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Cría hijos sin límites, y te “sacarán los

ojos”. La gran importancia de un “NO” a


tiempo.
diciembre 19, 2021 por Bray
En la crianza de los hijos, en ocasiones, la falta de límites impuestos por los padres puede
llegar a jugar en contra de los padres.

Cuando te encuentras ante el momento de educar a tus hijos, te surgen muchas dudas, sobre
todo, cuando se trata de marcar los límites. Puede pasar que tengas dudas y sientas que no
eres un buen padre o madre cuando tomas ciertas decisiones para establecer tus normas.
Algunas de las preguntas que te puedes hacer son aquellas del tipo: ¿Lo estoy haciendo bien?
¿He tomado la decisión correcta? ¿Por qué siento que mi decisión no es la correcta?
Muchos padres ven los límites como algo negativo porque piensan que, al ponerlos, no tienen
en cuenta la opinión de sus hijos, pero la palabra límite no es sino enseñarlos. Poner límites
no significa que te enfades con tus hijos, sino que, con ellos, lo que estás haciendo es
ayudarles a que aprendan algo.

Cuando estás haciendo la dura labor de educar, más de una vez, tendrás que decir “no” a
cosas que consideras que no se pueden o deben hacer, y de esta manera, enseñas al niño
que, a veces, no se consiguen las cosas en el mismo instante en que lo quiere. Educar también
significa que, ciertos comportamientos o decisiones, tendrán consecuencias que habrá que
aceptar y corregir. Para que aprendan esto, no es necesario que grites a tu hijo, simplemente,
muéstrale de forma calmada y con claridad lo que quieres transmitirle y, por supuesto, evita
amenazas que nunca llevarás a cabo. Es importante cumplir siempre lo que se dice frente a os
niños.

Papá, ¿me compras esta golosina?

Imagina que tu hijo te pide que le compres una golosina, pero tú consideras que no es el
momento de hacerlo, por lo que le dices que no la comprarás. En ese momento, tu hijo lleno
de rabia, se pone a llorar y patalear. Te avergüenzas porque la gente se queda mirando, así
que, para que deje de comportarse de esa manera, le compras la golosina. Tu hijo deja de
llorar, y tú, puedes seguir con lo que estabas haciendo.
Con este ejemplo, lo que se quiere mostrar es que, si cedes ante la petición de tu hijo, dejará
de llorar y tú, dejarás de sentir vergüenza porque todos te miran, pero el pequeño aprende
que, si utiliza ese mismo tipo de comportamiento cuando quiere algo, lo va a conseguir.

Patterson explica muy bien lo que te mostrábamos en el ejemplo anterior y cómo para los
padres es mucho más fácil ceder ante las peticiones de sus hijos. Pero, has de saber que, a
largo plazo, este tipo de comportamiento se repetirá más a menudo y el problema será
mucho mayor.

La trampa del refuerzo negativo de Patterson explica que cuando en situaciones como ésta
los padres ceden, los dos, padres e hijos, se sienten mejor, los padres porque consiguen que
los hijos se calmen y no molesten, y los hijos porque consiguen lo que quieren, pero de esta
forma, hacen que aumente la probabilidad de que, con el tiempo, las rabietas sean más
frecuentes.

A corto plazo, se obtienen resultados positivos, pero a largo plazo, los resultados pueden
llegar a ser no tan buenos ya que el niño, aprende a manipular a sus padres mediante ese tipo
de rabietas y las usarán con más frecuencia. Otra consecuencia negativa, será que el
comportamiento de los hijos será incontrolable, a no ser que consigan aquello que quieren.

Cuando no pones límites a tus hijos, por lo general no toleran la frustración, les cuesta
controlarse, y no llevan muy bien cumplir las normas; suelen manipular a los demás, y les
hacen sentir mal para conseguir lo que quieren. Suelen ser impertinentes, exigen privilegios,
no son constantes ni se esfuerzan, no tienen paciencia, son poco colaborativos, tienen
problemas de conducta llegando a ser agresivos e incluso pueden llegar a romper cosas.
Cuando nos encontramos ante un trastorno de la conducta (negatividad, ruptura de normas),
por lo general, tenemos ante nosotros a un niño cuya educación carece de límites, y es él y no
sus padres, quien manda y decide.

Si no lo educas tú, ¿quién lo hará?

Teresa Rosillo, psicóloga, contaba en una entrevista que: “los padres se han olvidado de decir
a los niños que ellos son los que están al mando”. Es bastante habitual encontrar hogares en
los que los niños son los que toman las decisiones y los adultos se adaptan a ellos y sus
caprichos.

No debes olvidar que, una de las funciones principales como padre, es educar para que tus
hijos puedan autorregularse, pero, para ello, antes tiene que haber alguien que ponga reglas
desde fuera: los padres. Esto implica que hay que enseñarles lo que es o no correcto, a
aceptar cuando se les dice que no a algo, a ser pacientes y esperar y, enseñarles lo que es la
frustración y cómo dominar esa sensación.

No, educar a un niño no es nada fácil, pero como padre, eres tú quien tiene que asumir ese
trabajo.

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