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CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que en éste sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos
venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad
del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 24,3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó
con voz unánime: “Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor”. Moisés escribió todas las palabras del Señor.
Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estales, por las doce tribus de Israel. Y mandó a
algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión.
Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el
documento de la alianza y se lo leyó en voz altar al pueblo, el cual respondió. “Haremos todo lo que ha dicho el Señor y
lo obedeceremos”. Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que el
Señor ha concertado con ustedes, de acuerdo con todas estas palabras». Palabra de Dios.

Salmo de respuesta 115, 12-13.15-16.17-18 (R. 13)

R. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Salmista: ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el
nombre del Señor. R.

Salmista: Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis
cadenas. R

Salmista: Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en
presencia de todo el pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la Carta a los Hebreos 9,11-15

Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su “tienda” es más grande y más perfecta:
no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros,
sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.

Si la sangra de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos,
devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a
Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios
vivo! Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que da redimido de los pecados
cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. Palabra de
Dios.

SECUENCIA

Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas, porque él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores es hoy el pan vivo y que da vida.

El cuál se dio en la mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día en que fue instituido este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey, la pascua nueva de la nueva ley pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo, la sombra ante la realidad, y la luz ahuyenta la noche.

Lo que Jesucristo hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.


Instruidos con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos, que el pan se convierte en carne y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies, que son accidentes y no sustancia, están ocultos los dones más preciados.

Su carne es alimento y su Sangre bebida; mas Cristo está todo entero bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe, no lo quebranta ni lo desmembra; recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recibenlo mil; y aquel lo toma tanto como estos, pues no se consume al ser tomado.

Recibenlo buenos y malos; mas con suerte desigual de vida o de muerte.

Es muerte para los malos, y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en
el todo.

No se parte la sustancia, se rompe solo la señal; ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo presente.

He aquí el pan de los ángeles, hecho viático nuestro; verdadero pan de los hijos no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron: Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná nutrió a nuestros padres.

Buen Pastor, Pan verdadero, ¡oh, Jesús!, ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra
de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos
y compañeros de los santos ciudadanos.

Aleluya «Yo soy el pan vivo bajado del cielo -dice el Señor-o El que coma de este pan vivirá para siempre.» Aleluya

EVANGELIO

+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 14,12-16.22-26

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde
quieres que vayamos a prepararte la cena pascual?» Él envió a dos de discípulos diciéndoles: «Vayan a la ciudad, les
saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo, y en la casa adonde entre, díganle al dueño de la
casa: “El Maestro pregunta: “¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?. Les enseñará
una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Prepárennosla allí”

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que le había dicho y prepararon la Pascua. Mientras
comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo.» Después
tomó luego el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la
alianza, que es derramada por muchos. En verdad les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en
que beba el vino nuevo en el Reino de Dios,» Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.
Palabra del Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Presidente: Queridos hermanos: El sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor es


cumbre y fuente de toda la vida de la Iglesia, prenda de bendición y salvación para el mundo
entero. Elevemos al Padre nuestra oración unánime, para que nazca de este gran misterio el
don de nuestra unidad y de la paz. Oremos diciendo: Jesús, Pan de vida, escúchanos.

1. Por la santa Iglesia: para que, fortalecida con el pan de la vida, camine por el mundo
anunciando con las palabras y las obras el Evangelio de la salvación.
2. Por los sacerdotes, ministros del altar: para que se conformen siempre al misterio que
celebran para la alabanza de Dios y la edificación de su pueblo.
3. Por todos los que sufren, especialmente las víctimas de la violencia, de la injusticia y de las
catástrofes naturales, para que puedan encontrar en la Eucaristía el alimento de vida que las
fortalece en su existencia diaria.
4. Por cuantos se glorían del nombre cristiano: para que en la Eucaristía, signo y vinculo de
unidad, recompongan la plena comunión de fe y de amor.
5. Por nosotros: para que, mientras partimos el pan de la vida eterna, aprendamos también a
compartir el pan terreno y a socorrer a los hermanos que viven en la necesidad o en dolor.
Presidente: Dios nuestro que en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo has puesto la
fuente del Espíritu que da la vida, haz que tu Iglesia, partiendo el pan eucarístico, sea germen
de la humanidad renovada y prenda de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
 
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concede bondadoso, Señor, a tu Iglesia los dones de la paz y de la unidad, significados


místicamente por la oblación de este sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PLEGARIA EUCARÍSTICA III


 
Presidente: Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus creaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y
congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde
sale el sol hasta el ocaso.
 
Concelebrantes: (manteniendo las manos extendidas sobre las ofrendas) Por eso, Padre, te
suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de
manera que se conviertan en el Cuerpo y † la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios. Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó
pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
 
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO
POR VOSOTROS
 
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
 
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE
LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Presidente: Este es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.

Todos: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor,
hasta que vuelvas.
 
Concelebrantes: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de
tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para
que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en
Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
 
Concelebrante 1: Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los
mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
 
Concelebrante 2: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación
al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el
Papa Francisco, a nuestro Obispo Flavio, su obispo auxiliar Fernando, al Orden Episcopal, a los
presbíteros y diáconos y a todo el pueblo redimido por Ti. Atiende los deseos de esta familia que
has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos
dispersos por el mundo. A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos
en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
 
Concelebrantes: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu
Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Señor, saciarnos del eterno gozo de tu divinidad, que nos anticipa, en el tiempo, la
recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre preciosos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 
Terminada la oración después de la Comunión se expone el Santísimo en el Altar.

Presidente: Jesús Eucaristía, este día, te pedimos: guíanos por los caminos de nuestra historia.
Sigue mostrando a la Iglesia y a sus pastores el camino recto. Mira a la humanidad que sufre, que
vaga insegura entre tantos interrogantes. Mira el hambre física y psíquica que la atormenta. Da a los
hombres el pan para el cuerpo y para el alma. Dales trabajo. Dales luz. Dales a ti mismo. Purifícanos
y santifícanos a todos. Haznos comprender que nuestra vida sólo puede madurar y alcanzar su
auténtica realización mediante la participación en tu pasión, mediante el «sí» a la cruz, a la renuncia,
a las purificaciones que tú nos impones. Une a tu Iglesia: une a la humanidad herida. Danos tu
salvación y haznos ser instrumentos de tu misericordia y reconciliación. Amén.

Incensación y canto eucarístico.

PRIMER ALTAR
LA FAMILIA Y LA RECONCILIACION

Incensación y canto eucarístico


 
Monición: El Señor Jesús que pasó haciendo el bien, ahora pasa por las calles de nuestra ciudad,
derramando gracias y bendiciones, que sea este homenaje que le tributamos a Jesús Sacramentado
un fortalecimiento de nuestras familias, dónde se construye la paz y la reconciliación.
 
Lectura Bíblica: “Así que, como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de
misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y
perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos
también vosotros" (Col 3,12-13)

Reflexión: Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es
fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte
de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris
laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.
La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas
aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos
o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la
búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón. Desde el seno de la familia, la alegría se
propaga al mundo y se irradia a toda la sociedad. Por otra parte, una ética de fraternidad y de
coexistencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del
miedo, de la violencia y de la cerrazón, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero.
En este sentido, hago un llamamiento a favor del desarme, como también de la prohibición y
abolición de las armas nucleares: la disuasión nuclear y la amenaza cierta de la destrucción
recíproca, no pueden servir de base a este tipo de ética. Con la misma urgencia suplico que se
detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños. (mensaje del Papa Francisco para la
jornada mundial de la paz 2017)
Presidente: Acudamos a Cristo, que invita a todos a su Cena y en ella entrega su cuerpo y su
sangre para la vida del mundo; digámosle: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

Lector: Cristo, Hijo de Dios vivo, que nos mandaste celebrar la Eucaristía como memorial tuyo,
enriquece a tu Iglesia con la celebración de tus misterios.
Todos: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

Lector: Cristo, Señor nuestro, sacerdote único del Dios altísimo, que has querido que tus ministros
te representaran en la cena eucarística, has que los que presiden nuestras asambleas imiten en su
manera de vivir lo que celebran en el sacramento.
Todos: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

Lector: Cristo, maná bajado del cielo, que haces un sólo cuerpo de cuantos participan en un mismo
pan, aumenta la unidad y la concordia de los que creen en ti.
Todos: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

Lector: Cristo Jesús, médico enviado por el Padre, que por el pan de la Eucaristía nos das el
remedio de la inmortalidad y el germen de la resurrección, da salud a los enfermos y esperanza a los
pecadores.
Todos: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

Lector: Cristo Señor, rey al que esperamos, tu que nos mandaste celebrar la eucaristía para
anunciar tu muerte y pedir tu retorno, haz participar en tu resurrección a los que han muerto estando
en tu amor.
Todos: Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.
 
Se concluye con la siguiente oración:
 
Presidente: Oh Dios que nos diste el verdadero pan del cielo, concédenos te rogamos, que con el
poder del alimento espiritual, siempre vivamos en ti y resucitemos gloriosos en el último día. Por
Jesucristo nuestro Señor.

SEGUNDO ALTAR
COLOMBIA ABRE TU CORAZÓN A LA RECONCILIACION

Incensación y canto eucarístico

Monición: La Eucaristía es la cumbre de la vida cristiana y la luz que ilumina a la Iglesia entera en la
configuración con Jesucristo, es la presencia viva del Señor Jesús entre nosotros, vivamos este
momento de gracia para nuestra arquidiócesis, que reavive en todos nosotros el deseo de paz y
reconciliación.

Lectura Bíblica: “Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el
ministerio de la reconciliación. En efecto, Dios estaba reconciliando al mundo consigo por medio de
Cristo, no tomando en cuenta las trasgresiones de los hombres, al tiempo que nos confiaba la
palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortará por medio
de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!” (2  Cor 5,18-20).

Reflexión: Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios y déjate reconciliar. No le temas a la verdad
ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan
a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es
hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios y
renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la
creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Que podamos habitar en armonía y
fraternidad, como desea el Señor. (Palabras del Papa Francisco en el encuentro con las víctimas en
Villavicencio)

Presidente: Ante Jesús Eucaristía presentémosle nuestro homenaje de adoración y de gloria y


oremos por nuestro país diciendo: Señor, ten misericordia de nosotros.
Lector: Señor, cuando estamos en la duda y en las tinieblas, cuando te buscamos sin poderte
encontrar, aumenta nuestra fe.
Todos: Señor, te misericordia de nosotros

Lector: Señor, cuando nuestro corazón está triste y angustiado, cuando los tiempos son duros,
crueles, inciertos, haz fuerte nuestra esperanza
Todos: Señor, te misericordia de nosotros

Lector: Señor, cuando no sabemos amarte de verdad, cuando no amamos con generosidad a
nuestros hermanos con los hechos y con sinceridad.
Todos: Señor, te misericordia de nosotros

Lector: Señor, cuando te olvidamos hasta dejar de rezarte, cuando nos alejamos de ti hasta
ofenderte con el pecado, concédenos tu gracia y tu perdón.
Todos: Señor, te misericordia de nosotros

Lector: Señor, cuando tenemos miedo de tanta violencia y de tanto odio, cuando somos víctimas de
la injusticia, danos tu espíritu de fuerza, de paz y de amor.
Todos: Señor, te misericordia de nosotros

Se concluye con la siguiente oración:

Presidente: Ilumina, Señor con la luz de la fe nuestros corazones y abrásalos con el fuego de la


caridad, para que adoremos resueltamente en espíritu y en verdad, a quien reconocemos en este
sacramento como nuestro Dios y Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

TERCER ALTAR
LA RECONCILIACION UNA TAREA DE TODOS

Incensación y canto eucarístico

Monición: Llevamos a Cristo, presente en la figura del pan, por los calles de nuestra ciudad.
Encomendamos estas calles, estas casas, nuestra vida diaria, a su bondad. Que nuestras calles
sean calles de Jesús. Que nuestras casas sean casas para Él y con Él. Que nuestra vida de cada
día esté impregnada de su presencia que nos invita al perdón y a la reconciliación.

Lectura Bíblica: “Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios’, y a la vez odia a su hermano, es un mentiroso;
pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y nosotros
hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano”. (1 Juan
4,20-21)

Reflexión: La reconciliación no es una palabra que debemos considerarla como abstracta; si eso
fuera así, sólo traería esterilidad, traería más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a
cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas
vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de
los procesos de construcción de la paz. Es necesario que algunos se animen a dar el primer paso en
tal dirección, sin esperar a que lo hagan los otros. ¡Basta una persona buena para que haya
esperanza! ¡No lo olviden, basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de
nosotros puede ser esa persona! (Homilía del Papa Francisco en la misa en Villavicencio)
Presidente: Cristo presente bajo las especies de pan y de vino nos invita a que permanezcamos
delante de su Presencia santa en actitud de adoración. Digámosle con fe: Te adoramos, Dios con
nosotros.

Lector: Tú, que eres la Palabra que comunica la verdad a los hombres.
Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres la Luz que ilumina nuestros pasos.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres la Vida que resucita nuestra muerte.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Pastor que da la vida por su grey.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Maestro que educa en el amor.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Médico que cura toda enfermedad.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Redentor que redime de la esclavitud a la humanidad.


Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Salvador que perdona el pecado del mundo.
Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Pan bajado del cielo que alimenta para la vida eterna.
Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Agua viva que riega nuestra aridez.
Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Lector: Tú, que eres el Señor muerto y resucitado que permaneces en el sacramento.
Todos: Te adoramos, Dios con nosotros.

Presidente: Señor, que por el misterio pascual de tu Hijo realizaste la redención de los hombres,
concédenos avanzar por el camino de la salvación a quienes, celebrando los sacramentos,
proclamamos con fe la muerte y resurrección de Cristo. El, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
CUARTO ALTAR
LA RECONCILIACION FUNDAMENTO DE LA PAZ

Incensación y canto eucarístico

Monición: El Señor Jesús que pasó haciendo el bien, ahora pasa por las calles de nuestra ciudad,
derramando gracias y bendiciones, que sea este homenaje que le tributamos a Jesús Sacramentado
un fortalecimiento de nuestra fe y nuestro compromiso por promover la reconciliación y la paz.

Lectura Bíblica: “Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No os sintáis
turbados y no os acobardéis” (Jn 14,27)

Reflexión: El recurso a la reconciliación concreta no puede servir para acomodarse a situaciones de


injusticia. Más bien, como ha enseñado san Juan Pablo II: «Es un encuentro entre hermanos
dispuestos a superar la tentación del egoísmo y a renunciar a los intentos de pseudo justicia; es fruto
de sentimientos fuertes, nobles y generosos, que conducen a instaurar una convivencia fundada
sobre el respeto de cada individuo y de los valores propios de la sociedad civil» (Carta a los obispos
de El Salvador, 6 agosto 1982). La reconciliación, por tanto, se concreta y se consolida con el aporte
de todos, permite construir el futuro y hace crecer esa esperanza. Todo esfuerzo de paz sin un
compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso. (Homilía del Papa Francisco en la
misa en Villavicencio)

Presidente: Ante la presencia sacramental del Señor, adorémosle con espíritu de fe como
verdaderos adoradores y digámosle: Te adoramos y te alabamos.
Lector: Señor, que has querido permanecer en el sacramento.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que has instituido la Eucaristía como memorial de tu muerte y resurrección.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que nos mandaste celebrarla Eucaristía, diciendo "haced esto en memoria mía".
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que has dado a comer en el desierto, multiplicando los panes y los peces.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que has prometido en Cafarnaún el Pan de vida para la vida eterna.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que te has ofrecido en la Cruz para gloria del Padre y salvación nuestra.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que nos ofreces cada día la mesa de tu Palabra y de tu Sacramento.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que has querido permanecer entre nosotros bajo las especies de Pan y Vino.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que nos diste el mandamiento de amarnos unos a otros.


Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que a los discípulos de Emaús les explicaste las Escrituras y te reconocieron al partir
el pan.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Lector: Señor, que te has aparecido resucitado a tus apóstoles para confirmarlos en la fe.
Todos: Te adoramos y te alabamos.

Presidente: Unidos a Jesús, pan vivo bajado del cielo, dirijámonos al Padre de toda gracia, pidiendo
que nunca falte tanto el pan material como el pan espiritual en nuestras vidas: Padre nuestro...
 
Presidente: Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo, conserva
en nosotros la obra de tu misericordia, para que venerando constantemente el misterio de nuestra
salvación merezcamos conseguir su fruto. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO

Monición: El Señor Jesús, antes de pasar de este mundo al Padre, nos dejó el sacramento de su
Cuerpo y de su Sangre. En este admirable sacramento se hizo compañero de nuestro caminar,
testigo para nuestras dudas y firmeza ante nuestras dificultades, que el haber caminado con El en
esta procesión eucarística sea también compromiso de seguir caminando con Él en nuestra vida
diaria. Dispongámonos a la bendición.
 
CONSAGRACIÓN DEL TOLIMA AL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS

Señor Jesús, Redentor del género humano, míranos humildemente postrados delante de tu
presencia, real y verdadera, en el Augusto Sacramento del Altar, en este día en que el Tolima te
presenta este homenaje de adoración y de consagración. Oh, Corazón de Jesús, manantial
inagotable de gracia, amor y paz, Corazón del que nació la Iglesia en la cual nacimos como hijos de
Dios por el Bautismo. Gracias por mostrarnos el rostro de tu Padre y por enviarnos tu Espíritu santo
que nos congrega y santifica.
 
Llenos de confianza en tu poder y en tu bondad, queremos entregar a tu custodia y particular
protección nuestro país, que espera de sus gobernantes sabiduría y honestidad. Danos la gracia de
ser fieles a nuestra vocación cristiana. Que en esta tierra tolimense se acrecienten la justicia y la
caridad, se fortalezcan los lazos de la fraternidad, que nos respetemos como hermanos, que existan
más oportunidades de trabajo y de empleo digno para todos, que podamos sentirnos seguros
caminando por nuestros campos. Que nuestras familias fomenten el amor verdadero y nuestros
jóvenes se formen en los auténticos valores cristianos; que practiquemos la caridad ante quien sufre
y vive abandonado en nuestras calles; que no olvidemos el grito de dolor de nuestros hermanos
secuestrados y sus familias. Que nuestra clase dirigente abra su corazón a Ti, fuente de la verdad y
de la vida, que la corrupción y la mentira desaparezcan de nuestras instituciones.
 
Concédenos Señor la gracia de ser fieles a la ley de Dios en esta hora tan decisiva para nuestra
patria. Corazón amantísimo de Jesús que te formaste en el seno de la Virgen María, te pedimos que
el vientre de las madres siga siendo un santuario de la vida. Te pedimos perdón Señor por el número
inmenso de niños que son abortados, por el maltrato de los pobres a quienes se hace difícil vivir, por
los hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, por los ancianos y enfermos, que mueren
ante la indiferencia de muchos o por una falsa compasión.

Haz que sepamos anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la
vida. Danos la gracia de ser testigos valientes de tu verdad, para construir la civilización de la verdad
y del amor. Enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, dónde todo nos habla de Ti. Haz
que cuidemos y protejamos estas hermosas tierras del Tolima que dejaste encomendadas al trabajo
de nuestras manos. Cámbianos este corazón de piedra, que se parezca al tuyo para que siempre
hagamos la voluntad del Padre.

Sagrado Corazón de Jesús en Ti confiamos. Te consagramos una vez más nuestro departamento del
Tolima y nuestra amada patria Colombia, que en tantas ocasiones ya te ha sido consagrada. Amén.

Letanías del Corazón de Jesús

Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros


Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios
Corazón de Jesús, templo santo de Dios
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones
Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad
Corazón de Jesús, fuente de toda consolación
Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten misericordia de nosotros

Jesús manso y humilde de corazón: haced nuestro corazón semejante al tuyo.

Oración: Dios omnipotente y misericordioso, mira el corazón de tu amadísimo Hijo y concede


propicio el perdón a los que imploran tu misericordia en nombre de tu mismo Hijo Jesucristo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

PRECES EUCARÍSTICAS

Bendito sea Dios


Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo corazón.
Bendita sea su  preciosísima sangre
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
 
Al final de las preces se entona el Tantum ergo
 
V. Les diste, Señor, el pan del cielo
R. Que encierra en sí todo deleite.
 
Presidente:

Oremos: Señor nuestro Jesucristo que bajo este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de
tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre
que experimentemos en nosotros el fruto de tu Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.

Se procede a la bendición y luego a la reserva

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