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¡PIES, RODILLAS, ¡Y MANOS A LA OBRA!

Los hijos de Dios trabajamos en la obra de nuestro Padre. ¿Y cómo trabajamos?


Se puede decir que trabajamos con tres herramientas muy importantes: los pies, las
rodillas y las manos.

1.- Los pies. La Biblia dice: “Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz,
de los que anuncian buenas nuevas!” Servimos y trabajamos para Dios siendo
portadores del evangelio, compartiendo la noticia de que por su amor podemos ser
salvos. Para eso necesitamos los pies: para IR.

2.- “Y (Jesús) les decía: La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por
tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.” (Lucas 10:2) Jesús
mismo dijo en ese tiempo que los obreros eran pocos, y por lo tanto se debía rogar al
Señor. Y acá aparece la otra herramienta: las rodillas. Al doblar nuestras rodillas ante
Dios reflejamos una actitud de nuestro corazón; un corazón que se humilla ante Dios,
que lo reconoce como Rey, que lo adora, que desea escuchar su voz y también
presentarle sus peticiones, inquietudes y agradecimientos orando. ¡La Biblia nos dice
que la oración del justo es poderosa y eficaz! Por eso la oración es la otra herramienta
importante que debemos usar a la hora de trabajar para Dios.

3.- Pero la obra quedaría incompleta con sólo usar esas dos herramientas. Por esta
razón, y por último están las manos. Manos que dan, que ofrendan. Manos que
trabajan, que curan heridas, que protegen, que rescatan, que consuelan, que dan amor,
que ayudan, que bendicen, que comparten el amor de Dios.
Trabajar para la obra de Dios significa usar estas tres herramientas, teniendo
también como herramienta principal la Palabra de Dios, que es la que nos ayuda, nos guía
y nos enseña cómo usar las demás.

Una vez alguien dijo: “Las misiones las hacen con los pies de los que van, las manos
de los que dan y las rodillas de los que oran".

Considerando esto, ¡pongamos pies, rodillas y manos a la obra!

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del
Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1 Corintios
15:58

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