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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

FACULTAD DE LAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA 


BASES BIOLÓGICAS DEL COMPORTAMIENTO

Alumna: De Jesus Camacho Aide Berenice Grupo: 01


Bases Biológicas del Comportamiento Métodos de la psicofisiología

MÉTODOS DE LA PSICOFISIOLOGÍA

El desarrollo de los métodos psicofisiológicos en los últimos arios ha llevado a una


proliferación de técnicas, la mayoría de las cuales son bastante refinadas y
requieren conocimientos sólidamente fundamentados de psicología experimental,
electricidad, bioquímica y fisiología (Brown, 1967). Entre esas nuevas técnicas,
probablemente la más importante es el microelectrodo, o sea un electrodo
sumamente pequeño que se usa para registrar la actividad eléctrica de las células
nerviosas aisladas. Por medio de estudios con microelectrodos se han descubierto
los mecanismos de los potenciales de acción, y muchos otros fenómenos
fisiológicos. Por primera vez se han podido realizar pronósticos bastante rigurosos
de los fenómenos del comportamiento a partir de los datos neurofisiológicos; por
ejemplo, Lettvin y sus colaboradores (1959) descubrieron que algunas células
nerviosas del ojo de la rana responden solamente a un estímulo que se parece a
un insecto moviéndose con cierta velocidad y en determinada dirección en el
campo visual de la rana. Todo esto pudo estudiarse únicamente en los últimos
años, con los avances recientes en electrofisiología. La psicofisiología utiliza
métodos muy diversos que pueden clasificarse en varios grupos: métodos
psicológicos, métodos anatómicos, métodos eléctricos y métodos químicos. A
manera de contraste quiero mencionar la lista de métodos de la psicofisiología
dada por Viaud (1963):

1. Métodos de investigación de las funciones receptoras:

a) Métodos de la psicología experimental de las sensaciones.


b) Métodos neurofisiológicos para el estudio de los aparatos sensoriales
(electrofisiológicos, quirúrgicos y anatómicos).

c) Métodos químico-fisiológicos para el estudio de tales aparatos, etcétera.

2. Métodos de investigación de las funciones de reacción:

a) Psicología experimental de los actos motores: tiempos de reacción,


precisión, velocidad de ejecución, etcétera.

b) Fisiología del aparato muscular, de los movimientos de loco-moción


(estudio anatómico, electrofisiológico, cinematográfico).

3. Métodos de investigación de las funciones de elaboración:

a) Psicología experimental de la percepción, el aprendizaje, la memoria y la


inteligencia.

b) Métodos psicopatológicos y quirúrgicos de investigación de las funciones


nerviosas (localizaciones funcionales, cerebrales), etcétera.

4. Estudio de la vida afectiva y de los fenómenos afectivo-activos:

a) Psicología experimental de la emoción y de otros estados afectivos.

b) Fisiología de las emociones: determinismos nervioso y hormonal.

c) Estudio biológico y fisiológico de las principales tendencias y de los


principales instintos: nutrición, reproducción, defensa, etcétera.

Aunque esta lista de métodos puede tener importancia, creo que sería más
conveniente clasificarlos en unidades mayores, cada una con sus subdivisiones.
Thompson (1967) dedica un capítulo a "técnicas de investigación" en
psicofisiología. Sin embargo, creo que es preferible hablar de métodos
psicológicos, anatómicos, eléctricos y químicos. Estudiaremos cada una de estas
categorías con cierto detalle. En forma esquemática sería lo siguiente:

A. Métodos psicológicos
B. Métodos anatómicos

1. Observación macro y microscópica de las características morfológicas del


sistema nervioso.

2. Degeneración.

3. Lesión, que incluye:

 Sección medular.
 Ablación.
 Lesiones profundas.

C. Métodos eléctricos

1. Registro:

 Global (como el electroencefalograma).


 Con microelectrodos (como el corticograma o los electrodos implantados).

2. Estimulación.

D. Métodos químicos

 In vivo.
 In vitro.
 Tejido procesado.

Métodos psicológicos

El estudio de la psicofisiología consiste en averiguar las relaciones existentes


entre las variables fisiológicas y las variables conductuales. Sea que un aspecto
del comportamiento se considere en un experimento dado como variable
dependiente o independiente (véase la diferencia entre psicofisiología y psicología
fisiológica en opinión de Stern, 1964), debe manipularse con tanto cuidado como
las variables fisiológicas. En psicofisiología, gran cantidad de investigaciones
fallaron porque descuida-ron cierta medida de aprendizaje, de motivación, de
percepción o de atención.

Los detalles del diseño de experimentos pueden encontrarse en Edwards (1972) y


en Sidman (1960), entre otros. Hoy se sabe bastante sobre procedimientos
adecuados de control, uso de técnicas, de pruebas estandarizadas, el número de
sujetos que se necesita en un experimento y el tipo de análisis estadístico que se
requiere para entender los resultados obtenidos. Los métodos del
condicionamiento operante (Honig, 1966) y del aprendizaje de discriminación
(Riley, 1968) se han refinado muchísimo y deben utilizarse en los trabajos de
psicofisiología con el fin de obtener resultados válidos y confiables. Es esta un
área difícil donde abundan las fuentes de error y, por tanto, los experimentos
deben planearse y ejecutarse con cuidado obsesivo.

Métodos anatómicos

El más sencillo de los métodos anatómicos reside en la observación de las


características morfológicas del sistema nervioso, tras disecar el cerebro o
cualquiera de sus partes. Podemos también llevar a cabo un análisis microscópico
de la estructura del tejido cerebral, sea por medio de un microscopio ordinario o de
un microscopio electrónico. Se han inventado muchas técnicas para el estudio
histológico de los tejidos nerviosos, lo cual ha arrojado luz sobre la microestructura
del sistema nervioso.

Las técnicas de lesión tienen una larga historia en psicofisiología y parten de los
trabajos de Lashley (1929). En esencia, consisten en lo siguiente: se produce
cierto daño al sistema nervioso y después se observan los cambios en el
comportamiento del organismo o en la actividad de las partes restantes del
cerebro. Este proceso se lleva a cabo con animales. Con sujetos humanos que
han sufrido daños accidentales de tejido se puede obtener una información
semejante. A pesar de su sencillez aparente, las técnicas de lesión son
tremendamente difíciles de evaluar. Si le cortamos una parte de la corteza
cerebral a un animal y observamos que es incapaz de ejecutar una tarea, no
podemos, en realidad, concluir que se trataba del "centro" dé esa tarea; es posible
que hayamos más bien alterado la actividad motora del animal, su motivación, su
atención o su sistema visual.

Necesitamos mucha información adicional antes de poder concluir que se trataba


del "centro" de esa tarea. Existen dos tipos básicos de lesiones:

Agudas, también denominadas preparaciones, en las cuales se provoca la lesión,


se observan los efectos inmediatamente después y se sacrifica al animal.

Crónicas, que se realizan en condiciones de esterilidad, donde se permite al


animal que se recupere y se estudian los efectos a largo plazo.

Dentro de la técnica de lesión hay varias subdivisiones que merecen estudiarse


por su importancia en la investigación actual:

a) Sección medular: produce preparaciones que pueden estudiarse sin anestesia.


En el caso más sencillo, se anestesia al animal y se corta la espina dorsal o se la
separa amarrándole un hilo a su alrededor. Si se hace con suficiente cuidado es
posible mantener crónicamente animales con la espina dorsal posterior aislada, a
fin de estudiar los reflejos espinales. Puede estudiarse así la organización y
actividades de la espina dorsal sin influencia del cerebro. Si la transección se hace
más arriba, en el punto donde la espina dorsal se une con el encéfalo, la
preparación se denomina encéphale isolé (Bremer, 1935); aunque el animal no
puede moverse, su cerebro presenta el patrón de actividad eléctrica de sueño y de
vigilia; pueden estudiarse así, igualmente, muchos procesos eléctricos y químicos.
Si la transección se lleva a cabo a nivel del colículo superior, se denomina cerveau
isolé (Bremer, 1935).

b) Ablación de la corteza cerebral: se lleva a cabo generalmente por medio de


aspiración con ayuda de pequeñas pipetas. Es importante localizar
cuidadosamente la zona que se va a ablacionar y dejar el tejido vecino intacto.
Para evitar que la lesión aumente por infecciones, es preciso usar técnicas
quirúrgicas estériles.
c) Lesiones profundas: se llevan a cabo por medio de un aparato estereotáxico
(véase Hart, 1969), que es un instrumento estándar en los laboratorios de
psicofisiología. Su objetivo es ayudar, a colocar adecuadamente un electrodo en
determinada porción situada en la profundidad del cerebro. Para lograr que se
coloque el electrodo en el sitio correcto es preciso anestesiar al animal,
inmovilizarlo y fijarlo al aparato; generalmente se le colocan un par de barras en
los oídos y se le fija completamente a un marco calibrado. El aparato estereotáxico
nos da tres coordenadas rectangulares (en unos pocos casos se usan
coordenadas polares), y con ayuda de un atlas del cerebro del animal que
estamos estudiando es posible colocar un electrodo en el sitio correcto del
cerebro. Las coordenadas nos dicen la distancia que hay entre ese punto que
queremos alcanzar y las barras situadas en los oídos del animal; qué tan lejos al
frente o atrás o por encima de las barras. Los atlas estereotáxicos

nos dan números y en base a ellos se llevan a cabo tales mediciones. Los
electrodos se colocan con bastante exactitud, con errores de menos de un
milímetro si las mediciones se hacen con suficiente cuidado; hay fuentes de error
por descuido del experimentador o por diferencias individuales en los cerebros,
pero en general se acierta en un porcentaje muy grande de casos; es preciso
sacrificar al animal después del experimento y realizar un estudio histológico con
el fin de estar seguros de que acertamos y alcanzamos la zona que estábamos
buscando. Como los electrodos generalmente están hechos de alambre, es
preciso aislarlos en todas partes menos en la punta, para evitar destruir tejidos
que que-remos dejar intactos. Se coloca el electrodo con ayuda del aparato
estereotáxico, se hace pasar electricidad para destruir la zona que queremos
lesionar y después se observan los efectos en el comportamiento del animal;
estudios histológicos posteriores nos indicarán si acertamos a destruir la zona que
buscábamos.

Métodos eléctricos
Son básicamente dos los métodos eléctricos usados en psicofisiología: métodos
para registrar la actividad eléctrica del organismo (generalmente el sistema
nervioso), y métodos para estimularlo eléctricamente.

Registro eléctrico: el registro de la actividad eléctrica del sistema nervioso tiene


una larga historia, que se remonta a Galvani y Volta, como veíamos en el capítulo
anterior. Hoy existen diferentes técnicas de registro, que imponen ciertas
limitaciones en la interpretación de los datos e implican ciertos problemas de
carácter técnico. Los psicólogos han tenido que volverse expertos en electricidad y
aprender a manejar los conceptos, vocabulario e instrumentos usados en esta
área de la ciencia física.

Todos los experimentos relacionados con el registro eléctrico incluyen: a)


electrodos de registro (generalmente alambres) que se ponen en el tejido que se
va a estudiar y se organizan en determinada forma; b) amplificadores, que
aumentan el voltaje recogido por los electrodos; y c) sistemas de escritura, que
presentan un registro permanente de los cambios de voltaje como función del
tiempo. Hay dos instrumentos básicos de "escritura": a) el polígrafo y b) el
osciloscopio. Ambos pueden responder a frecuencias muy varia-das y manejar
señales fisiológicas de duración variable. En el osciloscopio las señales se
observan como un punto de luz que se mueve en una pantalla; su limitación
principal es que no da un registro permanente, a menos que se fotografíe. El
polígrafo, en cambio, presenta un registro duradero de la actividad eléctrica que se
está estudiando. El aparato de electroencefalograma (EEG) presenta este registro
permanente, pero tiene ciertas limitaciones de carácter mecánico; la mayor parte
de los aparatos no registran actividad por encima de los 70 ciclos por segundo
(cps) debido a tales limitaciones mecánicas; en cambio el osciloscopio indica
actividad hasta de 3 000 cps. Los diferentes registros eléctricos tienen en común
un hecho: son cambios en la amplitud del voltaje como función del tiempo. A
simple vista difieren muchísimo; una respuesta evocada en la corteza cerebral
ante un ruido súbito no se parece mucho a la actividad espontánea del cerebro
que se obtiene en el EEG ni al registro de la respuesta que da el nervio ante la
estimulación. Tienen en común que el voltaje siempre se presenta en la ordenada
y el tiempo en la abscisa. Sin embargo, los neurofisiólogos y psicofisiólogos no se
han puesto de acuerdo en un punto básico: utilizar una convención con respecto al
signo. Si llamamos cero o nivel banal a la línea de la base, cuando el voltaje se
vuelve positivo unos investigadores trazan la línea hacia arriba (convención del
positivo arriba), mientras que otros la trazan hacia abajo (convención del positivo
abajo). Los primeros especialistas en EEG usaron la convención del positivo
abajo, pero todavía no se ha logrado unificación al respecto, lo cual es muy
confuso a menos que se indique específicamente la convención que el
investigador está siguiendo.

Existen dos tipos básicos de registro: aquellos en los cuales se obtiene la actividad
de gran número de células y aquellos en los que se trabaja con células
individuales.

Se denominan registros globales los que resultan de registrar la actividad de


varias células o fibras, generalmente centenares, miles o millones. El ejemplo más
común es el EEG. El instrumento consiste básicamente, en forma simplificada, en
dos electrodos, un amplificador y un sistema de registro (en papel o en el
osciloscopio). Él electrodo activo se coloca en el cráneo y el electrodo indiferente
se coloca sobre un punto neutro, generalmente la oreja. Las señales registradas
por electrodos se amplifican y se registran, como hemos visto antes. En algunos
casos se trabaja con un animal anestesiado y se coloca el electrodo activo
directamente en la superficie del cerebro, o se hace llegar al interior del mismo
usando métodos estereotáxicos como los descritos más arriba. En la mayor parte
de los trabajos con humanos, el electrodo activo se coloca por encima del cráneo.

Una de las mediciones más sencillas de la actividad eléctrica del sistema nervioso
es el registro del potencial de acción. Generalmente se lleva a cabo con un nervio
de rana (porque duran funcionando varias horas en forma relativamente normal
después de haberse removido del animal). El procedimiento consiste en colocar
una parte del nervio de la rana en una serie de alambres dentro de un recipiente;
en un extremo se colocan dos alambres para estimular eléctricamente el nervio de
la rana, y en el otro extremo dos alambres para registrar y amplificar la
electricidad. Se aplica un impulso eléctrico que esté por encima del umbral, lo que
lleva a que se produzca un potencial de acción que se desplaza por el nervio
hasta los electrodos de registro. Cuando la actividad cruza uno de los electrodos,
el potencial varía en una dirección, alejándose del punto cero; cuando la actividad
cruza el otro electrodo, el potencial varía en la dirección opuesta; esta respuesta
se denomina bifásica porque implica cambios tanto arriba como abajo de la línea
de base. Pueden lograrse respuestas monofásicas si el nervio se aplasta sobre el
electrodo de registro más lejano del electrodo de estimulación. Un registro
monofásico (y no uno bifásico) se relaciona con el área total de la respuesta y,
directamente, con la cantidad de actividad neural.

El estudio de la actividad de células individuales ha permitido resolver muchos


problemas fisiológicos que no pudieron solucionarse estudiando únicamente la
actividad de grandes grupos celulares. Adrian y Bronk (1929) fueron los primeros
en estudiar la actividad de células individuales. Ling y Gerard (1949) usaron por
primera vez micro-electrodos con este objetivo y abrieron, en esta forma, un nuevo
capítulo en la historia de la neurofisiología.

La técnica parece un poco primitiva y consiste en meter un electrodo sumamente


pequeño en el tejido neural hasta que se obtenga la respuesta de una sola célula;
se sabe que se está registrando la actividad eléctrica de una célula individual por
la altura de la respuesta del impulso nervioso que se obtiene; una célula nerviosa
dada, en condiciones estables, siempre genera un impulso de la misma altura.
Hay una serie de dificultades técnicas que vencer, como filtrar las ondas lentas
que ocurren en el sistema nervioso y pueden llevar a conclusiones erróneas.
Igualmente, es preciso estar seguros de que el microelectrodo no ha dañado la
célula cuya actividad eléctrica estamos registrando; se considera que la célula
está funcionando normalmente si continúa dando respuestas a la estimulación por
un periodo de una hora o más. Una célula muy alterada generalmente produce
una descarga sumamente alta por un breve periodo y después cesa
completamente.
El estudio de la actividad de las células individuales es importante porque nos
permite saber qué está haciendo una célula en determinado momento, cosa
imposible con los métodos tradicionales de registro. Podemos así analizar las
condiciones exactas que excitan o inhiben la actividad de una célula dada y
obtener datos acerca de los procesos sinápticos que toman parte (véase Goldring
y Ratcheson, 1972). Pueden distinguirse dos tipos de técnicas con
microelectrodos: a) método extracelular, que consiste en colocar el electrodo cerca
de la célula pero fuera de ella, lo que permite registrar las descargas de todo o
nada de las células, y b) método intracelular: se penetra en la membrana celular
con el electrodo y se registra la diferencia de potencial a través de dicha
membrana, del interior al exterior de la célula. Se coloca un electrodo indiferente
relativamente lejos y se registra la diferencia de potencial en relación al electrodo
que está dentro de la célula. 2. Estimulación eléctrica: Los dos métodos eléctricos
básicos que se usan en psicofisiología son el registro eléctrico y la estimulación
eléctrica. Hemos visto lo relacionado con el registro eléctrico; veamos ahora lo
relacionado con la estimulación eléctrica. Hay textos que des-criben los detalles
técnicos de registro y estimulación que están más allá del alcance del presente
libro, por ejemplo Sidowski (1966). Los problemas técnicos del registro son
básicamente los mismos de la estimulación. Se usan electrodos de acero
inoxidable, aislados en todo el trayecto menos en el extremo. Se utilizan métodos
estereotáxicos para colocar los electrodos en regiones profundas del cerebro. La
estimulación por medio de electrodos monopolares activa un área mayor de tejido
que la estimulación por medio de electrodos bipolares. Es preciso aislar el animal
y el estímulo para evitar alteraciones por fuentes de estimulación que no se
buscan, o bloqueo de estímulo. La manera de preparar los electrodos, de
colocarlos, de manejar los esquemas del cerebro de los animales de
experimentación y demás detalles técnicos relacionados con la estimulación
eléctrica se describen en Hart (1969). La importancia de estos estudios, para
nuestra comprensión de complicados fenómenos del comportamiento, entre ellos
los relacionados con la naturaleza del refuerzo y el papel del mismo en el
aprendizaje, se estudiarán más adelante en un capítulo especial.
Métodos químicos

La cuarta categoría de métodos usados en psicofisiología son los métodos


químicos. Pueden distinguirse tres tipos generales de preparaciones que se usan
en estudios del cerebro: métodos in vivo, métodos in vitro y métodos de tejido
procesado.

Métodos in vivo: es posible medir la cantidad de oxígeno que se consume en el


cerebro o el intercambio metabólico tomando una muestra de sangre de las
arterias y venas cuando entran y salen del cerebro. En esta forma pueden
encontrarse los valores normales para tales procesos y las alteraciones
producidas por diversos estados fisiológicos y psicológicos. Midiendo el pH, la
tensión del oxígeno y otros factores, pueden estudiarse regiones localizadas del
cerebro. Es posible también inyectar directamente sustancias en el cerebro. Si una
sustancia dada actúa como trasmisor, se sabe que aumenta la actividad neural; si
otra actúa como inhibidor, disminuye la actividad neural. Existen además
sustancias que inhiben al inhibidor y, por tanto, aumentan la actividad. Por
ejemplo, la acetilcolina, que juega un papel de importancia central en la trasmisión
nerviosa, tiene un inhibidor, la acetilcolina esterasa; existe un inhibidor de este
inhibidor, la eserina. Inyectar eserina aumenta la actividad. Pueden inyectarse
también sustancias en células individuales por medio de la técnica electroforética.
Es posible inyectar pequeñas cantidades de sustancias por medio de cánulas
implantadas permanentemente en el cerebro, que se utilizan con el fin de estudiar
la influencia de tales sustancias en el comportamiento (por ejemplo, sexual).
Especial mención merece la técnica de la depresión extensible debida a Leño
(1944) y usada por muchos investigadores, especialmente en los últimos años
(Marshall, 1959; Bureg y Buresova, 1963; Freedman y BureI, 1972). Consiste en
inyectar pequeñas cantidades de sal, por ejemplo, cloruro de potasio, en la corteza
cerebral, por me-dio de una cánula permanentemente implantada o mediante un
papel de filtro impregnado de esta sustancia, que se coloca en la corteza. En esta
forma puede inactivarse todo el hemisferio cerebral por 20 minutos o más. La
ventaja de este método sobre los métodos anatómicos, especialmente de lesión,
es que no produce una alteración permanente, lo que permite repetir la lesión en
el mismo animal y comparar su comportamiento con y sin la lesión. En general, se
trata de una inactivación temporal de las neuronas corticales, como resultado de la
acción de estos elementos químicos sobre la corteza.

Un refinamiento adicional de la técnica de la depresión extensible es el uso


del frío. Para la corteza, se coloca simplemente una placa de metal en el
sitio de donde se removió el hueso del cráneo y se pone hielo seco sobre
esta placa metálica por un breve lapso. Para enfriamiento en regiones
profundas se usa un tubo en forma de V y a través de él se expande gas
previamente comprimido, lo cual produce enfriamiento. Es relativamente
fácil calcular la extensión de este enfriamiento, que es reversible.
1. Métodos in vitro: consisten en estudiar porciones de tejido cerebral que se
mantienen en una solución química con oxígeno y todos los nutrientes
necesarios, llamada cultivo de tejidos. Estos experimentos se pueden llevar
a cabo porque muchas funciones neurológicas continúan in vitro. En su libro
Biochemistry and the central nervous system (1959), McIlwain describe en
detalle las variables químicas y fisiológicas que pueden estudiarse in vitro.
Mucha información sobre efectos de drogas y consumo de energía se ha
obtenido gracias a estudios que han utilizado métodos in vitro. Claro que
tales métodos son sumamente artificiales y el tejido se-parado del resto del
sistema nervioso sólo puede darnos una información limitada. Las
sustancias presentes en un cerebro que funciona normal-mente pueden no
ser las mismas que las que se encuentran en estas preparaciones. La
actividad eléctrica del tejido separado no es tampoco igual a la actividad
eléctrica del tejido que forma parte del sistema nervioso.

Tejido procesado: Thompson (1967) da este nombre al método que consiste en


procesar el cerebro o partes de él con el fin de estudiar su composición química.
El procedimiento consiste en remover el cere-bro y fijarlo, o sea, detener todos los
procesos químicos, a fin de conservar intactas las sustancias, cosa que debe
realizarse lo más rápidamente posible, porque muchas sustancias se alteran
pocos segundos después de muerto el organismo. El método más común consiste
en sumergir todo el cuerpo del animal en nitrógeno líquido. En algunos casos
puede anestesiarse al animal antes de morir y congelar inmediatamente su
cerebro.

Al analizar químicamente el tejido nervioso, es preciso recordar que más de


la mitad de las células del cerebro son neuroglia, la cual se supone sirve de
sostén y de nutrición. Un análisis químico nos da siempre la composición de
las neuronas más la neuroglia. En los últimos años se han logrado separar
diversas porciones de la célula por el método de la centrifugación. Pueden
usarse también diferentes compuestos químicos, que ayudan a fijar partes
específicas del tejido nervioso para estudiarlo. El uso de elementos
radiactivos también es de mucha utilidad para conocer la estructura y
funcionamiento del tejido nervioso.

Referencias:

 Rincon, H. (2016, 27 noviembre). La psicofisiología como ciencia, sus


ramas y aplicación. SlidesShare. Recuperado 31 de octubre de 2021, de
https://es.slideshare.net/HelianaRincon/la-psicofisiologa-como-ciencia-sus-
ramas-y-aplicacin
 Rivera, C. (2021, 20 marzo). ¿De qué trata la psicofisiología? Chile
Psicólogos. Recuperado 31 de octubre de 2021, de
https://chilepsicologos.cl/de-que-trata-la-psicofisiologia
 Rivera, I. (2018, 17 agosto). CAPITULO 2 MÉTODOS DE LA
PSICOFISIOLOGÍA.docx. Scribd. Recuperado 24 de octubre de 2021, de
https://es.scribd.com/document/386393809/CAPITULO-2-METODOS-DE-
LA-PSICOFISIOLOGIA-docx

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