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Epirogénesis

Consiste en un movimiento paralelo de la corteza terrestre a escala continental. Afecta


a grandes áreas interiores de las placas continentales: plataformas y cratones. Son
movimientos de ascenso o descenso muy lentos sostenidos (no repentinos) que pueden
tener como consecuencia el basculamiento de una estructura como la ocurrida en
la península ibérica durante el terciario que tuvo como consecuencia el drenaje de los lagos
interiores hacia el Atlántico. El basculamiento genera estructuras monoclinales (con menos
de 15º de buzamiento y en un solo sentido).

También pueden tener como resultado grandes, lo que genera estructuras aclinales (no
plegadas). Si el abombamiento es ascendente, o positiva, se llama anticlinal; y si el
abombamiento es descendente, o negativa, se llama sinclinal. Obviamente en las
anticlinales predominan las rocas de origen plutónico ya que funciona como superficie de
erosión, mientras que las sinclinales funcionan como cuencas de acumulación por lo que
predominan las rocas sedimentarias. Estas estructuras dan el relieve aclinal.

La epirogénesis se distingue de la orogénesis por el mayor radio de curvatura (o longitud


de onda) de las deformaciones: el levantamiento del suelo da lugar a pendientes de 1 a 2º
en el primer caso, y de 10 a 70º en el segundo. Por lo general, los movimientos epirogénicos
se producen para compensar un desequilibrio isostático. Por ejemplo, al fundirse y
retroceder el casquete polar del Escudo Báltico durante la última desglaciación, este ha ido
elevándose progresivamente en respuesta a la enorme descarga de hielo.
Muchas playas que constituían la orilla del mar hace pocos miles de años, se encuentran
hoy a 200 m sobre el nivel del océano.

Las causas por las que aparecen los movimientos epirogénicos son, esencialmente, la
desaparición de un peso que actuaba sobre la masa continental, cuando es ascendente, o
su aparición cuando es descendente. Por ejemplo, una cordillera montañosa pesa mucho
y hunde gran parte del continente. A medida que se va erosionando disminuye el peso y el
contienen asciende hasta hacer aflorar las raíces graníticas de la cordillera. Otro ejemplo
típico es el de las grandes masas glaciares. Los hielos continentales ejercen una gran
presión sobre las rocas, provocando su descenso. Cuando los hielos desaparecen el
continente tiende a ascender progresivamente. Estos movimientos se producen para
mantener el equilibrio isostático. Las rocas que forman la corteza continental y la corteza
oceánica son menos densas que las que forman el manto. De esta manera la corteza flota
sobre el manto como un iceberg sobre el océano. Podemos observar cómo el hielo flota en
el agua. Si presionamos el hielo este se hunde, pero cuando lo soltamos recupera su línea
de flotación, recupera su equilibro isostático. En esencia, así funciona la epirogénesis.

La isostasia (del griego ísos, 'igual', stásis, 'paralización') es la condición de equilibrio


gravitacional a la que tiende la zona externa de la geosfera (la corteza y el manto contiguo)
de manera que se presentan diferencias de altitud, como las que distinguen océanos de
continentes, que compensan las diferencias de densidad en las distintas áreas. Se resuelve
en movimientos verticales (epirogénicos) y está fundamentada en el principio de
Arquímedes (es el principio físico que afirma: «Un cuerpo total o parcialmente sumergido
en un fluido en reposo experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido
desalojado»). Fue enunciada como principio a finales del siglo XIX.

El equilibrio isostático puede romperse por ejemplo por un movimiento tectónico o la fusión
de un casquete glaciar. La isostasia es fundamental para el relieve de la Tierra. Los
continentes son menos densos que el manto, y también que la corteza oceánica. Cuando
la corteza continental se pliega acumula gran cantidad de materiales en una región
concreta. Terminado el ascenso, comienza la erosión. Los materiales se depositan, a la
larga, fuera de la cadena montañosa, con lo que ésta pierde peso y volumen. Las raíces
ascienden para compensar esta pérdida dejando en superficie los materiales que han
estado sometidos a un mayor proceso metamórfico.

El término general «isostasia» fue acuñado en el año 1889 por el geólogo


estadounidense Clarence Edward Dutton (1841-1912).

Cadenas montañosas en México

Los sistemas montañosos de México incluyen extensas cordilleras y sierras, sistemas y


cuerpos volcánicos, y cuerpos montañosos de menor elevación. México tiene una de las
mayores diversidades geográficas y geológicas a nivel mundial. México cuenta con una
serie de sistemas montañosos categorizados de manera oficial, a lo largo de los años,
que comprenden una secuencia de cuerpos geológicos y relieves. La gran geodiversidad
mexicana influye en otros aspectos naturales como el clima, la flora y la fauna. Entre los
sistemas montañosos mexicanos también se consideran los cuerpos volcánicos y sus
sistemas internos, los cuales tienen una gran influencia sobre la geografía de México. La
posición del territorio mexicano y su contacto con el océano Pacífico a un extremo y el
Golfo de México al otro, han condicionado las cualidades naturales de sus regiones
Sierra Madre Occidental

La Sierra Madre Occidental es una cadena montañosa de suma importancia dentro de la


república mexicana. Esta conformada por 1,250 kilómetros de longitud con una anchura
media de 150 kilómetros y una altura media de 2,250 m.s.n.m. Posee, dentro de la región
Tarahumara y la de Tepehuanes, algunas elevaciones que sobrepasan los 3,000 m.s.n.m.
Actualmente se considera que es la continuación de las montañas Rocosas de los Estados
Unidos y Canadá. Del lado mexicano se inicia a 50 km al sur de la frontera con el vecino
del norte, entre los estados de Chihuahua y Sonora, y se extiende hasta el estado
de Nayarit (pacífico mexicano) donde hace contacto con otra cordillera llamada “Cordillera
Neovolcánica”.
Siempre es importante hacer notar que, en algunas regiones, recibe diferentes nombres
locales: Parral en el estado de Chihuahua; Sierra Tarahumara en la porción que corre
dentro de los estados de Chihuahua, Sonora y Sinaloa; San Bernardino, Nacozari y Púlpito
en Sonora; Tepehuanes entre los estados de Durango y Sinaloa; Bayas en el estado de
Durango y Nayarit en el estado del mismo nombre.
La Sierra Madre Occidental esta orientada de norte noroeste a sur sureste, de manera
que en su inicio, se encuentra alejada unos 300 km de la costa, mientras que en su final,
casi desaparece en la costa convirtiéndose en un gran contrafuerte natural del Altiplano
Mexicano.
Numerosos e importantísimos ríos deben su origen a esta imponente cordillera.

Sierra Madre Oriental

La Sierra Madre Oriental, al igual que su hermana la Sierra Madre Occidental, es una
cordillera de grandes proporciones: posee una longitud de aproximadamente 1,300 kms.,
una anchura media de 50 kms y una elevación media de 2,200 m.s.n.m.
Se inicia al sur del estado estadounidense de Texas y se extiende, dentro de México, en
dirección norte noroeste, desde la llamada Sierra del Burro en el estado de Coahuila, hacia
sur sureste hasta el estado de Veracruz (en las estribaciones de Cofre de Perote) donde
hace contacto con la Cordillera Neovolcánica.
En su origen se encuentra alejada unos 500 kilómetros de la costa, pero en su parte final,
se acerca a sólo 75.
Cruza los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis
Potosí, Hidalgo, Puebla y Veracruz, y al igual que su contraparte occidental, recibe
diferentes nombres locales según la región: Sierra del Burro, Sierra de la Bahía y Sierra de
la Gloria en los estados de Coahuila y Nuevo León; Sierra de las Mesas del Jabalí, Sierra
Gorda, y Sierra de Cúcharas en el estado de Tamaulipas; Sierra del Maguey, Sierra de la
Colmena y Sierra de la Yerbabuena en el estado de San Luis Potosí; Sierra de Hidalgo y
Sierra de Puebla en las entidades del mismo nombre respectivamente.

Cordillera Neovolcánica

La Cordillera Neovolcánica tiene una extensión de 900 kilómetros y una anchura


promedio de 130 kilómetros. Su altura media es de 2,500 m.s.n.m. y sirve de límite natural
entre la denominada Meseta de Anahuac y la depresión del Río Balsas.
También se considera como una barrera natural entre América del Norte y América Central.
Su recorrido se inicia en la desembocadura del Río Grande de Santiago y continúa hacia el
sur hasta la Bahía de Banderas (en los estados de Jalisco y Nayarit) para seguir hasta
el Volcán de Colima y de ahí cruzar el territorio hacia el estado de Veracruz hasta llegar a
los volcánes Pico de Orizaba y Cofre de Perote.
En el oeste hace contacto pleno con la Sierra Madre Occidental y con la Sierra Madre del
Sur, y en el este, hace contacto con el final de la Sierra Madre Oriental.
En tiempos pasados a la Cordillera Neovolcánica se le conocía con el nombre de Sistema
Montañoso Tarasconahua (debido a los pueblos tarasco y náhuatl) y más tarde se le
llamó Eje Volcánico Transversal.
Actualmente recibe, al igual que los otros sistemas montañosos, y según la región y entidad,
diferentes nombres locales: Sierras del Tigre y Mil Cumbres en el estado de Michoacán;
Sierra de la Gavia y San Andrés en el estado de México; Ajusco entre la capital de la
república y el estado de Morelos; Sierra de Tlaxco en el estado de Tlaxcala; Sierra Nevada
entre los estados de México y Puebla; Sierra de Tlahuilotepec en el estado de Veracruz.
Sierra Madre del Sur

Considerado el menos extenso de los principales sistemas montañosos de México, la


Sierra Madre del Sur se extiende paralelamente al Eje Neovolcánico, y comprende las
regiones de Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Tiene una longitud entre 1.000 y 1.200
kilómetros. Su elevación más pronunciada es el cerro Quie Yelaag, nombre zapoteco
traducido como “nube flan”, también popularmente conocido como cerro El Nacimiento.
Éste se encuentra al sur de Oaxaca y tiene una altura de 3.720 metros sobre el nivel del
mar. Es más alto que los principales cerros de la Sierra Madre Oriental y Occidental. Su
aislamiento no le permite una mayor popularidad entre locales y extranjeros. La Sierra
Madre del Sur se caracteriza por presentar una gran cantidad de ríos dentro de su
extensión, así como una mayor presencia de fallas y cañones. Al igual que sus
semejantes, cuenta con una gran biodiversidad, incluyendo un alto número de especies
endémicas.

Sierra Madre de Chiapas

Denominada también como Cordillera Central, atraviesa el sur de México, Guatemala, El


Salvador y una pequeña parte de Honduras. Su formación data del final de la era
Secundaria, a fines del Cretácico tardío. La Sierra discurre de norte a sur, bordeando 600
km de la costa pacífica. Su nacimiento se da en México, en el río Ostuta. La territorialidad
mexicana finaliza en la frontera con Guatemala. Dentro de México, la cota más alta se
sitúa en el volcán Tacaná con 4092 msnm, sin embargo, en Guatemala encontramos el
volcán Tajumulco que supera los 4220 msnm.

Sierra Madre de Oaxaca

Cadena montañosa que debe su nombre a que la mayor parte de su relieve se encuentra
dentro del Estado de Oaxaca. Sin embargo, también ocupa zonas de Veracruz y
Puebla. Se trata de una extensión de la Sierra Madre Oriental que nace en el Pico de
Orizaba. Se extiende dirección sureste unos 300 km hasta llegar al istmo de Tehuantepec.
Su punto más alto es Cerro Pelón con 3270 msnm.

Sierra de Baja California

Relieve montañoso localizado al norte del estado de Baja California, prácticamente junto a
la frontera con Estados Unidos. Junto a ella se encuentra la Sierra de San Pedro Mártir.
Conocida también como Sierra de Juárez, se extiende unos 140 kilómetros hacia el sur y
su pico más alto alcanza los 1980 msnm.

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