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Universidad Nacional Autónoma de México.

Facultad de Filosofía y Letras.


Colegio de Pedagogía.

Estudiante: Rodríguez Gutiérrez Moisés.

Asignatura: Sociología y Educación 1.

“Rousseau: Vínculos entre la sociedad y la


educación”

Fecha de presentación: sábado 23 de octubre de


2021.

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“Rousseau: Vínculos entre la sociedad y la educación”. Sociología y Educación 1.

El pensamiento de Rousseau como referente a la educación contemporánea.


Es necesario considerar que Rousseau realiza su obra al estar inmerso en el contexto de
la clase noble de Francia en el siglo XVIII, a la cual va criticando sus acciones desde la
influencia o trascendencia que tienen las mismas en la educación de Emilio. El valor de su
trabajo está en la “aplicabilidad” que tiene, ya que, en la actualidad, muchas de las cosas
que él critica en el contexto anteriormente mencionado siguen siendo parte de la
cotidianidad y no se visualizan las repercusiones que tienen en la educación y la sociedad.
“Si queréis que conserve su forma original, conservádsela desde el punto en que viene al
mundo. Apoderaos de él así que nazca y no le soltéis hasta que sea hombre; sin eso nunca
lograréis nada. Así como es la madre la verdadera nodriza, el verdadero preceptor es el
padre. Pónganse ambos de acuerdo tanto en el orden de las funciones como en su sistema,
y pase el niño de las manos de la una a las del otro. Más bien le educará un padre juicioso
y de cortos alcances, que el maestro más hábil del mundo, porque mejor suple el celo al
talento que el talento al celo” (Rousseau, 1762).
Aquí Rousseau hace especial énfasis en la corresponsabilidad de la educación de un hijo
que tiene tanto la madre (como verdadera nodriza, y el primer acercamiento al afecto) y el
padre (le educará más que el maestro más hábil del mundo), y esa corresponsabilidad
conlleva el que “se pongan de acuerdo”, lo cual es fundamental debido a que esos acuerdos
previos por parte de la pareja van a evitar, en la medida de lo posible, que su hijo llegue a
caer en la confusión de “no saber a quién obedecer”. Cabe mencionar que esos acuerdos
mutuos como pareja le darán mayor estabilidad a la familia, generando buenos cimientos
en el hijo para sus interacciones con la sociedad. Lo lamentable es que, si aún en el estado
de privilegio que tiene la nobleza es difícil llegar a verlo (por lo mismo, Rousseau lo crítica),
en otras clases sociales se complejiza el asunto hasta llegar a cierta utopía en la dinámica
familiar. Considero que esta crítica de Rousseau debe marcar una pauta para la
conformación de las familias como primer pilar para la interacción social, que conlleve a la
reflexión del arduo compromiso y trabajo que conlleva el tener un hijo y formar una familia.
También hay que considerar alcanzar el equilibrio en el trato hacia los hijos, ya que los
extremos (tanto de falta de atención, como de exceso de esta) alejarán al hijo de una
interacción idónea (en el sentido de lo posible) con la sociedad.
“La obra maestra de una buena educación es formar un hombre racional; ¡y pretenden
educar a un niño por la razón! Eso es empezar por el fin, y querer que la obra sea el
instrumento. Si los niños escuchasen la razón, no necesitarían que los educaran; pero con
hablarles desde su edad más tierna una lengua que no entienden, los acostumbran a
contentarse con palabras, a censurar todo cuanto les dicen, a tenerse por tan sabios como
sus maestros, a hacerse argumentadores y revoltosos; y todo cuanto piensan alcanzar de
ellos por motivos de razón, nunca lo alcanzan sino, por los de codicia, miedo o vanidad,
que siempre hay precisión de juntar con ellos” (Rousseau, 1762).
Podemos apreciar en el fragmento anterior la concepción que Rousseau de las infancias,
lo cual es sumamente relevante debido a que refleja a la acción empática (como
comprender que a su edad, la lengua de los adultos no les es del todo entendible) inmersa
en los procesos educativos como pauta determinante del aprendizaje, y el hecho de
preservar ese manejo del lenguaje tan lejano a los niños, les imposibilitará a realizar una

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“Rousseau: Vínculos entre la sociedad y la educación”. Sociología y Educación 1.

resignificación (que es imprescindible para un aprendizaje auténtico, ya que conlleva cierta


“aplicación” de lo aprendido a su cotidianidad) significativa de lo que se busca que
aprendan. Es necesario señalar que tiende tornarse complejo el hecho de acercarse a cada
individuo con un manejo particular del lenguaje para promover la resignificación del
aprendizaje (parte de la utopía que podemos “atrapar” del fragmento anterior), pero tomar
como referente esa consideración que nos hace Rousseau respecto al manejo de un
lenguaje desconocido para las infancias (que es el que manejamos como adultos), es una
pauta para buscar la manera idónea de acercarse a ellas, y mucho más si hay implicación
de enseñanza de la razón o la moral, ya que son conceptos abstractos para muchos adultos,
y lo terminarán siendo más para las infancias, porque tienden a implicar una convicción
auténtica del sujeto, y para “enseñarla” a los niños se recurre a recompensas y castigos, lo
cual solamente les configura a actuar por esos premios o para evitar los castigos y no por
la razón o la moral. La “solución” para que surja un manejo idóneo del aprendizaje en las
infancias la expone Rousseau en el siguiente fragmento seleccionado:
“Haced que vuestro alumno se halle atento a los fenómenos de la naturaleza, y en breve le
haréis curioso; pero si queréis sostener su curiosidad, no os déis prisa a satisfacerla. Poned
a su alcance las cuestiones y dejad que él las resuelva. No sepa nada porque se lo hayáis
dicho, sino porque lo haya comprendido él mismo; invente la ciencia y no la aprenda. Si en
su entendimiento sustituís una vez sola la autoridad a la razón, no discurrirá más y jugará
con él la opinión ajena” (Rousseau, 1762).
Este fragmento es detonador a un cuestionamiento que incluso en nuestro contexto actual
sigue en debate; el dejar “solo” al niño para su aprendizaje. Aunque va mucho más allá del
“dejarle solo” tan cual; hay muchas más implicaciones que hacen que esa acción fomenta
su creatividad (entendiendo a la creatividad como la capacidad para resolver problemas) y
también una exploración que permite acercarse al aprendizaje significativo. Y está en
“riesgo de error”, pero de los errores se aprende también, y ese aprendizaje también es
significativo porque se tiene muy en cuenta el error para no volver a repetirlo. También hay
ciertos factores que cuestionar como hasta qué punto es necesario es dejar solo al niño
para su aprendizaje, ¿existe alguna manera de determinar el grado de “soledad” que
requieren las infancias para el aprendizaje? Aunque Rousseau nuevamente marca una
pauta desde la utopía, en la cual, podemos también actuar con cierta supervisión como
espectadores de su proceso de aprendizaje, sin dejarle de todo solo, y cuando se presente
una dificultad mayor a la que pueda manejar el niño, la presencia de un adulto para
orientarle, explicarle (en la medida de lo posible y sin olvidar la empatía con el manejo del
lenguaje) y apoyarle, lo cual también conllevará a un aprendizaje significativo con base en
la experiencia del niño.
Los cuestionamientos que Rousseau plantea conllevan a apreciar ciertos principios
educativos innovadores. Del primer fragmento seleccionado (el cual habla de la
corresponsabilidad del padre y de la madre) refleja al principio del afecto como pilar
fundamental de la educación. Aunque tiene ciertas implicaciones porque, lamentablemente,
no todos los niños vienen de un hogar con esa base bien cimentada, por lo que se tendrá
que trabajar en una orientación que permita al niño apreciar tanto lo positivo y lo negativo
de esa etapa, para así generar resiliencia ante la situación, sin olvidar que lo anterior debe
de suceder cuando el niño ya esté más consciente para recibir esas explicaciones.

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“Rousseau: Vínculos entre la sociedad y la educación”. Sociología y Educación 1.

En el segundo fragmento (en el que se habla de la enseñanza de la razón en los niños) se


pueden apreciar principios educativos innovadores como la experiencia natural en la que
no se deben inhibir las necesidades del niño como detonador de nuevas experiencias de
aprendizaje. También vemos algunas “bases” del principio de diseño del medio ambiente
al considerar de manera empática el manejo del lenguaje hacia las infancias para su
comprensión. Ambos principios son muy importantes debido a la valoración de las
particularidades de las infancias para fomentar un aprendizaje que promueva una
apropiación y resignificación, en la medida de lo posible. Su pertinencia en la actualidad es
fundamental, y aunque puede ser cercana a la utopía por la compleja tarea de atención a
las particularidades de cada niño o niña, emplear recursos lúdicos de manera grupal (desde
una perspectiva empática hacia las infancias en la medida de lo posible) para que la
experiencia natural se vea favorecida y tenga relevancia para la resignificación de lo que se
ha aprendido.
Respecto al tercer fragmento (en el que se expone la necesidad de dejar “solo” al niño para
su aprendizaje), podemos rescatar la presencia de principios educativos innovadores como
el de la actividad, en el que, por medio de ella, el niño va considerando sus herramientas
para la exploración de su ambiente. De manera más implícita podemos intuir el principio del
buen maestro, el cual, pese a dejar que el niño explore por su cuenta, estará al pendiente
de cualquier situación que se pueda salir de control. Este último principio en particular tiene
implicaciones más complejas porque en un ambiente de clases más cotidiano, hay más
alumnos y alumnas que requieren de atención para ese aprendizaje en el que “se les lleva
de la mano” tenga buenos resultados, por lo que llegamos nuevamente a la utopía, pero
como referente para guiar la actitud del “buen maestro”. En el contexto actual podemos
visualizar que el hecho de que las infancias “estén solas” puede sonar un tanto escabroso,
pero con un ejercicio lúdico en el que se les permitas independencia, pero a la vez estén,
desde cierto punto, salvaguardadas, podría marcar la diferencia.
La trascendencia de los principios anteriormente mencionados tiene implicaciones sociales
debido a que van guiando al niño desde la resiliencia (lograda con el afecto). Para que, con
base en sus experiencias (con el apoyo de un buen maestro), puedan dirigirse a la sociedad
con más nociones de las implicaciones que tienen sus actos en la misma. Ese factor de
“dejar solo” al niño para que explore lo llenará de posibles referentes, los cuales podrá
utilizar al “enfrentarse” a la sociedad de manera más consciente.
La importancia de Rousseau brinda a las experiencias para el aprendizaje, es una similitud
que tiene con John Locke, pero los pensamientos de John Locke y Rousseau tienden a
apreciarse como “similares” a simple vista debido a que ambos, desde su posición en el
contexto de una educación ideal para miembros de la clase noble, ya visualizando y
analizando más a detalle, hay más hechos de trasfondo que marcan diferencias entre el
pensamiento de ambos. El mismo Rousseau hace alusión a ello en el siguiente fragmento
de Emilio o de la Educación:
“Discutir con los niños era la máxima fundamental de Locke, y hoy es la más usada; pero
me parece que no es el fruto que de ella se saca lo que debe hacerla muy apreciable, y yo,
por mí, no veo cosa más tonta que esos niños con quienes tanto han discurrido” (Rousseau,
1762).

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“Rousseau: Vínculos entre la sociedad y la educación”. Sociología y Educación 1.

En este fragmento apreciamos un “primer contraste” entre Locke y Rousseau, porque


mientras Locke tiene como máxima fundamental discutir con niños (como señala Rousseau
en el fragmento), Rousseau (como hemos podido apreciar anteriormente) considera este
aspecto de manera más empática con las infancias porque ha señalado la poca
comprensión que tienen del lenguaje porque no están del todo familiarizadas con él.
Otro factor fundamental de contraste entre Rousseau y Locke son justamente las
propuestas por las que son más conocidos: Locke (1693), desde su metáfora de que la
mente del ser humano es una “tabula rasa”, mientras que Rousseau (1762) señala que
“todo nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”. Aquí, notoriamente, está ese contraste
de las predisposiciones que ambos autores tienen respecto al nacimiento del hombre, y
aunque ambos consideran la influencia de la sociedad como factor de “cambio”, Rousseau
lo concibe como una perspectiva para tomar “precaución” con la sociedad; dándole
implicaciones más complejas.
Tanto la perspectiva de Locke como la de Rousseau marcan ciertos referentes utópicos
(aun en nuestro contexto), por lo que pueden funcionar como modelos hacia los cuales nos
podemos dirigir, considerando también las incidencias que puedan tener, y también valorar
las necesidades de nuestro contexto para visualizar a qué grado es pertinente considerarlas
por su grado de utopía. Tanto Rousseau como Locke pudieron ver más allá de su contexto
para establecer críticas y valoraciones que tienen trascendencia hasta nuestros días, un
modelo que vale la pena seguir mediante la introspección y revaloración de las
concepciones de lo educativo que se tienen en la actualidad.

Bibliografía.
Locke, J. (1986). Pensamientos sobre la educación (vol. 150). Ediciones AKAL-
Rousseau, J. J. (1821). Emilio, ó, de la educación (vol. 1). Alban y Compañía.

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