempre (o la
mayoría de las veces) con la sensación de no poder hacer lo suficiente ante las
limitaciones propias de cada institución para abarcar la complejidad de la
problemática.

Por lo mencionado es que insistimos en pensar a las personas y comunidades


desde la complejidad, lo cual requiere un acompañamiento integral. Creemos
que este acompañamiento integral no necesariamente puede y debe ser
abordado desde una única área/institución, sino que es a partir de una
articulación eficiente, comprometida y que articule los recursos propios de las
personas y su entorno social y comunitario.

45
F) Presentación de caso clínico

A continuación se presentará un caso clínico atendido desde el Centro de


Salud. La elección del mismo se debe a que permite dar cuentas del trabajo
disciplinar, interdisciplinario e intersectorial, al mismo tiempo que representó un
desafío y un aprendizaje para el equipo.

Se trata de una mujer de 33 años de edad, que vive en el Barrio Solidaridad y


solicita turno por orden judicial, tras una denuncia que ella realiza a su ex
pareja por violencia de género. Tiene cinco hijos y un nieto, con los cuales
convive: cuatro mujeres (18, 12, 14 y 7 años respectivamente) y un hijo de 16
años. El nieto es hijo de su hija mayor y tiene 9 meses. Todos los hijos se
encuentran escolarizados. La paciente posee una vivienda precaria, no posee
ocupación remunerada. Su ex pareja cobra el salario de sus hijos y además le
dieron de baja en un plan social que cobró durante un par de meses, por lo que
no posee ingresos más que el dinero que el padre de sus hijos decida pasarle
para la manutención de los mismos. Respecto de la vida cotidiana de la
paciente, la misma se dedica al cuidado de la casa y los hijos y a tratar de
conseguir medios de subsistencia. Refiere que no cuenta con redes de apoyo y
contención: ni amigas ni familiares, sólo con el padre con quien conversa en
ocasiones pero que no representa para ella apoyo significativo y una hermana
que cuida de sus hijos en ocasiones. Al principio del tratamiento se encontraba
en pareja, pero tras dos meses se separa. El padre de sus hijos estuvo preso
por violencia de género (verbal, económica, psicológica, física) tras las
denuncias que ella misma le radicara. Luego de que el sujeto obtiene la
libertad, ambos –ella y el padre de sus hijos- tienen como medida judicial la
restricción de acercamiento. Menciona además que él presenta consumo
problemático (de varios años de evolución, con una frecuencia casi diaria y en
cantidades que no puede precisar) de alcohol y episodios de intoxicación
alcohólica, a los que se asocian la violencia.

46
Genograma

33

18 16 14 12 7

9m

Psicología

Se precisarán brevemente los momentos lógicos del caso, un diagnóstico de


estructura, las intervenciones realizadas y los efectos producidos a partir de las
mismas; y cómo todo ello se enlaza con el trabajo interdisciplinario e
intersectorial.

a) Al comienzo: instalar una demanda y el olvido…


En la primera entrevista la paciente se presenta solicitando tratamiento
psicológico para cumplir con un requerimiento judicial:

Y: “Me manda el juez a que haga tratamiento psicológico y lleve una


constancia. Esto me lo están pidiendo hace ya dos meses. Si fuera por mí no
hubiera venido nunca”

Se trabaja en este punto sobre la construcción particular que ella tuviera sobre
el profesional interrogándola al respecto:

Y: “Un psicólogo te ayuda a darte cuenta de cosas que vos ya sabías, pero no
querías ver; o te ayuda a ver cosas que no veías. Yo vengo por la constancia
igual y para que alguien le explique a mi marido que no debe hacer las cosas
así, que no es así que hace lo que él quiere y no pasa nada”

47
Puede leerse que hay en el sujeto una noción de su propia división: lo que se
sabe pero no se ve, un saber no sabido que genera resistencia. Y el psicólogo
sería quien la ayudaría a encontrarse con algo de eso. Inmediatamente
demanda un orden de legalidad que regule a este otro que es su “marido”, para
quien la intervención de la ley (condena, prisión, medidas judiciales) parece no
haber tenido efecto alguno. Solicita además que alguien hable por ella, que le
expliquen; ella tampoco viene a dar cuentas de su palabra, su padecimiento,
sino “porque la mandan”. Luego despliega sus dichos, de los que puede
extraerse como decir, como enunciación, su posición subjetiva: ella siempre
queda en el lugar de ser maltratada, menospreciada, cuestionada,
desvalorizada por los otros, a quien ella entrega todo, por quienes está
dispuesta a sacrificarlo todo, incluso su deseo y, con él, la propia existencia.
Ella ha dado todo por su marido y sus hijos, que ahora la agreden
continuamente. En sesiones posteriores ubicará que esto viene ya desde su
infancia: pues en su familia de origen ha sido la encargada de trabajar para
otros, dando todo de sí y quedándose con nada: “Yo iba a buscar a los
basurales o a hacer trabajitos para mi mamá y mis hermanos, para que coman.
Ellos iban a la escuela y yo muchas veces no, lo hacía por ellos”. Despliega
también parte de su novela familiar: “Nadie nunca me quiso mucho que
digamos, el único que tuvo gestos de cariño conmigo fue mi papá, cuando no
estaba borracho y era violento, era el único que tenía momentos de cariño;
creo que él sí me quería a su manera, a mí al menos, no sé si a mis hermanos.
Mi mamá estaba siempre triste, llorando, deprimida, callada; yo creo que
estaba así porque no podía darnos las cosas más básicas que necesitábamos.
Y mis hermanos, nada, ellos esperaban que yo solucionara nomás. Nunca
nadie se preocupa por mí, yo tengo que estar bien para todos y nadie ni me
pregunta cómo estoy yo, ni les importa”. En medio de este relato particular que
enuncia “nadie me quiso mucho”, el “mucho” da cuentas de la introducción de
cierta desproporción que el sujeto vive como un sufrimiento, que además se
ubica de un lado de menos: “me han querido menos de lo que esperaba”. Esta
medida supuesta a una satisfacción no es sino efecto de la metáfora paterna
que produjo como resultado el significante fálico. Por todo lo antes dicho
podemos inferir que se trata de un sujeto que se ha estructurado en la
neurosis, y dentro de la misma, en el tipo clínico de la histeria, que denuncia

48
ante el otro su insatisfacción, que siendo propia del deseo devendrá para el
sujeto en un modo de goce.

Al finalizar la primera entrevista escribo la constancia de asistencia y se la


coloco frente a ella en el escritorio, y vuelvo a preguntar sobre uno de sus
dichos: “¿Qué cosas serán esas que ella sabe, pero no quiere ver?, porque
después de todo, las sabe!! Y eso tiene consecuencias”. Se formula luego una
oferta con condiciones y coordenadas claras: se separa lo que pertenece a lo
judicial como del lado de la burocracia con la que se debe cumplir, pero se abre
otro espacio posible más allá de eso: un espacio para poder preguntarse por
algo del malestar que menciona respecto a su ex pareja, a sus hijos; espacio
de escucha y acompañamiento, con delimitaciones de tiempo y espacio, y que
debe ser efecto de una decisión de trabajo. Finalmente expresa: “Creo que
quiero venir”. Sale del consultorio y olvida la constancia, hecho que se repetirá
durante todo el proceso con cada constancia que al comenzar la sesión estaba
“burocráticamente” sobre el escritorio. En sesiones posteriores concurre y
despliega con fluidez sus dichos, sus quejas frente a sus malestares, sin poder
responsabilizarse aún.

b) Redireccionamiento de la demanda, trabajo en equipo


Tras breve tiempo de trabajo (tres sesiones aproximadamente) la paciente
comienza su sesión como es habitual y el analista nota algo en el cuerpo: un
malestar. Se le pregunta por ello y responde llorando: “Hace dos días que no
como y desde anoche tampoco tengo que darle de comer a mis hijos, y hoy no
sé cómo voy hacer”. En este punto, se entrecruzan diversas consideraciones y
perspectivas: todo sujeto debe comer para vivir, para hablar, pensar, etc., es
una necesidad básica, algo del sentido común, es comprensible. Sin embargo,
si el analista comprende difícilmente pueda llevar adelante la cura del
analizante. Al mismo tiempo, en tanto el sujeto de la necesidad es un sujeto
mítico, lo formulado incluso en términos de necesidad, es también una
demanda. Responder a ella obturaría la posibilidad de abrir un espacio al
deseo haciendo que aquella se renueve de modo infinito. Entonces ¿dejamos a
un sujeto en tales condiciones por responder a los principios del psicoanálisis?
Pues no, simplemente se trata de reubicar las respuestas posibles tratando de
calcular sus efectos. En este punto se señala que allí se detendrá la sesión y
49
que haremos “otra cosa”: con su consentimiento, puede consultar a la
trabajadora social para que acompañe a construir una solución posible. Se
redirecciona la demanda: es el analista el que no responderá a ella en tanto es
transferencia de goce: “compadézcase ud de mí que no soy capaz de
conseguir comida”. ¿Cada vez que un sujeto pide algo –comida, cambio de
turno, etc- es siempre una demanda en sentido estricto? Tampoco, sólo lo es si
la demanda implica que el otro responda al “dígame qué deseo”. Recordemos
que particularmente esta paciente dice: “a ellos –hermanos, luego hijos- sólo
les importaba la comida y cómo estaba yo, nada, nadie preguntaba”; en la
primera entrevista refiere también que estaba muy mal y no quería comer,
cuando se sentía mal, no comía: había para ella algo más en juego que la
necesidad, por otro lado indiscutible (además había niños también afectados
por esto). Se retoma este punto en el apartado siguiente de “Trabajo Social”

a) No consentir al goce
En una sesión la paciente comienza preguntándose qué la “ata” a este
individuo del que no puede deshacerse por diversos motivos a lo largo del
tiempo; el significante “atar” adquiere en la sesión un peso particular (se repite,
la inquieta). Luego expresa que la ex pareja sigue yendo a la casa y se instala
allí a pesar de que ella no lo consienta, situación que viene sucediendo hace
varias semanas y ella no había mencionado en sesión. También manifiesta que
el sujeto la ha amenazado de muerte de manera directa. El hostigamiento y las
amenazas van en significativo aumento, hasta decir que teme por su vida. En
este punto, el analista señala: “Hay medidas judiciales que fueron
desobedecidas, y eso la ha puesto en riesgo su vida, ud lo ha callado, y no
puedo acompañar en eso. Yo tengo la obligación legal de comunicar esta
situación. Ud. deberá decidir si hace la denuncia correspondiente”. Lacan
(1969-70) dice “(…) el camino hacia la muerte no es nada más que lo que
llamamos goce”. Consentir y ser cómplice de su silencio, que era su “camino
hacia la muerte” implicaba ser solidario de su goce, era menester convocar una
instancia tercera de legalidad, que atravesaba también al analista (obligación
legal de comunicar) y poner coto al goce mortífero del sujeto. Por otra parte, la
sujeto siempre involucraba a los otros como cómplices de sus transgresiones
50
que la ponían en riesgo, todos debían acompañarla a callar y ser testigos
mudos. Se calculó con gran cuidado el modo de formulación de esta
intervención ya que si el analista se hubiese colocado en el lugar de amo
formulando por ejemplo “ud tiene que hacer la demanda”, podría haber
lanzado a la paciente a un acting. Luego de la intervención, dice “Capaz sea
una manera de empezar a desatarme. Voy a hacer la denuncia”. Al día
siguiente realiza la denuncia, y antes de ir a la comisaría solicita hablar con
psicología y refiere “me da muchísimo miedo, pero ahora sé que tengo que
hacer esto”. Puede localizarse allí el punto que se le hubiera señalado al
principio: “aquello que sabe, pero no quiere ver, e ignorarlo trae
consecuencias”. Luego de la denuncia realiza muchos rodeos (pide todas las
semanas turno, se olvida, llega muy tarde), hasta que concreta una última
entrevista en la que refiere “necesitaba algo que diga hasta acá, que ponga un
límite. Las otras cosas no cambiaron mucho, el tipo sigue sin pasarme plata,
pero al menos volví al gimnasio, eso lo había dejado y era importante para mí”.
Se deriva (como se había acordado desde el inicio destacando el tiempo de
trabajo posible) a la paciente para continuar tratamiento psicológico (con breve
reseña del caso y las intervenciones) y se otorgan referencias para poder
ubicar al equipo ante alguna posible consulta.

Trabajo Social

Como mencionamos anteriormente, la paciente llaga al espacio de trabajo


social a partir de un acuerdo conjunto con psicología. La misma se presenta
refiriendo “me siento mal, no tengo ganas de nada, estoy cansada”
comentando a continuación algunos de los detalles de la situación de violencia
por la que atraviesa con su ex pareja (con medidas judiciales establecidas). A
raíz de toda esta situación y como una “forma de castigo” por parte del padre
de sus hijos quien proveía económicamente dejo de hacerlo. la Sra. expresa
que no cuenta con dinero para cubrir necesidades básicas de sus hijos como la
de alimentación y vestimenta. Habiéndose cortado también el plan social que
recibía por parte de un referente político, el cual de manera arbitraria ,le
sustrajo el beneficio sin dar explicaciones .

51
En esta primera entrevista se identifica necesidades básicas insatisfechas, lo
cual aumenta el riego al tratarse de un grupo familiar constituido en su mayoría
por niños y adolescentes. Por lo cual se propone acompañamiento a fin de
utilizar recursos comunitarios como el comedor infantil para cubrir el almuerzo.
Esto es acordado con la sra, como así también la forma de hacerlo, es así que
si bien se interviene en primer momento desde la asistencia, habiendo
identificado niños en riesgo, la modalidad fue la de acompañamiento, es decir,
brindarle ciertas herramientas para que sea ella misma quien gestione estos
espacios y “no hacer por ella”, esta posición como resultado de un acuerdo
entre los miembros del equipo y apuntando siempre a la responsabilidad
subjetiva en juego y a la autonomía, evitando indicar que quiere para su vida y
como llevarlo a cabo. Se acompañó también en la gestión de mercadería en la
cooperadora asistencial

En entrevistas siguientes se pudo profundizar acerca de la organización de su


vida cotidiana, sus gustos y habilidades. En cuanto a las tres aéreas de la vida
cotidiana (trabajo, familia y tiempo libre) los dichos de la paciente determinaron
que el punto a trabajar fuera sobre lo laboral. Se identificaron antecedentes de
trabajo en el rubro de venta de comida y recursos para iniciar nuevamente este
proyecto (maquinaria, espacio físico). En este punto se pudo identificar como la
misma se fue corriendo de un lugar de la impotencia a otro de posibilidades con
un rol más activo en aquello que tiene que ver con realizar acciones tendientes
a mejor su calidad de vida.

Desde el equipo se observa en ella una posición en la que siempre convoca al


otro a que sea testigo mudo de ciertas transgresiones que ponen en riesgo
significativo (no denunciar, no respetar la medida de restricción) y al mismo
tiempo demanda al otro como ineficaz para solucionar: “mi hijo vio cuando me
amenazaba con un cuchillo…yo en su lugar hubiera salido corriendo a
denunciar” “mi padre sabe lo que me pasa y tampoco hace nada, me dice que
yo lo tengo que solucionar”.

Cabe aclarar que en el proceso en el cual la misma fue tomando parte y


responsabilizándose, se fue trabajando acerca de la realización de una nueva
denuncia debido al incumplimiento de las restricción de acercamiento, la cual

52
era de alguna manera también consentida por ella. Poner en la mesa este
último tema, es decir que ella también se encontraba incumpliendo la medida,
permitió también un movimiento de responsabilización que marcó un antes y un
después en su posicionamiento. Todo esto como efecto del trabajo
interdisciplinario que encontraba como punto en común trabajar desde todos
los aspectos apuntando a la responsabilidad subjetiva y a apelar a un orden de
legalidad y un límite a este malestar que ella pusiera en juego. Tras la
conversación con Psicología en la que la paciente se decide a hacer la
denuncia, se aplica el formulario elaborado por el circuito Barcelona contra la
violencia hacia las mujeres en el marco del "Protocolo de valoración del riesgo
de violencia contra las mujeres por parte de su pareja o ex pareja" (2011) y se
valora –interdisciplinariamente- el riesgo como alto debido a que, según lo
expresado por la paciente:

· La ex pareja fue agresivo verbalmente tanto con ella como con familiares
(hermana de la paciente)

· El sujeto cuenta con antecedente por violencia de género e incumplimiento de


las medidas judiciales dispuestas (restricción de acercamiento)

· Presenta episodios de intoxicación alcohólica frecuentes

· Amenazas la integridad física de la paciente de modo explícito y directo


(amenaza explícita de hacerle daño si realiza la denuncia o ante cualquier
medida que se tome contra él)

· Existen antecedentes de conductas impulsivas en la expareja

· Violencia económica

· Hay niños y adolescentes en la casa, entre los 9 meses (nieto) y 16 años;


quienes deben ser resguardados tal como lo indica la Ley Nacional Nº 26.061

· La paciente considera que él es capaz de matarla y siente un hostigamiento


permanente hacia su persona

- La posición de goce de la paciente que la lleva a sostener estas


situaciones de alto riesgo

53
Por todo lo antes dicho se procede a:

· Brindar contención, acompañamiento y asesoramiento correspondiente a la


paciente

· Identificar de modo conjunto su red de apoyo (hermana, padre, equipo salud,


mujeres del comedor) y respuestas posibles ante situaciones de emergencia.
Se cita en distintas oportunidades a los familiares con el consentimiento de la
paciente (hermana y padre quienes no asisten según refiere la paciente por
cuestiones laborales)

· Acompañar a la paciente para que pueda dar aviso a las instituciones


correspondientes sobre el incumplimiento de las medidas judiciales, en tanto la
ponen en riesgo a ella y los niños. Denuncia penal realizada por la paciente, en
Comisaría Nº17 de Bº Solidaridad.

· Elaborar y presentar informe interdisciplinario ante la Fiscalía correspondiente


en el cual se remarca que el hecho mismo de la denuncia aumenta el riesgo
que corre la paciente, por lo que se solicita que se tomen todas las medidas de
resguardo pertinente de la mujer, antes, durante y después de que se lleven a
cabo las actuaciones judiciales correspondientes.

Tras la denuncia se toman las medidas judiciales correspondientes, la paciente


se mantiene siempre en contacto con el equipo y luego de un tiempo solicita
retomar tratamiento psicológico. A la vez desde el equipo mantiene
comunicación permanente con las instituciones que intervinieron para fortalecer
la red de apoyo. Se deriva (como se había acordado desde el inicio destacando
el tiempo de trabajo posible) a la paciente para continuar tratamiento
psicológico (con breve reseña del caso y las intervenciones) y se otorgan
referencias para poder ubicar al equipo ante alguna posible consulta, se
ofrecen otros espacios comunitarios (trueque, cursos, asesoramiento legal)
reforzando también el espacio del gimnasio que trae a las entrevistas y los
familiares como lugares posibles de apoyo.

54
REFLEXIONES/CONCLUSIONES
Corresponde en este apartado, llevar a cabo la difícil tarea de poner en acto el
tiempo de concluir. Se decidió para ello no reflexionar sólo sobre la presente
rotación, sino fundamentalmente sobre lo que el tránsito por la residencia
implicó para el equipo.

De toda la experiencia atravesada en la RISaM rescataremos, en primer lugar,


los vínculos que nos han quedado con docentes, colegas, familiares, usuarios.
Dice Alan Robinson en su libro “Actuar como loco” (2014) que “Nada este
mundo se hace en soledad” (p.13): no se recorren caminos inmensamente
complejos en soledad (al menos no del mismo modo que con otros), no se
aprende lo mismo en soledad, no se construye lo mismo sin otros que
acompañen.

En segundo lugar valoramos inmensamente los aprendizajes y saberes que el


contacto con otros nos han dejado: las inquietudes, las preguntas, las dudas,
los malestares, las conclusiones. Quedará ahora a juicio de cada quien cómo
utilizar esos saberes que devienen indefectiblemente en instrumentos de poder.
Ello implica una dimensión ética en juego, por la que cada profesional debe
responder.

En tercer lugar creemos que la residencia aporta –brindado herramientas para


ello- a ampliar la mirada en el campo de la salud mental y contribuye, aunque
dependerá del deseo de cada quien, a formar un posicionamiento teórico,
práctico, político, ético e ideológico explícito en relación al campo de acción
que nos convoca. Brinda no sólo un marco de legalidad y de sustento teórico
para las prácticas, sino que habilita y permite advertir márgenes posibles para
un hacer diferente.

Como sucede con ciertos paisajes, sólo a la distancia se tiene una mejor
perspectiva. Estos años no han sido sin malestares o padecimientos, sin
angustias, sin habernos dejado conmover en lo más profundo por las
experiencias humanas que atravesamos. Creemos que la residencia invita a
poner en suspensión todo un sistema de creencias que sostienen las prácticas
y si, con otros y algo de lo propio, se logra pasar de esa angustia, se obtienen

55
entonces aprendizajes inmensamente significativos, no sólo desde lo
académico, sino fundamentalmente desde lo humano.

Finalizaremos con una cita de Alejandro Dolina que dice:

“Solamente pueden robarse las ideas pequeñas, las minucias que


caben en un bolsillo. Las grandes creaciones son incómodas de llevar y
no están al alcance de los descuidistas. Cualquiera puede hacerse con
el slogan de un nuevo calzoncillo; la teoría de la relatividad, en cambio,
es de usurpación casi imposible. Convendrá entonces tener ideas
grandes o, en todo caso, procurar que (...) estén pegadas a nosotros de
un modo tan íntimo y estrecho que nadie pueda arrancárnoslas del
alma.” (Crónicas del Ángel Gris, p 54)

No creemos haber tenido durante nuestro paso ninguna idea que pueda
compararse a una gran creación, menos aún a la teoría de la relatividad!!!; sin
embargo sí estamos seguras que cada acto, pensamiento y camino que hemos
llevado a la práctica estuvo tan íntima y estrechamente ligado a nuestras más
profundas convicciones que nadie podrá arrancárnoslos del alma.

56
BIBLIOGRAFÍA
 “El juego de Michael Foucault” (julio, 1977) Ornicar? Nº 10; p. 62;
entrevista a Michael Foucault realizada por J.A. Miller, Gérard Wájeman,
Alain Grosrichard, Guy Le Gaufey, Gerard Miller y Catherine Millot;
extraída desde http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2009/07/michel-
foucault-el-juego-de-michel.html
 Agamben, G (2010) ¿Qué es un dispositivo?; extraído desde
http://ayp.unia.es/r08/IMG/pdf/agamben-dispositivo.pdf
 Área operativa LV, Centro de Salud Nº 61 (2018) Convenio de Gestión
2018; documento otorgado en formato digital por Jefatura de la
institución.
 Carballeda, A. (2015) “El territorio como relato. Una aproximación
conceptual”; Revista Margen Nº 76; extraído desde
https://www.margen.org/suscri/margen76/carballeda76.pdf
 Carballeda, A (2015) “Las Cartografías Sociales y el territorio de la
Intervención”; extraído desde
http://www.wuranga.com.ar/index.php?option=com_content&view=article
&id=64:recomen-23&catid=9&Itemid=108
 margen N° 76 – marzo 2015 El territorio como relato. Una aproximación
conceptual Por Alfredo Juan Manuel Carballeda
 Centro de Salud Nº61 (segundo semestre de 2018); “Evaluación A.O
área Salud Mental/Adicciones”; documento otorgado por profesionales
del área de salud mental del Centro de Salud Nº 61
 Stolkiner, A; Ardila Gómez, S (2012) “Concpetualizando la salud mental
en las prácticas: consideraciones desde el pensamiento de la medicina
social/salud colectiva latinoamericanas”; Vertex: Revista Argentina de
Psiquiatría.
 Cueto, Ana María Del; Fernández, Ana María (2003) “Grupos,
instituciones y comunidades: coordinación e intervención”. 2ª ed. Bs. As.
Lugar edit.
 Deleuze, G (1988) ¿Qué es un dispositivo?, Encuentro Internacional de
la Association puor le centre Michael Foucault, París; extraído desde

57
http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2010/09/gilles-deleuze-que-es-
un-dispositivo.html
 De Sousa Campos G W. Gestión en Salud. En defensa de la Vida.
Buenos Aires, Lugar Editorial, 2001.
 Di Nella, Yago (2013) Inclusión mental. Políticas públicas con enfoque
de derechos; Cap. 1: Modelos de estado y políticas de Salud (Mental):
historización; Koyatun, Buenos Aires, Argentina.
 Freud, Sigmund (1927) El Porvenir de una Ilusión; Edit. Biblioteca
Nueva; Madrid.
 González; Naranjo; Colpares (2017) Informe de Rotación por primer
nivel de atención: Centro de Salud Nº61, Bº Solidaridad, biblioteca
RISAM
 Kröpotkin, Piotr (1902) El apoyo mutuo. Un factor de la evolución;
extraído desde
https://web.resist.ca/~crisxyz/iea/biblioteca/pdf/Kropotkin.El%20apoyo%2
0mutuo.pdf
 Lacan, J (1969-1970) “Seminario XVII. El reverso del psicoanálisis”;
Paidós, Buenos Aires.
 Peusner, Pablo (2015) “Huir para adelante. El deseo del analista que no
retrocede ante los niños”, Letra Viva, Buenos Aires.

 Quinet, Antonio (2016) Psicosis y lazo social. Esquizofrenia, paranoia.


Letra Viva, Buenos Aires.
 Robinson, Alan (2014) “Actuar como loco. Experiencias del teatro y la
locura”; Edit. Los Hermanos; Bs. As.
 Stolkiner A., Solitario R. Atención Primaria de la Salud y Salud Mental: la
articulación entre dos utopías. En: Maceira, D. (comp). Atención Primaria
en SaludEnfoques interdisciplinarios. Buenos Aires, Ed. Paidós, 2007. p.
121-146.
 Stolkiner, A (2015) Interdisciplina y salud mental. Compilación de
trabajos presentados en las IV Jornadas Nacionales Inter RISaM
"Horizontes de la época. Entrecruzamientos en el campo de la Salud
Mental", realizadas en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, 8 y 9 de octubre
de 2015

58
 Tapia; Sángari; Ylarri y Reynaga (2018) Informe de Rotación por primer
nivel de atención: Centro de Salud Nº61, Bº Solidaridad; biblioteca
RISAM

59
FICHA DE EVALUACIÓN
RESIDENCIA INTERDISCIPLINARIA EN SALUD MENTAL SALTA

“Rotación por el Centro de Salud Nº 61 de Barrio Solidaridad, y Área operativa


LV”

Residente de 3º Año: Lic. Alejandra Galiano;

Residente de 3º Año: Lic. Agustina Cedolini;

EVALUACIÓN

-NOTA:

-OBSERVACIONES:

-Tribunal Evaluador:

Jurado: Jurado:

Jurado: Jurado:

-Lugar y fecha:

60
ANEXO

 Anexo Nº 1: Indicadores de salud mental en la comunidad


Los siguientes datos fueron proporcionados por los profesionales del Centro de
Salud Nº61. Son datos del segundo semestre de 2018, organizados según lo
solicita el “Instructivo aclaratorio evaluación A.O área Salud Mental/Adicciones”,
provisto por el Hospital Papa Francisco a cada Centro de Salud. Aún no se han
procesado los datos de toda el área operativa, por lo que se presentan estos
resultados parciales.

2º Sem.
INDICADORES DE SALUD MENTAL

(1) Total de Consultas de Salud Mental 1237
(2) Total de atenciones por intento de suicidio por
2
primera vez
(3)Total de atenciones por eventos de violencia
56
intrafamiliar por primera vez


PROBLEMATICAS
Sem.
PSICOSOCIALES

(8) Casos Suicidio 4
(9) Casos Intento de suicidio 3
(10) Casos Abuso de alcohol 25
(11) Casos Abuso de drogas
25
ilegales


Indicadores de Adicciones
Sem.

(4) Total de consulta por guardia 0

61
por intoxicación Aguda
(5) Total de consulta en guardia
por otros motivos (con 0
intoxicación)
(6) Total de consultas por
consultorio externo por abuso de 3
Alcohol

62

También podría gustarte