CeroUno
Facultad de Derecho
Universidad Pablo de Olavide
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. LA OBLIGACIÓN EMPRESARIAL DE INTEGRACIÓN DE LA PREVENCIÓN EN SU ESTRUCTURA
ORGANIZATIVA. EL ENFOQUE MULTIDISCIPLINAR Y TRANSVERSAL Y EL PAPEL PROMOTOR DE LOS
SERVICIOS Y TÉCNICOS DE PREVENCIÓN. BUENAS PRÁCTICAS DE INTEGRACIÓN Y DE MEJORA
CONTINUA DEL PROCESO DE GESTIÓN PREVENTIVA.
El punto de partida lo encontramos en el art. 16 de la LPRL: “1. La prevención de riesgos laborales deberá integrarse en el
sistema general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de
ésta, a través de la implantación y aplicación de un plan de prevención de riesgos laborales”. También es importante ver el Art
1 Reglamento Servicio Prevención (RSP).
Como principio general, la integración de la prevención en el Sistema de Gestión implica que cualquier actividad es objeto de
una única gestión (no hay una gestión de su parte productiva y otra de la preventiva) de la cual es básicamente responsable una
unidad determinada, aunque para desarrollar sus funciones necesite, en mayor o menor grado, la colaboración del Servicio de
Prevención. Integrar la prevención en el Sistema de Gestión de la empresa implica integrar la prevención en la gestión de todas
las actividades desarrolladas por esta (en la medida en que puedan repercutir, directa o indirectamente, sobre la seguridad y
salud de los trabajadores).
ORIGEN. Los Servicios de Prevención Ajenos (SPA) se crearon con la Ley de PRL (1995), que tuvo su desarrollo en el
Reglamento de los SP (RSP)
Así, la Directiva Marco dice: “... el empresario designará uno o varios trabajadores para ocuparse de actividades de protección
y de actividades de prevención de los riesgos profesionales de la empresa ...” (art. 7.1). “Si las competencias de la empresa ...
son insuficientes para organizar dichas actividades de protección y de prevención, el empresario deberá recurrir a competencias
(personas o servicios) ajenas a la empresa ...” (art. 7.3)
REGULACIÓN LEGAL. Reglamento y ley ultima actualización 2015, Art 14.2 LPRL. El art. 6.1 LPRL que encuentra su
desarrollo reglamentario en el RD 39/97 de 17 de enero, este reglamento desarrolla las modalidades preventivas que ya
aparecen en el Capítulo IV de la LPRL y que a su vez ha sido modificado por RD. 604/2006, RD 337/2010, de 19 de marzo y
RD 899/2015 de 9 de octubre.
FINALIDAD. Señala el RD que será la de proporcionar el asesoramiento y asistencia técnica a trabajadores, representantes de
los trabajadores y al empresario. Estas modalidades de organización de la actividad preventiva no cubren el deber de seguridad
que la ley atribuye al empresario, sólo sirve de apoyo y asistencia.
MODALIDADES. Los criterios que el reglamento utiliza para la designación de la modalidad preventiva son tres:
- El tamaño de la empresa, nos referimos al número de trabajadores.
- Los riesgos a los que estén expuestos esos trabajadores, o la peligrosidad de la actividad. Si la actividad es muy peligrosa,
hay modalidades que no se permite escoger.
- Su distribución con especial atención a su incidencia en los distintos centros o lugares de trabajo de la empresa.
Art 10 Reglamento Servicio de Prevención, “1. La organización de los recursos necesarios para el desarrollo de las
actividades preventivas se realizará por el empresario con arreglo a alguna de las modalidades siguientes:
a) Asumiendo personalmente tal actividad.
b) Designando a uno o varios trabajadores para llevarla a cabo.
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c) Constituyendo un servicio de prevención propio.
d) Recurriendo a un servicio de prevención ajeno.
2. En los términos previstos en el capítulo IV de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, se
entenderá por servicio de prevención propio el conjunto de medios humanos y materiales de la empresa necesarios para la
realización de las actividades de prevención, y por servicio de prevención ajeno el prestado por una entidad especializada que
concierte con la empresa la realización de actividades de prevención, el asesoramiento y apoyo que precise en función de los
tipos de riesgos o ambas actuaciones conjuntamente.
3. Los servicios de prevención tendrán carácter interdisciplinario, entendiendo como tal la conjunción coordinada de dos o
más disciplinas técnicas o científicas en materia de prevención de riesgos laborales.”
Se resume en:
- Asunción personal por el empresario de la actividad preventiva.
- Designación de uno o varios trabajadores.
- Constituir un servicio de prevención propio.
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- Concertar la prestación con un servicio de prevención externo.
No esta permitido que mediante negociacion colectiva, se reúnan empresarios y trabajadores, se haga de forma distinta a lo que
expone el reglamento. Lo 1que si permite que optando con alguna de estas modalidades, si se puede negociar algunos aspectos.
Trabajadores designados. La designación de los trabajadores lo realiza el empresario para lo cual tiene que designar a
trabajadores con capacidad suficiente.En cuando al número de trabajadores será el empresario el que decida en cuyo caso
tendrá que tener en cuenta el tamaño de la empresa, los riesgos de los puestos y la distribución de los riesgos en la empresa.
En todo caso deberán aparecer en el Plan Preventivo de la empresa.
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• La planificación de la actividad preventiva y la determinación de prioridades en la adopción de medidas preventivas, así
como vigilar la eficacia de las mismas.
• Información y formación de los trabajadores.
• Evaluación de riesgos.
• Primeros auxilios y planes de emergencia.
• Vigilancia de la salud de los trabajadores en atención a los riesgos derivados del trabajo.
Además deberá contar con los medios materiales necesarios para desarrollar la actividad preventiva en la empresa. Si el SPP
cubre la actividad sanitaria tendrá que tener los medios necesarios y la estructura requerida (art. 15 RSP) tendrá que tener un
médico especialista en medicina del trabajo o diplomado en medicina del trabajo, un ATS y el resto del personal sanitario
necesario (art. 37.3 RSP). La empresa deberá elaborar y conservar a disposición de la autoridad laboral y sanitaria una
memoria o programa anual del SPP. De todo ello se debe informar al comité de seguridad y salud. Si el ámbito del servicio de
prevención es de empresa, y esta tiene varios centros de trabajo, será necesario que su ubicación sea de fácil acceso para todos
ellos.
4.2 SP Mancomunado.
DEFINICIÓN. Aquel que va a actuar conjuntamente en 2 o más empresas distintas.
CONSTITUCIÓN: (Art. 21.1 RSP). Cuando coincidan 2 o más empresas en un mismo centro de trabajo, en un mismo edificio
o en un mismo centro comercial, siempre que quede garantizada la eficacia de la actividad preventiva. En empresas que estén
próximas (polígono industrial por ejemplo) o en empresas que pertenezcan al mismo sector productivo. En este caso es
necesario que se acuerde su constitución vía negociación colectiva o acuerdos del art. 83.3 ET, o en su defecto por decisión de
los empresarios.
Las empresas que tengan obligación legal de disponer de un servicio de prevención propio no podrán formar parte de servicios
de prevención mancomunados constituidos para las empresas de un determinado sector, aunque sí de los constituidos para
empresas del mismo grupo.
En el acuerdo de constitución del servicio mancomunado, que se deberá adoptar previa consulta a los representantes legales de
los trabajadores de cada una de las empresas afectadas en los términos establecidos en el artículo 33 de la Ley 31/1995, de 8 de
noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, deberán constar expresamente las condiciones mínimas en que tal servicio de
prevención debe desarrollarse. Las condiciones en que dicho servicio de prevención debe desarrollarse deberán debatirse, y en
su caso ser acordadas, en el seno de cada uno de los Comités de Seguridad y Salud de las empresas afectadas.
ÁMBITO DE ACTUACIÓN. El SPM tiene la misma consideración que un SPP obligándole la ley a disponer de los mismos
medios que el SPP. Las disciplinas que no cubran deberán concertarlas con un SPE. La creación de SPM es voluntaria (art.
24.1 RSP) de tal manera que en un mismo centro comercial además del SPM podría existir cualquier otra modalidad de
CONCEPTO. El art. 10.2 RSP señala que es una entidad especializada con la que una empresa puede concertar la realización
de actividades de prevención ,el asesoramiento y apoyo que precise en función de los tipos de riesgos e incluso o ambas
situaciones conjuntamente .
SUPUESTOS.
1. Cuando la designación de uno o varios trabajadores para asumir la actividad preventiva resulte insuficiente y además no esté
obligado a constituir un SPP (de 7 a 500 o de 7 a 249 trabajadores).
2. Cuando en el supuesto establecido en el art. 14 c) del RSP el empresario opte por un SPE.
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3. En los supuestos de asunción parcial de las actividades preventivas por el empresario (art. 15.4 RSP) o cuando el SPP
asuma parcialmente la actividad preventiva (art. 15.4 RSP).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 33.1 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos
Laborales, los representantes de los trabajadores deberán ser consultados por el empresario con carácter previo a la adopción
de la decisión de concertar la actividad preventiva con uno o varios servicios de prevención ajenos. Por otra parte, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 39.1.a) de la indicada Ley, los criterios a tener en cuenta para la selección de la
entidad con la que se vaya a concertar dicho servicio, así como las características técnicas del concierto, se debatirán, y en su
caso se acordarán, en el seno del Comité de Seguridad y Salud de la empresa.
FUNCIONES. Las recogidas en el Art. 31.3 LPRL, “Los servicios de prevención deberán estar en condiciones de proporcionar
a la empresa el asesoramiento y apoyo que precise en función de los tipos de riesgo en ella existentes y en lo referente a:
a) El diseño, implantación y aplicación de un plan de prevención de riesgos laborales que permita la integración de la
prevención en la empresa.
b) La evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la seguridad y la salud de los trabajadores en los términos
REQUISITOS de las entidades especializadas. Disponer de una organización, instalaciones, personal, medios necesario para
desarrollar la actividad preventiva (art. 18.1 RSP). Cubrir una garantía a través de un contrato de seguro para una eventual
responsabilidad del SPE. No mantener vínculos comerciales ni financieros con la empresa con la que ha concertado el
desarrollo de la actividad preventiva. Obtener la aprobación de la autoridad sanitaria. Obtener la acreditación por la autoridad
laboral desarrollada en la orden de 27 de junio de 97 y arts. 23 y ss. RSP.
PROCEDIMIENTO de acreditación.
1. Autorización provisional del proyecto (art. 23 RSP). Las entidades especializadas que pretendan ser acreditadas como
servicios de prevención deberán formular solicitud ante la autoridad laboral competente del lugar en donde radiquen sus
instalaciones principales, acompañando a su petición un proyecto.
Contenido: Aspectos de la actividad preventiva que pretende efectuar, especificando los tipos de actividad que tienen
capacidad de desarrollar. Ámbito territorial y de actividad profesional en los que pretende actuar, así como previsión del
número de empresas y volumen de trabajadores en los que tiene capacidad para extender su actividad preventiva. Previsiones
de dotación de personal para el desempeño de la actividad preventiva, Compromiso de suscribir una póliza de seguro que cubra
su responsabilidad, Actividades especializadas que, en su caso, tiene previsto contratar con otras entidades
Al mismo tiempo, solicitará informe de los órganos técnicos en materia preventiva de las Comunidades Autónomas o, en su
caso, del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, así como aquellos otros que considere necesarios acerca de
los aspectos no contemplados en el apartado anterior. La autoridad laboral, a la vista de la decisión de la autoridad sanitaria y
de los informes emitidos, dictará resolución en el plazo de tres meses, contados desde la entrada de la solicitud en el registro
del órgano administrativo competente, autorizando provisionalmente o denegando la solicitud formulada. Transcurrido dicho
plazo sin que haya recaído resolución expresa, la solicitud podrá entenderse desestimada.
La eficacia de la resolución estimatoria de la autoridad laboral quedará subordinada a la efectiva realización del proyecto por
parte de la entidad solicitante. A tal fin, dicha entidad deberá comunicar la realización del proyecto a la autoridad laboral en el
plazo de tres meses, contados a partir de la fecha de notificación de la resolución estimatoria.
Las entidades especializadas deberán mantener las condiciones en que se basó su acreditación como servicios de prevención.
Cualquier modificación de las mismas será comunicada a la autoridad laboral que la concedió. Las autoridades laboral y
sanitaria podrán verificar, en el ámbito de sus competencias, el cumplimiento de las condiciones exigibles para el desarrollo de
las actividades del servicio, comunicando a la autoridad laboral que concedió la acreditación las deficiencias detectadas con
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En los órganos competentes de las Comunidades Autónomas, que hayan recibido los correspondientes traspasos de servicios, o,
en su defecto, de la Administración General del Estado, se creará un registro en el que serán inscritas las entidades
especializadas que hayan sido autorizadas como servicios de prevención, así como las personas o entidades especializadas a las
que se haya concedido autorización para efectuar auditorías o evaluaciones de los sistemas de prevención de conformidad con
lo establecido en el capítulo V de esta disposición.
CONCIERTO. Identificación de la entidad especializada (SPE), así como la identificación de la empresa que concierta la
actividad preventiva. En este caso deberán incluirse los centros de trabajo en los que la vaya a realizar. Tienen que aparecer los
aspectos de la actividad preventiva que se van a cubrir, es decir, actuaciones concretas, medios necesarios, y en concreto, si se
cubre o no la vigilancia de la salud. La duración y condiciones económicas.
Estas entidades especializadas tendrán que tener a disposición de la autoridad laboral o sanitaria una memoria anual de la
actividad preventiva que pondrán también a disposición de las empresas y una programación anual a disposición del comité
de Seguridad y Salud (art. 20.2 RSP y 39.2 LPRL).
CONCEPTO. La auditoría es un instrumento de gestión que persigue reflejar la imagen fiel del sistema de prevención de
riesgos laborales de la empresa, valorando su eficacia y detectando las deficiencias que puedan dar lugar a incumplimientos de
la normativa vigente para permitir la adopción de decisiones dirigidas a su perfeccionamiento y mejora.
CONTENIDO. La auditoria llevará a cabo un análisis sistemático, documentado y objetivo del sistema de prevención, que
incluirá los siguientes elementos:
- Comprobar cómo se ha realizado la evaluación inicial y periódica de los riesgos, analizar sus resultados y verificarlos en
caso de duda.
- Comprobar que el tipo y planificación de las actividades preventivas se ajusta a lo dispuesto en la normativa general, así
como a la normativa sobre riesgos específicos que sea de aplicación, teniendo en cuenta los resultados de la evaluación.
- Analizar la adecuación entre los procedimientos y medios requeridos para realizar las actividades preventivas necesarias y
los recursos de que dispone el empresario, propios o concertados, teniendo en cuenta, además, el modo en que están
organizados o coordinados, en su caso.
- En función de todo lo anterior, valorar la integración de la prevención en el sistema general de gestión de la empresa, tanto
en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de ésta, mediante la implantación y aplicación del
Plan de prevención de riesgos laborales, y valorar la eficacia del sistema de prevención para prevenir, identificar, evaluar,
corregir y controlar los riesgos laborales en todas las fases de actividad de la empresa.
MÉTODO. Un análisis de la documentación relativa al plan de prevención de riesgos laborales, a la evaluación de riesgos, a la
planificación de la actividad preventiva y cuanta otra información sobre la organización y actividades de la empresa sea
necesaria para el ejercicio de la actividad auditora. Un análisis de campo dirigido a verificar que la documentación referida en
el párrafo anterior refleja con exactitud y precisión la realidad preventiva de la empresa. Dicho análisis, que podrá realizarse
aplicando técnicas de muestreo cuando sea necesario, incluirá la visita a los puestos de trabajo.
Una evaluación de la adecuación del sistema de prevención de la empresa a la normativa de prevención de riesgos laborales.
Unas conclusiones sobre la eficacia del sistema de prevención de riesgos laborales de la empresa.
PLAZO. La primera auditoría del sistema de prevención de la empresa deberá llevarse a cabo dentro de los doce meses
siguientes al momento en que se disponga de la planificación de la actividad preventiva. La auditoría deberá ser repetida cada
cuatro años, excepto cuando se realicen actividades incluidas en el Anexo I de este real decreto, en que el plazo será de dos
años. En todo caso, deberá repetirse cuando así lo requiera la autoridad laboral, previo informe de la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social y, en su caso, de los órganos técnicos en materia preventiva de las comunidades autónomas, a la vista de los
datos de siniestralidad o de otras circunstancias que pongan de manifiesto la necesidad de revisar los resultados de la última
auditoría.
INFORME.
• Identificación de la persona o entidad auditora y del equipo auditor.
• Identificación de la empresa auditada.
• Objeto y alcance de la auditoría.
• Fecha de emisión del informe de auditoría.
• Documentación que ha servido de base a la auditoría, incluida la información recibida de los representantes de los
trabajadores, que se incorporará al informe.
• Descripción sintetizada de la metodología empleada para realizar la auditoría y, en su caso, identificación de las normas
técnicas utilizadas.
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• Descripción de los distintos elementos auditados y resultado de la auditoría en relación con cada uno de ellos.
• Conclusiones sobre la eficacia del sistema de prevención y sobre el cumplimiento por el empresario de las obligaciones
establecidas en la normativa de prevención de riesgos laborales.
• Firma del responsable de la persona o entidad auditora.
REQUISITOS. La auditoría deberá ser realizada por personas físicas o jurídicas que posean, además, un conocimiento
suficiente de las materias y aspectos técnicos objeto de la misma y cuenten con los medios adecuados para ello. Las personas
físicas o jurídicas que realicen la auditoría del sistema de prevención de una empresa no podrán mantener con la misma
vinculaciones comerciales, financieras o de cualquier otro tipo, distintas a las propias de su actuación como auditoras, que
puedan afectar a su independencia o influir en el resultado de sus actividades.
Del mismo modo, tales personas no podrán realizar para la misma o distinta empresa actividades de coordinación de
actividades preventivas, ni actividades en calidad de entidad especializada para actuar como servicio de prevención, ni
mantener con estas últimas vinculaciones comerciales, financieras o de cualquier otro tipo, con excepción de las siguientes:
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- El concierto de la persona o entidad auditora con uno o más servicios de prevención ajenos para la realización de actividades
preventivas en su propia empresa.
- El contrato para realizar la auditoría del sistema de prevención de un empresario dedicado a la actividad de servicio de
prevención ajeno.
- Cuando la complejidad de las verificaciones a realizar lo haga necesario, las personas o entidades encargadas de llevar a
cabo la auditoría podrán recurrir a otros profesionales que cuenten con los conocimientos, medios e instalaciones necesarios
para la realización de aquéllas.
ACREDITACIÓN. Las personas o entidades especializadas que pretendan desarrollar la actividad de auditoría del sistema de
prevención habrán de contar con la autorización de la Autoridad laboral competente del lugar donde radiquen sus instalaciones
principales, previa solicitud ante la misma, en la que se harán constar las previsiones señaladas en la letra c) del artículo 23.
La Autoridad laboral, previos los informes que estime oportunos, dictará resolución autorizando o denegando la solicitud
formulada en el plazo de tres meses, contados desde la entrada de la solicitud en el Registro del órgano administrativo
competente. Transcurrido dicho plazo sin que haya recaído resolución expresa, la solicitud podrá entenderse desestimada. La
b) Cuando se realicen las siguientes actividades o procesos peligrosos o con riesgos especiales:
1º. Trabajos con riesgos especialmente graves de caída desde altura, por las particulares características de la actividad
desarrollada, los procedimientos aplicados, o el entorno del puesto de trabajo.
2º. Trabajos con riesgo de sepultamiento o hundimiento.
3º. Actividades en las que se utilicen máquinas que carezcan de declaración CE de conformidad por ser su fecha de
comercialización anterior a la exigencia de tal declaración con carácter obligatorio, que sean del mismo tipo que aquellas para
las que la normativa sobre comercialización de máquinas requiere la intervención de un organismo notificado en el
procedimiento de certificación, cuando la protección del trabajador no esté suficientemente garantizada no obstante haberse
adoptado las medidas reglamentarias de aplicación.
4º. Trabajos en espacios confinados. A estos efectos, se entiende por espacio confinado el recinto con aberturas limitadas de
entrada y salida y ventilación natural desfavorable, en el que pueden acumularse contaminantes tóxicos o inflamables o puede
haber una atmósfera deficiente en oxígeno, y que no está concebido para su ocupación continuada por los trabajadores.
Sin perjuicio del cumplimiento del requerimiento efectuado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, el empresario
procederá de manera inmediata a la revisión de la evaluación de riesgos laborales cuando ésta no contemple las situaciones de
riesgo detectadas, así como a la modificación de la planificación de la actividad preventiva cuando ésta no incluyera la
necesidad de la presencia de los recursos preventivos.
DECISIÓN EMPRESARIAL. Debiendo informar a los trabajadores de quienes son los recursos preventivos, facilitando sus
datos para que puedan ser identificados.
Cuando existan empresas concurrentes (Art. 24 PRL) en el centro de trabajo que realicen las operaciones concurrentes a las
que se refiere el apartado 1.a) de este artículo, o actividades o procesos peligrosos o con riesgos especiales, a los que se refiere
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el apartado 1.b), la obligación de designar recursos preventivos para su presencia en el centro de trabajo recaerá sobre la
empresa o empresas que realicen dichas operaciones o actividades, en cuyo caso y cuando sean varios dichos recursos
preventivos deberán colaborar entre sí y con el resto de los recursos preventivos y persona o personas encargadas de la
coordinación de las actividades preventivas del empresario titular o principal del centro de trabajo.
La UBICACIÓN en el centro de trabajo de las personas a las que se asigne la presencia deberá permitirles el cumplimiento de
La PRESENCIA es una medida preventiva complementaria que tiene como finalidad vigilar el cumplimiento de las actividades
preventivas en relación con los riesgos derivados de la situación que determine su necesidad para conseguir un adecuado
control de dichos riesgos.
Dicha vigilancia incluirá la comprobación de la eficacia de las actividades preventivas previstas en la planificación, así como
de la adecuación de tales actividades a los riesgos que pretenden prevenirse o a la aparición de riesgos no previstos y derivados
de la situación que determina la necesidad de la presencia de los recursos preventivos.
Cuando, como resultado de la vigilancia, se observe un deficiente cumplimiento de las actividades preventivas, las personas a
las que se asigne la presencia:
a) Harán las indicaciones necesarias para el correcto e inmediato cumplimiento de las actividades preventivas.
b) Deberán poner tales circunstancias en conocimiento del empresario para que éste adopte las medidas necesarias para
corregir las deficiencias observadas si éstas no hubieran sido aún subsanadas.
Cuando, como resultado de la vigilancia, se observe ausencia, insuficiencia o falta de adecuación de las medidas preventivas,
las personas a las que se asigne la presencia deberán poner tales circunstancias en conocimiento del empresario, que procederá
de manera inmediata a la adopción de las medidas necesarias para corregir las deficiencias y a la modificación de la
planificación de la actividad preventiva y, en su caso, de la evaluación de riesgos laborales.
CONCEPTO. Regulado en el art. 35.1 y 35.2 LPRL son representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia
preventiva designados por y entre los representantes de personal que ejercitan los derechos de información, consulta y
participación, que la ley les reconoce a los trabajadores.
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CARACTERÍSTICAS. Representantes de los trabajadores. Puede ser desde un punto de vista laboral y preventivo (doble
cualidad) o solamente desde el punto de vista preventivo.
Representantes designados por y entre los representantes de personal. Es consecuencia de la primera característica. Esto
plantea un nuevo problema -> ¿los elegimos entre la representación unitaria o entre la representación sindical? La doctrina.
Según el tribunal supremo la designación se ha de llevar a cabo dentro de los delegados de personal, es decir, mediante la
representación unitaria, así lo establece el art. 35.2. La DA 4a señala q cuando en un centro de trabajo carezca de
representación de trabajo, en ese caso serán los trabajadores por mayoría los que designarán a los delegados de prevención,
haciéndose referencia también a una representación unitaria.
La designación de delegados de prevención va a producirse en centros de trabajo que cuenten con más de seis trabajadores.
CRITERIOS DESIGNACIÓN. En principio serán los propios representantes de los trabajadores los facultados para determinar
que criterios deben gobernar la designación de trabajadores. Los pronunciamientos judiciales han seguido una evolución desde
planteamientos defensores del criterio de proporcionalidad con la representatividad en el órgano de representación unitaria a la
hora de elegir a los delegados de prevención pasando por su aceptación aunque con limitadísimas excepciones basadas en la
EJEMPLO: En una empresa hay 5 delegados de prevención que se presentan a las elecciones sindicales
- 30% USO
- 40 % CCOO
- 30% UGT
De aquí han surgido 7 delegados de personal. Es decir de estos 7 solo 5 pueden ser delegados de prevención. Sobran 2. Por ello
entre ellos votan, se arroja que va a haber 3 dp de CCOO y 2 de UGT.
El USO se queda fuera y reclama exigiendo que se aplique un ppo de proporcionalidad. El tribunal dice que no necesariamente
tiene que ser delegados de prevención todos los que hayan salido elegidos como dp, la norma obliga única y exclusivamente
que sean elegidos por y entre los representantes de los trabajadores. El tribunal dice q no es necesario el criterio de
proporcionalidad a la hora de elegir a los delegados de PRL.
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COMPETENCIAS Y FACULTADES. Suele caer en examen, este es regulado en el art. 36 PRL. Las competencias es lo que debe
hacer un delegado de prevención (consultar, informar...), estas se resumen en:
- De colaboración con el empresario para mejorar la acción preventiva en la empresa (art. 36.1.a LPRL).
- De consulta previa a la adopción de determinadas decisiones que aparecen en el art. 36.1.c LPRL
- De vigilancia y control del cumplimiento por parte del empresario de la normativa en materia preventiva. Art. 36.1 d)
- De carácter residual. El delegado de prevención va a asumir las competencias del comité de seguridad y salud en empresas
que no tienen la obligación de constituirlo art 38 .1in fine
Mientras que las facultades, son instrumentos que se les facilitan a los delegados de prevención para que puedan cumplir con
sus competencias (la documentación necesaria para realizar la consulta), resumidos en:
- Acompañar a los técnicos para realizar un estudio de medioambiente del trabajo, a los inspectores de trabajo en sus visitas e
incluso realizar él mismo visitas para realizar la labor de vigilancia y control que tiene atribuida, art. 36.2.a LPRL.
- La información constituirá el necesario elemento instrumental para el ejercicio de otras competencias o derechos a ellos
asignados. De información por parte del empresario de los daños que se hayan producido y a los documentos de obligada
elaboración y conservación para el empresario. El acceso a la información se limita por el derecho a la intimidad del
trabajador.
- Proponer los supuestos de paralización de la actividad en los supuestos que sea necesario.
- De propuesta
Garantías en supuestos regulados en el art. 21.4 LPRL. Presunción iuris tantum de ejercicio correcto que cede ante pruebas de
mala fe o negligencia grave dando lugar a responsabilidades disciplinarias o exigencia de responsabilidad civil por daños y
perjuicios
FORMACIÓN EN MATERIA DE PREVENCIÓN. La designación de un DP se hace con criterios propios de un sindicato. Prima
esa cuestión sobre designar trabajadores formados y que cumplan con su labor.
El contenido de esta garantía es variable, dependiendo de las funciones que se le atribuyan a DP, pero si deberá aparecer dicho
contenido en la evaluación de los riesgos, en la planificación de la actividad preventiva e incluso a través de la negociación
colectiva, esta última aparece en la DA 7a RSP
Periódica y actualizable, y lógicamente posterior a la designación del DP. Sí señala la ley cuando se ha de repetir esa
formación. En este caso cuando existan cambios en la actividad productiva, en los procesos productivos, en los equipos, en las
condiciones de trabajo y cuando se introduzcan nuevas tecnologías.
El tiempo que el DP invierta en la formación se considera tiempo efectivo de trabajo, por lo tanto no se detrae del crédito
horario que tiene atribuido (art. 37.2 párr. 3o LPRL).
Esta formación se tendrá que realizar durante la jornada de trabajo, o en caso contrario se procederá a determinar el tiempo
invertido de la jornada habitual.
DEBERES DE LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN. Art. 37.3 LPRL que se remite a su vez al art. 65 ET. El deber de sigilo
profesional se realizará con respecto a la información que la empresa considere de carácter reservado. Para ello es obligatorio
que en caso de divulgación pueda producirse un perjuicio par la empresa.
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Los DP no podrán utilizar los documentos obtenidos fuera de la empresa o para fines distintos a los preventivos. El deber de
sigilo sigue vinculando al DP incluso cuando se haya extinguido el mandato. El destinatario final de la información es el
trabajador. La información de los DP está más limitada que la de los representantes unitario.
CONCEPTO. Según el art. 38 LPRL es un órgano paritario y colegiado de participación a los que el empresario realizará una
consulta periódica en materia preventiva. Las funciones del comité son de asesoramiento, apoyo y consulta en materia
preventiva.
COMPOSICIÓN. Está compuesto por todos los delegados de personal de la empresa y por el mismo en número de
representantes del empresario, señalando como máximo legal 16 miembros, debiéndose constituir en empresas de 50 o más
trabajadores (art. 38.3 párr. 2o LPRL).
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
CARACTERÍSTICAS. La LPRL admite que a través de un acuerdo entre trabajadores y empresarios se pueda constituir un
Comité de Seguridad y Salud Intercentros (representación unitaria y empresario). Las tareas que se le asignan deberán aparecer
en el acuerdo, así como su número de miembros (es un acuerdo de empresa con eficacia de CC estatutario). Los cómputos se
hacen a partir del centro de trabajo no de empresa
Cuando coincidan en un mismo centro varias empresas (art. 24 LPRL) tienen el deber de cooperación en materia preventiva, de
tal manera que podrán acordar reuniones conjuntas de los comités o DP de las distintas empresas. También se admite acordar
actividades de coordinación (art. 39.3 LPRL).
1. INTRODUCCIÓN
El cuadro se responsabilidades lo encontramos en el Art 42 LPRL. 1. El incumplimiento por los empresarios de sus
obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales dará lugar a responsabilidades administrativas, así como, en su
caso, a responsabilidades penales y a las civiles por los daños y perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento.
3. Las responsabilidades administrativas que se deriven del procedimiento sancionador serán compatibles con las
indemnizaciones por los daños y perjuicios causados y de recargo de prestaciones económicas del sistema de la Seguridad
Social que puedan ser fijadas por el órgano competente de conformidad con lo previsto en la normativa reguladora de dicho
sistema.
2. LA RESPONSABILIDAD PENAL
La intervención del ámbito penal en materia de seguridad y salud no deriva solo de los bienes que se pueden ver afectados
(vida e integridad física de un trabajador) sino además de la alta cuota de siniestralidad existente. La protección penal surge
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ante la insuficiencia de otros métodos de tutela pretendiendo con ello mantener un importante efecto preventivo.
El artículo 316 del Código Penal recoge un delito específico contra la seguridad y salud en el trabajo “ los que con infracción
de las normas de prevención de riesgos laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que
los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas de forma que pongan así en
peligro grave su vida , salud o integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de
seis a doce meses.
2. Conducta omisiva.
El delito se comete cuando no se facilitan los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las
medidas de seguridad e higiene adecuadas.
Se considera que incurre en la omisión típica no sólo quien no facilita los medios materiales adecuados, sino también quien no
da instrucciones y advertencias sobre la obligatoriedad o las características de su uso, aunque no llegando a la exigencia de
seguir los mínimos detalles en la ejecución de los trabajos, ya que el empresario no debe cumplir solo de forma material.
Los trabajadores, los delegados de prevención o los miembros del comité de seguridad y salud en el trabajo no pueden cometer
este tipo de delito, aunque no se les excluye de cualquier imputación penal, en la medida en que los incumplimientos de sus
obligaciones de colaboración vigilancia y control pudiera hacerlos participe de un delito de lesiones y homicidio por
imprudencia.
En las ETT, se produce un reparto de obligaciones de acuerdo con sus respectivas obligaciones.
Si el empresario es una persona jurídica habrá de estarse a la responsabilidad del administrador o encargados del servicio ( art
318 CP), es decir, aquellos que pudiendo evitar los hechos porque lo conocían y tenían capacidad para evitarlo no lo hicieron,
aquellos con poder bastante dada su posición jerárquica para remediar el hecho con independencia de como se denominen.
En cuanto a los trabajadores, delegados de prevención o miembros del Comité de Empresa no pueden incurrir en estos delitos
ya que no son sujetos obligados a facilitar los medios preventivos, aunque en la medida que han de colaborar, vigilar o
controlar pueden incurrir en delitos de lesiones u homicidios por imprudencia.
En cuanto a los servicios de prevención podría ser imputado atendiendo a la concreta organización preventiva establecida y a
las específicas funciones asumidas. Elementos esenciales para la posible imputación de responsabilidad a los servicios o a los
trabajadores designados serían el grado e intensidad de las funciones o tareas ejecutivas asumidas y los poderes decisorios
ostentados; independencia y autonomía en el ejercicio de su actividad profesional y grado de especialización y capacitación en
materia preventiva .
En cuanto a los fabricantes, importadores y suministradores que ostentan determinadas obligaciones en esta materia a la vista
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del artículo 41 de la LPRL se les podría imputar responsabilidad penal.
B) Comisión imprudente El art 317 del CP prevé la posibilidad de la comisión imprudente “ Cuando el delito a que se refiere el
artículo anterior se cometa por imprudencia agrave , será castigado con la pena inferior en grado” Se exige por tanto
imprudencia grave entendida como la más grosera infracción de los más elementales deberes de cuidado que cualquier
persona, incluso la menos diligente adoptaría y se traduciría en que, aunque el empresario desconociese esa situación de riesgo,
El Código Penal no contempla delitos específicos de resultado relacionados con la seguridad y la salud, por lo que el sujeto
responsable podrá ser imputado por un delito de homicidio ( art 138 , 142, 621.1 CP) o de lesiones ( art 147 y ss y art 621.2
Cp) según el daño causado. En estos supuestos el delito puede ser cometido por cualquier persona, no solo el empresario.
Resulta factible, que ante un mismo hecho quepa aplicar tanto los preceptos que regulan los delitos de puesta en peligro como
los de resultado, esto es que se aprecie lo que se denomina un concurso ideal de delitos entre los de peligro de los arts 316 y
317 y los que castigan un resultado lesivo para la vida, salud o integridad de los trabajadores (lesiones u homicidio), en este
supuesto se aplica en su mitad superior la pena prevista para el delito mas grave, sin que la misma pueda exceder de la que
correspondería si se penasen por separado ambos delitos, si esto ocurriera se sanciona ambos delitos por separado.
La responsabilidad puede imputarse al empresario por acto propio o de una forma subsidiaria, por actos cometidos por los
trabajadores Esta última posibilidad aparece sometida a una serie de requisitos (art 120 CP):
1. Relación de dependencia entre el empresario y el trabajador
2. Delito cometido en el marco de las funciones del trabajador (aunque se haya extralimitado), al menos se exige cierta
conexión con el trabajo.
3. Insolvencia del trabajador para afrontar la indemnización.
Este tipo de responsabilidad, derivada de la comisión de un delito que causa daños y perjuicios, puede ser ejercitada por el
perjudicado o sus causahabientes en el mismo proceso penal incoado o en proceso civil previa reserva expresa en este sentido (
art 109.2 y 119 CP), si no existe dicha reserva no puede reclamarse a posteriori.
3. LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
MARCO LEGAL. LISOS (RD 5/2000 de 4 de Agosto)
El procedimiento para la imposición de sanciones aparece en el RD 928/98 de 14 de mayo que sigue en vigor hasta que el
Gobierno desarrolle reglamentariamente un procedimiento específico de imposición de sanciones. Tenemos que aplicar
también el contenido de la ley 42/97 de 14 de noviembre que determinación la actuación de la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social.
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- Las normas jurídico técnicas.
- Los convenios colectivos.
En un caso practico lo primero es detectar los incumplimientos y determinar si esos incumplimientos están recogidos en algún
tipo de norma o convenios colectivos en materia de seguridad y salud, también puede incurrir en responsabilidad
administrativa los empresarios que infligían el deber de seguridad, es una norma que engloba todo aquello, con el deber de
proteger a los trabajadores en todos los aspectos que tengan que ver con proteger a los empleados.
La responsabilidad administrativa es la más utilizada y la de mayor tradición, frente al resto de responsabilidades debido:
1.Escasa aplicación práctica de las normas penales
2.Efectos meramente reparadores de otras responsabilidades.
3.Escaso arraigo de las normas de seguridad y salud.
Cabe destacar que la responsabilidad penal es superior a la administrativa, pero esta queda a expensas de lo que haga la penal,
siempre y cuando se den los tres requisitos, si no se dan pueden ponerse las dos responsabilidades. Para aplicarla no es
necesario que se haya producido un daño, y la segunda es la voluntad del empresario. La responsabilidad puede ser que así
objetiva,
- DE IRRETROACTIVIDAD. Art. 22.1 CE. Es consecuencia del principio de legalidad, de tal forma que sólo se podrá aplicar
el contenido de las leyes sancionadoras durante su vigencia, aspecto este que favorece al sujeto infractor.
- DE TIPICIDAD. Supone que las infracciones administrativas deberá suponer un incumplimiento del ordenamiento jurídico,
pero tipificado como tal en una norma, las infracciones administrativas aparecen tipificadas como leves, graves o muy graves,
pero no sólo debe aparecer la conducta, sino también la sanción que se graduará básicamente en función de la naturaleza del
deber infringido y la entidad del derecho afectado. En cuanto falta algo que la norma exige para que se cumpla, ya no puedo
cumplir la norma.
- DE RESPONSABILIDAD. Sólo se pueden sancionar hechos constitutivos de sanción administrativa sobre aquellas personas
físicas o jurídicas responsables. Cabe también sancionar por inobservancia de la ley (acciones u omisiones). En la
responsabilidad administrativa se puede sancionar a las personas jurídicas, en lo penal no. Asimismo en materia administrativa
cabe habla de responsabilidad solidaria y en la penal no.
- PRESUNCION DE INOCENCIA (art. 24.2 CE).Aparece como un derecho fundamental de toda persona a la que se le atribuye
un incumplimiento. En el procedimiento sancionador administrativo existe una fase previa a la imposición de las sanciones
denominada fase probatoria (fase inspectora previa) en la que el Inspector de Trabajo debe acumular pruebas para proponer
después la sanción.
- NON BIS IN ÍDEM. Artículo 3.TRLISOS Concurrencia con el orden jurisdiccional penal.
1. No podrán sancionarse los hechos que hayan sido sancionados penal o administrativamente, en los casos en que se aprecie
identidad de sujeto, de hecho y de fundamento.
2. En los supuestos en que las infracciones pudieran ser constitutivas de ilícito penal, la Administración pasará el tanto de culpa
al órgano judicial competente o al Ministerio Fiscal y se abstendrá de seguir el procedimiento sancionador mientras la
autoridad judicial no dicte sentencia firme o resolución que ponga fin al procedimiento o mientras el Ministerio Fiscal no
comunique la improcedencia de iniciar o proseguir actuaciones.
3. De no haberse estimado la existencia de ilícito penal, o en el caso de haberse dictado resolución de otro tipo que ponga fin al
procedimiento penal, la Administración continuará el expediente sancionador en base a los hechos que los Tribunales hayan
considerado probados.
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4. La comunicación del tanto de culpa al órgano judicial o al Ministerio Fiscal o el inicio de actuaciones por parte de éstos, no
afectará al inmediato cumplimiento de las medidas de paralización de trabajos adoptadas en los casos de riesgo grave e
inminente para la seguridad o salud del trabajador, a la efectividad de los requerimientos de subsanación formulados, ni a los
expedientes sancionadores sin conexión directa con los que sean objeto de las eventuales actuaciones jurisdiccionales del
ordenamiento.
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5) El TRLISOS excluye a los fabricantes, importadores y suministradores, tanto de equipos de trabajo como de equipos de
protección individual. Estos podrán ser sancionados a través de la ley de Industrias (responsabilidad administrativa), aunque
también cabe responsabilidad civil y penal, pero nunca podrán ser sancionados por la LISOS.
6) Contratas y subcontratas art 24.3 LPRL y ETT.
3.1.Infracciones Leves.
Las obligaciones referidas a las empresas de trabajo temporal, están regulados en el articulo 19 de la LISOS.
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Competencia de la Inspección de trabajo. Art 9 LOITSS o funcionarios de la Administración General del Estado y de las
CCAA. ( art 9.3 LRPL). El inicio del procedimiento administrativo sancionador:
La ACTUACIÓN INSPECTORA PREVIA: Conjunto de actuaciones realizadas por la ITSS destinadas a comprobar el
cumplimiento de las disposiciones legales, reglamentarias y convenidas en el orden social (Art. 8 RD 928/98).
a) Por orden superior de autoridad competente.
b) Por orden de la jefatura de Inspección en aplicación de los planes, programas o directrices de actuación.
c) Por propia iniciativa del ITSS
d) Por petición razonada de órganos de la jurisdicción o la administración
e) Por denuncia de hechos presuntamente constitutivos de infracción.
Una vez que el Inspector concluye la visita al centro de trabajo puede adoptar una serie de medidas (art. 7 LOITSS),
básicamente consistentes en:
1. Dar por finalizadas las actuaciones por no comprobar infracción,
2. Requerimientos (art. 43 LPRL) para subsanación de deficiencias observadas.
3. Instar del órgano administrativo competente la declaración del recargo de las prestaciones económicas por falta de medidas
CONTENIDO DE LAS ACTAS DE INFRACCIÓN: art 53 TRLISOS y art 14 RD 928/1998. Presunción de certeza.
1. Su fundamento se halla en la imparcialidad y especialización del Inspector de trabajo y se presenta como perfectamente
compatible con el derecho a la presunción de inocencia al ser iuris tantum.
2. No supone que el juez tenga que asumida necesariamente, en tanto que actúa sometido al principio de libertad en la
apreciación de la prueba.
3. No es absoluta e incondicionada. Ha de basarse en comprobaciones objetivas.
4. Aparece limitada también en lo que hace al contenido, al afectar únicamente a hechos y realidades constatadas.
TRAMITACIÓN Y RESOLUCIÓN DEL PROCEDIMIENTO: Las actas deben notificarse al presunto sujeto responsable en el
plazo de 10 días hábiles, para que formule escrito de alegaciones en el plazo de 15 días hábiles, acompañando la prueba que
estime pertinente ante el órgano competente para resolver el expediente Una vez que finaliza la tramitación del expediente el
órgano competente para resolver dictará, en el plazo de diez días, resolución motivada bien confirmando, modificando o
dejando sin efecto la propuesta del acta (art. 20 RD 928/98). El plazo para resolver el expediente es de 6 meses.
NOTIFICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN Y RECURSOS: El art. 21 RD dispone que" las resoluciones recaídas en los
procedimientos sancionadores por infracciones de orden social serán notificadas a los interesados, advirtiéndoles de los
recursos que correspondan contra ellas, órgano administrativo o judicial ante el que hubieran de presentarse y plazo para
interponerlo”.
Recurso de alzada: un mes // Impugnación judicial: Jurisdicción social.
• Criterios de Graduación:
Como pone de manifiesto el art 39.1 TRLISOS las sanciones por las infracciones tipificadas en los artículos anteriores podrán
imponerse en los grados de mínimo, medio y máximo, atendiendo a:
1. La peligrosidad de las actividades desarrolladas en la empresa o centro de trabajo.
2. El carácter permanente o transitorio de los riesgos inherentes a dichas actividades.
Los criterios de graduación no podrán utilizarse para agravar o atenuar la infracción cuando estén contenidos en la descripción
de la conducta infractora o formen parte del propio ilícito administrativo.
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El acta de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que inicie el expediente sancionador y la resolución administrativa que
recaiga, deberán explicitar los criterios de graduación de la sanción tenidos en cuenta, de entre los señalados en los anteriores
apartados de este artículo. Cuando no se considere relevante a estos efectos ninguna de las circunstancias enumeradas en
dichos apartados, la sanción se impondrá en el grado mínimo en su tramo inferior.
Se sancionará en el máximo de la calificación que corresponda toda infracción que consista en la persistencia continuada de su
comisión.
b) Infracciones graves:
Órgano Competente: El ejercicio de la potestad sancionadora respecto de las infracciones del orden social en el ámbito de la
Administración General del Estado corresponderá al órgano competente
- Provincial sanciones hasta 40.985 euros.
- Director General competente hasta 123.000 euros
- Ministerio de Empleo y Seguridad social hasta 409.900 euros
- Consejo de Ministros hasta 819.780 euros.
Las CCAA tienen competencias en ejecución. El ejercicio de la potestad sancionadora respecto de las infracciones del orden
social, cuando corresponda a la Administración de las Comunidades Autónomas con competencia en materia de ejecución de la
legislación del orden social, se ejercerá por los órganos y con los límites de distribución que determine cada Comunidad
Autónoma. La potestad para acordar las sanciones accesorias establecidas en esta ley corresponderá a quien la ostente para
imponer las de carácter principal de las que deriven aquéllas.
- Suspensión o cierre del centro de trabajo. Señala el art 53 LPRL 54 que "el Gobierno o, en su caso, los órganos de gobierno
de las Comunidades Autónomas con competencias en la materia, cuando concurran circunstancias de excepcional gravedad en
las infracciones en materia de seguridad y salud en el trabajo, podrá acordar la suspensión de las actividades laborales por un
tiempo determinado o, en caso extremo, el cierre del centro de trabajo correspondiente, sin perjuicio, en todo caso, del pago del
salario o de las indemnizaciones que procedan y de las medidas que puedan arbitrarse para su garantía".
- Limitaciones a la facultad de contratar con la Administración. La comisión de delitos o infracciones muy graves en materia de
Seguridad y salud en el trabajo puede dar lugar a limitaciones a la facultad de contratar con la Administración.
- Cancelación de la acreditación de las entidades especializadas. Las infracciones previstas en los artículos 12 y 13 respecto de
quienes actúen como servicios de prevención, desarrollen la actividad de auditoria ,desarrollen y certifiquen la formación,
podrán dar lugar, además de a las multas previstas a la cancelación de la acreditación otorgada por la autoridad laboral (art 53.2
TRLISOS)
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4.1. Requerimientos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
REGULACIÓN legal: art 43 LPRL y art 11.2 RD 928/1998.
RÉGIMEN JURÍDICO:
- Tiene lugar ante la infracción de la normativa sobre prevención de riesgos laborales, sin perjuicio de que exista propuesta de
sanción.
- Mediante escrito o en diligencia en el Libro de Visita señalando las anomalías observadas y el plazo de subsanación.
- Dicho requerimiento se pondrá, asimismo, en conocimiento de los Delegados de Prevención
- Si se incumpliera el requerimiento formulado, persistiendo los hechos infractores, el Inspector de Trabajo y Seguridad
Social, de no haberlo efectuado inicialmente, levantará la correspondiente acta de infracción por tales hechos
Tiene lugar ante la infracción a la normativa sobre prevención de riesgos laborales, sin perjuicio de que, en su caso, proceda
también la correspondiente propuesta de sanción.
Ha de realizarse por escrito o por diligencia en el libro de visitas (art. 11.2 RD 928/98), señalando las anomalías o deficiencias
El incumplimiento del requerimiento conlleva el levantamiento por el Inspector del acta de infracción correspondiente, a no
ser que lo hubiese realizado previamente (art. 43.2 in fine LPRL), de modo simultáneo al requerimiento. Puede además ser
utilizado como criterio de agravación de la sanción, a la hora de la graduación de la cuantía.
Cuando el Inspector de Trabajo y Seguridad Social compruebe que la inobservancia de la normativa sobre prevención de
riesgos laborales implica, a su juicio, un riesgo grave e inminente para la seguridad y la salud de los trabajadores podrá ordenar
la paralización inmediata de tales trabajos o tareas. Dicha medida será comunicada a la empresa responsable, que la pondrá en
conocimiento inmediato de los trabajadores afectados, del Comité de Seguridad y Salud, del Delegado de Prevención o, en su
ausencia, de los representantes del personal. La empresa responsable dará cuenta al Inspector de Trabajo y Seguridad Social
del cumplimiento de esta notificación.
El Inspector de Trabajo y Seguridad Social dará traslado de su decisión de forma inmediata a la autoridad laboral. La empresa,
sin perjuicio del cumplimiento inmediato de tal decisión, podrá impugnarla ante la autoridad laboral en el plazo de tres días
hábiles, debiendo resolverse tal impugnación en el plazo máximo de veinticuatro horas. Tal resolución será ejecutiva, sin
perjuicio de los recursos que procedan.
La paralización de los trabajos se levantará por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que la hubiera decretado, o por el
empresario tan pronto como se subsanen las causas que la motivaron, debiendo, en este último caso, comunicarlo
inmediatamente a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Los supuestos de paralización regulados en este artículo, así como los que se contemplen en la normativa reguladora de las
actividades previstas en el apartado 2 del artículo 7 de la presente Ley, se entenderán, en todo caso, sin perjuicio del pago del
salario o de las indemnizaciones que procedan y de las medidas que puedan arbitrarse para su garantía.
4.4 ETT
1. Infracciones Leves:
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a) No cumplimentar, en los términos que reglamentariamente se determine, los contratos a que se refiere el artículo 10 de
la Ley 14/1994, de 1 de junio, que regula las empresas de trabajo temporal y los contratos de puesta a disposición.
b) No incluir en la publicidad de sus actividades u ofertas de empleo su identificación como empresa de trabajo temporal
y el número de autorización.
c) No entregar a la empresa usuaria la copia básica del contrato de trabajo o la orden de servicio de los trabajadores
puestos a disposición de la misma ; así como la restante documentación que esté obligada a suministrarle.
2. Infracciones graves:
a) No formalizar por escrito los contratos de trabajo o contratos de puesta a disposición, previstos en la Ley por la que se
regulan las empresas de trabajo temporal.
b) No remitir a la autoridad laboral competente, en los términos que reglamentariamente se establezcan, la información a
que se refiere el artículo 5 de la Ley por la que se regulan las empresas de trabajo temporal, o no comunicar la
actualización anual de la garantía financiera.
c) Formalizar contratos de puesta a disposición para supuestos distintos de los previstos en el apartado 2 del artículo 6 de
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la Ley por la que se regulan las empresas de trabajo temporal, o para la cobertura de puestos de trabajo respecto de los
que no se haya realizado previamente la preceptiva evaluación de riesgos.
d) No destinar a la formación de los trabajadores temporales las cantidades a que se refiere el artículo 12.2 de la Ley por
la que se regulan las empresas de trabajo temporal.
e) Cobrar al trabajador cualquier cantidad en concepto de selección, formación o contratación.
5. EL RECARGO DE PRESTACIONES
El art 164 LGSS prescribe que “todas las prestaciones económicas que tengan su causa en un accidente de trabajo o
enfermedad profesional se aumentarán, según la gravedad de la falta, de un 30 a un 50 por ciento, cuando la lesión se produzca
por máquinas, artefactos o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de dispositivos de precaución
reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas generales o
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administrativas que la Ley establece "serán compatibles con las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados y de
recargo de prestaciones económicas del sistema de Seguridad Social".
La ruptura del nexo causal. La imprudencia del trabajador: Carácter secundario de las obligaciones del trabajador frente a la
deuda de seguridad.
- Existe responsabilidad si en empresario también incumplió.
- Art 15 LPRL.
La resolución del procedimiento se atribuye al Director Provincial del INSS que debe motivarla indicando las circunstancias
concurrentes, la disposición infringida, la causa del art 123 LGSS que determina el incumplimiento empresarial y el porcentaje
que estima procedente. Resolución que es recurrible, tras el oportuno recurso administrativo, ante el orden jurisdiccional
social.
INCUMPLIMIENTO EN MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD => DAÑO AL TRABAJADOR => OBLIGACION DE REPARAR EL DAÑO
Delimitación entre Seguridad Social y prevención de riesgos en cuanto a la configuración de los riesgos profesionales.
- Desde el punto de vista de la Seguridad Social basta que se produzca daño, con independencia de que haya existido o no
incumplimiento empresarial de sus obligaciones de Seguridad Social o de prevención de riesgos y de que dichos
incumplimientos sean imputables o no al empresario, se generará el derecho a las prestaciones para el trabajador.
- Por el contrario, en prevención de riesgos sólo se consideran como daños que originan responsabilidad aquellos que se
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han generado ante el incumplimiento de una obligación específica (obligaciones instrumentales) o genérica ( deuda de
seguridad).
BASE LEGAL: Art 42.1 LPRL, Art 168 LGSS, Código civil artículos 1.902 y siguientes y 1.101 y siguientes.
ELEMENTOS QUE CONFIGURAN LA RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL: Los elementos necesarios para la
existencia de la responsabilidad contractual se encuentra en el art. 1101 del Código Civil, norma que establece que “Quedan
sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en
dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren al tenor de aquéllas”.
1. Existencia de daños. Los daños que deben tenerse en cuenta a los efectos de la reclamación de la indemnización,
son aquellos daños producidos en el desarrollo de la prestación de trabajo, o en el desarrollo de tareas conexas con el trabajo.
Quedarán fuera de la indemnización aquellos daños que haya podido sufrir el trabajador fuera de la relación laboral; es decir,
DAÑOS => Aquellos producidos en el desarrollo de la prestación de trabajo, o en el desarrollo de tareas conexas con el trabajo
No obstante, en algún caso excepcional, es posible encontrar resoluciones a tenor de las cuales, pese a que el evento dañoso se
produce fuera de la jornada de trabajo, al existir una conexión con el desarrollo de la prestación laboral, se acepta la
responsabilidad empresarial. Sería el caso de la STSJ de Murcia de 20 de diciembre de 2002, en la que se planteaba un
supuesto de empresa dedicada a la reparación de redes submarinas, que fuera del horario de trabajo permitía a sus trabajadores
el desarrollo en sus instalaciones de actividades de buceo. El trabajador falleció desarrollando estas últimas actividades,
sobreviniendo el fallecimiento a consecuencia de la descompresión o acumulación de nitrógeno en sangre, motivado por no
respetarse las 12 horas mínimas entre la inmersión con botella y la subsiguiente inmersión en apnea.
2. Un incumplimiento por parte del empresario, vinculado a sus obligaciones preventivas. La existencia del contrato
no supone de por sí la responsabilidad de los contratantes; muy al contrario, va a ser necesario el cumplimiento de
determinados requisitos para que dicha responsabilidad surja, entre ellos una actuación empresarial de carácter antijurídico.
Cuando nos referimos a la antijuridicidad hacemos referencia a un incumplimiento de la o las obligaciones preventivas que
genera el daño.
Este comportamiento empresarial puede consistir bien en un hacer (incompleto o incorrecto) o en una omisión, de sus
obligaciones de carácter preventivo. Debe quedar claro que cuando hablamos de obligaciones preventivas nos estamos
refiriendo a cualquiera de las obligaciones previstas en la LPRL, deuda de seguridad, obligaciones previstas en convenios
colectivos, contrato de trabajo, normativa técnica en definitiva en cualquier norma preventiva.
En este sentido es necesario afirmar que el incumplimiento empresarial se va a producir no sólo cuando no se hayan adoptado
las medidas preventivas previstas por el ordenamiento, sino también cuando dejan de adoptarse otras, que no estaban previstas
expresamente por el ordenamiento, si bien resultaban racionalmente exigibles. Ello se debe a que el deber de prevención
definido en el art. 14.2 LPRL no se limita al mero cumplimiento de las normas reglamentarias que en concreto existan en
materia preventiva, sino también consiste en un deber de gestión diligente en el ámbito de la salud laboral; de modo que la
obligación empresarial va más allá de cumplir las normas reglamentarias en materia preventiva.
“El empresario no se libera de la responsabilidad por cumplir las obligaciones específicas de prevención, por satisfacer las
medidas concretas de prevención de riesgos, siendo posible que pese a ello siga siendo responsable pues está obligado a
garantizar la protección a los trabajadores”.
3. Que le sea imputable por dolo, culpa o negligencia; a consecuencia del cual se produzca un riesgo profesional del
que deriva un daño para el trabajador. Tanto si nos movemos en el ámbito de la responsabilidad contractual (art. 1101 del
Código Civil, que establece la necesidad de dolo, negligencia o culpa) como en el de la extracontractual (art. 1902 del Código
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responsabilidad y ello por cuanto se estima que existen ciertas actividades donde el riesgo no puede ser eliminado
radicalmente.
Desde este punto de vista, la ausencia de culpa implica que no habrá responsabilidad empresarial ya que no se admite la
responsabilidad objetiva sin más.
En cuanto a la culpa o negligencia puede decirse que es la falta de diligencia exigible para evitar el resultado dañoso;
interpretación que se deduce del antes mencionado art. 1104 del Código Civil, a tenor del cual la “culpa o negligencia del
deudor consiste en la omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias
de las personas, del tiempo y del lugar. Cuando la obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento,
se exigirá la que correspondería a un buen padre de familia”.
Respecto de la diligencia que se exige al empresario en materia de prevención de riesgos, hemos de señalar que supera el
estándar del buen padre de familia, es una diligencia especial apuntando a una diligencia de carácter máximo tecnológicamente
posible, sobre todo si se trata de actividades peligrosas.
En cuanto al dolo, se trata de una conducta en la que el deudor actúa con plena conciencia o previsión del resultado dañoso; es
Esa diligencia, exigible será diferente a tenor de distintas variables que recoge el artículo 1.104 del Código Civil, sobre todo,
en función de la peligrosidad de la prestación de trabajo; de ahí que haya de entenderse que esta diligencia debe orientarse al
establecimiento de las medidas de seguridad que sean necesarias según un criterio de prudencia adaptable a cada caso o
circunstancia. Esto supone que en función de la gravedad de los posibles riesgos será necesario adoptar medidas de prevención
más o menos intensas, adecuadas al peligro existente y a las circunstancias concretas; y que, dada esa especial diligencia,
pueden ir más allá de las medidas técnicas que en concreto se señalen en las normas reglamentarias, siempre y cuando sean
necesarias para proteger la salud y seguridad de los trabajadores.
El principal problema que se plantea al empresario para acreditar que ha actuado diligentemente lo es en respecto de la
obligación empresarial de velar por la utilización de las medidas de seguridad puestas a disposición de los trabajadores, ya que
cuando se sufre un daño se intenta con carácter general, hacer recaer la responsabilidad sobre el empresario por faltar a la
obligación de vigilancia del desarrollo de la prestación de trabajo, pues el art. 15.4 LPRL establece que la efectividad de las
medidas preventivas han de “prever las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador”. Se
plantea así si existe o no la “culpa in vigilando” del empresario cuando la imprudencia profesional del trabajador es el origen
del daño.
En el mismo sentido se pronuncia el art. 17.2 LPRL sobre equipos individuales de protección. A tenor de este precepto el
empresario tiene la obligación de facilitar a los trabajadores equipos de protección individual adecuados “y velar por el uso
efectivo de los mismos”. Desde nuestro punto de vista se trata de la norma que con más claridad recoge el deber de vigilancia,
si bien limitándolo a un ámbito muy concreto: el uso por parte de los trabajadores de esos medios de protección individuales.
No obstante, pese a la falta de una regulación absolutamente clara sobre este deber de vigilancia, puede decirse que hay una
aceptación doctrinal del mismo, pues se estima que las obligaciones del empresario no se limitan a establecer las medidas de
seguridad o preventivas, sino que además ha de controlar el uso efectivo de las mismas por parte de los trabajadores, si bien no
ocurre lo mismo por la Jurisprudencia donde se extraños los supuestos que son resueltos en base a la “culpa in vigilando”.
Entiende la jurisprudencia que parece ilógico y desproporcionado exigir al empresario una vigilancia constante y total del
desarrollo de la prestación de trabajo y ello por distintos motivos: en buena medida impediría el desarrollo ordinario de la
prestación de trabajo, pues en muchos casos esa vigilancia constante no sería posible; por último, una vigilancia exhaustiva
podría vulnerar la dignidad del trabajador. Hay que concluir, por tanto, que ese deber de vigilancia no ha de entenderse en el
sentido de que el empresario pase a convertirse en una especie de policía omnipresente, una especie de “ojo que todo lo ve”.
El alcance del deber de vigilancia ha de entenderse de una manera más modesta: se trata de que el empresario tiene la
obligación de adoptar las medidas de vigilancia necesarias y adecuadas a cada prestación de trabajo y en función de
determinados criterios de especificación: ante todo el respeto a la dignidad e intimidad del trabajador, pero a partir de ahí, la
posibilidad técnica de establecerlos, pues habrá situaciones donde el control del desarrollo de la prestación por parte del
empresario será difícil (prestaciones de trabajo netamente individuales y fuera del ámbito del centro de trabajo, v.g.
conductores de vehículos), la previa formación de los trabajadores (si el trabajador recibe una formación adecuada el grado de
diligencia del empresario en el desarrollo de su deber de vigilancia disminuye), la experiencia del trabajador en el puesto de
trabajo (a mayor experiencia menor necesidad y viceversa), la peligrosidad de las tareas (mientras más peligroso sea el puesto
de trabajo, mayor control se requerirá al empresario).
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En definitiva, tal como afirmó la STSJ de Asturias de 31 de enero de 1997 respecto del deber de vigilancia, los cuidados y
cautelas que este supone “no tienen que ser continuadas y verterse específicamente sobre cada trabajador, supuesto absurdo
que haría imposible el desarrollo de todo trabajo, bastando con que el interesado disponga de los medios de seguridad eficaces
y reglamentariamente ordenados, esté advertido seriamente de la obligatoriedad de su uso, sometido a la fiscalización que al
respecto proceda con la periodicidad razonable y sujeto a las medidas disciplinarias que merezca por prescindir de tales
instrumento o desobedecer la orden de emplearlos”.
4. Es necesario la relación de causalidad entre el daño y la acción culposa del empresario; es decir, que el daño
causado ha de ser consecuencia de la actuación del causante. Los daños ocasionados al trabajador tienen que tener su causa en
la conducta empresarial contraria a la diligencia exigida, esto es cuando no se han adoptado medidas o cuando se está ante la
certeza o mediante un razonamiento lógico ante la probabilidad de que de haberse adoptado medidas el resultado dañoso no se
hubiera producido en todo o en parte.
¿Cuáles son los supuestos en los que el nexo de causalidad se interrumpe? En primer lugar, encontramos un supuesto clásico:
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la exoneración del deudor (del empresario) de la responsabilidad en los supuestos de caso fortuito o fuerza mayor, recogidos
expresamente en el art. 1105 del Código Civil.
En segundo lugar la culpa exclusiva de la víctima, que exonera la responsabilidad empresarial. En estos casos la
responsabilidad es exclusivamente imputable al trabajador; por lo que el empresario no será responsable de los daños que haya
sufrido. Recordemos que también el trabajador es sujeto obligado, estableciéndose distintas obligaciones en base al art. 29
LPRL. Cuando el trabajador incumpla estas obligaciones y en base a dicho incumplimiento se genere un daño para su propia
persona, el responsable será él mismo, y no el empresario que quedará exonerado.
Para que haya concurrencia de culpas es necesario que haya incumplimientos por parte de los dos sujetos, y que en ambos
casos se pueda establecer un nexo causal entre dichos incumplimientos y la consecuencia dañosa.
Pero también podemos encontrar situaciones en las que hay concurrencia de culpas; es decir, casos en los que el daño se debe
al incumplimiento de ambas partes: empresario y trabajador dañado. En estos supuestos se estima que la responsabilidad sigue
siendo del empresario; si bien esa responsabilidad se modera en función de la existencia de concurrencia de culpas,
No se trata de concurrencia de culpas aquellos supuestos en los que, si bien la actuación del trabajador es negligente, se trata de
un comportamiento habitual y conocido por la empresa, que no ha sido prohibido pese a su habitualidad y peligrosidad siendo
la responsabilidad exclusiva del empresario.
De otro lado, tampoco ha de estimarse la existencia de concurrencia de culpas por el hecho de que el trabajador no haya hecho
ejercicio de su derecho de resistencia ante la orden impartida por el empresario, pues ello no supone consentimiento en la
producción del daño, ni culpa concurrente que compense la propia de la empresa.
La imprudencia temeraria del trabajador que provoca el daño, implica que no hay riesgo profesional y, por tanto, no existe
responsabilidad empresarial.
No debemos olvidar que el cumplimiento del trabajador depende en buena medida de que con carácter previo el empresario
haya procedido a formarlo en materia preventiva y haya procedido a darle las instrucciones necesarias sobre la salvaguardia de
su integridad física en relación con el desarrollo de su trabajo.
Desde este punto de vista es posible estimar que en aquellos casos en que el incumplimiento del trabajador se debe a una falta
de conocimientos preventivos o ausencias de las instrucciones necesarias, la responsabilidad no penderá sobre el trabajador. En
estos casos no hay verdadero incumplimiento del trabajador, pues dicho cumplimiento es imposible al faltar los elementos
necesarios e imprescindibles para que el trabajador pueda desarrollar la prestación de seguridad, no estamos en este caso ante
una concurrencia de culpas.
Como punto de partida podemos señalar que la responsabilidad contractual supone la existencia de una relación contractual (el
contrato de trabajo en este caso), y surge cuando el daño que sufre el trabajador deriva del incumplimiento empresarial de una
de las obligaciones que pesan sobre el a consecuencia del contrato. Es decir, no surge sólo por la existencia de un vínculo
jurídico contractual, sino ante el hecho del incumplimiento de una de las obligaciones derivadas del contrato.
Por su parte, la responsabilidad extracontractual no requiere vínculo jurídico contractual e implica que el daño no procede del
incumplimiento de una obligación derivada del mismo, sino que se incumple la obligación general de no dañar a terceros.
Ahora bien, esto no supone que la responsabilidad extracontractual aparezca sólo en aquellos supuestos en los que no haya
vínculo contractual; es posible que existiendo contrato el daño no derive de las obligaciones impuestas por el mismo.
Dichas obligaciones preventivas existen por imperio de la ley, pero se actualizan gracias al contrato de trabajo; es decir, la
obligación de seguridad se integra en el contrato de trabajo. El daño que sufra el trabajador y que origina la responsabilidad y
la indemnización por daños y perjuicios, se origina en un incumplimiento empresarial de las obligaciones preventivas. Dichas
obligaciones, pese a que fundamentalmente estén recogidas por la normativa legal o reglamentaria, nacen del contrato de
trabajo. Es decir, estamos ante un incumplimiento contractual del empresario, luego la responsabilidad tiene carácter
contractual.
El hecho de que haya situaciones en las que es difícil establecer cuál es la naturaleza de la responsabilidad ha hecho que se
defienda la yuxtaposición de ambos mecanismos de responsabilidad, de manera que se acepta que un mismo incumplimiento
pueda suponer tanto una responsabilidad contractual como extracontractual; de manera que el dañado pueda alternativamente
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utilizar una u otra vía; o bien que las acciones de responsabilidad se utilicen de manera subsidiaria (se demanda por
responsabilidad contractual al existir una relación laboral y subsidiariamente, si no se acepta, en vía extracontractual).
Se acepta incluso demandar de manera acumulada por las dos vías de responsabilidad, de manera que el Juez sea quien estime
cuál de las dos es más adecuada en función de los hechos; incluso se mantiene un principio de unidad de culpa, a tenor del
cual, aunque el demandante dañado acuda a una vía errónea, el Juez deberá reconducir la demanda a la vía adecuada.
Cuestión distinta será que en el marco del trabajo puedan actuar otros sujetos diferentes (contratistas, subcontratistas, servicios
de prevención, otros trabajadores, suministradores, etc.), cuya actuación que pueda generar daño al trabajador, y que la
naturaleza de esa responsabilidad no tenga que coincidir necesariamente con la responsabilidad empresarial por
incumplimientos frente a sus trabajadores. Es decir, en el ámbito de los sistemas productivos caben otros sujetos responsables
además del empresario; sujetos que no tienen un vínculo contractual con el trabajador accidentado.
Surge a sí la posibilidad de que la responsabilidad patrimonial estos casos no sea contractual, sino extracontractual. Pero
debemos insistir: la responsabilidad del empresario frente a sus trabajadores como consecuencia del incumplimiento de sus
3. SUJETOS RESPONSABLES
3.1 El empresario como principal, sujeto responsable.
Imputación casi universal de responsabilidad al empresario:
- En materia de prevención de riesgos laborales la figura del empresario se configura como la de un “deudor de seguridad”
respecto del trabajador. El empresario es el principal sujeto obligado en esta materia; luego es bastante fácil concluir que el
responsable de los daños causados al incumplirse tales obligaciones preventivas será el propio empresario.
- El art. 42.1 LPRL, establece que el incumplimiento “por los empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de
riesgos”, dará lugar a diferentes responsabilidades: básicamente administrativas, pero, en su caso, también responsabilidades
penales y las civiles por daños y perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento. Es evidente que a través de este
precepto se establece normativamente la imputación de las diferentes responsabilidades sobre el empresario.
Intransmisibilidad de la obligación empresarial. El art. 14.4 LPRL establece que ni las obligaciones de los trabajadores, ni la
atribución de funciones de protección y prevención a trabajadores y servicios en la empresa, ni el hecho de acudir a entidades
especializadas en el desarrollo de actividades de prevención implican que ello “lo eximan del cumplimiento de su deber en esta
materia, sin perjuicio de las acciones que pueda ejercitar, en su caso, contra cualquiera otra persona”.
En definitiva, que aunque el empresario acuda a servicios de prevención propios o ajenos, y sean estos los que de manera
directa generen por acción u omisión el daño en el trabajador, el empresario seguirá siendo responsable, pues la obligación
empresarial (y su responsabilidad) es intransmisible a terceros. Parece que la finalidad del precepto en cuestión no es sino
impedir que el empresario deje de ser responsable frente al trabajador, evitando su responsabilidad por el simple procedimiento
de acudir a dependientes o a servicios de prevención que gestionan las tareas preventiva.
Estamos ante una obligación empresarial caracterizada por el rasgo de la intransmisibilidad; ahora bien, este carácter no impide
que la responsabilidad pueda ser asegurable. La responsabilidad patrimonial, al contrario que la penal, o la derivada del recargo
de prestaciones, es asegurable; es decir, es factible que el empresario cuente con un seguro específicamente destinado a paliar
su responsabilidad económica ante el daño sufrido por sus trabajadores a consecuencia de un riesgo profesional.
A la conclusión de que el empresario es el principal sujeto responsable podemos llegar a través de otros argumentos. Así ha de
reconocerse que el empresario es el propietario de los medios de producción, de modo que adquiere los beneficios derivados de
su utilización; pero también es quien ha de hacer frente a los perjuicios que tales medios de producción causan en terceros
cuando son utilizados.
Además, el empresario es el titular de las facultades directivas y quien puede organizar el desarrollo de la prestación laboral y
de la actividad productiva en general; pero también es quien debe facilitar los medios de prevención y protección necesarios.
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establecidas en el art. 29 de la LPRL puede plasmarse, en su caso, bien en consecuencias laborales disciplinarias, penales e
indemnizatorias o civiles ( nunca administrativas ni de Seguridad Social). Respecto de estas últimas, hemos de señalar que si
incumpliendo con sus obligaciones preventivas, los trabajadores causan daño a un tercero, serán responsables del mismo,
quedando consecuentemente obligados a reparar las consecuencias dañosas.
- Es una responsabilidad de naturaleza extracontractual: La responsabilidad del trabajador, derivada del daño que el mismo ha
podido causar a un tercero (siendo el supuesto fundamental la lesión de un compañero de trabajo) a diferencia de la
responsabilidad empresarial, tiene necesariamente naturaleza extracontractual: entre el trabajador responsable y el lesionado
no existe relación contractual alguna y además el trabajador no ha actuado en delegación del empresario.
Pese a lo señalado el empresario puede tener responsabilidad patrimonial extracontractual por los incumplimientos de sus los
trabajadores que generan daños a terceros y ello por cuanto:
- Según el artículo 1903 del Código Civil, el empresario será responsable de los actos de sus dependientes. Esto supone, en
primer lugar, que la responsabilidad empresarial es en estos casos directa y solidaria.
- De otro lado, a tenor del art. 1904 del Código Civil, el empresario podrá repetir (reclamarle lo pagado) contra el trabajador
causante del daño cuando el empresario asuma el pago de la indemnización.
La distinción es importante pues el art. 1903 del Código Civil establece una responsabilidad extracontractual del empresario
por actos de sus dependientes, no de sus auxiliares, que generarán en el empresario una responsabilidad contractual respecto de
los trabajadores lesionados. En principio, por tanto, salvo que el trabajador haya sido designado para el desarrollo de
actividades preventivas (art. 30.2 LPRL), o haya sido contratado para integrarse en el servicio de prevención propio de la
empresa (art. 31 LPRL), estaremos ante dependientes, luego la responsabilidad debería ser extracontractual.
Pero junto al fundamento jurídico general extraído del Código Civil, el ordenamiento de prevención de riesgos cuenta con un
mecanismo que permite reconducir la responsabilidad del empresario al ámbito contractual también en estos casos. En primer
lugar, que si bien entre el causante del daño y el que lo recibe no hay relación contractual, si la hay entre esos dos sujetos con
el empresario; por lo que si el dañado reclama contra él podría plantearse una responsabilidad contractual.
Sobre todo si el incumplimiento del trabajador implica también un previo incumplimiento del empresario. Ello deriva del art.
29.2 LPRL cuando señala que las dichas obligaciones sobre los trabajadores pesan “con arreglo a su formación y siguiendo las
instrucciones del empresario”.
Pero sobre todo, hemos de tener en cuenta de nuevo al art. 14.4 LPRL, a tenor del cual las obligaciones de los trabajadores
complementan las acciones del empresario, “sin que por ello lo eximan del cumplimiento de su deber en esta materia”. Es
evidente que con esta norma, si el daño se debe a la actuación de otro trabajador y se acredita que los hechos han sucedido
dentro del círculo de actividad de la empresa, el empresario será responsable de los daños.
Lo contrario supondría una práctica impunidad de los empresarios cuando se trata de empresas de cierto tamaño y complejidad.
En esta dirección se afirma también la responsabilidad del empresario por los actos de sus auxiliares, responsabilidad que ha
sufrido una progresiva objetivación por la culpa in vigilando, in controlando o in eligendo.
De igual manera si la actuación del trabajador causante entra dentro del ámbito penal, también el empresario ha de soportar la
responsabilidad patrimonial derivada de delito ex art. 120 del Código Penal (en este caso la responsabilidad empresarial es
subsidiaria). El empresario podrá repetir contra el causante directo del daño la responsabilidad patrimonial a la que haya tenido
que hacer frente.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta también el supuesto de que el propio trabajador accidentado sea causante del daño en
función de un incumplimiento de sus obligaciones. En estos casos, puede ocurrir que estemos ante un supuesto de imprudencia
Deberá analizarse si, a tenor de la actuación del trabajador, su falta de diligencia es la única causante del riesgo profesional. Si
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no es así, e interviene también un incumplimiento empresarial debiéndose el daño tanto a incumplimientos del propio
accidentado como del empresario, no se eximirá a este último de la responsabilidad. En estos casos estamos ante un supuesto
de concurrencia de culpas que da lugar a una concurrencia de responsabilidades, por lo que será necesario moderar la
responsabilidad patrimonial del empresario.
Si bien el daño ocasionado al trabajador puede actuar como presunción de incumplimiento por parte del empresario, el
empresario puede liberarse de dicha presunción si demuestra que el riesgo era imprevisible o inevitable y que se adoptaron
todas las medidas posibles técnicamente para atenuarlo. Es decir en esta materia se altera la carga de la prueba, favoreciendo
con ello al trabajador, pues a tenor del artículo 96.2 de la LRJS "En los procesos sobre responsabilidades derivadas de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales corresponderá a los deudores de seguridad y a los concurrentes en la
producción del resultado lesivo probar la adopción de las medidas necesarias para prevenir o evitar el riesgo, así como
cualquier factor excluyente o minorador de su responsabilidad. No podrá apreciarse como elemento exonerador de la
responsabilidad la culpa no temeraria del trabajador ni la que responda al ejercicio habitual del trabajo o a la confianza que éste
inspira."
Pero no hay que olvidar que el art. 15.4 LPRL señala que: “La efectividad de las medidas preventivas deberá prever las
distracciones o imprudencias temerarias que pudiera cometer el trabajador ...”. Es decir, entre sus obligaciones en materia de
Esto supone que el empresario tiene no sólo la obligación de cumplir las concretas medidas de prevención legal o
reglamentariamente establecidas; además ha de controlar que los trabajadores cumplan sus obligaciones en materia preventiva,
utilizando correctamente los mecanismos de protección puestos a su disposición, control que ha de desarrollar de manera
sistemática y periódica. Lógicamente en aquellas prestaciones de trabajo donde el riesgo sea mayor (ya sea por el tipo de
trabajo, o por el tipo de trabajador), será necesario un control más reiterado por parte del empresario.
Desde este punto de vista es perfectamente posible encontrarnos cómo si bien el empresario ha cumplido con las obligaciones
principales evitando los riesgos y facilitando medios de protección al trabajador; pese a ello sigue siendo responsable de las
consecuencias del accidente en el que ha intervenido el incumplimiento del propio trabajador dañado.
Se trata de situaciones en que los trabajadores actúan por delegación del empresario. En estos casos estos sujetos también son
potenciales infractores de obligaciones preventivas; razón por la que si su incumplimiento genera daño al trabajador, también
serán responsables del daño causado. Es decir, al cometer ellos la infracción de manera directa, son responsables, en su caso,
de los daños causados. En estos casos, al tratarse de sujetos al servicio del empresario, la responsabilidad que tienen frente al
trabajador lesionado tendrá naturaleza extracontractual, pues no existe vínculo jurídico alguno entre tales sujetos y el
trabajador.
Ahora bien, el hecho de que los incumplimientos contractuales de estos sujetos puedan originar la lesión de un trabajador, y el
hecho de que la responsabilidad sea a ellos imputable, no significa que se produce una liberación del empresario. Aunque sean
ellos los que han actuado de manera directa causando el daño al trabajador, en realidad estamos ante una responsabilidad de
empresa, pues han cometido una infracción en el desarrollo de las funciones encomendadas por la empresa y en el marco del
conjunto de obligaciones propias de la empresa en materia de prevención de riesgos,razón por la que el incumplimiento lo es
también de la propia empresa.
Por lo tanto, si de la actuación del servicio de prevención se derivan daños a un trabajador, el empresario seguirá siendo sujeto
responsable; cuestión que no plantea ninguna duda.
Ahora bien ello no significa que los Servicios de Prevención no resulten responsables desde dos puntos de vista:
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A) Responsabilidad frente al empresario que los ha contratado.
El servicio, sus integrantes o alguno de ellos (es decir, los técnicos que forman parte del mismo), pueden incumplir las
obligaciones derivadas de la regulación legal o del contrato existente entre la empresa contratada para prestar tales servicios y
el empresario deudor de seguridad. Cuando dicho incumplimiento produce daños de cualquier tipo para el empresario, este
tendrá derecho al resarcimiento. Esta posibilidad se prevé expresamente en el art. 14.4 in fine de la LPRL.
El sujeto responsable será la entidad contratada para actuar como servicio de prevención, aunque el incumplimiento lo cometa
alguno o algunos de sus técnicos destinados a actuar como servicio de prevención ajeno en la concreta empresa . Se trata
claramente de una responsabilidad de carácter contractual, al derivar de la relación contractual existente entre el empresario y
la empresa contratada; la reclamación se realizará, por tanto, en base al art. 1101 del Código Civil. La jurisdicción competente
será la civil, pues el vínculo contractual entre el empresario y la entidad contratada tiene naturaleza mercantil.
Caso de ser un servicio de prevención interno, el responsable será, tal como sabemos, el empresario, pero también podrá actuar
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a través de una acción de regreso contra el o los técnicos integrantes del mismo que hayan incumplido sus obligaciones y cuya
actuación haya generado el daño. No habría aquí especiales diferencias respecto del supuesto de trabajadores ordinarios que
causen daños a terceros y en los que se declare la responsabilidad empresarial.
En cuanto a los daños indemnizables, en este caso se incluirán todos los daños patrimoniales que el incumplimiento del
servicio de prevención haya causado al empresario: las indemnizaciones que el empresario haya pagado por responsabilidad
civil en caso de daños sufridos por los trabajadores, las cuantías abonadas por recargo de prestaciones que correspondan al
empresario, las mejoras de prestaciones que corran de cuenta del empresario, los posibles daños patrimoniales que se sufran de
imputarse responsabilidad administrativa, incluyendo no sólo las multas, sino también los daños derivados de paralización del
centro de trabajo o de prohibición de contratar.
No obstante, hay que tener en cuenta que en el caso de servicios de prevención internos, hay opiniones doctrinales que
sostienen que ni el recargo ni las sanciones administrativas pueden reclamarse a los trabajadores, pues se estaría vulnerando el
principio de personalidad propio del derecho sancionador; además, en el caso del recargo se podría estar vulnerando lo
dispuesto en el art. 123.2 LGSS, a tenor del cual la responsabilidad del recargo ha de recaer directamente sobre el empresario
De otro lado, tanto los integrantes de servicios de prevención ajenos como internos tendrán que hacer frente a las posibles
responsabilidades disciplinarias ante los incumplimientos que hayan cometido y frente a sus respectivos empresarios.
Si estamos ante un servicio de prevención ajeno, la responsabilidad del servicio frente al trabajador será de carácter
extracontractual y se reclamará en base al art. 1902 del Código Civil.
En caso de servicios de prevención internos no habrá diferencia respecto de aquellos supuestos en los que el daño se ocasiona
por un trabajador en el desarrollo de funciones preventivas. La responsabilidad se reclamará contra el empresario
(responsabilidad contractual), y en su caso siempre podría reclamarse extracontractualmente contra el técnico cuya actuación
ha ocasionado el daño.
La responsabilidad que estos incumplidores pueden tener frente a los trabajadores es de naturaleza extracontractual.
De otro lado, pese a que el daño haya sido causado a consecuencia de un incumplimiento de las obligaciones de estos sujetos,
el trabajador también podrá dirigirse contra el empresario en base a su consideración de garante de seguridad (art. 14.1 LPRL).
Habrá así una mayor protección de la posición del trabajador accidentado. Esta responsabilidad del empresario frente al
trabajador tiene, como es lógico, carácter contractual, dilucidándose en el ámbito social.
En todo caso, si el empresario ha de hacer frente a responsabilidades patrimoniales por incumplimiento de los fabricantes,
importadores o suministradores, tendrá la posibilidad de repetir contra tales sujetos las indemnizaciones abonadas (en todo o
parte en función de la ponderación de culpas por concurrencia de incumplimientos). En este caso la responsabilidad de los
suministradores frente al empresario tendrá naturaleza contractual, al derivar de una relación mercantil, sustanciándose en el
ámbito civil.
Cuestión diferente es la posibilidad de imputar a estos sujetos una responsabilidad patrimonial por su actuación como
representantes de los trabajadores. En líneas generales, y desde nuestro punto de vista, entendemos que ello no es posible. De
entrada hemos de tener en cuenta que el ordenamiento no establece obligaciones imputables a tales sujetos. Al no existir
obligaciones, es imposible que los delegados de personal sean sujetos responsables de un incumplimiento.
Si un trabajador sufre un daño por incumplimiento del empresario de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos,
dándose la circunstancia de que el delegado de prevención no ha realizado una efectiva labor de vigilancia y control sobre el
cumplimiento empresarial; el único responsable es el empresario, no el delegado de prevención, pues este no tiene obligación
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de controlar y vigilar el cumplimiento del empresario, sino la facultad o competencia.
Para la valoración del daño , se acude al baremo empleado en el ámbito de la responsabilidad civil derivada de las circulación
de vehículos de motor , ya que aunque la LRJS establece en su DF 5º que se aprobaría un baremo especifico para los
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, aún no se ha aprobado. Tales baremos no son de aplicación obligatoria,
aunque hay que reconocer que su uso es generalizado en el ámbito de la prevención de riesgos está absolutamente
generalizada.
REAL DECRETO LEGISLATIVO 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, y actualización del mismo para el año 2020.
Daño emergente: El valor de la pérdida que se ha sufrido. Por ejemplo :gastos médicos, farmacéuticos, los tratamientos que
han debido seguirse para recuperar la salud física y psíquica por parte del lesionado; o los daños ocasionados sobre el
patrimonio físico del trabajador (aquellos bienes o efectos personales dañados a consecuencia del riesgo profesional); los daños
económicos provocados por la necesidad de apoyo o ayuda de una tercera persona.
Lucro cesante: la ganancia dejada de obtener. Por ejemplo el cálculo de los días de salario dejados de percibir durante la baja
médica; o las ganancias que no se van a producir a consecuencia de la pérdida total o parcial de la capacidad de trabajar;
también en estos casos hay un módulo económico (el salario del trabajador) que facilita la operación.
De otro lado, también suele ser compleja tanto la constatación y prueba de los daños morales, como su valoración. En líneas
generales podemos decir que la jurisprudencia no suele plantearse el primer problema: la prueba o constatación de los daños
morales, sino que en la práctica tales daños se presumen (¿cómo demostrar el sufrimiento de las personas?), pues son
inherentes al hecho de padecer un daño físico: ese daño físico origina dolor, no sólo en sentido físico, sino también en el
sentido de sufrimiento psicológico. Los daños morales, ese sufrimiento, existen, pues todo accidente o enfermedad los genera;
lo importante no es demostrar que existen, sino cuantificarlos.
La reparación, además ha de ser proporcional al daño sufrido, no debiendo superar tales daños, pues se generaría una situación
de enriquecimiento injusto; en este sentido, deberán tenerse en cuenta las diferentes cuantías reparatorias que se hayan
percibido , con objeto de practicar deducciones en la indemnización civil.
Desde este punto de vista ha de afirmarse que no hay el menor problema para estimar compatibles las responsabilidades
patrimonial y administrativa: la primera es resarcitoria o reparatoria, la segunda es sancionadora. Además, incluso esta
compatibilidad viene reconocida por el art. 42.3 LPRL , esto es , se cobran las dos.
Por idénticos motivos la responsabilidad patrimonial es compatible con la responsabilidad penal; incluso es posible que dentro
del proceso penal se diluciden también las responsabilidades patrimoniales derivadas de un ilícito penal.En todo caso, no será
admisible que si se obtiene la indemnización en vía penal, a continuación el trabajador acuda a la jurisdicción social para
reclamar sobre los mismos daños ya paliados por la indemnización declarada por el órgano judicial del orden penal.
La compatibilidad no se produce cuando nos encontramos ante sumas de carácter indemnizatorio. Este sería el caso de un
convenio que contemple indemnizaciones a los trabajadores en caso de sufrir riesgos profesionales.
Concurrencia empresarial: Responsabilidad contractual frente al empresario del trabajador accidentado, extracontractual frente
al resto de empresarios.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
ETT: Son responsables contractualmente ambas empresas la ETT y la empresa usuaria, pero ante la imposibilidad de repartir la
responsabilidad entre ambas, se acude a la responsabilidad solidaria, sin perjuicio que entre ellas después se puedan ejercitar
acciones .
Servicio de prevención ajeno. En principio tienen la consideración de auxiliares del empresario, y no liberan al empresario de
su responsabilidad. Si el trabajador decide demandarlo ante la imposibilidad de repartir la responsabilidad entre ambos, se
acude a la responsabilidad solidaria. Si el trabajador no los demanda, puede hacerlo el empresario en base al concierto firmado
con la empresa.