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Fidel Maíz

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Fidel Maíz

Información personal

Nacimiento 8 de marzo de 1828
Arroyos y Esteros, Cordillera,   Paraguay

Fallecimiento 9 de marzo de 1920 (92 años)


Arroyos y Esteros, Cordillera,   Paraguay

Nacionalidad Paraguaya

Religión Iglesia católica 

Educación

Educación Universitaria

Información profesional

Área Religión, Teología

[editar datos en Wikidata]

Fidel Maíz (Arroyos y Esteros, Departamento de Cordillera, 8 de marzo de 1828 -


Ibídem, 9 de marzo de 1920), fue un sacerdote paraguayo. Es considerado uno de
los mejores oradores de su época, de trascendental participación en momentos
capitales de la historia paraguaya. La figura de Maíz cruza seis décadas de vida
nacional.

Índice

 1Infancia y juventud
 2Primeros Pasos
 3Trayectoria
 4Obra
 5Referencias

Infancia y juventud[editar]
Nació el 8 de marzo de 1828 en la ciudad de Arroyos y Esteros, Paraguay, hijo de
Juan José Maíz y Prudencia Acuña. Tuvo 10 hermanos, de los cuales solo 2
sobrevivieron a la Guerra de la Triple Alianza.
Fidel asistió a una escuela en su ciudad de origen. Más tarde se trasladó a la
ciudad de Asunción, con el fin de ingresar al instituto del maestro argentino José
Joaquín Palacios. Siguió sus estudios superiores en la Academia Literaria, bajo la
supervisión del maestro Marco Antonio Maíz, su tío.

Primeros Pasos[editar]
El mayor de los hermanos de Maíz fue también sacerdote, ordenado al sacerdocio
antes que él, estando al frente de la parroquia de Lambaré y Valenzuela. Una vez
ordenado sacerdote, estuvo al frente de la parroquia de Arroyos y Esteros,
desde 1856. En el año 1859 deja esta responsabilidad a pedido del entonces
presidente de la República, Carlos Antonio López, para asumir el cargo de primer
rector del Seminario Conciliar. En el seminario ejerce las cátedras de Teología
Moral y Cánones. Una de las características más llamativas de la personalidad de
Maíz es que, a diferencia de muchos de sus contemporáneos y de otros que
vinieron después, no necesitó salir del país para alcanzar una formación
intelectual y cultural de muy alto nivel. Aun en el aislamiento de la época, con el
escaso desarrollo de las actividades culturales, Fidel tuvo acceso a los principales
pensadores, algunos de ellos incluso enfrentados con el catolicismo, lo que dio
solidez a su pensamiento.
A la muerte de Carlos Antonio López, y una vez que su hijo Francisco Solano
López asumió la Presidencia de la República, las dificultades entre él y el nuevo
mandatario comenzaron temprano, ya que él mantenía una posición distante o,
por lo menos, no abierta a su designación. Fidel cayó en desgracia y fue preso
durante cuatro años, hasta poco después de la Batalla de Curupayty. Después de
sobrevivir a la Guerra Grande y pasar algún tiempo como prisionero en Brasil, a
los 42 años de edad, el padre Maíz tenía mucho por hacer y decir.
Maíz arribó a Paraguay el 5 de diciembre de 1870, luego de su prisión en el Brasil.
Ese mismo día, luego de desembarcar y asentarse, acudió al asiento del gobierno
nacional para saludar al presidente de la República, Cirilo Antonio Rivarola.
Preguntó si de parte del nuevo gobierno existirían inconvenientes para que
ejerciera el sacerdocio nuevamente, a lo que el presidente Rivarola contestó que
era importante la participación de todos los paraguayos en la tarea de
reconstrucción del país. De esta manera, no bien llegado a Asunción, el Padre
Fidel Maíz empezó las gestiones para reencauzar su vida. Quedaba, sin embargo,
una diligencia por realizar; la entrevista con el padre Fidelis María de Avola, quien
con el título de Vicario Foráneo Apostólico, era responsable de la Iglesia
paraguaya. Este sacerdote se negó a tratar con Maíz, pretextando una orden del
Delegado Apostólico del Brasil y lo declaró suspendido en sus funciones
sacerdotales.

Trayectoria[editar]
Maíz recibió una comunicación el 26 de diciembre, donde se le prohibía la
realización de cualquier sacramento en carácter de sacerdote. Al día siguiente,
contestó la censura con una carta bastante dura y prácticamente se declaró en
rebeldía.
Cuando la mayoría de las iglesias se le cerraron, apareció el presbítero Blás
Duarte, cura de San Roque, quien le ofreció acompañarlo en el púlpito en la misa
en honor del patrono del Paraguay, San Blás. Fidel no dudó y, después de nueve
años de silencio como sacerdote en la capital de la República, dejó escuchar su
voz. El obispo Moreno, en el momento de su consagración, se encontraba ya
gravemente enfermo.
Como el resto de los integrantes del clero nacional, Moreno se oponía firmemente
a que un extranjero dirigiera la vida de la iglesia paraguaya, de hecho, el artículo 3
de la nueva Constitución Nacional establecía que el jefe de la Iglesia debía ser
paraguayo nativo. Por esto, y para evitar nuevos conflictos y la posibilidad de una
maniobra extranjera, el padre Moreno designó como sucesor, mediante un
documento, al padre Maíz, hasta tanto Roma se expidiera nuevamente sobre el
asunto. El 30 de mayo de 1874 muere el obispo Moreno; dos días después, Maíz
remite el documento en cuestión al Ministro de Culto, y seis meses después llega
a la sede del obispo la notificación de aceptación oficial del documento y del
nombramiento.
A su regreso de Roma, Maíz recibió la responsabilidad de dirigir el curato
de Encarnación. Permaneció allí algún tiempo pero, ante la posibilidad de que
actos suyos fueran mal interpretados, solicitó su traslado a su pueblo natal Arroyos
y Esteros. Allí comienza una larga etapa en la vida del padre Fidel Maíz durante la
cual trabajó por su comunidad creando, entre otras cosas, una escuela para los
niños de la zona.
Mantuvo correspondencia con algunos de los intelectuales más prominentes de su
época como Juan E. O'Leary e Ignacio A. Pane. Fue gran amigo del obispo Juan
Sinforiano Bogarín, quien lo visitó en su primera gira por el país en su carácter de
jefe de la Iglesia paraguaya.
En su escrito, Maíz comienza reivindicándose como ciudadano paraguayo que se
vio comprometido en una guerra a muerte y no dudó en defender a su país. Con
mucho tacto se encargó de recordar que al comienzo de la guerra, él se
encontraba preso por lo que no había tenido ni había podido tener ninguna
relación con las decisiones políticas, diplomáticas y militares adoptadas por el
entonces gobierno paraguayo. Uno de sus párrafos fue:
Obligado pues por la situación de mi Patria, y obedeciendo las órdenes de mi legítimo superior, asumí la
actitud de soldado sin lastimar la condición de sacerdote, que al revestirse de semejante ministerio, no
se despoja de su constitutivo natural de ciudadano”
Luego de poner énfasis en las circunstancias extraordinarias de una guerra a
muerte que obligaron a tomar graves decisiones, Fidel rechaza la responsabilidad
de haber hecho derramar sangre directamente y solicita el levantamiento de
cualquier censura o inhabilidad canónica en la que se pudiera haber incurrido.
La carta está fechada el 9 de noviembre de 1870. Poco tiempo después,
el Imperio del Brasil ponía a disposición de un grupo de prisioneros paraguayos,
entre los que se encontraba el sacerdote, un transporte para regresar al país.

Obra[editar]
 “Etapas de mi vida”.

Referencias[editar]
 Enciclopedia Histórica del Paraguay.

 Proyectos Wikimedia

  Datos: Q973937

 Identificadores

 WorldCat

 VIAF: 122743537

 ISNI: 0000 0000 8505 4390

 GND: 141837713

 LCCN: n86078441

 SUDOC: 069060436

 Repositorios digitales

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