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EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN

El Señor es mi luz y mi salvación,


¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor. R/.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
DIRECTORIO FRANCISCANO / La Oración de cada día / SALMO 26 I

Confianza en Dios ante el peligro / COMENTARIO AL SALMO 26 I / Introducción general

Aparentemente el salmo 26 agrupa dos piezas diversas: la primera celebra la confianza del
salmista en Dios (vv. 1-6), mientras que la segunda es una lamentación (vv. 7-12). Ambas se cierran
con la certeza del orante y con un oráculo sacerdotal (vv. 13-14).

[El salmo tiene dos partes, que la Liturgia propone por separado: I) confianza y alegría del justo por
haber triunfado de los enemigos, vv. 1-6; II) súplica al sentirse abandonado y calumniado, vv. 7-14.
La Biblia de Jerusalén da a este salmo el título de Junto a Dios no hay temor. En el v. 5, «tienda» y
«morada» designan el santuario de Jerusalén. Para Nácar-Colunga el título de este salmo es
Confianza del justo en medio del peligro. Nótese que el v. 4 nos muestra cuánta parte ocupaba el
templo de Jerusalén en la vida religiosa de Israel. Los justos, llenos de fe en la presencia del Señor
en su templo, no tienen otro placer que asistir en él a las solemnidades de su culto.]

Esta composición salmódica, el Salmo 26, tiene dos partes bien definidas: a) confianza y alegría del
justo por haber triunfado de los enemigos (vv. 1-6); b) súplica a Yahvé para que tenga piedad de él
por sentirse abandonado y calumniado (vv. 7-14). La situación psicológica del salmista, pues, en
ambas partes es diversa; por eso el problema que se plantea desde el punto de vista crítico es si
nos hallamos ante dos salmos yuxtapuestos por razones prácticas litúrgicas o ante un salmo con
dos partes totalmente diversas. La opinión más probable es la primera.

MONICIÓN SÁLMICA
La primera parte del salmo 26 es una oración de esperanza para cuando fallan todas las
esperanzas: que se multipliquen los enemigos, que crezcan las pruebas y las dificultades, «si Dios
está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Rm 8,31).

Al finalizar este día, en el que probablemente habremos tenido nuestros momentos de desaliento,
hagamos nuestra esta oración, abandonándonos confiadamente en los brazos de Dios. Él nos
protegerá en su tienda, nos esconderá en lo escondido de su morada, y levantaremos, finalmente,
la cabeza sobre los enemigos que hoy nos atemorizan.

Oración I: Señor Dios, luz y salvación de los que en ti esperan, tú que no abandonaste a tu Hijo
amado cuando le asaltaron los malvados para devorar su carne, sino que lo escondiste en tu
tienda y lo alzaste sobre la roca en el día de la resurrección, no abandones a tus siervos que
buscan tu rostro y haz que también nosotros podamos levantar la cabeza sobre los enemigos que
nos cercan y lleguemos a gozar un día de tu dicha en el país de la vida, por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración II: Señor Dios, defensa de nuestra vida, al llegar a este fin de la jornada, cuando la luz del
sol ya no brilla ante nuestros ojos y las tinieblas de nuestro desánimo y de nuestro pecado nos
asaltan y nos declaran la guerra, debilitando nuestra esperanza, confesamos que tú eres nuestra
luz y nuestra salvación y te pedimos una sola cosa: que, cuando se apague definitivamente para
nosotros la luz de esta vida, nos des a gozar de tu dulzura, contemplando tu templo, por los siglos
de los siglos. Amén.
Tantum ergo Sacramentum
Santo Tomás de Aquino

Latín Pronunciación

Tantum ergo Sacramentum Tantum ergo Sacramentum


Veneremur cernui; Veneremur chér-nu-i;
Et antiquam documentum Et an-ti-cu-um documentum
Novo cedat ritui: Novo che-dat; rí-tu-i:
Praestet fides supplementum Praestet fides supplementum
Sensuum defectui. Sén-su-um; de-féc-tu-i

Genitori, Genitoque Ye-ni-to-ri; Ye-ni-to-cue


Laus et iubilatio; La-us; yu-bi-lad-sio
Salus, honor, virtus quoque Salus, honor, virtus cuo-cue
Sit et benedictio; Sit et be-ne-dic-sio;
Procedenti ab utroque Pro-che-den-ti ab u-tro-cue
Compar sit laudatio. Compar sit lau-dad-sio
Amen. Amen.

Traducción:
Veneremos, pues, postrados tan grande Sacramento; y la antigua imagen ceda el puesto al
nuevo rito; la fe reemplace La incapacidad de los sentidos. Al Padre y al Hijo sean dadas
alabanza y gloria, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada a aquel que
de uno y de otro procede. Amén.

 
 

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