CV

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NARE ES

I SERVIRE
Este Manual Pertenece a (Nombre/s y Apellido/s)

REG
____________________________________________________

Fecha de Bautismo ____________________________________

El manual del acólito
Fecha de Ingreso a la Archicofradía _______________________ 3ª Edición

Fecha de la Primera Comunión __________________________

Fecha de la Confirmación ______________________________

Dirección Postal ______________________________________

____________________________________________________

Número de Teléfono __________________________________

Archicofradía de San Esteban

Fundada en 1905
El Manual del Acólito
Traducción del original en inglés del Manual corregido y aprobado
por el Capítulo General de 1935
3ª Edición en lengua española
? de ? 20??
Festividad de la ???
???, Argentina
El Martirio de San Esteban

72 EL MANUAL DEL ACÓLITO Archisodalitas Sancti Stephani 1

 PREFACIO
PALACIO DEL ARZOBISPO,
WESTMINSTER, LONDRES, S. W.I.
D
oy la bienvenida a la nueva edición del Manual de la Archicofradía de
San Esteban para monaguillos. Le agradezco y felicito a su actual recopi-
lador y deseo toda bendición a sus lectores.
Servir al Altar, como cantar en el coro es, después del sacerdocio, el privilegio más
alto que un hombre puede gozar. El acólito representa a los fieles y toma una parte
muy íntima en los grandes tesoros de la liturgia y ceremonial de la Iglesia. Las cere-
monias sagradas deben ser llevadas a cabo con devoción, dignidad y atención.
Diría yo, por tanto, a los que usan este manual: acuérdate, sea tu oficio el de Maestro
de Ceremonias, sea el de un humilde ceroferario, que estás en el servicio del Rey de
Reyes y estás siempre en un desfile. El éxito y ritmo de un desfile se aseguran por
la atención de cada miembro aún a los detalles más pequeños. Y así presta atención
aún a los detalles pequeños.
Pero el valor de tu servicio será medido y, en efecto, realzado por tu propia santidad
y por el amor personal que tienes por Nuestro Señor y por la devoción a sus mister-
ios sagrados. Este manual te ayudará para eso.
Que Dios Omnipotente y San Esteban bendigan todos los miembros de la Archi-
cofradía.
+ BERNARD CARDENAL GRIFFEN
Arzobispo de Westminster
2 EL MANUAL DEL ACÓLITO
Índice
Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Nota del Redactor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Peticiones y Rescriptos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Archicofradía de San Esteban
Objetivo e Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Los Miembros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Las Reglas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Constitución y Organización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Indulgencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Oraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Dirección
El Postulante. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Direcciones Generales . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
La Manera de Acolitar
Misa Rezada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14
La Santa Misa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Comunión fuera de la Misa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Exposición del Santísimo Sacramento .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Misa Solemne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Misa Cantada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Misa Solemne de Requiem . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Misa ante el Ssmo. Sacramento Expuesto. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Devociones
Otras Oraciones después de la Comunión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .54
Ceremonia de Ingreso . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Apéndice
La Vida de San Esteban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .61
Los Ornamentos Sagrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Los Papas y la Archicofradía. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70
Archisodalitas Sancti Stephani 71
 Los papas nota del redactor
y la Archocofradía de San Esteban

E
s un privilegio ofrecer este manual a acólitos o monaguillos. Muy humilde-
mente agradezco a Su Eminencia el cardenal Griffen por el prefacio en la que él
da su bienvenida. Agradezco sinceramente al Canónigo Mons. J. Collings por

L
a Archicofradía muy bien a los deseos sus consejos provechosos, y asimismo al Padre G. Harrison de los Padres Del Sagrado
de San Esteban es del Santo Padre (el papa Corazón, quien recopiló las páginas de cómo acolitar la Misa Rezada; y a ambos por su
una Cofradía fun- San Pío X) de restaurar ayuda inapreciable en la revisión y corrección de mi trabajo defectuoso.
dada con el objetivo de la importancia y la devo-
santificar al monaguillo/ ción debidas a la sagrada
acólito mientras acoli- liturgia, que Su Santidad
ta en la Misa y en otras no dudó en conferir su peticiones y rescriptos
ceremonias sagradas. Fue bendición a esta Cofra-
formada en marzo de día naciente. Esta única
1905 en Inglaterra por distinción sola coloca a Beatissime Pater,
el Padre Hamilton Mac- la Cofradía en un lugar ARCHIEPISCOPUS Westmonasteriensis infrascriptus ad pedes Sanctis Vestræ
Donald con el permiso prominente que ninguna provolutus, humillime supplicat ut Apostolicam Benedictionem digneris Societati
El Papa San Pío X
del Cardenal Bourne, el organización de mona- Altaris ministrorum Westmonasteriensi impertire, quam in hunc finem instituit ut
Arzobispo entonces de guillos en el mundo ca- nimirum juvenes quorum est sacris Ecclesiæ ritibus ministrare, tum normam, usum,
Westminster. Luego ese mismo año fue tólico en el pasado ha tenido. ipsam historiam harum cæremoniarum exactius discant, tum præsertim ad zelum
bendecida por el Papa San Pío X. El 4 de
diciembre de 1906, el mismo Santo Padre
levantó a la Cofradía al rango de Archi-
E n 1955, la Cofradía celebró su 50º
aniversario en Roma. En una audien-
cia con el Papa Pío XII, el Santo Padre
domus Dei, ad lætum servitium cordis ac corporis coram altari incitentur.
Quare, etc.
cofradía con la facul- L.S.
recomendó que ella
tad de establecer otros
adoptara a San Pío X + FRANCISCUS BOURNE
Cabildos fuera de la El Papa Pío XII
luego de la (a quien acababa de
diócesis de Westmins- Canonización Archiep. Westmonasteriensis.
canonizar hacía poco)
ter. El 19 de febrero de San Pío X
quien había bendeci- Westmonasterii, die 1 Octobris, 1905
de 1934, el Papa Pío
do, enriquecido y ex-
XI dio la facultad a la
pandido a la Cofradía
Cofradía a expandirse
desde sus comienzos, Dilectis filiis fausta quæque et salutaria a Domino adprecantes Apostolicam
fuera de Inglaterra.
como su Patrono se- Benedictionem peramenter impertimus.

E n el año 1905,
año de su aproba-
ción, los objetivos de la
cundario. Esta reco-
mendación fue adop-
tada inmediatamente
die 5 No. 1905,
+ PIUS, PP. X.
Cofradía concordaban por la Archicofradía.

70 EL MANUAL DEL ACÓLITO Archisodalitas Sancti Stephani 3

BEATISSIME PATER, Los Ornamentos Sagrados
a. Amito nos lugares) k. Casulla
In Ecclesia Metropolitana Westmonasteriensi canonice instituta est Sodalitas nuncu- b. Alba f. La Tiara Papal l. Cota, Sobrepelliz o
pata Societas Altari Inserventium Westmonasteriensis sub patrocino Sancto Stepha- Roquete
ni Diaconi et Protomartyris, eo fine ut pueri et juvenes, in Ecclesiæ Ritibus instituti, c. Cíngulo g. Mitra
sacris functionibus accurate simul et intelligenter peragendis incumbant. Quo magis d. Manípulo h. Báculo Pastoral m. Sotana (el hábito
autem Sodalium fervor et devotio augeatur, ipsa Sodalitas humillime petit ut Sanc- eclesiástico)
e. Bonete (actualmen- i. Velo Humeral
titas Vestra eam Indulgentiis ditare dignetur, scilicet tribus Indulgentiis plenariis: te en desuso en algu- n. Capa Pluvial
j. Estola
una in die aggregationis Sodalium; altera in die festo principali Sodalitatis, nempe
die 26 Decembris; tertia in articulo mortis; quatuor Indulgentiis septem annorum
et totidem quadragenarum in sequentibus festis: scilicet, Sancti Joannis Ap. et Ev.,
die 27 Decembris; Sancti Joseph, die 19 Martii; SS. Apostolorum Petri et Pauli, die
29 Junii; et Sancti Michaëlis Archangeli, die 29 Septembris: -insuper Indulgentia
quinquaginta dierum quotiescumque quisque Sodalis Sacrosancto Missæ Sacrificio
inservit, necnon quando recitat orationem præparatoriam ad inserviendum, h.e. Ac-
tiones nostras cum Salutatione Angelica Ave Maria.

+ FRANCISCUS BOURNE
Archiep. Westmonasteriensis

N. 74120.
Ex Audientia SSmi habita die 22 Maii, 1906
SSmus D. N. Pius Div. Prov. PP. X referente me infrascripto S. Congñis de Propa-
ganda Fide Secretario, benigne adnuere dignatus est pro gratia in omnibus juxta
preces, in perpetuum, servatis consuetis conditionibus.
Datum Romæ ex Aed. S. C. de Pro’da Fide die et anno prædictis.
Pro Secretº -J. BRUNI, Offs

4 EL MANUAL DEL ACÓLITO Archisodalitas Sancti Stephani 69

ñalado milagro, pues en una semana se
convirtieron y pidieron el bautismo qui-
nientos cuarenta de aquéllos. Sucedía esto
el año 418.
En 424 llegaron a Hipona las prime-
ras reliquias del santo protomártir. San
Agustín refiere muchos milagros de los
que fue testigo ocular.
En Cesarea —de la Argelia actual—,
vivía una familia con diez hijos. El mayor,
entregado a mil excesos, llegó al extremo
de levantar la mano contra su madre. Los
demás hermanos y hermanas, testigos del
crimen, nada hicieron para protegerla. In-
dignada la madre ante tamaña ingratitud
lanzó sobre ellos su maldición. Al instan-
te fue presa el hijo mayor de tremendas
convulsiones en todo el cuerpo, y en el
espacio de un año recibieron los demás
el mismo castigo. Avergonzados, fueron
a ocultar su deshonra lejos del pueblo, y
peregrinaron por diversos santuarios para
alcanzar la curación. Obtúvola en Rave-
na el hijo segundo, por intercesión del
mártir San Lorenzo. El sexto y el sépti-
mo, Pablo y su hermana Paladia, llegaron
a Hipona en 425. El día de Pascua, estaba
Pablo en pie apoyando las manos en la
verja que rodeaba el relicario de San Este-
ban y quedó repentinamente curado. En
el admirable sermón que predicó después
San Agustín, dijo al pueblo mostrando a
Pablo: «En vez de oír un relato, asistís a
un milagro; en vez de extasiaros ante la
lectura de un pergamino, contempláis la
faz radiante del agraciado con un prodi-
gio». El martes de Pascua hizo colocar a
68 EL MANUAL DEL ACÓLITO
Pablo y a Paladia en las gradas del pulpito
a la vista del pueblo, curado el primero y
agitada todavía de convulsiones la segun-
da. Después les mandó que se retirasen de
allí y comenzó a predicar sobre el respeto
de los hijos para con los padres, y de la
moderación de éstos para con los hijos.
No había acabado el sermón cuando los
asistentes prorrumpieron en voces de ale-
gría y de acción de gracias. Paladia estaba
curada.
Hacia el 560, siendo Pelagio Sumo
Pontífice, trasladóse lo restante del cuer-
po de San Esteban, de Constantinopla a
Roma, y fue colocado en el sepulcro de
San Lorenzo, en el Campo Verano, donde
se le venera con gran devoción. Se celebra
esta segunda traslación el 7 de mayo; la
primera y la invención del cuerpo, se so-
lemnizan el 3 de agosto.
Los numerosos templos levantados
por doquier en honor de este adalid del
cristianismo prueban cuán arraigada ha
sido en todo tiempo la devoción de los
fieles al ilustre Protomártir de nuestra
Santa Religión.
archiCOFRADÍA DE ACÓLITOS
BAJO EL PATROCINIO DE
SAN ESTEBAN
DIÁCONO Y MÁRTIR
OBJETIVO
E
l objetivo de la Cofradía es la
santificación del acólito enseñán-
dole que servir en el Santuario es
un gran privilegio religioso, instruyéndo-
le la manera de observar los ritos y cere-
monias de la Iglesia según las rúbricas y
los decretos de la Sagrada Congregación
de los Ritos y según las interpretaciones
de las autoridades mas aceptadas, y ani-
mándolo a comprender el significado y
el objeto de las ceremonias en la cual él
toma parte.
HISTORIA
L
a Cofradía fue formada en marzo
del 1905 por el Padre Hamilton
MacDonald, capellán del Conven-
to del Sagrado Corazón, Hammersmith,
con el permiso del arzobispo de Westm-
inster, el Cardenal Bourne, y fue bende-
cida por Su Santidad el Papa San Pío X el
noviembre siguiente.
El 4 de diciembre de 1906, el Santo Padre
levantó a la Cofradía en una archicofradía
prima primaria con la facultad de afiliar-
se a ella misma otras cofradías semejantes
fuera de la arquidiócesis de Westminster
en las islas británicas.
El 19 de febrero de 1934, Su Santidad el
Papa Pío XI, extendió este privilegio por
todo el imperio británico.
LOS MIEMBROS
A
listarse a la Cofradía es abierto a
cualquier niño o varón, sin lími-
te de edad, quien puede acolitar
la Misa, y quien ha mostrado pruebas de
un deseo de conformarse al objetivo de la
Cofradía. Se recomienda que un acólito,
Archisodalitas Sancti Stephani 5
después de su admisión sirva en el San-
tuario al menos por 6 meses antes de ser
admitido como miembro de la Cofradía.
El rector local de la Iglesia decidirá si un
candidato es elegible, y está autorizado a
llevar a cabo la ceremonia de ingreso se-
gún el rito prescrito en la página 57 y a
conferir al acólito la medalla de la Cofra-
día. La medalla y la cuerda, y también el
manual de la Cofradía, pueden ser obte-
nidos del Secretariado General.
Todo miembro al ingresar promete ob-
servar las reglas siguientes:
REGLAS
1. Servir en el Altar
con reverencia, inteligente-
mente y puntualmente.
2. Rezar el acto de pre-
paración antes, y la acción
de gracias después, de acoli-
tar.
3. Observar silencio en
la sacristía y una gran reve-
rencia en el Santuario.
4. Rezar cada día la ora-
ción de la Cofradía.
6 EL MANUAL DEL ACÓLITO
A los postulantes y miembros se les reco-
mienda recibir la Sagrada Comunión lo
mas frecuente posible, particularmente
cuando acolitan la Misa. Los miembros
deben usar siempre la medalla de la Co-
fradía cada vez que acolitan.
A los miembros se les recomienda usar
siempre un misal cuando asisten a la Misa
salvo si forman parte de la ceremonia.
CONSTITUCIÓN Y ORGANIZACIÓN
L
a Archicofradía está dividida en
cabildos o capítulos locales/parro-
quiales. A la cabeza de cada cabildo
está el Director que es un sacerdote.
EL DIRECTOR, que es sacerdote, se encarga
de todo el cabildo o capítulo, dirige las
reuniones habituales, y preside a la ce-
remonia de ingreso o de promoción de
los miembros de la Cofradía. El Director
debe nombrar un Presidente laico del ca-
bildo quien dirigirá las reuniones y ensa-
yos en su ausencia.
EL PRESIDENTE debe ser un acólito que
conoce completamente las rúbricas, tie-
ne la habilidad de coordinar a los demás
acólitos y es capaz de acolitar como Maes-
tro de Ceremonias en las ceremonias mas
complicadas de la Iglesia. El Presidente
también es el responsable para preparar
un programa regular de acolitar y debe
supervisar directamente a los acólitos en
sus entrenamientos y en sus observancias
de las Reglas de la Cofradía.
Al día siguiente reunió Luciano a sus
feligreses en la iglesia de Cafargamala.
Cantados los himnos y salmos, dirigié-
ronse todos en procesión al campo indi-
cado y comenzaron las excavaciones. A
poco llegó un venerable monje, llamado
Migecio o Nigecio, a quien Gamaliel se
había aparecido también, el cual indicó
el lugar preciso de la sepultura. Cavaron
los fieles en aquel paraje y pronto hallaron
tres féretros. El primero tenía por inscrip-
ción un nombre siríaco escrito en griego,
Celiel, que significa Esteban o Coronado;
el segundo llevaba el nombre de Nasuam,
equivalente a Nicodemo, victoria del
pueblo; y en el tercero, en el que había
dos cuerpos, estaban escritos los nombres
de Abibas y Gamaliel,
Avisado del hallazgo el obispo de Je-
rusalén, trasladóse inmediatamente a la
villa de Cafargamala con los obispos de
Sebaste y de Jericó. Tan pronto como
abrieron el féretro de San Esteban co-
menzó a temblar la tierra y salió de aquel
sagrado cuerpo un suavísimo olor y fra-
gancia que admiró a todos los asistentes.
De los muchos enfermos que habían con-
currido a este espectáculo sanaron en el
acto no menos de setenta y tres.
Besaron los obispos las reliquias del
protomártir y las encerraron en un pre-
cioso relicario. Después, al son de him-
nos y salmos, trasladáronlas a la iglesia de
Sión de Jerusalén, de la que había sido
Esteban diácono. Al levantar del suelo los
sagrados restos, comenzó a caer benéfica
lluvia que remedió la larga sequía que ve-
nía asolando la comarca.
La historia de esta traslación, escrita
en griego por Luciano, y traducida al la-
tín por Avito, presbítero español, causó
gran impresión en toda la Iglesia; y de to-
das partes se pidieron reliquias del insigne
protomártir. La iglesia de Ancona poseía
ya una piedra de las que habían servido
para lapidar al Santo el día de su martirio,
y que fuera llevada allí por un cristiano
testigo personal de su muerte.
Los demás cuerpos trasladáronse
también a lugares más decentes.
MILAGROS DE SAN ESTEBAN
Por el tiempo en que Dios descubrió
el sagrado cuerpo de San Esteban, Paulo
Orosio, presbítero español, fue al África a
visitar al glorioso San Agustín para confe-
renciar con él, y éste le mandó a Jerusalén
para que consultase a San Jerónimo sobre
otras dudas. Orosio tuvo la dicha de re-
cibir de manos de Avito algunas reliquias
de nuestro Santo, para que las llevase al
obispo de Braga, en Lusitania, juntamen-
te con la relación del descubrimiento, y
así fue el primero que trajo al Occidente
reliquias del santo diácono.
Mas al llegar a España, las devastacio-
nes de los godos le obligaron a dejar las
reliquias en Mahón, ciudad principal de
la isla de Menorca. Severo, obispo de la
isla trasladóse a dicha ciudad para recibir
tan preciado tesoro y dar misiones a los
judíos, muy numerosos allí. Apenas lle-
gadas las reliquias, fue testigo de un se-
Archisodalitas Sancti Stephani 67
fidelísimo ministro de Jesucristo, profesé
su fe y quise tener parte en su herencia.
Fui a buscar a los fieles de Jerusalén y les
persuadí a que se encaminaran secreta-
mente al lugar en que yacía su cuerpo.
Habiéndolo recogido lo pusieron en mi
coche y lo llevaron a veinte millas de Jeru-
salén, a mi torre o casa de campo que aún
hoy día lleva mi nombre —es de saber en
efecto, que Cafargamala significa «villa de
Gamaliel»—. Allí celebramos por espacio
de cuarenta días, a mi costa, exequias so-
lemnes, y lo puse en mi sepulcro. Nicode-
mo, que iba a ver a Jesús de noche, está a
su lado en otro féretro. Habiendo sabido
los judíos que se había hecho bautizar y
que era discípulo de Jesucristo, le deste-
rraron de la ciudad, y yo le recibí en mi
casa, donde terminó sus días y le sepulté,
con los debidos honores, junto a Esteban.
En el mismo sepulcro enterré también a
mi hijo Abibas, que murió a la edad de
veinte años, después de recibir, como yo,
el bautismo de manos de los Apóstoles.
Junto a él fue depositado más tarde mi
cuerpo, conforme yo dispusiera.
Preguntóle entonces Luciano:
—Pero ¿dónde hallaremos vuestro
sepulcro?
—En medio del campo que llamáis
Dalagabria (los hombres de Dios).
Y, dichas estas palabras, desapareció
la visión. Luciano pareció despertarse en-
tonces como de un sueño. Temiendo que
aquello fuese una ilusión, para no ser te-
nido por impostor, se puso a orar con fer-
66 EL MANUAL DEL ACÓLITO
vor, pidiendo a Dios que si era revelación
suya le renovase segunda y tercera vez la
visión; para hacerse digno de este favor,
ayunó toda aquella semana hasta la noche
del viernes siguiente en que de nuevo se
le apareció el venerable anciano Gamaliel,
en la propia forma que antes, y le repren-
dió porque no había ido a visitar al obispo
de Jerusalén.
Después le mostró de qué modo esta-
ban dispuestos los cuerpos en el sepulcro,
haciéndole ver cuatro canastillas coloca-
das con regularidad: tres de oro y una de
plata. La primera estaba llena de rosas
encarnadas y figuraba al mártir San Este-
ban; las otras dos estaban llenas de rosas
blancas y representaban a San Nicodemo
y al mismo Gamaliel. La canasta de plata,
llena de flores, simbolizaba al inocente jo-
ven Abibas. Después de esto desapareció
la visión.
No se aseguró aún el presbítero Lu-
ciano con esta segunda aparición, y esperó
que la tercera confirmase las precedentes.
Ayunando y orando pasó otra semana, y
el viernes siguiente, 17 de diciembre, San
Gamaliel se le apareció tercera vez. Retra-
taba su rostro tal enojo e indignación que
Luciano, atemorizado, en cuanto vino el
día fuése presuroso a Jerusalén para dar al
obispo cuenta de lo sucedido. Conmovió-
se el prelado Juan al oír el relato del pia-
doso sacerdote, y mandóle que comenza-
se las pesquisas.
INVENCIÓN Y TRASLACIÓN
DE LAS RELIQUIAS
EL SISTEMA DE PROMOCIÓN
DE LA COFRADÍA
LOS RANGOS O GRADOS
DENTRO DE LA ARCHICOFRADÍA
POSTULANTE. El Postulante es el que tie-
ne el deseo de ingresar a la Cofradía. El
comienza aprendiendo las respuestas en
latín y los movimientos del Ceroferario
en la Misa Solemne y los del acólito 2
en la Misa Rezada. El periodo de
probación depende de la capa-
cidad individual aunque seis
meses pueda ser recomenda-
ble. Cuando sea admitido a
la Cofradía, que lo sea como
Acólito Menor.
ACÓLITO MENOR. Los requisitos
para tener el rango de Acólito
Menor son los siguientes: Debe
saber de memoria las respuestas en
latín, saber detalladamente como acoli-
tar de Ceroferario en la Misa Solemne y
Acólito 2 en la Misa Rezada y debe ha-
ber aprobado un examen acerca de estas
funciones. El Acólito Menor lleva una
cuerda roja simple con una medalla de
estaño y al ingresar recibe un certificado
de inscripción.
ACÓLITO MAYOR. El Acólito Mayor debe
saber como acolitar una Misa Rezada
solo, como también las funciones de los
Acólitos 1 y 2 y las del Turiferario en la
Misa Solemne y debe haber aprobado un
examen acerca de estas funciones. El
Acólito Mayor recibe, en lugar de
la cuerda simple, una cuerda
roja pero con borlas, pero
retiene la medalla de estaño.
MAESTRO DE CEREMONIAS.
El MC debe haber probado
su confiabilidad como también
su fidelidad a la regla de pun-
tualidad, inteligencia y reveren-
cia cuando acolita, debe tener un
conocimiento completo de todas las
funciones de los ministros tanto en las
Misas Rezadas como en las Cantadas y
debe haber aprobado un examen
acerca de las funciones del Ceremo-
niario en la Misa Solemne. El MC
cambia su medalla de estaño por
una de oro aunque conserva su cuer-
da roja con borlas.
PRESIDENTE. El Presidente lleva una
medalla de dos colores, dorado y ne-
gro, con la cuerda roja y borlas.
Archisodalitas Sancti Stephani 7
 indulgencias Damasco—, y arrojaron al ínclito mártir
las primeras piedras.
tos Apóstoles Pedro y Pablo mandaron
celebrar con especial solemnidad el día
Con el objeto de acrecentar el fervor y la devoción de los miem-- aniversario de su martirio.
Mientras así le lapidaban, Esteban,
bros de la Cofradía, el Santo Padre (San Pío X), el día 22 de mayo
yo puesto en pie oraba y decía: REVELACIÓN DEL LUGAR DE
de 1906, otorgó las siguientes indulgencias: SU SEPULTURA
—Señor Jesús, recibe mi espíritu.
I. TRES INDULGENCIAS PLENARIAS El viernes 3 de diciembre del año
A este propósito explica San Agustín
(1) En el día de ingreso. 415, siendo Honorio emperador de Oc-
que si oraba en pie era para manifestar la
cidente, Teodosio el Joven de Oriente, y
(2) En el día de la fiesta patronal de la Cofradía, 26 de Diciembre. confianza que sentía porque había pelea-
Sumo Pontífice San Inocencio I, un ve-
do varonilmente, sin volver un momento
(3) En la hora de la muerte. nerable presbítero, llamado Luciano, dor-
la espalda al enemigo; había despreciado
mía en el baptisterio de la iglesia de Ca-
II. UNA INDULGENCIA DE SIETE AÑOS Y SIETE CUARENTENAS (Cuarenta el temor, había hecho caso omiso de la
fargamala, según era su costumbre, para
Días) en cada una de las fiestas siguientes: carne, y había vencido al mundo y al de-
custodiar los vasos sagrados. A las tres
monio.
(1) San Juan, Apóstol y Evangelista, 27 de Diciembre. horas de haberse dormido, apareciósele
Púsose después de rodillas y clamó en un anciano vestido de sacerdote, tocóle
(2) San José, 19 de Marzo.
alta voz: con una vara de oro, le llamó tres veces y
(3) SS. Pedro y Pablo, 29 de Junio. después le dijo:
—Señor, no les imputes este pecado.
(4) San Miguel Arcángel, 29 de Septiembre. —Ve a Jerusalén y di a Juan, su obis-
Y dicho esto durmióse en el Señor.
UNA INDULGENCIA DE 300 DÍAS cada vez que un miembro, antes de acolitar la Era el 26 de diciembre y probablemente po, que venga a abrir las tumbas donde
Misa, rece la oración: Dirige, Te rogamos, Señor, nuestras acciones (p. 9). del año 35 de la era cristiana. yacen en el olvido los cuerpos de varios
grandes santos.
En los términos relatados refieren los
Hechos de los Apóstoles, en el capítulo —Señor, ¿quién sois? —preguntó
oración de la cofradía VII, el glorioso triunfo de este invenci- Luciano—, y ¿cuáles son los santos a que
(Para rezarse cada día) ble adalid y protomártir, a cuyas oracio- os referís?
nes debe la Iglesia el gran Apóstol, por- Respondió el aparecido:

O
h Dios, que aceptas con toda clemencia el ministerio de tus sier- que, como dice llanamente el citado San
vos y nos permites participar en el servicio de tu Altar, concéde- —Yo soy el doctor judío Gamaliel, el
Agustín: «Si no hubiese orado Esteban, la
nos la gracia de que sirviéndote sigamos también el ejemplo de que enseñó en Jerusalén a Pablo, apóstol
Iglesia no tuviera a San Pablo».
nuestro Patrono, San Esteban, el protomártir, y que como él lleguemos a de Jesucristo. Al oriente de la tumba don-
Muerto que fue el santísimo levita, de reposa mi cuerpo está el de Esteban,
ver a tu Hijo a la diestra de tu majestad y así entrar al Reino de Nuestro
algunos hombres temerosos de Dios cui- que fue apedreado de los judíos fuera de
Señor y Salvador Jesucristo quien vive y reina contigo en la unidad del daron de recoger su cuerpo, y le dieron la puerta septentrional de Jerusalén, en el
Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. sepultura con gran solemnidad. camino de Cedar. Había quedado expues-
Dios te salve, Maria. Fue tan honrada la memoria de San to allí varios días para que lo comiesen las
Esteban por los primeros fieles, que, se- fieras y aves de rapiña, pero ninguna le
San Esteban, Ruega por nosotros. tocó. Mucho amé durante su vida a este
gún refiere San Clemente, papa, los san-

8 EL MANUAL DEL ACÓLITO Archisodalitas Sancti Stephani 65

tos estaban en el concilio,
vieron su rostro resplande-
ciente como rostro de ángel.
En vista de la denuncia
presentada, el Sumo Sacer-
dote le preguntó si era cierto
lo que le imputaban; y él, en
vez de callar como su Divi-
no Maestro ante los jueces,
tomó la palabra, pero no para
defenderse sino para dar tes-
timonio de la verdad y pro-
clamar la gloria de Jesucristo. ¿Por qué
no calló Esteban? Porque, según hace ob-
servar San Agustín, el Señor había dicho:
«Lo que os digo en tinieblas, publicadlo a
la luz del día; y lo que os digo al oído, pre-
dicadlo desde los terrados» (Mat. 10, 27).
Comenzando, pues, en Abrahán y
terminando en Jesucristo, trazó el vale-
roso confesor un cuadro expresivo de las
gracias y favores que la nación judía había
recibido de Dios; recordóles la profecía de
Moisés referente al Mesías, y las repetidas
rebeliones e ingratitudes con que sus an-
tepasados habían correspondido a los be-
neficios divinos.
Encaróse después virilmente con sus
acusadores y echóles en rostro aquello
mismo de que le acusaban, llamándole
blasfemo e impío.
—Hombres de dura cerviz e incir-
cuncisos de corazón y de oído, vosotros
resistís siempre al Espíritu Santo; como
fueron vuestros padres, así sois vosotros.
¿A qué profeta no persiguieron vuestros
64 EL MANUAL DEL ACÓLITO
padres? Ellos son los que mataron a los
que anunciaban la venida del «Justo», que
vosotros acabáis de entregar, y del cual
habéis sido homicidas: vosotros que reci-
bisteis la Ley por ministerio de ángeles, y
no la habéis guardado.
Al oír tales cosas, ardían en cólera sus
corazones y crujían los dientes contra él.
Mas Esteban, que estaba lleno del Espí-
ritu Santo, fijó los ojos en el cielo, vio la
gloria divina y exclamó como arrobado:
—Estoy viendo los cielos abiertos y
al Hijo del hombre a la diestra de Dios.
EL MARTIRIO
En oyendo esto, clamaron ellos con
gran gritería, se taparon los oídos y arre-
metieron impetuosamente contra él; sa-
cáronle fuera de la ciudad, a cierta distan-
cia de la puerta del norte —llamada hoy
puerta de Damasco—, y apedreáronle,
conforme ordenaba la Ley. Los falsos tes-
tigos depositaron sus vestidos a los pies
del joven Saulo de Tarso —el mismo que
más tarde se convertiría en el camino de
ORACIoNES
ANTES DE ACOLITAR LA MISA
En el nombre del Padre, etc.
V en, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor.
V. Envía tu Espíritu, y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
O h Dios, que instruiste los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu
Santo: haz que saboreemos, en el mismo Espíritu, las cosas rectas y nos alegremos
siempre de su consuelo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén
O
h Dios, que aceptas con toda clemencia el ministerio de tus siervos y nos permi-
tes participar en el servicio de tu Altar, concédenos la gracia de que sirviéndote
sigamos también el ejemplo de nuestro Patrono, San Esteban, el protomártir, y que
como él lleguemos a ver a tu Hijo a la diestra de tu majestad y así entrar al Reino de
Nuestro Señor y Salvador Jesucristo quien vive y reina contigo en la unidad del Espí-
ritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
D
irige, Te rogamos, Señor, nuestras acciones por tu inspiración, y promuévelas
por tu constante ayuda, para que cada oración y obra nuestra siempre proceda de
Ti y que igualmente concluya por Ti. Amén.
Dios te salve, María.
V. San Esteban, R. Ruega por nosotros.
ORACIoNES
luego DE ACOLITAR LA MISA
Padre Nuestro, Dios te salve María, Gloria al Padre.
Anima Christi
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Archisodalitas Sancti Stephani 9

considerando vuestras cinco llagas, teniendo presente aquello que dijo de vos, ¡oh buen
Jesús!, el Santo Profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar
todos mis huesos”.
V. San Esteban, R. Ruega por nosotros.
EL POSTULANTE
PRIMEROS PENSAMIENTOS: “Ningún minis-
terio, salvo el de los que por la Ordenación
fueron apartados para el servicio exclusivo
10 EL MANUAL DEL ACÓLITO
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, purifícame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti,
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Oración delante de un Crucifijo
M iradme, ¡Oh mi amado y buen
Jesús! postrado en vuestra santí-
sima presencia; os ruego con el mayor
fervor imprimáis en mi corazón vivos
sentimientos de fe, esperanza y cari-
dad, verdadero dolor de mis pecados y
propósito firmísimo de enmendarme,
mientras que yo, con todo el amor y
con toda la compasión de mi alma, voy
del Altar,” escribía el (fallecido) Carde-
nal Bourne en su prefacio a la primera
edición de este Manual, “merece mayor
consideración que el ministerio confiado
a los laicos y jóvenes que tienen el oficio
fue la primera ordenación de diáconos
que se realizó en la Santa Iglesia.
El mismo Espíritu Santo, por medio
de San Lucas, ha cuidado de darnos a
conocer las virtudes que valieron a Este-
ban la honra de ser escogido el primero
de los siete diáconos antedichos. El texto
sagrado le atribuye las cinco plenitudes
siguientes:
Llámale «varón lleno de fe», porque
creía firmemente todos los misterios de la
fe y tenía un don especial para explicarlos
e infundir la persuasión.
Dice que estaba «lleno de sabiduría»,
por lo cual nadie podía refutar las palab-
ras que salían de su boca. Tenía también
la «plenitud de la gracia», porque era muy
agradable al Señor; colmábale Dios de sus
dones, y esta gracia, que se derramaba al
exterior, apareció, principalmente, cuan-
do sus enemigos le acusaron ante el Sane-
drín. Estaba, además, «lleno de fortaleza»,
y prueba muy palmaria de ello fue su glo-
rioso martirio.
Por último, estaba «lleno del Espíri-
tu Santo», que había recibido el día de
Pentecostés, o más tarde por imposición
de las manos de los Apóstoles. A tantos
dones y méritos añade San Agustín el de
la virginidad, pues, aunque joven y de be-
llas prendas, no dudaron los Apóstoles en
confiarle la intendencia de las viudas.
Esta riqueza de virtudes no tardó en
producir excelentísimos frutos. Merced
al celo del santo diácono, extendíase más
y más la palabra de Dios en Jerusalén, y
el número de discípulos crecía continua-
mente. Para, confirmar la santidad de la
doctrina que anunciaba, obraba grandes
milagros, y de este modo atraía gran mu-
chedumbre de judíos a la fe de Cristo.
Movidos por la envidia y por un falso
celo de la Ley, que en su entender se veía
amenazada por el Evangelio, levantáronse
algunos miembros de la sinagoga llama-
da de «los libertos», y de las sinagogas de
los cireneos, de los alejandrinos, de los
cilicianos y de los asiáticos; y trabaron
discusiones con Esteban, pretendiendo
confundirle. En vano apelaron a la propia
agudeza para rebatir su doctrina: el Espí-
ritu Santo hablaba por su boca.
ANTE EL SANEDRIN
Exacerbados por la vergüenza de la
derrota, sobornaron a hombres sin con-
ciencia para que declarasen que habían
oído a Esteban proferir blasfemias contra
Moisés y contra Dios. Con eso alborota-
ron a la plebe y a los ancianos y escribas,
y echáronse sobre él, le arrebataron y lle-
váronle al Concilio o Sanedrín.
Al mismo tiempo presentaron testi-
gos falsos que dijeron:
—Este hombre no cesa de proferir
palabras contra el lugar santo y contra
la Ley; nosotros le hemos oído decir que
aquel Jesús nazareno ha de destruir este
lugar y mudar las tradiciones que nos
dejó ordenadas Moisés.
Entonces fijando en él los ojos cuan-
Archisodalitas Sancti Stephani 63
un joven ciliciano por nombre Saulo, a
quien el Señor había de convertir más
tarde milagrosamente y hacerle Apóstol
de los gentiles. Dos preciosos ornamentos
más sacó la Iglesia naciente de la mencio-
nada escuela: San Bernabé y San Esteban.
El mismo Gamaliel habría de convertirse
andando el tiempo a la fe cristiana y mo-
rir santamente. Con tan insigne maestro
y en compañía de San Pablo, de quien se
cree que era primo, aprendió las Sagradas
Escrituras.
CRISTIANO Y DIACONO
— LAS CINCO PLENITUDES DE
SAN ESTEBAN
Ignórase cuándo se declaró Esteban
discípulo de Cristo, San Agustín y San
Epifanio opinan que era uno de los se-
tenta y dos elegidos por el Señor; según
otros, fue convertido por las primeras
predicaciones de San Pedro, después de
la venida del Espíritu Santo. Lo cierto es
Ordenación de San Esteban al Diaconado
62 EL MANUAL DEL ACÓLITO
que muy pronto se hizo notar por su sa-
biduría y por el celo santo que inflamaba
su corazón.
En aquellos días, como creciera tan-
to el número de discípulos en la naciente
Iglesia de Jerusalén, suscitóse una queja
de los judíos griegos, o helenistas, contra
los judíos hebreos o nacidos en Palestina,
porque no se hacía caso de sus viudas,
o les parecía que eran postergadas en el
servicio cotidiano, porque no les daban
cargos importantes en la asistencia de los
pobres, como a las viudas hebreas —entre
las cuales había las llamadas diaconisas,
encargadas del cuidado de las personas de
su sexo—, o porque fuesen menos atendi-
das en la distribución del sustento diario.
En vista de lo cual, convocaron los
Doce a todos los discípulos y dijeron:
«No es justo que nosotros descuidemos
la predicación de la palabra de Dios por
tener cuidado de las mesas. Por tanto,
hermanos, escoged de entre vosotros sie-
te varones de buena reputación, llenos
del Espíritu Santo y de sabiduría, a los
cuales encarguemos este ministerio; y
con esto podremos nosotros emplearnos
enteramente en la oración y en la predi-
cación de la palabra divina».
Pareció bien esta propuesta a toda la
asamblea, y nombraron a Esteban, varón
lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Feli-
pe, y a Procoro, y a Nicanor, y a Timón,
y a Pármenas, y a Nicolás, prosélito de
Antioquía. Presentáronlos a los Apósto-
les, y ellos les impusieron las manos. Esta
de ayudar a los sacerdotes de Dios en el
cumplimiento de sus funciones sagradas.”
Habéis venido con libertad para asumir
este oficio elevado, para gozar de un privi-
legio, el de llevar la vestimenta sagrada de
un Clérigo a saber la sotana y la sobrepe-
lliz, que la Santa Madre Iglesia os otorga,
y el de cumplir deberes en el Santuario
para el cual originalmente varones fueron
apartados a través de la Tonsura y Órde-
nes Menores. Vuestro primer impulso fue
de generosidad. Valoráis el alto privilegio
y sentís una alegría escondida al daros a
vosotros mismos. Estaréis muchas veces
en un lugar sagrado, cumpliendo debe-
res sagrados, y a menudo compareceréis
públicamente a la vista de todos. Para
desempeñar tal oficio dignamente nece-
sitareis haceros santos en vuestras vidas
mismas y edificantes delante de otros.
Vuestras grandes ayudas serán la oración,
la Santa Misa y los Sacramentos.
DIRECIÓN GENERAL
T oda acción debe hacerse deliberada-
mente, conscienzudamente y sin pri-
sa o precipitación aunque no lentamente.
Cada palabra debe escucharse, cada sílaba
debe articularse, cada frase debe pronun-
ciarse con reverencia.
LAS MANOS, cuando se acolita, deben es-
tar juntas en el pecho, las palmas juntas,
con los dedos extendidos hacia arriba y
juntos, los pulgares cruzados el derecho
sobre el izquierdo. Cuando se usa una
mano la otra debe estar extendida sobre el
pecho. Cuando no están en uso las manos
pueden estar meramente cruzadas, la de-
recha sobre la izquierda delante del cuer-
po en la altura de los codos.
LAS REVERENCIAS son o simples o media-
nas o profundas. Una reverencia simple
se hace inclinando solo la cabeza; una
mediana o moderada se hace inclinando
la cabeza y los hombros; la reverencia es
profunda cuando al extenderse las manos
se alcanza a tocar las rodillas, habiéndose
inclinado todo el cuerpo.
LAS GENUFLEXIONES son simples y dobles.
Una genuflexión simple se hace doblando
la rodilla derecha de modo que toque el
suelo cerca del talón izquierdo; una genu-
flexión doble se hace arrodillándose con
las dos rodillas y haciendo una reverencia
mediana antes de levantarse.
MODO DE CAMINAR Y LOS GIROS. Todo
movimiento en el Santuario debe ser sin
ruido y digno. Cuando dos o mas acólitos
se mueven a la vez, deben moverse como
si fueran un solo cuerpo. La regla para los
giros es: No dar la espalda nunca al Santí-
simo Sacramento. Para observar esta regla
acuérdese que cada vez que uno se aleja
del altar, sea por la derecha o izquierda,
vuélvase siempre girando por la dirección
contraria a la que con que se vino para no
girar nunca completamente.
ENCENDIENDO LAS VELAS. Para encender
velas úsese siempre un apagador con la
velita y enciéndase siempre las velas en el
lado epístola primero. Cuando hay varias
velas en cada lado, empiécese primero
Archisodalitas Sancti Stephani 11
con la mas cerca al Crucifijo y enciéndase
desde la más alta para abajo.
Para presentar la naveta al Sacerdo-
te para que pueda imponer incienso, el
Turiferario debe dar la naveta al Diáco-
APÉNDICE
PARA APAGAR LAS VELAS. Se hace exacta-
no (o al Primer Asistente o al Maestro
mente lo contrario de arriba; se comien-
de Ceremonias según el caso) y luego de
za con la(s) vela(s) en el lado Evangelio
haber levantado la tapa del turíbulo por
y si hay varias, con la que está más lejos
el anillo de la cadena del medio, el Tu-
del Crucifijo, y con la que está más abajo
riferario lo agarra justo arriba de la tapa
hacia arriba, de modo que la primera en
con su mano DERECHA y lo levanta a
encenderse sea la última.
la altura de las manos del Sacerdote, acor-
LA CAMPANA no se toca desde un Altar la-
teral cuando hay una Exposición del San-
dándose de colocar su mano IZQUIER-
DA con el “sombrero” sobre su pecho.
Vida de
tísimo Sacramento o cuando hay alguna Luego de la imposición y bendición del

ceremonia solemne en el Altar Mayor, ni
desde el Gloria in Excelsis del Jueves San-
to hasta el Gloria in Excelsis del Sábado
Santo exclusive.
La campana se toca con la mano de-
recha según esta manera: Agárrese firme-
mente la campana, y luego levántese y bá-
jese inmediatamente do modo que haya
dos golpes distintos al tocarse la campana.
San Esteban
incienso el Turiferario baja al turíbulo, lo
cierra y se lo pasa a su mano derecha. Él,
entonces, recibe la naveta con su mano
IZQUIERDA y pasa al turíbulo al Diáco-
no (o al Primer Asistente o al Maestro de
Diácono y Protomártir
Ceremonias) con su mano DERECHA. Martirizado en el año 34
Mientras se usa el turíbulo el puede dejar
la naveta a la credencia o conservarla en
su mano DERECHA si no la quiere de-

En el Sanctus y en cada elevación se ha-
cen tres golpes dobles. En el Hanc Igitur
se toca con un solo golpe doble.
EL TURIBULO Y LA NAVETA se usan de la
manera siguiente: Antes de bendecirse el
fuego i.e. al entrar al Santuario, o cuan-
do el turíbulo se devuelve al Turiferario
luego de una bendición e incensación,
el mismo debe agarrar las cadenas con
su mano IZQUIERDA justo debajo del
“sombrero”, dejando el turíbulo menear
libremente para adelante y atrás. En su
mano DERECHA debe tener la naveta a
la altura del codo.
jar. El Turiferario recibe al turíbulo con su
mano IZQUIERDA si se queda de pie in
plano en el lado Epístola balanceando al
turíbulo despacio como antes.
INSTRUCCIONES PARTICULARES
EL ACÓLITO EN LA SACRISTÍA
COMPORTAMIENTO. Todo acólito debe pre-
ciarse de la puntualidad, aseo personal y
buen comportamiento, y mientras acolita
evite estrictamente mirar alrededor o en
otras direcciones. La ceremonia en la que
asisten no es ni vulgar ni ordinaria sino
sagrada y solemne, y el lugar es muy san-
C
uadra muy bien al protomártir instruirse en la ley de Moisés y de formar-
de Cristo el nombre de Esteban, se conforme a las costumbres y tradicio-
que en idioma griego significa nes de los ancianos.
«coronado». San Agustín, San Fulgencio,
Entre todas esas escuelas descollaba,
San Pedro Damián y otros Santos Padres,
en celebridad, la de un fariseo y doctor
le alababan a porfía y no dan con palabras
de la Ley, llamado Gamaliel, el varón más
para ensalzarle cual merece. Poco sabe-
justo de cuantos componían el Sanedrín,
mos acerca de sus primeros años. Crée-
venerado de todo el pueblo, según el tes-
se que descendía de una de las familias
timonio de San Lucas; el mismo que en el
judías domiciliadas en las provincias del
concilio de los judíos hablaría en favor de
antiguo Imperio griego.
los Apóstoles.
Había por entonces en Jerusalén es-
Contaba su escuela cerca de mil dis-
cuelas afamadas en algunas sinagogas; a
cípulos, y a la cabeza de ellos figuraba por
ellas acudían muchos jóvenes deseosos de
su celo, ciencia y pureza de costumbres,

12 EL MANUAL DEL ACÓLITO Archisodalitas Sancti Stephani 61

Los Candidatos se adelantan y se arrodillan en la predella. Mientras impone la medalla, el
Sacerdote dice:
A ccipe signum aggregationis ad
sodalitatem Sancti Stephani,
ut eo jugiter interveniente, vitam
sanctam ducere valeas. Amen.
Luego de su ingreso, los miembros hacen la genuflexión ante el Sagrario y vuelven a la menor
grada y allí se arrodillan.
Oremus
D omine Jesu Christe, qui non
venisti ministrari sed minis-
trare, qui stans in virtus Dei dextera
ostendisti beato Stephano claritate
fulgida admirabilem tuam gloriam,
concede, quæsumus, ministris tuis
ut eadem fide qua ille, te colant ce-
latum in augusto Sacramento, dum
sanctis altaribus tuis fideliter sub-
ministrent, et accende corda eo-
rum et mentes ad amorem gratiæ
tuæ.Qui vivis et regnas, etc. Amen.
Haciendo la señal de la Cruz sobre los nuevos miembros, el Sacerdote les bendice diciendo:
B ene†dicat vos Deus, et custo-
diat corda vestra et intelligen-
tias vestras, Pater, et Filius et Spiri-
tus Sanctus. Amen.
El Sacerdote los asperja con Agua Bendita, después de lo cual ellos vuelven a sus lugares.
60 EL MANUAL DEL ACÓLITO
Recibe la señal de tu admisión a la
Cofradía de San Esteban para que,
siempre asistido por su intercesión,
lleves una vida santa. Amén.
Oremos
Oh Señor Nuestro Jesucristo, que
viniste no para ser servido sino para
servir, y que estando a la diestra del
Padre manifestaste a San Esteban
la luz de tu gloria; concédenos, te
rogamos, a tus siervos, que mien-
tras servimos fielmente en tu Altar,
podamos con la Fe como la de San
Esteban, adorarte a Ti, escondido
en el adorable Sacramento; y que
también en nuestros corazones y en
nuestras mentes, enciendas el amor
de tu gracia; Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
Que Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo os bendiga + y custodie vues-
tros corazones y vuestras inteligen-
cias. Amén.
to, y por tanto, el acólito debe acordarse
constantemente de la presencia de Dios y
sus Santos Ángeles para que acolite bien.
LA SACRISTÍA es la antesala del santuario y
dentro de los recintos de la casa de Dios;
por lo tanto el acólito debe ajustar su con-
ducta muy bien según los ejemplos del
Niño Jesús y sus Santos. Como miembro
de la Cofradía de San Esteban, él se pon-
drá bajo la protección de este Diácono fiel
y Mártir valiente, invocará su intercesión
y seguirá a su ejemplo.
EL ACÓLITO EN EL ALTAR
Lo primero en que cada acólito debe
interesarse es la pronunciación correc-
ta de latín. Los acólitos que nunca han
aprendido latín, y son la mayoría, deben
usar un libro o una tarjeta (de guía) cuan-
do acolitan. Es muy fácil equivocarse sin
darse cuenta, y estas equivocaciones tien-
den a aumentar hasta llegar al punto en
que las respuestas ya no serán latín sino
una serie de sonidos que se asemejan me-
ramente a latín.
El acólito debe seguir la Misa. Su de-
ber es SERVIR al sacerdote. Él debe, por
lo tanto, prestar atención a lo que dice y
hace el sacerdote para estar listo y para
responder a tiempo, y para estar pendien-
te y no atrasado con sus servicios. El debe
llevar el mismo paso que el sacerdote y no
lo contrario.
Los siguientes “NO” recordarán a los
acólitos de las equivocaciones comunes
que deben evitarse al acolitar la Misa re-
zada.
1. NO mirar cuando alguien
pasa delante o cerca del Altar. El
acólito debe estar siguiendo a la
Misa o con su Misal o mirando al
sacerdote.
2. NO estar de pie durante el
Credo sino arrodillarse apenas
contesta “Laus tibi, Christe.”
3. NO colocar nunca las vinaje-
ras en el Altar sin ponerlas sobre
el manutergio, y no dejarlas en el
Altar para que las tome el sacerdo-
te sino que se la debe alcanzar al
sacerdote con su mano derecha.
4. NO besar nunca la casulla ni
antes ni después de la elevación;
levantarla solo cuando el sacerdote
levanta sus brazos.
5. NO arrodillarse a un costado
para comulgar sino ponerse ade-
lante, en el lado epístola, luego de
la “Indulgentiam etc”.
6. NO llevar el velo del Cáliz al
lado de Evangelio: o lo despliega
en el lado Epístola y lo deja ahí, o
no lo toca.
7. NO ponerse en el medio para
recibir la bendición del Sacerdote;
permanecer en el lado Evangelio
hasta que el Sacerdote comience
con el último Evangelio.
Archisodalitas Sancti Stephani 13
 CÓMO ACOLITAR
Y REZAR EN LA MISA REZADA
Llegar a tiempo.
Si hay que pasar por la Iglesia, arro-
dillarse, rezar a Nuestro Señor y rezar las
Oraciones antes de acolitar.
Si uno entra directamente a la sa-
cristía, cambiarse primero, y luego ir a la
Iglesia y rezar las Oraciones.
Caminar siempre despacio y con re-
verencia. Hacer la genuflexión en el piso,
con el cuerpo derecho y con la mirada ha-
cia adelante.
Preparar las vinajeras; encender las
velas comenzando con las del lado Epísto-
la; preparar el libro (si el acólito usa uno).
Ayudar al Sacerdote al revestirse.
Si uno acolita pero no en el Altar Ma-
yor, el acólito debe decir al Sacerdote si él
mismo u otros quieren comulgar mani-
festando el número de las personas. Si se
lo olvida, el acólito todavía puede presen-
tar las hostias al Padre hasta el Ofertorio,
o aún hasta antes de la Elevación.
No hablar o jugar nunca en la sacris-
tía.
Cuando el Sacerdote ya está listo para
la Misa, el acólito toma el Misal para lle-
várselo si es la costumbre del lugar, hace la
reverencia a la Cruz, precede al Sacerdote,
le ofrece Agua Bendita con la mano dere-
cha y él mismo hace la señal de la Cruz.
El acólito toca la campana al salir de la
14 EL MANUAL DEL ACÓLITO
sacristía si es así la costumbre. Si el acólito El Sacerdote ahora interroga a los candidatos. Esto puede hacerse colectivamente.
tiene el Misal, que lo tenga en su brazo
izquierdo al hacer todo esto. Padre: ¿Qué buscas/buscáis?
Candidato(s): La bendición de Dios Todopoderoso y la admisión a
Al llegar al Altar, el acólito se pone a
la derecha del Padre; recibe el bonete si se la Archicofradía de San Esteban.
usa, besando primero la mano del Sacer- Padre: ¿Prometes/prometéis servir con reverencia, y guardar las
dote y luego el bonete y luego recién se reglas de la Archicofradía?
hace la genuflexión por más que el Padre Candidato(s): Con la gracia de Dios así lo prometo.
solo haga una reverencia. Deja el bonete
Candidato(s): (Delante del Sagrario) Yo me ofrezco a Dios Todopo-
sobre la credencia, y si tiene que poner el
Misal en el atril, que el acólito suba por deroso, a la Santísima Virgen María, y a nuestro Pa-
el costado. trono San Esteban, y prometo hacer lo mejor para
servir en el Altar con reverencia, inteligentemente y
Luego, si hace falta, cierra las puertas
regularmente, teniendo la gloria de Dios y mi propia
del santuario o comulgatorio, hace la ge-
salvación por objetivo.
nuflexión y va al pie del Altar en el lado
Evangelio para que esté a la izquierda.
Abre su libro (si él usa uno). Bendición de las Medallas
Cuando el Sacerdote baja y hace la Oremus Oremos
reverencia o la genuflexión, el acólito se
arrodilla directamente en el piso.
D omine Deus virtutum, bo-
norum largitor, et bene-
dictionum infusor, te humiliter
Oh Señor Dios de los Ejércitos,
dador de todos los bienes y autor
de toda bendición, humildemente
deprecamur ut hæc numismata Te suplicamos que Te dignes ben-
bene+dicere et sancti+ficare dig- decir + y santificar + estas medallas;
neris: suppliciter rogantes ut famu- concede, Te rogamos, que tus sier-
vos quienes desean llevarlas como
li tui qui eadem in notam Altaris
reverentur inserviendi volunt in- señal de su servicio devoto al pie
de tu Altar, cumplan fielmente y
duere, tibi officium pie et fideliter
exequantur, et tandem ad te, coram reverentemente sus obligaciones
Altari sublimi in Cælis, tuæ gloriæ para que puedan llegar gozosamen-
te ante Ti en tu Altar Celestial y se
participes perveniant gaudentes.
Qui vivis et regnas, etc. Amen. hagan partícipes de tu gloria, Tú
que vives y reinas, etc. Amén.
El Sacerdote asperja las medallas con Agua Bendita.
Archisodalitas Sancti Stephani 59
Ant. Beati qui habitant in domo tua, Do-
mine.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie elei-
son.
Pater noster (secreto)
V. Et ne nos inducas in tentationem.
R. Sed libera nos a malo.
V. Amen.
V. Domine, exaudi orationem mean.
R. Et clamor meus ad te veniat.
V. Dominus vobiscum.
R. Et cum spiritu tuo.
Oremus.
D eus, qui corda fidelium Sancti Spi-
ritus illustratione docuisti, da nobis
in eodem Spiritu recta sapere, et de ejus
semper consolatione gaudere.
A ctiones nostras, quæsumus Domi-
ne, aspirando præveni, et adjuvando
prosequere ut cuncta nostra oratio et ope-
ratio a te semper incipiat, et per te cœpta
finiatur.
D efende, quæsumus Domine, beata
Maria semper virgine interceden-
te, istam ab omni adversitate familiam;
et toto corde tibi prostratam ab hostium
propitius tuere clementer insidiis.
Per Chistum Dominum nostrum.
R. Amen.
58 EL MANUAL DEL ACÓLITO
Ant. Dichosos los que moran en tu casa,
¡oh Señor!
Señor, ten misericordia, Cristo, ten miseri-
cordia, Señor, ten misericordia.
Padre Nuestro (en secreto)
V. Y no nos dejes caer en la tentación.
R. Más líbranos del mal.
V. Amén.
V. O Señor, escucha mi plegaria.
R. Y que mi clamor llegue ante Ti.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Oh Dios que instruiste los corazones de los
fieles con la ilustración del Espíritu Santo,
haz que saboreemos, en el mismo Espíritu,
las cosas rectas, y nos alegremos siempre de
su consuelo.
Dirige, Te rogamos, Señor, nuestras accio-
nes por tu inspiración, y promuévelas por
tu constante ayuda, para que cada oración
y obra nuestra siempre proceda de Ti y que
igualmente concluya por Ti.
Defiende, Te rogamos, Señor, por la
intercesión de la Bienaventurada siempre
Virgen María, a esta familia tuya de toda
adversidad; y protégela, por tu misericor-
dia, de toda asechanza del enemigo.
Por Cristo Nuestro Señor.
R. Amen.
la santa Misa
MISA DE LOS CATECÚMENOS
1. Señal de la Cruz mientras el Sacer-
dote dice:
Padre (P). In nomine Patris, et Filii, et
Spiritus Sancti. Amen.
Introibo ad altare Dei.
2. Acólito (A). AD DEUM, QUI
LÆTÍFICAT JUVENTÚTEM
MEAM.
(En las Misas de Requiem, saltar di-
rectamente al número 9).
(Psalmus 42). P. Judica me, Deus, et
discerne causam meam de gente non
sancta: ab homine iniquo et doloso
erue me.
3. A. QUIA TU ES, DEUS, FOR-
TITÚDO MEA: QUARE ME
REPULÍSTI, ET QUARE TRÍSTIS
INCÉDO, DUM AFFLÍGIT ME
INIMÍCUS?
P. Emítte lucem tuam et veritatem
tuam: ipsa me deduxerunt, et addux-
erunt in montem sanctum tuum et in
tabernacula tua.
4. A. ET INTROÍBO AD ALTÁRE
DEI: AD DEUM, QUI LÆTÍFI-
CAT JUVENTÚTEM MEAM.
P. Confitebor tibi in cithara, Deus,
Deus meus: quare tristis es, anima
mea, et quare conturbas me?
5. A. SPERA IN DEO, QUÓNIAM
ADHUC CONFITÉBOR ILLI: SA-
LUTÁRE VÚLTUS MEI, ET DEUS
MEUS.
6. Reverencia simple mientras el Padre
dice:
P. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui
Sancto.
7. Enderezado. A. SICUT ERAT IN
PRINCÍPIO, ET NUNC, ET SEM-
PER, ET IN SÆCULA SÆCULO-
RUM. AMEN.
P. (Anthem). Introibo ad altare Dei.
8. A. AD DEUM QUI LÆTÍFICAT,
JUVENTÚTEM MEAM.
9. Señal de la Cruz mientras el Padre
dice:
P. Adjutorium nostrum in nomine
Domini.
Archisodalitas Sancti Stephani 15
10. A. QUI FÉCIT CÆLUM ET
TERRAM.
Durante el Confiteor del Sacerdote, NO
se hace reverencia NI se golpea el pecho.
P. Confiteor Deo omnipotenti, beatæ
Mariæ semper Virgini... et vos fratres,
orare pro me ad Dominum Deum
nostrum.
11. Reverencia mediana y girando
ligeramente hacia el Sacerdote: A.
MISEREÁTUR TUI OMNÍPO-
TENS DEUS, ET DIMÍSSIS PEC-
CÁTIS TUIS, PERDÚCAT TE AD
VITAM ÆTÉRNAM.
P. Amen.
12. Se comienza inmediatamente, rev-
erencia mediana, sin apoyar ni las ma-
nos ni el libro ni esta tarjeta sobre la
grada:
A. CONFÍTEOR DEO OMNIPO-
TÉNTI, BEÁTÆ MARÍÆ SEMPER
VÍRGINI, BEÁTO MICHAËLI
ARCHÁNGELO, BEÁTO JOÁNNI
BAPTÍSTÆ, SÁNCTIS APÓSTO-
LIS PETRO ET PAULO, ÓMNI-
BUS SÁNCTIS,
Aquí se gira ligeramente hacia el Sac-
erdote:
ET TIBI PATER,
Se retrocede a la posición original:
QUIA PECCÁVI NIMIS COGI-
TATIÓNE, VERBO ET ÓPERE:
Se golpea el pecho tres veces:
MEA CULPA, MEA CULPA, MEA
16 EL MANUAL DEL ACÓLITO
MÁXIMA CULPA. ÍDEO PRÉ-
COR BEÁTAM MARÍAM SEM-
PER VÍRGINEM, BEÁTUM MI-
CHAËLEM ARCHÁNGELUM,
BEÁTUM JOÁNNEM BAPTÍS-
TAM, SANCTOS APÓSTOLOS
PETRUM ET PAULUM, ÓMNES
SANCTOS,
Se gira de nuevo ligeramente hacia el
Sacerdote:
ET TE, PATER,
Posición original:
13. ORÁRE PRO ME AD DÓMI-
NUM DEUM NOSTRUM.
El acólito permanece inclinado:
P. Misereatur vestri, omnipotens
Deus; et dimissis peccatis vestris per-
ducat vos ad vitam æternam
14. A. AMEN.
15. Se endereza permaneciendo de ro-
dillas. Hace la señal de la Cruz con el
Sacerdote:
P. Indulgentiam, absolutionem, et
remissionem peccatorum nostrorum
tribuat nobis omnipotens et miseri-
cors Dominus.
16. A. AMEN.
17. Reverencia simple hasta el final de
las Oraciones al Pie del Altar, es decir
hasta que suba al Altar el Sacerdote:
P. Deus, tu conversus vivificabis nos.
18. A. ET PLEBS TUA LÆTÁBI-
TUR IN TE.
P. Ostende nobis, Domine, misericor-
2. Cor meum et caro me-a; *exsulta-
verunt in De-um vi-vum.
3. Etenim passer invenit sibi do-mum;
*et turtur nidum sibi ubi ponat pul-los
su-os.
4. Altaria tua, Domine vir-tu-tum: *Rex
meus, et De-us me-us.
5. Beati qui habitant in domo tua, Do-
mine: *in sæcula sæculo-rum lau-da-bunt
te.
6. Beatus vir, cujus est auxilium abs te as-
censiones in corde suo disposuit, † in va-
lle lacri-ma-rum: *in lo-co quem po-suit.
7. Etenim benedictionem dabit legislator,
ibunt de virtute in vir-tu-tem: *videbitur
Deus deo-rum in Si-on.
8. Domine Deus virtutum, exaudi ora-
tionem me-am: *auribus percipe, De-us
Ja-cob.
9. Protector noster aspice De-us: *et res-
pice in faciem Chri-sti tu-i.
10. Quia melior est dies una in atriis tu-
is: *su-per mi-llia.
11. Elegi abjectus esse in domo Dei me-
i: *magis quam habitare in tabernaculis
pec-ca-to-rum.
12. Quia misericordiam et veritatem di-
ligit De-us: *gratiam et gloriam da-bit
Do-minus.
13. Non privabit bonis eos, qui ambulant
in inno-cen-tia:* Domine virtutem, bea-
tus homo qui spe-rat in te.
14. Gloria Patri et Fi-lio:* et Spiri-tu-i
Sanc-to.
15. Sicut erat in pricipio, et nunc, et sem-
per:*et in sæcula sæcu-lo-rum. A-men.
1-¡Qué amables tus moradas, oh Señor
Dios de los Ejércitos! Anhela mi alma y
languidece tras de los atrios del Señor.
2-Mi corazón y mi carne se han regocijado
hacia el Dios vivo.
3-Hasta el pajarillo ha encontrado una
casa, y para sí la golondrina un nido donde
poner a sus polluelos.
4-¡Tus altares, oh Señor Dios de los Ejérci-
tos, rey mío y Dios mío!
5-Dichosos los que moran en tu casa, te
alabarán por los siglos de los siglos.
6-Dichoso el hombre cuyo auxilio está en
ti, en su corazón se ha dispuesto a ascender
grada por grada al pasar por el valle de las
lágrimas, en el lugar que ha dispuesto
7-Pues el legislador dará una bendición, de
virtud en virtud marcharán, y el Dios de
los dioses se les mostrará en Sión.
8-¡Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi
plegaria, tiende tu oído, oh Dios de Jacob!
9-Oh Dios, protector nuestro, mira, pon
tus ojos en el rostro de tu Cristo.
10-Vale más un día en tus atrios que mil
(afuera);
11-He elegido estar en el umbral de la
Casa de mi Dios que habitar en las tiendas
de los impíos.
12-Porque el Señor Dios ama a la miseri-
cordia y a la verdad, él dará gracia y gloria;
13-El Señor no negará los bienes a los que
caminan en la inocencia. ¡Oh Señor Dios
de los Ejércitos, dichoso el hombre que
confía en ti!
14-Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo.
15-Como era en principio, ahora y siem-
pre, por los siglos de los siglos. Amén.
Archisodalitas Sancti Stephani 57
 La Ceremonia de Ingreso diam tuam.
19. A. ET SALUTÁRE TUUM DA
de los Miembros NOBIS.
P. Domine, exaudi orationem meam.
A la Archicofradía de San Esteban 20. A. ET CLÁMOR MEUS AD TE
VÉNIAT.
Diácono y protoMártir P. Dominus vobiscum.
Luego del Credo, los candidatos se arrodillan ante el Altar, in plano. El Sacerdote estará 21. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
de pie, en la predella enfrentado con ellos. Dos acólitos estarán cerca, uno con las medallas, P. Oremus.
otro con el Agua Bendita. 22. El acólito se arrodilla en la grada
V. Adjutorium nostrum in nomine Domini. menor, nunca en el mismo nivel donde
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor. está de pié el Sacerdote sino que siempre
R. Qui fecit cælum et terram. una grada menos.
Que hizo el cielo y la tierra. Si el Altar tiene una sola grada o pelda-
Ant. 8g ño, el acólito permanece de rodillas en el
piso. Esta será su posición en la Misa, no
obstante el lado en que esté.
El Sacerdote ahora besa el Altar y lee el
Introito.
23. P. Kyrie Eleison
A. KÝRIE ELÉISON.
Antífona: Dichosos los que moran en tu casa, ¡oh Señor! P. Kyrie Eleison
24. A. CHRÍSTE ELÉISON.
P. Christe eleison.
25. A. CHRÍSTE ELÉISON.
P. Kyrie eleison.
26. A. KÝRIE ELÉISON.
P. Kyrie eleison
Aquí el Sacerdote reza el Antífona GLO-
RIA IN EXCELSIS según las rúbricas.
P. Dominus vobiscum.
27. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
Si el Sacerdote omite el DOMINUS
VOBISCUM y va directamente al mis-
56 EL MANUAL DEL ACÓLITO
al luego de GLORIA IN EXCELSIS (o
KYRIE), es porque hay varias Epístolas.
En días ordinarios, el Sacerdote reza la
COLECTA.
P. Per omnia sæcula sæculorum.
28. A. AMEN.
El Sacerdote lee la Epístola.
Al final se responde:
29. A. DEO GRÁTIAS.
(N.B.-Si se lee la Epístola en latín, el
Sacerdote gira la cabeza o levanta la
mano izquierda ligeramente hacia el
acólito).
El acólito lleva al misal al lado Evange-
lio y lo deja inclinado en el Altar.
P. Dominus Vobiscum.
30. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
El acólito hace 3 señales de la Cruz en
la frente, sobre los labios y sobre el pecho:
P. Sequentia sancti Evangelii secun-
dum...
31. A. GLÓRIA TIBI, DÓMINE.
El acólito hace una reverencia simple al
mencionarse el Santo Nombre de Jesús
y/o de María; luego se vuelve al lado
Epístola, mirando hacia el Sacerdote. Al
final se responde:
32. A. LAUS TIBI, CHRÍSTE.
Terminado la lectura del Evangelio el
acólito SE ARRODILLA inmediata-
mente por mas que el Sacerdote rece el
Credo.
P. Dominus Vobiscum.
33. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
P. Oremus.
Archisodalitas Sancti Stephani 17
 MISA DE LOS FIELES
OFERTORIO
Cuando el Sacerdote empiece a quitar el
velo del Cáliz, el acólito sube, sin hacer
genuflexión en el medio, para recibir y
doblarlo, como se le enseñó. Luego va a
la credencia, toma las vinajeras, se las
presenta y recibe del Padre, como se le
enseñó, luego el agua, el recipiente y el
manutergio. Al volver a su posición, sin
hacer genuflexión en el medio, se lleva
las campanas.
P. Orate fratres.
El acólito espera hasta que el Padre se dé
vuelta completamente; luego responde
sin inclinar la cabeza:
34. A. SUSCÍPIAT DÓMINUS
SACRIFÍCIUM DE MÁNIBUS
TUIS, AD LÁUDEM ET GLÓRI-
AM NÓMINIS SUI, AD UTILI-
TÁTEM QUÓQUE NOSTRAM,
TOTIÚSQUE ECCLÉSIÆ SÚÆ
SÁNCTÆ.
El Sacerdote reza la SECRETA.
P. Per omnia sæcula sæculorum.
35. A. AMEN.
P. Dominus Vobiscum.
36. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
P. Sursum corda.
37. A. HABÉMUS AD DÓMI-
NUM.
P. Gratias agamus Domino Deo nos-
tro.
38. A. DIGNUM ET JUSTUM EST.
El Sacerdote lee el PREFACIO.
18 EL MANUAL DEL ACÓLITO
P. Sanctus, Sanctus, Sanctus etc.
El acólito hace 3 golpes dobles con la
CAMPANA.
CANON DE LA MISA
Cuando el Sacerdote extienda sus dos
manos sobre el Cáliz (Hanc Igitur), un
golpe doble con la CAMPANA. Luego se
sube sin hacer genuflexión en el medio y
se arrodilla detrás del Padre, en su lado
derecho.
En cada elevación, el acólito levanta
a la Casulla con la mano izquierda y
LEVANTA LA VISTA hacia la Hostia
haciendo 3 golpes dobles con la CAM-
PANA. Mirando el acólito al Santísimo
Sacramento con amor y piedad, diga en
voz baja: “Señor mío y Dios mío.” Lo
mismo vale para la Consagración de la
Sangre de Nuestro Señor. Luego vuelve
a su lugar haciendo antes una genuflex-
ión en el medio. Reza por los vivos y los
difuntos: por sí mismo, por su familia
y amigos, por las Almas del Purgatorio.
En la pequeña elevación, toca la CAM-
PANA con un golpe doble.
P. Per omnia sæcula sæculorum.
39. A. AMEN.
COMUNIÓN
De aquí en adelante toda oración del
acólito debe ser una preparación para
recibir la Comunión. El Sacerdote emp-
ieza el rezo del PATER NOSTER.
P. Et ne nos inducas in tentationem.
40. A. SED LIBERA NOS A MALO.
El Sacerdote fracciona el Sagrado Cu-
Las Siete Órdenes
Sagradas
Se entra a la cle-
ricatura por la
Tonsura. Luego
las Siete Órdenes
propiamente di-
chas: Ostiariado,
Lectorado, Exor-
citado, Acolitado,
Subdiaconado,
Diaconado y, por
último, el Sacer-
docio o Presbite-
rado.
¡No dejar nunca la Iglesia sin salu-
dar a Nuestra Señora!
Acordaos, oh piadosísima Virgen
María, que jamás se ha oído decir que
ninguno que haya acudido a vuestra
protección, implorado vuestra asistencia
y reclamado vuestro socorro, haya sido
abandonado de Vos. Animado con esta
confianza, a Vos también acudo, oh Vir-
gen Madre de las vírgenes, y gimiendo
bajo el peso de mis pecados me atrevo a
comparecer ante vuestra presencia sobe-
rana. No desechéis mi súplica, oh Madre
de Dios; antes bien, escuchadlas y acoge-
dlas favorablemente. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, ten piedad
de nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Corazón Inmaculado de María, ruega
por nosotros. San Esteban, ruega por nosotros.
Archisodalitas Sancti Stephani 55

ORACIÓN A CRISTO REY
Oh Cristo Jesús, yo Te confieso Rey
de todo el universo; todo fue creado para
Ti; ejerce todo tu derecho sobre mí.
Renuevo mis promesas de bautis-
mo, renunciando a Satanás, a sus obras
y a sus pompas; y prometo vivir como un
buen cristiano; y me comprometo espe-
cialmente a hacer todo lo que pueda para
procurar el triunfo de los derechos de
Dios y de su Santa Iglesia.
Oh Corazón Divino de Jesús, te
ofrezco mis pobres obras para que cada
corazón reconozca tu realeza sagrada, y
para que así tu reino de paz sea estableci-
do en todo el mundo. Amén.
Padre nuestro, Dios te salve María y
Gloria para las intenciones del Sumo Pon-
tífice.
PROMESA DEL CÓFRADE
Yo me ofrezco a Dios Todopodero-
so, a la Santísima Virgen María, y a nues-
tro Patrono San Esteban, y prometo hacer
lo mejor para servir en el Altar con re-
54 EL MANUAL DEL ACÓLITO
verencia, inteligen-
temente y regular-
mente, teniendo la
gloria de Dios y mi
propia salvación
por objetivo.
Oremos. Oh
Señor Nuestro Je-
sucristo, que vi-
niste no para ser
servido sino para
servir, y que estando a la diestra del Pa-
dre manifestaste a San Esteban la luz de
tu gloria; concédenos, te rogamos, a tus
siervos, que mientras servimos fielmente
en tu Altar, podamos con la fe como la de
San Esteban, adorarte a Ti, escondido en
el adorable Sacramento; y que también en
nuestros corazones y en nuestras mentes,
enciendas el amor de tu gracia; Tu que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN PARA SER SACERDOTE
Oh Señor Nuestro Jesucristo, Sumo
y Eterno Sacerdote, que llamas a almas
elegidas para que Te ofrezcan en el Sacri-
ficio y para que sean tus auxiliares a salvar
las almas, Te ruego me concedas esta gran
gracia a pesar de mi gran indignidad; haz
que yo prepare cuidadosamente mi co-
razón para recibirla y que me mantenga
puro y humilde para que así me llames
para servirte a Ti en tu Santo Altar. Amén.
Oh María, Madre de Dios y Madre
mía, obtenme esta gracia del Sagrado Co-
razón de tu amado Hijo.
erpo de Jesús. Teniendo una partícula BEÁTO JOÁNNI BAPTÍSTÆ,
sobre el cáliz de su Preciosísima Sangre, SANCTIS APÓSTOLIS PETRO ET
dice: PAULO,
P. Per omnia sæcula sæculorum. ÓMNIBUS SÁNCTIS,
41. A. AMEN. Sin girar, ET TIBI PATER,
P. Pax Domini sit semper vobiscum. QUIA PECCÁVI NÍMIS
42. A. ET CUM SPIRITU TUO. COGITATIÓNE, VERBO ET
43. El Sacerdote reza el AGNUS DEI. ÓPERE,
El acólito golpea 3 veces a su pecho; dice Se golpea el pecho,
Miserere nobis la primera vez, Agnus MEA CULPA, MEA CULPA, MEA
Dei qui tollis peccata mundi, miser- MÁXIMA CULPA.
ere nobis y luego Agnus Dei qui tollis ÍDEO PRÉCOR
peccata mundi, dona nobis pacem. En BEÁTAM MARÍAM SEMPER
las Misas de Réquiem, Miserere nobis VÍRGINEM,
se reemplaza por Dona nobis pacem y a BEÁTUM MICHAËLEM
la 3ª vez se agrega sempiternam. ARCHÁNGELUM,
P. Domine non sum dignus. BEÁTUM JOÁNNEM BAPTÍS-
44. El acólito toca las CAMPANAS con TAM,
un golpe doble, luego dos dobles, y por SANCTOS APÓSTOLOS PE-
último tres dobles. TRUM ET PAULUM,
Cuando el Sacerdote comulga o recibe la ÓMNES SANCTOS,
Preciosísima Sangre con el Cáliz: Sin girar, ET TE, PATER,
Si no hay Comunión, el acólito presenta ORÁRE PRO ME AD DÓMINUM
inmediatamente las vinajeras. DEUM NÓSTRUM.
Si hay Comunión, busca la bandeja, se Permanece inclinado hasta que el Padre
arrodilla en el medio (en la grada menor termine el MISEREATUR.
si no va a recibir la Comunión; en la P. Misereatur vestri, omnipotens
superior si es lo contrario) e inclinándose Deus, et dimissis peccatis vestris, per-
antes, reza: ducat vos ad vitam æternam.
45. A. CONFÍTEOR DEO ÓMNI- 46. A. AMEN.
POTENTI, El acólito se endereza. Hace la señal de
BEÁTÆ MARÍÆ SEMPER VÍR- la Cruz.
GINI, P. Indulgentiam, absolutionem, et re-
BEÁTO MICHAËLI ARCHÁNGE- missionem peccatorum nostrorum et
LO, tribuat nobis omnipotens et miseri-
Archisodalitas Sancti Stephani 19
cors Dominus.
47. A. AMEN.
(Recibe la Comunión) Se levanta,
precede al Sacerdote y le ayuda con la
bandeja. Al terminar le da la bandeja
al Sacerdote.
48. Volviendo al Altar, precede al Sacer-
dote. Le ayuda con su Alba, se arrodilla
en la grada menor, lado Epístola. Recién
al cerrarse el sagrario con llave, se levan-
ta sin hacer genuflexión, busca las vi-
najeras, presenta VINO en el medio del
Altar, regresa al borde, presenta VINO y
luego AGUA. Se lleva las vinajeras y la
bandeja a la credencia.
49. Ahora toma al Misal del lado Evan-
gelio y lo lleva al lado Epístola, lo deja
sin inclinar, lleva al velo del Cáliz al
lado Evangelio y ayuda al Sacerdote
como se le enseñó. Baja y se arrodilla en
el lado Evangelio.
El Sacerdote ahora lee el Antífona de la
Comunión.
P. Dominus vobiscum.
50. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
El Sacerdote reza la oración de la
POSCOMUNIÓN.
P. Per omnia sæcula sæculorum.
51. A. AMEN.
P. Dominus vobiscum.
52. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
P. Ite Missa est. (En las Misas de Re-
quiem: Requiescant in pace.)
53. A. DEO GRÁTIAS. (En las Misas
de Réquiem: AMEN.)
20 EL MANUAL DEL ACÓLITO
P. Benedicat vos Omnipotens Deus
(aquí el acólito hace la señal de la Cruz)
Pater et Filius et Spiritus Sanctus.
54. A. AMEN.
El acólito se pone de pie apenas recibe la
bendición.
P. Dominus vobiscum.
55. A. ET CUM SPÍRITU TUO.
P. Initium sancti Evangelii secundum
Joannem.
56. A. GLÓRIA TIBI, DÓMINE.
Sólo después de esta respuesta el acólito
se cambia para el lado Epístola. Al final
del Último Evangelio:
57. A. DEO GRÁTIAS.
58. Si se reza las Oraciones de León
XIII, el acólito se arrodilla a la grada
inferior a la del Sacerdote.
NOTA A.
BESANDO LAS MANOS
DEL SACERDOTE
En este tema, el acólito hace u omite
el besar la mano del Sacerdote como se le
fue enseñado.
Cuando recibe el bonete, besa prime-
ro la mano, luego el bonete. Al devolver-
lo, besa primero el bonete, luego la mano.
En las MISAS de REQUIEM se omi-
ten todos los besos u ósculos.
NOTA B.
GENUFLEXIÓNES
nuevamente la vuelta del catafalco como cruz sobre el catafalco diciendo Réquiem
anteriormente, incensando cada lado de æternam. Después del canto del Requies-
tres golpes simples. cant in pace, el celebrante dice Anima ejus
(se omite si el responso es para todos los
18. Acabada la incensación del cata-
fieles difuntos). Así se acaba el Responso.
falco, el diácono recibe el turíbulo, y lo
Todos hacen la reverencia conveniente al
devuelve al turiferario; el ceremoniero
altar (salvo el porta-cruz y los acólitos), y
da el libro al diácono y lo abre. El ce-
vuelven a la sacristía en procesión (diáco-
lebrante entona el Et ne nos inducas, y
no y ceremoniero se cruzan cuando par-
canta la oración. Al Oremus de esta ora-
ten).
ción, todos hacen reverencia a la cruz
procesional. Después el turiferario y el
porta-acetre se van a ubicarse delante del Nota del traductor al español: ¡Atención!
subdiácono porta-cruz (que está en la en- Lo que dice el Liber Usualis, en cuanto a
trada del santuario), a fin de facilitar la la ceremonia, no corresponde a lo que
salida. El celebrante hace un signo de la dice el Ritual Romano.
LA MISA ANTE EL SANTÍSIMO
SACRAMENTO EXPUESTO
LAS GENUFLEXIONES. Se hace una genuflexión doble cada vez que se entra o
se sale del Santuario. Los acólitos deben hacer una genuflexión simple in plano antes de
subir al Altar, y otra en la predella antes de bajar.
Para el Lavabo los acólitos esperan que el Celebrante vaya al lado Epístola.
Archisodalitas Sancti Stephani 53
el altar, el porta-acetre y el turiferario se
ponen adelante de ellos (a la izquierda
porta-acetre). Cuando el celebrante se ha
revestido de la capa, el ceremoniero toma
en la credencia el libro del responso e in-
vita al sacerdote y al diácono a venir al pie
del altar. Allí, todos hacen genuflexión (a
excepción del porta-cruz, que en este caso
es el subdiácono, y de los acólitos) y se
van en procesión alrededor del catafalco,
bordeándolo por la derecha. Si el cuerpo
es de un sacerdote la cabeza de éste se ubi-
ca hacia el altar; entonces la cruz vendrá
ubicarse entre el catafalco y el altar, el ce-
lebrante se quedará entre el catafalco y la
nave.
15. Estando todos ubicados junto al
catafalco, el diácono se pone delante del
celebrante, recibe el libro del ceremo-
niero, hace reverencia profunda al cele-
brante y presenta el libro al ceremoniero
para que éste lo abra. Abierto el libro, la
schola entona el Libera me (no se reza
el Non intres si es el responso del 2 de
noviembre). Al retomar el Libera me, el
ceremoniero cierra el libro y lo toma. El
diácono se corre un poco hacia su derecha
y deja que pase el turiferario. Ambos se
ponen delante del celebrante y proceden
a la imposición de incienso. Impuesto y
bendito el incienso, el turiferario se va a
su lugar y el diácono se pone delante del
celebrante, recibe el libro, hace inclina-
ción profunda al celebrante, y presenta el
libro al ceremoniero para que éste lo abra.
La schola entona entonces los tres Kyrie y
luego el celebrante el Pater. Después el ce-
52 EL MANUAL DEL ACÓLITO
remoniero cierra el libro, el diácono hace
inclinación profunda, devuelve el libro al
ceremoniero y retorna a su lugar al lado
del celebrante.
16. Cuando el diácono retorna a su
lugar, el porta-acetre pasando por detrás
del celebrante recibe el libro del ceremo-
niero, luego presenta el hisopo al diácono
y vuelve a su lugar.
16. a) En ausencia del cuerpo, o si el
difunto no es sacerdote, el celebrante, el
diácono y el ceremoniero se dirigen hacia
el altar y hacen genuflexión; el diácono
pasa el hisopo al celebrante, los tres dan
vuelta y proceden a la aspersión del ca-
tafalco; el ceremoniero deja pasar prime-
ro al celebrante y al diácono, después los
sigue tomando el borde izquierdo de la
capa del celebrante.
16. b) En presencia del cuerpo de un
sacerdote, el diácono recibe el hisopo, lo
pasa al celebrante, después el ceremoniero
y el diácono se cruzan frente al celebrante
y van con él a dar la vuelta al catafalco.
17. Así, los tres dan la vuelta al cata-
falco (por la derecha), y el celebrante lo
rocía con tres golpes simples en cada lado;
pasando delante de la cruz procesional, el
diácono y el ceremoniero hacen genu-
flexión, pero el celebrante hace una incli-
nación profunda. Acabada la aspersión,
el diácono devuelve el hisopo al porta-
acetre, y recibe del turiferario el turíbulo.
Los tres hacen genuflexión si es necesario
(cf. n° 16a), después el diácono presenta
el turíbulo al celebrante. Este último da
La genuflexión se hace con una sola ro-
dilla, especificamente la rodilla derecha:
1. Al entrar y antes de salir del santuario,
por más que el Sacerdote sólo haga una
reverencia.
2. Cada vez que se pasa de un lado a otro.
La genuflexión doble se hace:
1. Cuando se pasa delante de un Altar en
que se administra la Sagrada Comunión,
2. Al entrar o antes de salir del santuario
mientras se da la Sagrada Comunión o si
está expuesto el Santísimo Sacramento.
3. PERMANECER ARRODILLADO si
el acólito pasa delante de un Altar duran-
te la Consagración/Elevación.
NOTA C.
MISAS ESPECIALES
Cuando hay varias Epístolas
MIÉRCOLES
Kyrie eleison, etc.
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.
(Omitido en la semana de Pentecostés).
Oración.
P. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN
Lectura/Epístola
A. DEO GRATIAS (el acolito se queda
en su lugar).
P. Gradual
P. Dominus vobiscum.
A. ET CUM SPIRITU TUO.
P. Oremus. Oración Colecta del día.
Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
P. Oremus. Otras Colectas.
Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
P. Epístola del día.
A. DEO GRATIAS.
El acólito ahora cambia de lado al Misal.
SÁBADO
Cuando hay 5 Lecturas/Epístolas más.
Kyrie eleison, etc.
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.*
Oración. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
1ª Lectura. A. DEO GRATIAS. (se que-
da en su lugar).
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.*
Oración. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
2ª Lectura. A. DEO GRATIAS. (se que-
da en su lugar).
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.*
Oración. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
3ª Lectura. A. DEO GRATIAS. (se que-
da en su lugar).
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.*
Oración. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
Archisodalitas Sancti Stephani 21
4ª Lectura. A. DEO GRATIAS. (se que-
da en su lugar).
P. Oremus. Flectamus genua. Levate.*
Oración. Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
5ª Lectura. Sin respuesta.
P. Dominus vobiscum.
A. ET CUM SPIRITU TUO.
P. Oremus. Oración Colecta del día.
Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
P. Oremus. Otras Colectas.
Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
P. Epístola del día.
A. DEO GRATIAS.
El acólito ahora cambia de lado al Misal.
* N.B. – Flectamus genua y levate se omiten
en la semana de Pentecostés.
NOTA D.
LAS VINAJERAS Y EL OFERTORIO
Reverencia simple cuando se acerca el
Sacerdote.
El acólito ahora presenta la vinajera
de vino con la mano derecha; si se le besa,
él la besa por el asa (o el costado si no la
tiene), teniendo el cuidado de no respirar
22 EL MANUAL DEL ACÓLITO
al vino, y la recibe por la izquierda.
Luego (besa y) presenta el agua con la
mano derecha y la recibe con la izquierda.
Recibe el agua con la mano derecha, reve-
rencia simple y vuelve a la credendcia.
Para el lavabo, la vinajera de agua debe
estar en la mano derecha, el recipiente en
la izquierda, el manutergio desplegado en
el brazo izquierdo. Reverencia simple al
acercarse el Sacerdote, otra al terminar
antes de volver a la credencia.
Si ya comenzó el Orate Fratres antes
de que pueda volver al pie del Altar el
acólito, este se arrodilla donde sea cuando
él ya tiene que contestar.
NOTA E.
LAS ABLUCIONES
Cuando el Sacerdote haga la señal
de la Cruz con el Cáliz antes de recibir
la Preciosísima Sangre, o, si hubiera Co-
muniones, cuando se cierre el Sagrario; el
acólito toma las vinajeras de la credencia
y se pone en la predella. Cuando el Padre
incline al Cáliz, sube (reverencia simple),
vierte vino en el Cáliz (reverencia simple),
y vuelve al costado del Altar. Reverencia
simple cuando se acerque el Sacerdote,
vierte vino al Cáliz con la mano derecha,
y luego agua, y luego se retira haciendo
una reverencia simple antes.
como de costumbre al lado del Evange- la cruz en el altar con el celebrante (el
lio para el Agnus Dei, al cual se contes- último Evangelio es omitido). Después,
ta Dona eis requiem (sempiternam) sin los tres bajan al pie del altar, hacen ge-
golpearse el pecho. Siendo suprimido el nuflexión in plano, y se van a la banque-
ósculo de la paz, diácono y el subdiácono ta. Allí, todos dejan sus manípulos y el
invierten sus lugares en el fin del Agnus celebrante se reviste de la capa. Una vez
Dei (es al subdiácono que toca retirar y que los ministros superiores han dejado el
reponer la palia), igualmente después de altar, el turiferario y el porta-acetre vuel-
las dos comuniones del celebrante (para ven al santuario (turiferario a la derecha
que el diácono saque a los copones). El del porta-acetre, así se quedarán a la iz-
Confiteor no es cantado, pero es recitado quierda, una vez ubicados frente a la cruz)
en recto tono por el diácono. y se van a la credencia después de hacer
genuflexión al altar. Cuando el celebran-
13. Cerrado el sagrario, en caso que
te se puso la capa, el subdiácono toma la
se haga el responso el turiferario se va a
cruz de procesión, y los acólitos lo acom-
la sacristía para preparar su turíbulo. Del
pañan con sus candelabros. Entonces los
mismo modo, el porta-acetre (que podría
tres se van a ponerse entre el catafalco y
ser el crucífero en este caso) deja el san-
tuario, y se va a la sacristía.
El diácono canta el Requiescant in
pace (siempre en plural) mirando ha-
cia el altar. Después el celebrante reza
el Placeat, besa el altar, pero no da su
bendición.
Si no hay el Responso, el celebran-
te reza como de costumbre el último
Evangelio, después los ministros su-
periores saludan a la cruz, y todos se
retiran en el mismo orden de entrada,
después de haber hecho la genuflexión
final.
III) EL RESPONSO SOLEMNE
14. Si hay un Responso, inmedia-
tamente después del Placeat los mi-
nistros superiores suben para saludar
Archisodalitas Sancti Stephani 51
acólitos regresan a la credencia.
8. a) Si hay predicación, los minis-
tros superiores y el ceremoniero van a las
banquetas; el ceremoniero deja entonces
el libro del Evangelio sobre la credencia.
Al final de la predicación, vuelven al pie
del altar, hacen genuflexión con el cele-
brante, y se ponen en sus lugares para el
ofertorio.
8. b) Si no hay predicación, inme-
diatamente después de la genuflexión al
pie del altar, los ministros superiores y el
ceremoniero se ponen en sus lugares para
el Ofertorio (a excepción del diácono que
acerca el misal). El ceremoniero tiene to-
davía el libro de Evangelio en sus manos.
Lo dejará en la credencia al acompañar al
subdiácono.
9. Al Oremus del Ofertorio, el turife-
rario entra en el santuario con el turíbulo;
el diácono sube como de costumbre a la
derecha del celebrante. El subdiácono va
a la credencia, pero no se reviste del velo
humeral: lleva al altar el cáliz cubierto con
su velo. La bendición del agua es omitida.
Cuando el acólito baja a dejar las vinaje-
ras en la credencia, él toma también el
velo del cáliz sobre su brazo derecho, para
dejarlo en la credencia.
10. Después de la ofrenda del cáliz,
el diácono no da la patena al subdiácono,
sino que la pone abajo del corporal y la
cubre con el purificador. El subdiácono
pasa detrás del celebrante (genuflexión) y
asiste como de costumbre a la imposición
de incienso. Ésta se hace sin ósculos, pero
50 EL MANUAL DEL ACÓLITO
el incienso sí es bendecido. Después de la
imposición, el ceremoniario se va al lado
del Evangelio y retira el misal durante el
tiempo de la incensación de este lado del
altar. Luego coloca el misal nuevamente
sobre el altar. Después de la incensación
del altar, el diácono inciensa al celebran-
te (teniendo el subdiácono a su izquierda
y el turiferario a su derecha), y después
devuelve el turíbulo al turiferario; todas
las demás incensaciones son suprimidas.
Entonces el turiferario vuelve a su lugar.
Durante el Lavabo, el diácono y subdiá-
cono se quedan en línea (como para la
colecta), después siguen al sacerdote al
medio del altar.
11. En el Memento de los vivos, el
ceremoniero impone el incienso como de
costumbre, pero el turiferario después de
haber dejado la naveta en la credencia,
se pone en el lado de la epístola del al-
tar. Cuando el diácono cambia de lado, el
subdiácono hace genuflexión detrás de él
y viene junto al turiferario; éste último le
da el turíbulo, y todos se arrodillan para
la consagración (el subdiácono sobre la
primera grada, los ministros inferiores in
plano). El subdiácono inciensa en cada
elevación con tres golpes dobles, haciendo
una inclinación antes y después. Después
de la consagración, el subdiácono devuel-
ve el turíbulo al turiferario, y se va a su
lugar al medio. El turiferario se arrodilla
en su lugar al lado de la credencia.
12. Al Pater noster, sólo el diácono
sube a la derecha del celebrante para pre-
sentarle la patena. El subdiácono subirá
COMUNIÓN FUERA DE LA MISA
El acólito acompaña al Sacerdote al
Altar. Hace la genuflexión a la derecha del
Padre y busca la patena o bandejita para la
Comunión. Cuando éste suba al Altar, el
acólito comienza el Confiteor (reverencia
mediana):
CONFITEOR DEO OMNIPOTENTI,
BEATÆ MARIÆ SEMPER VIRGINI,
BEATO MICHAELI ARCHANGELO,
BEATO JOANNI BAPTISTÆ, SANC-
TIS APOSTOLIS PETRO ET PAULO,
OMNIBUS SANCTIS, Sin girar, ET
TIBI PATER, QUIA PECCAVI NIMIS
COGITATIONE, VERBO ET OPERE,
Se golpea el pecho, MEA CULPA, MEA
CULPA, MEA MAXIMA CULPA.
IDEO PRECOR BEATAM MARIAM
SEMPER VIRGINEM, BEATUM
MICHAELEM ARCHANGELUM,
BEATUM JOANNEM BAPTISTAM,
SANCTOS APOSTOLOS PETRUM
ET PAULUM, OMNES SANCTOS, Sin
girar, ET TE, PATER, ORARE PRO ME
AD DOMINUM DEUM NOSTRUM.
El acólito sigue inclinado en su lugar.
P. Misereatur vestri Omnipotens Deus …
vitam æternam.
A. AMEN (se endereza, señal de la Cruz).
P. Indulgentiam … misericors Dominus.
A. AMEN.
P. Panem de cælo præstitisti eis (alleluia).
A. OMNE DELECTAMENTUM IN
SE HABENTEM (ALLELUIA).
P. Domine, exaudi orationem meam.
A. ET CLAMOR MEUS AD TE VE-
NIAT.
P. Dominus vobiscum.
A. ET CUM SPIRITU TUO.
Oración.
P. ...Per omnia sæcula sæculorum.
A. AMEN.
EXPOSICIÓN Y BENDICIÓN CON EL SMO.
SACRAMENTO
CÓMO PREPARAR EL ALTAR. Si no hay sa-
cristán, el acólito puede descubrir el Altar
(y el Crucifijo si es la costumbre) y aún las
sacras, y colocar los candelabros. La Cus-
todia debe estar en el lado Evangelio con
la abertura o puertita hacia el Sagrario. El
velo humeral debe estar bien plegado en
la credencia. El libro o la tarjeta de ora-
ciones y la campana pueden estar en las
gradas o escalinatas del Altar.
Cuando el Celebrante esté revestido,
la procesión se forma de la siguiente ma-
nera: el turiferario precede, con el turíbu-
lo en su mano izquierda y la naveta en
la derecha; siguen los (dos o más) cerofe-
rarios que tienen los cirios en el lado de
afuera, luego los acólitos, el ceremoniario,
y últimamente el celebrante. Si hay dos
asistentes, ellos sostienen la capa en cada
lado.
Al llegar al Altar todos juntos hacen
la genuflexión y luego de rodillas. Lue-
go el celebrante (o el diácono) expone al
Archisodalitas Sancti Stephani 23
Santísimo Sacramento. Cuando vuelva el
celebrante (o el diácono), el turiferario da
la naveta al ceremoniario, levanta la ca-
dena de la tapa del turíbulo con su mano
derecha, y levanta al turíbulo al nivel de
la mano del Sacerdote, y con la mano iz-
quierda sosteniendo la tapadera sobre su
pecho. Cuando se haya cargado el incien-
so, el turiferario suelta la cadena del me-
dio y cierra el turíbulo y con su mano de-
recha se lo entrega al ceremoniario. Este,
a su vez, se lo entrega al Celebrante.
Cuando el Celebrante inciense al
Santísimo, el ceremoniario y el turiferario
sostienen la capa del celebrante en cada
lado. Luego de la incensación, el ceremo-
niario recibe el turíbulo y se lo pasa al tu-
riferario.
Si el Santísimo ya estaba expuesto, la
primera incensación se omite, y el turife-
rario usará el turíbulo recién en el canto
de Tantum Ergo.
Para la bendición, le toca al ceremo-
24 EL MANUAL DEL ACÓLITO
niario ponérselo el velo humeral a los
hombros del Celebrante. Él se lo quita
luego de que se haya expuesto el Santísi-
mo, o luego de haber dado la bendición
con el Santísimo, esperando, sin embar-
go, que el Celebrante se arrodille de nue-
vo. Al quitárselo lo pone en la credencia,
lo acomoda antes de dejarlo. En su ausen-
cia, le toca al turiferario.
Cuando se cierre el Sagrario, los mi-
nistros o acólitos se ponen de pie y des-
pués de haber hecho la genuflexión con
el Celebrante, vuelven a la Sacristía en el
mismo orden.
Si sólo hubiera Exposición (sin repo-
sición), se hace lo mismo desde la salida
de la Sacristía hasta la primera incensa-
ción después de la cual todos se ponen de
pie, hacen doble genuflexión, y vuelven a
la Sacristía.
durante la primera parte de la Misa.
2. Llegando al altar, todos hacen la re-
verencia debida, después el sacerdote em-
pieza las oraciones al pie del altar, pero no
dice el Salmo 42. Al fin de las oraciones
al pie del altar del altar, no se hace la in-
censación; entonces, después de levantar
el alba del celebrante, el diácono y el sub-
diácono se ponen directamente en línea.
El celebrante va al misal para rezar el In-
troito, seguido por los ministros superio-
res que se ponen en flecha. No se persigna
en el Introito, y no hay Gloria Patri.
3. No hay Gloria in excelsis; el cele-
brante canta inmediatamente la colecta,
durante la cual los acólitos se ponen de
rodillas con el coro. Después, el celebran-
te y el diácono se van a sentar, y el subdiá-
cono canta la Epístola.
4. Al final del canto de la Epístola, el
subdiácono no recibe la bendición del ce-
lebrante: hace genuflexión al pie del altar
y devuelve el epistolario al ceremoniero;
después vuelve a su lugar en la banqueta,
y saluda al celebrante antes de sentarse. El
ceremoniero, después de haber recibido el
libro, se va a dejar el misal en la credencia
y vuelve a ponerse en su lugar al pie del
altar.
5. Al canto de las palabras (Recorda-
re) Iesu Pie de la secuencia, el ceremo-
niero hace la reverencia hacia la cruz e
invita a los ministros a que se dirijan al
altar para el rezo del Gradual, Tracto y Se-
quentia. El diácono sube y se pone al lado
del celebrante, el subdiácono se queda
en su lugar al pie del altar (en flecha), el
ceremoniero va buscar el misal en la cre-
dencia. Cuando los ministros superiores
suben al altar, el turiferario deja el san-
tuario y se va a la sacristía para preparar el
turíbulo; él volverá después del Oremus
del Ofertorio.
6. Terminada la recitación de la Se-
cuencia, el celebrante se va al medio del
altar, el diácono baja al pie de las gradas
para recibir el misal y el subdiácono sube
para cambiar de lado el misal. El movi-
miento del Evangelio se desarrolla como
de costumbre, siendo que el diácono sube
para poner el misal sobre el altar, pero
baja inmediatamente para rezar el Mun-
da cor: no hay imposición de incienso.
Igualmente, el subdiácono baja inmedia-
tamente después de haber puesto el mi-
sal en el costado evangelio. Los acólitos
vienen (sin candelabros) a ponerse detrás
del ceremoniero cuando éste entrega el li-
bro del Evangelio al diácono. El diácono
recupera el libro del Evangelio al fin del
Munda cor, pero no recibe la bendición.
Baja a su lugar sin saludar al celebrante,
después las palabras Pie Iesu Domine que
concluye la secuencia, todos se van en
procesión para el canto del Evangelio (no
se inciensa el libro).
7. Acabado el Evangelio, el subdiáco-
no cierra el libro y lo da, sin desplazarse,
al ceremoniero (el celebrante no besa el
libro). Todos regresan en procesión para
hacer genuflexión al pie del altar, los mi-
nistros superiores encabezando. El diáco-
no sube al altar para acercar el misal, y los
Archisodalitas Sancti Stephani 49
 CÓMO ACOLITAR
Y REZAR EN LA MISA SOLEMNE
de Requiem
I) Objetos a Preparar
Se retira del altar las flores, los re-
licarios y eventualmente, los tapices de
fiesta. Si es posible, los cirios serán de
cera amarilla. El velo del Sagrario es de
color morado.
P••• •• M•••: Todo estará prepa-
rado como siempre para Misa Solemne,
excepto:
1. El cáliz que está en la credencia,
sin velo humeral; preparado como para
una Misa rezada.
2. Jamás hay aspersión; el turifera-
rio no toma el turíbulo sino para el ofer-
torio.
3. Un misal para difuntos servirá
48 EL MANUAL DEL ACÓLITO
CÓMO ACOLITAR
Y REZAR EN LA MISA SOLEMNE
PREPARACIÓN DEL SANTUARIO
EL ALTAR. Se ponen las Sacras y el Mi-
como Evangeliario. Las oraciones y sal se deja abierto. Se encienden las seis
Epístola se canta en tono ferial (recto velas.
tono); el Evangelio en el tono simple.
Para el responso: Todo como para el LA CREDENCIA. En la credencia deben
estar el Cáliz, con el purificador, la Patena
responso cantado, excepto:
con la Hostia, la palia, el velo del Cáliz
4. Antes de la ceremonia, la cruz de
procesión se queda cerca de la creden- doblado, la bolsa que contiene el corporal
cia de la Misa. (el velo como la bolsa tienen que ser del
5. Prever cirios para la absolución. mismo color que los ornamentos), las vi-
najeras, el recipiente y el manutergio, las
II) La Misa campanas, y el velo humeral cubriendo
todo. Si se va a cantar el Credo, la bolsa
La Misa solemne de Réquiem es una
puede estar afuera del velo humeral. El
Misa Solemne normal, a la cual se agrega
Epistolario y el Evangeliario (si los hubie-
las modificaciones siguientes:
ra; si no un Misal) deben estar también
1. En la sacristía, al revestirse los or-
en la credencia.
namentos los ministros superiores los
besan normalmente. Después todos van AL PIE DEL ALTAR, en las gradas, debe
en procesión estar el Ritus para el Asperges (si hubiera).
como de Salvo si hay necesidad o si hay permiso,
costumbre. sólo el Sacerdote o un Ministro Sagrado
Sin embar- puede tocar el Cáliz, la Patena, el Corpo-
go, el turife- ral y la Palia.
rario no tie-
ne todavía el
turíbulo; él PREPARACIÓN EN LA SACRISTÍA
sigue los mo-
Ornamentos de los Ministros Sagrados
vimientos de
los acólitos CELEBRANTE. Casulla, estola, maní-
pulo, cíngulo, alba, amito y bonete (si es
costumbre usarlo).
DIÁCONO. (a la derecha de los orna-
mentos del Celebrante) Dalmática, estola,
manípulo, cíngulo, alba, amito y bonete.
SUBDIÁCONO. (a la izquierda). Túnica,
manípulo, cíngulo, alba, amito y bonete.
Si hubiera Asperges, los manípulos de
los Ministros Sagrados y la casulla del Ce-
lebrante deberían estar en los bancos en el
Santuario, y la capa debería ponerse en la
Sacristía en lugar de la casulla.
En la sacristía se deben preparar el tu-
ríbulo y la naveta, el hisopo para el agua
bendita, los cirios (para los acólitos) y an-
torchas (para los ceroferarios) o más cirios
en su ausencia. En las Misas de Réquiem
solo debe haber 2 ceroferarios, 4 en los
domingos, 6 o hasta 8 (y no más) para
fiestas de mayor importancia.
Los ministros menores son el ceremo-
niario, turiferario, acólitos y ceroferarios.
CEREMONIARIO
(O MAESTRO DE CEREMONIAS)
I) Nociones Preliminares:
1. ANTES DE LA MISA: El ceremoniero
Archisodalitas Sancti Stephani 25
debe revisar que estén todas las cosas y en
su debido orden (ej. cuchara de la nave-
ta, llave del sagrario, misal bien marcado,
hostia sobre la patena, etc.).
2. EN SACRISTÍA: Debe ser puntual y
velar por que los otros lo sean. Ayuda a
revestir al celebrante y controla que los
acólitos hagan otro tanto con el diácono y
subdiácono. Cuando falten 3 o 4 minutos
para la hora establecida indica al sacristán
encargado que toque la campana. Luego
marca reverencia a la cruz, y parte detrás
de los acólitos.
II) La Misa hasta el Ofertorio:
3. El ceremoniero controla la velo-
cidad de la procesión, cambiándola si es
preciso. Al llegar al altar se coloca a la
izquierda del subdiácono y marca la ge-
nuflexión. A el le toca recibir los bonetes
de los Ministros Sagrados o Mayores, y
también le toca dárselos cuando ellos se
sienten (durante el canto de Gloria o del
Credo, y durante el sermón) si es que se
usan. Luego marca para arrodillarse. En-
tonces entrega la tarjeta del Asperges al
subdiácono. Entonada la antífona, la re-
cupera. Cuando el sacerdote, ya de pie,
roció al diácono y subdiácono, se ponen
todos de pie con la señal del ceremoniero.
Luego éste marca genuflexión y se cruza
delante del turiferario para acompañar
al celebrante en la aspersión. Al llegar al
comulgatorio, antes de volver, se cruzan
de la misma manera. Ya al pie del altar,
el ceremoniero marca genuflexión, y al
hacerla toma la tarjeta, que presenta al
26 EL MANUAL DEL ACÓLITO
subdiácono. Terminada la oración recu-
pera la tarjeta, marca genuflexión, y va a
ponerse detrás del sacerdote hacia el ban-
co de éste. Allí toma la capa y la entrega
al turiferario, juntamente con la tarjeta.
Luego ayuda al celebrante a revestir la ca-
sulla. El ceremoniero va a la derecha del
diácono.
4. El ceremoniero marca la genu-
flexión, y luego “de rodillas”. Contesta a
las oraciones. Terminadas éstas levanta el
alba del diácono para que pueda subir, y
luego marca “de pie”. Inmediatamente lla-
ma al turiferario, recibe la naveta y suben.
Entrega la naveta al diácono. Bendecido
el incienso recibe la naveta y la devuelve
al turiferario, que entrega el turíbulo al
diácono. Entonces el ceremoniero toma
el misal y lo retira durante la incensación
del altar. Lo vuelve a colocar en su lugar
cuando los ministros hacen genuflexión
al ir hacia el costado evangelio. Espera al
borde del altar. Luego asiste a la incensa-
ción del celebrante, colocándose a la dere-
cha del diácono, después de la cual recibe
el turíbulo y lo entrega al turiferario que
sube a recuperarlo. Permanece allí duran-
te el Introito. Hace reverencia en el Gloria
Patri y luego contesta a los Kyrie.
5. Cuando el celebrante va al centro
del altar, para entonar el Gloria, el ce-
remoniero baja, y se queda in plano de
cara al Misal. Desde allí recita el Gloria
haciendo las reverencias junto a los mi-
nistros. Terminado el Gloria rezado, los
ministros hacen genuflexión arriba (el ce-
remoniero la hace al mismo tiempo, pero
ten a la señal del ceremoniero. El acólito1 toma el misal, el acólito2 el velo del cáliz
va solo a la credencia, deja las campani- (plegado) y los cambian de lado, hacien-
llas, toma el platillo de comunión, va al do previamente genuflexión al pie de las
medio del altar juntamente con el turi- gradas. Luego que el acólito2 haya ayuda-
ferario, lo mismo hacen el acólito2 y el do a cubrir el cáliz, ambos acólitos bajan
ceremoniero que se encuentran en el lado al pie de las gradas, hacen genuflexión y
del Evangelio. Una vez en el medio del al- regresan a su lugar, delante de sus ban-
tar, el ceremoniero marca la genuflexión y quetas, donde permanecen de pie.
luego suben para la comunión. Habien-
Si hay un copón para dejar en la cre-
do recibido la Comunión, el acólito1 y el
dencia, el acólito1 lo hará mientras el
turiferario se levantan juntos, el acólito2
acólito2 ayuda con el cáliz. El acólito1
espera que comulgue el ceremoniero y se
esperará al acólito2 en el plano.
levantan juntos.
12. Los acólitos se arrodillan a la se-
11. Cerrado el Sagrario, a la señal del
ñal del ceremoniero para la bendición
ceremoniero, los acólitos se ponen de pie,
final. Al comienzo del último Evangelio,
hacen genuflexión en el medio del altar,
luego de la señal de la cruz, los acólitos
en el plano, y van a tomar las vinajeras,
toman sus cirios de la credencia y siguen
presentándolas al celebrante como en la
al turiferario al medio del altar. Hacen ge-
Misa rezada. Terminada las abluciones,
nuflexión con el celebrante durante el úl-
dejan las vinajeras en la credencia, van a
timo Evangelio, hacen la genuflexión final
hacer genuflexión al pie de las gradas y su-
y salen en procesión a la sacristía.
ben al altar cruzándose (el acólito1 sube
primero al lado del Evangelio). El acólito1
Archisodalitas Sancti Stephani 47
 5. Mientras el celebrante pone y ben-
dice el incienso antes del Evangelio, los
acólitos toman sus cirios en la credencia y
ahí esperan al turiferario. Cuando éste ha
dejado la naveta, lo siguen al pie del altar
y se ubican detrás del ceremoniario y del
turiferario. Una vez hecha la genuflexión
a la señal del ceremoniero, los acólitos gi-
ran uno hacia el otro y suben al altar por
el lado del Evangelio, permaneciendo al
lado del misal durante el canto del Evan-
gelio (ahí no se hace ninguna reverencia).
Al final del canto, regresan al pie del altar
(atrás del ceremoniero y del turiferario),
hacen genuflexión y van a dejar sus cirios
en la credencia.
III) Del Ofertorio al fin de la Misa
6. Luego del “Oremus” del Ofertorio,
los acólitos suben al costado del lado de
la Epístola para presentar las vinajeras al
celebrante; después de haberlas dejado
nuevamente en la credencia, regresan a
sus lugares.
7. Después de la im-
posición de incienso, el
turiferario coloca la nave-
ta sobre la credencia y el
acólito2 se ubica al lado
de él, a su izquierda. Van
hacia el medio del altar,
hacen genuflexión en el
plano y el acólito2 sube
hacia el lado del Evange-
lio, ubicándose a un cos-
tado de éste. Cuando el
celebrante inciensa el lado
46 EL MANUAL DEL ACÓLITO
de la Epístola, el acólito2 toma el misal
y vuelve a su anterior posición. Una vez
terminada la incensación del lado del
Evangelio, el acólito2 deja el misal donde
se encontraba y regresa a la credencia.
8. Mientras el acólito2 tiene el misal,
el acólito1 prepara el lavabo y espera en
la credencia al acólito2. Una vez llegado
éste, le entrega el aguamanil y la jofaina.
Ambos suben para el lavabo luego de
terminada la incensación del celebrante.
Terminado el lavabo (que se desarrolla
como en la Misa rezada), los acólitos
regresan a la credencia. Ahí, el acólito1
toma las campanillas, luego los 2 van al
medio del altar, hacen genuflexión en el
plano y se arrodillan sobre la primera gra-
da, a los costados del altar (como en la
Misa rezada), dejando espacio para que
después el ceremoniero y el turiferario se
arrodillen.
9. Los acólitos permanecen arrodi-
llados hasta la comunión
del Corpus del celebran-
te. El acólito1 hace sonar
las campanillas como de
costumbre; además carga
incienso en el turíbulo del
turiferario durante el Me-
mento de los Vivos, antes
de la Consagración.
10. Después que el
celebrante ha consumido
el Corpus, el acólito1 lleva
la campanilla a la creden-
cia cuando todos se levan-
abajo) y luego bajan y se van a sus lugares.
El ceremoniero se coloca en su lugar, mi-
rando a los coros. Hace reverencia hacia
la cruz cuando corresponda, habiendo
hecho previa reverencia al celebrante. En
el último versículo del Gloria cantado,
después de signarse, invita a los ministros,
acompaña a la derecha del diácono, mar-
ca genuflexión, sube y se coloca al borde
del altar, lado epístola. Allí indica la Co-
lecta al celebrante, después del “Oremus”.
Hecho esto, baja a buscar el misal en la
credencia.
6. El ceremoniero se pone a la derecha
del subdiácono, entrega a éste el libro, ha-
ciendo reverencia antes y después. Luego
pasa por detrás del subdiácono, quedando
a la izquierda de éste y van al centro del
altar. Allí hacen genuflexión y esperan a
que el celebrante y el diácono desciendan.
Entonces se corren hacia el lado epístola
para el canto de la misma. Terminada,
van nuevamente al centro, permanecien-
do el ceremoniero a la izquierda del sub-
diácono, allí hacen genuflexión, y suben
en diagonal, yendo el ceremoniero detrás.
Allí arriba, permanece a la izquierda del
subdiácono que se arrodilla para recibir la
bendición del sacerdote, recibida la cual
se para y ambos bajan, estando el cere-
moniero a la derecha. Este recibe el misal
con las reverencias de costumbre y va a
colocarlo en la credencia. Luego vuelve
a colocarse a la derecha del subdiácono
mientras el celebrante recita el Gradual
y Alleluia. Terminado ésto los ministros
mayores van a sus bancos a sentarse. El
ceremoniero los deja pasar y luego se co-
loca en su lugar permaneciendo de pie.
7. Entonado el Alleluia (cantado), el
ceremoniero busca el misal y se coloca
nuevamente en su lugar. Cuando la Scho-
la comienza a cantar el versículo, invita
a los ministros, y va con ellos al altar, a
la derecha del diácono. Allí marca la ge-
nuflexión, y entrega el misal al diácono.
Inmediatamente llama al turiferario, re-
cibe la naveta y suben a cargar incienso,
repitiendo lo realizado en el Introito, sólo
que ahora el turiferario se lleva también el
turíbulo, y el ceremoniero baja a colocar-
se detrás del subdiácono que está in plano
en el medio. Vendrá luego el turiferario
a colocarse a su derecha, seguido de los
acólitos. Cuando el diácono baje y se co-
loque en su lugar, el ceremoniero marca
genuflexión, y todos se dirigen hacia el
lugar del canto del Evangelio, quedando
el ceremoniero a la derecha y el turiferario
a la izquierda del diácono, el cual tiene
en frente al subdiácono, que sostiene el
libro, con los acólitos a sus lados. El ce-
remoniero, cuando el diácono enuncia el
Evangelio, se signa mirando hacia la cruz,
e inmediatamente se vuelve hacia el turi-
ferario que le presenta el turíbulo. Lo en-
trega luego al diácono, quien procederá
a incensar el Evangelio, haciendo inclina-
ción profunda antes y después, acompa-
ñado del ceremoniero y el turiferario. El
ceremoniero hace inclinación de cabeza
a cada Iesus, volviéndose hacia la cruz.
Terminado el Evangelio, se corre un paso
hacia su derecha para dar paso al subdiá-
Archisodalitas Sancti Stephani 27

cono. Habiendo pasado éste, gira hacia
su izquierda, para dirigirse hacia el medio
seguido de los acólitos. Al llegar al centro
marca la genuflexión y se corre hacia su
derecha. Al descender el subdiácono éste
le entrega el misal y cuando el diácono se
coloque entre el subdiácono y el ceremo-
niero, éste marcará la genuflexión, e irá a
sentarse junto a la credencia.
8. Terminado el sermón, va al lado
epístola in plano y marca la genuflexión
cuando diácono y subdiácono estén ali-
neados detrás del celebrante (antes del
Credo). Recita el Credo desde su lugar al
mismo tiempo que los otros ministros.
Cuando estos desciendan, el ceremonie-
ro marca “de rodillas” al canto del versí-
culo “Et incarnatus est...”, y marca “de
pie” al terminar este versículo. Después
de marcar genuflexión, va a la credencia
a buscar la bolsa del corporal. y luego la
entrega al diácono. Ambos van entonces
al centro, hacen genuflexión, y mientras
el ceremoniero espera abajo, el diácono
sube a desplegar el corporal. Terminado
esto, el diácono hace genuflexión, que el
28 EL MANUAL DEL ACÓLITO
ceremoniero también
hará pero abajo. Cuan-
do el diácono baje a
sentarse, el ceremonie-
ro se coloca en el lugar
de costumbre, mientras
se sigue cantando el
Credo. Cuando corres-
ponde hace reverencia
hacia la cruz, y en el úl-
timo versículo, después
de signarse, invita a los
ministros a ir al altar, y al llegar al medio,
marca genuflexión.
III) Del Ofertorio al fin de la Misa
9. Antes del “Oremus” se coloca a la
derecha del subdiácono, después de hacer
la inclinación de cabeza en el Oremus,
hacen genuflexión, y van ambos a la cre-
dencia. Allí, mientras el subdiácono sos-
tiene el cáliz, el ceremoniero toma el velo
humeral y se lo pone sobre los hombros.
Después que el subdiácono haya tomado
el cáliz, el ceremoniero pondrá el extremo
derecho del velo sobre la mano derecha
del subdiácono. Si hay copón o viril, lo
lleva detrás de aquel. En caso contrario,
irá a colocarse in plano lado epístola.
Cuando sacerdote y diácono realicen la
ofrenda del cáliz (elevándolo) llama al tu-
riferario del cual recibe la naveta. Cuan-
do el sacerdote realice el gesto en el “Veni
Sanctificator...” subirán a cargar incienso,
como de costumbre. Una vez devuelta la
naveta al turiferario, el ceremoniero se
cruzará por detrás del subdiácono, para
acompañar al celebrante en la incensa-
12. El turiferario permanece arrodi-
llado junto al acólito1 hasta después que
el celebrante comulgue del Corpus, aquí
el ceremoniero marcará para que todos se
levanten, el acólito1 llevará las campani-
llas a la credencia y vuelve con el platillo
de comunión. El movimiento de comu-
nión se desarrolla como de costumbre.
Habiendo comulgado el turiferario se
arrodilla en su lugar al lado de la creden-
cia.
N.B.: Si la Misa del Domingo es can-
tada, el turiferario también trae de la cre-
dencia una patena más: quédase con una
y la otra la tiene el acólito1 que está a su
lado. Él acompaña al sacerdote que ayu-
da a distribuir la comunión, como en la
Misa Solemne.
13. Cerrado el Sagrario, y a la señal
del ceremoniero, el turiferario se levanta.
Permanece de pie hasta el último Evange-
lio, y, después de signarse, se coloca sin el
turíbulo frente a los acólitos, quienes ya
tomaron sus cirios; y todos van al centro
(en el plano). Ahí hacen la genuflexión
del Et Verbum caro factum est, luego ahí
mismo hacen la genuflexión final, y vuel-
ven en procesión a la sacristía. Después
de recibida la bendición del celebrante, el
turiferario se dirige a la capilla para ir a
recoger el turíbulo para limpiarlo.
ACÓLITOS
I) Consideración preliminar
1. Los acólitos hacen inclinación ha-
cia la cruz, cuando están parados, y, cuan-
do están sentados hacen inclinación hacia
adelante.
II) La Misa hasta el Ofertorio
2. En la sacristía los acólitos encien-
den los cirios y los toman. Para la proce-
sión siguen al turiferario. Una vez llega-
dos a la capilla, hacen genuflexión delante
del altar, van a la credencia a dejar los ci-
rios (que permanecen prendidos y que se
ubican en los extremos de la credencia de
modo que el vino, el agua, el manutergio
y los demás utensilios queden en el medio
de ambos cirios) y se ubican delante de
sus banquetas. Se arrodillan después de la
genuflexión del celebrante, a la señal del
ceremoniero.
3. Si hay “Asperges”, los acólitos se le-
vantan a la señal del ceremoniero.
4. Los acólitos permanecen arrodilla-
dos durante las oraciones al pie del altar
y se levantan con la señal del ceremoniero
cuando el padre sube al altar. Durante la
incensación de la cruz, el acólito1 toma el
Misal que está en el lado de la Epístola del
altar (para hacer esto, debe subir un mo-
mento antes). Espera a un costado hasta
que este lado del altar sea incensado para
dejar el misal y regresar a su lugar. Hasta
el movimiento del Evangelio los acólitos
se sientan y se ponen de pie al mismo
tiempo que el celebrante (si es necesa-
rio ponerse de rodillas para la Colecta y
Postcommunio los acólitos lo hacen mien-
tras que el celebrante permanece de pie).
Archisodalitas Sancti Stephani 45
te de los acólitos y van todos al centro,
quedando el turiferario a la izquierda del
tabernáculo para que el ceremoniero que-
de a la derecha. El ceremoniero marca la
genuflexión y esperan a que los acólitos
suban primero para después subir ambos.
El turiferario quedará en frente a la sacra.
8. En el Sequentia Sancti Evangelii, el
turiferario pasa el turíbulo al ceremonie-
ro, cuando éste se lo pide. El turiferario
no hace las inclinaciones cuando se in-
ciensa el misal, pero si hace las debidas
reverencias durante el canto del Evange-
lio. Luego que el ceremoniero le pasa el
turíbulo, él lo tiene en la mano izquierda
hasta el fin del canto. Terminado el canto,
el turiferario y el ceremoniero bajan in-
mediatamente, bajando los acólitos todos
hacen genuflexión. El turiferario sale a la
sacristía para cargar carbones. Si hay Cre-
do, él debe entrar en el santuario cuando
el ceremoniero esté en el altar desplegan-
do el corporal, en caso contrario, luego de
que estén prendidos los carbones nuevos.
III) Del Ofertorio al fin de la Misa
9. Cuando el celebrante está ofrecien-
do el cáliz, el ceremoniero invita al turi-
ferario. Ambos suben para imposición de
incienso en el Veni Santificator. Habiendo
pasado el turíbulo al ceremoniero, el turi-
ferario baja a la credencia a dejar la nave-
ta, se dirige al centro en el plano, hace ge-
nuflexión, sube y acompaña al celebrante
en la incensación del altar.
10. Terminada ésta, acompaña al ce-
remoniero en la incensación del celebran-
44 EL MANUAL DEL ACÓLITO
te, estando a su izquierda, y habiendo
recibido el turíbulo, hace genuflexión en
el medio, (in plano), y comienza él solo
a incensar a los presentes en el siguien-
te orden: 1) Al Obispo, si hubiere, con
inclinación profunda y 3 golpes dobles;
2) A los sacerdotes que estuvieran en el
coro, primero a los que estuvieran senta-
dos en el lado evangelio, luego a los del
lado epístola, con 1 golpe doble; 3) Al
coro de clérigos, si hubiera, del costado
evangelio, con 3 golpes dobles: centro -
izquierda - derecha; 4) Al coro contrario;
5) Al ceremoniero, 1 golpe simple; 6) A
los acólitos, si todavía estuvieran de pie en
ese momento; 7) A los fieles, con 3 golpes
simples: centro- izquierda - derecha.
11. Incensados los fieles, el turifera-
rio vuelve al santuario, hace genuflexión
en el medio y se dirige a su lugar de cos-
tumbre. En el Memento de los vivos el tu-
riferario solo, sin que nadie lo llame, se
arrodilla junto al acólito1, quién le carga
incienso. Después de esto se levanta y va
a dejar la naveta a la credencia, volvien-
do con el turíbulo para arrodillarse en la
grada a la señal del ceremoniero. Durante
la Consagración, el turiferario hará incli-
nación mediana al mismo tiempo que
el celebrante hace genuflexión y cuando
sea la elevación el turiferario inciensa al
Santísimo con tres golpes dobles. En la
última genuflexión de la Consagración, el
turiferario hace inclinación mediana y, a
la señal del ceremoniero, se levanta, deja
el turíbulo y se arrodilla a la derecha del
acólito1.
ción. En la última genuflexión, en vez de
seguir hacia el lado epístola, permanece-
rá junto al misal, preparando la secreta.
Después del “Orate fratres” contesta, e
indica la Secreta. Terminada ésta, cambia
la hoja a la del Prefacio. Debe estar atento
para ser incensado después del diácono.
Cuando en el prefacio falten tres líneas
para el final, invita al diácono y subdiá-
cono a subir (con una sola inclinación de
cabeza), y sin hacer genuflexión baja y se
va hacia el lado epístola (in plano), ha-
ciendo genuflexión al pasar por el medio.
10. En el Memento de vivos (cuando
retrocede el diácono) llama al turiferario
y le carga incienso. Marca “de rodillas”
apenas el diácono llegó a la derecha del
celebrante, después de haberse cruza-
do (salvo si hay un copón o viril en que
marcará después de que se destape éste).
Marca “de pie” después de la última ge-
nuflexión (después de que el celebrante
depuso el cáliz).
11. En el “Nobis quoque...” se cruza
detrás del subdiácono, haciendo genu-
flexión, y se coloca a su izquierda. Cuan-
do el diácono hace genuflexión arriba, el
ceremoniero la hace abajo y sube a co-
locarse a la izquierda del celebrante. Lo
sostiene en las genuflexiones, hace incli-
nación de cabeza en la pequeña elevación
y corre las páginas cuando sea necesario.
12. En el Pater noster al llegar a Et di-
mitte nobis llama a los ministros (girándo-
se hacia ellos e inclinando la cabeza) que
suben al lado epístola. El ceremoniero
permanece en el mismo lugar.
13. Al llegar a la fracción de la Hostia,
cuando el sacerdote parte la pequeña par-
tícula, gira hacia el subdiácono, lo llama,
se vuelve hacia el altar, hace genuflexión
y baja hacia el lado epístola, haciendo ge-
nuflexión al pasar por el centro.
14. Cuando el diácono baja a dar la
paz al subdiácono, el ceremoniero se colo-
ca detrás del primero. Cuando éste sube,
el ceremoniero ocupa su lugar a la dere-
cha del subdiácono, hacen genuflexión y
van hacia el fondo a dar la paz a los de-
más clérigos, si hubiera. Terminado esto,
vuelven hacia el altar. Al llegar allí, hacen
genuflexión y el ceremoniero, si fuera clé-
rigo, recibe la paz del subdiácono, si no
lo fuera, entonces no, ambos hacen ge-
nuflexión y entonces el ceremoniero va y
la transmite al Acólito1 y al turiferario, si
fueran clérigos. Cuando el acólito1 tiene
el mantel de comunión, si es costumbre
usarlo, se colocan los cuatro en línea de-
lante de la credencia, y el ceremoniero
marca “de rodillas”.
15. Habiendo el celebrante consumi-
do el Sanguis el ceremoniero marca “de
pie”, se adelanta un paso e invita a los ce-
roferarios a avanzar. Pasa entonces detrás
de ellos en primer lugar, seguido de los
acólitos y finalmente el turiferario. Cuan-
do están en su lugar marca genuflexión,
y luego se adelanta para arrodillarse en la
primera grada (marca de rodillas). Una
vez que comulgó el segundo de los cero-
ferarios, marca “de pie”. Comulga, baja
Archisodalitas Sancti Stephani 29
por el costado evangelio y va a arrodillarse
delante de la puerta.
16. Cerrado el Tabernáculo, marca
“de pie”, y una vez que los ceroferarios
despejaron el lugar, se cruza al lado epís-
tola, in plano. Allí espera hasta que el diá-
cono suba a dejar el misal. Entonces sube
y lo pone en la página de la Communio.
Cuando el celebrante se acerca, la indica,
y hace lo mismo para la Postcommunio,
después del “Oremus”.
17. Terminada la oración, cierra el
misal, y baja a colocarse in plano. Allí
marca “de rodillas” después del “Deo
Gratias” para recibir la bendición. Apenas
contesta “Amen” a la bendición, marca
“de pie”.
18. Se vuelve hacia la sacra con el úl-
timo Evangelio, para oír su lectura. Termi-
nada ésta, espera que bajen los ministros
mayores. Entonces marca la genuflexión
final y salen todos en el mismo orden de
entrada.
19. Llegados a Sacristía, después de
las reverencias de costumbre, marca “de
rodillas” al tiempo que pide la bendición
al celebrante, diciendo “Iube Domne be-
nedicere” como respuesta al “Prosit etc”
del Celebrante. Recibida ésta, se pone de
pie y ayuda al celebrante a quitarse los or-
namentos, mientras los acólitos hacen lo
mismo con el diácono y subdiácono.
TURIFERARIO
30 EL MANUAL DEL ACÓLITO
I) Consideraciones Preliminares
1. El turiferario debe manejar correc-
tamente su turíbulo y efectuar dignamen-
te las incensaciones.
2. Tiene el turíbulo en la mano dere-
cha cuando el incienso está bendecido, en
la mano izquierda en los otros casos. Se
considera que el incienso no está bendito
cuando fueron incensadas todas las perso-
nas que lo deberían ser. Durante toda la
incensación el turiferario tiene el turíbulo
con las dos manos. Siempre se debe do-
blar la cadena cuando se hace genuflexión
con el turíbulo, para que éste no se gol-
pee con el piso. No se balancea en ningún
momento el turíbulo. El turíbulo debe
estar siempre cerrado.
3.El turiferario debe siempre verificar
que la naveta esté en la credencia con la
cucharita y el incienso.
II) El Asperges
4. En las misas en que hay asperges,
en sacristía el turiferario toma el acetre en
la mano derecha y así encabeza la proce-
sión de entrada. Llegando al altar, se pone
en el lado epístola, dejando lugar para los
ministros superiores. Él hace genuflexión
y se arrodilla (en el plano) con los otros
ministros a la señal del ceremoniero.
5a. El turiferario presenta el hisopo
al diácono. A la señal del ceremoniero se
levanta, hace genuflexión, cambia de lado
con el ceremoniero (pasando primero el
ceremoniero).
3. El turiferario debe siempre verifi-
car que la naveta esté en la credencia con
la cucharita y el incienso.
II) La Misa hasta el Ofertorio
4. En la sacristía, el turiferario en-
ciende los carbones y a la señal del cere-
moniero sale encabezando la procesión.
Al llegar al presbiterio hace la genuflexión
y se va a su lugar en la credencia, donde se
queda de pie contestando a las oraciones.
Durante las oraciones al pie del altar, el
turiferario omite todas las inclinaciones.
5. Si hay Asperges, el turiferario no
prende el turíbulo antes de la Misa: sale
de sacristía a la derecha del celebran-
te con el acetre en la mano izquierda y
sostiene la capa con la derecha. Llegando
al altar, hace genuflexión
con el celebrante y se
arrodilla. Después de la
entonación, se para con
el ceremoniero, y ambos
acompañan al celebrante
durante la aspersión (el
turiferario cruza prime-
ro), sosteniéndole el plu-
vial. Terminada la ora-
ción, el turiferario hace
genuflexión con el cele-
brante, recibe la tarjeta de
oraciones y el pluvial, se
dirige a la sacristía, donde
prende el turíbulo y vuel-
ve al altar, poniéndose en
su lugar al lado de la cre-
dencia.
6. Al Deus tu conversus, el turiferario
toma la naveta de la credencia y al fin de
las oraciones, cuando el ceremoniero lo
invita, se acerca a él y le pasa la naveta.
Ambos suben para la imposición de in-
cienso. El turiferario presenta el turíbulo
al celebrante y, luego que éste bendice,
lo pasa al ceremoniero y recibe la naveta
para ir a dejarla en la credencia. Después
de esto va al centro, hace genuflexión y
sube para asistir al celebrante en la incen-
sación del altar, haciendo las genuflexio-
nes sosteniéndole su codo. Al final de la
incensación del altar, el turiferario va a la
izquierda del ceremoniero, que está reci-
biendo el turíbulo del celebrante, y am-
bos hacen inclinación profunda antes de
la incensación del celebrante. Terminada,
el turiferario recibe el turíbulo y vuelve
a su lugar en la credencia.
7. Durante el Alle-
luia, cuando el ceremo-
niero llama al celebrante
para ir al centro, el turi-
ferario toma la naveta de
la credencia y espera a
que le llame el ceremo-
niero para la imposición
de incienso. Bendecido el
incienso, el turiferario no
entrega el turíbulo al ce-
remoniero, sino que baja
hacia la credencia para
dejar la naveta (cambian-
do de mano el turíbulo
para llevarlo con la de-
recha), se coloca adelan-
Archisodalitas Sancti Stephani 43
flexión antes del Domine non sum dignus.
Después de esta genuflexión, baja y se
arrodilla a la izquierda del acólito2. Des-
pués que el celebrante comulgó el Corpus,
marca de pie. Cuando el turiferario vuel-
ve con la patena de comunión, se juntan
los cuatro en el medio, hacen genuflexión
y suben a la grada superior y se arrodillan.
Cuando el celebrante comulga el Sanguis,
el ceremoniero recita el Confiteor. El ce-
remoniero es el cuarto en comulgar, lue-
go de esto se pone de pie y asiste al cele-
brante en la distribución de la comunión.
Cuando termina, entrega al celebrante la
patena y se arrodilla en el lado epístola
sobre la grada.
16. Cerrado el sagrario, el ceremo-
niero marca de pie, permaneciendo en
ese lugar hasta que el acólito1 cambie de
lugar el misal. Entonces él sube, coloca la
página de la comunión, y se queda en el
costado del altar. Cuando se acerca el ce-
lebrante, le indica la Communio y después
la Postcommunio, después de la reverencia
en el Oremus. Terminada esta oración,
cierra el misal, toma el librito que contie-
ne el Ite Misa est, si es costumbre hacerlo,
y lo presenta al celebrante. Entonado éste,
deja el libro, hace genuflexión al centro y
se pone a la altura de la sacra del último
Evangelio, en la grada superior.
17. Terminado el canto del Deo Gra-
tias, el ceremoniero marca que se arro-
dillen para la bendición final. Habiendo
contestado Amen, marca de pie y se va
a sostener la sacra mientras el celebrante
recita el último Evangelio (el ceremonie-
42 EL MANUAL DEL ACÓLITO
ro no se persigna ni se arrodilla en el et
Verbum caro). Recitado el último Evange-
lio, deja la sacra, baja directamente a su
lugar al lado del celebrante, en el plano,
y marca la genuflexión final al llegar el ce-
lebrante. El ceremoniero sale detrás de los
acólitos.
Al llegar a la sacristía, los ministros
hacen reverencia a la cruz, al celebrante
y el ceremoniero marca que se arrodillen
pidiendo la bendición: Iube Domne bene-
dicere, como respuesta al “Prosit etc.” Del
Celebrante. Recibida ésta, el ceremoniero
ayuda al celebrante a quitarse los orna-
mentos.
TURIFERARIO
I) Consideraciones Preliminares
1. El turiferario debe manejar correc-
tamente su turíbulo y efectuar dignamen-
te las incensaciones.
2. Tiene el turíbulo en la mano dere-
cha cuando el incienso está bendecido, en
la mano izquierda en los otros casos. Se
considera que el incienso no está bendito
cuando fueron incensadas todas las perso-
nas que lo deberían ser. Durante toda la
incensación el turiferario tiene el turíbulo
con las dos manos. Siempre se debe do-
blar la cadena cuando se hace genuflexión
con el turíbulo, para que éste no se gol-
pee con el piso. No se balancea en ningún
momento el turíbulo. El turíbulo debe
estar siempre cerrado.
5b. El ceremoniero y el turiferario
preceden los ministros en la aspersión
hasta el comulgatorio, donde se abren y,
asperjados los fieles, vuelven cambiando
nuevamente de lado hacia las gradas. Los
ministros hacen la inclinación al Gloria
Patri en el lugar en donde estén cuando
lo canta la Schola.
5c. En el altar, todos hacen genu-
flexión a la señal del ceremoniero, el tu-
riferario (siempre del lado de la Epístola)
recibe del diácono el hisopo. Al final de
la oración, hacen genuflexión a la señal
del ceremoniero, y el turiferario se diri-
ge con los ministros a la banqueta (lugar
habitual del ceremoniero) donde recibe
la tarjeta de oraciones y la capa pluvial
del celebrante; luego hace genuflexión al
medio del altar y se dirige a la sacristía
para prender el turíbulo. Hecho lo cual
vuelve entrar en el santuario haciendo
genuflexión y yendo directamente a su
lugar en la credencia.
III) La Misa hasta el Credo
6. Si no hay aspersión, el
turiferario encabeza la pro-
cesión con el turíbulo
prendido. Él sólo hace
genuflexión en la en-
trada del santuario,
y se va a su lugar al
lado de la creden-
cia. Permanece de
pie durante todas las
oraciones al pie del al-
tar, no haciendo ninguna
inclinación.
7. Terminada las oraciones al pie del
altar, el ceremoniero invita al turiferario
para la imposición de incienso. Se acer-
ca, pasa la naveta al ceremoniero, suben
a la tarima y presenta el turíbulo abierto
al celebrante. No lo cerrará sino después
de que el celebrante bendiga el incienso,
y pasa entonces el turíbulo al diácono.
Después recibe la naveta del ceremonie-
ro, baja a la credencia para dejar la naveta
y vuelve al plano, en frente a la sacra del
lado de la Epístola. Terminada la incen-
sación del celebrante, el turiferario sube
para recibir el turíbulo del ceremoniero
y vuelve a su lugar en la credencia, don-
de hace las inclinaciones convenientes a
la cruz.
8. Durante el canto del Alleluia, Trac-
to o Sequentia, los ministros mayores vuel-
ven al altar; después de la genuflexión, el
ceremoniero invita al turiferario para la
imposición de incienso, que se desarro-
lla como de costumbre. Bendecido el
incienso, el turiferario permanece con el
turíbulo cerrado en la mano
derecha (sin entregarlo),
recibe la naveta del ce-
remoniero y ambos
bajan al pie del altar,
volteándose uno ha-
cia el otro. El turife-
rario deja la naveta
en la credencia, pre-
cede los acólitos al pie
del altar, donde se coloca
a la derecha del ceremonie-
Archisodalitas Sancti Stephani 31
ro, detrás del diácono. Hace genuflexión
a la señal del ceremoniero, se voltea ha-
cia el interior (su izquierda), y sigue a los
acólitos al lugar del Evangelio. Allí, él se
queda enfrentado a ellos, a la izquierda
del diácono.
9. Cuando el diácono canta Sequentia
Sancti Evangelii, el turiferario extendien-
do la mano por detrás del diácono, pasa
el turíbulo al ceremoniero cuando éste se
lo pide. Se inclina profundamente con
el diácono para la incensación del misal.
Luego que el ceremoniero le pasa el turí-
bulo, lo tiene en la mano derecha (salvo si
el humo del incienso molestara al diáco-
no). Al final del Evangelio, se vuelve hacia
el celebrante con el diácono (quedándose
a la derecha de éste), le pasa el turíbulo y,
cuando baja el subdiácono con el misal,
ambos hacen inclinación profunda y el
diácono inciensa al celebrante. Termina-
da la incensación, el diácono pasa el turí-
bulo al turiferario, éste entonces se dirige
a la grada, quedándose a la izquierda del
subdiácono, donde hace genuflexión a la
señal del ceremoniero y se va a la sacristía
a dejar el turíbulo si hay sermón o para
cargar carbón si no lo hay.
10a. Si no hay ni sermón ni Credo,
el turiferario después de cargar el carbón,
vuelve inmediatamente a su lugar junto a
la credencia.
10b. Si hay sermón y Credo, al termi-
nar el sermón el turiferario sale a prender
el carbón, y entra nuevamente en la capi-
lla cuando el diácono está desplegando el
32 EL MANUAL DEL ACÓLITO
corporal en el altar.
IV) Del Ofertorio al fin de la Misa
11. Durante la ofrenda del cáliz, el
ceremoniero invita nuevamente al turife-
rario para la imposición de incienso, que
se desarrolla normalmente. Bendecido el
incienso, él pasa el turíbulo al diácono,
toma la naveta, baja las gradas a dejar la
naveta en la credencia y se pone al pie de
las gradas, frente a la sacra del lado epís-
tola. Cuando el celebrante hace la última
genuflexión al medio, el turiferario sube
y se pone al fondo en el costado del altar.
Llegado el diácono, ambos inciensan el
celebrante, como de costumbre.
12. El turiferario acompaña el diá-
cono en la incensación del clero después
de incensado el celebrante. Se van a in-
censar a los padres. El diácono inciensa
a los Obispos presentes con inclinación
profunda, y a los demás sacerdotes que
están en éste lado y luego los otros sacer-
dotes del otro lado del coro (inclinación
media). El turiferario permanece siempre
a la izquierda, hacen genuflexión al cru-
zar para incensar el otro lado del coro.
El turiferario sigue ahora a la derecha del
diácono hasta el comienzo del coro, si
hubiera un coro o dos de clérigos, don-
de hacen genuflexión y se van a incensar
el coro del costado evangelio; terminada
la incensación se dirigen al centro donde
hacen genuflexión nuevamente, el turife-
rario se va con el diácono a incensar el
coro del lado epístola. Hecho la cual, sigue
al diácono hasta las gradas (quedándose a
locando el cáliz encima de éste. Acerca el
misal, y baja mientras continua el canto
del Credo. Terminado éste, invita al ce-
lebrante que, después de la genuflexión,
sube al medio, mientras el ceremoniero
se corre a la derecha.
10c. Si no hay sermón ni Credo, des-
pués del Oremus del Ofertorio, el ceremo-
niero va a la credencia, toma el cáliz y
sube directamente por el lado de la Epís-
tola; estando a la derecha del celebrante
pone el cáliz sobre el altar, para la bolsa
al celebrante y cuando esté desplegado el
corporal, pone entonces el cáliz sobre él
y luego recibe el velo del celebrante para
que lo pliegue.
III) Del Ofertorio al fin de la Misa
11. Al Oremus del Ofertorio, después
de la reverencia, el ceremoniero sube a la
derecha del celebrante para plegar el velo
y nuevamente baja a su lugar en el plano.
12. En el ofrecimiento del cáliz, el
ceremoniero invita al turiferario y en el
Veni Sanctificator suben y proceden como
en el comienzo de la Misa a la imposi-
ción de incienso e incensación. Después
de incensar al celebrante, el ceremonie-
ro se cruza hacia el lugar donde está el
misal, bajando sólo una grada y haciendo
genuflexión en el medio,
al tiempo que el turife-
rario la hace en el plano
antes de ir a incensar a
los padres. El ceremo-
niero contesta al Orate
Fratres, indica la Secre-
ta al celebrante, cambia a la página del
prefacio, y se gira en el momento con-
veniente para ser incensado. Después de
la recitación del Sanctus, el ceremoniero
coloca el misal en la página del Canon.
13. Durante el Canon, el ceremonie-
ro permanece en el misal, cambiando las
páginas cuando sea necesario, para lo cual
conviene que vaya siguiendo con la vista
las palabras del Canon. Tendrá cuidado
de no impedir la lectura del sacerdote al
dar vuelta la hoja, utilizando la mano iz-
quierdo. En los Mementos, el ceremoniero
retrocede un poco, hasta que el celebran-
te vuelve a separar las manos y continuar
con el Canon.
14. Cuando llega en la página en que
se contiene la fórmula de la Consagración,
el ceremoniero se arrodilla detrás del cele-
brante, dando la señal para que el turife-
rario también se arrodille. En cada eleva-
ción el ceremoniero le levanta la casulla y
se pone de pie cuando el celebrante hace
la última genuflexión. Él debe hacerlo
pronto para dar vuelta a la hoja del misal,
pero con cuidado para evitar accidentes.
De aquí en más, hace genuflexión con el
celebrante, sosteniéndole el codo. En la
pequeña elevación el ceremoniero hace
una inclinación de cabeza.
15. Al llegar a la
pagina en que se en-
cuentra la comunión
del celebrante, el cere-
moniero espera hasta
que éste haga la genu-
Archisodalitas Sancti Stephani 41
cruz e invita al celebrante al pie del altar,
señala la genuflexión y sube al misal para
el canto de la Colecta.
6. El celebrante se dirige al misal des-
pués del Dominus vobiscum: el ceremo-
niero hace con él la reverencia al Oremus y
recién después le indica la Colecta. Termi-
nada, el celebrante procede con el canto
de la Epístola, si no hubiera otro clérigo
quien la pueda cantar. Luego el celebran-
te reza el Gradual y el Alleluia o Tracto y
Sequentia (si hubiere) después de lo cual
se sienta mientras se canta las mismas an-
tífonas.
7. Cuando la schola empieza a cantar
el Alleluia (o cuando el ceremoniero juz-
gue conveniente), el ceremoniero invita al
celebrante a pararse para ir al altar. Van al
centro, hacen genuflexión y el celebrante
sube inmediatamente, hecho el cual, el
ceremoniero baja y llama al turiferario.
Recibe de éste la naveta, suben y proce-
den a cargar incienso, como al principio.
Ahora el turiferario se lleva el turíbulo, el
ceremoniero, después de que el celebran-
te bendijo al incienso, devuelve la naveta
al turiferario.
8. Cuando baja el turiferario, el ce-
remoniero se pone delante del misal y
cuando el turiferario con los acólitos se
dirigen al pie del altar, él toma el misal
y baja al plano para hacer la genuflexión
con ellos (el turiferario se queda a la iz-
quierda del ceremoniero). Después que
los acólitos suben, el ceremoniero y turi-
ferario también lo hacen. El ceremoniero
40 EL MANUAL DEL ACÓLITO
va directamente a colocar el misal sobre el
altar para el canto del Evangelio. Hecho
esto, retrocede a donde está el turiferario,
quedándose a su derecha.
9. Durante el Sequentia Sancti Evan-
gelii, el ceremoniero se persigna e inme-
diatamente toma el turíbulo que le pasa el
turiferario; se acerca al celebrante y se lo
entrega (con los ósculos correspondien-
tes). El ceremoniero permanece a la dere-
cha del celebrante durante la incensación,
haciendo con él las inclinaciones antes y
después. Él recibe el turíbulo, como de
costumbre, y vuelve a su lugar a la dere-
cha del turiferario. Si hay la palabra Iesus
en el comienzo del Evangelio, el ceremo-
niero hace primero la inclinación hacia el
misal antes de salir. Terminado el Evan-
gelio el ceremoniero y turiferario bajan
inmediatamente (el ceremoniero siempre
a la derecha del turiferario y cuando los
acólitos se pusieron detrás, hacen genu-
flexión.
10a. Si hay sermón, él sigue con los
acólitos a las banquetas.
10b. Si hay Credo, el ceremoniero
se corre un poco a la derecha y lo recita
desde ahí junto al celebrante. Terminado
éste, el celebrante baja, el ceremoniero se
acerca a él y ambos se arrodillan para el
Et incarnatus est, después del cual acom-
paña al celebrante a la banqueta. Luego,
si el ceremoniero fuera clérigo, toma el
cáliz con la mano izquierda, teniendo la
derecha sobre la bolsa, hace genuflexión
al medio, sube y despliega el corporal, co-
la izquierda de éste), donde se inciensa al recibe la paz del ceremoniero, si fuera
subdiácono. clérigo, (después de que la recibe el acó-
lito1) y se arrodilla a la señal del ceremo-
13. El diácono pasa el turíbulo al tu-
niero para el movimiento de comunión.
riferario, y éste lo inciensa (2 golpes do-
Después que el celebrante comulga el
bles); inciensa al ceremoniero (1 golpe
Sanguis, el ceremoniero marca para que
simple); se gira hacia la derecha a incensar
se paren y se dirijan al pie de las gradas
los acólitos (los 2 a la vez con un golpe
(atrás de los ceroferario, si hubiera) en el
simple para cada uno); se va al medio,
siguiente orden: Ceremoniero, Acólito2,
hace genuflexión, y se dirige al medio del
Acólito1 y por último el turiferario. Ha-
comulgatorio a incensar a los fieles (3 gol-
cen genuflexión a la señal del ceremonie-
pes simples: centro-izquierda-derecha);
ro y se arrodillan en la primera grada.
terminada las incensaciones, hace genu-
flexión detrás del subdiácono (a la señal 16a. El ceremoniero marca para que
del ceroferario, si hubiera) y se va su lugar todos se pongan de pie, el turiferario y los
al lado de la credencia. Ahora él tiene el otros ministros suben a la grada superior
turíbulo en la mano izquierda. para la comunión. Luego que comulgue,
el turiferario baja al plano, hace genu-
14. En el Memento de los vivos, el ce-
flexión con los demás ministros menores
remoniero lo invita para cargar incienso.
según convenga y se va a su lugar, al lado
Se pone a su derecha, le pasa la naveta
de la credencia.
para que él imponga incienso. El turifera-
rio deja la naveta en la credencia y se pone 16b. Si un sacerdote ayuda en la dis-
al pie de las gradas, de costado. A la señal tribución de la comunión, cuando el ce-
del ceremoniero se pone de rodillas. remoniero marca para todos se pongan de
pie el turiferario se dirige a la credencia,
Para la Consagración, él se inclina
toma la patena y se queda ahí de pie es-
profundamente en cada genuflexión del
perando al sacerdote, y cuando éste baja
celebrante, e inciensa el Santísimo Sacra-
lo sigue hasta el comulgatorio. Dada la
mento con 3 golpes dobles en cada eleva-
comunión al último fiel, el turiferario se
ción. Después de la última genuflexión, a
arrodilla donde esté y ahí comulga. Luego
la señal del ceremoniero, se pone de pie,
sigue como de costumbre al sacerdote al
vuelve a su lugar al lado de la credencia,
altar, hace genuflexión al medio y se arro-
cuelga el turíbulo en el gancho y ahí mis-
dilla en su lugar al lado de la credencia.
mo se arrodilla.
17. Cerrado el Sagrario, el turiferario
15. En el Oremus luego del canon, el
se pone de pie y se pondrá de rodillas, con
turiferario se pone de pie con los acólitos
los demás ministros, a la señal del cere-
a la señal del ceremoniero reglamentario.
moniero, para la bendición final. Después
Permanece de pie en su lugar hasta que
Archisodalitas Sancti Stephani 33
de signarse en el comienzo del último
Evangelio, el turiferario (sin el turíbulo)
se pone delante de los acólitos y se dirige
con ellos al medio del santuario. Hacen la
genuflexión del último Evangelio, luego
la genuflexión final y parten a la sacristía.
18. En la sacristía, todos hacen re-
verencia a la cruz, al Obispo, si estuviera
presente, y al celebrante. Después de reci-
bida la bendición del celebrante, el turife-
rario se dirige a la capilla para ir a recoger
el turíbulo para limpiarlo.
ACÓLITOS
I) La Misa hasta el Ofertorio
1. En la sacristía los acólitos prenden
sus cirios y ayudan a revestir los ornamen-
tos al diácono y al subdiácono. Terminado
esto, se ubican detrás del turiferario con
sus cirios, para la procesión de entrada.
Una vez llegados al santuario, hacen ge-
nuflexión y van a la credencia. Sobre ésta
colocan sus cirios (dejándolos prendidos)
y se ubican delante de sus banquetas. Se
arrodillan después de la genuflexión de
los ministros superiores, a la señal del ce-
remoniero.
2. Si hay aspersión, los acólitos se
levantan con la señal del ceremoniero,
cuando los ministros superiores han sido
rociados. Permanecen de pie hasta el co-
mienzo de las oraciones al pie del altar.
3. Después de las oraciones al pie del
altar, los acólitos se levantan, a la señal del
34 EL MANUAL DEL ACÓLITO
ceremoniero, cuando el padre sube al al-
tar. Hasta el movimiento del Evangelio, se
sientan y se paran al mismo tiempo que
el diácono.
4. Durante la imposición de incien-
so que precede al Evangelio, los acólitos
toman sus cirios de la credencia y ahí es-
peran al turiferario. Cuando éste ha de-
jado la naveta, le siguen hasta el pie del
altar, y se ubican atrás del ceremoniero y
del turiferario. Después de haber hecho
la genuflexión a la señal del ceremoniero,
los acólitos giran el uno hacia el otro y
preceden a los demás ministros al lugar
del Evangelio. Se ubican a los costados
del subdiácono, no haciendo ninguna re-
verencia durante el Evangelio. Al terminar
el canto, siguen al ceremoniero al pie del
altar y hacen la genuflexión detrás de él.
Vuelven a sus banquetas después de haber
dejado sus cirios en la credencia.
5a. Para el sermón se sientan y se po-
nen de pie juntamente con el diácono y
subdiácono.
5b. Si se debe cantar el Credo, los acó-
litos hacen genuflexión al mismo tiempo
que el celebrante en el versículo Et incar-
natus est y se arrodillan también cuando
la schola canta el mismo versículo. Para lo
que resta, siguen los movimientos del diá-
cono para sentarse y pararse. Por lo tanto,
permanecen de pie mientras el diácono
lleva la bolsa al altar.
II) Del Ofertorio hasta el final de la Misa
6. Al comienzo del ofertorio, el sub-
2. Si hay Asperges, el ceremoniero
entra a la izquierda del celebrante soste-
niéndole la capa, el turiferario estará a la
derecha. Al llegar al santuario hacen ge-
nuflexión, todos se arrodillan y se paran
después de rociados con el agua bendita.
El ceremoniero y el turiferario acompa-
ñan al celebrante durante la aspersión,
sosteniéndole la capa. Después de la ora-
ción, el ceremoniero se dirige a la creden-
cia con el celebrante y allá lo ayuda a re-
vestirse (todo como en la Misa Solemne);
luego los dos vuelven al medio para las
oraciones al pie del altar.
3. El ceremoniero de rodillas en el
plano, a la derecha del celebrante, contes-
ta las oraciones al pie del altar. Termina-
das éstas, el ceremoniero marca para que
se levanten, ayudando antes al celebrante
a subir levantándole el alba, y se gira para
invitar al turiferario: él recibe la naveta y
suben. El ceremoniero besa la cuchara, y
se la entrega, al tiempo que besa la mano
del celebrante Mientras el celebrante
impone el incienso, el ceremoniero dice
“Benedicite Pater Reverende”. El cere-
moniero recibe la cuchara de manos del
sacerdote, con ósculo primero a la mano y
luego a la cuchara. Bendecido el incienso,
el ceremoniero recibe el turíbulo, entrega
la naveta al turiferario. Entonces besa el
turíbulo en la parte superior, y luego la
mano del sacerdote, a la vez que le en-
trega el turíbulo. El ceremoniero asiste a
la derecha del celebrante a la incensación,
haciendo las genuflexiones con él, y sos-
teniéndole su codo durante las mismas.
Terminada la incensación del altar, besa la
mano del celebrante al tiempo que recibe
el turíbulo. El ceremoniero besa la parte
superior del turíbulo y procede a incensar
al celebrante con 3 golpes dobles, hacien-
do inclinación profunda antes y después.
Luego entrega el turíbulo al turiferario
que está a su izquierda.
4. El ceremoniero indica al celebrante
la antífona del Introito (aunque normal-
mente no hay tiempo), se signa y hace
las reverencias con el celebrante, después
contesta al Kyrie. Si recién empezó el
Kyrie o hay bastante tiempo, el celebrante
se dirige directamente a la banqueta. En
el canto de la última invocación del Kyrie,
el ceremoniero invita al celebrante a vol-
ver al medio del altar para la entonación
del Gloria o Dominus vobiscum. Si el cele-
brante no se sentó en el Kyrie, el ceremo-
niero baja a su lugar en el plano cuando
el celebrante se dirige al medio del altar.
Si no hay Gloria, él permanece en el misal
para la Colecta.
5. Si hay Gloria, permaneciendo aba-
jo él lo recita con el celebrante y hace las
debidas reverencias a la cruz. Terminada
la recitación, el celebrante hace genu-
flexión en la tarima y el ceremoniero la
hace en el plano. El ceremoniero se corre
un poco hacia la derecha, dando lugar al
celebrante, y lo acompaña a la banque-
ta, ayudándole a sentarse como de cos-
tumbre. Allí el ceremoniero permanece
mirando hacia los fieles y se inclina hacia
la cruz cuando es necesario. En el fin del
Gloria, el ceremoniero hace la señal de la
Archisodalitas Sancti Stephani 39
 CÓMO ACOLITAR
EN LA MISA cantada
Se preparan la Sacristía y el Santuario
(el Altar y la credencia) como para una
Misa Solemne salvo que el corporal y el
Cáliz deben estar en el Altar, y no se usa
el velo humeral.
CEREMONIARIO
I) Consideraciones Preliminares
OBJETOS A PREPARAR:
EN EL ALTAR:
* sacras;
* el misal en el lado de la Epísto
la, abierto en el Introito;
* si el ceremoniero no es clérigo,
el cáliz debe estar sobre el altar,
estando el corporal en la bolsa,
caso contrario el ceremoniero lo
llevará antes del ofertorio;
EN LA CREDENCIA:
* las vinajeras;
* la vasija del lavabo,
* el manutergio;
* la patena;
* el cáliz preparado como para
una Misa rezada.
LA FUNCIÓN DEL CEREMONIERO es ase-
38 EL MANUAL DEL ACÓLITO
gurar la ejecución correcta y digna de la
ceremonia, por lo tanto él debe velar para
que cada ministro cumpla su función. No
dudará, si fuera necesario, dirigirles dis-
cretamente y hasta decir algo, siempre de
modo más breve posible.
Él velará por la coordinación de los
movimientos en conjunto. Para esto, él
marcará con dos golpes de manos para
que los ministros se arrodillen y con uno
para que hagan genuflexión o se paren.
Esta señal debe ser fuerte para que todos
ministros la escuchen, sin embargo debe
ser discreta.
ANTES DE LA MISA: el ceremoniero re-
visará todo en la día anterior, si fuera po-
sible; si no, entonces deberá revisar todo
un buen tiempo antes de la Misa.
EN LA SACRISTÍA: el ceremoniero ayu-
da al celebrante a revestirse. Cuando todo
está listo, marca la reverencia, y sale detrás
de los acólitos. En la entrada de la capilla
el ceremoniero presenta el agua bendita al
celebrante, si es que no se hace el Asperges.
II) La Misa hasta el Ofertorio
1. Al llegar al altar, el ceremoniero se
corre un poco a la derecha del celebran-
te, marca la genuflexión y da la señal para
que todos los ministros se arrodillen.
diácono toma el cáliz de la credencia.
Luego de que éste se retire el acólito1 lle-
va las vinajeras al altar. Espera que los mi-
nistros superiores (diácono y subdiácono)
hayan vertido el vino y el agua, y luego
trae las vinajeras y se ubica en su lugar.
7. Después de la imposición del in-
cienso, el turiferario baja para dejar en
la credencia la naveta, y parte con el
acólito2 hacia el medio del altar, hacen
genuflexión (in plano) y ambos suben
permaneciendo este último en el costado
evangelio. Cuando el celebrante inciensa
el lado epístola, el acólito2 toma el misal
(que se encuentra en medio del altar) y
retorna hacia el costado evangelio. Regre-
sa el misal a su lugar una vez que el cele-
brante hizo genuflexión después que ha
incensado este lado del altar. El acólito2
regresa a la credencia para el lavabo.
8. Cuando el acólito2 toma el misal,
el acólito 1 prepara el lavabo, y espera que
se le una el acólito2, al lado de la creden-
cia. Una vez que ha llegado éste, le entre-
ga la vinajera con el lavabo y ambos suben
inmediatamente después de la incensa-
ción del celebrante. Terminado el lavabo,
regresan a la credencia para
dejar allí los elementos del
lavabo. Habiendo tomado
el acólito1 las campanillas,
regresan a su lugar.
9. Los acólitos son in-
censados después del cere-
moniero: para esto giran
hacia el turiferario y res-
ponden a sus inclinaciones de cabeza. El
acólito1 toca las campanillas de la misma
manera que en una misa rezada (pero de-
lante de las banquetas). Ambos se arro-
dillan para la Consagración, a la señal del
ceremoniero, en la oración Qui pridie,
permanecen de rodillas hasta el Oremus
del Pater Noster, levantándose juntamente
con el coro.
10. Cuando el subdiácono es llamado
para dejar la patena, el acólito1 se aproxi-
ma a las gradas del altar (en el Panem
nostrum), haciendo genuflexión al mismo
tiempo que el subdiácono, subiendo con
éste al lado epístola. Allí recibe el velo
humeral, hace genuflexión detrás del sub-
diácono, y regresa a su lugar dejando pri-
mero el velo a un costado de la credencia.
11. El acólito1, si fuera clérigo, recibe
el saludo de la paz del ceremoniero y se
lo transmite al acólito2, si fuera también
clérigo, toma el mantel de comunión (si
es costumbre usarlo). Se arrodillan a la
señal del ceremoniero. Después que el
celebrante ha consumido la Preciosísima
Sangre, todos los ministros se ponen de
pie. Para el movimiento de comunión se
arrodillan y levantan según
la señal del ceremoniero.
Los acólitos comulgan des-
pués de los ceroferarios y
el orden con que suben al
altar es el siguiente (de iz-
quierda a derecha: cerem.,
ac.2, ac.1, turif.). Los acóli-
tos después de comulgar se
levantan y, sin genuflexión,
Archisodalitas Sancti Stephani 35
despliegan el mantel de comunión, si
fuera costumbre usarlo, y se arrodillan
enfrentados. Cuando el celebrante ha
terminado de dar la comunión al clero,
si hubiera, los acólitos doblan el mantel,
hacen genuflexión, dejan el mantel sobre
la credencia y se arrodillan en sus lugares.
12. Los acólitos se levantan con el ce-
remoniero una vez cerrado el tabernácu-
lo, y el acólito1 lleva inmediatamente las
vinajeras al altar. Espera allí hasta que se
las devuelva el subdiácono, y regresa a su
lugar, depositándolas en la credencia.
Cuando las abluciones están por ter-
minar, el acólito2 toma de la credencia
el velo del cáliz (plegado), luego parte al
medio del altar para hacer genuflexión
atrás del diácono y subdiácono (quiénes
cambian el misal y la palia de lado), sube
al altar por el costado evangelio y deja el
velo sobre el altar. Cuando el subdiácono
aproxima el cáliz, el acólito2 hace lo mis-
mo con la bolsa, le ayuda a cubrir el cáliz
y regresa su lugar, previamente haciendo
genuflexión atrás del subdiácono en el
medio del altar.
Al final de la Postcommunio, el acó-
lito1 sube a la primera grada donde se
encuentra el diácono, llevando consigo el
libro, si es la costumbre, con la entona-
ción del Ite, Missa est.
13. Para la bendición final, los acólitos
se arrodillan a la señal del ceremoniero.
Después de haberse signado al comienzo
del último Evangelio, toman sus cirios de
la credencia y siguen al turiferario al me-
36 EL MANUAL DEL ACÓLITO
dio del presbiterio. Hacen genuflexión al
Et incarnatus est y, a la señal del ceremo-
niero, hacen la genuflexión final y salen
en procesión a la sacristía.
CEROFERARIOS
I) Consideraciones Preliminares
1. Antes de la Misa, los ceroferarios
deben fijarse quienes son sus compañeros
para ubicarse bien en la procesión de en-
trada.
2. Los ceroferarios deben procurar
hacer los movimientos de modo ordena-
do y sincronizado.
II) La Misa Solemne con 4 Ceroferarios
3. Los ceroferarios se ubicarán en los
primeros lugares detrás del Crucífero y
los Acólitos en la procesión de entrada y
en el lado Evangelio en la Capilla.
4. Los ceroferarios permanecen en sus
lugares en los bancos hasta casi el fin del
Ofertorio. Terminada la incensación de
los fieles, luego que el turiferario pase, los
ceroferarios se pondrán en fila en el San-
tuario (en el mismo orden en que entra-
ron) y juntos con el turiferario, a la señal
de este, harán genuflexión y se irán a la
Sacristía a buscar los cirios (saliendo de
modo contrario: primero los ceroferarios
3 y 4)
5. Llegando al lugar donde estén los
cirios, los encenderán y tomando cada
cual el suyo entrarán en la Capilla en el
mismo orden de entrada. Llegando en
frente a la banqueta del celebrante, los
ceroferarios 1 y 2 se correrán un poco ha-
cia los costados y los ceroferarios 3 y 4
se pondrán a sus lados formando así una
fila (orden de izquierda a derecha: 2 - 4
- 3 -1). El ceroferario 3 marcará la genu-
flexión y luego marcará para que todos se
arrodillen. Mientras estén arrodillados los
que estén en el lado de la Epístola tienen
la mano derecha apoyada sobre el cirio y
los que estén en el costado evangelio, la
mano izquierda.
6. Los ceroferarios permanecerán ahí
arrodillados hasta luego de la comunión
del Sanguis del celebrante, en que el cere-
moniero marcará para que todos se pon-
gan de pie y les invitará a que se acerquen.
Los ceroferarios avanzarán hasta el pie de
la gradas, juntándose al medio. A la se-
ñal del ceremoniero harán genuflexión y
subirán hasta la última grada para la co-
munión.
7. Allí comulgarán después del diá-
cono y subdiácono, si estos dos no fue-
ran sacerdotes. Habiendo comulgado el
no. 1 y el 3 bajarán juntos (con los mo-
vimientos de comunión) y se dirigirán
a sus cirios. El ceroferario 1 esperará de
pie al no. 2 y ambos habiendo tomado
sus cirios subirán inmediatamente al al-
tar (quedándose en las extremidades de
donde se distribuye la comunión, con los
cirios hacia el coro). Los ceroferarios 3 y
4 se quedarán arrodillados y precederán
al sacerdote cuando éste se vaya a dar la
comunión a los fieles (si otro sacerdote
distribuye también la comunión, ellos
precederán a éste).
8. Terminada la comunión de los cléri-
gos, si hubiera, luego de que el celebrante
se dirija al comulgatorio de los fieles, los
ceroferarios 1 y 2 bajarán, harán genu-
flexión (en el plano - frente a las sacras)
y se arrodillarán en sus lugares. Cuando
falten pocas personas para que termine la
comunión en el comulgatorio, los cerofe-
rarios 3 y 4 se pondrán en el pasillo y pre-
cederán al celebrante; se correrán hasta la
dirección de las sacras, y se arrodillarán
directamente (apoyando sus cirios sobre
la grada).
9. Cerrado el Sagrario, los cerofe-
rarios 3 y 4 vuelven directamente a sus
lugares y los ceroferarios 1 y 2 se ponen
de pie. A la señal del ceroferario 3 todos
hacen genuflexión y se dirigen a la Sacris-
tía a dejar los cirios (3 y 4 salen primero).
Allí apagan y dejan sus cirios, vuelven a
la Capilla en el mismo orden. Llegando
en la dirección de sus bancos hacen ge-
nuflexión (marcada por el ceroferario 3)
y se ponen en sus lugares en los bancos,
terminando así sus funciones en la Misa.
III) La Misa Solemne con 2 Ceroferarios
10. Se sigue todo lo dicho arriba, con
la única diferencia que los ceroferarios
después que comulgan, suben al altar y
luego de la comunión de los clérigos, si
hubiera, acompañan al celebrante al co-
mulgatorio.
Archisodalitas Sancti Stephani 37