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DONES DE SERVICIO
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que
no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un
cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de
los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el
de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña,
en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que
preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” Romanos 12:3-8
La palabra griega que se traduce como “don” en este pasaje es charisma, la misma
que encontramos en 1 Corintios 12 para describir los dones sobrenaturales (dones de
palabra y de poder) y en Efesios 4:11 al hablar de los dones ministeriales u oficio
ministerial.
“Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable
conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da,
para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y
el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 3:10-11, LBLA).
En muchos sentidos estos dones se manifiestan espontáneamente por lo que somos;
en otras palabras, “lo que es genuino en nosotros”, y que parte de lo natural. Sin embargo,
estos dones, que podrían parecernos totalmente naturales, deben ser santificados por la
obra regeneradora del Espíritu Santo en nuestras vidas. La razón de esos dones es el servir
a los demás. Romanos 12:6-8 menciona 7 dones de este tipo: Profecía, Ministerio
(servicio-Diakonía), Enseñanza, Exhortación, Repartir (compartir o Dar), Presidir y
Misericordia
"Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando
fielmente la gracias de Dios en sus diversas formas" (RV 1960) 1 Pedro 4:10
Cuando nacemos, poseemos ciertas habilidades naturales físicas.
También nacimos con un don de servicio.
Cuando nacemos de nuevo nuestro don comenzó a funcionar bajo la dirección del
E.S. (Rom 12:5-6)
Dios ha creado estos dones a fin de que sean utilizados para el beneficio de los
demás y para su gloria. Por lo tanto, es importante tener un entendimiento claro de lo que
son y de cómo funcionan.
1.- DON DE PROFECIA
Voy a comenzar leyéndoles esta anécdota de un Pastor:
Compartía con la iglesia que a menudo, cuando alguien descubre que soy pastor,
me dicen la frase: «deme palabra» …en otros casos: «deme profecía». Casi puedo intuir
que lo que el hermano o la hermana quiere es que se le diga «cómo le va a ir, hoy…o en
su futuro» … o quizás sí «su problema» se le va a resolver…perdona que lo diga,
pero…casi es una especie de «horóscopo evangélico». En el mejor de los casos, están
pidiendo una palabra de aliento. Esta connotación sería más sana.
Con todo el respeto que el lector merece: La profecía no solamente «está en», sino
también «es», toda la Biblia. Quien busque «palabra» sin querer abrir la Biblia, busca
un indolente atajo. Hace a un lado el «Dios Ha Dicho» y lo sustituye por el «Dios Me ha
Dicho»” --------
En la biblia podemos ver que Dios a través de su Espíritu habla a una persona y éste
entrega el mensaje de Dios al pueblo.
Dios habla a una persona que se mueva en el don de profecía con una finalidad
especifica, a veces muestra cosas que otra persona está viviendo, a veces viene con un
mensaje de guía para una persona en específico que necesita una palabra de Dios en ese
momento, a veces muestra cosas del pasado que Dios quiere sanar, etc.
EJEMPLO:
Un domingo yo acababa de terminar mi mensaje e invité a los que quisieran recibir
a Cristo, o que necesitaran oración, a pasar al altar. Varias personas respondieron al
llamado, pero mis ojos se posaron en un caballero en particular. Hasta donde sabía, nunca
antes lo había visto y no había nada en la expresión de su rostro o su conducta que me
indicara por qué pasaba al frente.
Lo que yo no sabía era que esta era la primera vez que este hombre estaba dentro
de una iglesia en casi 20 años. Según me contó después, se había criado en un hogar
cristiano y le había entregado su vida a Jesús siendo niño. Su esposa, cristiana, había
estado orando por él, pero él se había descarriado y huía de Dios hacía mucho, mucho
tiempo. Como era de esperarse, el enemigo le había estado mintiendo y diciendo que Dios
no lo recibiría si regresaba: Has hecho demasiado. Has pecado demasiado. Dios se dio por
vencido contigo.
Estaba tan nervioso por su regreso a la iglesia que mientras manejaba hacia allá, se
detuvo en un estacionamiento vacío. Cuando su esposa le preguntó qué pasaba, él se
volvió y le dijo: “Soy como el hijo pródigo, pero no sé si Dios verdaderamente quiera que
regrese. Tengo miedo”. Con un poco de ánimo de parte de ella, él continuó en dirección
al servicio.
2.- DON DE SERVICIO (DIAKONÍA)
El segundo de los siete dones mencionados en Romanos 12:6-8 es el don que
llamamos el don de servicio. La palabra griega es Diakonía, que expresa la idea de hacer
cosas prácticas para servir a otros. Quien tiene el don de servicio se goza al ayudar,
colaborar y seguir instrucciones, siendo de gran utilidad de muchas maneras.
La persona que tiene el don de servir tiene la habilidad para descubrir las
necesidades personales de los demás. Pasa por alto las incomodidades personales con el
fin de satisfacer las necesidades de otros y bendecir con su servicio al cuerpo de Cristo.
Es un don que pasa muchas veces desapercibido por muchos, pero es de gran estima
a los ojos del Señor.
Todos debemos servir. Sin embargo, hay personas que de parte de Dios tienen una
facilidad y unción especial para hacerlo de forma más espontánea y genuina en la práctica.
Pablo anima de una manera especial al que tiene ese don a que lo ponga en práctica. El
Nuevo Testamento registra varios ejemplos de personas llenas del Espíritu Santo que
poseían el don de servir: Marta (Juan 11:1-40), Febe (Romanos 16:1-2), Esteban (Hechos
6:1-15, 7:1-60), Felipe (Juan 1:43-45, 6:5-7, 12:21-22, 14:8, Hechos 6:5, 8:5-40, 21:8-9),
Onésimo (Filemón, Colosenses. 4:9), la suegra de Pedro (Mateo. 8:14-15), Dorcas
(Hechos 9:36-42), etc.
El don de servir implica darlo todo por el Reino, no sólo dando de nuestros bienes,
sino de nosotros mismos. 2 corintios 12:15 nos lo explica claramente: “Y yo con el mayor
placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas,
aunque amándoos más, sea amado menos.”
Además de obrar por el bien de las personas, aquellos con el don espiritual de servir,
han recibido la capacidad única para identificar a aquellos que están luchando con dudas,
temores y otras batallas espirituales. Se dirigen hacia aquellos en necesidad espiritual con
una palabra amable, una actitud comprensiva y compasiva, y la singular habilidad para
hablar la verdad bíblica de una manera amorosa y que produzca convicción.
Sus palabras son como “manzana de oro con figuras de plata” (Proverbios 25:11).
Estos cristianos serviciales pueden calmar la ansiedad en los corazones oprimidos, con
alegría y con confianza, hablando palabras de verdad y de gozo