realizarlo: el taichi ha mostrado utilidad en algunos trabajos para mejorar la
fuerza y el equilibrio, y reducir así el riesgo de caídas, pero otras actividades, si son del gusto del paciente y las realiza con continuidad, también pueden ayudar.
La necesidad y la utilidad del uso de un asistente de la marcha (bastón,
andador o silla de ruedas) se analizan con el paciente y la familia de acuerdo con los problemas o enfermedades subyacentes. No todo asistente es para cual quier paciente. El asistente debe ser una ayuda y no una incomodidad. En general, los bastones aumentan la asimetría de la marcha; por lo tanto, deben ser evaluados para verificar que no sean un perjuicio. Algunos andadores, como los de cuatro patas, pueden ser difíciles de usar si el paciente no puede coordi nar los movimientos o estos le resultan cansadores.
Siempre se debe intentar disminuir las dosis de psicofármacos, así como
el número total de medicamentos que toma el paciente y que se relacionen con alteraciones del equilibrio y de la marcha, más aún cuando aumentan el riesgo de caídas.
* Es importante atender los factores vinculados a las alteraciones médicas generales
y en el área cognitiva, el efecto de los psicofármacos o de elementos vinculados al comportamiento, como la depresión psíquica, o el abuso de sustancias y de alcohol.
La indicación de vitamina D debe realizarse cuando existe riesgo de caí
das en dosis de 1000 Ul/día y suplementar a mayor dosis una vez que se midió su valor en la sangre y se comprobó su déficit, dado que varios trabajos avalan su uso.
* Las personas con disminución de la agudeza visual o auditiva deben ser evaluadas por un especialista.
La participación del paciente, su familia y del cuidador en programas
de prevención de caídas puede ser de gran utilidad para poner en práctica los cambios iniciales y favorecer la adherencia a lo largo del tiempo para man tenerlos.
El tratamiento de las alteraciones de las funciones que regulan el
equilibrio se basa en la rehabilitación vestibular, que es distinta para cada paciente, según las características evidenciadas en el examen clínico y en los estudios complementarios, como la ENG, la VNG o la posturografía.
Las dos disfunciones vestibulares periféricas más frecuentes, como ya
se mencionó, son el vértigo postura! y el déficit del reflejo vestíbulooculomo tor. Estas entidades clínicas deben tenerse en primera instancia como etiología probable de las alteraciones del equilibrio.