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EL PODER DEL PERDON

Para perdonar, primero tienes que perdonarte a ti mismo


5 minutos

Perdonar es una acción para la que no todo el mundo está preparado . Eso

sí, quien es capaz de perdonar a los demás conoce perfectamente la

sensación de libertad  que le invade cuando lo hace. No solamente es un acto

para la persona que nos ofendió, sino también para nosotros.

Es necesario para poder seguir adelante, para no arrastrarlo como un peso e

incluso en ocasiones para restablecer un diálogo que nos de respuestas a

preguntas que se han quedado con nosotros. Interrogantes que solamente nos

puede resolver la persona con la que estamos resentidos.

Por otro lado, muchas veces el daño no nos lo hace otro sino que somos

nosotros mismos quienes apretamos el gatillo. Ya sea de manera deliberada o

no, somos nosotros al final los últimos responsables de las heridas y no

tenemos por qué ni queremos  culpar a nadie más por lo que ha ocurrido.

En ocasiones el perdón no es difícil de lograr, lo difícil es recuperar la

confianza

Perdónate por haber fallado

Cuando pedimos perdón es porque le hemos fallado a otra persona  o

hemos cometido un error tan grande que otras personas se han visto

afectadas. Pero, ¿por qué pides perdón sin antes perdonarte a ti mismo?

En más de una ocasión, dejamos en manos de los demás muchas de las

responsabilidades de las que solo nosotros deberíamos

ser responsables . En este caso, por ejemplo, es el hecho de perdonar. Un

ejemplo mucho más claro sería el de amar. ¿Verdad que si no nos amamos a
nosotros mismos no podremos amar a alguien más? Pues lo mismo ocurre con

el hecho de perdonar.

Quizás te preguntes por qué nadie te ha enseñado esto antes, por qué nadie te

ha dicho que tienes que perdonarte a ti mismo para después ser perdonado

por los demás. La realidad es que siempre nos han enseñado a ser

“irresponsables”, en cierta manera, con nuestros actos.

Por este motivo, nos permitimos amar a los demás sin habernos amado a

nosotros mismos  antes, queremos que nos perdonen sin antes perdonarnos,

exigimos respeto sin antes respetarnos a nosotros mismos… Un largo etcétera

muestra, sin duda alguna, que caemos constantemente en el mismo error, una

y otra vez.
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El miedo a perdonarse a uno mismo

Tal vez este error en el que incurrimos y por el que deberíamos perdonarnos,

es tan solo la muestra de uno de nuestros grandes miedos: ser

conscientes de nuestras debilidades y de que no somos perfectos . Nos

cuesta mucho ver dentro de nosotros mismos y aceptar nuestros errores.

Quizás, por eso, preferimos mirar para otro lado.


Hoy queremos brindarte algunos consejos para que puedas perdonarte a ti

mismo sin temor. Para que la próxima vez que te veas en la necesidad de

pedir perdón, primero pienses en ti. Pues no es egoísta pensar en ti como

primera opción. Tú eres lo más importante y, por eso, solo tú debes ser el

primero en pedirte perdón.

 ¿Por qué necesitas perdonarte a ti mismo?: debes tener claro si


realmente debes perdonarte, pues a veces nos sentimos culpables sin
serlo. Una vez que sepas que tienes la culpa  debes perdonarte, pero
¿cómo?
 Fracasar no te hace una mala persona: todos cometemos errores y el
hecho de cometerlos no nos hace ser malas personas. Por eso,
debemos aceptar nuestros fallos, aprender de ellos y perdonarnos.
Somos seres humanos y erramos. ¡Es normal!
 Empieza de nuevo: a veces tenemos miedo a empezar de nuevo, pero
quizás este sea el primer paso una vez te perdones. Piensa que
perdonarte a ti mismo es aprender, rectificar y darte cuenta de en dónde
has fallado. A partir de aquí, empezará para ti una nueva vida.
 Olvida el pasado: quizás te sientas atormentado por esos errores que
has cometido y que aún están presentes en el ahora. No te martirices
por ello, ¡perdónate! y empieza de nuevo. Usa todas esas piedras en tu
camino para ser mejor como persona.
 Sé responsable de tus acciones: pedir perdón, a veces, es un acto
irresponsable, ya que queremos “librarnos” de esa carga de la forma
más fácil. Pero si te perdonas antes a ti mismo, esto ya no es tan
sencillo. Sé responsable de tus errores, pues tú ¡los has cometido!

Ahora puedes perdonar a los demás

Ahora que sabes qué es lo que debes hacer para perdonarte a ti mismo antes

que a los demás, ya puedes perdonar. Eso sí, ten en cuenta que tú siempre
debes ir por delante. Más que nada porque el “perdón” es algo que se dice,

actualmente, a la ligera. Algo que muestra lo irresponsables que somos ante

nuestros actos.

Es importante que seas compasivo contigo mismo. Todos fallamos en

algún momento de nuestras vidas y todos necesitamos, en cierta ocasión, el

perdón de otra persona. Pero, no hagas que esto se convierta en una

constante. El perdón de ser, tiene que ser sincero.

Además, piensa que pedirte perdón a ti mismo te permitirá conocerte aún más.

Serás consciente de donde fallas para poder ponerle una solución, podrás

desarrollar una mayor autoconfianza  y te valorarás ¡más!

¿Pides perdón antes de perdonarte a ti mismo? ¿Cuándo fue la última vez

que te perdonaste? Esperamos que a partir de ahora pongas en práctica el

hecho de perdonarte a ti mismo. Una acción que te enriquecerá y que te

permitirá, después, pedir un perdón mucho más sincero y verdadero.

“Y perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a


nuestros deudores”. Mateo 6: 12.
“En el Curriculum de la vida, el curso el perdón no es opcional”. Charles  
Swindoll
El  poder del perdón es uno de los grandes poderes para el creyente,
como lo es también el amor, el Espíritu Santo, la fe, la oración, la
Palabra de Dios y el ser hijos de Dios.

Predicas Sobre el Perdón – Definición :


Es la actitud y la decisión de renunciar al  derecho de hacer que la otra
persona pague la ofensa que cometió. Por eso Jesús en la oración del  
«Padre Nuestro» usa la  expresión: …perdónanos nuestras deudas.

La palabra “perdón” viene del latín “Per y donare= Dar, es decir, remitir
la deuda, ofensa, falta, delito  u otra cosa.

El perdón es también el comienzo de un proceso de sanidad y


crecimiento. Por ejemplo en el caso de una infidelidad conyugal, la
persona herida,  después de perdonar, va a necesitar tiempo para
recuperar la confianza en su cónyuge infiel.

El Señor Jesús, máximo ejemplo de perdón divino y humano.

“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”

Lucas 23:34 .

Predicas Sobre el Perdón  – ¿“Por qué  es tan grande el poder


del perdón?
1.-El apropiarse  del  regalo del perdón dado por Dios a la humanidad a
través del sacrificio del Señor Jesús en la cruz nos libera de todo
complejo de culpa ante Dios y nos libra de todo temor, especialmente el
de morir y presentarnos delante de El.  II Corintios 5: 10. El saber que
se cuenta con el perdón y olvido de Dios   de nuestros pecados es una
de las seguridades básicas del cristiano.
Hebreos 10: 17-18

2.-El perdonar detiene o impide la tristeza, el odio o la amargura que


puede dejar a una persona paralítica físicamente
“El corazón alegre constituye buen remedio; más el espíritu triste seca
los huesos».  Proverbios 17: 22.

Si una persona permite que la  amargura se anide en su  corazón por
mucho tiempo, aparecerán enfermedades como úlceras, presión alta en
la sangre, fatiga física, insomnio y otras más.

La Palabra de Dios nos advierte de no dejar que brote en nosotros


ninguna raíz de amargura.   Hebreos 12: 15.

3.-En el  campo social, si alguien te ofende y tú te resientes, se


levantará una barrera. Esa persona tiene amigos que tomarán esa
misma actitud y muchos te odiarán. ¿Todo esto por no perdonar a una
sola perdona?
4.-Pedir perdón  es tan necesario e importante como perdonar
Cuando pido perdón doy muestra de humildad que es lo contrario del
orgullo.

Pedir perdón nos permite liberarnos de complejos de culpa, de miedos y


de otras ataduras que no nos permiten experimentar la vida llena y
abundante que el Señor Jesús prometió en Juan 10: 10.Un gran ejemplo
en al Biblia de los buenos resultados de la reconciliación   lo
encontramos en el encuentro de Jacob y Esaú, Génesis capítulo 37.

Predicas Sobre el Perdón  – APLICACIÓN


Visualiza las personas que te han ofendido, o contra las que tienes algo.
Anota sus nombres. Ve ante Dios y confiesa tu pecado por haber
albergado amargura o resentimiento en tu corazón.

Proverbios 28:13

Habla con la persona si es necesario. Mateo 18:15. Perdona y olvida


completamente como lo hace Dios con nosotros.   Salmo 103: 3, 12. Haz
una lista de las necesidades de tu ofensor, y que tú has descubierto por
la forma en que te ofendió y pídele a Dios supla esos faltantes en esa
persona, haciendo esto comenzarás a disfrutar del PODER DEL
PERDON!

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