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El sistema inmunitario es el sistema de defensa del cuerpo contra los organismos infecciosos
y otros agentes invasores. A través de una serie de pasos conocidos como respuesta
inmunitaria, el sistema inmunitario ataca a los organismos y sustancias que invaden
nuestros cuerpos y que podrían provocarnos enfermedades; Está compuesto por células,
proteínas, tejidos y órganos especiales, nos protege contra gérmenes y microorganismos.
Inmunidad
Los seres humanos tenemos tres tipos de inmunidad: innata, adaptativa y pasiva.
Inmunidad innata
Todos venimos al mundo con una inmunidad innata (o natural), una suerte de protección
general que compartimos todos los seres humanos. Muchos de los gérmenes que afectan a
otras especies no son nocivos para nosotros. La inmunidad innata también incluye las
barreras externas del cuerpo, como la piel y las mucosas (que recubren el interior de la
nariz, la garganta y el tubo digestivo), que son nuestra primera línea de defensa contra las
enfermedades porque impiden que entren en nuestros cuerpos. Por ejemplo, los virus que
provocan la leucemia en los gatos o el moquillo en los perros no afectan a los seres
humanos. La inmunidad innata funciona en ambos sentidos, porque algunos virus que
enferman a los humanos, como el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) que puede
provocar el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), no enferma a gatos ni a perros.
Inmunidad adaptativa
Inmunidad pasiva
Otras partes importantes del sistema inmunitario incluyen los vasos linfáticos y los
ganglios linfáticos:
Los ganglios linfáticos regionales filtran la linfa a medida que sale de distintas
zonas del cuerpo a través de los vasos linfáticos. Por ejemplo, la linfa de la mano,
el brazo y la axila, así como de las zonas del tórax y de la parte superior de la
espalda, se drena hacia los ganglios linfáticos de la axila (o axilares) para el
filtrado.
Las células que forman parte de este sistema de defensa incluyen los glóbulos blancos,
también llamados "leucocitos". Los hay de dos tipos básicos, que se combinan para
localizar y destruir los organismos o sustancias que provocan enfermedades.
Los leucocitos circulan por todo el cuerpo entre los órganos linfoides y los ganglios linfáticos
a través de los vasos linfáticos. Los leucocitos también pueden circular a través de los
vasos sanguíneos. De este modo, el sistema inmunitario funciona de forma coordinada para
controlar el cuerpo a fin de detectar cualquier germen o sustancia que le podría provocar
problemas.
Hay diversos tipos de células que se consideran fagocitos. El tipo más frecuente son
los neutrófilos que luchan principalmente contra las bacterias. Otros tipos de fagocitos
desempeñan sus propias funciones para asegurarse de que el cuerpo reacciona
adecuadamente a tipos específicos de invasores.
Hay dos tipos de linfocitos: los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se fabrican en la
médula ósea y permanecen allí y maduran hasta convertirse en linfocitos B, o bien se
desplazan hasta la glándula del timo, donde maduran para convertirse en linfocitos T.
Una sustancia extraña que invade el cuerpo se llama "antígeno". Cuando se detecta un
antígeno, varios tipos distintos de células colaboran para identificarlo y reaccionar ante él.
Estas células desencadenan la fabricación de anticuerpos en los linfocitos B. Los anticuerpos
son proteínas especializadas que se fijan a antígenos específicos. Los anticuerpos y los
antígenos encajan perfectamente entre sí.
Una vez que los linfocitos B localizan a un antígeno específico, desarrollan un recuerdo del
ese y fabricarán anticuerpos contra él la próxima vez que entre al cuerpo.
También por eso, utilizamos las vacunas para prevenir ciertas enfermedades.
Aunque los anticuerpos pueden reconocer un antígeno y fijarse a él, no son capaces de
destruirlo sin ayuda. Esa es la función de los linfocitos T. Las células T forman parte del
sistema encargado de destruir a los antígenos que han sido identificados por los anticuerpos
o aquellas células que se han infectado o que han cambiado por algún motivo. Los linfocitos
T también ayudan a indicar a otras células (como los fagocitos) que desempeñen su función.
Los anticuerpos también tienen la facultad de neutralizar a las toxinas (sustancias tóxicas o
nocivas) que fabrican distintos organismos. Y, por último, los anticuerpos pueden activar un
grupo de proteínas llamadas "complemento" que también forma parte del sistema
inmunitario. El sistema del complemento ayuda en la destrucción de bacterias, virus y células
infectadas.
Todas estas células especializadas y partes del sistema inmunitario protegen al organismo
contra las enfermedades. Esta protección se llama "inmunidad".
Los trastornos del sistema inmunitario se pueden dividir en cuatro categorías principales:
Las inmunodeficiencias ocurren cuando se carece de una parte del sistema inmunitario o bien
hay una parte de él que no funciona correctamente.
Los recién nacidos pueden contraer una infección por el VIH de sus madres mientras
están en el útero, durante el parto o a través de la lactancia materna. Los
adolescentes y los adultos pueden contraer esta infección al mantener relaciones
sexuales sin protección con una persona infectada o al compartir agujas
contaminadas para inyectarse drogas o esteroides o al hacerse tatuajes.
Trastornos alérgicos
se suele deber a una reacción alérgica por parte de los pulmones. Si los
pulmones son hipersensibles a ciertos alérgenos (como el polen, el moho, la
caspa animal o los ácaros del polvo), esto puede desencadenar el
estrechamiento y la inflamación de las vías respiratorias que llegan hasta los
pulmones, lo que reduce el aporte de aire y dificulta la respiración.
o El eccema es una erupción asociada a picor, también conocida como
Los cánceres ocurren cuando las células crecen de forma descontrolada. Esto también puede
ocurrir en las células del sistema inmunitario. La leucemia, que consiste en una producción
excesiva y anormal de leucocitos, es el cáncer infantil más frecuente. El linfoma afecta al
tejido linfoide y también es uno de los cánceres más frecuentes en la infancia. Con los
medicamentos actuales, la mayoría de los casos de ambos tipos de cáncer en niños y
adolescentes se pueden curar.
A pesar de que los trastornos del sistema inmunitario no se suelen poder prevenir, puedes
contribuir a que tu sistema inmunitario se mantenga más fuerte y luche contra las
enfermedades manteniéndote bien informado sobre la afección que padeces y colaborando
estrechamente con tu médico.
Antígeno
Un antígeno es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede
causar una respuesta inmunitaria. La definición moderna abarca todas las sustancias que
pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario adaptativo, bien sean propias o ajenas.
Un antígeno suele ser una molécula ajena o tóxica para el organismo (por ejemplo, una
proteína derivada de una bacteria) que, una vez dentro del cuerpo, atrae y se une con alta
afinidad a un anticuerpo específico.
Cada anticuerpo es capaz de lidiar específicamente con un único antígeno. Para que sea
reconocido por un anticuerpo, estos interactúan por complementariedad espacial.
Los antígenos por sí solos no son capaces de provocar una respuesta inmune protectora
sin la ayuda de un adyuvante inmunológico. Los componentes adyuvantes de las vacunas
juegan un papel esencial para la activación del sistema inmunitario innato.
Los antígenos son usualmente proteínas o polisacáridos. Esto incluye partes
de bacterias (cápsula, pared celular, flagelos, fimbrias, y toxinas), de virus y
otros microorganismos. Los lípidos y ácidos nucleicos son antigénicos únicamente cuando
se combinan con proteínas y/o polisacáridos.
Anticuerpo
Los anticuerpos son glucoproteínas del tipo gamma globulina. Pueden encontrarse de
forma soluble en la sangre u otros fluidos corporales de los vertebrados, disponiendo de
una forma idéntica que actúa como receptor de los linfocitos B y son empleados por
el sistema inmunitario para identificar y neutralizar elementos extraños tales
como bacterias y virus.
El anticuerpo típico está constituido por dos unidades estructurales básicas, cada una de
ellas con dos grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras de menor tamaño, que
forman, por ejemplo, monómeros con una unidad, dímeros con dos unidades o
pentámeros con cinco unidades. Los anticuerpos son sintetizados por un tipo
de leucocito denominado linfocito B. Existen distintas modalidades de anticuerpo, isotipos,
basadas en la forma de cadena pesada que posean. Se conocen cinco clases diferentes
de isotipos en mamíferos que desempeñan funciones diferentes, contribuyendo a dirigir la
respuesta inmune adecuada para cada distinto tipo de cuerpo extraño que encuentran.
Vacuna
Una vacuna es una preparación destinada a generar inmunidad adquirida contra
una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos.1 Normalmente una vacuna
contiene un agente que se asemeja a un microorganismo causante de la enfermedad y a
menudo se hace a partir de formas debilitadas o muertas del microbio, sus toxinas o una
de sus proteínas de superficie. El agente estimula el sistema inmunológico del cuerpo a
reconocer al agente como una amenaza, destruirla y guardar un registro del mismo, de
modo que el sistema inmune puede reconocer y destruir más fácilmente cualquiera de
estos microorganismos que encuentre más adelante. Las vacunas se usan con
caracter profiláctico, es decir, para prevenir o aminorar los efectos de una futura infección
por algún patógeno natural o "salvaje".
La administración de una vacuna se llama vacunación.2 La efectividad de las
vacunaciones ha sido ampliamente estudiada y confirmada; por ejemplo, la vacuna contra
la influenza,3 la vacuna contra el VPH,4 y la vacuna contra la varicela.5 La vacunación es el
método más eficaz de prevenir las enfermedades infecciosas;6 la inmunidad generalizada
debido a la vacunación es en gran parte responsable de la erradicación mundial de
la viruela y la restricción de enfermedades como la poliomielitis, el sarampión y
el tétanos en la mayor parte del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS)
informa que las vacunas autorizadas están disponibles actualmente para prevenir o
contribuir a la prevención y control de veinticinco infecciones
Las vacunas pueden estar compuestas de bacterias o virus que han sido criados con tal
fin, ya sea atenuándolos o inactivándolos. También pueden crearse a partir de
las toxinas que producen esas bacterias o virus, o con partes de ellos que sirven para que
el cuerpo las identifique sin causarle daño.
Calendario de vacunaciones
En cada país se recomienda que los niños sean vacunados tan pronto su sistema
inmunitario sea capaz de responder a la inmunización artificial, con las dosis de refuerzo
posteriores que sean necesarias, para conseguir la mejor protección sanitaria. Además,
también existen unas recomendaciones internacionales de la Organización Mundial de la
Salud (OMS).