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LOS PODEROSOS AVIONES CAZA

BOMBARDERO: MIG 29
Boletín Interno Nº 8 Año 2009

S
i hiciéramos un inventario de
nuestro arsenal bélico en
1990, encontraríamos que el
“poderío aéreo” heredado estaba
constituido por numerosas piezas
dignas de un museo: algunos
aviones Camberra del año 1956;
los Mirage M-5 de Belaunde del
año 1966, los Sukhoi 22 de
Morales Bermúdez del año 1976 y
los relativamente modernos
Mirage 2000 de Alan García del
año 1986, pero sin armas.

Cuando en 1995, se inició el “Conflicto del Cenepa”, el Ecuador logró obtener


la sorpresa estratégica y derribó 9 aeronaves peruanas (3 helicópteros y 6 aviones)
complicando en extremo el movimiento de nuestras fuerzas terrestres y el
restablecimiento del sector fronterizo infiltrado.

Ante esta situación, el gobierno del ingeniero Fujimori, se vio obligado a


violar la prohibición decretada por las Naciones Unidas (vender armas a naciones
en conflicto) e inició negociaciones estrictamente secretas para comprar el material
bélico necesario. De esta manera, en 1996 y luego de una evaluación efectuada
por personal de la FAP, se adquirió a la ex república soviética de Bielorrusia: 18
aviones MIG 29 y 18 Sukhoi 25. Los primeros fueron ofrecidos a 250 millones de
dólares y los otros a 150 millones de dólares, es decir, el paquete por 400 millones
de dólares. Luego de intensas negociaciones, se logró reducir el precio a 280
millones y finalmente a 250 millones. Este precio incluyó misiles, bombas,
maquinaria de mantenimiento, transporte desde Bielorrusia hasta La Joya,
entrenamiento de mecánicos y pilotos y seguro de transporte.

Posteriormente, a principios de 1998 - al dilatarse demasiado las


conversaciones de paz - el gobierno se vio obligado a ampliar la compra (esta vez a
la Federación Rusa) a otros 03 MIG 29 nuevos por 39 millones de dólares cada
uno. El precio incluyó el abastecimiento de repuestos y mantenimiento de los MIG-
29 bielorrusos, garantizando de ésta manera la operatividad de toda la flota.
Gracias a estas adquisiciones, la capacidad militar de Ecuador quedo neutralizada
y su libertad de acción diplomática reducida al mínimo.

Si bien es cierto, esta decisión fue vital para concluir éste diferendo, también
es cierto que desencadenó la furia del gobierno norteamericano por tratarse de una
compra de aviones (ex) soviéticos que además habían perjudicado a su in-
dustria bélica. Desde entonces, la actitud de su Embajada fue hostil y de apoyo a
los acontecimientos que desembocaron en la renuncia de Fujimori el 2000.

Pocos años después, con la llegada al gobierno de Paniagua y luego Tole-


do, se denunció que los MIG 29 eran “chatarra” y para probar su denuncia, el 13 de
marzo del 2001, la Comisión del Congreso conocida como “Comisión Waisman”
preparó una farsa en la Base Aérea de Chiclayo. Acompañados de una extensa co-
mitiva periodística (como que tuvieran un presentimiento), viajaron al norte del país
para verificar la operatividad de las naves. Curiosamente, durante el vuelo de de-
mostración, un MIG bielorruso se desplomó a tierra, “demostrando” que se trataba
de chatarras y ganando amplios titulares y extensos informes periodísticos contra
Fujimori.

Por el contrario, a casi nadie le interesó que luego de algunas semanas, una
comisión de técnicos rusos y peruanos presentaran un contundente informe de in-
vestigación que concluía que: “No se habían encontrado indicios de trabajo
anormal de los sistemas y motores del avión durante el vuelo” y que la causa
del accidente se había debido a un “error humano”.

Lo que se probó fue que el Comandante Ricardo García – piloto del MIG -
decidió “salir a volar con el generador de corriente continua malogrado o desco-
nectado” y que voló más de 29 minutos, al cabo de los cuales, la batería de emer-
gencia se agotó y la nave se desplomó. Es imposible que el Comandante García no
se percatara de la falla y ante el alerta trasmitidos por la nave debió permanecer en
tierra o - si ya estaba volando - debió retornar a ella. Pero, siguió volando y se
eyectó cuando la nave se desplomaba.

Quizás algún día, una verdadera comisión investigadora determine si David


Waissman y/o Anel Townsend dieron - o no - la orden de que un MIG 29 sea inten-
cionalmente destruido con fines políticos. Desde aquel sospechoso siniestro, nin-
gún otro MIG 29 ha vuelto a caer y los MIG 29 continúan siendo la columna verte-
bral de la defensa aérea de nuestro país.

Es cierto que Vladimiro Montesinos y algunos generales aprovecharon sus


cargos para obtener comisiones ilegales por la compra de los tres MIG rusos, sin
embargo, ellos ya fueron sentenciados. En cambio, Alberto Fujimori no ha sido pro-
cesado por delito alguno relacionado con la compra de estos aviones de combate.

En su libro: “Del diablo su país”, el finado Alberto Bustamante (ex Ministro de


Justicia y Primer Ministro del gobierno fujimorista) afirmó: “...PERSONALMENTE
PIENSO QUE FUJIMORI FUE LA PRIMERA Y PRINCIPAL VICTIMA DE UN ES-
QUEMA DELINCUENCIAL ARMADO A SUS ESPALDAS”.

WALTER E. JIBAJA ALCALDE

Durante el gobierno del presidente Belaúnde y después del Conflicto del Cóndor de 1981 – tiempo de paz -, se
adquirió a Francia una flota de aviones Mirage 2000 consistente en 26 aviones a ser entregados en un plazo de
2 años y medio y que costarían al Perú la suma de US$650 millones de dólares. En 1985, el presidente García
canceló la operación de compra de 14 aviones y redujo significativamente el equipamiento de los otros 12
aviones, convirtiéndolos en naves casi decorativas que no cumplieron su misión en 1995.

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