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DELMUNDOANTIGUO
RAQUEL LÓPEZMELERO
Profesora Titular de Historia Antigua (UNED)
BREVE HISTORIA
DEL MT]NDO ANTIGUO
PRESENTACIóN r3
TEMA 1. MESOPOTAMIA 15
l. Introducción .......... 15
2. Pueblos,lenguas y culturas .. 17
3. La escritura y los sellos 20
4. Uruk: un primer modelo de ciudad-estado ......... 2l
5. La ciudad como centro de poder 22
6. El Vaso de Uruk (Vaso deWarka) 24
7. El enigma de las tumbas de Ur......... 25
8. Funcionamiento de la economía redistributiva 26
9. Las reformas de Urttkagina.............. 27
I0. Ur-Nammu y la construcción de una sociedad justa ......... 28
1l. dios-rey y el rey-dios ................
El 3l
12. Los códigos del Próximo Oriente 32
13. Los comerciantes asirios: el karum de Kanesh 35
14. La dureza proverbial de los asirios 36
15. La peculiaridad del estado imperial asirio......... 37
16. Estructura de la sociedad babilónica 39
17. La piedad y la culpa 4l
TEMA 2. EGIPTO 43
l. Introducción .......... 43
2. La geografía y los habitantes............ 45
3. Laescriturajeroglífica...... 47
4. Los egipcios de Naqada 50
5. Horus-Narmer,Menesy Horus-Aha.............. 50
ÍNorcp 7
6. Génesis y organización del estado 53
7. La imagen del faraón y la función de la realeza . .. 55
8. El ejercicio del poder y la figura del VISlT 58
9. La defensa del territorio y el ejército 60
10. La experiencia imperialista 6t
11. La función de Maat y las formas del derecho 63
12. La administración de justicia 64
13. La vida después de la muerte y la función de las pirámides 66
14. Una religión peculiar 69
15. Los desarrollos teológicos ............ tl
16. La religión de Osiris 73
17. El faraón místico y revolucionario......... 75
18. Los dominios funerarios y la propiedad-posesión de la tierra....... 76
19. Los faraones extranjeros................. 78
20. Egipto en la Época Romana 80
1. Introducción ............... 83
2. La región sirio-palestina o Levante mediterráneo............ 84
J. Asia Menor o Anatolia 85
4. Irán y Persia........ 86
5. Evolución de la región sirio-palestina a lo largo de la Edad del
Bronce 88
6. Los estados palaciales sirios.......... 90
7. El reino de Amurru y los hapiru................. 93
8. El problema de la indoeuropeización: el caso de Anatolia 94
9. El estado de los hititas 97
10. El carro de guena y los maryannu ........... 99
11. El intercambio de presentes y el juego de la diplomacia............... 101
12. Los Pueblos del Mar... 103
13. Los estados de comienzos del primer milenio en la región sirio-
palestina.... ro4
t4. La instalación de los hebreos en Palestina 106
15. El estado de Israel-Judá.............. 108
16. Los reinos separados y la consolidación de los judíos 110
17. Los comerciantes fenicios 111
ÍNorc¡, 9
TEMA 6. EL MUNDO HELENÍSTICO 165
ÍNotcs 11
12. La experiencia de Juliano "el Apóstata"............... 266
13. Lacreación del Imperium christianumporel emperadorTeodosio 267
14. La empresa de Justiniano y el final del Mundo Antiguo 268
15. la producción y el comercio en el Bajo Imperio .............. 270
16. Los trabajadores agrícolas 271
17. Administración y burocracia................ 2lz
18. El papel de los obispos 273
19. Causas de la disolución del Imperio Romano de Occidente......... 274
20. El legado de Roma 275
BIBLIOGRAFÍA 28r
L2 BREVE HIsToRIADELMUNDoANTIGUo
PRESENTACION
PRESENTACIÓN I3
que puedan integrar los conocimientos de Historia Antigua correspondientes a la
asignatura de Historia Antigua y Medieval en un contexto apropiádo. Las Guías
Didácticas, que pueden encontrar, en los respectivos cursoi viituales, los estu-
diantes ya matriculados, contienen la información necesaria sobre el desarrollo
de las actividades y sobre la forma de evaluación.
Todos los temas están estructurados como procesos históricos, lo que signifi-
ca que los contenidos,que se incluyen en ellos corresponden, al marcoironológi-
co de referencia. En las respectivas introducciones, se intenta esbozar una di-a-
cronía, con el tipo de periodización que en cada caso procede, y, en los desarrollos,
se han introducido referencias cronológicas frecuentes para que el estudiante no
pierda el hilo conductor. Las Tablas que se incluyen al final sirven al mismo fin.
La orientación en el espacio, y la visualización de determinados elementos de
contenido sobre mapas históricos, es de la mayor importancia; pero, en esta asig-
natura,no se puede realizar con un material didáctico de este tipo, porque lo encá-
recería de un modo desorbitado, sin cumplir, a pesar de ello, los vérdaderos obje-
tivos. Son muchos los mapas históricos necesarios para seguir la lectura; y tienen
que tener una buena calidad, para que su ayuda resulte eftcaz. Si el estudiante asume
la disciplina de ir gugueleando las referencias geográficas de todo tipo que le apa-
recen€n el texto, podrá comprobar la cantidad de recursos cartográficos que tiéne
a su alcance en internet. La alternativa, sería, en cualquier caso, un atlas histórico.
Por razones similares se ha desistido de incluir, en este texto, un glosario. El
recurso a la Wikipedia (entradas en inglés) ofrece, además,la posibilidad de obte-
ner una información mínima, o bien de ampliarla, según el caso; y, no solo en lo
que respecta a los términos que se incluyen habitualmente en los glosarios, sino
también en relación con figuras históricas o acontecimientos. Lo mismo cabe decir
sobre las menciones arqueológicas, que suelen contar, en la web, con una buena
dotación de imágenes.
Se ofrece, en fin, una bibliografía complementaria, en español y accesible,
que puede utilizar el estudiante de acuerdo con sus propias disponibilidades y pre-
ferencias. En el caso de tener interés por ampliar de un modo muy especiat átgrin
ámbito o aspecto determinado, la obra de referencia sería 7a Cambridge Anclent
History Qos volúmenes aparecidos después de 1970), de la que es deudor en gran
medida este texto, como también lo es, naturalmente, de otros muchos trabajoi de
especialistas.
- Con el fin de facilitar la correcta lectura de las palabras griegas trascritas al alfabeto latino
a quienes no conocen las reglas de la acentuación griega, se ha procedido a utilizar las til-
des como si se tratara de palabras españolas. La y representa el mismo sonido que la u, en
francés, y 1a ü, en alemán. La lz inicial representa una aspiración. Las combinaciones ph,th
y ch se pronuncian, respectivamente, como/, zy j en español.
- Sobre los problemas que plantean las transcripciones de lenguas orientales, se advierte en el
tema 2, a propósito de la escritura jeroglífica. En general, se ha optado por utilizar las for-
mas coffespondientes a las entradas de la Wikipedia.
14 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
Tema 1
MESOPOTAMIA
1. Introducción
2. Pueblos,lenguas y culturas
3. La escritura y los sellos
4. Urt¿k: un primer modelo de ciudad-estado
5. La ciudad como centro de poder
6. ElVaso deUruk(Vaso deWarka)
7. El enigma de las tumbas de Ur
8. Funcionamiento de la economía redistributiva
9. Las reformas de Urukaginct
I0. Ur-Natnnm y la construcción de una sociedad justa
1l . El dios-rey y el rey-dios
12. Los códigos del Próximo Oriente
13. Los comerciantes asirios: el karum de Kanesh
14. La dtreza proverbial de los asirios
15. La peculiaridad del estado imperial asirio
16. Estructura de la sociedad babilónica
17. La piedad y la culpa
1. Introducción
TEMA l. MESoPoTAMTA 15
ríos, desde las cadenas del rauro y el Antitauro, por el nofie, hasta el golfo
Pérsico por el sur. El desierto de Arabia y las altiplanicies sirias constituyen el
límite occidental, mientras por el oriente la separan del Irán las estribaóiones
de los montes zagros. Básicamente se coffesponde Mesopotamia con el actual
estado de Irak, aunque incluye también algunas zonas que hoy pertenecen a
Siria y a Turquía.
Esa gran unidad geográfica está formada en realidad por dos unidades muy
diferentes, separadas por una franja desértica que se sitúa al norte de Bagdad.
La 4q{edÁeplet-ttig!?l es elp?_{Lg llt-_o-qt?l-o_s_A y riene un gllmg*ggntinenral, con
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do con pastizales. Ahí se formó el estado de Asiria, con su capital en la ciudad
de Assur,junto al rigris; logró desarrollar una de las tres principales culturas
de Mesopotamia, con manifestaciones importantes en el segundo y primer
milenios.
La p.af.lgsrlr, en cambio, es una llgguqgl*qvial.m-ufféftll,lo que hace posi-
ble el cultivo_de g{1{r_dgF e¡tens-isu_e_s_I;G€.adí_o: la?nicá opción, de hécho,
debido a las 4!1p!19!gpg!1!U$.q y a la g-qgasez.dp-pfp-c*rpita_c-ip_n_e-s.Fue el esce-
nario de las otras dos grandes culturas mesopotámicas: la sumeria, del tercer
milenio, y la babilonia, que toma el relevo en los dos milenios siguientes. Los
griegos llamaron a toda esa región Babilón (lo que es una helenización de su
nombre Babili),porque desde comienzos del segundo milenio Babilonia fue la
ciudad dominante y la capital indiscutida de una unidad política que, como en
el caso, de Assur,tuvo una tendencia imperialista. La ciudad existía desde fina-
les del tercer milenio con el nombre de Babilla, de origen incierto, pero no
semita. Los semitas mesopotámicos reinterpretaron más tarde el topónimo
como Bab-ili ("puerta del dios"). Por su parte, los semitas judíos la llamaron
Babel, que significaría "confusión", referida a la pluralidad de lenguas que se
hablaban allí. Babilonia parece haber sido la primera ciudad de la Historia que
logró alcanzar los 200.000 habitantes y siempre estuvo densamente poblada.
La primera época histórica de Mesopotamia se desarrolla en la parte sur de
la zona meridional, que es lo que se conoce como el país de súmer, con (Jruk
(3900-2900), primero, y luego ur y Lagaslz como ciudades más importantes
(2900-2340). La unificación política de la Mesopotamia meridional la lleva a
cabo por vez primera sargón, quien crea la ciudad de Akkad en la parte norte,
que es a lo que se llama país de Akkad.Tras el período de Akkad (2340-2200),
sigue una fase conocida como renacimiento sumerio, con la figura significati-
va del rey Gudea de Logash (2150-2100) y, sobre todo, con una Tercera Dinas-
tía de Ur, inaugurada por Ur-Nammlt,"rey de Súmer y Akkad' (Zll2-2094).
El segundo milenio conoce ya la polarización, y la gran rivalidad, entre
Babilonia y Asiria como poderes supremos de las dos partes de Mesopotamia.
Al principio, Asiria había sido solamente una potencia comercial, pero uno de
16 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
los clanes nómadas amorritas. que se habían infiltrado en Mesopotamia tras el
eclipse de la Tercera Dinastía de Ur, consigue acceder al trono y crear, con
Shamshi-Adad r (hacia 1830 a.C.), el Imperio Paleo-Asirio. Otro de esos cla-
nes inauguraba no mucho después la Época Paleo-Babilónica (1894-1595),
durante la cual gobiernan las dinastías amorritas, a partir de Hamtnurabi (1792-
1730), toda la Mesopotamia meridional.
Entre los siglos xvt y x discurre una época intermedia de Babilonia, con un
dominio de trescientos años de los reyes casitas, procedentes de un pueblo de
los Zagros, que no era semita. A continuación se produce una restauración del
poder babilónico bajo el rey Nabucodonosor t (Nebukadnezor 1,1125-1104).
En los siglos xvl a mediados del xII, que se corresponden con el Bronce
Reciente, todo el Próximo Oriente se convierte en un terreno de juego de gran-
des potencias, donde la suerte de cada uno, también de los pequeños, depen-
de de la suerte de los demás. Los principales actores son Babilonia, Asiria,
Mitanni,los Hititas y Egipto. En esa época se encuadra el Imperio Asirio
Medio.
El primer milenio inaugura el Imperio Neo-Asirio (934-609),que mantie-
ne sometida a Babilonia, pdmero bajo una forma suave de dominio, similar a
la que habían ejercido los monarcas asirios en el pasado, llegando más ta¡de a
ocupar su trono, y a su total destrucción en el 689 a.C. a manos de Senaque-
rib (Sanherib),hijo de Sargón Il, que es la figura más prominente de la época.
Aunque es reconstruida por los propios asirios, se vuelve a sublevar y de nuevo
es conquistada. Entre eL625 a.C.y el 539 a.C. vive Babilonia su última fase
de independencia, la época Neobabilónica, iniciada por Nabopolassar ($)J-
605) y que alcanza, bajo su hijo Nabucodonosor tt, la mayor prosperidad. El
último rey, Nabónido (555-539), tiene que entregar la ciudad a los persas; pero
Babilonia sigue viviendo una época próspera como parte del Imperio Aque-
ménida (539-331). Asiria, por el contrario, se había eclipsado totalmente con
la desaparición de su estado en el 609 a.C.
TEMA 1. MESoPoTAMTA 17
último término del Asia Central, porque su lengua aglutinante solo tiene afi-
nidades con el turco, como más próximo, con el mogor y el japonés, por el
oriente, y con el grupo húngaro-finés, por el occidente. pero, en consonancia
con el desarrollo de la cultura sumeria entre el 3400 y el 3100 a.c., se regis-
tra en la Mesopotamia meridional una entrada continua de hablantes de una
lengua semítica del grupo oriental -los llamados más tarde acadios- que pro-
cedían seguramente de siria, porque la ciudad de Mari, en el curso *é¿io ¿"t
PurtryJ fue un importante centro acadio. Se instalan, sobre todo, en la región
del río Diyala y en la parte norte de la Mesopotamia meridional
-que teníá su
centro en la ciudad de Kish- donde se constituyen como elemento dominan-
te no solo numérica sino culturalmente. cuando se inicia el período de Akkad,
en e12340 a.c., se impone el acadio como lengua común en toda la Mesopo-
tamia meridional, porque para entonces los semitas deben de haber sidoya
numéricamente dominantes también en Súmer, aunque en esa zona se con-
servaran todavía la cultura y la lengua sumerias. La población sumeria, que,
según todos los indicios, no había recibido nuevos aportes desde su instála-
ción en Súmer más de mil años atrás, debía de estar prácticamente extingui-
da. cabe pensar que quienes la mantienen son, en realidad, semitas sumiri-
zados, pero cuyo carácter semita, en términos de organización social y de
referentes ideológicos, no solo no se pierde sino que se refuerza en un con-
texto claramente semita.
Más tarde, el acadio es adoptado por los amorritas (semitas occidentales),
que llegan a Mesopotamia a comienzos del segundo milenio, diversificándo-
se en dos variantes, el babilonio del sur y el asirio del norte. Desaparece enton-
ces por completo el sumerio como lengua hablada, aunque se conservó duran-
te mucho tiempo como lengua de cultura, especialmente en el ámbito religioso;
mientras tanto, el acadio babilonio es la lengua de uso en la documentación y
en la literatura, también por parte de los asirios. Consigue así perdurar hasta
la dominación persa, a mediados del primer milenio, en que adquiere el catác-
ter de lengua oficial, junto con el persa y el elamita del territorio iranio. Pero
se trataba de una linguafranca, porque está claro que en Mesopotamia se
hablaron muy distintas lenguas, semíticas y no semíticas, que no han dejado
huellas escritas. Ni siquiera lo han hecho cuando, como en el caso delos guti,
que sustituyen a la dinastía de Akkad, o el de los casitas, que suceden a los
amomitas en Babilonia, o el de los caldeos del período neobabilonio, corres-
pondían a la capa dominante.
Por otro lado, el arameo, que era la lengua de un grupo de semitas occi-
dentales instalado en Siria a comienzos del primer milenio, tuvo cada vezmás
presencia en el territorio asirio, donde también penetraron, alcanzando el catác-
ter de lengua oficial en el Imperio Neo-Asirio, junto con el acadio. su gran
ventaja era que utilizabauna forma de escritura alfabética,mucho más fácil de
aprender que la cuneiforme, y que se podía pintar sobre papiro, madera y cerá-
18 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
mica ya cocida. No solo consiguió convertirse en linguafranca en Mesopota-
mia: durante la época helenística (tema 6) empezó a compartir con el griego
ese carácter en un territorio que se extendía desde Egipto hasta Afganistán, lo
que duró hasta la llegada del Islam, cuando el árabe sustituyó esas dos len-
guas. Pero quedan todavía hoy unos 400.000 arameohablantes.
TEMA r. MESoPoTAMTA 19
3. La escritura y los sellos
20 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
de arcilla fijada con una cuerda. A partir de ahí se encuentran en tablillas que
registran documentos, a modo de firma y autenticación.
TEMA r. MESoPoTAMTA 2l
Ese modelo económico tenía la ventaja, tanto para los individuos como
para las comunidades, de minimizar los riesgos que amenazaban continua-
mente su supervivencia, y de asegurar una coordinación eficaz en el manteni-
miento de los campos de cultivo; pero también resultaba gravoso, al tener que
soportar a una burocracia improductiva. Por no hablar de los costos de ciertas
obras públicas: se ha calculado que, para hacer latertaza de las construccio-
nes monumentales del distrito de E'ana,tuvieron que trabajar unos 1.500 hom-
bres durante más de cinco años a razón de diez horas diarias. Además, contri-
buyó a la estratificación social, en la medida en que los administradores se
consolidaban como una capa superior: la gran masa de trabajadores, en los dis-
tintos sectores, debía ser controlada y organizadaparaque pudiera funcionar,
pero ello significaba que los administradores tenían que tener autoridad sobre
ella. Documentos posteriores atestiguan hasta qué punto llegaron en el abuso
de poder.
Entre el 3100 a.c. y el290o a.c. (el llamado período de Dschemdet Nasr,
que se corresponde con el de Uruk rv) se registran cambios. Uruk se rodea de
una muralla de 10 km y unas novecientas torres, lo que se debe poner en rela-
ción con el desarrollo de ciudades rivales. El hallazgo de sellos de esas ciuda-
des sugiere la existencia de una cooperación, relacionada,q.uizá,con los cana-
les; pero también podría tratarse de una coalición con fines bélicos. La más
significativa es Kish, ya cerca de Bagdad, en cuyas proximidades (yacimien-
to de Dschemdet Nasr) se ha hallado un palacio con archivos. Los documen-
tos indican que una persona identificada como en y su esposa no solo admi-
nistraban el palacio sino que tenían derechos sobre una importante cantidad de
tierra. Ello sugiere que se había producido un cambio significativo sobre el
modelo de uruk. La tradición mítica mesopotámica afirmaba que la realeza
había bajado del cielo en Kish, y es ésta la ciudad rival de uruk en el período
siguiente. Los motivos de este desarrollo de Kish no los conocemos, pero pue-
den estar en relación con el hecho de que es la primera ciudad en la que llega
al poder un grupo de población de origen semita que tiene una organización
social distinta de la que era habitual en las ciudades de Súmer. como ya se
dijo más arriba, la zona de Kish había sido ocupada por semitas orientales.
22 BREVEHIsToRIADELMUNDoANTIGUo
individuo y la comunidad, o entre el símbolo y la realidad que se esconde tras
é1. Esa indefinición funciona de alguna manera como fundamento de legiti-
midad de todo el sistema y como estímulo parala acción coordinada. La ciu-
dad es un modelo objetivado de la sociedad en una dimensión pefmanente y
magnífica, que, por eso mismo, se identifica con el lugar de culto y con el lugar
donde se centraliza la economía y se almacenan los recursos. La ciudad es el
cosmos y es la hacienda común. Y es una entidad primigenia que, en cierto
sentido, precede al hombre y que se identifica con la divinidad que la protege.
Las ciudades que construyen las comunidades humanas son actualizaciones
de la ciudad ideal, de la ciudad cósmica. La destrucción de la ciudad, que sig-
nifica, en el plano material,la pérdida de los recursos almacenados y la capa-
cidad de guardarlos en el futuro, es también la desaparición de la divinidad
que la representa y el fin de la comunidad en el plano institucional. En Meso-
potamia,la destrucción de las grandes ciudades se veía como el fin del mundo,
como una catástrofe de dimensión cósmica.
Y es que esa concepción de la cultura sumeria no solo sirve para que el
modelo de Uruk se repita, aunque a menor escala, por todo el territorio de
Súmer sino que irradia su influencia por Irán, Anatolia y Siria. En Mesopota-
mia se perpetúa, con una tendencia de los reyes a la construcción de nuevas
ciudades suntuosas, que no responde a ningún imperativo práctico. El caso
que mejor ilustra esa realidad es, probablemente, el de Asiria, donde Asszr es,
al mismo tiempo, el nombre de la ciudad y el del dios. La identificación es tan
fuerte entre la comunidad y la ciudad que los asirios no vieron con buenos ojos
los intentos de algunos de sus reyes por crear nuevas ciudades. A pesar de ello,
Sargón tt quiere culminar su empresa de creación del Imperio Neo-Asirio con
la construcción de una gran ciudad, Dur-Sharrukin ("ciudad de Sargón"), que
es la actual Khorsabad, situada a unos 15 km al norte de la antigua Nínive y
en cuyas ruinas fueron encontradas las primeras esculturas asirias.
Los trabajos empezaron en el '777 a.C., utilizando para ello los botines de
las campañas realizadas por el rey -los magníficos tesoros del reino de Urar-
tu enffe ellos-,la mano de obra de numerosos prisioneros y deportados que
había conducido hasta allí e, incluso, la fortuna personal del propio Sargón. Los
documentos procedentes de los archivos asirios muestran que a las provincias
del Imperio se les exigieron sendas aportaciones para la construcción, debien-
do costear por sí mismas los materiales necesarios y el trabajo de los especia-
listas. Lo que se ha conservado da una idea de la magnificencia de esa obra
megalómana. que pretendía ser una representación del Imperio Asirio y una
miniatura del cosmos, tal y como afirma el rey en sus inscripciones conme-
morativas. Desde el principio se había mantenido Sargón en comunicación con
los dioses, que supuestamente patrocinaban su empresa; los más importantes
de ellos viaiaron, en sus estatuas, hasta la nueva ciudad, para santificar con su
presencia, en el 706 a.C., una inauguración solemne a la que asistieron emba-
TEMA I. MESOPOTAMIA 23
jadas de todos los sometidos, portadoras de valiosos presentes. Pero un año
más tarde Sargón perdió la vida en una campaña y su cadáver quedó a merced
de los enemigos. Los asirios, que construían las cámaras funerarias y todas las
tumbas bajo sus casas, para evitar al máximo la profanación de sus muertos, y
que daban una extraordinaria importancia a las honras fúnebres de los reyes
difuntos, interpretaron la suerte corrida por Sargón como un castigo del dios
Assur, es decir, como una clara señal de que Assur debía seguir siendo la ima-
gen y el centro del estado asirio. Así que Senaquerib, hijo y sucesor del rey, no
quiso utilizar el palacio, que quedó como sede del gobernador de la provincia.
Alacabeza de la sociedadde Uruk se encontraba.quizá,lo que se ha dado
en llamar un príncipe-sacerdote (en sumerio , en).porque combinaría la función
civil con la religiosa. Se distingue en las representaciones plásticas por un pei-
nado y una barba especiales y por un faldón en forma de red o liso, que tam-
bién podía ser transparente. Pero no es seguro que se trate, en ese caso, de la
autoridad suprema. De hecho, aparece en las tablillas un nameschda ("señor de
la maza"), que era un personaje prominente, y toda una serie de funcionarios
pertenecientes a un aparato de poder. También se encuentra una alusión a lo
que podría ser un jefe de milicias; nada sorprendente, considerando la necesi-
dad de defenderse frente a los de fuera y de garantizar la buena disposición de
los de dentro. Por otro lado, el hecho de que no contemos con referencias a
reyes en este contexto histórico, y de que, poco después, la epopeya de
Gilgamesh presente al supuesto rey de Uruk en interacción con un consejo de
ancianos y con una asamblea de hombres armados, sugiere que no existía aún
la figura monárquica.
TEMA l. MESoporAMrA 25
buen grado o a la fuerza, habían acompañado a los difuntos hasta la sepultu-
ra, ingiriendo allí un veneno para dejarse morir junto a ellos. Todo un cortejo
fúnebre, incluidos los músicos y los animales de tiro, había penetrado en la
tumba por el corredor y no había vuelto a salir de ella.
Cabría pensar que se trata de un banquete, como los que aparecen muchas
veces en el Mundo Antiguo en relación con tumbas y cultos funerarios, donde
se representa al difunto en compañía de sus allegados. Pero el sacrificio de
tantas vidas y pertenencias debe de significar algo más. En algunas de esas
tumbas aparecen objetos marcados con nombres de reyes. Del hijo de uno de
ellos conocemos una inscripción donde se le llama no solo "rey de Ur" sino
también "rey de Kish" ,lo que sugiere que había logrado controlar las dos regio-
nes más importantes de la Mesopotamia meridional, o tal vez toda ella. Tam-
bién se conoce por una inscripción a un hijo de éste; de modo que la familia
había conseguido perpetuarse enlarealeza durante tres generaciones (en la
primera dinastía de Ur), y eso no se encuentra atestiguado en Mesopotamia
con anterioridad. Es probable que el ritual funerario de las tumbas de Ur 1ue
parece documentado en Egipto, en un enterramiento varios siglos anterior (ver
tema2)- tratara de magnificar la función del rey de algún modo que facilita-
ra una transmisión hereditaria no aceptada previamente.
De la misma tumba procede el famoso objeto conocido como "estandarte
de Ur", que se conserva en el Museo Británico. Es una caja de madera deco-
rada con un friso organizado en tres bandas. Hay escenas de guerra y de paz.
Se muestra una batalla, donde aparecen carros tirados por caballos, que no sir-
ven para la lucha sino para el transporte del guerrero. Por el lado de la paz, los
frisos inferiores evocan la producción de alimentos vegetales y animales, mien-
tras en el superior se representa una escena de banquete.
TEMA 1. MESoPoTAMTA 27
ción de superioridad. El crédito privado con ánimo de lucro, o, mejor dicho,
con usura, pervierte por completo el modelo redistributivo, privándólo de
sus
elementos positivos y minando sus bases ideológicas
, -Aunqug el proyecto fue realizado en gran parte por su hijo shulgi (ver más
adelante), los dieciocho años del reinadó de ur-Námmu qitr2-zog4)
lo pre_
28 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
sentan como el prototipo del rey sumero-acadio que utiliza sus extraordina-
rios poderes para contrarrestar las tendencias abenantes del modelo socioeco-
nómico redistributivo. Este primer "rey de Súmer y Akkad'-también 1o habían
sido los de la dinastía de Sargón, pero como "reyes de Akkctd"- representa el
último intento,llevado a cabo en Mesopotamia, de sacar adelante un estado de
carácter redistributivo, sin propiedad privada de la tierra -toda ella era del
dios- y con un control eftcaz de las actividades de los administradores. Y ya
no se trataba solo de una ciudad-estado, sino de toda la Mesopotamia meri-
dional, que fue sometida a una reorganización, a base de distritos o provin-
cias, donde quedaban integradas todas las ciudades del territorio.
Al frente de esas unidades aparecen unos gobernadores de carácter here-
ditario, llamados ahora en-si ("señores de la tierra"), que estaban muy contro-
lados desde el poder central, lo que fue posible gracias a la habilitación de una
red de vías y de un sistema de correos. Hoy nos asombra la complejidad de esa
burocracia, por medio de la cual se intentaba centralizar al máximo los meca-
nismos redistributivos de las distintas comunidades. Según indican los docu-
mentos, cada provincia estaba especializada en la entrega de distintos produc-
tos, tanto comestibles como manufacturas, que luego se redistribuían y se
encauzaban también hacia el comercio exterior. En el caso de los distritos peri-
féricos, funcionaba, por el contrario, una forma de tributo en especie que se uti-
lizabadirectamente para el pago del personal militar, manteniendo a esos indi-
viduos al margen del sistema redistributivo.
Ur-Nammu parece haber diseñado de una pieza an estado que tenía que
enfrentarse a las tendencias disgregadoras internas, pero también a los ele-
mentos que amenazaban desde fuera, porque tuvo que realizar campañas con-
tra los gutiy contra el Elam. De hecho. había empezado como general -talvez
también hermano- de Utu-hengal, el primer rey de Súmer conocido después
de la dominación de los guti, que había sucedido, en Mesopotamia, al Impe-
rio de Akkad. Se trataba, probablemente, del gobernador de Uruk, que habría
logrado sublevarse con éxito al frente de una coalición de ciudades: en una
inscripción se vanagloria de haber expulsado a los invasores. Procedentes,
según parece, de la parte central de los Zagros,los guti son descritos en las
fuentes sumerias como un pueblo bárbaro que habría sumido en el caos a
Mesopotamia durante más o menos un siglo. Una situación idónea para orga-
nizarlo todo de nuevo.
Tras su victoria sobre Utu-hengal y después de haber colocado en Uruk a
uno de sus hijos como ¿n-sacerdote, Ur-Nammu estableció el centro del nuevo
imperio mesopotámico en Ur,donde puso a su hija como sacerdotisa del dios
local de lalwaNanna-Su'¿l¿, construyendo una muralla que rodeaba el recin-
to sagrado; y también erigió nuevos templos en otras ciudades, con las enor-
mes torres del tipo zigurat. Había organizado su investidura solemne en el
TEMA l. MEsoPorAMrA 29
templo de Nippur,lo que significaba una legitimación de su poder por pafie
del dios sumerio En-Iil para todo el territorio. De ahí el título dé ,,rey áe súmer
y Akkad". Desde esa posición podía emprender ra tarca que desóribe como
"organizat el camino desde abajo hasta aff7ba",la metáfora de "levantar el
país", utilizada en el sentido material de reconstruir
-canales, caminos, posa-
das y demás- y en el sentido ideológico de liberar de la esclavitud
-noianto
de los invasores como de quienes se habían hecho fueftes aprovechando la
situación. La labor de mejora de las comunicaciones, también aspectos
como la seguridad, fue muy importante para el desarrollo del comeriio, "n y,
desde luego, para el buen funcionamiento de los mecanismos redistributivoi.
Se construyeron, además, nuevos canales, que permitían aprovechar nuevas
tierras para el cultivo.
Toda esa organización se basaba en una especie de ordenamiento jurídico,
el código de ur-Nammu, del que solo se conservan partes. contiene leyes
penales sobre homicidio, daños a las personas, delitos sexuales o atenháos
conÍa la propiedad; pero también pretende regular todo aquello que resultaba
necesa¡io para el funcionamiento del estado en sus diversos aspectos, como la
unificación de pesas y medidas,la mejora del tráfico por tierrá y agua,la uti-
lización del ejército, la limitación de la influencia de los poderosos o la ela-
boración de un catastro de las tierras, partiendo de la idea de que el dios de la
ciudad era su único propietario.
se ufana ur-Nammu de haber sido implacable con los ladrones y con los
violentos, "haciendo resplandecer la justicia en el país". La idea de justicia se
relaciona, en este caso, con lavarade medir y con la cinta de agrimensor, que
recibe Ur-Nammu de los dioses porque solo es el ejecutor de sus actuaciones
de gobierno. Pero ambos objetos simbolizan un concepto laico de justicia, que
es el que legitima el modelo redistributivo de economía, donde uno espéra
recibir en consonancia con lo que aporta. El rey organizador es también ei rey
constructor, ya que, según se dijo más arriba, la ciudad-templo, como almacén
seguro de las provisiones, es una necesidad ineludible del sistema; así que la
vara y la cinta tienen también su aplicación en esa actividad.
El carácter semita (acadio) de la monarquía de (Jr tt quedapatente no solo
en la función del rey con respecto a la divinidad, que justifica su tono impla-
cable y su autoridad indiscutida, sino también en su imagen de pastor, que se
combina con la de constructor, amalgamando de ese modo la imagen semita del
pastor nómada con la imagen sumeria del agricultor sedentario. La imbricación
de los dos modelos culturales, que se complementan en Mesopotamia, es lo que
desarrolla el mito del pastor D umuzi y de la diosa Innana, el matnmonio sagra-
do sumero-acadio, y también la historia de amor más popular. El pastoi de
pueblos ur-Nammu es, como su hijo y continuador shulgi, un pastor sabio,
porque detrás de él está el dios, que inspira sus actuaciones.
30 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
11. El dios-rey y el rey-dios
TEMAl. MESOPOTAMIA 3I
des hazañas militares, sino más preocupado por las construcciones y embelle-
cimiento de los templos, para lo cual utilizó a prisioneros. Concretamente, en
relación con las obras realizadas en Nippur, donde estaba el templo del dios
En-lil y donde se hacía la investidura de los reyes, tenemos la primera noticia
sobre deportaciones de poblaciones extranjeras. Por lo demás, desarrolló el
proyecto de estado que había dejado inconcluso su padre Ur-Nammu, lo que
hizo posible la etapa, aparentemente tranquila y próspera, correspondiente a la
Tercera Dinastía de Ur.A partir del año duodécimo de su reinado, o tal vez algo
más tarde, utlliza Shulgi con su nombre el determinativo de los dioses, por lo
qLre parece haber sido objeto de una divinización oficial al modo de la de
Naratn-Shir?, aunque no conocemos detalles sobre ese acontecimiento.
A su muerte, tras un largo reinado, se ofrecen sacrificios ante el trono "divi-
nizado" del rey, lo que podría ser más bien una forma de sacralización de la
realeza. Por otro lado, hay un documento que se refiere a la subida de Shulgi
a los cielos sin dar más detalles; pero, en uno de sus himnos, compara a su
padre con una estrella y manifiesta el deseo de que se dirijan a é1 en oración
como a una estrella del cielo. De otros textos se deduce que Shulgi se presen-
taba como un pastor, que es una imagen semítica muy característica de la fun-
ción de larealeza;' y, como un pastor que sube a los cielos y, de alguna mane-
ra. se convierte en una estrella. Mucho más tarde, los astrónomos babilonios
conocían una "estrella de Shulgi", lo que también resulta singular. Por el con-
trario, la literatura sumeria desarrolló un poema que relataba un viaje de Ur-
Nammu a los Infiernos, donde se encontraba con Gilgamesh divinizado, al que
hacía ofrendas. Está claro que los soberanos de Ur uI se mostraban muy pró-
ximos a los dioses, pero la divinización y la subida a los cielos de Shulgi para
convertirse en una estrella es algo muy especial, donde habría que ver, posi-
blemente, una influencia de Egipto.
TEMA I. MESOPOTAMIA 33
trices para la justicia privada, que no podía quedar excluida como procedi-
miento, porque el estado no había desarrollado instrumentos alternativos sufi-
cientes. En esas sociedades, el recurso a la jurisdicción institucional es, bási-
camente, voluntario. Así habría que entender la ley del talión, que es un
elemento tan importante en el código de Hammurabi: quien ha recibido un
determinado daño puede resarcirse aplicándola en los términos establecidos
por el código, sin necesidad de que se juzgue al supuesto culpable. De todos
modos, los juicios eran muy numerosos, tanto por parte de la jurisdicción cen-
tral como de las comunidades y los templos.
Como medios de prueba se utilizaban, sobre todo,los testimonios perso-
nales y los documentos; la tortura no aparece en Mesopotamia hasta la época
helenística. Pero, si era necesario, se recurría a las fuerzas divinas, bajo formas
diversas. Una de ellas era el juramento, emplazando a la divinidad a fulminar
al perjuro. La otra erala ordalía o juicio divino, que siempre funcionaba con
las aguas: obligando a asumir, en el río, un riesgo importante de ahogarse. Al
principio tenía que aceptar obligatoriamente el procedimiento la parte acusa-
da, porque, si no lo hacía, resultaba condenada; más tarde tuvieron que pasar
por ello también los acusadores. La legislación de Hammurabi pretende, posi-
blemente,limitar el uso de ese tipo de procedimiento a través de disposiciones
como la que obliga a realizar bajo forma contractual y ante testigos las ventas
de esclavos o ganado y las entregas de oro o plata, so pena de ser considerado
como ladrón y, consecuentemente, ejecutado.
En el código de Hammurabi,tienen las mujeres un tratamiento mejor que
en las posteriores leyes asirias y babilónicas, y mucho mejor que el que
habían tenido antes, pero no sabemos por qué. Están, de hecho, equiparadas
a los hombres. Su punto débil es la capacidad, prácticamente ilimitada, que
se reconocía, por principio, en el Próximo Oriente a la hora de establecer
cláusulas en los contratos; la falta de restricciones en ese sentido las perju-
dicaba en los acuerdos matrimoniales que suscribían los padres y los novios,
porque podían enfrentarse a la muerte si llegaban aforzar el divorcio. El códi-
go asegura la situación financiera de la repudiada, especialmente cuando tiene
hijos, y siempre que no haya cometido adulterio; en cambio, en la legisla-
ción posterior, parece que el esposo no coffe ningún riesgo económico con el
repudio. Lo mismo vale para la viuda, que cuenta con la dote y con la apor-
tación inicial del novio, teniendo, además, derecho al usufructo de los bienes
obtenidos en el matrimonio. Tampoco se encuentra en otra legislación la pro-
tección económica de las mujeres frente a las deudas contraídas por el espo-
so. En el aspecto penal, el adulterio de la mujer se castiga con la muerte, igual
que el del hombre, a no ser que resulte perdonada por el esposo. Las leyes
posteriores insisten, en fin, mucho sobre la penalización de las mujeres, mien-
tras que, en este código, tienen, en general, la misma responsabilidad penal
que los hombres.
34 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUO
13. Los comerciantes asiriosz el karum de Kanesh
TEMA I. MESOPOTAMIA 35
plejidad de los negocios realizados generaba una enjundiosa documentación.
pero hay unos tipos básicos. Por un lado, están los contratos realizados entre
los comerciantes residentes en Kanesh y los transportistas que cubren la ruta
hasta Ass¿¿r, donde se menciona la cifra (en unidades de peso de plata) que
recibe el transportista, el nombre del representante del comerciante en Assur
que debe recibir la plata y el compromiso del transportista de regresar a Kanesh
con la mercancía de que se trate. Y, como los comerciantes trabajan con ges-
tores residentes en Kanesh, se suscriben los correspondientes "subcontratos"
entre las tres partes, el comerciante, el transportista y el gestor. Por otro lado
están las cartas que escriben los comerciantes de Kanesh a sus representantes
en Assur,con las instrucciones sobre 1o que deben hacer con la plata 1ue fun-
ciona como medio de pago, como medio de tesaurizaciín y como medio de
inversión- y demás detalles relevantes. Y, finalmente, están las cartas de los
representantes a los comerciantes, que contienen también mucha información.
Todas esas cartas las llevaban consigo los transportistas. Los comerciantes del
knrum se servían también de recursos financieros como los modernos pararea-
lizar operaciones sin mover la plata, y utilizaban el crédito como una fuente
importante de ingresos.
Los autores antiguos consideraban a los asirios como los creadores de una
forma de dominio que se distinguía por su extrema dureza. Se referían, natu-
ralmente, al Imperio Neo-Asirio (934-609 a.C.), que llegó a ser el estado más
poderoso de la época, a partir del reinado de Tiglat-Pileser m (7 44-727) y que
era el único sobre el que estaban bien informados. Un historiador romano del
siglo rt a.C. puntualiza que fueron los primeros conquistadores,lo que signifi-
ca-y,probablemente, es correcto- los primeros en aplicar, como los romanos,
un derecho de conquista que peffnitía disponer con entera libertad de las per-
sonas, las pertenencias y el suelo de los vencidos. La proverbial crueldad de
los asirios, de la que hacen gala sus reyes en los documentos oficiales, se debe-
ría al hecho de que, a diferencia de los romanos y de otros dominadores, no se
sentían condicionados por la actitud del vencido, ni estaban interesados en asu-
mir su buena disposición; sino que manejaban la idea de que el enemigo era
irrecuperable, y, por eso, resultaba necesario eliminarlo. Así podían también
úilizar el terror como arma de conquista y como instrumento de control.
Los reyes del Imperio Neo-Asirio desarrollaron un modelo de estado que
habían creado los del Imperio Medio, especialmente Salmanasar t (1263-1234)
y Tukulti-Ninurta I (1233-1197), por influjo, seguramente, de los hurritas del
TEMA r. MESoPoTAMIA 37
ciendo la elevada calidad de la cultura asiria, tanto en esa época como en las
pasadas, se pregunta el historiador moderno por qué llegaroni actuar así, y por
qué, a pesar de haber utilizado semejantes recursos, no solo perdieron el Impe-
rio sino que desaparecieron como estado. La respuesta nunca es fácil,
casos, pero existen pistas que nos permiten, en éste, aproximarnos a"n "io,
ella. A
diferencia de otros imperios del Próximo oriente, el asirio parece haber sido
construido a ultranza, porque las condiciones iniciales no resultaban favora-
bles. El dominio de la gran Mesopotamia por la pequeña Asiria tenía, por prin-
cipio, poco futuro, no solo en términos de cifras de población sino porquó, en
el primer milenio, Babilonia teníayaunas raíces y una cultura que hábían con-
vertido a su capital en la ciudad emblemática del próximo oriente. Además,
Asiria estaba encajonada en un territorio desde el cual resultaba difícil con-
trolar el Imperio. Sin embargo, consiguieron poner bajo su dominio los asi-
rio_s todo lo que se extendía desde los montes zagros hasta Nubia, y, aunque
sufrían grandes reveses, resucitaban una y otra vez con energías renovadis.
Su imperio universal, dotado de una administración muy eficaz, sirvió de
modelo para los persas Aqueménidas. No es de extrañar que despertara la
admiración de los romanos.
El espíritu emprendedor de los comerciantes, su capacidad de afrontar los
riesgos y de superar los graves contratiempos, y, sobre todo, su experiencia y
su pragmatismo en el ámbito de la administración, deben de haber sido ingre-
dientes importantes para la construcción de ese asombroso estado. otro éle-
mento fundamental fue el desarrollo de un ejército formidable, heredado, segu-
ramente, de los mitanios, que les habían enseñado a ufllizar los carros de
guerra. Pero es difícil que hubiera podido funcionar todo eso sin el desarrollo
ideológico al que llegaron los asirios. La identificación entre el estado y la
divinidad, característica de Mesopotamia,les sirvió para construir el impório
universal, porque asumieron que era la voluntad del dios Assur gobernar ese
imperio. A partir de ahí, el mundo se divide en asirios, que es lá comunidad
política identificada con la ciudad y con el dios, y no asirios, todos los cuales
funcionan como enemigos a los que es necesario subyugar. Los ensañamien-
tos, los terribles procedimientos de ejecución que utilizan los asirios, consti-
tuyen, según dejan traslucir sus propias palabras, un mecanismo perverso de
legitimación de sus actuaciones: matan a los enemigos porque se oponen a los
designios de Assur,lo que es un sacrilegio que los convierte en seres abyectos
y, por lo tanto, merecedores de los peores castigos.
Pero lo que había detrás de todo eso era un imperio inviable, ya que, por
principio, no podía reconocer límites. Debía coner siempre hacia delante,
aumentando las dificultades de control y, sobre todo,los gastos militares. Los
estados sometidos tenían que pagar tributos cadavez más onerosos y aportar
cadavez más tropas,lo que no los libraba de los saqueos permanentes de los
soldados asirios. Eso solo podía servir para acumular enemigos, cuya coalición
TEMA r. MESoPoTAMTA 39
bajo el principio de que el trabajador tenía que entregar la manufactura en
razón de los materiales recibidos. Los trabajadores del templo, y algunos otros,
seguían bajo el sistema redistributivo. Según los datos que se desprenden de
los archivos, se puede considerar como una retribución estándar la de 60litros
de cebada para los hombres, entre25 y 4o para las mujeres y 5 para los lac-
tantes, todo ello por mes. No es mucho, considerando que con eso tendrían
que conseguir todo lo imprescindible trocando o vendiendo una parte. segu-
ramente sacaban algo más de los templos de un modo u otro, lo que acentua-
ría su situación de dependencia.
Desde el tercer milenio los reyes mesopotámicos se las habían ido inge-
niando para funcionar económicamente de un modo similar a los templos. una
vez establecida la base ideológica de que el pastor de pueblos, el rey sabio y
valeroso, podía ejercer una protección paternalista sobre la comunidad, en
nombre de la entidad divina que se identificaba con ella, cabía reconocerle el
derecho a construirse un palacio seguro y suntuoso, como lo eran los templos;
y a disponer de unas tierras no solo para cubrir sus gastos, digamos, institu-
cionales sino para poder contar con un contingente militar que fuera la base del
necesario ejército. Aquí ya no se trataba de la gran hacienda autosuficiente que
pretendía ser el templo, sino de un palacio con una auténtica corte y una mili-
cia, que no producían y generaban muchos gastos. Las tierras de los reyes, que
no se explotaban directamente sino bajo diversas formas de arriendo, solo
podían cubrir una parte pequeña de ellos; lo demás procedía de los botines de
guena y, sobre todo, de las aportaciones exigidas a los súbditos. En ese senti-
do,la realeza no podía estar interesada en el modelo redistributivo sino en la
percepción de impuestos y tributos y, consecuentemente, en la expansión terri-
torial. La función del palacio se perfila cadavez más como la de administra-
dor del estado, con las tareas de recaudación interna y, sobre todo, con la ges-
tión de las prestaciones que, bajo distintas formas, se exigen a vasallos y
sometidos; también, por supuesto, con la responsabilidad de mantener el ejér-
cito. Para esto servían las tierras del rey, que cedía por parcelas a su gente de
confianza a cambio de una alta prestación militar.
En ese escenario, se produce un desarrollo espectacular de la economía
privada, también fuera de las ciudades especializadas en el comercio. Cono-
cemos muchos archivos de esas familias, algunos con millares de tablillas. Se
encuentran títulos de propiedad urbana y nistica, registros de esclavos, docu-
mentos sobre dotes, adopciones, disposiciones testamentarias y demás, y
muchísimos documentos de carácter financiero. Las propiedades rurales no
suelen ser explotaciones cerealísticas sino los huertos y los cultivos datileros
próximos a las ciudades, que, probablemente, se habían desarrollado al mar-
gen de los terrenos irrigados desde antiguo por los canales. Pero, sobre todo,
vive esa gente rica del comercio y del dinero, que sigue siendo todavía una
plata premonetal. Muchos de ellos son comerciantes profesionales, pero otros
4O BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
se limitan a poner en manos de intermediarios su dinero y sus esclavos para que
le saquen los correspondientes rendimientos. Los elevados intereses y la nece-
sidad permanente de trabajadores especializados en los distintos sectores hacen
de esas inversiones algo muy lucrativo.
En muchos casos se trata de los administradores de los templos, y cabe sos-
pechar que pueden registrar como suyas algunas tierras de esa procedencia. De
todas formas,los templos no seguían funcionando como lo habían hecho en las
etapas iniciales. En el tercer milenio, contaban con comerciantes incluidos en
el sistema para dar salida a sus excedentes y comprar con ellos todo cuanto
necesitaban y no producían. Pero, desde la época paleobabilónica, existían
comerciantes independientes organizados en corporaciones, con un adminis-
trador alacabeza,que tenían sus propios lugares reservados en los puertos flu-
viales: en el primer milenio suelen trabajar esas organizaciones en exclusiva en
el sector público, es decir, para los templos y para los palacios. Compran lo
producido en los primeros, tanto manufacturas como ganado, por un precio glo-
bal, del que sacan un buen beneficio, que pierden los templos; sobre todo, por-
que prefieren renunciar al control de los intercambios y a la posibilidad de obte-
ner ganancias en ese juego, a cambio de recibir una cantidad de plata fija y
segura. El proceso de pivatización de los templos mesopotámicos es siempre
creciente; hasta el punto de que, en la época helenística, se llega a dejar todo en
manos de los banqueros, incluso las raciones del personal y los productos con-
sumidos en el culto. El palacio, en fin, es también un cliente óptimo de los
comerciantes, sobre todo en el sector financiero, porque los reyes babilónicos,
como también los asirios, funcionan continuamente con el crédito.
TEMA r. MESoPoTAMTA 4l
cionar como un do ut des (dar para recibir): el ser humano rinde culto a su
benefactor divino y, por ese mismo hecho, lo obliga a ejercer sus funciones
benéficas. Algunos documentos ponen de manifiesto el carácter pueril de esa
relación, recogiendo plegarias llenas de reproches, e incluso de veladas ame-
nazas, cuando no se ha recibido la ayuda que cabía esperar.
Paralelamente a esa vivencia, que escora del lado de la magia y la supers-
tición, muy desarrolladas también en Babilonia, se aprecia, en los textoJreli-
giosos, un cambio con respecto a la tradición sumeria. Mientras el único deber
que tenían antes las comunidades humanas, frente a las potencias divinas, era
el de rendirles culto como tales comunidades, y de ahí se deducían los efectos
benéficos, se perfilan ahora nuevos conceptos que tienen que ver con la con-
ducta individual. Una determinada actuación puede desencadenar la cólera de
los dioses y el consiguiente castigo, bajo la forma de una desgracia personal o
colectiva. La causa se interpreta como culpa; y la actuación, como pecado. El
pecado produce contaminación, enfermedad e incluso muerte. Aparece tam-
bién el concepto de expiación como recurso regenerador, y las prácticas des-
tinadas a exorcizar a los demonios supuestamente causantes del mal. La lite-
ratura médica babilónica registra los fallos cometidos en las prácticas de culto,
el contacto físico con pecadores y determinados pecados, como el falso testi-
monio, entre las posibles causas de ciertas enfermedades.
La idea de que los dioses han creado a los humanos para que los alimen-
ten es una formulación mitológica, pero de alguna manera permanece en el
imaginario colectivo babilónico; posiblemente por su relación ancestral con
el modelo redistributivo, para el que debe de haber servido como fundamento
ideológico. Se manifiesta en los sacrificios y en las ofrendas de alimentos, que
siguen los ritmos del calendario. Y se manifiesta también en esa suprema
humanización de la divinidad, que es la imagen de culto. Una figura de made-
ra, con ojos de cristal y con toda la policromía necesaria para hacerla aparecer
viva, recibe una peluca y un vestuario auténtico; mediante el llamado ritual de
la apertura de la boca, que tiene lugar durante su consagración, la imagen se
transubstancia y se convierte en una encarnación de la divinidad. Así funcio-
na su presencia en las procesiones y dentro del santuario: es un talismán que
protege del mal y que irradia efluvios benéficos; como también puede causar
la ruina de quien se aÍeva a profanarla. Los babilonios, en fin, no esperaban
mucho del más allá. Es el mundo subterráneo, del que no se regresa y donde
viven los muertos como sombras y sin alicientes. Pero, aun así,los vivos tie-
nen la obligación de llevarles alimentos y bebidas a las tumbas, para ellos y
para las divinidades de ese mundo; de otro modo, pueden atormentar a los
vivos. El hecho de no haber recibido sepultura o de haber sufrido una muerte
violenta también se consideraba como causa de desasosiego para los muertos.
A su vez, la profanación de las tumbas y el ensañamiento con los cadáveres
constituía una forma de venganza.
1. Introducción
2. La geografía y los habitantes
3. La escritura jeroglífica
4. Los egipcios de Naqada
5. Horus-Narmer, Menes y Horus-Aha
6. Génesis y organización del estado
7 . La imagen del faraón y la función de la realeza
1. Introducción
TEMA2. EGIPTO 43
Desde la unificación de los dos reinos, hacia el 3000 a.C., hasta el 30 a.C.,
existió un estado egipcio cuyos signos de identidad prevalecieron claramente
sobre los cambios y transformaciones. Descansaba en un modelo cultural e
ideológico que se fue adaptando a las circunstancias, pero que tuvo una fuer-
te tendencia conservadora. Había empezado a configurarse medio milenio
antes de la creación del estado único, y pervivió bajo el dominio romano, aun-
que no hubiera ya faraones. El cierre de los templos paganos, a finales del
siglo tv d.C., que acaba con el uso de la escritura jeroglífica, es Io que marca
un final para el Egipto faraónico. Se produce entonces un claro auge del cris-
tianismo, solo frenado y minimizado, un par de siglos después, por la impreg-
nación islámica.
La historia del estado egipcio, que dura unos 3-500 años, se parcela tradi
cionalmente en varias etapas, organizadas en dinastías. Entre el 3500 a.C.
(aprox.) y eI2657 a.C., discurre una primera etapa, integrada por un período
Predinástico (en el que todavía no hay reinados sobre la totalidad de Egipto)
y el período Tinita (dinastías t-tt), así llamado porque los faraones eran origi-
narios de Tinis (Thinis,This o Zrs), nombre griego de una ciudad que estaba
muy cerca de Abydos, en el Alto Egipto. La última parte del período Predi-
nástico (3150-3000 aprox.) se conoce como Protodinástico (o Dinastía 0), y
corresponde a una dinastía de reyes del Alto Egipto, el último de los cuales
habría llevado a cabo, hacia el 3000 a.C. la unificación de todo el país.
Luego se suceden los llamados Reino Antiguo (2657-2166, dinastías rt-
vr), Reino Medio (2020-1793, dinastías xl-xrl) y Reino Nuevo (1540-1070,
dinastías xvrrr-xx). Pero, después de cada uno de ellos, existe un Periodo Inter-
medio, en que se rompe la unidad del estado, por causas externas o internas;
la numeración de las dinastías continúa durante esos períodos, aunque los
faraones no gobiernan sobre todo el territorio. En el 716 a.C. comienzalalla-
mada Epoca Baja, donde alternan dinastías indígenas con dinastías extranje-
ras hasta desembocar, tras la conquista de Alejandro Magno (323 a.C.), en la
monarquía Lágidao Ptolemaica (305-30 a.C.) del Egipto helenístico (tema 6).
Pero el Egipto faraónico continúa existiendo unos cuatrocientos años como
parte del estado romano (ver más adelante).
La secuencia cronológica de la Historia de Egipto es el resultado de inte-
grar una buena cantidad de datos puntuales de muy distintos tipos, como la
duración de determinados reinados, o la coincidencia entre ciertos aconteci-
mientos (sincronismo), con las listas de reyes, que carecen de datación abso-
luta. No existía un interés en establecerla, porque, para los egipcios, los rei-
nados constituían una especie de eras, que servían pa¡a fechar lo que ocurría
dentro de ellos. También un acontecimiento especial, como la construcción de
un templo o el envío de una expedición, servía para establecer dataciones. Des-
graciadamente,las conclusiones de ese trabajo de los historiadores modernos
44 BREVE HISToRIADELMUNDOANTIGUo
distan mucho de ser unánimes. No solo existe una cronología alta, una baja y
una media, con el correspondiente desajuste de unos cuantos años entre las
tres secuencias, sino que las duraciones de ciertos reinados también son con-
trovertidas,lo mismo que el carácter simultáneo o sucesivo de determinados
acontecimientos o procesos. Se encontrarán, por tanto, grandes diferencias, al
respecto, en los distintos instrumentos bibliográficos. Aquí se ha utilizado una
de las alternativas más modernas y autorizadas, que solo debe servir. por otra
parte, como un referente general, como una forma de concatenación y como
una posibilidad de sincronizar, aunque sea aproximadamente. el proceso his-
tórico de los egipcios con los demás procesos del Mundo Antiguo.
El historiador y sacerdote egipcio Manetón es el artífice de la organiza-
ción de los faraones en dinastías, y también quien acuña ese concepto, aunque
lo utiliza en un sentido amplio, donde prevalecen otros criterios sobre el de la
continuidad familiar; por eso se puede encontrar a un padre y a un hijo en
dinastías distintas, y, a su vez, dinastías que incluyen a faraones no emparen-
tados entre sí. Como escribe su obra en griego, le aplica un término también
griego (dynasteia) que hasta entonces solo había significado "poder de gobier-
no". Lamentablemente. de la historia de Egipto (Aigyptiaká) escrita por Mane-
tón hacia el 280 a.C., para el rey Ptolomeo tt, solo se conocen unos pocos frag-
mentos, contenidos en la obra del historiador judío Flavio Josefo (37- I l0 d.C.)
y en algunas otras de menor entidad.
TEMA 2. EGIPIO 45
ta), formando un triángulo en su camino hacia el Mediterráneo; de ahí el nom-
bre de Delta (así se llama la letra griega correspondiente al sonido d, que tiene
la forma de un triángulo) que recibían las tierras bañadas por ellos. Ese es el
Bajo Egipto, en cuya denominación coinciden el concepto geográfico y el polí-
tico. como unidad política, el Alto Egipto comprende las otras dos zonas geo-
gráficas.
Debido a las lluvias monzónicas, el Nilo inundaba el valle, entre finales de
junio y finales de septiembre, dejando sobre él el limo que hacía la tierra muy
fértil. Pero la inundación había que controlarla y aprovecharla debidamente,lo
que suponía mucho trabajo. Se construían diques para que no se anegaran las
aldeas y los huertos; estanques, para recoger el agua que se había de utilizar en
la temporada seca; y canales, para distribuirla y hacerla llegar hasta donde
resultaba posible, ganando de ese modo terreno al desierto. Además, las cre-
cidas no eran iguales todos los años, y podían resultar desastrosas, tanto por
exceso como por defecto: el Nilo era capaz de destruir mucho y también de
causar hambrunas. Al igual que en el sur de Mesopotamia, el cultivo de los
fértiles campos exigía, en Egipto, esfuerzos aunados y solidarios, que dieron
lugar a la formación de unidades políticas independientes y autosuficientes.
Pero, a partir de ahí, se desarrolló también un poder unitario y un aparato ideo-
lógico que consiguió aglutinar a toda la sociedad egipcia. Semejante fenóme-
no se muestra como algo mucho más profundo y más auténtico que en Meso-
potamia; por eso, seguramente, logró cuajar de verdad y perdurar durante
milenios.
Esa permanente empresa común, por lo demás tan homogénea, que se desa-
r¡ollaba año tras año sin apenas cambios, y ese aislamiento geográfico, que
mantenía a los egipcios como en una burbuja, a no ser en zonas muy periféri-
cas, marcaron de un modo significativo su mentalidad, dejándolos, en cierto
modo, suspendidos en el tiempo. Solo una mínima parte de la población, muy
privilegiada,llegó a ser propietaria de tierra, y nunca existieron los empresa-
rios independientes. La inmensa mayoría de la gente se mantuvo en una rela-
ción de dependencia con respecto al estado, que era una situación afín a la
esclavitud, aunque con una gran estratificación interna. Los egipcios eran dis-
ciplinados y consecuentes con sus compromisos, pero muy recelosos frente a
todo cuanto procedía de fuera. Se veían a sí mismos como un colectivo dife-
rente del resto de la humanidad, que se dividía para ellos en razas, asociadas
a colores distintivos: se pintaban a sí mismos de color rojizo; a los asiáticos,
amarillos; a los libios, blancos, y a los africanos del sur, negros.
Había, en Egipto, piedra suficiente para las construcciones, que se llevaba
con facilidad a distancia, incluso cuando se trataba de grandes bloques, por
las aguas del Nilo. Pero el transporte fuera del agua era laborioso. Aunque se
conocía la rueda desde antiguo, no resultaba adecuada ni para los suelos
3. La escritura jeroglífica
TEMA2. EGItrfO 47
(del 196 a.c.) bilingüe, en egipcio y en griego, con un texto relativamente
largo y enjundioso; además,la versión egipcia está copiada en escritura jero-
glífica y en escritura demótica (ver más adelante). Semejante golpe de suerte
se debe a las aspiraciones de Napoleón Bonaparte al dominio de Egipto, y a
su interés por hacerse con una parte de sus antigüedades, por lo que envió
junto con las tropas a un grupo de eruditos en la materia.La expedición fra-
casó, y tuvo que devolver a los ingleses todo el botín, pero la Piedra Roseta,
que, naturalmente, había llamado la atención, estaba, en todo caso, dispuesta
para cumplir su trascendental cometido.
Los egipcios utilizaban, desde el período Predinástico, una escritura desa-
rrollada, probablemente, en la zona del Delta, y, aunque no hay textos conti-
nuos hasta el Reino Antiguo, el sistema eracapaz,con anterioridad, de repre-
sentar casi cualquier cosa. Lo que vemos es que se empieza a utllizar en
consonancia con la formación de un estado de amplio territorio, que controla
y coordina la actividad de un número muy importante de comunidades, y que
centraliza,de alguna manera, la explotación de los recursos. Para eso resulta-
ba necesaria la escritura, no solo en el nivel trivial de la administración, sino
también en el aspecto ideológico: el dominio de la escritura implica, en Egip-
to, el control de la sociedad, y, por eso mismo, su simple presencia constituye
un exponente de superioridad. Los miembros de la familia real y los funcio-
narios importantes se representan muchas veces en actitud de escribir.
Se ha tratado de buscar en el Próximo Oriente el origen de la escritura
egipcia, pero la cosa no está nada clara. Mientras las formas más primitivas
se relacionan allí con la contabilidad implicada en el comercio, la escritura
egipcia parece interesada desde los comienzos en registrar un espectro con-
ceptual muy amplio. Por otro lado, entre el sistema sumerio y el egipcio hay
grandes diferencias. En primer lugar, se aprecia que los signos egipcios son
de tradición local. Además, en el sistema sumerio los signos representan síla-
bas formadas por vocales o bien por consonantes combinadas por vocales; en
el egipcio, en cambio, solo se representan las consonantes y las llamadas
semiconsonantes, que tienen un carácter intermedio (dos tipos de c, un tipo
de i y un tipo de u).
Eso se corresponde con la diferencia fonética que existe entre el grupo lin-
güístico al que pertenece el sumerio y el que forman las lenguas semitas,
donde, de un modo u otro, se integra Ia egipcia. Así que, en el caso de que se
haya utilizado como modelo el silabario sumerio, se habría adaptado a la len-
gua egipcia convirtiéndolo en otro distinto,capaz de representar secuencias
fonéticas donde las vocales tienen una entidad muy diferente. En ese tipo de
lenguas, la representación de las consonantes era suficiente para identificar las
palabras; pero, sin conocer las vocales, no se pueden pronunciar. De ahíla
convención de los egiptólogos de utilizar, en las transcripciones de las palabras
TEMA 2. EGIPTO 49
4. Los egipcios de Naqada
rEMA2. EGrPro 51
do. Construyó su palacio real en el límite entre el Alto y el Bajo Egipto, donde
se desarollaría más tarde la ciudad de Menfis. Cerca de allí, en Saqqara. se
construyó un enterramiento en forma de mastaba -anterior a las formas pira-
midales- que inaugura la necrópolis en ta!ñGtonstruye más tarde la fámo-
sa pirárnide escalonada que conocemos. Tiene un conjunto formado por peque-
ñas cámaras. sobre las que se erigía una construcción cúbica de 5 m de altura,
con cubierta de madera y fachadas como las de un palacio. adornadas con cabe-
zas de toro hechas de barro. pero con cuernos auténticos. Esos toros recuerdan,
naturalmente, a los de la paleta de Narmer. En ese conjunto funerario, desti-
nado también al culto. se documenta por primera vez la asociación del barco
con el más allá.
Pero también se construyó Aha un enterramiento similar en Abydos, en la
necrópolis del Alto Egipto que habían utilizado sus predecesores, y donde, al
parecer, fue de verdad entenado. Allí se han encontrado, en pequeñas cámaras,
servidores, mujeres, enanos y peffos, que, a todas luces, habían pertenecido al
rey en vida y estaban destinados a seguir acompañándolo en su nueva morada.
Ese ritual, que concuerda con las creencias de ultratumba de los egipcios, había
sido sustituido, a finales de la dinastía, por algún tipo de alternativa: posible-
mente,la representación de los acompañantes en las paredes de la cámara. En
cuanto al doble enterramiento, lo utilizan los cuatro faraones de la Dinastía r, y
debe de tener el mismo sentido que la ubicación del palacio real: las partes pre-
valecen todavía sobre el conjunto unificado, de modo que el faraón debe estar
en las dos, tanto en vida como después de muerto.
Según parece, el rey Aha viajaba continuamente por el territorio, desple-
gando sobre las afanosas comunidades egipcias las alas protectoras del hal-
cón divino que simbolizaba su majestad. pero desplazándose, como es de
suponer, en su barco. En un peine de marfil aparece el serekh de Horus-Djer
(2949-2902), el faraón que sucede a Horus-Alta, con un par de alas muy abier-
tas por encima. Sobre ellas, se ve la figura de un halcón navegando en un
barco. Los dos motivos se instalan definitivamente en la iconografía del
faraón, y el barco perpetúa, en la vida de ultratumba, su imagen recorriendo
su reino. En los viajes de Aha, que eran en cualquier caso necesarios para
mantener la unidad, como muestra el interregno que se produjo a su muerte,
el faraón dictaba derecho (ver más adelante) y, en el ámbito religioso,lleva-
ba a cabo, en cada lugar, los rituales procedentes.
La temprana asociación del toro con el rey también resulta significativa.
Hacia el 10000 a.C. se había domesticado, a lo que parece en el valle medio
del Éufrates, el áos taurtts,consiguiendo de ese modo un animal de tiro que
hacía posible utilizar el arado y facilitaba el acarreo de los materiales de cons-
trucción. La domesticación de ese animal potencia el desarrollo de la agricul-
tura intensiva y la construcción de murallas y edificios, es decir,la creación de
52 BREVEHISToRIADELMUNDOANTIGUo
los estados que conocemos en Mesopotamia y en Egipto. En las primeras fases,
sin embargo, el toro doméstico estaba muy próximo al salvaje, y, aunque se uti-
lizaran bueyes, también había que tener animales adultos sin castrar para la
reproducción. Esas comunidades debían enfrentarse, por lo tanto, alafuerza
del toro, que funcionaría de ese modo como símbolo de la fuerza, y también
de la virilidad. Con el se identificaba el rey, según muestra el mito cretense del
Minotauro, un hijo de un rey llamado Minos, cuya leyenda parece de origen
egipcio. Más tarde,la ciudad de Menfis tendría corno divinidad local a F.lg\:
su heraldo era el buey sagrado Apis cuyo mito y ritual alcanzan una extraor-
dinaria importancia durante el Imperio Nuevo; pero, seguramente,las raíces de
esa manifestación religiosa estaban en el culto a Ptah del palacio real de Aha,
asociado al del toro sagrado.
TEMA2. EGTPTo 53
tes de las primitivas comunidades, constituidas durante la fase de coloniza-
ción del valle del Nilo, que empezó, probablemente, en lazona del Delta. La
roturación y el cultivo ya se habían iniciado en época neolítica, pero fue en el
Fneolítico cuando se llevó a cabo el aprovechamiento de toda la tierra culti-
ñUt". Se niveló el suelo y se construyéton los canales y diques que permitían
controlar y aprovechar las crecidas del río. Entonces se constituyen, al igual
que en la Mesopotamia meridional, prósperas comunidades políticas, integra-
das por un número relativamente elevado de personas y vinculadas de modo
permanente a una unidad territorial. También lo están, sin duda, a una deter-
minada divinidad, que tendría un santuario construido con cañas y rodeado
por una cerca, como el que parecen representar los jeroglíficos más antiguos.
Esas gentes habrían enterrado a sus muertos en el tipo de tumbas que se
encuentran en la fase u del yacimiento de Naqada.
Las comunidades de esa época -que, 1o mismo que en Mesopotamia, pare-
cen pasar de una fase pacífica a otra muy distinta, donde, por motivos que igno-
ramos, se disputan el territorio y se aglutinan bajo poderes hegemónicos- son
un anticipo de los distritos de época histórica, a los que se atribuye el nombre
de nomos (de nomós,la palabra griega que traduce, en época Ptolemaica, el tér-
mino egipcio sepat),aunque no coinciden exactamente los dos mosaicos, por-
que se hicieron modificaciones en función de las nuevas circunstancias. Tanto
el reino delAltg como el del Baig.Egipto eran caAiug!,o-s de nomos, de comu-
nidades territoriales, que, en número de cuarenta y dos -10 en el Bajo Egipto y
4 en el Alto- se repartían toda la tierra irrigada por el Nilo. El territorio de
esas unidades era tan reducido como para que los habitantes de las minúsculas
aldeas que se integraban en ellas pudieran ir y volver en el día hasta la peque-
ña ciudad que funcionaba como centro administrativo y religioso.
Allí estaba, en efecto, la residencia del nQmarca, suprema autoridad del
nomo, y allí estaba también el templo del "Señor de la ciudad y del nomo", a
quien se rendía culto como si en verdad fuera el dueño de todo el territorio y
de todo lo que había dentro de é1. A partir de esa figura divina y del príncipe-
sacerdote que había estado al frente de los nomos predinásticos, se había desa-
rrollado, a lo que parece, la figura del rey-faraón: la reducción de los prínci-
pes vencidos a la condición de nomarcas, es decir, de gobernadores
dependientes, habría permitido concentrar su antigua dignidad suprema en la
de un rey-I1orlts,\n poder en la distancia, de rango superior, que tiene unas
características muy peculiares. Cuando ese poder era más fuerte, el faraón qui-
taba y ponía a los nomarcas, y los trasladaba de un nomo a otro; pero, cuando
se debilitaba, el nomarca conseguía transmitir su posición por vía hereditaria,
lo que rcalzaba su poder local y facilitaba sus intentos de independizarse y, si
era posible, de convertirse en faraón. Los nomos sobrevivieron, como unida-
des administrativas hasta las reformas llevadas a cabo, en el Baio Imperio
Romano, por los emperadores Diocleciano y Constantino.
TEMA 2. EGIPTO 55
dad del estado egipcio es el papel ideológico desempeñado por [a realeza. El
faraón no es solamente un monarca, es decir, el titular exclusivo del poder
político; el faraón es el referente de todas las instituciones. No se concibe el
estado sin el faraón; pero ni siquiera se concibe la comunidad, ni la vida eco-
nómica ni la vida religiosa. El estado y la comunidad se consideran como un
organismo que no puede funcionar ni mantener sus piezas ensambladas sin la
existencia del faraón. La alternativa es el caos. que caracteriza a los Períodos
Intermedios. Por eso se vuelve una y otra vez ala unificación, y por eso están
dispuestos los egipcios a reconocer como su rey a un monarca de un estado
extranjero.
La persona del faraón aparece siempre magnificada por las representacio-
nes figurativas y por los relatos oficiales de sus acciones. El objetivo es equi-
pararlo a los reyes del tiempo mítico y asimilar su actuación a un mito funda-
cional que presentaba la realezacomo artífice de la unidad del estado y garante
del buen funcionamiento de la comunidad. Ese recurso de legitimación de la
realeza,que tuvo en el Egipto faraónico una aceptación generalizaday perpe-
tua, fue imitado por otros estados de la Antigüedad para justificar el poder
monárquico. Egipto funciona como modelo de una imagen del rey que lo dife-
rencia sustancialmente de los demás miembros de la comunidad, que lo pre-
senta como símbolo del estado y que lo imagina como fuente del poder polí-
tico, con independencia de que ejerza por sí mismo ese poder.
Los faraones del Reino Antiguo son los que mejor representan la dimen-
sión divina de la realeza. Al igual que los tinitas, se identifican con el dios
celeste Horus, que no es otra cosa que el poder real divinizado. Pero, en esa
época de desarrollo económico y científico, protagonizada especialmente por
el Bajo Egipto y donde florecen la matemática y la astronomía junto con
todas las artes, se produce una auténtica apoteosis del faraón. El segundo de
la Dinastía tu, conocido con el nombre de Diose( (2640-2620), construye
una famosa ptgúUgg3$glgAdg, que es la más antigua construcción monu-
mental en piedra de la historia de la humanidad y una obra asombrosa en tér-
minos arquitectónicos y artísticos. Estaba destinada a ser la eterna morada de
un monarca al que se atribuía un poder capaz de renovarse una y otra vez
por la fuerza del ritual. La pirámide representaba el túmulo primordial que
habría surgido de las aguas en la creación del mundo; y por esa escalera de
60 m de altura debía ascender el difunto hasta el cielo para ejercer desde allí
su acción benéfica, convertido en una estrella. El rostro de Djoser,tal y como
aparece en la estatua hallada en el recinto funerario, tiene una expresividad
poderosa, una fuerza divina. Detrás de toda la construcción había un perso-
naje importante: IMISI, probablemente el primer visir, y un sabio con
poderes curativos, a quien la leyenda hizo más tarde hijo del dios Ptah y a
quien los griegos identificaron con su dios Asclepio (llamado Esculapio por
los romanos).
TEMA 2. EGIPTO 57
ja bastante el héroe griego. Tutmoqis 4t (1479-1425) y su hijo Amenofis rr
(1427-1401) ejemplifican muy bien ese modelo. Mientras el padre realizaba,
siempre con éxito, sus numerosas campañas militares (ver más adelante), se
entrenaba el hijo, desde muy joven, con entusiasmo, en el dominio de los caba-
llos, y conseguía tensar el arco como nadie. El texto que recoge su semblanza
hace constar que no se había conseguido hasta entonces, en una veloz canera
sobre el carro tirado por dos caballos, clavar una flecha, desde una distancia de
10 m, en cuatro discos de cobre tan gruesos como el ancho de una mano,
logrando, además, que una de las flechas aÍavesara por completo el blanco y
cayera al suelo. Tampoco en la carrera, ni en el remo, había nadie que pudiera
medirse con é1.
Pero no todos los faraones asumen el modelo correspondiente a su época,
entre otras cosas, porque no pasan todos ellos por las mismas circunstancias. En
el Reino Medio, Sesostris uI necesita ser más cruel que magnánimo; y, en el Rei-
no Nuevo, tenemos a un místico comoAmenofis tv (1353-1336), que nada tiene
que ver con el superhombre;y a dos figuras pragmáticas, la de Tutmosis ry
(1401-1391) y la de Ramsés l (1279-1213), que prefieren la diplomaciaala
gueffa para dirimir los conflictos. Por otro lado, en el Tercer Período Interme-
dio y en la Baja Epoca,la multiplicación de dinastías,los cortos reinados, y el
desempeño de la realeza por extranjeros deberían haber dado al traste con la
institución monárquica. Pero eso no ocurrió, porque para los egipcios la iden-
tificación delarealeza con el concepto de Maat,la justicia y el orden, por opo-
sición a Isfet,el caos y la iniquidad, era dogma de fe (ver más adelante).
Los documentos escritos, y los escenográficos, atribuyen al rey todos los
resultados de la labor de gobierno, aunque eso es solamente una presentación
dogmática del símbolo y el principio del poder político. Debido a esa condi.
ción suya, dedica el faraón su tiempo a actos protocolarios de iniciación, super-
visión o inauguración de las grandes obras; a la asistencia a ceremonias de
culto; a audiencias e imposición de condecoraciones; o a una prácticade depor-
tes, y disfrute del ocio, que generan una dimensión folclórica de su imagen. En
su calidad de cabeza del estado, se muestra como protagonista de la política
exterior y como autor de toda la correspondencia con los mandatarios extran-
jeros. Y, en algunos casos, aparece también como legislador.
TEMA2. EcrPTo 59
faraones propiamente dichos, sino más bien de una especie de visires dinásti-
cos. Es el clero del santuario oracular de Amón quien se muestra como trans-
misor de los beneficios divinos y quien dirige la política.
Poco después de haber sido incorporado Egipto al estado romano (31 a.C.),
afirma el geógrafo Estrabón que los egipcios no eran belicosos,lo que atribu-
ye a la rtqueza del país y a su aislamiento geográfico. Ese juicio es aplicable
a las épocas precedentes, porque se trataba de un pueblo de agricultores, que
no tenía necesidad de vivir a costa de sus vecinos. Solo necesitaba proteger ese
féttil valle del Nilo, con el que se identificaba material y espiritualmente, fren-
te a las poblaciones circundantes, y, para ese fin, que exigía periódicas expe-
diciones de castigo, utilizaron los faraones sobre todo a mercenarios.
La única excepción se da en el Reino Nuevo, que es cuando Egipto entra en
verdadero contacto con los otros pueblos del Mundo Antiguo y desarrolla una
auténtica política imperialista. En el relato de las hazañas del faraón Tutmosis llr
(1479-1425), da la impresión de que los egipcios glorifican el valor personal de
su rey con un entusiasmo belicista totalmente nuevo. Pero, incluso en esa Dinas-
tía xvIu, aparece la figura de Amenofis tv-Akhenaton (1353-1336), totalmente
ajena a semejante modelo. Y, en la nx (1292-1186), el faraón victorioso fun-
ciona más bien como un cliché destinado a magnificar unas operaciones mili-
tares, que ya sólo intentan mantener una cierta presencia egipcia en la región
sirio-palestina, en competencia con el Imperio Hitita. Al tinal, Egipto acepta a
monarcas extranjeros con tal de que lo gobiernen al modo egipcio.
Los faraones del Reino Antiguo no crearon un ejército. Los nomos, los
dominios de los templos o del faraón, y todo lo que necesitaba una protección
frente a los ataques de las tribus circundantes, tenía contingentes propios, reclu-
tados, armados y comandados por separado. Cuando había que hacer frente a
una amenaza que superaba la capacidad de esas unidades, reunía el faraón las
que fueran necesarias y las ponía bajo el mando de alguien de su confianza,que
difícilmente habría podido ser un militar con formación y experiencia. Ese
ejército solo servía para castigar a las tribus de los nubios o a los beduinos del
desierto arábigo; o pata tomar esas pequeñas ciudades de la costa palestina
que tenían un elevado nivel cultural, pero una reducida capacidad de defensa.
60 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
de guerra. Fuera de los muros, afrontan los palestinos el combate cuerpo a
cuerpo con los soldados egipcios, provistos éstos de hachas de bronce, mien-
tras los otros llevan mazas con cabeza de piedra. El arco y las flechas parecen
haber sido la única arma utllizada a distancia. Los egipcios usaban también
puñales, que acabaron evolucionando como espadas en el Reino Nuevo.
En el Reino Medio seguía teniendo cada nomarca su tropa pafticular con su
comandante. Se constituían cuando era necesario y con gran resistencia y con-
trariedad por pafte de los enrolados. Se utilizaban mayoritariamente para escol-
tar a los convoyes de las minas y canteras del desierto, donde trabajaban con-
denados y cautivos, y paracontrolar los trabajos que se hacían allí, participando
también en ellos. Realizaban igualmente operaciones de castigo contra las pobla-
ciones periféricas. Ese tipo derazziaes el que presenta la propaganda de Sesos-
tris tu (1872-1853), en el monumento que construyó en Semna,como una gran
hazaña contra los nubios. De todos modos,la resistencia de los nubios y el inte-
rés de los egipcios por su territorio llevaron a estos últimos a la creación de un
cuerpo permanente de soldados de elite, conocido como "hombres de escolta del
soberano". La otra novedad importante de esa época es la construcción de gran-
des fortificaciones en los puntos débiles de las defensas naturales del país; se
conservan restos de algunas de ellas, como la erigida por Sesostris m en Semna.
Pero las cosas cambiaron durante el Segundo Período Intermedio (1793-
1540),porque la convivencia con los hicsos (ver más adelante) constituyó para
los egipcios una auténtica escuela de guerra. Lo que al principio era solo una
amenaza acabó por convertirse en cien años de opresivo dominio, del que solo
se libra Egipto con una respuesta adecuada. Por primera vez se convierte el
pacífico campesino en fiero soldado, al tiempo que se desarrolla en la noble-
za un gusto por las hazañas bélicas. Durante la dominación de los hicsos se
introduce en Egipto el arma de moda, en el ámbito del Próximo Oriente de
mediados del segundo milenio: el carro de guerra tirado por caballos (tema 3).
Iban en él dos soldados, el que conducía el carro y el que disparaba las flechas.
La condición de conductor de carro era un honor recibido del faraón, que ser-
vía para entrar en la elite del estado; los miembros de la escudería real eran sol-
dados instruidos y bien entrenados, que, cuando recibían esa distinción, ven-
dían gozosos su propiedad para comprar el carro. Muy por debajo de ellos
quedaba la masa de los soldados de infantería.
TEMA2. Ecrpro 6I
meras campañas egipcias por el Próximo oriente, aunque sabemos que los pri-
meros faraones de la Dinastía xvIII, con la que da comienzo el Reino Nuevo,
llegaron en sus expediciones militares hasta el curso superior del Éufrates. Sí
estamos bien informados, en cambio, sobre las diecisiete campañas llevadas a
cabo por Tutmosis tt (1479-1425), que hacen de Egipto dueño y señor de la
región sirio-palestina. Los pequeños estados quedan sometidos a vasallaje,
debiendo soportar la presencia de guarniciones militares egipcias y el pago
anual de tributos.
Tutmosis rrr dejó publicado, en una pared del templo de Amón en Karnak,
una especie de diario de guerra, que se completa con la gran estela erigida en
Napata (Gebel Barkal),la capital nubia situada junto a la cuarla catarata, y con
otros documentos. se había producido una coalición en la región sirio-pales-
tina, encabezada por el rey de Kadesh, que incluía a trescientas treinta de las
pequeñas, y minúsculas, unidades políticas en las que estaba fragmentado el
territorio (tema 3). con el respaldo del rey del estado de Mitanni,que vivía por
entonces su fase imperialista y tenía un magnífico contingente de carros de
guelra,los vasallos de Egipto se sublevaron, haciéndose fuertes en la ciudad
de Megiddo (Tell Mutesellim) y por fuera de ella. Tutmosis acudió con unos
12.000 soldados y, tras acampar ante la cadena montañosa de Montecarmelo,
que separaba a su ejército de la foftalezade Meggido, situada en un cerro, estu-
dió las tres posibilidades que se le ofrecían para seguir adelante, eligiendo al
final la más arriesgada; precisamente por eso, pilló por sorpresa al enemigo,
que esperaba el ataque por otro lugar.
Como es habitual tratándose de Egipto, resulta muy difícil definir los con-
ceptos, y mucho más encontrar las palabras adecuadas para expresarlos. El
fundamento del derecho es Maat, que engloba las nociones de verdad, orden,
proporcionalidad, equilibrio, equidad, justicia, derecho y moral. Se represen-
ta a Maat como una diosa con una pluma en la cabeza, destinada a pesar, en el
más allá,los corazones de los difuntos, que son las sedes de sus almas, y deci-
dir con ello su ulterior destino. Cuando las diosas egipcias se desdoblan en
una personalidad femenina y otra masculina. aparece Thoth con los mismos
atributos que Maat: una pareja complementaria, que se ha pretendido equipa-
rar ala que constituyen el logos platónico y la Divina Sabiduría. Esa sabidu-
ría de Maat no funciona como un concepto abstracto, sino que se manifiesta
en todos los aspectos de la existencia percibidos por el ser humano: desde el
movimiento de los astros y las crecidas del Nilo hasta la más trivial de las rela-
ciones sociales.
TEMA 2. EGIPTO 63
Moat es una justicia cósmica que representa el orden del mundo; y el faraón
es el encargado de adecuar a ese orden la configuración de la sociedad y los
comportamientos humanos. Por eso es el faraón la única fuente de derecho, es
decir, el auténtico legislador y el auténticojuez; pero no porque tenga capaci-
dad para crearlo, sino porque tiene capacidad para representar a Maat en las
distintas formas del derecho . Maat es una justicia y un orden que no privile-
gia a los ricos ni a los poderosos, porque no se basa en un orden social esta-
blecido por los hombres; afecta a todos los individuos por igual, de modo que
así debe ser también el derecho. Maat está creando y conservando continua-
mente cl mundo para que no se conviefia en caos. y en esa intervención per-
manente de Maat es donde se integra el papel del faraón.
Desconocemos los orígenes y los elementos básicos del derecho faraóni-
co. Aunque sabemos que, desde mediados del tercer milenio --es decir, en el
Reino Antiguo- hasta la Época Ptolemaica, Egipto tuvo una forma jurídica
sometida regularmente a la intervención de reyes legisladores, y que tanto los
griegos como los persas se interesaron mucho en ella, no se conserva ninguna
colección de leyes anterior al Código cle Hermópolis, que es ptolemaico y cons-
tituye, en realidad, una recopilación de costumbres. Un texto del Primer Peío-
do Intermedio, conocido como Lamentaciones de lpttwer,nos informa de que
las leyes fueron sacadas de los archivos y pisoteadas en las calles y plazas: eso
significaba, evidentemente, la disolución del estado y el caos social.
Hay un término que se traduce por "ley" y que se refiere a las disposiciones
del faraón relativas a la administración y a la economía, incluyendo la organi-
zación del trabajo y la gestión de los impuestos. Sabemos que se registraban y
se compilaban, pero no sabemos cómo se hacía,y tampoco la forma que tenían.
Más difícil resulta entender otro término, normalmente traducido como "orden
real". Podían ser decretos, que establecieran soluciones para casos concretos;
pero la casuística conocida sugiere que se aplicaba ese término a algo similar a
las leyes, y, desde luego, a cualquier respuesta o información procedente del
faraón o de sus representantes. Probablemente designan esos dos términos una
misma realidad con dos manifestaciones diferentes; una realidad jurídica de la
que forman parte también las sentencias. En cualquier caso, el derecho egipcio
siempre es la emanación de la Maat por medio del faraón: él es el "Señor de
Maat" , que decreta con su boca la Moat que concibe en su corazón.
64 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
obligaciones de altos funcionarios como los visires, proyectando una luz indi-
recta sobre la praxis judicial. No existía una palabra que podamos traducir por
"juez"; sabemos que distintos funcionarios asumían esa tarea, y distintos tri-
bunales, siempre, virtualmente, en nombre del faraón. Un colgante de oro con
una representación de Maat podría haber sido el distintivo de quienes actua-
ban como jueces, porque algunas estatuas de altos funcionarios de la Baja
Epoca llevan una cadena con ese colgante.
El faraón decidía personalmente,quiz6, sobre los casos más graves. Por
otro lado, todo el mundo podía llevar un caso ante su principal representante,
el visir; aunque resultaría difícil, para el individuo común, tanto el hacerlo
como el conseguir una sentencia. Pero la simple posibilidad, ilustrada en una
narración popular procedente del Reino Medio y conocida como "el cuento
del campesino elocuente", servía para presentar al faraón como garante de la
justicia de Maat.
Se trata de un pobre campesino de un oasis, que, mientras se dirige al valle
para vender sus mercancías, se ve obligado a pisar con su asno las tierras de
un alto funcionario, porque han llenado el camino de basura; en realidad es
una trampa del administrador de esas tierras, para que el asno coma grano en
ellas y así tener un pretexto para quedarse con el animal y la carga. T¡as diri-
girse a la capital e insistir repetidamente en su defensa, con una elocuencia
que a todos sorprende, consigue el campesino que pongan por escrito su
demanda y que se pronuncie finalmente el faraón; no solo le devuelven el asno
sino que le adjudican todo cuanto poseía el administrador, que se queda tan
pobre como lo había sido antes el campesino.
El cuento muestra que la intervención personal del faraón en una causa
como ésa no es sino la excepción que confirma la regla. El campesino tiene que
ir a la capital, y, a pesar de que consigue inicialmente que el dueño de las tie-
rras introduzca su caso ante el faraón, la incapacidad de presentar testigos de
su versión de los hechos paraliza la sentencia. Durante nueve días pide justi-
cia en vano al dueño de las tierras, hasta que pierde los nervios y le insulta, por
lo que es apaleado. Solamente el último gran discurso que pronuncia en su
propia defensa, consigue cambiar su suerte.
Es un final feliz que no habría estado al alcance de cualquier pobre cam-
pesino, pero que exhortaba, en todo caso, a los humildes a recurrir a la justi-
cia; marcando también las pautas, para ese papel justiciero del faraón, que se
introducen en el Reino Medio. Los argumentos del o'campesino elocuente" se
refieren a la Maat, al orden, a 1o que es justo y lo que es injusto; y reclaman
unos mismos derechos para el pobre y pafa el rico. La sentencia consigue que
alguien recupere lo que es suyo y que sea castigado el ladrón y mentiroso; pero
el modo en que lo hace da una idea de la función de Maat como referente de
la administración de justicia.
TEMA2. EGITTO 65
Además de los altos tribunales, había tribunales de templos, y había con-
sejos locales capacitados para dirimir, en las aldeas, disputas entre particula-
res, quejas de los contribuyentes contra los recaudadores, o conflictos de los
tributarios de los templos. Por lo general,los tribunales actuaban a las puertas
de los palacios y los templos, y en los recintos de los santuarios. Los testigos
tenían una función muy importante. como la tenía, también, el juramento.
Está claro que las sentencias dependían de la materia jtzgada y no, como
en Babilonia, de la posición social o la riqueza de las partes implicadas. El
asesinato se castigaba con la muerte; al perjuro se le cortaba la lengua, y al
que falsificaba documentos o sellos,la mano. Un castigo habitual eran las pali-
zas, con un determinado número de golpes o de heridas sangrantes. Se con-
fiscaba lo poseído indebidamente y se obligaba apagar el doble, o incluso diez
veces su valor. La pena de muerte y otras sanciones llevaban aparejada la con-
fiscación de bienes; la mujer y los hijos del culpable podían ser obligados a ser-
vir en los templos. La amputación de las orejas y lanariz también era un posi-
ble castigo, que se combinaba con el traslado a grupos de trabajo en Nubia o
el Sinaí. En el Reino Nuevo,la pena de muerte parece haberse ejecutado por
empalamiento, aunque, al menos en algunos casos, se permitía el suicidio. La
deserción del servicio militar podía llevar a prisión a toda la familia.
A veces sorprende la gravedad de las penas anunciadas para la trasgresión
de algunas norrnas, sobre todo porque no se coffesponde con las sentencias
conservadas; tal vez tenían una finalidad disuasoria. Es probable asimismo
que el margen de interpretación de la Maat en el caso concreto fuera muy
amplio, al menos en las altas instancias; y que, tanto las penas previstas como
los precedentes judiciales, no fueran vinculantes, aunque se tomaran en con-
sideración.
66 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
a los mortales. Hacía falta, por tanto, conservar bien el cadáver, lo que se con-
seguía fácilmente, enterrándolo en las arenas secas del desierto, y luego, más
trabajosamente, con la momificación; también era importante perpetuar la
imagen del difunto con estatuas, relieves o pinturas. Había que aportar comi-
da al ka -las ofrendas se hacen "para el ka de"- pero funcionaban asimismo
los alimentos pintados. Los que habían sido objetos personales del difunto, y
la representación de los escenarios más gratos de su vida, debían acompañar-
lo, en fin, en la tumba, para que pudiera seguir disfrutando de sus anteriores
experiencias en la forma en la que lo hacía posible ese funcionamiento post
mortem delka,que no resultaba muy claro y que tampoco se imaginaba como
muy satisfactorio.
Tal es la causa no solo de la momificación de los cadáveres sino del desa-
rrollo tan peculiar de los enterramientos. La tumba egipcia tiene siempre la
finalidad de conservar el cuerpo con todo lo que 1o acompaña, de identificar a
la persona del difunto, de reproducir su ambiente vital y de facilitar la satis-
facción de sus ulteriores necesidades.Lariqueza de los ajuares funerarios de
los reyes y de la nobleza obliga a proteger los enterramientos contra los saquea-
dores; también hacen falta espacios y paredes para las representaciones, y para
dar mayor realce al ritual; y es necesario constituir legados, con tierras que
permitan costear en lo sucesivo los gastos ocasionados por el difunto.
La idea desarrollada desde la fase predinástica de que el faraón era como
un dios al frente del estado implicaba, como se ha dicho,la creencia en que,
después de su muerte, ese dios subía al firmamento para integrarse con las
estrellas y perpetuar el ciclo anual de desaparición y reaparición, consonante
con el ciclo vital de la naturaleza. Las enoÍnes pirámides de comienzos del
Reino Antiguo, erigidas sobre las cámaras funerarias donde descansaban sus
restos, representaban, verosímilmente, una especie de escala o de rampa ideal
utilizada para la ascensión, como sugiere la pirámide escalonada de Djoser.
Esas pirámides más antiguas se acompañan de una necrópolis, donde son inhu-
mados los parientes del faraón y los miembros de la nobleza que le habían
prestado servicio.
El cementerio,lo mismo que la pirámide y el templo que la acompañaba,
se ubicaban en el nivel alto de la zona desértica. No solo era ésa una tierra que
no se podía utlhzar para el cultivo, sino que las arenas secas constituían, tra-
dicionalmente, como se ha dicho, el medio ideal para la conservación de los
cadáveres -aunque lapráctica de introducirlos en sarcófagos situados en cáma-
ras contrarrestó ese efecto, obligando con ello arealizar la momificación. Un
corredor subterráneo. que podía tener hasta un kilómetro y medio, comunica-
ba ese conjunto con offo templo, situado en el valle, al que se accedía en barca
desde el Nilo por un canal y que estaba decorado con las hazañas del difunto.
También se cubrían con relieves pintados las paredes del corredor, que recibía
TEMA2. EGTPTo 67
luz a través de pequeños lucernarios. En determinados días del año y como
parte de las atenciones exigidas por el ritual funerario, se llevaban estatuas de
los dioses hasta el templo de la pirámide para que visitaran al difunto. A ese
templo, como a la propia pirámide, donde se realizaban las ofrendas, solo acce-
dían las personas imprescindibles.
La identificación del faraón con Osiris (ver más adelante), en el Reino
Medio,lleva a reinterpretar los monumentos funerarios de los reyes; de modo
que, aunque se mantenga el tipo de la pirámide, ya no cumple la misma fun-
ción. El recinto de la pirámide se cubre de árboles y arbustos, como una mani-
festación de la fuerza del faraón allí enterrado, y las partes subterráneas del
monumento se conciben como una evocación del reino de los muertos. La
cámara destinada a albergar el sarcófago se cubre con una bóveda que no cum-
ple ninguna fünción arquitectónica, por lo que debía de tener un valor simbó-
lico: se identificaúa con el túmulo primigenio donde yacía osiris en Abydos.
Los faraones del Reino Medio siguen construyéndose pirámides, pero no todos
lo hacen, y, en cualquier caso, son más pequeñas y más pobres. Algunos de
esos reyes, al menos,las utilizan como cenotafios, y se entierran realmente en
Abydos,en otro tipo se sepultura. De todos modos, el uso de las pirámides con-
tinúa, porque las construyen también otros individuos para sus enterramientos.
Desde el delta del Nilo hasta muy adenffado el actual Sudán -siempre en la ori-
lla occidental del río, que, al ser el lugar por donde se pone el sol, se asocia al
tránsito del difunto- podrían haber sido erigidas casi trescientas a lo largo de
toda la historia de Egipto, aunque la mayoría eran pequeñas, de apenas 1 m de
altura, y bastante toscas.
A comienzos del Reino Nuevo, con Tutmosis r (1494-1482), que es el
segundo de sus faraones, empiezan ya éstos a enterrarse en el llamado Valle de
los Reyes, situado frente a la ciudad de Tebas (actual Luxor), en el Egipto
Medio, que es la nueva capital de ese reino. Ahí, en la pared rocosa que flan-
quea la orilla occidental del Nilo, formando un doble valle (Este y Oeste),
construyen los faraones sepulturas rupestres. La necrópolis real se utiliza
durante el medio milenio que dura el Reino Nuevo, hasta el momento en que
los faraones de la Dinastía xxt (IO70-945), que se instaura en el Bajo Egipto,
mientras gobiernan el Alto los sumos sacerdotes del templo tebano de Amón,
crean una nueva capital en Tanis, en la zona oriental del Delta, enterrándose en
adelante allí.
Una serie de documentos privados, que se han conservado por pura casua-
lidad, proporcionan una información preciosa sob¡e la vida cotidiana de una
aldea, ocupada por los afesanos y los escribas implicados en la construcción
y decoración de esos monumentos. La aldea en cuestión se conoce con el nom-
bre árabe de Deir-el-Medina, pero, en su época, se llamaba Set-Maat ("el lugar
de Maat").
ó8 BREVEHrsroRrADELMnNDoANTrcuo
Es fundamental para ese nuevo desarrollo del culto funerario de los farao-
nes, que abandona definitivamente el modelo de la pirámide,la vinculación de
la muerte y del más allá con el curso diario del sol, en el que se integra el
faraón al morir. Esa nueva temítica,que combina la conversión del dioJsolar
Amón-Re, por parte del clero tebano, en la divinidad más importante de Egip-
to, con la identificación del faraón con osiris, impregna la decoración de las
tumbas reales. Desde el Reino Medio se consideraba que todos los seres huma-
nos, incluido el faraón, teníanun ba, que, en el Reino Antiguo, erala capaci-
dad de los dioses, y de los faraones, de hacerse presentes, con sus poderei, en
un determinado lugar. Ese numen protector era lo que recibía, en el caso del
faraón,el culto funerario, que se extiende, en el Reino Medio, a todos los mor-
tales. La doctrina del ka se combina, entonces, con la del ba.El ba se acerca
a la noción cristiana del "alma"
-aunque no coincide exactamente con ella, en
la medida en que sigue teniendo necesidades materiales- y es lo que protago-
niza el viaje de los muertos al más allá,y lo que vive eternamente en el reino
de osiris. Ello es así porque la resurrección que produce el ritual de osiris no
es una resurrección del cuerpo, sino una posibilidad de que el ba,qrue,a dife-
rencia del ka, tiene libertad de movimientos, siga viviendo en otro lugar, aun-
que conserve una dependencia con respecto a las atenciones funerarias. Esa
doctrina no es del todo coherente, porque las religiones tienen, en general,
muchas dificultades para compaginar la oferta de resurrección con la
riencia real de la muerte y sus consecuencias sobre el cuefpo. "*p"-
otro problema es que la religión egipcia es, ante todo, una práctica de culto,
y de un culto a los dioses locales. En torno acad,asantuario sé reorganizaba el
conjunto religioso: el clero local esbozaba una teología que tenía cómo centro
al dios, aunque fuera asimilando ese dios a la divinidad predominante de la
TEMA2. EGIPTO 69
época. Es probable que ello fuera un residuo de una situación previa a la uni-
ficación de Egipto, en que, como se ha visto, cada distrito tenía su santuario y
su "faraón local"; pero. seguramente reforzado por la tendencia conservadora
de los egipcios y por la necesidad de tener su culto cerca. El caso es que los
dioses egipcios no forman un panteón de referencia común. Y el caso es que,
al margen de las prácticas cultuales de orden local, existen elaboraciones teo-
lógicas. algunas destinadas a sustentar esas prácticas, pero otras, dotadas de
vida propia, e incardinadas en el ámbito de la filosofía.
Por otro lado, algunas ideas erróneas sobre la religión egipcia, que des-
cansan en malentendidos, procedentes no¡malmente de los autores griegos y
latinos, se han instalado desde antiguo en la percepción moderna. Así ocurre
con la supuesta adoración de los animales por parle de los egipcios. Se debe a
la costumbre que tenían de utilizarlos para representar a los dioses,lo que no
está lejos de la sistemática asociación de los dioses con animales concretos, que
es tan característica de la religión griega. Lo mismo ocurre con la práctica de
criar animales sagrados en determinados santuarios para que actuaran como
heraldos de determinados dioses. Esa era la función, por ejemplo, del buey
Apis, en relación con el dios Ptah en Menfis; o la del carnero del dios Amón
en Tebas.
7O BREVE HISToRIADELMUNDOANTIGUO
tud y belleza, con un cuerpo estilizado y una actitud serena, obligaba a utili-
zar símbolos no humanos para expresal las emociones y los rasgos de la per-
sonalidad; pafa eso se usaban los animales, que tenían atribuidos mensajes
específicos en el sistema de convenciones. También es del mismo tipo el fecur-
sode combinar un cuerpo humano con una cabezade animal: la cabeza susti-
tuye al animal en su función, mientras el cuerpo puede llevar los atributos. El
caso inverso es el de la esfinge: la cabeza de faraón representa al rey, mientras
el cuerpo de león simboliza la ñterza y la f\ereza. El uso de la escritura jero-
glíficamuestra hasta qué punto estaban familiarizados los egipcios con los sis-
temas simbólicos de representación.
La construcción del poder unitario bajo la figura del faraón obligó, desde
un principio ,areorganizar el ámbito religioso en clave de centralización. Había
que configurar un sistema que jerarquizara alas divinidades; de ahí vienen las
tríadas,las ogdóadas y las en-éadas" donde se agrupan bajo la divinidad que, en
cada caso, élilparticularmente asociada alarealeza. Esas construcciones se
renuevan, cuando es necesario, pero lo hacen imitando dos sistemas teológi-
cos principales. La teología de Heliópolis (la "ciudad del Sol" en su nombre
griego, pero llamada en egipcio lunu,lo que de alguna manera la relaciona
con el pilar, o los pilares, incluidos en mitos cosmogónicos), situada a la entra-
da del Delta, al norte de Menfis, aunque en la orilla oriental del Nilo, consi-
dera el agua como el origen de todo. Es un agua primordial, Nuu, que repre-
senta el caos; en ella se había autocreado el sol,Atun,del que había surgido una
primera pareja cósmica, un principio masculino y femenino (Shu y Tefnut),
que habían engendrado al dios-tierra Geb y a la diosa-cielo N¿¿r. Esos son ya
los padres de los "dioses del mundo": Osiris,,S¿¡lz,Isis y Neftis.
A la enéada heliopolitana se opone la ogdóada de Hermópolis (la "ciudad
de Hermes",llamada así por los griegos, debido a la identificación de su divi-
nidad local con el dios helénico Hermes), una ciudad situada en el Egipto
Medio, en la orilla occidental del Nilo, que llegó a ser casi tan importante como
Tebas, y frente a la cual construyó Amenofis ry la nueva capital de su reino (ver
más adelante); su nombre egipcio, Khmun ("ciudad ocho") alude a su carácter
de sede de la ogdóada. Aquí encontramos una cosmogonía que nos presenta
todo un universo previo a la creación del mundo. Hay ocho dioses primordia-
les, organizados en cuatro parejas -representados como ranas los machos y
como serpientes las hembras, debido a que operan dentro del agua. El dios N¿¿
y la diosa Na unet representan el Agua primordial inerte; Huh y Hauhet ,la Infi-
TEMA2. EGIPTO 7I
nitud de ese universo líquido; Kuky Kauket,las Tinieblas que lo oscurecen; y
Amun y Amaunet, el Misterio que encierra. Esos ocho creadores, que habrían
salido de la PalabradeThot,el dios lunarque funcionaba como divinidad local.
hicieron surgir del abismo una colina piramidal -la propia Hermópolis imagi-
nada como túmulo primordial- y crearon sobre ella el huevo del que salió el
Sol. Esa nueva divinidad es la que crea el mundo, tras vencer a las tinieblas, y
la que lo organiza.
Sobre este segundo modelo se creó la teología menfita de Ptah, conside-
rando al dios como un símbolo de la colina emergida y como engendrador de
su propia ogdóada. En ella se integraAtun,en calidad de pensamiento de Ptah;
Horus como su corazón,y Thot como su lengua. De forma similar se procedió,
en el Reíno Nuevo, cuando el dios tebano Am6n-Re se puso ala cabezade las
divinidades egipcias, como consecuencia de la promoción de Tebas a capital
de Egipto, subsiguiente a la expulsión de los hicsos (ver más adelante). La teo-
logía tebana combina las de Heliópolis y Hermópolis, en un intento de con-
vertirla en la teología oficial definitiva. Todas esas elaboraciones utilizan el
principio del sincretismo (ver tema 8), que permite identificar a unas divini-
dades con otras, partiendo de sus semejanzas.
Parece que la vivencia religiosa de los egipcios, con su extraordinariacapa-
cidad para manejar los símbolos y para integrar los distintos niveles de per-
cepción, era especialmente adecuada al uso de semejante recurso teológico.
Así, en la Dinastía v, en que se produce un aumento del poder del clero en
relación con el del faraón, queda consagrada la identificación del dios helio-
politano Atón con el dios dinástico Horus, que, como ya se ha dicho, simbo-
lizaba el poder real divinizado; a su vez, ambos se convierten en hijos de Re,
que es el sol del mediodía, considerado como una fuerza difina. Todo eso es
lo que da lugar a la construcción de templos solares, con sus obeliscos; de
modo que el ritual practicado en esos templos llegaba a prevalecer en impor-
tancia sobre el ritual funerario del faraón. Esa fue una innovación que volvió
a tener fortuna, también a favor del clero, con la identificación del dios Amón
con R¿. Los egipcios asumían esas novedades y las combinaban con el man-
tenimiento de sus cultos tradicionales. Ello explica la pervivencia del culto de
Osiris, que, por otro lado, va mucho más allá de eso: a pesar de la pujanza del
dogma solar creado por el clero de Heliópolis, y fal vez como una reacción
frente al mismo,los egipcios convierten el culto de Osiris en una especie de
religión alternativa, que triunfa plenamente en el Reino Medio.
Finalmente, en la llamada literatura sapiencial del Reino Antiguo, que pro-
cede de la alta capa de la sociedad egipcia, existen obras como las Enseñan-
zas de Kagemni, visir de Snofru (2590-2554), el fundador de la Dinastía lv, o
las Enseñanzas de Ptahhotep, visir de Djedkare (2355-2317), al final de la
Dinastía v. Contienen esas obras una serie de máximas alusivas al "castigo de
72 BREVEHISToRIADELMUNDOANTIGUO
Dios", a la "orden de Dios", a la "voluntad de Dios", o al 'Juicio de Dios",
que no solo evocan un escenario providencialista, en el que la divinidad esta-
blece las pautas de la conducta individualy juzgalos resultados, sino que esa
divinidad resulta personificada en un solo dios, carente de los rasgos indivi-
duales que caracterizan a los dioses de los politeísmos. Ese Dios de los egip-
cios reaparece una y otra vez en el mismo género literario. La interpretación
de ese desarrollo, en términos teológicos o filosóficos, y su integración en la
religión egipcia, es asunto controvertido. Pero conviene tenerlo presente, en
todo caso, a la hora de inte¡pretar la religión egipcia en general.
TEMA2. EGIPIO 73
nuevo faraón sobre la tierra. En esta época es cuando comienzan también las
prácticas de momificación, y por eso Osiris, símbolo del rey muerto, se repre-
senta como una momia.
En el Egipto reunificado que inicia el Reino Medio, se identificó la tumba
del faraón Horus-Djer (2949-2902), sucesor de Horus-Ahatras un breve inte-
rregno, como la tumba de Osiris, convirtiéndose en lugar de peregrinación.
Era una pequeña isla -en Abydos- rodeada de agua y cubierta de vegetación,
que fue considerada como el túmulo primigenio,la primera tierra que habría
surgido del océano primordial, durante la creación del mundo, y donde se
habría originado la vida. La retirada de las aguas del Nilo recreaba todos los
años el mito de la tierra emergente, que, gracias a Osiris, recuperaba la vege-
tación perdida. Era ése un ciclo de muerte y resurrección, al que se asimilaba
la trayectoria de los humanos.
Todos los muertos podían integrarse ahora en el ciclo de renacimiento pro-
piciado por Osiris, si se les hacian los funerales indicados, si se sometía su
cuerpo a una coffecta momificación y si seguían recibiendo alimentos y aten-
ciones. Claro que eso sólo podrían conseguirlo los ricos, porque la doctrina
había surgido para ampliar los favores divinos a la corte del faraón. Pero el
caso es que la religión de Osiris se populariza: se tiende a considerar que 1o de
entrar en su reino está abierto a todos y que depende del juicio divino, más
que de la capacidad económica.
En el reino de los muertos, donde gobiema Osiris,Isis es el "trono divino",
el regazo donde descansa el rey, por 1o que funciona como divinidad protec-
tora, especialmente para los difuntos, a quienes acompaña en su camino. El
desplazamiento del faraón difunto del reino de los vivos da lugar a un desa-
rrollo de un reino de los muertos, que funciona como un doble ficticio de aquéI,
donde se practican también los rituales. A su vez, el supuesto viaje del difun-
to da lugar a una geografía nueva, donde se configura un más allá, considera-
do por los egipcios como un occidente hermoso, que se puede alcanzar tras
haber superado la prueba del juicio de los muertos y después de una consa-
gración especial.
Es importante constatar que la creencia en el más allá implicada en la reli-
gión de Osiris desarrolla, desde el principio, una dimensión ética de la conducta
humana, donde aparece la idea de la recompensa y el castigo. El resultado
positivo del juicio de Osiris depende de no haber "cometido injusticia contra
los seres humanos"; de no haber "tratado mal a los animales"; de no haber
"perjudicado a los dioses"; de no haber "abusado de la propiedad de los huér-
fanos", de no haber "hecho daño a las tierras de cultivo", y cosas por el esti-
lo. Todo eso responde a un código de conducta social y religiosa que funcio-
na en el más acá y en el más allá, en la medida en que el juicio de los muertos
asume las normas que rigen en los juicios de los vivos. La religión de Osiris
74 BREVE HISTORIADELMUNDOANTIGUO
supera, por tanto.la idea elitista de que sólo los ricos, por su capacidad de con-
servar eternamente el cuerpo, pueden prolongar la vida después de la muerte.
En ese sentido, es una religión que sirve a todos, y,de ahí, su popularidad.
Pero también contribuye a consolidar el orden social, con sus enormes dife-
rencias, en la medida en que ofrece la posibilidad de una vida mejor única-
mente a través del acatamiento de las normas establecidas.
TEMA2. EGIPTO 75
casos extranjeros, que se mostraban leales alfaraón; y lo mismo ocurría con
los altos funcionarios. Cuando tenían nombres alusivos a las antiguas divini-
dades, los cambiaban por otros nuevos que mencionaban al sol, como R¿ o
comoAtón.
La nueva divinidad de la luz fue despojada también de toda antigua adhe-
rencia relacionada con un dios solar, como el epíteto "Horus del horizonte", y
la correspondiente imagen del halcón. En ese monoteísmo, solo existía Re,el
"señor del horizonte": un Re-padre, que llega a la tierra como Atón -así el len-
guaje de las inscripciones. Iconográficamente, Atón es representado como un
disco solar, acompañado del ttréus (la serpiente) y del signo de la vida; los
rayos que salen del disco y terminan en manos proyectadas hacia abajo indi-
can el caráctet protector de esa divinidad.
Un dios único sin forma humana y sin mitos, un dios padre y un dios aman-
tísimo de todas las criaturas de la tierra; ése es el referente teológico de la
nueva doctrina. Solo la familia del faraón recibiendo esos rayos de luz fun-
cionaba como representación antropomórfica del amor que caracfeizabala
nueva religión; y el poder político ejercido sobre los súbditos aparecía subli-
mado en esa función transmisora de lo divino, que era la que diferenciaba al
faraón y su familia del resto de los mortales, asimilándolo a la divinidad. La
nueva imagen teocrática presidía los hogares de los seguidores de Akhenaton.
Pero esa nueva teocracia se extinguió con su creador, y no solo por la falta
de un heredero varón que le diera continuidad; tampoco solamente por la hos-
tilidad provocada en el antiguo clero y la aristocracia. Parece que el ritual
funerario había dejado de estar asociado con el culto de Osiris y la idea del jui-
cio de los muertos, porque ya no se inscribía en los escarabeos de las momias
el correspondiente texto del Libro de los Muertos. También el destino de los
mortales había pasado a depender del faraón, cuya doctrina no debe de haber
ofrecido una alternativa satisfactoria a la oferta tan arraigada que representa-
ba Osiris. En definitiva, una religión impuesta por el poder, que no habría con-
vencido; y que solo habría dado una satisfacción sobrenatural a su creador y
un beneficio terrenal a sus seguidores.
76 BREvEHISToRIADELMUNDO ANTIGUo
benéfica de Maat, atendiendo con ello a todas sus necesidades. Por eso tiene
también el derecho a exigirles cuantas prestaciones considere necesarias.
Todos los egipcios son siervos del gran dominio del faraón, que es el reino
de Maat. Esa doctrina es la que sustenta el dirigismo estatal, que en Egipto
se mantiene , a ultranza, durante toda su historia (tema 6), y que no solo afec-
ta a la agricultura y ganadería sino a la explotación de todos los recursos del
país y al propio comercio. Ejercido sobre un modelo de economía redistri-
butiva y combinado con la imposibilidad ideológica de acceder a la propie-
dad privada de las fuentes de recursos, inherente a la misma doctrina, pare-
ce constituir un sistema blindado, que no deja resquicios para la iniciativa
individual.
Sin embargo, esa doctrina tan pura, con la que comienza el Reino Antiguo,
empieza, desde el principio, a desarrollar adherencias. Para la administración
de ese gran dominio, necesita el faraón, como ya se ha dicho, de muchos fun-
cionarios, algunos de los cuales deben ejercer, en su nombre,las más altas res-
ponsabilidades. En lugar de incorporarlos al sistema redistributivo, les asigna
unas determinadas tierras --es decir, una parte del suelo egipcio, con todo lo que
hay en él- cuyas rentas perciben mientras están en el cargo. Pero la necesidad
de garantizar a perpetuidad las costosas atenciones funerarias de esos altos
dignatarios obliga al faraón a crear un tipo de dominio, que, aunque no se
pueda vender, es transmisible a herederos; el beneficiario es el llamado "sacer-
dote funerario", que suele ser un miembro de la familia y que asume las aten-
ciones al difunto.
Esa especie de legado funerario, y la sepultura, parecen haber sido las úni-
cas formas de propiedad privada de la tierra que se desarrollaron en el Reino
Antiguo; aunque habría que hablar más bien de posesión, en la medida en que
la propiedad sigue siendo del faraón, y esas tierras no se pueden ni parcelar ni
vender. Pero las tierras que cedía el faraón, en precario, a sus altos funciona-
rios, con una tendencia a que fueran vitalicias, si se portaban bien, e, incluso,
trasmisibles a herederos, si sucedían en el cargo, constituían, de suyo, un patri-
monio importante. La tumba de Metjen,un alto funcionario del faraón funda-
dor de la Dinastía w, Snofru (2590-2554), que prccisamente lleva el nombre
de Horus-Nebmaat ("Señor de la Maat"), registra la relación de tierras que
poseía. Por uno de los cargos desempeñados tiene una finca de unas 54hectá-
reas. Además, recibe de su madre unas 13 hect¿áreas en condominio con sus
hermanos, y tiene otras 3 hectáreas que le ha cedido el faraón por algún moti-
vo. Por otro lado, cuenta con un dominio heredado de su padre, cuya posesión
está garantizada por decreto real: es un terreno con frutales y viñedos, que
tiene también ganado y agricultores dispuestos para cultivar en él cereales.
En el Reino Medio, se mantiene la distinción entre propiedad privada y
propiedad vinculada al desempeño de una función, pero con una tendencia a
TEMA 2. EGIT'IO 77
una mayor disponibilidad. Aunque existe la obligación de mantener los domi-
nios intactos, se documentan ventas de funciones, que conllevan la posesión
de las tierras vinculadas a ellas. Por otro lado,la explotación de esos dominios
implica la posibilidad de establecer contratos de arrendamiento, y, en general,
otorga un margen de maniobra similar al que tendría un propietario. Durante
el Reino Nuevo, en fin, y, sobre todo, a partir de Ramsés l (1279-1213), los
faraones utllizan la tierra, en parcelas pequeñas y generalmente sin cultivar
todavía, también para recompensar servicios de menor envergadura, como los
de los oficiales del ejército e, incluso,los soldados. Esas fincas se pueden ven-
der y no tienen más obligación, frente al estado, que la de generar una especie
de impuesto.
78 BREVE HrsroRrADELMUNDoANTrcuo
tica de una serie de pequeños reinos independientes. Los reyes que cuentan
oficialmente como hicsos (Dinastías xv-xvll, 1648145-1539136)) adoptan los
rasgos formales de la monarquía faraónica y mantienen, en general,las insti-
tuciones del estado en el territorio que gobiernan directamente.La economía
sigue funcionando igual y el sistema administrativo es el mismo;lo único que
interesa, al parecer, a los reyes hicsos es enriquecerse con los productos de
todo Egipto a través del comercio.
Tras la época de la fragmentación de Egipto en una serie de poderes loca-
les, correspondiente al Tercer Período Intermedio, los nubios consiguieron feu-
nificar el país (716 a.C.) y convertirse en la única dinastía reinante, con capi-
tal en Napata (Kush), al sur de la cuarta catarafa. Los llamados "faraones
negros" de la Dinastía Kushita (la xxv) dominaron el territorio de Egipto
durante más de cincuenta años, hasta que los expulsaron los asirios. En el
Reino Medio, Nubia había sido parcialmente conquistada por Sesostris ltt, y
durante el Reino Nuevo había funcionado como una colonia egipcia, por lo
que los nubios habían asumido muchos elementos de la cultura y la religión de
los egipcios. Apenas se puede considerar a esa dinastía como extranjera. Todo
1o contrario hay que decir de los asirios (tema 1), quienes, naturalmente, se
negaron a asumir el papel de faraones, tratando a Egipto como territorio con-
quistado -de ahí el saqueo de Tebas- durante los pocos años que lo mantu-
vieron en su poder (671-66a a.C.).
Tampoco eran verdaderamente extranjeros los libios que gobemaron Egip-
to, a continuación de los asirios, constituyendo, a partir de Psamético I, las
dinastías llamadas sailas (664-525 a.C.).Llevaban siglos asentados en esa zona
como mercenarios y ya habían constituido un reino con capital en Sais (parte
occidental del Delta) durante el Tercer Período Intermedio. Es una época carac-
terizada por el protagonismo de los mercenarios y de los comerciantes. Egip-
to tiene su propia flota de gueffa e intenta, como lo había hecho en el Reino
Nuevo, expandir su poder hacia la región sirio-palestina, lo que conduce a una
confrontación con los babilonios y, luego, con los persas, nuevos conquista-
dores del teritorio.
Bajo el dominio persa, que empieza en el 525 a.C.,Egipto se convierte en
una satrapía (tema 3), que debe soportar onerosos tributos; por eso se suble-
van los egipcios y consiguen mantenerse independientes de los persas duran-
te unos sesenta años (Dinastías xxvlt-xxx), para caer de nuevo bajo su domi-
nio hasta que se produce la conquista de Alejandro Magno (323 a.C.).De
todos modos, los persas mejoraron la administración y terminaron de abrir
un canal entre el Nilo y el Mar Rojo. Darío I construyó y restauró templos, y
se muestra representado como un faraón en actitud de rendir culto a los dio-
ses egipcios. Exactamente lo mismo hicieron a continuación los Ptolomeos
(tema 6).
TEMA 2. EGIPTO 79
20. Egipto en la Época Romana
TEMA2. EGIPTO 81
Tema 3
LA REGION Sl RIO-PALESTINA,
ASIA MENOR Y EL IRAN
1. Introducción
2. Laregión sirio-palestina o Levante Mediterráneo
3. Asia Menor o Anatolia
4. hán y Persia
5. Evolución de la región sirio-palestina a lo largo de la Edad del Bronce
6. Los estados palaciales sirios
7. El reino de Amurru y los hapiru
8. El problema de la indoeuropeización: el caso de Anatolia
9. El estado de los hititas
10. El carro de gueffa y los maryannu
11 . El intercambio de presentes y el juego de la diplomacia
1. Introducción
En los dos temas precedentes se han tratado los procesos históricos coffes-
pondientes a Mesopotamia y Egipto, donde ya hay estados territoriales, que
4. Irán y Persia
88 BREVE HISToRIADELMUNDoANTIGUo
ñas cabezas de puente de Uruk por varios lugares, y de una posición comercial
egipcia en Biblos (costa sirio-palestina), así lo atestiguan. De ahí viene, sin
duda, el movimiento urbanizador que se aprecia en toda lazona durante el
Bronce Antiguo, y que tiene como principal exponente conocido la ciudad-
estado de Ebla (en la parte interior de Siria). Sin embargo, el colapso que se
produce, tanto en Egipto como en Mesopotamia, al final de ese período, pare-
ce haber influido muy negativamente en el proceso.
El caso es que la llegada al Levante, en el tránsito hacia el segundo mile-
nio, de los nómadas amorritas -nombre dado por los acadios a los nómadas
afincados al oeste de Mesopotamia después del 2000 a.C.- cambió radicalmente
la región; en adelante sería un área semita -cananea- con una permanente ten-
sión entre nómadas y sedentarios. Un comercio con crecientes posibilidades de
expansión, y con nuevas rutas, propicia el desarrollo, a partir del 2000 a.C., de
una serie de reinos sirios que construyen grandes ciudades muy bien amuralla-
das, y que controlan las caravanas entre el Mediterráneo y Mesopotamia, cons-
tituyendo sociedades complejas a lo largo del Bronce Medio: Karkemish en el
Eufrates, A/eppo (Halab) entre el Eufrates y el mar, y Ugarit ya en la costa, son
los más imporlantes. También en el interior, pero más al sur, el reino de Qatna
comercia sobre todo con Egipto. El abastecimiento de cobre desde Chipre
aumenta ahora la importancia de esos reinos intermediarios, con los que man-
tienen los babilonios y los asirios unas relaciones diplomáticas muy cuidadas.
Las ciudades sirio-palestinas del Bronce Reciente (1600-1100 a.C. aprox.)
son amuralladas como las del Bronce Medio y presentan, en general, el mismo
aspecto;pero el poblamiento tiende a concentrarse en las zonas costeras y en los
valles, con un progresivo abandono del interior, es decir, de las tierras situadas
al este del Orontes, en Siria, y al este del Jordán, en Palestina. Lo que ocutre, en
realidad, es que continúa la tendencia ya iniciada en el Bronce Medio: el amplio
poblamiento del Bronce Antiguo se va contrayendo hacia el oeste, y concen-
trando en las zonas más húmedas. Poco a poco, donde había habido agricultu-
ra extensiva de secano, acabaron por pastar cabras, pertenecientes a pastores
nómadas. Habrá que esperar hasta el primer milenio para que se repueblen esas
zonas, y se ocupen las colinas y las montañas. En total,la caída demográfica de
la población asentada resulta evidente; lo que no nos revela la arqueología, pero
se desprende de la documentación escrita, es que los individuos que han desa-
parecido de las aldeas están mezclados con los nómadas que buscan nuevas tie-
tras, y que todo eso constituye una permanente amenaza para las ciudades.
Entran en juego, en esta época, los hurritas del reino de Mitanni; luego los
hititas, en competencia con los egipcios, y, finalmente,los asirios. Con la supe-
rioridad que les confieren sus carros de guerra, ejercen un dominio, directo o
indirecto, sobre los reinos de la región sirio-palestina, que van pasando de unas
manos a otras en distintos grados de dependencia; a veces se trata de pactos de
La situación privilegiada del norte de Siria, con respecto a las rutas comer-
ciales que conducían a Egipto y Mesopotamia, y el aumento considerable del
comercio entre el este y el oeste, es lo que puede explicar que ya antes del
2500 a.C.las pequeñas aldeas de esa zona hayan dado lugar a verdaderos esta-
dos, con independencia de sus capacidades agrícolas. Esos centros eran plata-
formas del comercio a larga distancia, por lo que se parecen más a Assur.en
su primera época (tema 1), que a los estados de la Mesopotamia meridional.
basados en la agricultura intensiva de regadío. Sin embargo, a lo largo de la
Edad del Bronce, el desarrollo político-social de las ciudades sirias, y su urba-
nismo, es una consecuencia directa del influjo de Mesopotamia. Tratan de imi-
90 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
tar el modelo económico redistributivo de los grandes centros de poder, pero
no les funciona bien: aunque el comercio les aporta ingresos sustanciosos, los
rendimientos agrícolas no tienen nada que ver con los que produce, en Meso-
potamia, la agricultura intensiva de los grandes regadíos, con una población de
agricultores integrada en ese sistema. Lo que hay en Siria son aldeas con tie-
rras de secano, que se ven obligadas por lafuerza a enffegar lo que se les exige
desde el centro de poder; de ahí que sus habitantes emprendan la huída, con
cierta frecuencia, y traten de sobrevivir al margen del sistema. La situación se
hace particularmente grave en la última fase del Bronce Final.
Todavía en el Bronce Antiguo conocemos el caso de Ebla (Tell Mardikh),
un estado a mitad de camino entre el Meditenáneo y el Éufrates, que, hacia
2250 a.C., vivía de la agricultura,la artesaníay el comercio, conforme a un
modelo redistributivo, como muestran unas 15.000 tablillas cuneiformes con-
servadas en sus archivos. En ellas se utiliza la escritura sumeria para una len-
gua perteneciente al grupo semita oriental,lo mismo que el acadio de Mesopo-
tamia. Además de contar con una buena cantidad de tierra apta para el cultivo
-lo que era excepcional en esa zona de Siria- Ebla tenía una ubicación privile-
giada, porque se contaba entre las ciudades que controlaban la comunicación de
Mesopotamia con el Mediterráneo. El palacio de Ebla centralizala explotación
agropecuaria y el comercio, y funciona con grandes talleres de producción arte-
sanal, dirigida a la exportación. Cuenta con toda una red de administradores e
inspectores (ugula, mashkim), organizados jerárquicamente, que se ocupan,
sobre todo, del comercio y de los comerciantes (kas, o lu-kcts).
Una característica importante de los estados sirios es que el palacio consti-
tuye el único centro económico, por lo que asume también las funciones rela-
cionadas con el culto. Como muestran los archivos del nivel arqueológico vII
de Alalach (Tell AEana, en el sur de Turquía) correspondientes a los siglos xvttt-
xvII a.C., es decir, ya en el Bronce Medio, Ebla sirvió de modelo para la suce-
siva creación, en la zona, de estructuras de poder, con un centro palacial, que
lo era, alavez, de dominio y de culto, y con una actividad fundamentalmente
comercial, que implicaba asimismo una producción artesanal. Ahí se puede
comprobar que las capas dominantes, ya fueran sacerdotes o funcionarios, esta-
ban integradas en el sistema redistributivo, también para la adquisición de
bienes de prestigio, que llegaban a través del comercio exterior.
Existe, en las ciudades sirio-palestinas de la Edad del Bronce, un tipo de
rey-sacerdote, lo que, en principio, debería reforzar la posición delarealeza,
al no entrar en competencia con el clero de los templos. Sin embargo, esa rea-
lezatenía una entidad muy distinta de la de Egipto y Mesopotamia meridional,
en la medida en que, en esas ciudades, seguían funcionando las estructuras
sociales de tipo tribal de los amorritas, y el rey (malikum) estaba integrado en
ellas, lo que limitaba su poder y el realce de su posición. Además, tenía que
92 BREVTHISToRIADELMUNDoANTIGUo
formaba una elite. entre la cual destacaban los maryannu,es decir, los impres-
cindibles y carísimos combatientes con catro. El privilegio de los altos fun-
cionarios, y de estos individuos, consistía en que permanecían fuera del siste-
ma redistributivo, y recibían, en cambio, asignaciones personales de tierras
del palacio. Ese tipo de feudalización significaba que tenían bajo su control,
al igual que el propio rey, aldeas de campesinos,lo que reforzaba su posición
y debilitaba la del estado. No es extraño que tendieran a hacerse independien-
tes. Como tampoco es extraño que los campesinos llegaran a situaciones lími-
te, en las que tuvieran que asumir la vuelta al nomadismo, y la conjunción con
las tribus que presionaban desde fuera, como única forma de supervivencia. En
su última f'ase, el sistema de economía palacial era un modelo agotado, que
había entrado en una espiral diabólica: cada vez resultaba mayor el desequili-
brio y menores, seguramente, las posibilidades de que las ganancias comer-
ciales compensaran el déficit. Si las rutas se veían afectadas, como en efecto
llegó a ocurrir, y si fallaba cadavez más el elemento humano productivo, el
colapso resultaba inevitable.
La similitud que presentan las clases dirigentes entre los reinos del Bron-
ce Reciente, y su progresivo distanciamiento con respecto a los demás secto-
res de sus respectivas comunidades, desarrolla una afinidad entre ellas ali-
mentada por los frecuentes contactos y por los vínculos formales que llegaron
a establecerse. La homogeneidad de las formas de vida conduce a una estan-
darización de la cultura material, que hace circular por vía de comercio y de
don toda una gama de productos lujosos -debido a las materias primas, a las
técnicas o a las manufacturas artísticas utilizadas- por el Próximo Oriente,
Egipto y el Mundo Micénico (tema 4). Ello crea una fuerte demanda de ese tipo
de productos y un estímulo para el desarrollo de técnicas, como las aplicadas
ahora a la pasta vítrea, destinadas a evitar la dependencia de materias precio-
sas o semipreciosas, que planteaban serios problemas de disponibilidad.
Perdió la vida Saúl en una sonada derrota frente a los filisteos, que ocupa-
ron la Cisjordania y Galilea. Entonces es cuando entra en escena otro señor de
la guerra, David, que tenía su propia tropa y, como muestra la historia de Abi-
gail, referida en el libro bíblico de Samuel (1.25),vivía de brindar protección
a los propios hebreos por las buenas o por las malas. Habíaestado unido a Saúl
durante algún tiempo, pero luego se distanció y se puso al servicio de los filis-
teos, para más tarde combatirlos y destruirlos. Tras la muerte de SaúI, David
fue proclamado rey de Judá --el territorio de las tribus del sur- por los ancia-
nos, en Hebrón (hacia el 1000 a.C.), bajo la fórmula de un caudillaje real como
el que tenían, para su propia pfotección, algunas ciudades cananeas. Años des-
pués consiguió que lo asumieran en los mismos términos las tribus del norte,
con lo que se convirtió también en ley de Israel, configurando así la llamada
monarquía dual. Atacó Jerusalén -una ciudad situada en el límite de los dos
territorios-, tomándola y haciendo de ella la capital del reino unificado; unifi-
cado sí, pero no demasiado, porque seguía tratándose de dos reinos con la
misma organización que habían tenido antes.
La disolución de los centros de poder del Bronce Reciente tuvo unas con-
secuencias muy importantes sobre el comercio alarga distancia. Por un lado,
cesa la demanda de los bienes de prestigio no perecederos, que estaban impli-
cados en los intercambios de los poderosos y en el exponente de su riqueza, y
que no se prestaban a la ganancia libre de los comerciantes; por otro lado, y por
la misma razón,los pequeños estados de la costa de Levante, que debían ejer-
cer el comercio bajo fórmulas de vasallaje, se ven libres de semejante carga.
Las mercancías que en adelante circulan por las rutas comerciales del Medi-
terráneo y del Próximo Oriente son manufacturas de lujo, que tienen deman-
da en todo ese territorio y que dejan enormes beneficios a quienes las venden
en exclusiva, porque pueden negociar los precios sin ningún condicionamien-
to. En ese contexto se produce el desarrollo de las ciudades fenicias y de una
forma especial de comercio.
Como ya se ha dicho,las ciudades fenicias se asoman al primer milenio con
la importante ventaja de controlar la madera de cedro de los bosques del Líba-
no, cuya demanda es constante. Pero el principal artículo que empiezan a dis-
tribuir ahora es la púrpura, bajo la forma de tejidos de lujo teñidos con ella. De
su exclusividad en este comercio, perpetuado a lo largo de los siglos, dan fe no
solo el nombre de "fenicios" que se les atribuye (ver más arriba), sino el de
Tyriae vestes que se aplica, en el ámbito romano, a las ropas de púrpura, sím-
bolo del poder y la riqlueza de los reyes, y de quienes se asemejan a ellos. En
la época del emperador Diocleciano (284-305 d.C.), por un gramo del tinte
puro se pagaban entre diez y veinte gtamos de oro. La descripción que nos
transmite el escritor Plinio el Viejo sobre su elaboración justifica el precio tan
elevado de la púrpura tiria, pero también deja entrever las grandes ganancias
Los persas han pasado a la historia, sobre todo, como los orientales pre-
potentes que no escatimaron recursos para subyugar a los valerosos griegos
en las Guerras Médicas; y que no lo consiguieron, porque la democracia ate-
Los fundamentos los puso Ciro, pero Darío t tuvo que mejorar el control
de los gobernadores, después de algunas experiencias de deslealtad. El esque-
ma de Ciro combinaba una administración central, donde confluían en última
instancia todos los asuntos, con una administración provincial o regional, cuya
cabeza era siempre una persona de confianza del Rey. La "Tierra del Rey"
-como se identifica el territorio del Imperio Persa en los tratados suscritos con
los griegos- estaba, por tanto. dividida en provincias o distritos, que es a 1o que
se llama comúnmente satrapías; pero hay que tener en cuenta que ese término
se utiliza también en relación con épocas posteriores, en las que el territorio
persa había caído bajo el dominio de otros estados, porque, como ya se ha
dicho, esos estados, empezando por el macedónico de Alejandro Magno, reu-
tilizaron en muchos aspectos la administración de los persas. Los gobernado-
res de los Aqueménidas se llamaban sátrapas ("protectores del reino"); en prin-
cipio, su mandato no estaba limitado en el tiempo, y podían incluso transmitirlo
a sus hijos. Pero eso no significa que tuvieran tales derechos, sino que, al tra-
tarse de puestos de confianza, el Rey podía disponer de ellos como creyera
conveniente.
El sátrapa debía imitar, en los signos extefllos,la imagen del Rey, confi-
gurando su provincia, de cara a las comunidades locales, como una especie de
reino, con su corte; en eso consistía la construcción del "Rey de reyes". Tenía
un lujoso palacio, con su pairidaeza (en griego,paródeisos, de donde "paraí-
so"), que significa "cercado". Se trataba de un vasto dominio, adscrito al pala-
cio, donde había árboles frutales y ornamentales, jardines y, además, animales
salvajes para practicarla caza y entrenar en ella a los jóvenes herederos. Se
conocen a través de \a Anóbasis de Jenofonte (principios del siglo tv a.C.),
quien tuvo ocasión de verlos, dejando luego en su obra, para la posteridad, la
imagen del sátrapa como prototipo de vida lujosa. Esa combinación de jardín
ornamental y parque de fieras de los palacios aqueménidas estaba inspirada
en un modelo asirio. El rey Senaquerib (704-681) había instalado unos céle-
bres jardines en el palacio de Nínive y también, junto al río Tigris, un recinto
con animales salvajes. Pero ya desde el siglo xr a.C. habían empezado los
1. Introducción
2. Las tablillas micénicas
3. El wdnax y el lagetés
4. El personal de los palacios micénicos y las rentas de la tierra
5. La disolución de los centros micénicos de poder
6. Más allá de las viejas teorías de las invasiones griegas y sus estirpes
7 . La documentación relativa al origen de la polis y el valor delos poe-
mas homéricos
8. La gran coloni zación de la Época Arcaica
9. Tipología de los asentamientos coloniales
10. Zonas de implantación de las colonias griegas
11. Causas y consecuencias de la colonización griega
12. Las tiranías de la Época Arcaica
13. La polis espafiana
1. Introducción
3. El wanax y el lagetés
Por otro lado, en el texto conocido como Gran Retra, que atribuían los
espartanos a su mítico legislador Licurgo, el liderazgo corresponde a los dos
coffeyes, designados archagetai ("caudillos"); hay un consejo de 28 ancianos
(Gerousía) al que se suman los correyes como dos miembros más; y hay una
Apella, que es el damos bajo la condición de asamblea, convocada, presidida
y disuelta por el consejo. Si el damos adopta un acuerdo que no parece bien a
la Gerousía, debe ésta disolverlo --es decir, disolver la asamblea- y convocar-
1o de nuevo. Se entiende, por tanto, que el damos puede aprobar, por aclama-
ción, algo propuesto por uno de los miembros del consejo; pero que el conse-
jo tiene derecho de veto sobre un acuerdo de la asamblea que no parece bien
a la mayoría de sus miembros. No puede, sin embargo, imponer su voluntad;
así que, si se trata de algo sobre lo que hay que decidir,tendrá que acabar
haciendo una propuesta que resulte aceptable para el damos.
1. Introducción
2. Rasgos distintivos de las democracias antiguas
3. La cuestión de la igualdad entre los ciudadanos
4. Solón y la democracia ateniense
5. El nuevo cuerpo de ciudadanos
6. El papel de la tiranía de Pisístrato
7 . Las nuevas tribus y el nuevo consejo de Clístenes
1. Introducción
146 BREVEHTsToRTADELMUNDoANTTcuo
adecuación de la gestión política al orden natural de las cosas, porque lapolis
es la forma natural de las comunidades humanas. La iniciativa individual aten-
ta contra el mantenimiento de ese orden; así que no debe gobernar el hombre
sino la ley, que es la expresión del poder de la comunidad. El rol político con-
siste en encarnar la ley, en la parcela que a cada cual sea asignada en cada
momento. Laatomización y la rotación del poder son una garantíacontra la ini-
ciativa individual, y cualquier ciudadano puede participar en la gestión públi-
ca, porque lo mejor que se espera de él es que aplique la ley.
Esa forma de legitimación del poder de la masa, que excluía, por principio,
el poder del gobernante, permitió a los ciudadanos atenienses acceder a unas
cotas de libertad pública y de participación política, con lavozy con el voto, ver-
daderamente excepcionales. Pero ya en el siglo v, y sobre todo en el lv, se mani-
fiestan los aspectos negativos del monopolio del poder político por la asamblea
de los ciudadanos. También es ésa una experiencia del pasado que puede con-
tribuir a iluminar las prospecciones de futuro de nuestras democracias.
Para los antiguos griegos estaba claro que la democracia había nacido en
Atenas. Pero, mientras el historiador Heródoto nos transmite, en el siglo v a.C.,
la idea de que había sido Clístenes quien la había creado unas décadas antes,
nos encontramos con que en el siglo rv a.C.7a Athenaion politeia la atribuye
a Solón. Pero ese tratado sobre la constitución de Atenas -o 1o que más bien
parece un bonador del mismo, redactado por algún miembro de la escuela de
Aristóteles- se escribe ya en un momento en que la demccracia radical estaba
sufriendo las críticas del pensamiento político. Tal vez no fuera conforme a la
naturaleza que todos los ciudadanos tuvieran la misma cuota de participación
en el gobierno de la comunidad, considerando las grandes diferencias que exis-
tían entre unos y otros, por capacidades naturales, por educación y, sobre todo,
por recursos económicos.
En el año 632 a.C.,o quizá un poco más tarde,Atenas había conocido una
fracasada intentona de establecerlatiranía (tema 4).La obra de Solón no con-
siguió, evidentemente, cambiar las condiciones que la habían hecho posible;
él mismo decidió ausentarse de Atenas durante diez años para evitar el acoso
de quienes le pedían, por un lado, que derogara sus leyes y quienes le instaban,
pot otro, a que asumiera un poder personal tiránico para hacer una política más
radical.
No mucho después y tras un tercer intento, se convirtió Pisístrato en el tira-
no de Atenas; los treinta y seis años de su mandato y los pocos que consiguie-
ron sucederle sus hijos constituyen una época significativa de la historia de
ateniense, caracterizada por una creciente prosperidad económica y por la
dimensión monumental que adquirió el área urbana dela polis. Heródoto, Tucí-
dides y la Athenaion politeia coinciden en señalar que Pisístrato mantuvo las
leyes establecidas y que fue respetuoso con las magistraturas, asegurándose
tan solo de que las desempeñaran sus propios partidarios. Por otra parte, el
conjunto de su gobierno merece para esos autores un juicio favorable que con-
tiene términos inequívocamente elogiosos. Era técnicamente un tirano, en la
medida en que ejercía un poder personal sin desempeñar magistratura alguna,
sin más límites que los que él mismo quería imponerse y con la ayuda de una
tropa armada. Pero valdría decir también que 1o que hizo fue mantener por la
fuerza las reformas de Solón, que, de otro modo, difícilmente se habrían sos-
tenido. Ello da idea de hasta qué punto constituyeron esas reformas un avan-
ce en el camino hacia la democracia.
Para financiar su política, Pisístrato estableció un impuesto delSVa sobre las
rentas de los ciudadanos, concediendo, probablemente, inmunidad a las tierras
de menor rendimiento; ello se deduce del hecho de que haya utilizado una parte
de esos ingresos para hacer préstamos a los campesinos en apuros, que, con las
restricciones impuestas por Solón, tendrían más difícil el conseguirlos de par-
156 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
En el 503 o 502 a.c. probablemente, se crea un cuerpo electoral que dis-
tribuía a los atenienses en diez tribus, distintas de las cuaffo tribus tradiciona-
les, que en adelante conservaron unas atribuciones residuales sin ningún valor
político. Puesto que el territorio delapolis ateniense, el Ática, tenía tres zonas
bien diferenciadas -el área urbana llamada Atenas, la costa y la llanura- y, en
gran medida, con distintos intereses y liderazgos, se decidió que cada una de
las nuevas unidades electorales, las nuevas tribus, estuviera compuesta por
ciudadanos de las tres zonas. Cadazonafue dividida en diez áreas geográfióas,
y cada tribu se formó con tres piezas tomadas de cada una de las zonas. pare-
ce que con las nuevas tribus se podría minimizar la posibilidad de que los lazos
de dependencia social que tenían los ciudadanos con las familias importantes
determinaran el sentido del voto. Se ha comprobado, de hecho, que los domi-
nios de algunas de esas familias resultaron divididos entre distintas tribus. Clís-
tenes procuró, además, dar toda solemnidad a las nuevas tribus, poniéndolas
bajo la advocación de héroes tradicionales, para que los atenienses las asu-
mieran como sus nuevas organizaciones suprafamiliares y dejaran de lado las
viejas tribus encabezadas por las familias aristocráticas.
En el 501 a.c. creó un nuevo consejo, la Boulé, integrado por quinientos
miembros, que se elegían cada año, por sorteo y sin posibilidad de reelección,
araz6n de cincuenta por cada una de las nuevas tribus. Nacía con la misión
específica de ejercer la proboúleasis, es decir, un tratamiento previo de las
materias a someter ala ekklesía, que solo podía pronunciarse sobre propues-
tas tramitadas por la boulé. Siempre eran ciudadanos cualesquiera los que vota-
ban en un órgano y en el otro; pero los consejeros eran mucho menos nume-
rosos y podían disponer del tiempo y los recursos necesarios para filtrar y
elaborar adecuadamente las propuestas. Siguió existiendo, por supuesto, el
Areópago, el viejo consejo aristocrático, que por entonces se nutría a perpe-
tuidad con los arcontes salientes, manteniendo una cifra de unos ciento cin-
cuenta miembros; conservaría su función de "guardián de las leyes" tal y como
hubiera quedado definida en las leyes de Solón, hasta que las reformas de Efial-
tes (ver más adelante) consiguieron dejarlo fuera de juego.
Nos consta que a mediados del s. v a.C. cada una de las diez secciones de
la Boulé elegidas por las tribus, que se denominaba prytaneia, residía en un
La victoria sobre los persas en las Guerras Médicas, con la decisiva bata-
lla naval de Salamina, contribuyó a reforzar la democracia ateniense. A dife-
rencia de otras poleis,los remeros atenienses eran ciudadanos, y pertenecían
a la clase de los thetes. Su papel eclipsó el de los hoplitas, por no hablar de la
caballería, que ya no jugaba ningún papel en la guerra. La amenazapersa, que
no había desaparecido del todo, permitió a Atenas capitalizar su poderío naval
constituyendo un imperio marítimo con las poleis que necesitaban protección
y que se mostraron dispuestas a pagarla con contribuciones monetarias y/o
aportaciones militares.
1. Introducción
2. Macedonia y Grecia
3. La hegemonía de Filipo sobre los griegos
4. La obra de Alejandro Magno
5. La exaltación delarealeza
6. La necesidad de la victoria
7. La apropiación de la tierra y la función de la opulencia
8. El buen gobernante
9. La sacralización de los reyes
10. La función de la guerra y los mercenarios
I L EI movimiento de la riquezay lapiratena
12. El reino Antigónida
13. La monarquía Lágida
14. El reino de los Seléucidas
15. Los judíos de la diáspora
16. Las ligas y confederaciones
l. Introducción
2. Macedonia y Grecia
Filipo fue asesinado cuando preparaba una ofensiva contra los persas,
dejando a su hijo con veinte años en una posición muy débil. Pero Alejandro
reaccionó con rapidez, consiguiendo asesinar, a su vez, a quienes podían dis-
putarle la sucesión al trono. También Demóstenes creyó que un joven inex-
perto sería incapaz de relevar a su padre, y que era el momento de alentar los
deseos de Tebas y Atenas de sacudirse la hegemonía macedonia; sin embargo
Alejandro invadió Beocia cuando nadie lo esperaba, y los atenienses implora-
ron su perdón. Tras una expedición hasta el Danubio, que acabó con el inten-
to de tracios e ilirios de independizarse de los macedonios, tuvo que hacer
frente a una nueva insurrección en Grecia, con el rey de Persia apoyando, entre
bastidores, Taprédica levantisca de Demóstenes. Esta vez Tebas, que rehusó la
oferta de Alejandro de renovar la alianza sin represalias a cambio de la entre-
ga de los sediciosos, sufrió un durísimo castigo; no solo por parte de las tro-
pas macedónicas sino también de los griegos que se habían sentido compro-
5. La exaltación de la realeza
8. El buen gobernante
Los reyes helenísticos reciben culto, aunque eso no significa que se les
considere como a dioses. En Egipto son faraones y tratados como tales por los
egipcios; no debe extrañar, por tanto, que se les represente con la indumenta-
ria correspondiente. Pero en Alejandía, y las ciudades griegas del propio Egip-
to, los Ptolomeos, que no dejan de ser nunca una familia griega, utilizan el
atuendo y la diadema del resto de los monarcas helenísticos; así se muestran
en la estatuaria y en las monedas. Tampoco la visita de Alejandro al Oráculo
de Amón en el oasis de Siwa, ni el hecho de que los sacerdotes lo saludaran
como "hijo de Amón", es una prueba de divinización; como presunto descen-
diente de Heracles, Alejandro lo era de Zeus, y, en ese santuario oracular, por
iniciativa de los griegos asentados en la costa egipcia, se había producido ya
en la época de Heródoto la identificación deZeus con Amón. El conquistador
de Egipto, Alejandro, estaba destinado, al igual que otros monarcas extranje-
ros que lo habían precedido, a reinar como faraón (tema 2) y, consecuente-
mente, a recibir el título de hijo de Re; ese reconocimiento es el que llevan a
cabo los sacerdotes egipcios.
En cuanto ala proskyn¿sis -inclinación reverente-, adoptada por Alejan-
dro en su protocolo, estaba tomada de los persas, que no consideraban a sus
reyes como dioses (tema 3). Era un signo de sumisión a la persona y al poder
del rey. Repugnaba, sin embargo, a los griegos, con su tendencia a considerar
que todos los hombres eran políticamente iguales; ni siquiera los macedonios,
que tenían una monarquía ancestral,la asumieron de buen grado. Unos y otros
estaban acostumbrados a hacer eso solamente ante los dioses, y por ello la exi-
gencia de Alejandro les parecía desorbitada. Además, en la tradición religiosa
griega, el intento de equipararse a los dioses se consideraba como hybris ("des-
mesura") y acarreaba el castigo divino.
Pero el culto que, según algunas fuentes, exigió para síAlejandro a las
ciudades griegas, sirviendo de precedente para sus sucesores, no conectaba
con esos elementos orientales ni implicaba, que sepamos, un reconocimiento
como dios. Los reyes más antiguos de las ciudades griegas,los que las habían
fundado y habían dado origen a los principales linajes, pertenecían al colecti-
vo de los héroes: seres humanos, con un supuesto progenitor divino, que les
habría trasmitido una naturaleza superior a la del resto de los mortales. Esos
individuos de la epopeya habían realizado grandes hazañas, con la ayuda de
los dioses, y recibían una forma de culto, es decir, honores especiales, en las
ciudades con las que habían tenido relación. A juzgar por las monedas, pare-
ce que Alejandro quiere mostrarse a los griegos como un nuevo Heracles, de
quien pretende descender. Sus fulgurantes conquistas y sus expediciones sin
precedente; el hecho de que no hubiera entablado una batalla sin ganarla, ni
A finales del siglo ut a.C. los reyes tienen dificultades económicas, por lo
que deben recurrir a los egipcios para mantener sus ejércitos; ello se sincroni-
za con un aumento del poder de los sacerdotes y con una reactivación del
nacionalismo egipcio. El Alto Egipto se independiza en el 207 a.C. y las zonas
del Bajo Egipto y el Delta se llenan de bandoleros. Hay un rechazo frente a lo
griego, por lo cual la clase dirigente griega y el mismo rey, ahora a la defensi-
va, se egiptizan en los aspectos formales y en las manifestaciones religiosas.
De esa forma consigue aguantar la dinastía hasta la conquista romana, aunque
los reyes ya no controlan a los funcionarios ni a los sacerdotes, y lo que pre-
valece es la anarquíay la comrpción.
La impotencia que sentían las poleis frente a las grandes monarquías empu-
jó a muchas de ellas a agruparse bajo la forma de ligas, con una tendencia a
confiar el poder a un solo hombre, que funcionaba como un monarca, aunque
sólo en relación con las cuestiones de interés común. Laliga tenía un mayor
protagonismo que cada una de las ciudades por separado y también facilitaba
la resolución de los conflictos entre ciudades. En principio, no se puede hablar
de federalismo cuando no hay asambleas ni competencias judiciales o milita-
res de orden federal. Pero, por otro lado, en el modelo federal delkoinón ("con-
federación") que desarrollan en esa época las comunidades que no habían lle-
gado a constituirse en poleis con anterioridad y se habían mantenido como
grupos tribales (ethne),también se aprecian diferencias. Lo que tenemos es un
cúmulo de experiencias con un cierto denominador común, pero que no se
pueden reducir a un tipo federal. Y, además,la documentación sobre el fun-
cionamiento de esos estados es muy escasa.
En Tesalia (Grecia septentrional) se formó una liga que asumió como jefes
vitalicios a los vecinos monarcas macedonios. Y algo parecido ocurrió en Asia
Menor y el Egeo, con tres ligas que aglutinaban alas poleis costeras e isleñas
a los efectos de comunicarse con los monarcas Antigónidas. En la región del
Epiro (en el noroeste), que se repartían tres grupos tribales -los molosos,los
peonios y los tesprotios- se constituyó una liga que reconocía como cabeza
al reyezuelo de los molosos, aunque luego se sometieron a la monarquía auto-
crática de Pirro, para pasar, finalmente, a funcionar como un koinón "repu-
blicano".
t88 BREvEHTsToRTADELMUNDoANTTcUo
68I OJTJSINIr'rAH OCNnr^r1A'9VWAr
1. Introducción
2. Los orígenes de Roma
3. Patricios, clientes y plebe
4. La nobilitas patricio-plebeya y el tribunado de la plebe
5. El senado romano
6. Las asambleas del populus Romanus
7 . De la religión al derecho
1. Introducción
5. El senado romano
7. De Ia religión al derecho
En el siglo ttt a.C. los continuos contactos de los romanos con los extranje-
ros (peregrirzi) obligan a crear un praetor peregrinus que pueda administrar jus-
ticia sin las restricciones y los fomalismos del procedimiento establecido para
los ciudadanos romanos. Desarrolló. en efecto, un nuevo procedimiento. que
también podía utilizar cuando las dos paftes eran ciudadanos romanost y, como
daba tan buen juego, una lex Aebutia otorgó, hacia el 200 a.C., al praetor urba-
nus,el de los ciudadanos romanos,la posibilidad de utilizarlo también.
El pretor instruye el caso, escuchando a las partes, y escribe lo que consi-
dera necesario para que el juez,a la vista de ese texto (formula) y tras escuchar
a los testigos, condene o absuelva. Alos certa verba del procedimiento de las
legis actione.s ("acciones de ley") sustituyen en este procedirniento formulario
los llamados concepta verba ("palabras adecuadas al caso"), de modo que el
pretor tiene toda la libertad para admitir nuevos tipos de demanda. Este dere-
cho creado a partir de la práctica jurídica se conoce con el nombre de izs hono-
rariunt,porque procede de la actividad de un magistrado, el pretor, y la magis-
tratura se conceptúa como honos (tema 8). No eran, por principio, los pretores
unos profesionales del derecho, pero todos los miembros de la nobilitas roma-
na recibían, además de una formación militar alta. una formación jurídica bas-
tante completa, porque lo mismo podían desempeñar estas magistraturas que
un pontificado. o ser gobernadores de provincia, con las conespondientes atri-
buciones jurídicas.
Los contactos con Grecia producen, finalmente, desde mediados del siglo tt
a.C. una auténtica renovación del derecho. En el 156 a.C. llegó a Roma, esta
vez sí de Atenas, una embajada de filósofos, cuyas enseñanzas entusiasmaron
a la elite cultural romana; la jurisprudencia de la época recibió, en efecto. un
fuerte influjo de los estoicos y de los escépticos. Es el caso de los renombra-
dos jurisconsultos Mucio Escévola el Augur y Mucio Escévola el Pontífice, y
de Rutilio Rufo el Viejo. La filosofía griega permite crear una auténtica cien-
cia del derecho, basada en el método deductivo, con el qlle se elaboran reglas
susceptibles de ser aplicadas a nuevas situaciones. Pero esta época helenística
de la jurisprudencia romana desanolla, sobre todo, un concepto de justicia
ajeno a cualquier condicionamiento religioso: la aequitas ("equidad"), que no
es otra cosa que la justicia de los filósofos convertida en derecho. La uequitas
l.Introducción
2. El ejército y las fronteras del Imperio
3. El oficio de princeps
4. La divinización del poder personal
5. La consolidación del culto imperial
6. Los "distintos" ciudadanos romanos
7. Identificación y contenido de la ciudadanía romana
8. La manumisión de los esclavos
9. La nueva organización administrativa y tributaria
10. La estructuración en ciudades
11 . Civitates peregrinae
1. Introducción
El Imperio Romano se forja en la Época Republicana con la expansión de
Roma por el Meditenáneo, que culmina a mediados del siglo ll a.C. Como ya
3. El oficio de princeps
El historiador romano Casio Dión cuenta que en uno de los viajes del
emperador Adriano se le acercó una mujer pidiéndole audiencia. Al decirle
éste que no tenía tiempo, ella gritó: "¡Entonces deja de hacer de emperador!"
Esa anécdota resume perfectamente el papel del princeps y demuestra que su
oficio no era una sinecura. No hay que dejarse engañar por la imagen alta-
mente politizada de unos emperadores entregados a sus placeres. En la reali-
dad, la función imperial significaba no sólo una disponibilidad continua y
audiencias interminables de cualquier género, sino también la participación en
debates y decisiones, sin olvidar la dirección de los numerosos servicios reli-
giosos y el trabajo con ayudantes y secretarios de todo tipo.
En efecto, la participacióndel princeps en el gobierno del estado era mucho
más compleja de lo que cabe inferir de sus cargos y poderes, porque es evidente
que muy pronto ya no fue capaz de desempeñar directamente su propia fun-
ción, ni de dirigirlo y controlarlo todo. Poco a poco, los principes se rodean de
una especie de administración, pública y privada, en la que delegan sus pode-
res y sus competencias. Todavía se discute -sin conclusión definitiva- sobre
el modo en que ejercía el princeps sus poderes de magistrado: si lo hacía
tomando la iniciativa, o se limitaba a reaccionar ante las solicitudes que le lle-
gaban, a la manera de los reyes helenísticos. El resultado de ese debate tiene
consecuencias para la interpretación de la burocracia imperial, es decir, para
comprender su entidad, su eficacia y las trasformaciones producidas en la
administración del Imperio.
El princeps ostentaba poderes similares a los de un magistrado, y su actua-
ción pública se desarrollaba en gran medida a través de las instituciones tra-
En las idus (eI día 15) de marzo del44 a. C., tres días antes de salir a la
gueffa contra los partos, Julio César fue asesinado en la curia de Roma, a los
pies de la estatua de su mayor adversario político, Pompeyo Magno, por un
grupo de senadores, antiguos enemigos políticos algunos, pero otros, compa-
Los cristianos no se sublevaron contra el poder de Roma, así que los pro-
blemas que tuvieron con el estado romano fueron de otra naturaleza. El rela-
Desde finales del siglo I a.C., el concepto de superstitlo designa una acti-
tud negativa que puede convertir a una religión o práctica religiosa en algo
contrario a los valores de la sociedad romana y, por 1o tanto, indeseable. Se pro-
duce cuando un ciudadano se olvida voluntariamente de su dignidad al entre-
garse a una divinidad que lo pone fuera de sí y 1o esclaviza. En lugar de prac-
ticar la pietas con serenidad y compostura, ejecuta rituales desmesurados, se
adhiere a profecías inverosímiles y se deja embaucar por charlatanes. Ese tipo
de reproches se dirige contra las mujeres y contra algunos miembros de la
nobilitas que celebran rituales extranjeros. considerados como bárbaros. Un
senadoconsulto del 186 a.C. establece ya la prohibición de celebrar los Bac-
chanalia -fiestas en honor del dios del vino Baco- en toda Italia por esas mis-
mas razones. El caso había llegado hasta el senado cuando empezaron a par-
ticipar en tales celebraciones miembros de la nobilitas. El resultado de la
consulta senatorial fue considerarlas como una amenaza contra la seguridad del
estado, por lo que algunos de los acusados se suicidaron para no sufrir una
condena que habría llevado a la confiscación del patrimonio farnilia¡.
También entraban en este concepto las prácticas de magia y brujería, lo
que equiparaba la superstitio ala deisidaimonía griega, definida por Teofras-
to. en sus Coracteres, como Llna cobardía de cara a lo divino: que se reconoce
por un miedo obsesivo a los dioses, una inclinación excesiva a practicar cul-
tos de adoración, una actifurd supersticiosa frente a los prodigios de la vida dia-
ria y de los sueños, y una inclinación a evitar posibles desgracias mediante
magias, rituales y continuas purificaciones.
Así se entendía la asunción, por parte de los judíos, de las profecías de los
libros sagrados, y muchos otros aspectos de su actitud religiosa. Y ya se ha
dicho más arriba que utiliza superstitio Tácito en relación con los cristianos.
En realidad, Roma se enfrentaba desde la época republicana a unas prácticas
religiosas que no encajaban en la dimensión pública de la religión romana. No
se trataba de rechazar a nuevas divinidades, sino unos cultos que entraban en
competencia con la dignidad del ciudadano, representada por la nobilitas . En
ese sentido, el cristianismo, con el emblema del crucificado, y con una tau-
maturgia extraña a la tradición romana, podía quedar incluido en el mismo
paquete; además, a diferencia del culto de Mitra o del de Isis, no se podía con-
trolar desde el estado. porque su naturaleza monoteísta no lo permitía. Una
vez considerado como superstitio el cristianismo, se entiende mejor que pudie-
ra ser objeto de persecución legal.
1. Introducción
2. El modelo tetrárquico
3. La defensa de las fronteras y el nuevo ejército
4. La nueva organización del territorio y de su administración
5. La fundación de Constantinopla
6. Las reformas monetarias
7 . La iugatio-capitatio
1. Introducción
La fase del Imperio Romano conocida como Bajo Imperio, o Antigüedad
Tardía, se inicia con la subida al poder de Diocleciano (284-305) y dura hasta
finales del siglo v d.C. en la parte Occidental. En la parte Oriental, se prolon-
2. El modelo tetrárquico
5. La fundación de Constantinopla
7. La iugatio-capitatio
El enfrentamiento con Licinio -la última de las figuras imperiales con las
que tiene que compartir el poder Constantino antes de convertirse en único
emperador en eI324 d.C.- tiene, además de su manifiesto trasfondo político,
también una faceta religiosa. En su ámbito oriental, el trovius Licinio, después
La última fase del reinado de Constantino estuvo marcada por éxitos exte-
riores contra sármatas y godos, reformas en la administración y una política
religiosa bajo el signo de una progresiva discordia entre los cristianos. El con-
cilio de Nicea del325 d.c., el primer concilio ecuménico, que fue convocado
y moderado por el emperador, tuvo una asistencia masiva de obispos, sobre
todo de oriente, y acabó con la condena de Arrio, un clérigo de Alejándría que
había conseguido dividir peligrosamente a la Iglesia cristiana. Exóomulgado
y expulsado de la ciudad, se dedicó a predicar su doctrina por las iglesias oii"n-
tales, multiplicando en poco tiempo el número de sus adeptos. Lámanzanade
la discordia era la interpretación de la naturaleza de Cristo como hijo de Dios,
cuestión muy debatida entre los cristianos de la época,porque podía llevar a
la conclusión de que se trataba de un simple mortal. Mientras los seguidores
de Alejandro de Alejan dría y su sucesor Atanasio defendían que el Hijo era de
la misma naturaleza que el Padre (homoousios),los arrianos pretendían que,
habiendo sido generado por el Padre, tenía que formar parte necesariamenté de
la creación y tener, por ello, distinta naturaleza, aunque similar a la del padre
(homoiousios) -la famosa discusión sobre la iota (la "i" que distingue las dos
palabras). Tras la condena de esta doctrina por una mayoría aplastante, en el
concilio Ecuménico de Nicea (325 d.c.),se proclamó el credo Niceno-cons-
tantinopolitano en el Segundo concilio Ecuménico de Constantinopla, del 3gl
d.c.,lo que ha sido el documento fundamental de la fe cristiana hasta hoy.
En los años siguientes, Constantino hizo muchos esfuerzos para reconciliar
a los arrianos con los demás cristianos; --el mismo Arrio fue readmitido en la
Iglesia yaen327 d.c.-, y se decantó cadavezmás claramente, aunque sin per-
der del todo la prudencia, por una política favorable al cristianismo. La tajante
268 BREVEHISToRIADELMUNDoANTIGUo
de Oriente. Pero el emperador León utllizó a los isáuricos, un belicoso pueblo
de Asia Menor, parareforzr el ejército; el general que fuera más tarde
rador zenón el Isáurico logró, efectivamente, en el 410 d.c., dejar "f"-pe-
fuera de
juego a Aspar. El siguiente emperador, Anastasio, contribuyó también a la esta-
bilidad del Imperio. Había que seguir luchando para conservar el territorio;
pero no faltaban recursos humanos ni dinero en las arcas. por eso pudo el
emperador Justiniano (527-565) intentar la recuperación del occidenté.
Justiniano procedía de la parte romanizada de la península Balcánica, el
verdadero reducto por entonces de la tradición romana y una buena cantera
para el ejército. Asumió una ambiciosa misión, a la que no faltaba lógica inter-
na: combatiendo a los herejes arrianos, para lograr la unidad religiosa en la fe
católica,lograría la ayuda de la divinidad en la renovación del Imperio Roma-
no. se trafaba de recuperar el territorio perdido; pero, sobre todo, de unificar
las relaciones jurídicas, imponiendo un derecho romano a todos los súbditos
del Imperio. Por eso pone en marcha la ingente tarea de codificar las leyes
imperiales y las aportaciones de los juristas. Cuando Roma era, para el occi-
dente europeo, una etapa ya superada, consigue producir uno de sus más
impofiantes legados: ese Corpus luris Civilis que tanto ha influido en el dere-
cho europeo posterior.
La recuperación territorial llevada a cabo por Justiniano produjo más car-
gas económicas que ingresos; y tampoco se pudieron compensar, con las levas
occidentales, los efectivos desplazados desde oriente. Como no era posible
restablecer el limes africano, porque los vándalos habían cedido ya mucho
territorio alos Mauri,la ocupación del norte de África no sería duradera. por
otro lado, tras la muerte del emperador, no solo presionaron los longobardos
sobre Italia, sino también los eslavos sobre la península Balcánica, empujados
unos y otros por las migraciones de los ávaros. La frontera (Iimes) del Danu-
bio no se pudo mantener; Italia se perdió casi toda y hubo que ir cediendo el
sur de Hispania a los visigodos. Además, la Persia Sasánida aprovechó la
coyuntura favorable paralanzar una nueva ofensiva contra los romanos, que
solo recibió una respuesta realmente adversa, por parte del emperador Heia-
clio, en e\622 d.C..
Pero entraba en juego entonces un poderoso rival. En el 651 d.c. fueron
aniquilados los sasánidas y Persia se islamizó. Al mismo tiempo, perdían su
romanidad, frente al Islam, el norte de África, Egipto y el próximo oriente. pri-
vada de las zonas más ricas, la a sí misma llamada Basileia ton Romaion
("Reino de los romanos") entraba modestamente en la Edad Media con una
sede que seguía estando en Constantinopla, desde la cual tan solo controlaba
ya el Asia Menor, Grecia y el Sur de Italia. Lo que hemos dado en llamar Impe-
rio Bizantino, porque Constantinopla fue fundada en el solar de la ciudadde
Byzantion, se sintió siempre como continuadora de Roma, y sus emperadores
La población del Bajo Imperio vivía -como en todas las sociedades pre-
modernas en general- casi toda ella en el campo, cuya explotación constituía
la base principal, si no la única, de la subsistencia. En las últimas décadas,la
combinación de las escasas fuentes literarias que tenemos con el siempre cre-
ciente número de datos arqueológicos ha permitido arrojar nueva luz sobre las
condiciones de subsistencia de esa población rural. Tanto en Occidente como
en oriente, gran parte de la tierra estaba en manos del estado -es decir del
emperador, o de los reyes en los nuevos estados bárbaros- y de los miembros
de la nobleza, seguidos por la Iglesia y los monasterios; pero las formas de
asentamiento presentan diferencias.
Mientras que, en líneas generales, en oriente predominan ras haciendas
medianas y pequeñas, organizadas en aldeas y poblados agrícolas, el occiden-
te se caracterizapor un hábitat muy disperso, salpicado por grandes viltaeltjo-
sas. Parecidas diferencias se encuentran también en el estatus de las personas
que cultivaban la tierra, con un elevado número de esclavos en occidente, que
en Oriente eran mucho menos frecuentes, al menos fuera del ámbito doméJti-
co. Pero no cabe duda que en ambas partes del Imperio existía una amplia capa
de campesinos de condición libre, unos trabajando su propia tierra, y otros la
de un dueño externo.
Entre estos últimos se contaban los coloni, a los que se ha hecho referen-
cia anteriormente, conocidos a partir del 352 d.C. a través de disposiciones
legales; aunque eran libres a los demás efectos, estaban adscritos a ia tierra de
sus dueños, sin posibilidad de abandonarla, a no ser que dejaran a un hijo en
su lugar. Su estatus fue empeorando hasta resultar, en época de Justiniano,
prácticamente igual al de los esclavos. La importancia numérica de ese grupo
tan oprimido, en relación con los campesinos independientes, resulta impoii-
ble de calcular; pero difícilmente se podría corresponder con la atención que
ha recibido, en el último medio siglo, por parte de la investigación histórica,
especialmente la de orientación marxista. El caso es que se ha querido ver el
colonato bajo-imperial como precursor de la servidumbre medieval y del modo
feudal de producción,1o que no está del todo claro, por más que resulten inne-
gables ciertas semejanzas. La más importante de ellas es la mediatización de
sus relaciones con el estado que se deriva de su inclusión en el census de los
dueños, pero más datos no hay. según algunos historiadores, hubo una dismi-
Una buena parte de Europa habla lenguas románicas, herederas del latín,
que se utilizó como lengua común en todo el occidente romano. Pero también
las lenguas germánicas, habladas en otra parte considerable del ámbito euro-
peo, y lenguas tan minoritarias y singulares como el euskera, se han llenado y
se siguen llenando de palabras latinas.
(En todas las tablas,las dinastías contienen solamente los nombres más imporlantes)
1. EGIPTO (Tnua 2)
3500-2657 a.C. Predinástico
3500-3200 a.C. Naqada II
3200-315O a.C. Naqada Ill
3l-50-3O00 a.C. Protodinástico Namer (último rey) unifica Egipto
(Dinastía O)
3000-2000 (< >) BRONCE ANTIGUO
3000-2657 a.C. Pe¡íodo Tinita Horus-Aha (=Menes) (2982-2950)
(Dinastías I-II) Horus-Dier (2949-2902)
2657 -2166 a.C. Reino Antiguo
2657-259O a.C. Dinastía III Djoser (Horus Netjerichet) (2640-2620)
259O-2456 a.C. Dinastía IV Grandes pirámides (.Keops, Kefren, M¡'kerinos)
2456-2297 a.C. Dinastía V Templos solares; (Unas 2317-2297)
2297-2166 a.C. Dinastía VI
2166-2020 a.C. Primer Período Intermedio
2000-1600 a.C. (< >) BRONCE MEDIO
2020-1793 a.C. Reino Medio
1916-1793 a.C. Dinastía XII Sesostris III (1812-1853152)
1793-1540 a.C. Segundo Período Intermedio
1650-l-540 a.C. Dinastías XV-VII Hicsos
1600-1100 a.C. (< >) BRONCE RECIENTE
1540-1070 a.C. Reino Nuevr¡
154O-1292 a.C. Dinastía XVIII Hatshepsut (1179-1457)
Tutmosi s lIl (l 41 9 - I 425)
Amenofis ( Ame nhote p) I1 (l 421 - 1 40 l)
Tutmosis IV ( 140 l- 1391)
Amenofi s (Ame nhote p) IY (Ekhnaton)
(1353- 1336) Epoca de Amama
Tuta n k hamo n (l 332 - I 323)
a.C.
1292-1186 Dinastía XIX Ramsés II (1219-1213)
1186-1O7Oa.C. DinastíaXX RamsésIII(1184-1153),RamsésXI(1O99-1070)
1070-716 a.C. Tercer Período Intermedio
Gobierno del Bajo Egipto desde Tanis
Gobierno del Alto Egipto desde Tebas
716-323 a.C. Época Baja
716-656 a.C. Dinastía XXV Faraones nubios (ftzsleiras)
611-661 a.C. Dominación asiria
664-525 Dinastías Saltas (libias) Psamético I (664-6lO)
525-4O4 a.C. Dinastía XXVII Faraones persas (Cambises, Darío I, Jerjes)
1O4-343 a.C. Dinastías XVIII-X Faraones egipcios
343-332 a.C. Dinastía XXXI Faraones persas (Darío III)
332-323 a.C. Alejandro Magno
306-30 a.C. Época Ptolemaica
306-285 a.C. Ptolomeo I Sorer (Biblioreca de Alejandría)
285-246 a.C. Ptolomeo ll Philadelphós (Egipcíacás de Manetón)
196 a.C. Piedra Roseta
69-30 a.C. Cleopatra YII Philopátor
30 a.C.-392 d.C. Época Romana
TABLASCRONOLÓGICAS 277
2. MESOPOTAMIA, SIRIA Y PALESTINA, ANATOLIA E IRAN (TEUES I V 3)
TABLASCRONOLÓGICAS 279
4. ROMA (Teuas 7,8 y 9)
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