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(…)¿Qué ves?
¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad
Mentira es la última verdad”
Divididos, ¿Qué ves?
¿Qué ves?
Hace poco vi por televisión, casualmente en el programa
Animales Sueltos, una entrevista al periodista del diario La
Nación, Jorge Fernández Díaz (ya mencionado páginas atrás),
que me pareció real maravillosa1, de realismo mágico. Alude
al Peronismo y a Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco.
Fernández Díaz hizo referencia a la otrora militancia
peronista de Bergoglio y aseguró que sus ambiciones no eran
eclesiásticas sino otras. No voy a perderme la oportunidad de
citarlo textualmente:
“él no quería ser papa, él quería ser Perón. Y ser Perón es más
grande que ser papa.”
Definición que, amén de portar cierta carga irónica, refiere
sus temores de clase frente a la esencia plebeya del
Movimiento Peronista, máxime, proviniendo del periódico
fundado por Mitre en los albores del Estado Nación argentino
y difusor del país diseñado por los dueños de la tierra,
primario y agroexportador, de los que hasta Sarmiento dijo:
“se sientan a ver cagar las vacas.”
Por su parte el papa Francisco, además de ser calificado de
papa peronista (y de poseer un estilo poco protocolar que
recuerda la asunción de Néstor Kirchner, que literalmente sí
provenía del patagónico fin del continente), fue presentado
como el papa del fin del mundo, en una alusión geográfica
que puede incluir peligrosas interpretaciones paranoides si
son literales o demasiado subjetivas. Pero más allá de este
último tono también un tanto irónico, lo cierto es que desde
mediados del siglo XX el ser humano dispone de la capacidad
de destruir su propio planeta, la “casa común”, como la llama
1
Expresión atribuida a Alejo Carpentier y su barroquismo latinoamericano, que
posteriormente al boom devino en Realismo Mágico.
Francisco en la encíclica “Laudato si”, donde hace referencia
a la contaminación y al cambio climático2; aunque Trump lo
niegue y se retire del Acuerdo de París.
2
"La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de cambio en su
estilo de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, por lo
menos, las causas humanas que lo producen o acentúan.”
3
Y llevando a cabo un somero y temerario racconto cuasi amputador ad hoc…
riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, el
equivalente a unos 3.600 millones de personas.
Ya no son necesarias las grandes guerras (además serian
harto costosas para el poder concentrado). Hay una guerra
mundial en cuotas, como dijo el papa Francisco; y el botín
son los recursos naturales. En Latinoamérica la nueva
estrategia (casi) no incluye golpes de Estado tradicionales
como antaño, excepto en Venezuela o recientemente Bolivia,
donde a partir de burdísimas operetas mediático-jurídico-
militares se hacen ilegítimamente del poder,
autoproclamándose demócratas defensorxs de la Republica.
Si la guerra del golfo pérsico en la década del 90 provocó un
extrañamiento y una virtualización del conflicto bélico
ilustrándolo mediante luces nocturnas, haciéndolo parecer
un videojuego, la primera dictadora de la historia
latinoamericana, Jeanine Añez (la misma que sostiene ser
portadora de rasgos nórdicos) fue un poco más allá. En una
entrevista negó la calificación de golpe y quiso dejar en claro
las condiciones de su investidura, afirmando: “Golpe de
Estado es cuando hay soldados en las calles”;
simultáneamente a su declaración (y posteriormente a su
pedido al ejército de unir fuerzas con la policía para restaurar
el orden) los militares patrullaban las calles de la capital
boliviana.
Este nefasto episodio es una muestra del correlato
superestructural contemporáneo intitulado posverdad; donde
los hechos ya no importan, sino su relato, y donde la realidad
virtual (mediante, redes sociales, fake news, big data,
algoritmos. trolls y demás) va ganando terreno en la
conciencia de los habitantes del mundo real, que
paulatinamente (como sucede en la caverna de Platón y en
Matrix) confunden las imágenes del mundo real y sensible
con el virtual.
Un capítulo aparte merece el llamado Lawfare.
Lawfare
Es famoso el pasaje del discurso del Che en el Congreso de
las Naciones Unidas de 1964, donde resume que: “no se
puede confiar en el imperialismo ni un tantico así, nada.” Son
los límites del reformismo, el capitalismo de rostro humano,
el Estado de Bienestar, el Socialismo del siglo XXI o alguna
de las variaciones con la que se definan esas experiencias.
El llamado Lawfare o “guerra jurídica”, con epicentro en el
Pentágono norteamericano, es la nueva Escuela de las
Américas con la que el imperio azota a la patria grande. El
poder judicial en alianza con los monopolios mediáticos y
ONGs transnacionales inyectan veneno y caos diariamente,
hasta lograr su cometido: embarrar, confundir,
homogeneizar, desmoralizar, despolitizar (“¡que se vayan
todos!”); preparando el terreno para que luego se produzca la
ocupación y el saqueo. (La sabiduría popular lo sintetiza
elocuentemente: “a río revuelto ganancia de pescadores”).
En Brasil, mediante la causa Lava Jato se destituyó a Dilma
Rousseff y se condenó a Lula a nueve años de prisión.
También de esta forma se destituyó a Manuel Zelaya en
Honduras, a Fernando Lugo en Paraguay, recientemente a
Evo Morales en Bolivia, se encarceló al vicepresidente de
Ecuador Jorge Glass y otros luchadores sociales y populares.
En nuestro país con la causa de los “cuadernos de Centeno”
(“the notebook in the rye”4) incluso procesaron al CEO más
rico de la empresa más grande de nuestro país: Paolo Rocca
de Techint. El caso me remite al famosísimo chiste del
capitalismo y lo prostituible, y me recuerda las observaciones
de Walter Benjamin: “La prostituta ha sido, desde siempre,
precursora de la economía de mercado.”
En el citado chiste alguien le propone a otro/a/e tener sexo
por una suma de dinero. La demanda, en este caso quien
recibe la oferta, niega rotundamente acceder al deseo de su
interlocutor (o al menos por la suma de dinero ofrecida). El
oferente eleva la suma porcentualmente en miles o cientos de
miles, hasta que el otro/a/e finalmente acepta. Conclusión:
putos/as/es somos todos, lo que falta son capitalistas.
(Existe también la variante de inversionistas).
Todos somos igual de malos, de corruptos, la cuestión estriba
en tener o no el poder de concretar nuestros potenciales actos
delictivos o criminales. Así de simple es esta filosofía política,
un maquiavelismo reducido y licuado (y para continuar con el
mismo léxico vamos a añadirle): corrupto.
Además de sostener de facto que el ser humano es malo por
naturaleza (léase el Dios del Antiguo Testamento -
Maquiavelo- Hobbes- Sade -Freud) y que es necesario el rol
de la Ley y la represión para civilizarlo, es necesaria una
4
Que bien podría ser otro de los títulos póstumos de grandes autores, en este caso
atribuible a Salinger o a alguno de sus seguidores…
expiación, un diluvio que extermine a los malos y salve a los
pocos buenos que quedan en este mundo corrupto. 5 Pero lo
curioso es que en esta transacción pecaminosa, y
continuando con la terminología religioso-judeocristiana, es
que mientras se emplea un chivoexpiatorio o emisario, el
pecador se siente liberado de toda falta u obligación moral
por el solo hecho de declararlo públicamente, porque en estas
confesiones una de las partes participantes de los delitos (el
sector empresario) es amoral, no asume ningún rol de
responsabilidad social; mientras el otro sector (el público, el
Estado) encarna la reserva ético-moral de toda una
comunidad, de la que no puede desentenderse.
Odebrecht
El caso Odebrecht es paradigmático para ilustrar esta
dinámica. Paradójicamente (o no) hace referencia al
ferrocarril Sarmiento.
En él se conjugan varios elementos. Quizás alguno hasta rico
metafóricamente, poético.
Aunque tal vez no haya metáfora. Ni siquiera. Sino una
verdad cruda como herida abierta.
Escribe Hugo Alconada Mon también en el diario La Nación
que el soterramiento del tren Sarmiento era el proyecto de
infraestructura más importante de Odebrecht a nivel
mundial, con un presupuesto de US$3000 millones. También
cuenta que la compañía brasileña contaba con el área
llamada División de Operaciones Estructuradas, que era la
encargada de las operaciones delictivas, y donde está
acreditado el pago de sobornos para realizar la obra, junto a
distintos socios locales, como la empresa Iecsa, entonces
propiedad de Ángelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri.
La sola imagen de las excavadoras al margen de las vías
(entre las estaciones de Haedo y Morón) evidencia el enclave
corporeizado del Lawfare en nuestro país. 6
5
“He decidido acabar con todos los seres humanos, porque la tierra, a causa de ellos,
esta llena de violencia.” (Gn 6,13).
6
¿Qué pensaría Scalabrini Ortiz ante todo esto? El autor de Historia de los
Ferrocarriles Argentinos narra en esa obra imprescindible que el primer ferrocarril de
la Nación, el Ferrocarril Oeste, fue iniciativa de habitantes de la provincia de Buenos
Aires y no un emprendimiento empresarial ni foráneo. Surgió por y para los habitantes
de la provincia. Luego al cederles la concesión a los británicos comenzó el diseño en
abanico hacia el puerto y la estafa colonial de la administración británica que la obra
denuncia y acredita sobradamente. ¿Ni imaginar qué diría del plotteo de los vagones
De un lado de esa grieta esta Cristina. Del otro Macri.
De un lado el gobierno argentino. Del otro Iecsa = Macri-
Calcaterra (su primo y testaferro- secreto a voces).
De un lado un Estado Nación. Del otro la economía financiera
transnacional.
“¡Dale, nomás!
¡Dale, que va!
¡Que allá en el Horno
Nos vamo'a encontrar!
No pienses más, sentate a un lao
Que a nadie importa si naciste honrao
Es lo mismo el que labura
Noche y día como un buey
Que el que vive de los otros
Que el que mata, que el que cura
O está fuera de la ley!”