Está en la página 1de 3

Retrato íntimo del amor de Sorolla

El museo del pintor inaugura una muestra dedicada a su esposa


Clotilde

Otros
1
Conéctate
Enviar por correo
Imprimir
M. JOSÉ DÍAZ DE TUESTA

 Twitter

Madrid 12 MAR 2012 - 22:56 CET

Cuando era un estudiante, Joaquín Sorolla empezó a trabajar en el estudio de fotografía que Antonio
García, el padre de un amigo, tenía en Valencia. Allí se dedicó a colorear fotografías (aun no existían en
color), lo que determinaría la peculiar mirada de su obra. Y también conoció a una hija del fotógrafo,
Clotilde García del Castillo. Los dos eran adolescentes y desde entonces no se separaron. Ahora, una
exposición en el Museo Sorolla, Clotilde de Sorolla, rinde homenaje a esta mujer que lo fue todo para el
pintor: su esposa, su musa, su modelo favorita, la madre de sus tres hijos y hasta su minuciosa contable,
como se aprecia en alguno de los libros de cuentas que se puede contemplar en la muestra hasta el 14 de
octubre.

La exposición, que reúne 34 lienzos, 40 dibujos, 49 fotografías y algunos objetos personales, ocupa la
primera planta del museo, que correspondía a la zona privada y los dormitorios de este edificio de corte
clásico que en vida del matrimonio fue vivienda y taller, junto a un magnífico jardín inspirado en
Granada, que el pintor supervisó hasta el último detalle.

La obra que realizó desde que la pareja se conoce hasta que el joven matrimonio se traslada a Asís y
nacen sus tres hijos, ocupa el ámbito denominado Intimidad, que se extiende más o menos hasta 1900.
Dibujos en los que se ve a Clotilde mirando por la ventana, cosiendo o con alguno de sus hijos y, sobre
todo, leyendo, de lo que se deduce que o bien era una gran aficionada a la lectura o era una manera
cómoda y descansada de posar (o ambas cosas a la vez), según apunta la conservadora del museo,
Almudena Hernández de la Torre.

Vida cotidiana

Óleos como Clotilde con los hijos el día de Reyes (1897-1890) o la chinesca La celosa (1895) (en la que
están la hija pequeña y la mayor: se supone que ésta es la celosa); fotografías que el padre hace a una
joven Clotilde ataviada de valenciana o de novia vestida de negro (costumbre de la época) y de cada uno
de los hijos, María, Joaquín y Elena recrean la vida cotidiana de la primera época del matrimonio.
'Clotilde sentada en un sofá'.

La Musa cuenta la faceta de Clotilde como modelo predilecta del pintor. Posa continuamente para él.
Sorolla acude ya entonces a exposiciones nacionales e internacionales con el fin de conseguir encargos y
en la carpeta que lleva para mostrar su trabajo aparecen numerosos retratos de ella. Pero también fue
modelo anónima de alguno de sus estudios, como el dibujo Estudio del natural (1905), cuyo cuadro
compró el Museo Metropolitano de Nueva York.

Y aunque no está ese retrato final sí que se muestra la fotografía en la que él sale pintándola, aunque
luego cambiara la composición. El único desnudo que se expone, Desnudo de mujer (1910) “parece
evidente” que es Clotilde, destaca la conservadora, “pero no figura en el título porque no parecía muy
propio del momento".

Sorolla fue a partir de 1900 un pintor de éxito y Clotilde tuvo que asumir el papel de mujer de hombre
famoso. Por eso el siguiente apartado lleva por título La mujer del gran artista, que llega hasta 1920,
cuando el pintor sufre una hemiplejia. Hasta llegar ahí, en las obras de estos años se percibe el ascenso
social y económico del matrimonio a través de las actitudes, los vestidos, la casa, el jardín… Y en las
escenas de playa a las que durante este periodo se dedica en cuerpo y alma.

La exposición reúne 34 lienzos, 40 dibujos, 49 fotografías y algunos objetos


personales

El matrimonio mantuvo a lo largo de su vida una intensa actividad epistolar y se exponen algunas de sus
cartas en las que Clotilde, por ejemplo, le dice lo mucho que le echa de menos cuando al despertarse se
encuentra la cama vacía, y los cuadernos donde ella (Sorolla la llamaba “mi ministro de hacienda”
apuntaba los títulos y las valoraciones, documento ahora capital para los documentalistas. También se
exponen otros objetos, como algunos collares o una preciosa blusa de seda atribuida a Fortuny con la que
Sorolla le pintó un pequeño retrato también expuesto.

ampliar foto'Clotilde con los hijos, día de Reyes. 1900'.

La crónica íntima y familiar de la vida de la pareja y sus hijos termina en la pequeña habitación dedicada
a La Fundadora del Museo. Es la época final y la culminación, en la que se adivina una gran historia de
amor. Sorolla acaba de sufrir la hemiplejia que le impide volver a pintar. Clotilde con mantilla, un retrato
en el que está vestida totalmente de negro, como una premonición ante su pronta viudedad, preside la
estancia entre fotografías del entierro multitudinario del pintor en Valencia y otros documentos junto a
uno de los últimos retratos da Joaquín, su hijo, que sería el primer director del museo inaugurado en 1932,
gracias, una vez más, a la decisiva intervención de esta mujer que en los tres años que le sobrevivió
convirtió la casa familiar en un lugar de memoria.

También podría gustarte