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La salud mental y el bienestar emocional tienen la misma importancia en la edad mayor que en
cualquier otro periodo de la vida.
Aproximadamente un 15% de los adultos de 60 años o mayores sufren algún trastorno mental.
Las personas de 60 años de edad o mayores realizan aportaciones valiosas a la sociedad como
miembros activos de la familia, voluntarios y participantes activos en la fuerza de trabajo. Aunque
la mayoría de las personas mayores tienen una buena salud mental, muchas corren el riesgo de
presentar trastornos mentales, enfermedades neurológicas o problemas de consumo de
sustancias, además de otras afecciones, como la diabetes, la hipoacusia o la artrosis. Por otra
parte, a medida que envejecemos aumentan las probabilidades de que padezcamos varias
afecciones al mismo tiempo.
El problema
Más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o
neural (sin contar los que se manifiestan por cefalea) y el 6,6% de la discapacidad en ese grupo
etario se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso. Estos trastornos representan en la
población anciana un 17,4% de los años vividos con discapacidad. La demencia y la depresión son
los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en ese grupo de edad.
Los trastornos de ansiedad afectan al 3,8% de la población de edad mayor y los problemas por
abuso de sustancias psicotrópicas, casi al 1%; asimismo, aproximadamente una cuarta parte de las
muertes por daños autoinfligidos corresponden a personas de 60 años de edad o mayores. Es
frecuente que los problemas por abuso de sustancias psicotrópicas en los ancianos se pasen por
alto o se diagnostiquen erróneamente.
El personal sanitario y los propios ancianos no reconocen los problemas de salud mental en su
verdadera dimensión, y el estigma de las enfermedades mentales propicia que las personas sean
aun más reacias a buscar ayuda.
A lo largo de la vida son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la
salud mental de las personas. Además de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo
el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente
por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de
modo que necesitan asistencia a largo plazo. Además, entre los ancianos son más frecuentes
experiencias como el dolor por la muerte de un ser querido, un descenso del nivel socioeconómico
como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad. Todos estos factores pueden ocasionarles
aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia.
La salud mental influye en la salud del cuerpo, y a la inversa. Por ejemplo, los adultos mayores con
enfermedades como las cardiopatías presentan tasas más elevadas de depresión que quienes no
padecen problemas médicos. Por el contrario, la coexistencia de depresión no tratada y
cardiopatía en una persona mayor puede empeorar esta última.
Los adultos mayores también son vulnerables al maltrato, sea físico, sexual, psicológico,
emocional, económico o material; al abandono; a la falta de atención y a graves pérdidas de
dignidad y respeto. Los datos actuales indican que una de cada 10 personas mayores sufre
maltrato. El maltrato de las personas mayores no se limita a causar lesiones físicas sino también
graves problemas psíquicos de carácter crónico, como la depresión y la ansiedad.
Demencia
La demencia lleva aparejados problemas sociales y económicos de envergadura por lo que toca a
los costos de la asistencia médica, social e informal que impone. Por otra parte, las presiones
físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de
demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.
Depresión
Los adultos mayores con depresión tienen un desempeño más deficiente en comparación con los
que padecen enfermedades crónicas como las enfermedades pulmonares, la hipertensión arterial
o la diabetes sacarina. Este trastorno también aumenta la percepción de tener mala salud, la
utilización de los servicios médicos y los costos de la asistencia sanitaria.
prevención y atención de las enfermedades crónicas que acompañan a la vejez, como los
problemas mentales, neurales y por abuso de sustancias psicotrópicas;
elaboración de políticas sostenibles sobre la asistencia a largo plazo y los cuidados paliativos;
La salud mental de los adultos mayores se puede mejorar mediante la promoción de hábitos
activos y saludables. Ello supone crear condiciones de vida y entornos que acrecienten el bienestar
y propicien que las personas adopten modos de vida sanos e integrados. La promoción de la salud
mental depende en gran medida de estrategias conducentes a que los ancianos cuenten con los
recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, tales como:
protección y libertad;
apoyo social a las personas de edad más avanzada y a quienes cuidan de ellas;
programas sanitarios y sociales dirigidos específicamente a grupos vulnerables como las personas
que viven solas y las que habitan en el medio rural o las aquejadas de enfermedades mentales o
somáticas;
Intervenciones
No se cuenta hoy por hoy con medicamentos para curar la demencia, pero es mucho lo que se
puede hacer para apoyar y mejorar la vida de las personas que la padecen, así como a sus
cuidadores y familias, como por ejemplo:
Para ello es imprescindible proporcionar a los adultos mayores una atención de salud mental
eficaz en el nivel comunitario. La misma importancia tiene poner de relieve la asistencia
prolongada de los adultos mayores aquejados de trastornos mentales, así como dar formación,
capacitación y apoyo a quienes los atienden.
Es imprescindible contar con un marco legislativo apropiado, basado en las normas internacionales
sobre derechos humanos, para ofrecer los servicios de la mejor calidad a las personas con
enfermedades mentales y a quienes cuidan de ellas.
La respuesta de la OMS
Los programas de la OMS en pro de un envejecimiento activo y sano han creado un marco mundial
para la actuación en los países.
La OMS apoya la meta de los gobiernos de fortalecer y mejorar la salud mental de los adultos
mayores y de basar los planes de acción y las políticas en estrategias eficaces.
La OMS organizó en marzo de 2015 la Primera Conferencia Ministerial sobre la Acción Mundial
contra la Demencia, con la que se fomentó la concienciación sobre los retos económicos y de salud
pública que plantea la demencia y se trató de entender mejor las funciones y responsabilidades de
los Estados Miembros y de otras partes interesadas, y que llevó a un llamamiento a la acción
respaldado por los participantes en la conferencia.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología
quiere recalcar que en general, las personas mayores se sienten más insatisfechas de su vida que
las personas jóvenes. Problemas como depresión y ansiedad aumentan en las últimas etapas de
la vida. La depresión afecta a un índice de población con más de 65 años, entre el 10% y el 15%,
aunque el número puede ser mayor incluso cuando se tiene en cuenta el espectro total de los
síndromes depresivos, incluyendo la depresión subclínica.
Difícil de diagnosticar
Hay ciertos grupos que tienen más riesgo de padecer trastornos mentales, y son los siguientes:
mujeres, personas que no están casadas o viven solas, personas con enfermedades físicas y
personas discapacitadas (especialmente cuando cursan con dolor y trastornos del sueño).
Más allá de este impacto inmediato y profundo en la calidad de vida, la depresión en la población
de mayores es un factor de riesgo de la discapacidad funcional y puede anunciar una mortalidad
prematura, ya que las personas con depresión son más proclives, entre dos y tres veces, a padecer
dos o más enfermedades crónicas, y tienen, entre dos y seis veces más posibilidades tener, por lo
menos, una limitación en sus actividades diarias, si se compara con grupos más jóvenes. La
depresión con morbilidad asociada en personas mayores aumenta también la frecuencia y el coste
de la asistencia profesional y el riesgo de ingreso prematuro en residencias de ancianos.
Factores que relacionados con los trastornos mentales
Existen diversos factores que influyen en la aparición de los trastornos mentales en el caso de las
personas mayores:
La salud física deficitaria y las limitaciones funcionales. La salud física es una preocupación básica
de muchas personas mayores y está frecuentemente relacionada con estados de salud mental que
también son deficitarios. Está demostrado que hay una comorbilidad importante de los trastornos
de salud mental y de las enfermedades crónicas, que incluyen las lesiones recurrentes (por
ejemplo las caídas), los accidentes cardiovasculares y el dolor crónico. “Los trastornos mentales
tienen mucho impacto en la discapacidad, la evolución de la enfermedad, el cumplimiento
terapéutico y el riesgo de mortalidad prematura”, explica el Dr. López Trigo.
También hay que destacar que existen discapacidades, como los problemas de audición y sordera,
que conducen también a la depresión, ya que la salud mental deficitaria y la soledad aumentan
debido al impacto de estos problemas de salud de las personas mayores que dificulta el poder
relacionarse y participar en la vida activa.
Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología se recomienda llevar a cabo unos cambios
en el estilo de vida que contribuyan en el bienestar físico y mental de los mayores. Algunos de
estos buenos hábitos son:
Mejorar la salud física y tratar las enfermedades crónicas pueden prevenir los trastornos mentales.
Para ello es fundamental mejorar los hábitos de alimentación y el aumento del ejercicio físico.
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Autor
Fecha de publicación
30 de diciembre de 2019
La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de
pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la
vida. Sobre esta base se puede considerar que la promoción, la protección y el restablecimiento de
la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de
todo el mundo.
Salud mental en personas mayores.
Se calcula que en el mundo hay unos 47,5 millones de personas aquejadas de demencia. Se prevé
que el número de estas personas aumentará a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050;
además, la mayoría de esos pacientes vivirán en países de ingresos bajos y medianos.
De acuerdo con los datos presentados sobre la prevalencia de la demencia en México, se estima
que en el 2015 existían 860 mil personas afectadas en el país. La proyección del número de
mexicanos afectados por demencia para el año 2050 alcanzará la alarmante cifra de más de 3.5
millones, por lo que el impacto de esta enfermedad en los sistemas económico, social y de salud
será aún más grave.
La demencia lleva aparejados problemas sociales y económicos de envergadura por lo que toca a
los costos de la asistencia médica, social e informal que impone. Por otra parte, las presiones
físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de
demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.
Por otra parte, la depresión puede causar grandes sufrimientos y trastorna la vida cotidiana. En
todo el mundo, la depresión afecta a un 7% de la población de personas mayores en general.
En México, estudios reportan que este es el trastorno afectivo más frecuente en personas mayores
de 60 años, esto es en un 15 a 20%, en la población ambulatoria, incrementándose hasta en 25 a
40% en la hospitalizada.
Las personas mayores con depresión tienen un desempeño más deficiente en comparación con los
que padecen enfermedades crónicas como las enfermedades pulmonares, la hipertensión arterial
o la diabetes. Este trastorno también aumenta la percepción de tener mala salud, la utilización de
los servicios médicos y los costos de la asistencia sanitaria.
Estrategias de tratamiento y asistencia
prevención y atención de las enfermedades crónicas que acompañan a la vejez, como los
problemas mentales, neurales y por abuso de sustancias psicotrópicas.
elaboración de políticas sostenibles sobre la asistencia a largo plazo y los cuidados paliativos.
Promoción de la salud
La salud mental de las personas mayores se puede mejorar mediante la promoción de hábitos
activos y saludables. Ello supone crear condiciones de vida y entornos que acrecienten el bienestar
y propicien que las personas adopten modos de vida sanos e integrados. La promoción de la salud
mental depende en gran medida de estrategias conducentes para que cuenten con los recursos
necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, tales como:
protección y libertad
apoyo social a las personas de edad más avanzada y a quienes cuidan de ellas
Intervenciones
No se cuenta hoy por hoy con medicamentos para curar la demencia, pero es mucho lo que se
puede hacer para apoyar y mejorar la vida de las personas que la padecen, así como a sus
cuidadores y familias, por ejemplo:
Una buena asistencia sanitaria y social en general es importante para mejorar la salud, prevenir
enfermedades y tratar los padecimientos crónicos de las personas mayores. Por lo tanto, es
importante capacitar a todo el personal de salud que debe enfrentarse con los problemas y
trastornos relacionados con la vejez.
Para ello es imprescindible proporcionar a las personas mayores una atención de salud mental
eficaz en el nivel comunitario. La misma importancia tiene poner de relieve la asistencia
prolongada de las personas mayores aquejadas de trastornos mentales, así como dar formación,
capacitación y apoyo a quienes los atienden.
El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores como Órgano Rector de las Políticas Públicas
a favor de este grupo poblacional se interesa en la Salud Mental de las Personas Mayores, por lo
que busca informar acerca de este fenómeno y dejar al alcance de la población los datos que
ayuden para mejorar su bienestar.
Invitamos a las y los profesionales o a población en general interesada en este tema que deseen
hacer investigación sobre el mismo, se acerquen a este Instituto a través de la dirección
electrónica: blog.inapam@inapam.gob.mx
Fuentes:
La Salud Mental en México. Servicio de Investigación y Análisis. División de Política Social. Juan
Martín Sandoval De Escurdia, María Paz Richard Muñoz. México, 2006. Disponible en:
http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/SaludMentalMexico.pdf
Organización Mundial de la Salud. La salud mental y los adultos mayores. Notas descriptivas del
centro de prensa. 12 de diciembre de 2017.
La depresión en el adulto mayor: una perpectiva clínica y epidemiológica desde el primer nivel de
atención. Sotelo-Alonso I, Rojas-Soto JE, Sánchez-Arenas C, Irigoyen-Coria A. Arch Med Fam 14; (1)
5-13. México, 2012
Demencias, una visión panorámica Temas derivados del V Simposio de Medicina Geriátrica
realizado el 5 y 6 de septiembre del 2014. Disponible en:
http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/publicaciones/Demencia.pdf
Las personas pueden sufrir algún tipo de enfermedad mental independientemente de la edad. O lo
que es lo mismo, nadie está libre de padecerla. Pero lo que sí es cierto, es que según sea la edad
de la persona -niño, adolescente, adulto o anciano-, existen más o menos probabilidades de sufrir
uno u otro trastorno mental.
En nuestra entrada de hoy vamos a centrarnos en el sector de la población más mayor. Es decir,
vamos a poner el foco en las enfermedades mentales más frecuentes en los ancianos que son,
junto con los niños, los más débiles y los que más necesitan de ayudas y de iniciativas sociales
como las que ofrece AISS.
Sin más preámbulos vamos a explicar brevemente cada una de estas dolencias:
El delirium es un cuadro clínico que empieza de forma agua y que suele durar solo unas cuantas
horas. Básicamente lo que les ocurre a las personas que sufren el síndrome confusional agudo es
que sufren una alteración de la conciencia (desorientación y la percepción, y experimentan
cambios en el lenguaje, la memoria, el pensamiento y todo lo que tiene que ver con las funciones
cognitivas.
Demencias
Algunos de los síntomas más comunes, fácilmente identificables y que pueden actuar como alerta
son: la tendencia a olvidar episodios recurrentes, dejar de lado los hábitos o aficiones o dificultad
para orientarse en tiempo y espacio, entre otras.
Depresión
Si bien es cierto que la depresión es una enfermedad mental que puede aparecer en cualquier
edad, hasta hace poco no se prestaba la suficiente atención a la aparición de comportamientos
depresivos en las personas mayores. Algunos de estos comportamientos, que se interpretaban
como algo colateral a la vejez, y que sin embargo, son sintomáticos son: la tristeza, el desinterés
por cosas que siempre le habían despertado sentimientos positivos, el aislamiento…
Al igual que la demencia, la depresión afecta más a las mujeres que a los hombres y suele ir
asociada a alguna dolencia física o a situaciones de soledad, por ejemplo, tras la pérdida de un ser
querido o un cambio importante en su día a día.
En los estadios más graves, la depresión en personas mayores puede llegar a implicar ideas
suicidas (sobre todo en hombres) Por eso es muy importante, que si tenemos a nuestro cargo
padres, madres o abuelos de avanzada edad, que han perdido a su pareja, hijo o que tiene
limitaciones físicas o económicas, les prestemos especial atención, pues es posible que estos
factores sean desencadenantes de una posible depresión.
Por tanto, una vez diagnosticada la depresión es vital extremar la vigilancia sobre la persona.
Es cierto que no siempre podemos dedicar tanto tiempo como el que nos gustaría a nuestros
mayores por cuestión de trabajo, familia u otras obligaciones. Por eso iniciativas como AISS donde
se ofrecen pisos tutelados y actividades para personas con enfermedad mental y discapacidad y en
el que están constantemente vigilados por personal cualificado, son imprescindibles para que
nuestros mayores tengan una vida plena y feliz el resto de su vida.
Datos clave
La depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces
más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países
industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo, sufren de depresión
durante el embarazo o el puerperio.
Para los trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos, graves y
moderados, la mediana de la brecha de tratamiento es de 73,5% en la Región de las Américas,
47,2% en América del Norte y 77,9% en América Latina y el Caribe (ALC). La brecha para la
esquizofrenia en ALC es de 56,9%, para la depresión es de 73,9% y para el alcohol es de 85,1%.
El gasto público mediano en salud mental en toda la Región es apenas un 2,0% del presupuesto de
salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
Hoja informativa
La mediana del gasto en los servicios de salud mental está a nivel mundial en 2,8% del gasto total
destinado a la salud. Los países de ingresos bajos gastan alrededor de 0,5% de su presupuesto de
salud en los servicios de salud mental, y los países de ingresos altos, 5,1%.15 En la Región de las
Américas, el gasto oscila entre el 0,2% en Bolivia y el 8,6% notificado por Suriname. Existe una
significativa correlación lineal directa entre los ingresos nacionales y el gasto público destinado a la
salud mental como proporción del presupuesto total destinado a la salud. La OMS recomienda que
la asignación del gasto de salud esté en proporción a la carga de enfermedad, y que haya paridad
entre los aspectos físicos y mentales de la atención de salud. En términos prácticos, esto significa
que los servicios de atención de salud física y mental deben prestarse de forma integrada, y que el
porcentaje de gasto asignado a los servicios de salud mental debe ser proporcional al porcentaje
de su carga atribuible.
DEMENCIAS
DEPRESIÓN
TRASTORNOS NEUROPSIQUIÁTRICOS