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PERSONAJES:
CITAS Y RESUMEN:
1- "El talismán":
Comienza con la trama de "Le Dernier Napoléon" ("El último Napoleón"): un
hombre joven llamado Raphaël de Valentin apuesta en el juego su última moneda,
pierde, y estando deprimido se dirige al río Sena para ahogarse. Sin embargo, en
el camino el joven decide entrar en una tienda rara e inusual, la cual encuentra
llena de curiosidades de todo el mundo. El comerciante de aquel local, ya algo
anciano, lo conduce a un pedazo de piel colgando en una de las paredes. La piel
estaba inscrita con unos caracteres de escritura oriental, que el viejo comerciante
llama "sánscrito", pero que guarda más similitudes con la escritura árabe. La piel
promete satisfacer cualquier deseo de su dueño, encogiéndose levemente con el
cumplimiento de cada deseo. El comerciante está dispuesto a darle la piel a
Valentin, pero lo insta a rechazar la oferta. Después de olvidar por completo la
advertencia del vendedor, Valentin toma la piel y desea un banquete digno de un
rey, lleno de vino, mujeres y amigos. Luego de estos sucesos, Valentin se
encuentra con unos conocidos que lo invitan a un evento como el deseado, donde
pasaría horas comiendo, bebiendo y hablando.
Cita: “El sujeto en cuestión no contaba más de veinticinco años, y el vicio
parecía ser en él tan sólo un accidente. La lozanía de la juventud seguía
luchando con los estragos de una impotente lascivia. Las tinieblas y la luz, la
nada y la existencia combatían entre sí, produciendo a la vez atracción y
horror. El joven se presentaba allí como un ángel sin aureola, extraviado en
su camino.” (pág. 9)
Cita: “Al contemplar la inmortal creación, éste olvidó las fantasías del
almacén, los desvaríos de su sueño; recobró su ser y estado, reconoció en
el anciano un hombre de carne y hueso, completamente vivo, nada
fantástico, y tornó a la realidad.” (pág. 22)
Cita: “¡Exijo, por tanto, a ese poder siniestro, que me refunda todos los
goces en uno solo!” (pág. 28)
Cita: “Ahora bien; como a nosotros nos tiene tan sin cuidado la libertad
como el despotismo, la religión como la incredulidad; como, para
nosotros, la patria es una capital en la que las ideas se cambian y se venden
a tanto la línea, en la que todos los días hay suculentas comidas y
numerosos espectáculos, en la que hormiguean disolutas meretrices y no
terminan las cenas hasta el día siguiente, en la que los amores se alquilan
por horas como los «simones», París será siempre la más adorable de las
patrias, la patria de la alegría, de la libertad, del genio, de las mujeres
bonitas, de los hombres calaveras, del buen vino, y en la que jamás se dejará
sentir la férula del poder, por estar cerca de los que la empuñan…” (pág. 30 y
31)
Cita: “¡Quiero vivir en el seno de este lujo un año, seis meses, lo que sea!
Después, no me importa morir. Por lo menos, habré consumido, conocido,
devorado mil existencias.” (pág. 34)
Cita: “Me adoraba y me había arruinado; esta idea le mató.” (pág. 59)
Cita: “Era, sin duda, excesivamente cándido para una sociedad ficticia que
vive a la luz artificial, que expresa todos sus pensamientos con frases
convenidas o con palabras dictadas por la moda. Además, no sabía hablar
callándome, ni callarme hablando.” (pág. 61)
Cita: “¡Ah! Nunca nos falta dinero para nuestros caprichos: sólo regateamos
el precio de las cosas útiles o necesarias.” (pág. 73)
Cita: “Salí aterrado por la lógica de aquel lujo, de aquella mujer, de aquella
sociedad, vituperando mi estúpida idolatría. Así como yo no amaba a
Paulina, pobre, ¿no asistía el mismo derecho a Fedora, rica, para
rechazarme? Nuestra conciencia es un juez infalible, cuando aún no hemos
acallado sus dictados.” (pág. 95)
Cita: “Fui a buscar las flores, entregándole con ellas mi vida y mi fortuna.
Experimenté simultáneamente remordimiento y placer al obsequiarla con
aquel ramo, cuyo precio me reveló todo lo que la galantería superficial, en
uso en la sociedad, tiene de dispendiosa.” (pág. 97)
"La agonía":
Comienza varios años después del banquete de las partes una y dos. Valentin,
utilizando el talismán para obtener una renta cuantiosa, descubre que la piel y su
propia salud menguan. La situación lo aterra por el hecho de que más deseos
podrían adelantar su muerte. Organiza su hogar para evitar la posibilidad de
desear cualquier cosa: su criado, Jonathan, ordena los alimentos, la ropa, y los
visitantes con una estricta regularidad. Se reencuentra con Pauline, también
enriquecida, y se confiesan su mutuo amor; comprometidos, viven felices una
temporada, hasta que la mermante piel le recuerda a Valentin la cercanía de su
muerte. Desesperado, un enfermo Raphaël intenta encontrar de alguna manera
estirar la piel, pero los científicos que estudian la zapa fallan. Se somete a la
opinión de un consejo de médicos, quienes indican distintos diagnósticos y le
recomiendan un viaje al balneario de Aix-les-Bains para que recupere su vitalidad.
Vuelve a París aún más enfermo, cuando la piel ya no es más grande que una
hoja de vinca. Pauline lo visita en su habitación, reafirmando su amor. Raphaël le
muestra la zapa y ella reconoce sus efectos. Horrorizada, al darse cuenta de que
ella misma es el objeto del deseo de Valentin y que esto lo matará, se encierra en
otra habitación e intenta suicidarse. Él golpea la puerta, le declara su amor y
expresa su deseo de morir en sus brazos. Raphaël tumba la puerta y muere
mordiendo el pecho de Pauline.
Cita: “Rafael recordó el deseo zumbón que le hizo aceptar el fatal presente
del viejo, y saboreó todos los placeres de la venganza (…)” (Pág. 132)