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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO POPUPAR DE EDUCACIÒN


UNIDAD EDUCATIVA “CECILIO ACOSTA”
CAGUA – EDO. ARAGUA

FILOSOFÍA

Peláez Edwin
24.686.474

Mayo 2017
LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

Sin duda alguna, la educación es uno de los aspectos más


importantes para el desarrollo de una sociedad. Por lo mismo, se constituye
como un agente de cambio y libertad para el hombre, esto demuestra la
importancia implícita que debemos hacia la misma.

La filosofía es la reflexión sobre lo existe, lo posible, la naturaleza, el


hombre las causas, los fines, las relaciones entre el hombre y el universo, el
lenguaje, entre otras. Con respecto al hombre asuntos tales como el origen y
destino, problemas de la libertad, concepción del mundo, de las cosas y
sobre la finalidad de la existencia.

La filosofía se constituye como la base de las diferentes posturas


ideológicas habidas y por haber. La misma también es real para la Educación
como práctica educativa.

La filosofía de la educación es la reflexión filosófica que trata sobre la


esencia y el valor, la finalidad y el sentido, las posibilidades y los límites en
extensión y profundidad de la educación. Explora de manera estructural,
esencia, valores y fines del proceso educativo a efecto de dar explicaciones
objetivas. Indaga los fundamentos últimos de la realidad pedagógica.

La educación como un quehacer ético en la actualidad, debe


representar a la práctica educativa y a toda persona que esté involucrada en
este proceso, reflexionando en ello desde una perspectiva filosófica. La
educación se vuelve cada vez más un sistema mecanizado y sin
compromisos sociales ni humanos; es necesario lograr una mejor
comprensión del mundo y de la vida, y la educación es la mejor forma de
generar actitudes positivas para hacer frente a los innumerables retos que
nos ofrece el mundo actual.

La práctica de la educación debe estar en función de situaciones de


fondo, en función de todo lo que forma conciencia, carácter, esencia en el
hombre, esencia de su práctica y de su finalidad; la transmisión de cultura
humana, el hombre por esencia tiende a ser libre, aunque la cultura nos
tenga atados a la predeterminación y por lo tanto a la pérdida de libertad, a la
pérdida de la voluntad de elegir.

Sin duda que esta determinación (determinismo) es una herramienta


muy importante en la ideología, puesto que puede servir para que el
individuo crea que es su propia elección, que crea que él está siendo
auténtico en su voluntad. En la educación, se debe promover la libertad, y en
el determinismo podemos encontrar una tendencia muy tajante que no
permite la elección (esto como crítica a las situaciones de manipulación:
moral, psicológica, política, religiosa...) con lo cual el acto educativo pierde
todo sentido y se convierte solo en informativo, sin aplicación a la realidad, a
las vivencias, a la vida de cada quien; si el individuo no es libre, no es fácil
que encuentre el sentido, el amor, el interés a la educación.

Es esencial para el hombre el poder elegir su destino: tener elección,


en poder por medio de la voluntad convencerse de las conveniencias y las
inconveniencias. La libertad es el camino hacia la identidad, hacia la moral,
hacia la conciencia... sólo en la medida de que se sea libre, se va a tener la
conciencia del mundo, se van a tener convicciones y el ejercicio de la ética
puede prevalecer por sobre lo material. ¿Por qué? Porque en la medida que
la libertad, que el ejercicio de la elección, el desarrollo de la voluntad sea
reales, el hombre irá adquiriendo una relación mucho más estrecha con el
mundo, puesto que creara en él el sentido de pertenencia y de compromiso.

Toda educación colectiva requiere una filosofía educativa. La


educación es el arte de transmitir a las nuevas generaciones, los valores, el
fundamento y el contenido de una cultura. Vivimos en una sociedad donde el
maltrato, la violencia, la prepotencia y la irreverencia son características y
aún motivo de orgullo para sectores que desean imponer a los demás sus
razones.

Esta peculiaridad parte de la filosofía del “sálvese quien pueda” y


“primero yo” porque la competencia es la amenaza que se cierne sobre los
millones de mediocres que habitan este mundo; porque son los mediocres
los que tienen que disputarse el lugar que no les corresponde por falta de
méritos.

Lo que parece estar faltando en la educación convencional, es proveer


a los educandos de principios morales y éticos y el reconocimiento de las
aptitudes individuales para favorecer el potencial de creatividad propia de
cada ser humano.

La filosofía educativa se centra en dos aspectos: la naturaleza del


aprendizaje y el propósito de la educación; y todavía a pesar del estado de
confusión y desorientación actual de los jóvenes, cuestiona la transmisión de
valores morales.

Queda así expuesta la juventud a la sola influencia de una sociedad


enferma, que se refleja en los medios de comunicación masiva, mostrando
los excesos y el libertinaje como forma de vida.
En base a la lectura del presente texto, realice un análisis crítico sobre
el tema.

Aún hoy en nuestro mundo es muy difícil tratar el tema de la fe, la


creencia o la verdad sin vernos afectados, inconscientemente, por los filtros
intelectuales que hemos heredado de las religiones del Libro.

Una investigación basada en las fuentes clásicas y contemporáneas


sobre los conceptos de verdad, fe y creencia, nos puede permitir discernir
con eficacia las diferencias y eventuales convergencias entre la Filosofía, la
Mística y la Religión, sin confundirlas.

Ambas tienen un mismo contenido, pues tanto una como otra buscan
la verdad y la sabiduría, aunque sus vías de acceso sean diferentes. La
religión revela, utilizando el lenguaje de la representación a través de mitos,
ritos y símbolos. La filosofía desvela, demuestra a través de la idea, el
pensamiento y el concepto.

Acceso religioso y acceso filosófico a la verdad

Si bien la Religión y la Filosofía tienen preocupaciones comunes como


la ontología y la moral, “hay una diferencia fundamental entre la ética
filosófica y la de las religiones, que es la referencia a una voluntad sagrada, a
una voluntad divina.” (1) Esta diferencia procede de la existencia en la
Religión de un principio de autoridad exterior. Por el contrario, el filósofo trata
de comprender la verdad que le es propuesta y de constatarla en sí mismo
para integrarla a través de una progresión de pensamiento y acción.
Para las religiones, la verdad es dogmática y absoluta. No se la puede
refutar. Una verdad absoluta puede existir en este plano de la existencia.
Para las filosofías, por el contrario, ninguna verdad absoluta puede existir en
este plano. En consecuencia, no se puede hablar más que de verdades
relativas, y de un acceso a lo verdadero por una ascensión progresiva, a
través de la toma de conciencia de nuestra propia ignorancia.

Los filósofos antiguos habían descubierto también que, aunque no se


llegase a una verdad, esta ascensión indica una experiencia de orden
individual intransmisible, pues la vivencia puede tan sólo vivirse pero no
transmitirse. En cambio, el método para que cada cual pueda tener acceso a
ella por sus propios esfuerzos sí es transmisible.

No se puede llegar a la verdad ni por la moral, ni por recetas de


verdades prefabricadas, ni por ritos. Es el enfoque sobre la verdad el que
diferencia a la religión de la filosofía.

El estudio de los conceptos “fe” y “creencia” permite aclarar en qué se


diferencian estas vías y cómo se establecen las bases de la filosofía y de la
religión, pues una y otra nacen de y maneras de creer disímiles.

La fe de las filosofías y la fe de las religiones

La fides de los antiguos: prueba, pacto y lealtad

La fe de los antiguos difiere del concepto de fe elaborado por las


religiones actuales y fundamentalmente por el Cristianismo en Occidente. La
fides romana o la pistis griega son una prueba de confianza, una marca de
lealtad, un pacto que fundamenta las relaciones morales y sociales. Es una
virtud que no debe confundirse con la creencia religiosa.

El Cristianismo transformó la idea de la fe en una creencia fundada, en


la fe dada a un testimonio (profetas, apóstoles). Pero la credibilidad de un
testimonio depende de las pruebas que puedan confirmarlo o invalidarlo. El
testimonio no exime de la prueba. Inversamente, la prueba tampoco
reemplaza la función propia del testimonio. Sin pruebas no habría ciencia. La
complementariedad entre la prueba y el testimonio está en el corazón de
nuestra civilización. La distinción entre prueba y testimonio, razón y fe, forma
parte de nuestra herencia cultural.

Como consecuencia de una desviación de la noción antigua de fe


hacia la noción de fe-creencia-testimonio del Cristianismo, la fides antigua
puede asimilarse actualmente con la noción de prueba-demostración, más
cerca de la razón que de una creencia religiosa.

Se debe distinguir la fe-lealtad-prueba, fundamento de todo vínculo


social y de las virtudes morales y cívicas que permiten las relaciones entre
los hombres, de la fe-creencia-testimonio, que es más bien una lealtad
(fidelidad) religiosa, dependiente no de las pruebas, sino del peso de la
palabra y de la autoridad.

*La fe de las religiones: creencia-confianza

Una creencia está sometida a dos tipos de condiciones: las


condiciones de verdad (la oposición entre lo verdadero y lo falso no depende
de nosotros, sino de lo que existe independientemente de nosotros), y las
condiciones de aceptación (la elección del “sí” o del “no” de nuestra fe sí
depende de nosotros).

Mientras que la creencia es un asunto individual que depende de un


juicio personal, la fe-confianza implica un reconocimiento recíproco entre las
personas, entre el que da su palabra (o inspira confianza) y el que la recibe
(o da su confianza). En efecto, la confianza es una relación. Esta relación
puede orientarse en dos sentidos complementarios, activo o pasivo (tener
confianza, ser fiable). En este sentido puede interferir en las condiciones de
aceptación de una creencia, por ejemplo, otorgar confianza a un testigo sin
verificar los hechos en sí.

La fe orienta la confianza, pero la orienta sobre la base de creencias


que pueden ser verdaderas o falsas. Su valor de verdad depende de lo que
existe, que puede eventualmente contradecir o refutar lo que pensamos. La
confianza en Dios tiene como fundamento la autoridad de la revelación. La fe
religiosa no es solamente confianza, sino también obediencia a la autoridad
divina. Se establece a través de las relaciones de confianza-testimonio, sin
que sea considerada necesaria una verificación de las pruebas.

La búsqueda filosófica no se detiene ante el “yo le creo” (de la fe


religiosa), sino ante la verificación del “yo creo que” (fe-opinión),
independiente de toda relación de confianza, puesto que se puede tener
confianza en alguien que se puede equivocar con toda buena fe.

Creencia filosófica: creer que… Creencia religiosa: creer en…


“Creer en” significa “poner la confianza en”. Se refiere en general a
una persona, una cualidad humana, una divinidad, una entidad genérica. “Tú
crees en la ciencia, tú crees en ¿?, él cree en Dios”.

“Creer que” significa considerar real algo cuya existencia no ha sido


aún demostrada.

Se comprende así que “creer en (la existencia de) algo” es quedarse


en el exterior de la cosa, mientras que “creer que” es situarse en el interior,
acceder al corazón, allí donde la confianza encuentra su alimento.

Conclusión

“No es la noción de Dios ni de sabiduría, ni de conocimiento, ni de lo


verdadero, lo que permite distinguir la Filosofía de la Religión. El origen de la
diferencia está en relación con el criterio de fe y de creencia. En efecto, el
filósofo “cree que…”, es decir, supone, opina y busca pruebas de su fe a
través de la experiencia y los hechos, y la religión “cree en…”, sin necesidad
de comprobar la verdad de su creencia, puesto que tiene fe en los
testimonios de aquellos que han recibido la revelación o a quienes se les ha
transmitido una revelación o un dogma, y en su propia vivencia.

Por eso para los filósofos existe la fe-opinión-prueba, que lleva de la


creencia al conocimiento-convicción, y en la religión se tiene la fe-creencia,
que lleva conocimiento basado en el principio de una autoridad exterior.

EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA
¿Por qué la filosofía nace en Grecia y no en otro lugar? Es en Grecia
es donde se le intentó dar una explicación al mundo dejando a un lado la
religión, para basarse en argumentos racionales y no religiosos. La
organización política griega permitió que los ciudadanos desarrollaran
capacidades intelectuales como no pasaba en ninguna otra parte de
occidente. Esto llevó a que los griegos tomaran su tiempo de ocio en pensar
y cuestionarse de una forma distinta los problemas de la existencia humana.

La filosofía moderna abarca los comienzos del Renacimiento y la


reforma protestante hasta los últimos años del siglo XX. Después de quince
siglos de filosofar acerca de cuestiones teológicas, se busca conocer el
mundo creado. Debemos advertir que se llama filosofía moderna no a lo que
comienza con la historia moderna (que tiene su punto de partida en la toma
de Constantinopla por los turcos), sino que se considera filosofía moderna a
lo que comienza con Descartes. Lo característico de la filosofía moderna
(desde Descartes hasta Husserl) es que cambiaron el punto de partida de la
filosofía y en vez de ser el punto de partida la consideración del mundo
comenzaron por la consideración del conocimiento del mundo, que no es lo
mismo.

Las principales figuras de la filosofía moderna están divididos


principalmente en dos grandes grupos, los racionalistas y los empiristas. Se
considera a René Descartes como padre de la filosofía moderna, pues su
genio lo condujo a la creación de una nueva ciencia matemática, la
geometría analítica y llegó a la conclusión de que para evitar el error no
basta la inteligencia, sino que hay que aplicarla adecuadamente, es decir
requiere de un método. Se considera que el período de la filosofía moderna
concluye con Immanuel Kant.
Racionalismo
Las principales figuras de la filosofía moderna están divididos
principalmente en dos grandes grupos. Los "racionalistas", sobre todo en
Francia y Alemania, argumentaron que todo conocimiento debe partir de
ciertas "ideas innatas" en la mente. Los principales racionalistas fueron René
Descartes, Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz, y Nicolas Malebranche.

Empirismo
Los "empiristas", por el contrario, sostienen que el conocimiento debe
comenzar con la experiencia sensorial. Las principales figuras de esta línea
de pensamiento son John Locke, George Berkeley y David Hume. La ética y
la filosofía política por lo general no se subsumen bajo estas categorías,
aunque todos estos filósofos trabajaron en la ética en sus propios estilos
distintivos. Otras figuras importantes en la filosofía política como Thomas
Hobbes y Jean-Jacques Rousseau.

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