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Universidad Nacional de Piura

Curso: Realidad Nacional y Regional

Profesor: Nicolás Cueva Palacios.

I. Lee y subraya las ideas principales del siguiente texto

La élite piurana y la Independencia.


Piura declara su independencia política el 4 de enero de 1821. En este
proyecto se asociaron coyunturalmente el general don José de San Martín,
el Marqués de Torre Tagle y Miguel Gerónimo Seminario y Jaime,
representante de los terratenientes y comerciantes piuranos.
La participación de la elite piurana en la coyuntura de la independencia no
fue homogénea. El sector más conservador de esta clase expresó hasta el
final su fidelidad a la corona española y apostó por la continuidad del
sistema colonial. Esta posición se ejemplifico estupendamente bien en el
comportamiento político de Francisco Javier Fernández de Paredes, José
De Lama, Joaquín de Helguero y Fernando Torcuato Seminario y Jaime,
este último, Regidor del Cabildo. La adhesión de la otra fracción de la
aristocracia piurana liderada por Miguel Gerónimo Seminario y Jaime al
movimiento independentista fue coyuntural, de último momento.
Durante la crisis hispana ocasionada por la invasión francesa, este grupo
social mostró su fidelidad a la Corona Española. Por ejemplo, en abril de
1811, no dudó en aportar donativos para combatir a los insurgentes de
Buenos Aires comandados por Juan José Castelli. Tres meses más tarde, el
Ayuntamiento de Piura, afianza su lealtad a Fernando VII, Rey de España; y
en octubre de ese año, los comerciantes piuranos hacen efectivo un
donativo voluntario a la Corona Española.
En esa coyuntura, la elite piurana adquirió un protagonismo que le
permitió el control absoluto del Cabildo como instrumento del poder
político regional. Esta clase se convirtió en el baluarte del gobierno
monárquico y expresó su adhesión a la causa de Fernando VII. La elite
aristocracia piurana mantuvo su lealtad a la corona siempre y cuando esto
suponía la seguridad de sus bienes y el reconocimiento de su poder
regional.
En abril de 1819, ante el ataque al puerto de Paita por parte de Lord
Cochrane, la amenaza de un levantamiento de indígenas, y el avance del
ejército patriota, la elite piurana siguió apostando a la seguridad de sus
intereses particulares vinculados al poder español. Su adhesión al
monarquismo era evidente. A fines de 1820, esta clase se vio atrapada
entre dos fuerzas patriotas: por el norte, Guayaquil había proclamado su
independencia el 9 de octubre ese mismo año; y por el sur, el Marqués de
Torre Tagle había declarado la independencia de Trujillo el 27 de diciembre
y amenazaba con invadir Piura en caso de no adherirse al movimiento
libertador.

En ese contexto, la proclamación de la independencia en Piura debe ser


entendida como una adhesión coyuntural e interesada de la elite que se
vio amenazada por la fuerza política y militar de Torre Tagle. Un testigo de
este hecho manifiesta: ”El 3 de enero de 1821 apareció el expreso de Torre
Tagle con noticias a la municipalidad compeliéndolo a plegarse al
movimiento libertario o de lo contrario invadirían Piura (…) Para salir del
apuro los patriotas decidieron congregar al pueblo para el día siguiente en
el convento de San Francisco…” 1

El comunicado era bastante claro: si las autoridades piuranas no


proclamaban la independencia las tropas de Torre Tagle ocuparían la
ciudad por la armas. Si eso sucedía, con toda seguridad los bienes y
propiedades de la élite piurana quedarían a merced del ejército libertador,
como había sucedido en Paita y Sechura. Y esta clase no estaba dispuesta a
dar resistencia a los patriotas, ni mucho menos perder sus intereses
económicos y privilegios sociales. Dicho de otro modo, la élite piurana no
luchó por la independencia, simplemente se acomodó a las circunstancias.
Tampoco existió una de una conciencia patriótica, independentista en este
sector social.

La ceremonia de la proclama de la independencia estuvo a cargo de los


personajes más visible de la aristocracia piurana. Inmediatamente, se
conformó una junta gubernativa. Paradójicamente, esta junta la estuvo
integrada por personajes que días antes habían jurado fidelidad al Rey de

1
Miguel A. Seminario Ojeda. Piura y la Independencia pág.123.
España y que luego fueron los próceres de la independencia piurana,
según la historia oficial.

Después de la independencia los hacendados y comerciantes criollos,


lograron desplazar a los españoles en el Cabildo Municipal y controlar el
poder político regional. La implementación del proyecto sanmartiniano no
solamente permitió a la élite terrateniente piurana conservar casi
íntegramente sus antiguos privilegios económicos y políticos; sino que
además, le posibilitó continuar con el proceso de reconcentración de las
mejores tierras y garantizar la rearticulación comercial con los pueblos del
sur de la Audiencia de Quito y la ruta marítima de Guayaquil-Panamá.
Frente el accionar de los terratenientes los indígenas de las comunidades,
los yanaconas de las haciendas, mestizos, negros pardos libres
desarrollaron un movimiento agrarista, que utilizaron desde acciones
legales hasta formas de violenta: recuperación de tierras y quema de
haciendas,
Este movimiento además de cuestionar la dominación colonial; objetaba
también la nueva dominación ejercida por los hacendados criollos.
Durante los años de consolidación de la independencia (1821-1824) los
hacendados y comerciantes volvieron a sobreponer sus intereses de clase
a la defensa del nuevo orden: la República. Concretamente, ante los
requerimientos económicos de San Martín y Bolívar, para solventar los
gastos de la guerra por la independencia, la aristocracia piurana utilizó
diversas estrategias para desatenderse de las Contribuciones forzadas a la
causa patriota y más bien apostó por los empréstitos a los libertadores
porque esto le aseguraba sustanciosas ganancias por los intereses que
recibían después. Así por ejemplo: en el año 1821 durante El Protectorado
de San Martín, Francisco Javier Fernández de Paredes, el Marqués de
Salinas, dio un préstamo 500 pesos al Estado republicano. Al estar éste
escaso de monetario, el Marqués de Salinas, se los hizo devolver con el
dinero de la suscripción obligatoria que las distintas provincias
independientes, en este caso La Chira y Tumbes, debían pagar a Lima. De
esta forma al año siguiente, 1822, este personaje había recuperado su
dinero.
Utilizando los recursos de la contribución patriota y gracias al decreto
promulgado por Simón Bolívar el 8 de abril de 1824, Francisco Javier
Fernández de Paredes compró tierras. Es así, como en 1826 adquirió de
manera ilícita las tierras Los Corrales, en Tumbes, propiedad de la
comunidad indígena.
Sobre el comportamiento de este personaje de la aristocracia piurana
Elizabeth Hernández escribe: “Francisco Javier tuvo que adaptarse al
cambio. Dadas las circunstancias, y considerando la posición económica y
social de la familia, más se ganaba estando del lado de la “patria”: se
podía conservar los privilegios adquiridos. De hecho, no perdió ninguno de
sus bienes, y al contrario, los incremento:” 2
En este comportamiento político se trasluce que la lucha por el ideal
libertario fue un recurso utilizado por la elite piurana para defender sus
intereses y privilegios de clase. Este pragmatismo político, que apostó por
la continuidad se personificó en la trayectoria de política, social y
económica de Francisco Javier Fernández de Paredes y Noriega, defensor
incondicional del rey y de la monarquía española, mientras ésta le
garantizaba el poder político para incrementar sus riquezas y prestigio
social. Patriota oportunista que buscó conservar su poder y sus privilegios
en la república.

II. Escribe un resumen.


2
Elizabeth Hernández García. La Elite piurana y la Independencia del Perú. La lucha por la continuidad en
la naciente República 1750-1824 pág 355 págs sig.
LA ELITE PIURANA Y LA INDEPENDENCIA

La independencia de Piura fue declarada el 4 de enero de 1821, donde no


todos participaron de la misma forma, el sector más conservador
mantenía fidelidad a la corona española y la otra parte de la aristocracia
piurana seguía el movimiento independentista.

En esta crisis se llegaba a ver la fidelidad a la corona en los aportes


recibidos para combatir a los insurgentes de Buenos Aires.

En toda esta situación la élite piurana logró el control absoluto del Cabildo
como poder político regional, así mismo, se mantuvo la fidelidad a la
corona siempre que se mantenga la seguridad de sus bienes.

A fines de 1820, la clase se ve atrapada entre dos fuerzas patriotas: por el


norte, la independencia de Guayaquil el 9 de octubre de 1820, y por el sur,
la independencia de Trujillo el 27 de diciembre, amenazando con invadir
Piura si no se unía al movimiento libertador.

En esta situación, Piura no luchó por la independencia, sino que se


acomodó a las circunstancias para no ser invadida por las armas. La
ceremonia de la independencia estuvo liderada por personajes de la
aristocracia, quienes juraron lealtad al rey días antes.

Durante los años de la consolidación de la independencia en 1821-1824,


los hacendados y comerciantes volvieron a sobreponer sus intereses de
clase a la república.

En 1821 se recibió un préstamo de 500 pesos por parte de Francisco Javier


Fernández de Paredes, lo cual fue devuelto por La Chira y Tumbes que lo
pagaron a Lima, así en 1822 Fernández ya había recuperado su dinero.
Gracias a esta forma de préstamos y a los decretos de Bolívar en 1824,
Francisco Javier compró tierras, y adquirió de manera ilícita tierras en
Tumbes. Quien no perdió sus bienes, si no que los incrementó.

La lucha por el ideal libertario fue un recurso utilizado por la elite piurana
para defender sus intereses y privilegios de clase.
III. Formula dos preguntas referidas al tema.

1.- ¿ Cómo fue la participación de la elite piurana en la coyuntura de la


independencia?
Su participación no fue homogénea, pues estaba dividida en dos grupos. El
sector más conservador mantenía fidelidad a la corona española y
apostaba por el sistema colonial, y la otra fracción de la aristocracia
piurana seguía el movimiento de la independencia.

2.- ¿ Por qué se dice que la elite piurana no luchó por la independencia,
sino, que se acomodo a la circunstancias?
Porque aceptó la independencia por temor a ser invadida y que sus bienes
quedarán a merced del ejército libertador, tal y como pasó con Paita y
Sechura.
Piura no estaba dispuesta a dar resistencia ni a perder sus intereses
económicos y sociales, es por esto que aceptaron proclamar la
independencia.

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