Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
La ira es algo que está presente en todos. Todos de alguna forma hemos tenido
problemas con la ira, bien sea porque somos personas con tendencia a la ira o
porque compartimos nuestra vida con personas iracundas. Nuestra vida tranquila y
apacible la podemos estar compartiendo con un esposo o esposa iracunda, hijos,
padres, hermanos. Quizás somos nosotros los que tenemos un problema con la ira
y nuestro entorno familiar se ha convertido en un desastre porque hacemos y
decimos cosas que no queríamos decir ni hacer y que sin duda van dejando caos y
separación en nuestras relaciones.
Sentir ira es una de las emociones más incomprendidas y por ende satanizadas.
Hay personas inclusive que no permiten que sus hijos manifiesten ira por
considerarlo algo malo en el comportamiento del niño. La ira está considerada
como uno de los pecados capitales y las diferentes religiones y denominaciones
también ven la ira como algo pecaminoso o malo en el ser humano. Esto sucede
porque la mayoría de las personas piensan que la ira es solo el desenlace de furia
en el que se grita, se rompen cosas o se golpea… Estos tres aspectos en realidad,
corresponden al último grado de la ira. ¿Pero qué pasa con quienes sencillamente
y de manera silenciosa sabotean el trabajo de otro por ejemplo? Una huelga es
una forma de exigir la satisfacción de necesidades y un tipo de ira pasiva –
agresiva, por medio de la cual también se controla, se manipula para obtener
Con esto no quiero decir que aquellos que tienen tendencia al temor no
manifiesten ira o que los que tienen tendencia a la ira no manifiesten temor, solo
que los primeros que mencioné lo hacen de forma más notoria. Aunque le parezca
mentira son más peligrosos un flemático y un melancólico airados que un colérico
y un sanguíneo, ya que la explosión de ira de éstos es rápida, mientras que los
segundos es una venganza estudiada y planificada. Solo observe los videos de
quienes mataron por celos, por ejemplo. La intención de este taller es que
usted pueda ser capaz de admitir que todos tenemos problemas con la
ira en determinadas situaciones, que todos debemos aprender a
manejarlas en nosotros, en nuestros familiares y en todas y cada una de
nuestras relaciones interpersonales.
Las emociones son un regalo de Dios. Dios diseñó la ira como emoción humana. A
través de esta emoción reclamamos la satisfacción de nuestras necesidades
humanas, sean legítimas o no. La ira es una emoción que se ha vinculado
estrechamente con el mecanismo de lucha o huida. Es una forma de responder
cuando percibimos algo como una amenaza.
Fisiológicamente, existen dos hormonas en nuestro cerebro que nos preparan para
esos momentos en los que tenemos que defendernos o sencillamente huir. Estas
hormonas son conocidas como la adrenalina y la noradrenalina (también
llamadas epinefrina y norepinefrina) se consideran hormonas del estrés y
neurotransmisores esenciales.
Gracias a la adrenalina y la noradrenalina, una persona puede responder a una
amenaza o a una situación de estrés extremo: el sistema cardiovascular se acelera,
se liberan las reservas de energía y se entra en un estado de alerta.
3. OBJETIVO DE LA IRA
Imaginemos un semáforo
(Por lo tanto) Dios te permite reconocer (sentir) tu ira sin tener vergüenza. Ef.
4:26 “Airaos, pero no pequéis” RV; “Si se enojan no pequen” NVI).”
2) Prov. 14:29ª “El lento para la ira tiene gran prudencia” (LA).
Dios te da todo el derecho de reconocer una ira presente (orge) sin que te sientas
culpable por ello o que te pongas en tela de juicio y con dudas por ello. Ahora
bien, con este permiso tienes la entera responsabilidad de procesar esta ira desde
el carácter de Dios. Dios nunca da permiso a nadie para explotar en ira,
haciendo daño a otros tanto física como emocionalmente. “Si se enojan
no pequen” NVI).” Ef 4.26
Para ejercer justicia. Con los fariseos y escribas. Jesús los enfrentó porque
siendo conocedores de la ley, imponían sobre el pueblo cargas injustas. Mt
24.25-28; Mt 23.13-19.
Por la dureza del corazón. Mc 3.5
En el Templo Mt 21.12-13; Mc 21.15-16; Lc 19.45-47; Jn 2.13-22
Note que la ira de Jesús no fue para cambiarlos, controlarlos ni manipularlos, sino
para que dejaran de oprimir al pueblo.
Su ira tenía el enfoque apropiado. Él no estaba enojado con Dios o con la
debilidad de otros. Su ira estaba dirigida al comportamiento injusto.
1. Para cambiar personas (p.ej. disciplinar) (Padres a hijos). Emplean la ira para
conseguir que su hijo deje de hacer algo para que haga algo determinado. El
Progenitor concibe la ira como un instrumento motivador.
2. Para controlar (cónyuge, hijos, personas, empleados. Hacer que otros anden
pisando huevos). Esta ira es una intimidación airada, suele utilizarse en los
hogares, iglesias y lugares de trabajo.
3. Para manipular
6. Para vengarse de alguien que piensas debería pagar por el daño que te ha
hecho.
Conformidad aparente: Está de acuerdo o dice lo que cree desea oír la otra
persona, y luego a renglón seguido hace lo opuesto. Se niega a cooperar o a
someterse a los deseos de otros.
Una persona pasiva-agresiva puede conseguir que una persona normal y tranquila
se torne enfadada y frustrada y reaccione exageradamente. No te hará ningún
caso, se andará con evasivas o marchará como si no existieras y empezará a hacer
algo como si no le hablaras. Y justo cuando manifiestes tu enfado y tu
frustración, se volverá en tu contra y te avergonzará por tu reacción
airada ignorando voluntariamente que es de hecho su comportamiento
lo que lo provocó. Empezará a sermonearte reprochándote tu actitud
equivocada, tu desastroso control emocional y tu ira desenfrenada que no merece
ser tomada en serio.
Hará todo lo posible para hacerte caer en la trampa, para que respondas
de mala manera, y luego, te criticará hablando del pésimo ejemplo de
cristiano que eres para con tus hijos, tus amigos y tu familia. Todo lo que busca
es que pierdas los estribos. Te lo refregará en tus narices en consecutivas
ocasiones. En su opinión, ella es totalmente inocente. La persona pasiva-
agresiva considera tu reacción de enfado como prueba de que le eres
inferior.
Permanece bajo el control del Espíritu Santo y guárdate de toda
manifestación explosiva de ira (Ga 5.22,23; 1Pedro 2.23; 3.9). Llegado a
este punto, sería conveniente compartir tu frustración con un amigo de
confianza, tu cónyuge o el pastor, y así permitirte expresar tus emociones
ayudándote a guardar una sana perspectiva de las cosas (Ga 6.2).
No cedas ante personas que refunfuñan suplicándoles. Diles una vez o dos
que te gustaría hablar del tema, y luego haz lo que tienes que hacer con
mucha tranquilidad habiendo dejado claro que podrán hablar cuando esté
dispuesta.
Responde con tono amable pero firme y con respeto. Prov 15.1; Prv 25.15b;
1 P 2.23ª; 1 P 3.9
Ten presente que el airado controlador actúa movido por el temor, no por la
fe. Puede que use la Biblia para intentar controlarte pero suele ser con una
manipulación de los pasajes de las Escrituras.
Puede que una separación sea necesaria hasta que la persona movida por el
temor reciba una ayuda apropiada y pase un cambio duradero.
Reconoce que el mal uso de la ira nunca logrará producir un carácter piadoso en
nadie ni mejorará las relaciones interpersonales. Puede que obtengas una sumisión
inmediata, pero cosecharás a largo término una rebelión y o alejamiento por no
hablar de falta de respeto. En los matrimonios se traducirá en distanciamiento y
finalmente en divorcio.
Una de las grandes recetas para combatir el mal uso de la ira la conseguimos en
Santiago 1.19-20 “Mis amados hermanos” (padres, esposos, hijos, jefes,
empleados) todos, deben estar listos para escuchar, y ser lentos para
hablar y para enojarse (“orge” una actitud airada que permanece); ¿por
qué? Pues la ira humana (la ira que permanece) no produce (no lleva a
cabo) la vida justa que Dios quiere (o no puede producirla en otros).
Satanás está al acecho de las oportunidades que les das para beneficiarse de tu ira
para matar, robar y destruir a otras personas. Puede que pienses que sólo intentas
cambiar a otra persona, pero los planes de Satanás son mucho más destructivos
de los que te puedes imaginar.
Por lo general los resultados de una ira manejada de forma incorrecta toma un
curso que la persona airada nunca había deseado: Vida de familia desastrosa,
rebelión, divorcio, entre otras.
Daño: Una esposa mata a sus dos hijos pequeños después de enterarse de que su
marido la engaña con otra mujer
Daño: Padre mata a golpes a su hija cuando se entera que está embarazada.
Date cuenta que el cambio que uno intenta llevar a cabo en otra persona mediante
la ira suele ser motivado por el egoísmo. ¿Por qué? Porque la ira incorrecta
SIEMPRE es un esfuerzo egoísta para diseñar, moldear y hacer que otra persona
se conforme a lo que nosotros pensamos debería ser o hacer, y no a la imagen de
Dios reflejando Su carácter.
Nota: Adán no podía copiar este patrón de conducta de otros. No existía ningún
precedente. El único cambio era la presencia ahora del pecado en su vida.
La ira es una de las maneras de evitar la responsabilidad y proviene de la
presencia del pecado en los hombres. Prov 19.3
4. Nunca uses la ira en reacción a la ira (Stg 1.20). Si estás fuera de control no
tienes poder Prov 25.28; 14.29; 16.32
La necesidad de satisfacer la justicia está gravada por Dios en todo corazón desde
el nacimiento. Ro 1.18-20
Todo sistema de justicia interno, sin embargo, tiene serios fallos. La venganza es
hacer pagar por una pérdida real o percibida. Se piensa que se tiene pleno
derecho a ello.
Para no ser vencido por la necesidad de venganza admite honestamente hasta qué
punto has sido herido. Está bien decir: “Ay, esto me ha dolido, me duele”. Jesús lo
hizo en el huerto y en la cruz. Mr 14.3-36; Mc 15.34