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Definición de Identidad
La voz identidad proviene del latín ” identĭtas” y este de la entrada “idem” que significa
“lo mismo”. Cuando se habla de identidad, generalmente podemos estar haciendo
referencia a esa serie de rasgos, atributos o características propias de una
persona, sujeto o inclusive de un grupo de ellos que logran diferenciarlos de los
demás. Por su parte, identidad también alude a aquella apreciación o percepción que cada
individuo se tiene sobre sí mismo en comparación con otros, que puede incluir además la
percepción de toda una colectividad; y es la identidad la que se encarga de forjar y dirigir a
una comunidad definiendo así sus necesidades, acciones, gustos, prioridades o
rasgos que los identifica y los distingue.
Cabe destacar que muchas de esas características que erigen la identidad del
ser humanosuelen ser hereditarios o innatos de la persona, sin embargo ciertas
particularidades de cada individuo emanan de la influencia ejercida por el entorno que lo
rodea como consecuencia de las experiencias vividas a través de los años.
Podemos encontrar diferentes tipos de identidades en relación a la personalidad de un
individuo, entre ellas están:
La identidad nacional: hace referencia al estado o sentimiento de identidad que tiene cada
persona perteneciente a una nación o territorio que puede incluir aspectos como su cultura
y lengua.
Identidad
La Razón (Edición Impresa) / Carlos Villagómez
00:03 / 30 de enero de 2018
Los debates sobre la identidad son apasionados. Muchos creen pertenecer a identidades que
otros rechazan, y no falta quien afirma no pertenecer a categoría alguna. Ya seas gregario o lobo
solitario, la identidad es un tema difícil y se torna más confuso bajo los dogmas de una secta
religiosa, política o de cualquier activismo. Ahí comienzan los equívocos y el tema se aligera
perdiendo espesura. Leemos y escuchamos visiones sesgadas por esos dogmas que ven al mundo
con visiones maniqueas. Para un marxista, nuestra identidad se resume en burgueses y
proletarios, explotadores y explotados; para un católico, en justos y pecadores; y para una
feminista, en mujeres y machos patriarcales. De todos ellos quizás los mayores equívocos sobre
la identidad provengan de la visión política. Casi todos interpretan el tema como un grosero
l.q.q.d. (lo que se quería demostrar), y reducen al ser humano con absolutos innegociables para
asignar falsos rasgos identitarios.
El tema se torna aún más complejo en un país como Bolivia, cuya pluralidad social se formó en
un vastísimo y despoblado territorio. Hay que reconocer que es difícil asumir la identidad de
boliviano con la inmensidad de contrastes sociales étnicos y geográficos que tenemos. Pero, por
el contrario, creo que las ciudades (grandes o pequeñas) son cuna de identidades particulares e
indelebles. Ser paceño, cruceño o tarijeño es algo más legible, porque son construcciones
culturales y artísticas plenas de vitalidad. En esos territorios citadinos, de creaciones colectivas
e individuales, la identidad brota sin ambages en fiestas, bailes, comidas, habla, vestimenta,
bebidas, pintura, música, arquitectura, poesía, etc.
En esa línea, si la ciudad es la construcción cultural más importante de una sociedad, podemos
colegir que ser paceño o paceña sí es un rasgo inobjetable de identidad. Y la ciudad que vivimos
en su forma física (el caótico y multiforme paisaje urbano), como en sus múltiples expresiones
sociales (imponentes fiestas y los diabólicos bloqueos y paros), es nuestro referente identitario.
En suma, una gran ciudad metropolitana o el poblado más humilde otorgan identidad plena para
bien o para mal.
¿Alguien puede objetar que La Paz es única? Estimo que nadie. Porque esta realidad, que agobia
con su lucha cotidiana, que sobrecoge con su paisaje montaraz, que quema y congela por igual
con soles o nevadas, y que aterra con sus escarpados cargados de casas y edificios, es única. Y
este amasijo de territorio y cultura se ha encarnado en las personas y ha formado la identidad
compuesta, dinámica, dialéctica que tenemos.
El cine, que en esos años fue una de las salas más importantes de la
ciudad, estuvo a punto de desaparecer. Más adelante, la sala pasó por
una crisis a causa de una deuda bancaria; entonces, el gobierno
municipal de La Paz decidió comprar el cine a fines del año 2006, para
evitar su cierre.
Desde su segunda apertura, el año 2008, la comuna ha prestado la sala
para distintos eventos culturales, artes escénicas y
conciertos. Hoy, ante la alta demanda de espacios por parte de los
artistas, la Alcaldía de La Paz prepara un proyecto para dividir el Cine 6
de Agosto en dos salas.
Rodríguez justificó que el cine debe ser separado en dos partes para
optimizar las presentaciones. Además, dijo que este proyecto busca
cumplir el compromiso que se tiene con la población y los gestores
culturales de ofrecerles más escenarios: "Somos una de las ciudades
que tiene mayor movimiento cultural en el país y muy pocos espacios
escénicos. La solicitud de los artistas por presentarse en estos lugares es
muy alta”, enfatizó.
Avilés Loayza explicó que enviarán técnicos para revisar y controlar los
trabajos que se realicen en este inmueble patrimonial. "El patrimonio
tampoco es inamovible sino que es dinámico y tiene que adaptarse a las
exigencias de la sociedad pero tiene que hacerse de una manera en la
que se preserve y no se haga ningún daño”.
La digitalización
Punto de vista
Carlos Villagómez
Arquitecto y docente
Hay dos razones por las que se debe evitar la separación de las plateas
del Cine 6 de Agosto. La primera y más importante es por su valor
patrimonial. Un cine de estas características, representativo de una
época y un estilo, sería venerado en el exterior y de ninguna manera
modificarían su arquitectura por razones de moda o de índole económica.
La segunda razón es porque funcionalmente este espacio es un cine-
teatro y no solamente una sala de cine para proyectar películas.
Otra de las causas de su crisis fue que aparecieron las salas del Monje
Campero y el Cine 16 Julio. De esa manera, la sala estuvo a punto de
desaparecer.
Por estos motivos, el 14 de julio de 2006, la Alcaldía de La Paz se
convierte en el primer municipio que cuenta con un cine municipal al
adquirirlo de manos del Banco Mercantil. Un día después, el extinto
periódico La Prensa anunciaba el hecho de esta manera en su sector
cultural: "El cine 6 de agosto le costó 560 mil dólares a la Alcaldía”.
Momentos históricos
Punto de vista
Pedro Susz
Crítico de cine