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GRANDEZA EXTERIOR.

La grandeza exterior se ve reflejada en tres elementos ubicados en el atrio interior: el altar de


bronce, el mar de bronce y dos enormes columnas de bronce al frente del templo. En el atrio
también se encontraban 10 basas de bronce (una especie de carro) sobre las cuales estaban 10
fuentes de bronce cuya función era tener el agua para el lavamiento de las ofrendas. Con esta
mención dejaremos las basas y sus detalles para otra ocasión y nos ocuparemos en aquello que
destacaba por su tamaño.

V.I. El Altar de bronce

El altar de bronce no se menciona en el libro de reyes, pero sí en el libro de Crónicas. “Hizo


además un altar de bronce de veinte codos de longitud, veinte codos de anchura, y diez codos de
altura” (2 Crónicas 4:1). El altar era muy parecido al altar del tabernáculo en su material y forma,
con la diferencia que era cuatro veces más grande.

Un codo es aproximadamente 45 centímetros. Entonces las dimensiones del altar eran de 9x9x4.5
metros.

Al momento de la dedicación del templo Salomón tuvo que dedicar el atrio central y ofrecer los
sacrificios allí “por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño” (1 Reyes
8:65). A pesar de lo grande de este altar no era lo suficientemente grande para los sacrificios de
todos. Esto nos lleva a la realidad de que estos sacrificios nunca iban a ser suficientes. Así lo dice
Hebreos ,“porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados ”. Por
muchos sacrificios que se ofrecieran allí nunca iban a ser suficientes para la salvación del pecador,
en cambio se nos dice de Cristo que “habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por
los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios... porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados.

V.II. El mar de bronce.

Las características de este mar se nos dan en 2 Crónicas: “También hizo un mar de fundición, el
cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un
cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor. Y debajo del mar había figuras de calabazas
que lo circundaban... Estaba asentado sobre doce bueyes... Y le cabían tres mil batos ”.

En el tabernáculo había una fuente, en el templo había un mar. Las funciones son muy similares,
por lo que la diferencia en el nombre viene del tamaño de cada uno. El mar de bronce era de 10
codos de diámetro (4.5 metros) y cabían 3000 batos (aprox. 66,000 litros). De acuerdo con 1
Reyes, este mar solamente se llenaba con 2000 batos (aprox. 44,000 litros).

El mar era para lavarse los sacerdotes para su ministerio en el templo. Era imprescindible que
para el servicio en la casa de Dios los sacerdotes estuvieran limpios. “La santidad conviene a tu
casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre ”.

Este mar almacenaba una gran cantidad de agua, había abundante recurso para todos los
sacerdotes. Así es la Palabra de Dios para nosotros, es una fuente abundante para ayudarnos en
nuestro andar y ante cualquier situación que se nos presente. Qué importante que cada creyente
diga como el salmista “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti ”.¿Cuál es el
secreto de aquel hombre bienaventurado del Salmo 1 que no participa en el pecado de quienes le
rodean? Precisamente que “en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
noche ” (Salmo 1:2).

V.III. Las columnas de bronce.

Dos grandes columnas fueron colocadas en la entrada, frente al pórtico del templo. Estas no eran
columnas para sostener nada en la estructura que Salomón construyó, sino más bien eran para
ornamento y de gran importancia simbólica.

Están descritas en 1 Reyes 7:15-16, “Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada una era de
dieciocho codos... Estas columnas erigieron en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la
columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo,
llamó su nombre Boaz”. En Jeremías capítulo 52 también se nos dice que estas columnas eran
huecas.

Estas dos columnas eran símbolo de firmeza y estabilidad, dos características del reino de
Salomón, pero más importante, son dos características del reino de Dios. Jaquín significa “Dios
establece” y Boaz significa “en Él hay fortaleza”. “Dios establece” nos hace pensar en el pacto de
Dios con David, cuando le dijo “Será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro,
y tu trono será estable eternamente ”. Dios como la fortaleza nos lleva a pensar en la seguridad
que nos da Dios al confiar en Él, como David mismo diría: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
Jehová, roca mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio ” (Salmo
18:1-3). Así es Dios en su obra y en su casa. Él es quien establece. Sin Dios no hay comienzo y sin
Dios no hay continuidad. Lo que es de Dios es seguro y firme.

VI. BELLEZA INTERIOR.

Al entrar al templo de Salomón no podríamos dejar de impresionarnos por la belleza y riqueza


desplegadas dentro de este maravilloso y majestuoso edificio. Sería muy difícil poder describir lo
que debió verse allí adentro, donde solamente a los sacerdotes les era permitido entrar durante su
servicio.

Al entrar al santuario del templo veremos que todo alrededor está cubierto de oro. Las paredes, el
techo, los muebles e, incluso, el piso. El piso del tabernáculo era la tierra árida del desierto, un
recordatorio de que esta tienda estaba relacionada con algo terrenal. El piso del templo era de
oro, recordándonos nuevamente del carácter celestial de este edificio.

VI.I. Las paredes.

Las paredes estaban formadas de varios materiales: piedra, plata, madera y oro. De todos estos, el
material que era visible dentro del santuario era el oro.
VI.II. Las piedras.

En 1 Crónicas , se nos enseña que las piedras utilizadas para construir las paredes eran "piedras de
mármol en abundancia ”. La palabra hebrea para ‘mármol’ da la idea de piedras blancas. De
acuerdo con éstas eran piedras “cortadas y ajustadas con sierras según las medidas ”.

Igualmente, en las piedras cortadas y ajustadas podemos aprender sobre las pruebas y
tribulaciones que los creyentes pasamos en nuestra vida cristiana. Estos sufrimientos son aquellos
que “padecemos como cristianos”. El Señor dijo “en el mundo tendréis aflicción ”. Estas aflicciones
son solamente por un poco de tiempo, y tienen como fin conformarnos a la imagen de Cristo. El
apóstol Pablo nos enseña que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse ,” (porque cuando estemos en el cielo
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron ”.

VI.III. La madera.

Cuando estudiamos el tabernáculo normalmente aplicamos la madera a la humanidad de Cristo,


por lo que haremos lo mismo con el templo. Al menos 4 tipos de madera están asociadas al
templo. Tres son mencionadas en 1 Reyes 5-6 (cedro y ciprés, 1 Reyes 5:8; y olivo, 1 Reyes 6:23), la
cuarta proviene del arca del pacto que estaba en el lugar santísimo, por lo que su mención la
encontramos en Éxodo 25:10.

El arca del pacto estaba construida con madera de acacia la cual nos hace pensar en la humanidad
del Señor Jesucristo. Aquel que es Dios se hizo hombre, el gran misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne. Cristo era completamente Dios y completamente hombre.

La madera de cedro tiene la característica de que no es comida por polilla. Hongos o insectos no
penetran esta madera. Esto nos hace pensar en la perfección del Señor Jesucristo, no podía ser
contaminado por el pecado. No solamente que no hizo pecó, sino que no podía pecar, por eso se
nos dice: “no hay pecado en Él ”.

VI.IV. La Plata.

Había más de un millón de talentos de plata usados en el templo. La mayoría de este material fue
para hacer lámparas, mesas y tazas de plata que fueron colocados en los aposentos del templo.
En cuanto al templo como tal, solamente tenemos referencia a la plata en las paredes de la casa:
“siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de la casa ”.

La plata nos habla de la redención. Esta plata era refinada, había pasado por fuego. Aquí podemos
notar los sufrimientos de Cristo para obtener nuestra redención. Al pensar en los sufrimientos y la
redención nos acordamos del versículo en Efesios, “en el Amado, en quien tenemos redención por
su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia ”.

VI.V. El Oro.

El oro era el único material visible dentro del templo. Todo era de oro con decorados hermosos. El
oro nos habla de la gloria de Dios. En la presencia de Dios la gloria de Dios es evidente.
En cuanto al Señor ya hemos hecho referencia a su deidad. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad ”.

En relación a la asamblea, cuán importante es que Dios sea evidente en la congregación. El orden,
la sujeción a la autoridad de las Escrituras y a Cristo como cabeza, harán evidente la presencia de
Dios, de modo que si algún incrédulo o indocto entra “por todos es convencido... y así postrándose
sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros ”.

También el oro está asociado a los cielos como se menciona en Apocalipsis 21 donde se nos dice
que la ciudad era de oro puro y la calle de la ciudad de oro puro.

VI.VI. Los Adornos.

Las paredes estaban adornadas con hermoso arte que realzaba la belleza interior del templo. En 1
Reyes dice: “Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor de diversas figuras, de querubines,
de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera” .

La decoración, hecha en relieve, agregaba belleza al edificio y también tiene lecciones que
podemos apreciar.

Los querubines siempre están asociados a la presencia de Dios. Leemos de ellos por primera vez
en Génesis 3:24, cuando Dios puso querubines y una espada encendida a la entrada del huerto del
Edén. Es difícil representarlos ya que no hay una descripción de cómo son ellos físicamente. El
dibujo en este modelo del templo es simplemente una representación simbólica. Ellos indicaban
que en el templo estaría la presencia de Dios. Lo maravilloso en cuanto al Señor Jesucristo es que
le llamarían “Emanuel, que traducido es, Dios con nosotros”. La misma presencia de Dios entre los
hombres, una verdad que no se puede comprender ni describir con palabras.

Para finalizar la decoración de las paredes debemos incluir las piedras preciosas mencionadas en 2
Crónicas, “cubrió también la casa de piedras preciosas para ornamento ”. La variedad de estas
piedras es mencionada en 1 Crónicas, “piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras
de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas ”. Esta diversidad de piedras nos hace pensar
en el Señor Jesucristo en toda su hermosura. Usando las palabras de la sulamita a su amado: “todo
él codiciable ”. Desde cualquier ángulo que lo veamos, el Señor Jesucristo es perfecto. Todo su ser,
sus atributos, sus caminos, sus palabras, sus milagros, resaltan hermosura y agrado para Dios.
Meditar en Él es nuestro deleite; no encontraremos defecto ni falla en nuestro Señor.

La belleza interior del templo nos lleva a considerar la persona de Cristo y poder decir como el
salmista: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres ”.

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