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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE

HIDALGO

FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

PROBLEMAS ÉTICOS Y SOCIOECONÓMICOS DE MÉXICO

CAPÍTULO 3. LOS VALORES Y LOS JUICIOS


ERENDIRA MORA DE LA PEÑA

ALEXIS HERREROS GUZMÁN

ANGELA VANESSA AGUILAR CANO

CARLOS EDUARDO LARA DUARTE

CHRISTIAN LEONARDO MONTES FLORES

DIEGO GUERRERO TELLEZ

LUIS ENRIQUE SERRATO CASTRO

SECCIÓN: 02

MORELIA, MICHOACÁN SEPTIEMBRE DE 2021


ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.……………………………………………….…………………...... 04

Concepto “Valor”.………………………………………….………….…….……….. 05
Valores y Antivalores.……………………………………………………………….
Crisis Ética, Intolerancia, Individualismo y Desconocimiento de la Pluralidad y
la Diversidad…………………………………………………………….…………….. 06
Experimento En Cuba………………………………………………….……………..
Normas Morales………………………………………………………………………..

¿Qué Es Un Agente Social?................................................................................ 07


¿Qué Es Una Orientación Fundamental de un Sistema Ético-Filosófico?......

El Concepto de Valor Ético-Moral……………………………...…………………… 09


Cualidades de elementos de la conciencia………………………………………..
Elementos de la conciencia individual e inconsciente………………………….
Sentido de la vida………………………………………………………………………
Elementos de la conciencia social…………………………………………………. 10
Sentido del éxito social……………………………………………………………….
Tributación de los valores al valor fundamental…………………………………
¿Dónde existen?...................................................................................................
Absolutizaciones……………………………………………………………………….
¿Cuántos valores hay?........................................................................................ 11
Propiedades funcionales de objetos, procesos o fenómenos………………….

Los Principios, Valores y Virtudes…………………………………………………...


Principios………………………………………………………………………………….
Valores…………………………………………………………………………………......
Valores universales………………………………………………………………….... 12
Virtud…………………………………………………………………………….………..

¿Qué Es Un Principio?......................................................................................... 15
La Dignidad Humana, Un Valor Fundamental…………………………………….

Los Juicios y El Juicio Moral………………………………………………………… 16


El modelo de Kohlberg……………………………………………………………….. 17
Género y juicio moral…………………………………………………………………. 18

CONCLUSIÓN………………………………………………………………………….. 19

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………. 20
INTRODUCCIÓN.
En este proyecto de investigación realizado para la materia de Problemas Éticos y
Socioeconómicos de México, nos adentramos hacia la ética filosófica y tocamos
temas desde el concepto de la palabra “valor” hasta los juicios morales que estos
nos generan.
Tomando como base el libro de “Importancia de Los Valores Para El Ejercicio Ético
de La Profesión”, planteamos las ideas principales para desarrollar los temas aquí
expuestos y, posteriormente, cada integrante del equipo buscó por cuenta propia la
información que consideramos era importante agregar de diversas fuentes que
hablaran de dichos temas.
Sabiendo que los valores son el conjunto de principios, virtudes y cualidades de un
individuo, elegimos dar una visión más amplia con respecto a lo que estos significan
en nuestra vida diaria y como ayudan a mantener el orden y avance en la sociedad;
para, de algún modo, lograr que el lector comprenda porque es importante tener
valores y principios propios y en grupo. Pues, aunque no todos pensamos o
actuamos del mismo modo, es cierto que compartimos ideales con varias personas
de nuestro entorno.
Sin más que agregar por el momento, nos adentramos en las siguientes páginas,
esperando que este trabajo resulte tan interesante para quien el lector, como lo fue
para las personas que lo redactamos.

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Concepto “Valor”.
Los valores son las creencias del individuo o grupo social acerca de lo que se
considera importante en la vida, tanto en los aspectos éticos o morales como en los
que no lo son. Dan el fundamento para poder formular los juicios y realizar
elecciones.
En diferentes sociedades del mundo actual se ha agudizado la tendencia que ha
preocupado a muchos sobre lo que se ha denominado "crisis de los paradigmas
sociales y humanistas" o, simplemente, "crisis de valores", que pone en peligro al
objetivo principal de la educación de los seres humanos que les toca vivir en este
siglo XXI, que debe consistir en desarrollar todos sus dotes, tanto físicas, como
intelectuales y especialmente morales.
Los valores expresan el perfil de hombre resultante de un contexto cultural y un
concepto de nación, teniendo como premisa que el fundamento de la formación del
ser humano es el respeto a la dignidad de cada uno, por lo que es, sin tomar en
consideración lo que tiene o representa.
Los valores, en tanto que unidades funcionales cognitivo-afectivas, producen la
regulación de la conducta de los seres humanos a partir de la formación de
convicciones propias.

Valores y Antivalores.
A partir del valor fundamental, es decir, el hombre, existen otro valores, entre los
cuales podemos nombrar: la dignidad como persona, la vida, la justicia, la libertad,
el patriotismo, la salud, la educación, la solidaridad, la honestidad, la honradez, la
responsabilidad, entre otros tantos. Los valores siempre tienen un signo positivo.
Es sumamente importante el papel que desempeña la educación en el desarrollo de
la sociedad en todos sus aspectos (social, cultural, económico, tecnológico, etc.).
La escuela, donde se forman nuestros niños y jóvenes, juega un rol decisivo en esta
formación puesto que son ellos los que, con su formación e intereses, harán posible
un mejoramiento en la calidad de vida de la sociedad en cuanto a la alimentación,
el saneamiento básico, la educación, la seguridad social, contaminación del medio
ambiente.
Sin embargo, también tienen su contraparte, o sea, los antivalores, tales como la
intolerancia, deshonestidad, irresponsabilidad, indiferencia, impaciencia. Estos,
como su nombre lo indica, son lo contrario de los valores; para cada valor, existe un
antivalor y, desgraciadamente, en la actualidad los antivalores suelen ser
practicados por la gente más que los propios valores.

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Crisis Ética, Intolerancia, Individualismo y Desconocimiento de La
Pluralidad y La Diversidad.
Actualmente, se demuestran escasamente los valores de tolerancia, amistad,
equidad, compromiso, etc.; cada persona merece, por el simple hecho de
pertenecer a la especie humana, utilidad como persona a la sociedad, calidad de
vida o cualquier otro elemento cuantificable que pueda dar lugar a clasificación y
diferenciación entre las personas, sin importar su nacionalidad, sexo, raza, religión,
profesión o afiliación política. Este merecimiento incluye el mantenimiento de la
integridad y desarrollo del agente social hasta su realización.
Experimento en Cuba.
En Cuba, durante todo el primer quinquenio de este siglo XXI se ha hablado mucho
acerca del tema en distintos escenarios y con auditorios diferentes. Varios han sido
los cuestionamientos: “¿la crisis de valores morales ha afectado a todos los grupos
etarios?”, “¿Cuáles son los valores éticos realmente consensuados por la sociedad
cubana del siglo XXI?”, “¿Qué antivalores están coexistiendo con ellos?”.
A partir de una revisión bibliográfica no exhaustiva, se decidió realizar un estudio
exploratorio de corte transversal, con 5 grupos poblacionales clasificados por
grupos etarios, a quienes se aplicó una metodología cualitativa, haciendo uso de las
técnicas de grupo focal y proyectivo; se garantizó el anonimato del ofrecimiento de
la información primaria. Se entendió por consenso cuando el 75 % o más de los
participantes coincidían. En este caso las virtudes que declararon admirar más son:
la sinceridad y la generosidad; en tanto a los defectos que no toleran en los demás
figuran: el egoísmo y la mentira; mientras que los valores percibidos son: la
solidaridad y la justicia; los antivalores percibidos fueron: el egoísmo y la doble
moral.
En consecuencia se propone un plan de acción para fortalecer valores éticos
sociales y construir valores éticos profesionales con los estudiantes y jóvenes
profesionales de las ciencias de la salud.
Normas morales.
Las normas morales sociales son modelos de conducta compartidos por los
miembros de un grupo social, a partir de los valores éticos consensuados.
Especifican el comportamiento que se considera adecuado o inadecuado en
distintas situaciones (por ejemplo, saludar cortésmente al llegar a un lugar, no tutear
a personas desconocidas o adultas mayores, esperar turno al solicitar un servicio,
guardar silencio en un acto cívico, evitar comentarios ofensivos hacia los demás, no
usar palabras obscenas, etcétera).
Las normas morales personales son normas internas, ya que apelan a la conciencia
de la persona, son unilaterales porque nadie puede exigirle su cumplimiento, no son
coercibles, ya que deben acatarse espontáneamente, y son autónomas, ya que son

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las propias personas quienes determinan qué deben hacer, por qué lo hacen y qué
es lo que hacen efectivamente.

¿Qué Es Un Agente Social?


Es todo nivel social de integración sistémica en que está presente el ser humano y
que, a través de decisiones en determinados centros de decisión, pueden, en mayor
o menor medida, auto-determinarse sobre la base de un ideal, así como elegir sus
propios ideales de autodeterminación.
Los agentes sociales son dinámicos en el proceso de construcción y transformación
de la ciudad, como gestores directos de la intervención del espacio, de la sociedad
y de la naturaleza, actúan a través de diferentes mecanismos de apropiación del
suelo y la formación y consolidación de la estructura urbana.
Los agentes sociales se han clasificado en tres grupos: la comunidad, el Estado y
la iniciativa privada (Torres, 1993).
 La comunidad: La comunidad es el agente social más permanente, lo cual se
expresa a través de las formas organizativas que han ido estructurando en las
unidades urbanas en torno a los conflictos y necesidades centrales a los cuales
no se les ha dado una solución adecuada, este agente social opera bajo formas
organizativas institucionales y no institucionales.
Este agente social aporta su fuerza de trabajo y sus ingresos económicos,
constituidos por sus ahorros excedentes, para asegurarse el aprovisionamiento
de un lugar en el suelo urbano, con el cual solucionar su necesidad de hábitat y
cuya localización es principalmente la periferia de la ciudad, por los menores
costos que ello representa.
 El Estado: El Estado es el agente social responsable de coadyuvar al desarrollo
de las sociedades efectuando una redistribución de la riqueza con equidad en el
conjunto de sus asociados, propiciando el desarrollo armónico de la Nación. El
Estado es la estructura jurídico-política o la suma de la organización del país.
 La iniciativa privada: Por iniciativa privada se comprenden todas las acciones
y formas de actuación en la ciudad y los barrios, ejecutadas por agentes sociales
que no corresponden ni con el Estado ni con la comunidad y que se expresan a
través de múltiples manifestaciones. Ejercen, a su vez, un derecho reconocido
constitucionalmente. Esta, a su vez, se divide en: la empresa capitalista privada
y las organizaciones no gubernamentales. La empresa capitalista privada es un
Agente Social que opera en diversos sectores económicos urbanos y bajo
distintas modalidades de agregación o individualmente.

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¿Qué Es Una Orientación Fundamental de un Sistema Ético-Filosófico?
Es el objeto, proceso, fenómeno considerado como lo más importante para los
partidarios de determinada ideología. Su consecución, mantenimiento y defensa es
priorizado por encima de cualquier otra cosa.
Existen muchas orientaciones fundamentales de sistemas ético-filosóficos:
 Hedonismo: El placer es el comienzo, fundamento, culminación y término de
una vida feliz, que la consecución del placer y la evitación de su contrario, el
dolor, guía elecciones y rechazos, que no hay otro objetivo trascendente, el
placer es el prôton agathón, el sumun bonum de los latinos, y que la propia
naturaleza de los seres animados fija ese criterio básico de conducta.
 Eudemonismo: El eudemonismo ético o la eudemo-nía, etimológicamente
significan eú buen y dáimon espíritu. Vivir una vida diaria y cotidiana con
una buena disposición y simpatía eúnoia. Es una expresión que refiere a
tener dicha, felicidad y florecimiento, pero también significa tener una suerte
de demonio mediador. El término se refiere a un estado de la mente y el
alma, relacionado con la alegría y el placer, pero basado en la virtud.
 Ética teológica: Ética basada en algún sistema teológico. Sus tendencias más
influyentes fueron, y siguen siendo, las doctrinas éticas de las tres religiones
fundamentales: el cristianismo, el islamismo y el budismo. En la ética teológica,
la fuente de la moral es Dios. Éste aparece como encarnación del bien moral y
de la virtud, mientras que el mal y la amoralidad de la sociedad se explican por
la “caída en el pecado” del hombre. Dios es, además, el criterio único de lo moral.
Tal o cual acción es un bien o es un mal por el hecho de corresponder o
contraponerse a la “esencia” o voluntad de Dios. Finalmente, Dios aparece en
calidad de sanción moral, es decir, constituye la autoridad única para estimar la
moralidad de un acto. Resulta, por tanto, que la ética teológica es antisocial por
su orientación, pues niega la competencia de la sociedad para establecer
valoraciones morales.
 Humanismo: El humanismo en el plano filosófico trata del sentido y el valor del
hombre y lo humano -humanus-, lo que concierne al hombre, derivado del latín
humanitas, humanidad, naturaleza humana; es el punto de partida de la reflexión
sobre la condición humana. En Cicerón significa cultura del espíritu, semejante
a la paideia griega.
 Utilitarismo: Es la teoría social, moral y lógica que afirma que, en cualquier
circunstancia, la acción buena es la que tiene más posibilidades de maximizar la
felicidad. Dentro de este podemos encontrar:
o Utilitarismo del acto: Es una relación acto-consecuencia que se valora según
su utilidad, se caracteriza por ser un hedonismo materialista, la felicidad es
placer cuantitativo.
o Utilitarismo de la regla: Variedad del utilitarismo que, en vez de centrarse en
las acciones concretas, se ocupa de las distintas normas y clases de

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acciones que tienden a maximizar la felicidad, siguiendo ciertas reglas como
la libertad, la racionalidad, la virtud, etc. Todo esto visto con beneficios a
largo plazo.
 Ética evolucionista: El aseguramiento de la actividad biológicamente útil para
el equilibrio entre organismo y ambiente.
 Nihilismo: Es la doctrina filosófica que afirma que no existe ningún elemento
que pueda dar sentido a la vida humana y por extensión dar sentido a la
existencia del mundo mismo.
 Relativismo: Sitúa a todos los valores a un mismo nivel, por lo que legitima toda
orientación axiológica.
De todas las orientaciones fundamentales, solo merece el calificativo de bien
supremo el ser humano, el cual es portador del valor más importante: la Dignidad
Humana. Desde el punto de vista de la significación de las propiedades de objetos,
procesos o fenómenos para el ser humano y su dignidad, existen desde los valores
más importantes a alcanzar o mantener, hasta los antivalores, que es mejor alejarlos
o destruirlos.

El Concepto de Valor Ético-Moral.


Los valores éticos morales, son propiedades funcionales de elementos de la
conciencia social, individual e inconsciente. Estos contribuyen en la adaptación
social de agentes sociales por medio de influencias directas en la autorregulación
de la conducta, es decir, tienen una significación positiva para la dignidad humana.

Cualidades de elementos de la conciencia.

Las cualidades de los elementos de la conciencia que ya han sido internalizados se


expresan mediante motivos organizados en una determinada jerarquía, actitudes de
individuos concretos ante el mundo circundante, otros individuos y ellos mismos. De
estas actitudes se derivan actos u omisiones que garantizan la adaptación a nivel
social.

Elementos de la conciencia individual e inconsciente.

Entre los elementos de la conciencia individual e inconsciente que participan en la


conformación de este tipo de valores podemos encontrar: sistema de normas
internalizadas, sentido de la vida, ideales morales, motivos dispuestos en una
determinada jerarquía, entre otros.

Sentido de la vida.

Según Alfred Adler (médico y psicoterapeuta austriaco), el sentido de la vida del ser
humano siempre ha sido la evolución, pues nosotros buscamos el sentido de la
perfección, y en esa búsqueda de evolucionar, debemos también de buscar

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perfeccionar la forma en que nos relacionamos entre nosotros, ya sea a través de
Dios, la metafísica o lo que sea que nos haga mejor comunidad, y es donde
encontramos los valores éticos morales (Adler, 2018).

Elementos de la conciencia social.

En los elementos de la conciencia social encontramos: sentido de éxito social, mitos,


sistemas de normas imperantes en la sociedad, orientación fundamental de los
sistemas ético-filosóficos o ético-religiosos que coexisten en el mismo espacio, etc.
Estos elementos sólo participan en la conformación de valores éticos-morales
cuando han sido asumidos, analizados y cristalizados en forma de actitudes por el
individuo, si no es así, solo participan en la regulación de la conducta ante
situaciones de control o presión externos.

Sentido de éxito social.

En el contexto de la sociedad, los que tienen éxito son aquellos que cumplen con
los estándares de triunfo diseñados por el neoliberalismo (Anaya, 2014).

Tributación de los valores al valor fundamental.

Cada valor aporta de manera diferente al valor fundamental, cada uno satisface
necesidades diferentes y de forma diferente, y en cada caso contribuyen de distinta
manera al equilibrio general que es la existencia humana.

Por mencionar algunas de sus funciones, tenemos: reguladora, orientadora,


educativa, cognoscitiva, valorativa, motivacional y comunicativa. La fundamental es
la reguladora, de la que se subordinan las demás, que consiste en moderar las
relaciones entre los humanos, actitudes de agentes sociales, hacia ellos mismos,
otros y al mundo circundante. Permiten una forma superior de adaptación social.

¿Dónde existen?

Se dan siempre en la relación del sujeto con el objeto producida en un contexto


social determinado, no existen como propiedades de objetos, procesos o
fenómenos al margen del contexto social y del ser humano. Siempre existen en
relación o como disposiciones de formas de pensar, sentir y actuar de agentes
sociales ante la realidad interna y externa a ellos. Esas disposiciones no se deben
de analizar al margen de las propiedades de los objetos, procesos o fenómenos a
las cuales se refieren, ni al margen de contexto socio-histórico.

Absolutizaciones.

 La absolutización del objeto, conduce a una cosificación de los valores.

 La absolutización de las propiedades psíquicas del sujeto, conducen a una


psicologización.

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 La absolutización del papel del contexto, conduce a una sociologización.

¿Cuántos valores hay?

Hay tantos valores como objetos, procesos y fenómenos y la forma en que nos
relacionamos con ellos. Al haber prácticamente una infinidad de objetos y formas
de relacionarnos con ellos, así mismo hay prácticamente una infinidad de valores
ético-morales. Estos no existen al margen de algún objeto, proceso o fenómeno que
los porte a través de sus propiedades, pero si los puede portar el ser humano, en la
estructura de su propia personalidad que hacen posible una disposición a una toma
de decisiones que garantizan la adaptación a nivel social de agentes sociales.

Propiedades funcionales de objetos, procesos o fenómenos.

Las propiedades funcionales de objetos, procesos o fenómenos tienen influencia


indirecta en la autorregulación de la conducta; si estos contribuyen a formar o
mantener elementos de la conciencia en cualquier nivel, ya sea inconsciente,
individual o social, serán portadores de valores de otros dominios axiológicos.

Los principios, valores y las virtudes


Principios.

En sentido ético o moral llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva
inmediatamente de la aceptación de un valor. Del valor más básico (el valor de toda
vida humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana), se deriva el
principio primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud de
respeto que merece por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es decir,
por su dignidad humana. Vamos a examinar a continuación este valor fundamental
(la dignidad humana), el principio ético primordial que de él deriva (el respeto a todo
ser humano y algunos otros principios básicos.

Valores.

Desde la perspectiva ética, un objeto tiene mayor valor en la medida en que sirve
mejor para la supervivencia y mejora del ser humano, ayudándole a conseguir
armonía e independencia que necesita y a las que aspira. Es por tanto esencial que
los valores elegidos y que se persigan en la propia vida se correspondan con la
realidad del hombre, es decir, sean verdaderos. Porque sólo los valores verdaderos
pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus capacidades naturales.
Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será verdadero en función de su
capacidad para hacer más humano al hombre. Por ejemplo: Puedo elegir como ideal
el egoísmo, en la forma de búsqueda de la propia comodidad y del propio bienestar,
desestimando las exigencias de justicia y respeto que supone la convivencia con
otras personas y que exigen renuncias y esfuerzos. La personalidad se volverá
entonces insolidaria, ignorando aspectos relacionales y comunicativos esenciales

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en el ser humano. Hecha la elección, el crecimiento personal se detendrá e iniciará
una involución hacia etapas más primitivas del desarrollo psicológico y moral.

Valores universales.

La maduración personal sólo se facilitará procurando eliminar obstáculos que


originen una detención de la misma o una regresión a etapas más primitivas (propio
interés). Por eso, parece acertado concretar algunos valores universales, deseables
para todos. En este sentido, la formulación clara y precisa del imperativo categórico
kantiano ofrece abundante luz. Así, en la segunda formulación del Imperativo, en la
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, dice: “Obra de tal modo que
trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, nunca
meramente como un medio, sino que, en todo momento, la trates también como a
un fin”. Y en la tercera insiste en el mismo sentido, pues los seres racionales están
todos bajo la ley de que cada uno debe tratarse a sí mismo y debe tratar a todos los
demás nunca meramente como medio, sino siempre a la vez como fin en sí mismo.
De este modo, surge un enlace sistemático de seres racionales por leyes objetivas
comunes, esto es un reino, el cual, dado que estas leyes tienen por propósito
precisamente la referencia de estos seres unos a otros como fines y medios, puede
llamarse un reino de los fines. Se trata de aquellos valores que se fundamentan en
la dignidad incondicionada de todo ser humano. Una dignidad que -como puede
deducirse de su propia génesis- no admite ser relativizada, no puede depender de
ninguna circunstancia (sea sexo, edad, salud, calidad de vida y demás cualidades).

Virtud.

La virtud de la justicia en Aristóteles ha sido objeto de discusiones en varias de sus


obras, en sus tres éticas: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo y la Magna Moralia,
que componen su tratado sobre la moral, las virtudes son la base de su pensamiento
ético, y en ellas, la justicia tiene una marcada relevancia; en la Retórica se describen
las diferentes especies de oratoria, y se hace una descripción sobre la justicia y el
papel de los jueces, y en la Política, habla de las cosas referentes a la polis, las
relaciones entre las comunidades políticas mediadas por las leyes y su relación con
las virtudes, en especial con la justicia. Aristóteles, en su Ética Nicomáquea,
entiende la virtud de la justicia como un modo de ser por el cual se está dispuesto
a practicar lo que es justo, a obrar justamente y a querer lo justo. Se llama justo a
lo que preserva la felicidad. En la Retórica afirma que “Partes de la virtud son la
justicia, la valentía, la templanza, la magnificencia, la magnanimidad, la liberalidad,
la prudencia y la sabiduría; la virtud es capacidad benéfica y por esto honran
principalmente a los justos y valerosos”.

Es así como para el Estagirita, la justicia es la virtud por excelencia, y en ella están
incluidas todas las demás; para este pensador “es la virtud en el más cabal de los
sentidos, porque es la práctica de la virtud perfecta, y es perfecta, porque el que la
posee puede hacer uso de la virtud con los otros y no consigo mismo”. Al parecer
es la única virtud que parece referirse al bien ajeno porque hace lo que le conviene

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a los otros. El vicio de esta virtud es la injusticia, que es el ejercicio de la maldad;
es el exceso y defecto de lo inútil y perjudicial contra toda proporción.

Define la justicia e indica que la justicia es una virtud por la cual se dice que el justo
practica intencionalmente lo justo y que distribuye entre sí mismo y otros, o entre
dos, no de manera que él reciba más de lo bueno y el prójimo menos, y de lo malo
al revés, sino proporcionalmente lo mismo, e igualmente si la distribución es entre
otros dos. Esta virtud se deriva de la dike o realidad de lo justo. La justicia como
virtud es la vertiente ética de lo justo, consistente esta dike en el encaje o
ajustamiento en el cosmos que tiene vocación política o social.

En la Retórica se define la justicia como “la virtud mediante la cual todos y cada uno
tienen lo suyo y como manda la ley; e injusticia, mediante la cual lo ajeno, no como
manda la ley”. La justicia constituye una práctica que en sus acciones hace efectivo
lo que es justo; así, en la medida en que las acciones estén pensadas a partir de un
fin que estas cumplan, y que a diferencia de la producción (poiesis) y de la acción
(praxis) contiene el fin en sí mismas y por ello es buena y mejor, la virtud de la
justicia constituye aquella capacidad o poder para realizar dichas acciones.

Aristóteles, en la Ética Nicomáquea reflexiona sobre las acciones que se ejecutan


con intención, así: Si el daño se produce con intención, se obra injustamente, y es
en virtud de estas injusticias por lo que el que obra injustamente es injusto, siempre
que viole la proporción o la igualdad. Igualmente, un hombre es justo cuando actúa
justamente por elección, y obra justamente si sólo obra voluntariamente. De los
actos involuntarios, unos son perdonables y otros no. Cuantos errores se cometen
no solo con ignorancia, sino también por ignorancia, son perdonables; pero, cuando
la ignorancia no es la causa, sino que es debida a una pasión que no es ni natural
ni humana, no son perdonables. Se llama justas a las acciones que proporcionan o
salvaguardan la felicidad y sus partes para la comunidad política. Las acciones se
caracterizan porque se realizan conforme a virtud, siendo la más perfecta de todas
ellas la justicia, porque es la que vela por el bien ajeno; el que la posee la usa para
con otros y no para consigo mismo. La justicia representa la relación con el otro, y
esto es lo más difícil de lograr. Así, entre todas las virtudes la justicia es la única
referida al otro, y por ello es el presupuesto fundamental de la polis.

De igual manera en su Magna Moralia, Aristóteles nos reitera sobre lo justo y lo


injusto en relación con lo igual y lo desigual: “lo justo respecto al otro es, por decirlo
brevemente, lo igual, pues lo injusto es lo desigual”. Porque cuando uno se asigna
así mismo la mayor cantidad de bienes y la menor cantidad de males, esto es
desigual, y es de este modo como se comete y padece la injusticia. Para él, es
evidente que la conducta justa es un término medio entre cometer injusticia y
padecerla. La justicia es un término medio, pero de la misma manera que las demás
virtudes, es propia del medio, mientras que la injusticia lo es de los extremos 4.
Sobre la práctica de lo justo y lo injusto, Aristóteles dice: Y la justicia es una virtud
por la cual se dice que el justo practica intencionadamente lo justo y que distribuye
entre sí mismo y otros, o entre dos, no de manera que él reciba más de lo bueno y
el prójimo menos, y de lo malo al revés, sino proporcionalmente lo mismo, e

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igualmente, si la distribución es entre otros dos. Y en lo que respecta a lo injusto, la
injusticia es lo contrario [de la justicia], esto es, exceso y defecto de lo inútil y lo
perjudicial, contra toda proporción. La injusticia es exceso y defecto, en el sentido
de que es exceso de lo útil absolutamente con relación a uno mismo, y defecto de
lo que es perjudicial; y tratándose de los demás, en conjunto lo mismo, pero contra
la proporción en cualquiera de los casos.

En Aristóteles esta virtud no trae su origen de la ley o de la fuerza, sino de la


naturaleza, aunque no siempre; de otra manera, en la Política se habla de las leyes
en relación con la justicia y la felicidad, así: Las leyes se refieren a todas las cosas,
proponiéndole lo que conviene en común a todos, o a los mejores, o a los que están
en el poder, o alguna otra cosa semejante; de modo que, en un sentido, llamamos
justo a lo que es de índole para producir y preservar la felicidad y sus elementos
para la comunidad política. La virtud de la justicia es anterior a la ley; el justo debe
saber cuándo se debe dejar de aplicar la ley: cuando su aplicación genere un
resultado injusto. Es decir, justo no puede denominarse al que cumpla con la ley; el
justo aristotélico debe poseer necesariamente capacidad para el juicio recto; de aquí
la estrecha relación con la phronesis. En la política se habla de que la virtud de la
justicia es el discernimiento de lo justo.

Aristóteles reconoce en el hombre una capacidad, la phronesis, que actúa como


mediador entre la universalidad de las exigencias de la justicia y la variabilidad de
las situaciones contingentes en las que debe ponerse por obra. No se puede ser
justo, según Aristóteles, sin la capacidad de razonar en lo práctico; la dikaiosune
requiere de la phronesis. En la Política, nos indica que el hombre perfecto es el
mejor de todos los animales, pero que si se aparta de la justicia puede llegar a ser
el peor de todos; el hombre está aprovisionado de armas para servir a la prudencia
y la virtud, y también puede llegar a usarlas para las cosas más opuestas. La
prudencia aristotélica nos da el discernimiento de lo justo, de la justa y recta razón;
es por eso importante el entendimiento de la virtud de la prudencia en relación con
la de la justicia. La prudencia constituye el lugar de la decisión que da la fuerza justa.

Para Aristóteles, de las cosas que son justas, unas lo son por naturaleza y otras por
ley. Lo justo por naturaleza no se debe entender como algo que no se puede
cambiar; para el Estagirita, incluso, hasta estas cosas son susceptibles de cambio
por el uso que hacemos de ellas; además, define que lo justo por ley es aquello de
lo que disponemos y establecemos. Concluye que: “es mejor lo justo por naturaleza
que lo que es por ley”.

Se debe hablar entonces de los tipos de justicia; estos son dos:

 La justicia universal: Se entiende como aquella que abarca todas las virtudes,
y su ejercicio se ordena al bien del prójimo y de la comunidad.
 La justicia particular: Es la que atañe al reparto de los bienes y da lugar a lo
suyo, al derecho de cada uno; se refiera a la distribución de bienes y cargas o a
las relaciones entre particulares. Esta, a su vez, se divide en dos clases:

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o Justicia distributiva: Es aquella que distribuye proporcionalmente; se basa
en la proporción geométrica y se emplea en las distribuciones de honores,
dinero o cualquier otro bien. Es, por tanto, una medida intermedia en la
proporción, una igualdad de razones, referidas a personas y cosas;
constituye el pensamiento proporcional de las comunidades políticas y la
causa principal de los disensos existentes.
o Justicia correctiva: Es el término medio entre la pérdida y la ganancia; es
una igualdad entre individuos, pero no según la proporción, sino según la
aritmética, y solo rectifica las desigualdades que pueden llegar a producirse
en los tratos entre individuos.

Ambas justicias tienen la misma fuerza en relación con el otro, pero una es parte de
la otra, porque la primera (justicia universal), trata de todo lo que interesa al hombre
virtuoso, y la segunda (justicia particular), de dar lo suyo a cada cual.

La virtud para Aristóteles es un hábito que existe en nosotros y es regulado por la


razón; las acciones por tanto deberán ser rectas y bondadosas para enriquecer la
naturaleza de quien las practica. La virtud es el modo de ser por el cual el hombre
se hace bueno y realiza bien sus funciones como ser humano. Son las virtudes
morales las encargadas de provocar la acción, mejorando el hacer y, por tanto, el
ser. No existe una lista concreta de las virtudes morales como sí lo hay de las
virtudes intelectuales; en diferentes obras de Aristóteles aparecen algunas virtudes
morales que hacen que no se tenga certeza frente al número de ellas.

¿Qué Es Un Principio?
En sentido ético o moral llamamos “principio” a aquel juicio práctico que deriva
inmediatamente de la aceptación de un valor.
Del valor más básico (el valor de toda vida humana, de todo ser humano, es decir,
su dignidad humana), se deriva el principio primero y fundamental en el que se
basan todos los demás: la actitud de respeto que merece por el mero hecho de
pertenecer a la especie humana, es decir, por su dignidad humana.

La Dignidad Humana, Un Valor Fundamental.


En el positivismo jurídico para Kelsen, el derecho es resultado de la voluntad de las
autoridades del estado, las que determinan aquello legalmente correcto y legítimo
de lo que no lo es. En ética, positivismo y empirismo afirman que bueno y malo son
decisiones meramente irracionales o puro objeto de impresiones o reacciones, o
sea, del campo emocional. Tanto en el positivismo como en el empirismo existe aún,
es verdad, la idea de valores, pero sólo como una idea subjetiva u objeto de
consenso. El acuerdo por ejemplo de un grupo o pueblo crea los valores.

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Así, por ejemplo, el grupo podría acordar que los judíos no son seres humanos o
que no poseen dignidad, por tanto se les puede asesinar sin miedo a castigo alguno.
No existe barrera segura de valores frente a la arbitrariedad del estado y el ejercicio
de la violencia. Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los
demás nos permite reconocer en ellos y nosotros el poder de la inteligencia y la
grandeza de la libertad. Podemos aceptar por tanto que el valor del ser humano es
de un orden superior respecto al de los demás seres del cosmos.

Y a ese valor lo denominamos dignidad humana. La dignidad propia del hombre es


un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Este valor singular que es la
dignidad humana se nos presenta como llamada al respeto incondicionado y
absoluto. Por eso mismo, aun en el caso de que toda la sociedad decidiera por
consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad
presente en cada ciudadano. Incluso cuando algunos fueran relegados a un trato
indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este
desprecio no cambiaría su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.

Los Juicios y El Juicio Moral.


El interés por el comportamiento ético y el desarrollo moral de las personas se
manifiesta de manera creciente en diversos ámbitos de la esfera social. En ello,
destaca el carácter moral de la educación y la necesidad de que las escuelas
promuevan de manera más eficaz la educación moral y la formación de
determinados valores en los alumnos (Los valores y los juicios, 2010).

No debe confundirse un juicio ético con un juicio moral pues, en el primero, la


persona tiene la facultad de razonar, entre varias alternativas, cual es el actuar
correcto según los valores que comparte con la sociedad; por otro lado, el segundo
es un acto meramente propio de la persona, de su mente, en el que diferencia lo
correcto de lo incorrecto. No puede haber un juicio moral cuando los actos
realizados han sido obligados por una autoridad externa o algún otro agente
extraño, pues este solamente funciona cuando los actos realizados fueron por
voluntad propia, en libertad de acción. Para tener una evaluación moral, también es
necesario saber distinguir entre una acción moral de una convencional.

Tener un juicio moral nos puede llevar al sentimiento de culpa, al remordimiento, el


arrepentimiento e incluso a un castigo/autocastigo u otra acción interna con la que
buscamos un modo de “remediar” nuestra decisión. Nosotros decidimos que
actitudes tomar, según lo que nosotros consideramos correcto o incorrecto;
hacemos un análisis de nuestro entorno y ciertas circunstancias, lo que nos lleva a
pasar por tres etapas:

 Rechazo: Cuando decidimos olvidar o sustituir aquellas normas que no nos


convencieron después de haberlas razonado.

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 Indiferencia: Cuando esta regla no nos dice nada y le damos la espalda (no es
un rechazo completo, pero tampoco una aceptación).
 Aceptación: Son las normas que hemos conservado y constituyen nuestro
sentido moral, pues las aceptamos para ser parte de nosotros.

El Modelo de Kohlberg.

En sus estudios empíricos Lawrence Kohlberg (psicólogo estadounidense que hizo


su tesis sobre el desarrollo del juicio moral), investigó el razonamiento moral y las
orientaciones, así como los principios morales que subyacen a esto. Para ello,
realizó experimentos en los que niños y adolescentes debían responder a dilemas
morales en los que un individuo se encuentra en una situación tal que, sin importar
lo que elija, entrará en conflicto con alguna norma. Basado en las respuestas de los
niños y adolescentes, Kohlberg sugirió un modelo de tres niveles, cada uno de los
cuales está constituido por dos etapas que indican el desarrollo del razonamiento
moral (Tovar & Ostrosky, 2013).

Según esta propuesta, hay un progreso en los humanos que comienza con la
maduración de las actividades cognitivas, hasta llegar a la comprensión avanzada
de las relaciones sociales:

 Primer Nivel. Moralidad Pre-convencional.


o Etapa 1: Orientación hacia la obediencia y el castigo.
o Etapa 2: Orientación hacia el individualismo y el intercambio.

Se extiende hasta los nueve años y se relacionan con la evitación del castigo y del
mal físico, la obediencia por interés propio y el beneficio personal a través del
intercambio de beneficios mutuos. En este nivel se dice que durante esta etapa, los
niños razonan en un nivel pre-convencional porque aún no se identifican como
miembros de una sociedad, sino más bien como individuos aislados.

 Segundo Nivel. Moralidad Convencional.


o Etapa 3: Orientación de las relaciones interpersonales.
o Etapa 4: Orientación hacia el mantenimiento del orden social.

Marcada desde los 9 años hasta la adolescencia y es en los que se vive a expensas
de las expectativas de los otros y se cumplen los deberes propios según la
prescripción legal.

 Tercer Nivel. Moralidad Post-convencional.


o Etapa 5: Orientación hacia el contrato social.
o Etapa 6: Orientación hacia principio éticos convencionales.

Estas últimas se relacionan con el razonamiento moral fundamentado, donde se


reconoce la necesidad de un contrato social, la igualdad de los derechos humanos
y el respeto a la dignidad de las personas.

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Hay una segunda razón para esperar la relación entre juicio moral y valores
humanos: tanto los juicios morales como las preferencias de valores están
estrechamente vinculados ambos a las experiencias de socialización de la persona.
Así, los valores que las personas eligen preferencialmente así como el modo de
resolver los conflictos morales, pueden ser considerados como parcialmente
determinados por lo que se aprendió en el pasado, especialmente en la situaciones
sociales (Perez Delgado & Mestre, 1993).

La teoría de Kohlberg ha tenido un gran impacto sobre el discurso de la moralidad


y en la investigación posterior sobre la educación moral. Sin embargo, también ha
sido ampliamente criticada; la principal objeción a esta teoría fue la de Carol Gilligan
(feminista, filósofa y psicóloga estadounidense), quien no estuvo de acuerdo en que
solo se diera énfasis a la verdad y la justicia, excluyendo otros valores, así como el
hecho de que el estudio empírico de Kohlberg solo tomara en cuenta a los hombres,
porque esto no permitía el entendimiento de los valores que tomaban en cuenta las
mujeres para resolver los diferentes dilemas (Tovar & Ostrosky, 2013).

Género y juicio moral.

La literatura científica general sobre el género y el juicio moral muestra controversias


a la hora de mostrar diferencias significativas mediadas por el género de los sujetos.

Carol Gilligan desarrolló una teoría alternativa del razonamiento moral a la de


Kohlberg, que no se basa en la justicia, sino en la ética del cuidado; en esta se
descubrió que, en muchas ocasiones, los juicios de las mujeres sobre la moralidad
dependían de problemas de responsabilidad y de cuidado más que de verdad y
justicia. Además de Carol, varios autores consideran que las mujeres se encuentran
más orientadas para la implicación y armonía con los otros, mientras que los
hombres presentan comportamientos más agresivos por haberse socializado en un
ambiente más competitivo. Sin embargo, en un estudio realizado por Norman
Sprinthall y Andrew Collins a estudiantes de secundaria y estudios superiores, no
se encontraron diferencias en el juicio moral medidas por el género (Diferencias de
género en el juicio moral y la inteligencia emocional: Identificación y Unificación de
Criterios para la Selección de Policías).

Christine Saunders, David Dickson y Owen Hargie descubrieron diferencias


mediadas por el género en la variable inteligencia emocional, de modo que las
mujeres presentaban puntuaciones significativamente más elevadas. Siguiendo la
hipótesis de que las mujeres muestran una inteligencia emocional más elevada que
los hombres, fundamentada en la teoría de las capacidades interpersonales,
constataron que las mujeres son más perceptivas, empáticas y flexibles que los
varones.

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CONCLUSIÓN.
Como se mencionó en un principio y durante todo el desarrollo de este proyecto, los
valores y principios hacen de un individuo lo que es y le da parte de su esencia, y
dependiendo de nuestras decisiones y acciones iremos adaptándonos a lo que
consideramos nuestro grupo social.
Para elegir las normas que adaptaremos en nuestro estilo de vida, deberemos pasar
por el rechazo, la indiferencia y la aceptación de las mismas (aunque no
necesariamente debemos pasar por las tres, pues muchas veces rechazamos
alguna norma y no hay manera de que volvamos a aceptarla) y, si bien tenemos
varias orientaciones fundamentales de sistemas ético-filosóficos, la más importante
de todas, y por mucho, es la dignidad humana.
Nuestros valores y nuestros principios son los que se encargan de ayudarnos a
tomar ciertas actitudes y decisiones ante diversas situaciones, y es ahí donde
podemos entrar al juicio moral, pues comúnmente hacemos lo que nos dicen que
está bien hacer, y evitamos lo que nos dicen que no es correcto; pero cuando la
decisión tomada corre por cuenta propia, tendemos a caer en el sentimiento de
culpa hasta llegar al arrepentimiento y buscar una manera de poder “arreglar” la
situación. Y aunque existen diversas opiniones respecto a si el género de la persona
influye en sus decisiones, la realidad es que esto no se ha comprobado, pues
aunque se dieron casos, no en todos los estudios arrojaba los mismos resultados,
por lo que podríamos decir que, realmente, no depende del género, sino del
individuo, sus principios y sus valores.

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