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154 RECUPERACIÓN FUNCIONAL Y REHABILITACIÓN

realizarlo: el taichi ha mostrado utilidad en algunos trabajos para mejorar la


fuerza y el equilibrio, y reducir así el riesgo de caídas, pero otras actividades,
si son del gusto del paciente y las realiza con continuidad, también pueden
ayudar.

La necesidad y la utilidad del uso de un asistente de la marcha (bastón,


andador o silla de ruedas) se analizan con el paciente y la familia de acuerdo
con los problemas o enfermedades subyacentes. No todo asistente es para cual­
quier paciente. El asistente debe ser una ayuda y no una incomodidad. En
general, los bastones aumentan la asimetría de la marcha; por lo tanto, deben
ser evaluados para verificar que no sean un perjuicio. Algunos andadores, como
los de cuatro patas, pueden ser difíciles de usar si el paciente no puede coordi­
nar los movimientos o estos le resultan cansadores.

Siempre se debe intentar disminuir las dosis de psicofármacos, así como


el número total de medicamentos que toma el paciente y que se relacionen
con alteraciones del equilibrio y de la marcha, más aún cuando aumentan el
riesgo de caídas.

* Es importante atender los factores vinculados a las alteraciones médicas generales


y en el área cognitiva, el efecto de los psicofármacos o de elementos vinculados al
comportamiento, como la depresión psíquica, o el abuso de sustancias y de alcohol.

La indicación de vitamina D debe realizarse cuando existe riesgo de caí­


das en dosis de 1000 Ul/día y suplementar a mayor dosis una vez que se midió
su valor en la sangre y se comprobó su déficit, dado que varios trabajos avalan
su uso.

* Las personas con disminución de la agudeza visual o auditiva deben ser evaluadas
por un especialista.

La participación del paciente, su familia y del cuidador en programas


de prevención de caídas puede ser de gran utilidad para poner en práctica
los cambios iniciales y favorecer la adherencia a lo largo del tiempo para man­
tenerlos.

El tratamiento de las alteraciones de las funciones que regulan el


equilibrio se basa en la rehabilitación vestibular, que es distinta para cada
paciente, según las características evidenciadas en el examen clínico y en los
estudios complementarios, como la ENG, la VNG o la posturografía.

Las dos disfunciones vestibulares periféricas más frecuentes, como ya


se mencionó, son el vértigo postura! y el déficit del reflejo vestíbulo­oculomo­
tor. Estas entidades clínicas deben tenerse en primera instancia como etiología
probable de las alteraciones del equilibrio.

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