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UNIVERSIDAD PUBLICA

DE EL ALTO
INGENIERÍA DE SISTEMAS

UNIVERSITARIA: ABIGAIL ANCASI LAURA


TEMA: SUMA QAMAÑA

FECHA:08/09/21
DOCENTE: Lic. GEORGINA ELEN
MAGDALENA YENZ CUEVAS
UNIVERSIDAD PUBLICA DE EL ALTO

INGENIERIA DE SISTEMAS

SUMA QAMAÑA

La expresión suma qamaña deriva del idioma aymara: «suma», "plenitud",


"excelente", "bien" y «qamaña», "vivir", "estar siendo", "convivir". Suma
qamaña hace referencia a la buena vida, no en el sentido mediterráneo
de dolce far niente, sino más bien en el sentido moral de vida correcta o
vivir bien. La teorización corresponde a Simon Yampara y otros autores.
El concepto es similar al de Sumak kawsay de los quechuas, pero con un
sentido más comunitario y de armonía con la Madre Tierra o Pachamama.
Otra diferencia es que se traduce al español como «vivir bien y sano».
Suma qamaña, comúnmente conocido como buen vivir o convivir bien, es
un concepto andino relacionado con la manera en que la gente entiende
la vida y conceptualiza la salud. Es un modelo de armonía en que se busca

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un equilibrio con todas las cosas, incluida la comunidad, la naturaleza, la


espiritualidad, la familia, el cuerpo, y la mente.
«El Suma qamaña es el equilibrio material y espiritual del individuo (saber
vivir) y la relación armoniosa del mismo con todas las formas de existencia
(convivir)»
La indianidad boliviana tiene una cosmovisión del mundo a la que llama
Suma Qamaña. Está relacionada con el concepto muchik de la Vida
Dulce que es una vivencia interactiva y cotidiana de tener a mano lo
necesario y suficiente dentro de un modo de vida austero y diverso,
lubricado por el cariño, que no excluye a nadie.
En este modelo de austeridad, equilibrio y suficiencia de lo bueno, bello y
necesario, nadie debe ser excluido, ni los dioses ni la naturaleza. Esta
concepción de la Vida Dulce sería posible porque la cosmovisión andina
no es antropocéntrica ni newtoniana; es ecológica y cuántica.
El Suma Qamaña, tal como lo concibe la sabiduría ancestral de los
pueblos andinos, se funda en los siguientes principios o elementos claves
de la experiencia y el pensamiento milenario de los habitantes de los
Andes, condensado en su Cosmovisión.
1.- Todo tiene vida y consciencia. Para el hombre y la mujer andinos el
Universo, o Pacha, es un organismo vivo cuyas partes están
interrelacionadas y en constante interdependencia e intercambio. Es un
Todo unido íntimamente por un continuo de energía, un universo donde no
existen partes separadas, independientes ni espacios vacíos. Cada uno de
los seres que lo constituyen, seres humanos, divinidades, animales, plantas y
minerales, posee consciencia, afectos y, por tanto, merece un trato
respetuoso y digno, como una persona. La reciprocidad es el modo natural
y propio de relacionarse. En este sentido, se contrapone radicalmente a la
episteme cartesiana (uno de los fundamentos de la Modernidad), que
concibe el Universo como una gigantesca máquina regida por leyes
estrictamente deterministas y mecánicas. La descripción que hace el
filósofo Elías Capriles respecto a la vida del hombre primordial nos da una
imagen sobre como conciben ancestralmente los andinos la vida en
Pacha:
“Los humanos primordiales no se sentían separados de la plenitud
del continúo ininterrumpido del universo y en consecuencia no
experimentaban carencia alguna. Puesto que ellos no se experimentaban
a sí mismos como entes separados, el mundo entero —incluyendo a los
otros seres humanos, los animales, las plantas y los minerales— era su propio

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cuerpo y era cuidado como tal. Dado que obtenían su sustento por medio
de actividades placenteras, no necesitaban ganarse el pan «con el sudor
de sus frentes». Ya que su comportamiento era espontáneo y beneficioso
para todos, no necesitaban reglas ni prohibiciones. En la terminología
taoísta, puesto que imperaban el Tao y su Virtud (el Te que fluye
naturalmente del Tao), no había necesidad de propiciar el amor o imponer
la justicia.”
2.- No existen los “recursos naturales”. Corolario de lo anterior es que los
llamados recursos naturales por occidente, esto es, la tierra, el aire, el
agua, los minerales, los hidrocarburos, la energía solar, eólica y geotérmica,
no son concebidos como simples recursos por la mentalidad andina sino
como seres vivos, como órganos que conforman un gran organismo
cósmico. Como señala Gerardo Fernández Juárez, el entorno físico del
aymara, es “un entorno vivo, poblado por seres hambrientos, en el que el
éxito, la productividad agrícola y su propia salud dependerá del grado
óptimo en que sistematice su relación con ellos.” En este sentido, es
importante respetar los ciclos de la tierra, pues, como cualquier ser
humano, la tierra necesita comer, descansar y estar en actividad. En
agosto, por ejemplo, “La tierra tiene sed, hambrea, está abierta y recibe
con facilidad; está viva”…Es preciso ofrecerle en ese momento “una mesa
para que se sacie y, una vez satisfecha, procure una cosecha abundante
y un bienestar aceptable para toda la familia”[6]. Semejante concepción
vuelve absurdos y sacrílegos los intentos por privatizar estos seres, pues no
se puede vender ni privatizar a un ser querido. Así, el hombre y la mujer
andinos conciben la vida como “el resultado de un intercambio armonioso
entre todos los seres”, rechazando la explotación, “la usurpación y
soberbia de algunos por encima de otros.”

3.- Concepción del ser humano. La dignidad y la posición natural del ser
humano en Pacha, según este marco valórico-cognitivo, están
directamente relacionadas con su labor de cultivador, cuidante y
facilitador de la Pachamama, la única fuerza productora. “El ser humano
no produce o crea, sino que cultiva o cría para que la Pachamama
produzca. El ser humano es transformador de elementos y procesos que de
por sí no dependen de él.” En este sentido, el desarrollo para el hombre y la
mujer andinos no puede limitarse al bienestar independiente y exclusivo del
ser humano, sino a una convivencia equilibrada y armónica con todos los
seres que constituyen Pacha. Más que buscar el crecimiento económico o
la acumulación de bienes, se guían “por el equilibrio cósmico que se
expresa-entre otros- en el equilibrio ecológico y social.”

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4.- Convivencia. La posición del ser humano en Pacha conlleva


necesariamente a una concepción del Desarrollo o del Bienestar como un
Buen vivir, pues supone una relación respetuosa, equilibrada y armónica
con los demás seres que viven y son en Pacha: animales, plantas,
minerales, espíritus y divinidades. Este Buen Vivir emerge natural de una
coexistencia equilibrada, de acuerdo a los principios en los que se funda la
cosmovisión de los pueblos andinos, a saber: relacionalidad,
complementariedad, correspondencia, reciprocidad y ciclicidad. En este
sentido, el Buen Vivir es, fundamentalmente, un Buen Convivir, ya que el
bienestar y la plenitud en la concepción del hombre y la mujer andinos se
da siempre en la relación, jamás de manera independiente o individual. El
Buen Vivir no es “ni riqueza ni pobreza, ni despilfarro ni escasez, ni lujo ni
carencia, sino una vida en armonía con todos los demás seres, una
convivencia intercultural, interbiótica e intergeneracional”.

5.- Colectividad. Para el jaqi andino, el desarrollo humano sólo es posible


en la colectividad, jamás de manera individual, pues el bienestar es el
resultado de una convivencia armónica y equilibrada entre todos los seres
que constituyen Pacha. Es el conjunto de seres humanos, animales,
plantas, divinidades, minerales y espíritus, y el tipo y grado de relación que
se establece entre ellos, lo que da cuenta del nivel de desarrollo que es
posible alcanzar. Huelga decir que es imposible mantener grados óptimos
de bienestar general si sólo lo alcanzan unos pocos en desmedro o a costa
de otros; esto atentaría contra el equilibrio que es necesario cuidar y
cultivar si se quiere alcanzar una sociedad justa y sana.

6.- La economía sujeta a otros valores y principios. Para occidente, la


economía está indisolublemente unida a la idea de crecimiento y a la
acumulación del capital. El desarrollo se mide fundamentalmente en
términos cuantitativos (PIB), y la complejidad de las relaciones humanas y
de la sociedad misma se simplifica para establecer indicadores que den
cuenta de estos procesos. En las actuales sociedades capitalistas los
valores económicos son los valores omnímodos, todo se supedita a su
lógica y a su funcionalidad. En este sentido, la mentalidad occidental
concibe a los seres que constituyen Pacha como productos, mercancías, o
recursos: naturales, humanos, materiales, etc., que al cosificarse se transan
en el mercado. El universo para esta visión es un enorme reservorio de
objetos valorados en tanto en cuanto generen utilidades a quien los
posea. Mientras que en el pensamiento del hombre y la mujer andinos el
desarrollo económico se funda en el trato y manejo cuidadoso de la Casa
Común (wasi; uta) que es el universo (Pacha). Tal como señala Calixto
Quispe Huanca, Bachiller en teología, Pacha es: “el eterno misterio, el nido

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donde creemos existir dentro del universo vital cósmico. Por eso decimos
nido de oro y plata en la dimensión del infinito y en sus múltiples
manifestaciones. Es la casa grande, el nido de la vida donde el espíritu nos
hace vivir en armonía y por eso nos saludamos y proclamamos en los
diferentes ritos cotidianos diciendo: que todo sea en hora buena. Es el nido
de los espíritus protectores como ser: ispalla, espíritu de la plantas, illa
espíritu de los animales, kuntur Mamani espíritu de la casa y otros. Pero
también los espíritus malignos están presentes: lari lari, waxwa, antawalla,
saxras y otros que amenazan y provocan el desequilibrio”.

“En nuestra cosmovisión la Pacha (el cosmos) es nuestra casa grande,


nuestro gran nido de Suma Qamañ Uta. Los y las que habitamos en ella
somos hijos e hijas de ella, por lo tanto somos una gran familia de diferentes
edades, géneros, tamaños, colores, gustos, costumbres y otros(…) La
Pacha es todo cuanto existe y vive en el universo”

Esta concepción del mundo en el que vive el hombre y la mujer andinos no


puede si no tener como consecuencia un concepto de desarrollo basado
en un proceso de maduración holístico al ritmo del desenvolvimiento
orgánico de la Pacha. Así, “el desarrollo económico siempre está sujeto a
un proceso mayor que incluye aspectos espirituales, religiosos, culturales,
civilizatorios, sociales y políticos. En lo práctico, esto significa que la
economía tiene que someterse a la política y ética, y estas a la
cosmovisión o Pachasofía.”

7.- Concepción cíclica del desarrollo. Considerando lo dicho


anteriormente, el desarrollo para el mundo andino no es unidireccional ni
irreversible. En este sentido, el concepto de progreso, tal como lo concibe
la mentalidad moderna de occidente, es complemente imposible para el
andino: lo mejor no siempre está delante ni lo más nuevo u original es el
valor por antonomasia. Quiparu nayraru uñtas sartañani, mirando atrás
vamos a ir adelante, es el apotegma aymara que configura la manera de
comprender el desarrollo y el desenvolvimiento del tiempo (concepción
cíclica) del hombre y la mujer andinos, es decir: el modelo del Buen Vivir,
Suma Qamaña, puede encontrarse atrás, en un pasado remoto, en
formas, principios, costumbres y códigos de comportamiento de los
antepasados, y no necesariamente en el futuro. Como señala José
Estermann, “El ser humano andino camina de espalda (qhipa) hacia el
futuro (qhipa), mirando con los ojos (ñawi; nayra) hacia el pasado
(ñawpapacha; nayra pacha), para orientarse y buscar la utopía”.

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