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La Guerra del Chaco, fue un conflicto bélico entre el Paraguay y Bolivia, durante los
años 1932 hasta el 14 de Junio de 1935. Ambos países se disputaban la titularidad de
una vasta región que va desde las primeras estribaciones andinas, bajando hasta el río
Paraguay, en el centro mismo de Sudamérica. Está dividido el territorio al sur, por el rio
Pilcomayo y al Norte, por la jungla y bañados del Gran Pantanal del Estado brasilero de
Mato Grosso. Es una región árida y calurosa, con sectores muy pantanosos.
Los conflictos empezaron apenas acabada la Guerra del Paraguay contra la Triple
Alianza, cuando Argentina pretendía este territorio, pero fue otorgado al Paraguay en
un laudo arbitral internacional a cargo del Presidente de los Estados Unidos Rutherford
Hayes el 12 de Noviembre de 1878. Este fallo, fue duramente protestado por Bolivia
que reclamaba el mismo territorio, como históricamente suyo.
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Advogado, Bacharel em Direito pela Universidade Nacional de Assunção, com pós-graduação em História Militar
pelo Instituto de Altos Estudos Estratégicos do Ministério da Defesa do Paraguai. É vice-presidente da Associação
Cultural Mandu’arã, do Paraguai, membro honorário do Instituto de Geografia e História Militar do Brasil e do
Instituto de Investigações Históricas e Culturais de Corrientes, Argentina. Realiza pesquisas sobre o material bélico
utilizado na Guerra do Paraguai contra a Tríplice Aliança e na Guerra do Chaco. Também investiga a história da
aviação paraguaia desde seu início até a atualidade.
capturó tres fortines paraguayos, entre ellos “Boquerón”. Luego bombardeó Bahía
Negra con su aviación sin causar daños.
Fueron ordenados siete de ellos el 10 de Febrero del año 1928. Los dos primeros
llegaron el 09 de Octubre de 1929. Los restantes fueron llegando en los meses
subsiguientes, menos uno que, todavía embalado en cajas, fue accidentalmente
destruido en el Puerto uruguayo de Montevideo, al desprenderse de la grúa que lo
bajaba del barco. El aparato contaba con seguro, y fue remplazado en Noviembre de
1932 (HAGEDORN; SAPIENZA, 1997. p. 30).
Los aparatos eran biplanos, sexi planos, totalmente de maderas, forrados con tela,
con una enorme superficie alar (figura 2). Estaban pintados totalmente de verde olivo,
como la versión francesa. Montaban una ametralladora Vickers, que era disparada por
el piloto y una doble, de la marca Madsen, en la torrecilla del observador (SHARPE,
2002, p. 261). En algunos casos, fue artillado, con una más, en el piso de la cabina del
observador. Su capacidad de bombas era de 200 kilos. Paraguay no las adquirió, por lo
que tuvo que fabricarlas artesanalmente en los Arsenales de Guerra y Marina. Pesaban
cada una de ellas, casi 15 kilos y eran de fragmentación. También se construyó una
bomba incendiaria de 20 kilos a base de nafta (BOZZANO, Año, p. 62). En su
configuración de observador, llevaba una potente cámara de la marca “Zeis”. Su
velocidad crucero era de 180 Km/h y su velocidad máxima era de 220 Km/h.
Para servir de avión caza, como proteger a los bombardeos, se adquirió el moderno
Wibault Type 73 C1, que era un mono plano, totalmente metálico. De estos, fueron
ordenados siete aparatos el 20 de Diciembre del año 1927. Los mismos empezaron a
llegar al Paraguay en Julio del año 1929 (HAGEDORN; SAPIENZA, 1997. p. 82).
Todos estos cambios hicieron del Wibault paraguayo un caza lento y poco
maniobrero con una velocidad máxima de apenas 200 Km/h. Montaba como
armamento dos ametralladoras Vickers, sobre el cowling del motor. Estaban pintados
de verde olivo y con las cucardas nacionales en las alas. Para el inicio de la guerra, el
Paraguay contaba con seis de estos aparatos, porque uno de ellos, el del serial N° 4,
se había estrellado en el año 1931.
Bolivia adquirió además el caza Vicker Type 143, Scout. Los mismos fueron
ordenados con los Vespas, pero llegaron en Septiembre y Diciembre también del año
1929. Eran aparatos veloces, alcanzando los 241 Km/h, siendo los más veloces de los
aviones utilizados en este periodo de la Guerra del Chaco. Portaban dos
ametralladoras Vickers, a ambos costados del fuselaje disparando hacia adelante. A su
vez, podían llevar hasta cincuenta kilos de bombas en cada ala inferior. Estaban
pintados totalmente de aluminio natural con las cucardas nacionales en las alas y al
costado del fuselaje. Bolivia contó, al inicio de las hostilidades con sólo tres aparatos.
Dos de ellos se habían perdido en accidentes de entrenamiento con anterioridad al
inicio de las hostilidades y uno tercero se perdió en Mayo de 1932 (HAGEDORN;
SAPIENZA, 1997. p. 80).
A fin de colaborar con el repliegue boliviano, el Comando envió para servir de guía a
sus soldados, a un aparato Breguet 19, al mando del Capitán Leónidas Rojas, que
sobrevoló la zona de la Laguna Chuquisaca o Pitiantuta. Quedando falto de
combustible, aterrizó cerca del Fortín “Camacho”, en un cañadón donde sufrió algunos
desperfectos su aparato, como la rotura de la hélice. El 29 de Junio, otro Vickers
Vespa, sobrevolaba la zona de conflicto, a fin de cerciorarse de las posiciones
paraguayas y de sus intenciones.
La mayoría de los autores, tanto bolivianos como paraguayos, están de acuerdo que
el aparato fue dañado en sus partes vitales y tuvo que aterrizar de emergencia. Aun
así, difieren en el día y en el lugar ocurrido. El Coronel Fernández señala que fue el 31
de Julio después del asalto boliviano a “Boquerón” y que allí fue alcanzado el avión
boliviano. Entre tanto, el piloto e historiador boliviano, Alberto Paz Soldán, no nos da
una fecha en su libro, pero afirma que fue en un reconocimiento sobre el “Fortín
Coronel Martínez”. Entre tanto, los partes de los defensores paraguayos, no mencionan
haber hecho fuego sobre los aviones atacantes, por lo que descartó que haya ocurrido
el 31 de Julio. Lo concreto es que el aparato cayó a tierra y sus tripulantes fueron
capturados.
Al día siguiente, las copiosas lluvias retrasaron las operaciones. Entre tanto, el fortín
“Boquerón”, se aprestaba para recibir un ataque de un momento a otro.
El 31 de Julio de 1932, con las primeras luces del día, despegaron de la Base Aérea
de Muñoz, un Vickers Vespa de bombardeo con el Serial N° 6, al mando del Cap. Luis
Paravicini, escoltado por dos aviones de caza Vickers Scout, piloteado el del serial N° 7
por el Mayor Jorge Jordán y el N° 12 por el Cap. José P. Coello. Esta escuadrilla debía
apoyar el ataque de las tropas del Teniente Coronel Aguirre al Fortín paraguayo de
“Boquerón”.
Sobrevolando las posiciones bolivianas, que para evitar las confusión con tropas
enemigas, ya había extendido mosquiteros detrás de sus posiciones, el avión de
Paravicini se lanza en picada desprendiéndose de la formación y arroja sus bombas.
Las mismas caen cerca del perímetro del Fortín. 1 Los otros dos aparatos restantes,
pican ametrallando las posiciones defensivas visibles y los techos de las instalaciones.
Entre tanto, a la base aérea fueron llegando un grupo de mecánicos de aviación por
el tren de Puerto Casado, al igual que personal técnico. Además, se transportaron
barriles de combustibles y lubricantes.
Al clarear el día, partían desde la base de Isla Taguató los tres aviones de
bombardeo Potez 25, con sus porta-bombas llenos, a cooperar con el asalto de la
infantería. Volaron como pilotos los Tenientes PAM: Atilio Ibáñez Rojas y como artillero
el Trifón Benítez Vera en el Potez N° 4, en el N° 5 los Tenientes Carmelo Peralta como
piloto y como artillero Román García y en el N° 6 como piloto el Teniente Isidoro Jara y
como artillero el Tte. 1° Emilio Roscholl, siendo esta la primera misión de combate del
Arma Aérea paraguaya (BOZZANO, año, p. 88).
Los aviones se presentaron sobre la vertical del fortín y arrojaron todas sus bombas,
para luego pasar a volar sobre otro puesto boliviano conocido como “Pozo Valencia”,
donde no encontraron actividad enemiga, retornando a su base después.
Después del bombardeo, las tropas paraguayas realizaron fuego sobre las defensas
bolivianas. Los escasos defensores bolivianos, ante la evidente superioridad de
elementos de combate e incapaz de resistir con alguna posibilidad de éxito, se retiraron
por la senda que lleva al Fortín Boquerón. Quedaron abandonas la ametralladora
pesada y las dos ligeras al igual que 6 muertos y fueron capturados casi media docena
de heridos. El Destacamento del Capitán Jara, reforzó los puestos de defensas y
rebautizó el Fortín como “Coronel Hermosa”.
La guerra desde el aire durante la Batalla de Boquerón.
Entre tanto, el mismo día, pero en “Campo Grande”, partían dos aviones Wibault,
piloteados por los Tenientes Walter Gwynn y Leandro Aponte escoltando al Potez N° 3,
donde iba el Mayor HC Almonacid como pasajero, y el aparato era piloteado por el Tte.
Atilio Ibáñez. Esta formación se dirigió a la ciudad de Concepción, donde el Director de
la Aeronáutica se reunió con una delegación extranjera proveniente del Brasil,
buscando conseguir apoyó en materia aeronáutica. Posteriormente despegaron con
dirección a “Isla Taguató”, pero al poco tiempo, se veía al Potez descender cerca de
“Puerto Sastre”, hasta que aterrizó en un terreno que parecía despejado, pero que
resultó ser muy accidentado, provocando que el avión sufriera un percance, quedando
patas para arriba, y dañando la estructura del mismo. Ambos tripulantes salieron ilesos
del accidente. Los cazas paraguayos, sin tener el plan de vuelo, tuvieron que aterrizar
al costado del avión siniestrado. Allí se enteraron que su siguiente objetivo era
participar en al retoma de Boquerón. Los cazas pudieron llegar al día siguiente a “Isla
Taguató”. Entre tanto el Potez, fue desarmado y llevado en una de las cañoneras por
río, hasta Asunción y de allí hasta “Campo Grande” para sus reparaciones. Antes del
inicio de la batalla, el Paraguay perdía un precioso aparato, dejándolo con sólo cuatro
aviones de bombardeos.
El día 09 de septiembre de 1932, empezó la épica batalla de los veinte días por el
Fortín Boquerón. Las piezas de la artillería paraguaya fueron las primeras en romper el
fuego con 20 cañones entre los pesados de 105mm y los de 75mm., todos de la marca
Schneider. Posteriormente, la infantería se lanzó al ataque, siendo recibida por una
potente barrera de fuego de armas automáticas, disparadas de las bien preparadas
posiciones bolivianas.
De pronto al Oeste, aparecieron tres puntos negros. Eran dos Vickers Scout,
piloteados por el Mayor Jorge Jordán y el Capitán Luis Ernst Rivera, quienes
escoltaban al Vickers Vespa N° 6, piloteado por el Tte. Luis Paravicini, quien volaba en
misión de reconocimiento. Ambos cazas bolivianos se lanzaron en post de la presa.
Los bombardeos paraguayos viraron 180° y se dirigieron a la Base de “Isla Taguató”.
Entre tanto, Roscholl se desvaneció a los 300 metros de altura, tomando el mando el
artillero Román García, quien, tras dificultosas maniobras, divisó Isla Po´i. Aterrizó en
las cercanías del puesto de mando y de allí trasladaron al piloto herido a un puesto de
sanidad. El aparto presentaba varias perforaciones en el timón de cola y en el ala. Por
su parte, los tres aviones bolivianos, después de un reconocimiento, se retiraron a su
Base en “Muñoz”.
En ese momento, el Paraguay contaba con sólo dos aviones Potez en el Chaco en
condiciones de operar. A su vez, tenía cuatro aviones de cazas Wibault en “Isla
Taguató”.
A las 13:00 horas, llegaron dos aviones bolivianos que lanzaron bombas sobre la
recta que llevaba a Isla Po´i. Luego uno de ellos, lanzó un parte lastrado al interior del
reducto boliviano, dando avisos que las tropas paraguayas muestran un
reagrupamiento a su base de partida. 3 Dicha información resultó ser falsa, porque si
bien las fuerzas paraguayas tuvieron muchas bajas, el Tte. Cnel. Estigarribia, ordenó
ese día, que se inicie el cerco del fortín y se tomen las medidas necesarias para una
guerra de sitio.
El día 12, a las nueve horas, una patrulla de dos aviones Potez, hizo su aparición en
el teatro. Los aviones paraguayos recibieron fuego de las anti aéreas y de
ametralladoras pesadas, pero como volaban muy alto, los bolivianos no lograron hacer
blancos en ellos. Luego, recorrieron hasta “Yucra”, para posterior volver a su base.
Figura 4: Mapa de “Boquerón”, con las posiciones ocupadas por ambos ejércitos el día 13 de
septiembre de 1932
Fuente: FLORENTÍN, 1984. p. ¿??
Ese mismo día, a las 18:00, dos aviones bolivianos atacaron las posiciones del RIP
N° 3 y la del Batallón de Zapadores N° 1, que habían cortado el camino Yucra-
Boquerón, lanzando varias bombas de 50 kilos. Dicho ataque, precedió a un asalto de
las fuerzas bolivianas, que lograron en gran número, romper el cerco y llevar víveres al
Fortín sitiado.
El día 14, a las 7:00 de la mañana, partió de “Isla Taguató” una escuadrilla mixta
paraguaya, dos Potez y dos Wibault, en misión de reconocimiento sobe los Fortines
circundante a Boquerón. Volaban en dichos Potez el Teniente Trifón Benítez Vera y el
Tte. Isidoro Jara como artillero y el Tte. Román García, teniendo como artillero el Tte.
Carmelo Peralta. Los Wibaults, estuvieron al mando de los Teniente Arturo Escario y
Gregorio Morinigo, volando el Nº 2 y Nº 1 de estos aparatos. Llegaron a la vertical del
fortín a las 7:30 horas. Al ser avistados, fueron hostigados desde “Boquerón” por el
fuego de las dos piezas anti-aéreas Semag, que debieron cambiar de posición cuando
las bombas cayeron muy cerca (MARZANA, 1991, p. 179). Posteriormente, fueron al
sector de “Yucra”, donde lanzaron otra carga de bombas en ese sector, sobre las
tropas bolivianas que intentaban romper el cerco.
Entre tanto, la situación del Fortín, cercado desde hacía varios días, se hacía
desesperante, pues la munición y el alimentó empezaban a escasear. El Comando del
Primer Cuerpo de Ejército boliviano ordenó el aprovisionamiento aéreo de las tropas
cercadas. El día 16, a las 10:00 horas, dos aviones dejaron caer, en las cercanías de
las posiciones bolivianas, cinco bultos, conteniendo pan y municiones. Sin embargo,
varias de las balas, se deformaron, porque cayeron a gran altura. De esta manera, se
inició el puente aéreo boliviano. Entre tanto, otro grupo de aviones, bombardeaba a las
tropas paraguayas recién llegadas en barco en “Puerto Casado”, sin causar bajas
(STAGNI, 1986, p. 46).
Más tarde en la mañana, dos aviones bolivianos realizaron una observación del
sector para luego retirarse a su base. Entre tanto, en tierra, se libraban sangrientos
combates, que buscaban romper la resistencia de una y otra parte. El RIP N° 6 fue
obligado a retroceder cuando fue sorprendido en su retaguardia por tropas bolivianas
que intentaban ingresar al fortín. El ataque general paraguayo, no tuvo éxitos y recibió
nuevamente varias bajas en sus asaltos frontales a las trincheras bolivianas. El asalto
fue desbaratado, cuando tropas bolivianas salidas desde “Yucra”, intentando ingresar al
Fortín, salieron a la espalda del RIP N° 6 paraguayo, que se encontraba en plena
maniobra de ataque. De golpe, el RIP N° 6 se vio entre dos fuego y tuvo que
abandonar sus posiciones, lo que permitió que varias fracciones bolivianas ingresasen
al reducto.
También se trasladaron varios medios, para realizar vuelos desde la Villa Militar. La
situación de las tropas paraguayas era confusa. El cerco aparentaba cerrado, pero aún
se observaban infiltraciones. Las patrullas daban informes contradictorios. El Tte. Cnel.
Estigarribia, tomó la decisión de ordenar un prolijo reconocimiento aéreo. Para el
mismo, ordenó al Tte. Heriberto Florentín, quien era uno de los mayores conocedores
de la zona, por haber servido en tiempo de paz en “Boquerón”. El oficial designado se
presentó al día siguiente en la Villa Militar de “Isla Po´i”, y de allí despegó en el Potez
N° 5 al mando del Tte. Carmelo Peralta. A su vez, iba apretado con Florentín en la
cabina posterior, el Tte. Román García, como artillero (FLORENTÍN, 1984, p. 225).
Realizaron varias vueltas sobre el Fortín, pudiendo detectar las posiciones enemigas y
levantar un croquis para posteriormente trabajar en conjunto con la artillería. Luego,
sobrevolaron “Yucra” y allí dispararon sobre un camión que se dirigía al mismo.
Enseguida, dieron otra vuelta para ametrallar al ganado encerrado en un corral. Con
esta acción, decidieron volver a la Base en “Isla Po´i”.
El día 20, los paraguayos entregaron los croquis y los informes, y nuevamente alzó
vuelo un Potez, esta vez al mando del Tte. Carmelo Peralta y Florentín con García de
artilleros. Coordinaron con la Artillería un reglaje de tiros, y esta debía arrojar tres tiros
hacia el sector que ocupaba el RIP N° 2 y el RIP N° 1. El avión sobrevoló el Fortín, y
Florentín anotó en el croquis las tres volutas de humo de las granadas que estallaron.
De pronto, el piloto realizó una brusca caída de ala, descendiendo hasta las copas de
los árboles. Detrás, en el horizonte, se divisaban dos aviones bolivianos que habían
salido en persecución del avión paraguayo. Pero el mismo llegó sin inconvenientes a su
base de partida. Entre tanto, los aparatos bolivianos se acercaron al Fortín, y arrojaron
víveres desde mucha altura, debido a la potente barrera de fuego de las armas
automáticas de los paraguayos. Los bultos cayeron en las cercanías de “Boquerón”,
pero en la zona ocupada por sus enemigos (TABORGA, 1970, p. 84).
El 24 de Septiembre, los bolivianos logran poner en vuelo dos aviones que con
temerario arrojo, logran lanzar seis bultos al reducto, de los cuales cuatro llegaron
adentro, permitiendo que los defensores contaran con algunas municiones más, a
pesar que la mayoría llegaban al suelo totalmente estropeadas.
Entre tanto, en tierra, en el exterior del cerco, las Divisiones 4° y 7° bolivianas, con
cerca de 2.500 soldados, intentaban lograr una ruptura. Pero los efectivos paraguayos
que cercaban “Boquerón”, llegaban casi a los 10.000 combatientes, logrando una
enorme superioridad numérica en el terreno. Dentro del Fortín, alrededor de 500
soldados mantenían a raya a los soldados guaraníes, que cada vez acortan más la
distancia.
Figura 5: Mapa de “Boquerón”, con las posiciones ocupadas por ambos ejércitos el día 25 de
septiembre de 1932.
Fuente: FLORENTÍN, 1984. p. ¿??
El 25, en vista a un nuevo asalto de las tropas paraguayas, tres aviones partieron a
las 16:00 horas, en misión de reconocimiento, para ubicar los avances en el mapa.
Desde el reducto, ya no dispararon las anti aéreas; ya no quedaban municiones en el
parque. Los aviones paraguayos sobrevolaron por el espacio de quince minutos.
Posteriormente, apareció la aviación boliviana con dos aparatos, arrojando seis bultos,
de los cuales sólo tres alcanzaron a los ocupantes.
Al día siguiente la misión del Arma Aérea paraguaya fue destruir un presunto molino
de viento, que extraía agua del pozo del reducto y la llevaba a las trincheras. A las 8:15
sobrevolaron tres aviones paraguayos, pero no dieron con el paradero del molino. A las
dos horas se repetiría el mismo vuelo, sin encontrar el molino. Dicha información, sería
corroborada con la caída del Fortín como errónea, pues no se hallaron restos del
aparato extractor de agua. De nuevo otro avión boliviano dejó caer un parte lastrado
pidiendo a las tropas que resistieran un poco más.
El día 27, la aviación paraguaya recibió la orden de trasladar todos sus aparatos de
reconocimiento a “Isla Po´i”. Fueron puestos a disposición los Potez, 4, 5 y el 1. Los
bolivianos recibieron por aire, las bendiciones del Capellán Luis Alberto Tapia y un
nuevo mensaje del Comando, donde ordenaba no retirarse de sus posiciones, porque
la salvación ya estaba cerca. La realidad era otra. Las extenuadas tropas que cubrían
los caminos y accesos a “Lara” y “Castillo” empezaron a retirarse a estas posiciones,
abandonando los intentos de romper el cerco. El día 28, los mecánicos paraguayos
trasladaron las bombas y carburante. Se preparó una enorme misión de bombardeo
para un asalto general el día 29 de septiembre.
A la mañana del ataque, sonó el teléfono de la Base Aérea de “Isla Po´i”, ordenando
detener el bombardeo sobre “Boquerón”. Las tropas bolivianas se habían rendido muy
temprano a la mañana, después de veinte días de lucha, dando así, por finalizada la
Batalla de Boquerón, a costo de enormes sacrificios. Los aviones paraguayos
despegaron y sobrevolaron el mástil de la bandera en formación, para luego ir a
bombardear “Castillo”,
Como corolario, cerca del mediodía, aparecieron dos aviones bolivianos, que
arrojaron bultos de víveres, sobre el reducto. Pero al observar que en el asta de la
bandera, ahora flamea una roja, blanca y azul, dieron media vuelta y arrojaron algunas
bombas sobre las tropas enemigas, siendo este episodio el último acto de la Guerra
Aérea sobre “Boquerón”.
Conclusiones
El Paraguay tuvo dos aviones Potez dañados de consideración, que fueron remitidos
a “Campo Grande”. Los dos aparatos volvieron a volar ese mismo año. En tanto, los
cazas Wibaults presentaron grandes problemas con los radiadores, teniendo un uso
bastante limitado. Por último, tuvieron un piloto herido, que fue el Teniente Emilio
Roscholl, quien fue enviado a Asunción, donde luego quedaría como instructor de
vuelo.
Bolivia tuvo que lamentar la pérdida total de un Vickers Vespa, siendo capturado un
piloto y un observador. Varios aparatos sufrieron desperfectos en la mala pista de
“Arce”.
Referencias Bibliográficas
1. Fuentes
2. Bibliografía