Está en la página 1de 1

La dura represión de los levantamientos independistas y la fidelidad al monarca por parte de la

elite dominante del entonces Virreinato del Perú, provocaron que el proceso de independencia
no lograra articularse dentro del Lima, la capital virreinal.

El levantamiento del Cuzco en 1814 fue el más relevante por involucrar a la principal ciudad del
sur andino. Los criollos Vicente y José Angulo, Gabriel Béjar, Manuel Hurtado y el clérigo osé
Días Feijóo, fueron quienes hicieron público su descontento frente a la Audiencia del Cuzco y se
rebelaron en contra del régimen absolutista que esa institución resguardaba, al no aceptar la
Constitución liberal adoptada por España en 1812. Este levantamiento sumó a grupos
indígenas que expresaron su intención de crear un imperio independiente al de Lima con
centro en el Cuzco. Esa posibilidad de articulación social alarmó en tal medida a la elite y a las
autoridades españolas realistas que la reacción no se hizo esperar. El levantamiento fue
duramente reprimido asegurando así el poder virreinal.

El virreinato se convirtió, a costa de grandes exigencias económicas a los habitantes del


territorio, en uno de los últimos reductos del imperio español en América. Los ejércitos
independentistas organizados en otros territorios, como Chile o Colombia, aparecieron en
momentos de gran convulsión en casi todas las esferas sociales virreinales. La crisis económica
se volvió más crítica con la Independencia de Chile, que aumentó los gastos en defensa y
desarticuló el comercio con dicha región, pero además abrió la posibilidad de ocupación de
Lima, centro del poder virreinal por el océano Pacífico. Esta última empresa fue organizada y
financiada por Chile con apoyo de la Junta de Buenos Aires, en el marco de las cooperaciones y
estrategias secretas de la Logia Lautarina en América del Sur, organización inspirada en
principios ilustrados y republicanos que apoyó, a través de sus afiliados en el continente, la
Independencia de América respecto de España y la constitución de repúblicas unitarias.

El general José de San Martín, liderando la corriente libertadora del sur del Ejército Libertador,
desembarcó en la bahía de Paracas (1820) a unos 200 kilómetros al sur de Lima con más de 4
mil hombres argentinos y chilenos, buscó acelerar y agudizar las tensiones internas del
virreinato, apoyando las causas separatistas locales existentes.

En julio de 1821, la aristocracia limeña se vio obligada, ante la ocupación, a aceptar el proyecto
libertador de José de San Martín, que proponía instaurar un nuevo gobierno monárquico
constitucional bajo el mando de un miembro de la familia real española. La firma del acta de la
Independencia de Perú, el 15 de julio, por parte de la aristocracia y la posterior declaratoria el
28 del mismo mes fueron simples formalidades. La real Independencia del Perú se logró con la
derrota de las tropas realistas acantonadas en Los Andes a manos de las fuerzas militares que
conformaban la corriente libertadora del norte, procedente de Nueva Granada y comandada
por Simón Bolívar. Su labor como estratega militar fue solicitada por el propio José de San
Martín, quien decidió reunirse con Bolívar en lo que hoy se conoce como la "Entrevista de
Guayaquil" (julio de 1822). Allí ambos militares discutieron los pasos a seguir para derrotar a
los realistas y liberar al Perú. Después de aquella reunión San Martín cedió el protagonismo
militar al dictador de la Gran Colombia.

Simón Bolívar como jefe máximo del Ejercito Libertador de Perú triunfó en la Batalla de Junín
(Agosto, 1824). Finalmente, con la Batalla de Ayacucho en diciembre de 1824, comandada esta
vez por el Mariscal Antonio José de Sucre, concluyó el dominio colonial español en América del
Sur.

También podría gustarte