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INTRODUCCION

En el presente trabajo nos proponemos inferir las diversas fases por las que atraviesa un niño, en
este caso Agostina (3,11 años), en relación con su desarrollo evolutivo.
A partir de la observación realizada el día 25/04/2004 y la entrevista posterior a los padres llevada
a cabo el 23/05/2004, abordaremos la tarea en base a los 3 ejes principales de la materia: desde
el Psicoanálisis, el desarrollo intelectual de la teoría Piagetiana y el madurativo; e indagaremos y
analizaremos acerca de distintos aspectos tales como relación madre-hija, alimentación, sueño,
conducta, sexualidad infantil, relación con su entorno familiar e intercambio con el afuera.

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ANALISIS DE LA OBSERVACION
Desde el punto de vista madurativo y tomando como guía el texto de Gesell, Agostina con sus 3
años y 11 meses, se encuadra dentro de las características que este autor describe para los niños
de 3 ½ y 4 años.
En lo motriz tiene un gran control de sí mismo y de sus movimientos. Esto se observa en su
posición erguida sentada sobre la cama, su facilidad para flexionar las piernas alternadamente,
sostenerse sobre un solo pie para que la madre le saque el cancán y desplazarse por la habitación
ágilmente.
Tanto sus miembros superiores como inferiores, muestran una independencia del conjunto
postural total, por eso puede tocar la flauta con sus manos mientras esta sentada en la cama, girar
la cabeza 90 grados para mirar a su madre o adoptar sentada una posición de “4” colocando una
pierna debajo de la cola y manteniendo la otra estirada sobre el piso.
Tiene una buena coordinación de su motricidad fina: toma los objetos con mano derecha o
izquierda sin inconvenientes, ya sea la flauta, la galletita, el lápiz o el osito; y también puede hacer
entrar un objeto dentro de otro, como la goma en la punta del lápiz o el conjunto de lápices dentro
del portalápices. También tiene un pleno control de los músculos de la mandíbula lo que le permite
sostener el lápiz con los dientes dejando los extremos al descubierto.
En lo adaptativo puede realizar 2 acciones al mismo tiempo, como comer y hablar (cuando muerde
la galletita y dice que es dura) o cuando toca la flauta que sopla y mueve los dedos
simultáneamente.
En cuanto al lenguaje tiene una capacidad verbal plena y una excelente articulación. Aunque al
inicio de la observación haya comenzado con un balbuceo, luego despliega su rico y maduro
vocabulario en la conversación que mantiene con su madre. Prueba de ello son algunos términos
que emplea como “riquísimas”, “me encanta”, “cuarto” (refiriéndose a la habitación), “atrapar a la
mariposa”, “esta humedad”.
Desde el punto de vista personal-social, Agostina conserva una conducta que Gesell la da
característica de los 3 ½ años: le gusta dar órdenes y mandonear a los demás; por eso su
advertencia hacia nosotros de “no se puede contar en mi cuarto”, “si quieren contar yo no los
dejo”, dejando en claro de quién tiene el control de la situación. O también cuando trata de
imponerse diciéndole a Mariana “¡¡¡Basta mamá....!!!” con plena conciencia de su conducta
aniñada.
En esta misma situación –cuando la madre le prohibe andar descalza- se observa otra
característica pero ya de los 4 años: acepta los límites que se le imponen (ya que accede a
ponerse las medias), pero disfruta y tiene plena conciencia de la transgresión cuando insinúa por
lo bajo que, puede estar descalza… pero con medias. Igualmente esta mas interesada en
socializar que en resistirse, por eso finalmente deja que la madre le ponga las medias, o le saque
el cancán o le frote los pies.
Agostina tiene una imaginación fluida y en movimiento que demuestra contando la historia de la
mariposa mientras dibuja y agregándole inclusive, una cuota de dramatización cuando exclama
que quieren matar a la mariposa.
También es característica de los 4 años el gran interés por los cumpleaños y especialmente por el
propio, y Agostina no escapa a ello al resaltar que se va a poner la pollera que más le gusta para
esa ocasión.

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Por último, si bien ella no entabló ninguna conversación con nosotros, el hecho de mirarnos
constantemente demuestra su interés por tener un auditorio y por actuar como una niña madura,
como cuando le advierte a su madre que le puso a la mariposa los ojos al revés y entonces le
muestra cómo van, o al final, cuando se sorprende al encontrar algo dentro del baúl y pregunta,
“¿que hace esto acá?”, retirándolo inmediatamente y llevándolo al lugar donde ella cree que
debiera estar.
Agostina se encuentra en el período preoperatorio, presentando una transición de la primera a la
segunda etapa de dicho período, manifestando formas de pensamiento preconceptual que se
superponen o contradicen con formas de pensamiento intuitivo.
De la etapa preconceptual observamos en Agostina la característica del Animismo. Piaget la
define como la interpretación de los fenómenos de la realidad de un modo diferente al de los
adultos, atribuyendo a objetos y hechos físicos propiedades como vida, conciencia, voluntad... De
esta forma, vemos como Agostina otorga vida a sus pies al morderlos cuando dice:“Van a llorar si
les hago esto” .
Pero decimos que hay una transición al pensamiento intuitivo, porque Agostina ya comenzó a
experimentar las contradicciones propias que marcan el decaimiento de la primer etapa. Así, como
Agostina otorgó la capacidad de llorar a sus pies, luego dijo: “Igual los pies no lloran”.
Durante la observación Agostina no mostró formas de pensamiento analógico característico del
pensamiento preconceptual, sus explicaciones son más bien afirmaciones o indicaciones. “Mamá
le pusiste al revés los ojos” . También imita dichos que escucha de los adultos como “¡ésta
humedad...!” lo que forma parte del proceso de enriquecimiento de su propio lenguaje.
Por otra parte, tenía la necesidad de todo el tiempo estar explicando lo que iba dibujando: “Voy a
hacer una montaña” “está subiendo un nene” “ es una nena ¿por qué no mirás?” lo que también
constituye un indicio de que la primera etapa está finalizando.
Ambas etapas demuestran el Egocentrismo, como la dificultad de Agostina para contemplar su
propio punto de vista como uno más entre los posibles. De ahí la tendencia a centrarse en un solo
rasgo llamativo de la situación y la dificultad para descentrarse de esa fijación y tener en cuenta
otros rasgos. Esto puede verse en la necesidad que tenía Agostina por ser única portadora de la
razón, por lo que le costaba mucho obedecer a los pedidos o enojos de la mamá. De esta manera,
cuando la mamá le llamaba la atención al verla descalza sin medias, ella en tono bajito le decía:
“Puedo estar descalza...(y bajando la voz) sin medias.” Y al ver que Mariana seguía determinante
en su negación, ella remataba con un: “¡¡¡Basta mamá no quiero hacerme la bebé!!! Sino dibujo
todo y pongo podrida”...
Con esa palabra “podrida” que Agostina tenía incorporada a su vocabulario como transgresión, se
observa otro ejemplo de cómo el lenguaje se vale para simbolizar acontecimientos pasados donde
seguramente Agostina fue retada por usar esa palabra.
Otro indicio de esta etapa egocéntrica lo constituye el hecho de que Agostina todo el tiempo quería
acaparar nuestra atención y la de su mamá. Aún estando nosotros -los observadores-, totalmente
fuera de la conversación entre ella y la mamá, los comentarios que realizaba mientras nos
observaba sonriéndose, como por ejemplo “¡¡¡qué dura!!!” (refiriéndose a la galletita), y sus
movimientos (pasos rápidos y cortitos),, daban la impresión de estar estratégicamente diseñados
para acaparar todas las miradas de los que nos encontrábamos allí. (“Es una nena, ¿por qué no
mirás?”).

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Durante la observación, nos sorprendió el vocabulario que Agostina manejaba por momentos, lo
que dejaba en evidencia una de las características principales de este período que es el desarrollo
del lenguaje, la capacidad para pensar y comunicarse por medio de palabras que representan
objetos y acontecimientos. Por ejemplo, podemos ver que, mientras dibuja va formando relatos
que para ella evocan experiencias (vividas o no) u objetos que la impresionan como la nieve, las
montañas, hombres que quieren matar mariposas, etc... Asimismo, Piaget también dice, que el
desarrollo del lenguaje le permite además, mostrar sentimientos interindividuales. Agostina, en un
comienzo, se mostró ante nosotros distante, incómoda y hasta algunas veces hostil, luego cuando
pudimos tomar mayor contacto con ella, se mostró más simpática y cómoda con la situación.
Según Piaget, Agostina todavía no estaría apta para participar en juegos reglados debido a su
pensamiento egocéntrico antes mencionado. Por esto, se vale del juego simbólico. Por ejemplo,
en una primera parte de la observación, Agostina parecía estar jugando a hacerse la bebé
“...frunce la boca como si hiciera puchero...” haciendo balbuceos “tuuuu, tuuuu, tuuuuu”. Otro
ejemplo se da cuando: “...comienza a soplar haciendo sonar el instrumento, tomándolo con la
mano izquierda por la parte superior y moviendo los dedos de la mano derecha sobre los agujeros
como si en verdad tocara...”.
En cuanto al dibujo, y como ya dimos cuenta anteriormente, que Agostina anunciaba lo que quería
dibujar, es que la ubicamos en la edad de oro del dibujo específicamente infantil: la etapa del
esquematismo, es decir, ella ya superó la fase del garabateo.
En esta etapa, lo que se dibuja no es sólo un simple dibujo, sino que representa algo, y por ende,
hay un ideograma. En el caso de Agostina, se trata de la representación de una nena que vive en
la montaña y un nene que está subiendo por esta, es decir, hay simultaneidad entre la percepción
del objeto y la de su forma, expresada por el lenguaje.
También observamos que mientras dibujaba, iba otorgando diferentes significaciones a sus trazos
dando lugar a lo que Luquet denomina “el realismo fortuito”, así una mariposa podía ser abeja
luego, o por ejemplo cuando relata “Primero está la mariposa, tiene pelo largo, se le está volando
un poco, unos señores están acá arriba porque quieren atrapar a la mariposa”.
Por otro lado, Lurcat se interesa por la interferencia de la representación en la acción gráfica lo
que, según él, se evidencia en las relaciones establecidas entre la actividad verbal y la actividad
gráfica. Pudimos ver que en Agostina, es el grafismo quien manda al lenguaje, ella mencionaba
las diferentes partes de la mariposa, diciendo que tenía pelo largo por ejemplo, al mismo tiempo
que se lo iba señalando en el papel a la mamá.
El dibujo de Agostina es típico del esquematismo ya que tiene un carácter aditivo lo que quiere
decir que, hay yuxtaposición de elementos geométricos simples. Vemos entonces, que las
extremidades superiores e inferiores del nene ubicado en lo alto de la montaña están
representadas por 4 segmentos rectos, la cabeza y el resto del cuerpo no son más que dos
círculos entrelazados, uno más pequeño (que representaría la cabeza) y otro mas grande y
alargado (que sería el resto del cuerpo). Hasta el pelo del nene lo constituye varios círculos
pequeños uno al lado del otro. Es importante señalar que el hecho de que Agostina separó la
cabeza de resto del cuerpo, da la pauta que ya dejó atrás los monigotes.
Asimismo, se puede comprobar en el dibujo, que comienza a dar los primeros rudimentos de
escena: el nene subiendo por la montaña, dejando atrás la fase puramente enumerativa. Se
observa entonces, esbozos de dibujos en serie donde el mismo esquema, en particular el humano,
se ve representado varias veces y de manera casi idéntica. Vemos que tanto los ojos del nene
como los de la nena que aparecen en el dibujo son prácticamente similares, por ejemplo.

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Otra característica manifiesta en el dibujo, es lo que se denomina “transparencia” donde dos
elementos se superponen, y la parte que objetivamente queda oculta en uno de ellos, es
igualmente dibujada. Vemos cómo las extremidades inferiores y una partecita del cuerpo del nene
ubicado en lo alto de la montaña, se superponen con dicha montaña por lo que deberían ocultarse,
sin embargo los dibuja igual.
Otra importante característica es la falta de línea de tierra por lo que se ve a la nena ubicada aún
más abajo que la montaña.
Es importante señalar que a partir del dibujo podemos dar cuenta de que Agostina puntualiza la
diferencia entre el sexo masculino y el femenino, al ver que dibujó al nene con pelo corto y a la
nena con pelo largo.
Tomando el eje psicoanalítico Agostina presenta rasgos pertenecientes a la fase sádico-anal.
También conserva rasgos de la fase oral, como por ejemplo: sostener el lápiz con la boca.
En la observación, notamos que presenta tanto actitudes pasivas como activas hacia su madre:
apoya sus pies en la falda de la madre para que ésta se los masajee; se expresa de una manera
un tanto agresiva hacia ella; la culpa de una acción realizada (andar descalza sin medias); la invita
a dibujar una mariposa. La acción de tomar a la madre con sus dos manos, querer darle un beso o
morderla, y abrazarla, denota una actitud sádica para retener al objeto. Es claro el sentimiento
ambivalente hacia su madre. La frase: “En muchos lugares tengo cosas”, la podemos tomar como
propia de la pulsión de apoderamiento. Además, la referencia hacia nosotros con “yo no los dejo
contar”, denota un carácter fuerte. Todos estos rasgos pertenecen a la fase sádico-anal.
El “tengo...” de la misma frase, la picazón en la entrepierna, el pudor expresado en la frase: “ Pero
me van a ver todo”, los podríamos tomar como indicios pertenecientes a la fase fálica, pero no
estamos seguros de que esto sea así.
Si tenemos en cuenta a Ana Freud y su línea básica de desarrollo desde la dependencia del recién
nacido de la madre hasta la autosuficiencia material y emocional, también se nos presenta el
mismo problema. Podemos ubicar a Agostina en la fase 4 caracterizada por la relación
ambivalente de la fase preedípica sádico-anal (como ya indicáramos anteriormente), y que se
exterioriza básicamente en su conducta de dominar y controlar el objeto amado, es decir su
madre. Pero se presentan también rasgos de la siguiente fase, la fálico-edípica, con el deseo de
ser admirado que demuestra al mirarnos permanentemente y una incipiente conducta
exhibicionista que ejerce solamente ante el padre al mostrarle el culito (dato que surge de la
entrevista).
Creemos igualmente que lo que predomina en la observación son rasgos de la fase anal.
También es claro que se ha sometido al control de esfínteres, podemos notar cómo le avisa a la
madre sus ganas de defecar.

ANALISIS DE LA ENTREVISTA
Desde la mirada de Winnicott y sus planteos acerca de la relación inicial entre la madre y el bebé
podemos decir que vemos en Mariana la actitud materna denominada “preocupación materna
primaria”.
No solo porque muestra, durante el embarazo, una clara identificación con el niño, considerándolo
como algo propio. Prueba de ello es la frase “me la pasé mirándome el ombligo” o su oposición a
que le practiquen una cesárea diciendo “a mi hija la voy a tener yo”; sino, principalmente porque
Mariana se despoja de todos sus intereses personales (facultad, trabajo…) para centrarse en el

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embarazo. Análogamente en el padre también se podría decir que se da una especie de
identificación, pues deja algunas actividades y centra su interés en el aspecto económico.
Esta preocupación materna primaria es, según Winnicott, lo que le otorga a la madre la capacidad
para hacer lo adecuado y atender las necesidades de su hijo, esto lo vemos en el
amamantamiento de Agostina que se da en forma natural: “como si siempre lo hubiese hecho”
agrega Mariana, dando cuenta de un sentimiento de fusión entre ambas.
Vemos un claro narcisismo de la madre extendido a la hija, cuando Mariana se refiere al parto
como “lo mejor que me paso en la vida”, cuando metafóricamente alude a Valeria Mazza para
referirse a cómo se sentía después de dar a luz y al considerar a su hija recién nacida como
“preciosa” y con una “mirada super madura”
En cuanto a la superación de este estado de preocupación por el bebé, lo que Winnicott considera
equivalente a un destete, vemos que en Mariana se da después de los 5 meses, cuando mejora el
estado de Agostina en cuanto a las apneas. Hasta ese momento la preocupación esta presente en
la angustia casi permanente de la madre por miedo a que le pase algo a su hija, a tal punto de que
no puede dormir de noche. A partir de allí Mariana retoma los estudios y comienza a recuperar el
interés por ella misma, hecho que da pie a que se produzca el destete propiamente dicho, el cual
se lleva a cabo de manera tanto natural como gradual, “de parte de las dos”, según cuenta
Mariana.
Igualmente notamos cierta dificultad por parte de Mariana para desilusionar a Agostina, en el
hecho de que la niña hasta los ocho meses (tiempo tal vez, un tanto prolongado), no se dormía sin
la teta de la madre, y no por motivos de alimentación: “me había agarrado de chupete a mi” es la
expresión de Mariana. Dificultad que vuelve a aparecer –y esta vez con complicidad del padre-
cuando la dejan por un largo período dormir en la cama con ellos.
Con respecto al desarrollo psicomotor podemos notar en Agostina de bebé algunos de los reflejos
característicos del recién nacido, como los reflejos orales de búsqueda, succión y deglución. Si
bien el primero no presentó inconvenientes ya que Agostina “se prendió enseguida a la teta”,
notamos que los segundos no se coordinaron adecuadamente y la falta de alternancia (momento
de pausa) entre uno y otro provocaron el ahogo de la beba a pocas horas de nacida. Asimismo el
reflejo de ojos de muñeca japonesa, en el cual las pupilas se descentran en relación a la apertura
de los párpados fue el motivo para que la madre dijera “¿y esta china de donde salió?”.
En cuanto a la interacción temprana entre madre e hijo surge claramente la primera etapa que
postula Brazelton que es determinante para el desarrollo del bebé. Tanto Ramón como Mariana
contribuyeron al control homeostático de su hija adecuando sus conductas y respuestas a las
necesidades de la beba y “ajustándose a los tiempos de la gorda”.
Una vez superada la etapa neonatal, notamos en Agostina un desarrollo psicomotor y madurativo
algo anticipado para los tiempos normales que postula Gesell. Sostuvo la cabeza muy pronto, a
los 5 meses ya se paraba agarrándose de la cuna y caminó a los 10 meses y medio, cuando un
bebé normalmente puede recién a los 9 meses sostener su peso corporal y a los 12 logra la
marcha sin ayuda. Lo mismo con el lenguaje, normalmente un niño dice sus primeras palabras a
los 12 meses, en cambio Agostina “al año ya hablaba un montón”.
Desde el punto de vista psicoanalítico en primer lugar podemos observar que, refiriéndose al
embarazo, Mariana comenta que ella quería tener un varón. Esto es muy común en las mujeres,
debido a la ecuación simbólica pene = hijo, que se remonta al complejo de Edipo en la fase fálica.

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En segundo lugar y teniendo en cuenta cuándo Agostina logra el control de esfínteres podemos
decir que mantuvo la satisfacción de retener las heces –correspondiente a la fase sádico-anal de
la libido- hasta los 3 años, momento en que deja de utilizar el pañal sometiéndose de esta manera
al control impuesto por la madre. Quizá esta circunstancia, acompañada por una posible angustia-
señal de pérdida de objeto, fue el motivo del carácter agresivo que mantuvo en el jardín de
infantes durante ese período que inclusive llevaron a la familia a consultar con un profesional.
En relación a la sexualidad, Agostina está en plena etapa de investigación sexual infantil,
caracterizada por la exteriorización de la pulsión de saber o conocer. Si tenemos en cuenta la
explicación de la madre sobre cómo se hacen los bebés, la importancia que le da a la cola
(exteriorizado en “mostrarle el culito al padre” y “el culito de la señora” de su relato en la
observación), y el interés que pone cuando dos personas se besan en la boca, podemos inferir
que Agostina maneja una teoría igual o similar a la de la cloaca.
En cuanto a la alimentación, vemos que en la primera de las etapas que postula Ana Freud desde
la lactancia a la alimentación racional, Agostina muestra los primeros días el placer autoerótico del
chupeteo de sus dedos como un producto colateral a la acción de mamar, y mas adelante un
trapito, que puede considerarse como un sustituto del pecho materno, o siguiendo la línea de
Winnicott, como el primer objeto transicional, objeto que llevaba a todas partes, inclusive al jardín,
que no quería que se lo lavaran y que aún hoy conserva. Sin embargo actualmente lo ha
reemplazado por una muñeca que es el objeto que utiliza para dormir, que le permite “el pasaje de
la participación activa en el mundo exterior hasta el retraimiento narcisista necesario para lograr el
sueño”, según Ana Freud.
Si bien Agostina no mostró rechazos hacia la comida cuando empezó a ingerir sólidos, vemos
como igualmente Mariana se culpabiliza por haber sido poco creativa con la comida, cuestión que
quizá haya tenido alguna influencia para determinar la conducta actual (inquieta) de Agostina en la
mesa.
Desde Piaget, podemos observar que Agostina pasó por la etapa donde se preguntaba el por qué
de todo. Esto puede explicarse desde lo que él denomina finalismo, en donde todo sucede por
algo. El propósito de Agostina entonces, era averiguar la razón de ser de las cosas, y, como todas
las cosas tienen que tener un fin y una causa, buscaba encontrar sus respuestas en los padres,
preguntando el por qué de todo.“¿Por qué estoy triste? ¿Por qué te contesté así?”.
En cuanto al carácter de Agostina y como ya indicáramos en la observación, su egocentrismo, no
le permite tener en cuenta el punto de vista del otro, la única perspectiva que puede contemplar es
la propia y nada más que la propia. No existe la posibilidad de que las cosas sean diferentes a
como las ve ella, y esto lo podemos ver claramente en la entrevista cuando la mamá nos cuenta
que Agostina “si no la gana, la empata” y que, “quiere que vos acuerdes con ella sí o sí”. Vale
aclarar, que esta etapa a su vez se caracteriza por ser precooperativa, ya que, aunque de a
momentos y a duras penas Agostina se pone en el lugar del otro, luego se vuelve a centrar en ella
misma, no pudiendo diferenciar su punto de vista del de los demás.

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CONCLUSION
Según las inferencias realizadas y teniendo en cuenta las dificultades que se nos presentaron a la
hora de volcar lo teórico a lo concreto, hemos llegado a las siguientes conclusiones generales:
Agostina se encuentra en el Período Preoperatorio, en el nivel de pensamiento preconceptual
según la teoría de Piaget; en una fase sádico-anal del desarrollo de la libido desde la teoría
psicoanalítica (Freud) y en el desarrollo madurativo propio de una niña de 4 años, según Gesell.
En nuestra opinión, realizar este trabajo fue una gratificante tarea ya que nos permitió
introducirnos en la praxis clínica acercándonos, aunque sea de manera aproximada, a nuestra
futura labor como profesionales.
También nos pareció importante (así como sumamente útil), el hecho de poner a prueba los
conocimientos adquiridos durante la cursada de esta materia, y de otras como Psicoanálisis y
Psicología y Epistemología Genética, y aplicarlos tratando de ser los mas objetivos posibles, tanto
en la relación con Agostina y sus padres, como así también al momento de realizar las inferencias.

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