Está en la página 1de 4

Exodo 39

Tema: el vestuario de los servicios religiosos y las vestiduras


santas; el efod; el pectoral; las túnicas y capas, etc.; todo el
vestuario fue examinado y aprobado por Moisés.
La primera sección de este capítulo trata sobre
Las vestiduras santas del sumo sacerdote
Aarón era el sumo sacerdote y todas las vestiduras que
llevaba ilustraban la persona y la obra de Cristo. Ya hemos
hablado anteriormente del modelo para esas vestiduras.
Comencemos nuestra lectura de hoy con los versículos 1 y 2:
"Además, de la tela azul, púrpura y escarlata hicieron
vestiduras finamente tejidas para ministrar en el lugar santo,
y también hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, tal
como el Señor había mandado a Moisés. También hizo el efod
de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino
torcido."
Las vestiduras eran calificadas como "santas" porque habían
sido apartadas para el servicio a Dios. El versículo 5 continúa
con la descripción de la ropa del sumo sacerdote:
"Y el cinto hábilmente tejido que estaba sobre él, era del
mismo material, de la misma hechura: de oro, de tela azul,
púrpura y escarlata y de lino fino torcido, tal como el Señor
había mandado a Moisés."
Se dice del cinto, que había sido "hábilmente tejido", es decir,
que había sido tejido de una forma excepcional. El sumo
sacerdote utilizaba 8 prendas de vestir. Cuatro de ellas eran
similares a las usadas por todos los sacerdotes. Y los otras
cuatro eran peculiares y le distinguían de los demás
sacerdotes; eran vestiduras hermosas apropiadas para la
gloria y belleza de la presencia de Dios. El sumo sacerdote
era una figura de nuestro gran Sumo Sacerdote, el Señor
Jesucristo, en toda su extraordinaria gracia y gloria. Cada
elemento de sus vestiduras tenía un carácter simbólico.
En el gran día de la expiación, cuando Aarón llevaba la sangre
al Lugar Santísimo, se quitaba todas sus vestiduras que
reflejaban aquella belleza y gloria, y se vestía únicamente con
las ropas sencillas de lino que utilizaban los demás
sacerdotes. Es así que se presentaba en aquel lugar
sencillamente, sin adornos, pero puro.
El lino blanco utilizado por los sacerdotes nos habla de
justicia. En su libro, el profeta Isaías 52:11, escribió lo
siguiente, exhortando a sus contemporáneos a abandonar
una ciudad caracterizada por la idolatría, apartaos, apartaos,
salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de en medio de ella,
purificaos, vosotros que lleváis las vasijas del Señor."
Dios aun habla de esta manera. Yo no creo que El utilice a un
creyente que esté pecando, permitiendo en su vida cosas que
desagradan a Dios, que se apartan de su carácter y voluntad,
no importando los talentos y capacidades que esa persona
pueda tener. Es como si tal creyente no estuviese haciendo
nada para Dios porque El no acepta esas obras, que son como
la madera, heno y paja que, en aquella imagen en la que el
apóstol Pablo, en su primera carta a los Corintios 3:12,
comparaba con el oro, plata y piedras preciosas de las obras
de auténtico valor para el Señor. Debemos revestirnos con la
justicia de Cristo y entonces, vivir una vida que la respalde.
Esta es, pues, una lección que nos enseñan aquellas
vestiduras sencillas y elementales de los sacerdotes.
Resulta interesante observar que cuando Aarón entraba en el
Lugar Santísimo para ofrecer el sacrificio por los pecados del
pueblo, se despojaba de sus hermosas vestiduras de gloria.
Cuando el Señor Jesús vino a esta tierra, dejó de lado Su
deidad, pero no sus vestiduras de belleza y gloria. El se quitó
sus prerrogativas como Dios y de la manifestación visible de
la gloria celestial, descendiendo a la tierra como un ser
humano. Y nació como un niño, aunque la gente estaba
esperando a un rey. Después, se ofreció a Sí mismo como un
sacrificio por el pecado y murió por la humanidad.
Decir que Dios murió en la cruz no sería realmente correcto.
Me pregunto qué se entiende o qué significa cuando hablamos
de aquella "muerte" en la cruz. Cuando Jesucristo murió en la
cruz, fue separado de Dios, y esto es cierto. En la Trinidad
hubo como una escisión, se abrió como una brecha, cuando,
como dice el apóstol Pablo en su segunda carta a los Corintios
5:19 y 21, Dios trató a Jesús, quien no conoció pecado, como
al pecado mismo. Pero, incluso en ese momento, Dios estaba
en Cristo reconciliando, poniendo en paz al mundo consigo
mismo. Este es, por supuesto, un misterio en el que no
podemos penetrar. Y después de haber leído varias obras
teológicas, compruebo que otros tampoco han sido capaces
de desentrañar este misterio.
Aquellas hermosas y gloriosas vestiduras eran realmente
atractivas. El sumo sacerdote estaba ricamente ataviado y
lleno de colorido. Tenía puesto el efod, que tenía 2 piedras de
cornalina, una en cada hombro, con 6 de los nombres de las
tribus de Israel en cada una de ellas. Este detalle nos habla
de la fuerza y capacidad de nuestro Señor, el gran Pastor de
las ovejas. Cuando una de Sus ovejas se pierde, nuestro gran
Salvador sale a buscarla, la encuentra, la coloca sobre Sus
hombros y la trae de vuelta. Debemos dar gracias a Dios por
tener un Pastor dispuesto a llevarnos sobre Sus hombros y
traernos con seguridad de regreso al redil. El puede salvar
completamente a todos aquellos que vengan hacia Dios a
través de El, como dice la carta a los Hebreos 7:25: Por lo
cual El también es poderoso para salvar para siempre a los
que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive
perpetuamente para interceder por ellos.
El sumo sacerdote también llevaba puesto un pectoral, que
era algo parecido a un chaleco y que tenía 12 piedras
preciosas, montadas en engaste de filigrana de oro. Era una
prenda de gran belleza. Posiblemente tenía una especie de
bolsillo donde se guardaban el Urim y el Tumim. No sabemos
como funcionaban el Urim y el Tummin tenían algo que ver
con las predicciones y el determinar cual era la voluntad de
Dios. Las piedras preciosas del pectoral nos hablan del hecho
de que Cristo nos lleva hoy en Su corazón, porque El nos
ama. Como elocuentemente se declara en el Evangelio de
Juan 3:16, Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Aquellas piedras preciosas,
montadas sobre oro, nos describen Su gran amor hacia
nosotros.
Sobre el borde de la capa del efod estaban, como un adorno
más, las campanillas de oro puro y las granadas. De esta
manera, cuando el sumo sacerdote estaba de servicio,
aquellas campanillas hacían oír su sonido en el momento en
que se dirigía hacia el Lugar Santo. La granada simboliza la
vida fructífera del creyente y las campanillas nos hablan del
testimonio público de esa vida. Cuando el sacerdote se
encontraba en el Lugar Santo, los israelitas podían decir:
"Bueno, él está allí, en el lugar de la adoración, sirviendo a
nuestro favor. Sabemos con certeza que se encuentra allí
porque podemos oír el sonido de las campanillas". Esto es,
precisamente, lo que la adoración debería significar para
nosotros. Nuestro Sumo Sacerdote está representándonos a
nosotros en la presencia de Dios. Esta realidad tendría que
atraernos hacia la persona de Cristo.
En una ocasión, un creyente estaba escuchando a un
predicador que exponía la Palabra de Dios y, cuando el
sermón terminó, se le acercó y le dijo: "Bien, hoy hizo Ud.
sonar la campana" El sermón había sido como cualquier otro,
pero el oyente era una persona a la que le encantaba estudiar
la Biblia y entonces, al escuchar la proclamación de la Palabra
de Dios, sentía que se encontraba en la presencia de Dios.
Escuchar, pues, el sonido de las campanillas debió ser una
experiencia maravillosa. Considerando en conjunto las
vestimentas de los sacerdotes y, en especial, las del sumo
sacerdote, vemos que nos ofrecen una imagen majestuosa. Y
en la placa de oro puro o diadema, que llevaría sobre la parte
delantera de su turbante para que estuviese siempre sobre su
frente y que lo consagraba como sacerdote grabaron, a
manera de sello, las palabras "SANTIDAD AL SEÑOR",
queriendo decir, en realidad, "consagrado al Señor". Esta
referencia a la santidad tiene que ver con la vida interior,
pero lo importante es que significa que el sumo sacerdote
estaba totalmente consagrado al servicio del Señor. Como
dijimos al principio, la palabra "santo" implica a cualquier
cosa que esté separada, apartada, para ser utilizada por Dios.
Tenemos que reconocer que todos aquellos que proclaman o
enseñan la Palabra de Dios, en un sentido figurado, es como
si llevaran sobre su frente, en el lugar más visible de su
cuerpo, aquellas palabras grabadas. El gran significado
espiritual de aquel lema, llevado a la práctica en la vida de
servicio y obras de los creyentes, hará que todo lo que hagan
para Dios sea efectivo y fructífero.
Llegamos así a

También podría gustarte