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En estos días vemos los efectos del aislamiento que tuvimos a causa de la
pandemia que en todo el mundo se vivió. A partir de esto se han hecho estudios
en el que se ha podido comprobar que el aislamiento empeora el estado
emocional, y a causa de ello hemos visto la presencia de ansiedad, depresión, y
el temor de relacionarse con la sociedad.
Vamos a hablar de lo que es la resiliencia, que se construye a partir de la
vivencia del sufrimiento emocional. También se considera como una capacidad de
recuperación o de un proceso activo, de resistencia construcción y autoformación.
La resiliencia ayuda a mantener o en su caso mejorar la estabilidad mental ante
algunas situaciones, como perdidas, cambios o crisis, pueden ser espontaneas,
pero se pueden potenciar a partir de ciertas estrategias.
El cerebro tiene que ser cuidado ya que hay varios aspectos que le pueden hacer
daño, siendo la principal el ambiente violento, que se puede dar en cualquier
momento de nuestra vida ,haciendo más daño las que se viene en la infancia.
Tener pensamientos negativos también llega a ser dañino para nuestro cerebro.
Por último tenemos los malos hábitos de sueño, la mala alimentación y el
consumo de cigarro, drogas, alcohol o estrés.
Algunas defensas que protegen a nuestro cerebro son la buena salud mental,
realizar ejercicio, mantener una buena alimentación, consumiendo alimentos ricos
en vitaminas E y B12, además de dormir al menos 8 horas al día y platicar de los
sentimientos que se tienen guardados, y en su caso buscar ayuda profesional si
es necesario.
Es necesario no suprimir las emociones, ya que hacerlo incrementa el sufrimiento,
tener la conciencia plena es el camino que lleva a la liberación emocional además
de observar, describir y permitir que estas emociones estén.
Algunas formas de disminuir el sufrimiento emocional es observando la emoción
que se tiene, no bloquearla ni suprimirla, además de no tratar de deshacerte ni
tratar de alejar la emoción , pero esto no quiere decir que esa emoción se deba
mantener o aferrarnos a ella. Y por último, no hay que amplificar la emoción, es
decir, no tratar de hacerlo más grande de lo que debería ser.
Cada uno de nosotros tiene que interpretar o valorar que nosotros mismos
hacemos de las situaciones que vivimos, ya que nuestra reacción deriva de esto.
Buscar una solución es el siguiente paso para llegar a lograr a manejar la
emoción ,seguido de que es lo que se va a hacer con dicha emoción ,haciendo
metas realistas para lograrlo, manteniendo una actitud optimista y cuidando las
relaciones con los demás.
La inteligencia emocional es una habilidad que nos ayuda a motivarnos y
persistir frente a las frustraciones, nos ayuda a controlar nuestro impulsos, regular
nuestros estados de ánimo ,evitando que las situaciones de sufrimiento e
incertidumbre obstaculicen la habilidad de pensar y desarrollar empatía y
esperanza.