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HORA SANTA

(Vocación a la Vida Consagrada)

Exposición del SSMO


Canto eucarístico

Guía: En la presencia viva de Jesús Eucaristía, queremos meditar y orar, en esta


Hora Santa de adoración, por las vocaciones a la Vida Consagrada, pensando en
tantos hombres y mujeres que son llamados por Dios a seguir a Cristo Jesús de una
manera especial por medio de los consejos evangélicos de Castidad, Pobreza y
Obediencia; que viven en comunión de vida y se entregan a la misión de construir el
Reino de Jesús en las fronteras del mundo, entre los más pobres y necesitados.

“Las personas consagradas son signo de Dios en los diferentes ámbitos de vida, son
levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, son profecía de
intercambio con los pequeños y pobres. Entendida y vivida así, la vida consagrada
aparece como realmente es: Un don de Dios, un don de Dios a la Iglesia, un don de
Dios a su Pueblo. Cada persona consagrada es un don para el Pueblo de Dios en
camino.”

Bendito y Alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar…


Sea por siempre bendito y a lavado Jesús Sacramentado…

Con cada alabanza rezamos juntos: “TE ALABO SEÑOR”

- Te alabo, Señor, Creador del universo…


- Te alabo, Señor, Dios del Amor…
- Te alabo, Señor, Misericordioso…
- Te alabo, Señor, Dios Grande y Fiel…
- Te alabo, Señor, Redentor y Salvador del mundo…
- Te alabo, Señor, Espíritu Santo dador de Vida…
- Te alabo, Señor, Hijo de María Santísima…

Guía:
Te adoramos y te bendecimos, Señor en esta tarde…
Eres digno de recibir nuestra adoración.
Nos rendimos y nos postramos delante de ti.
Eres digno de recibir nuestra adoración.
Yo soy el barro y tú el alfarero, moldéame a tu voluntad.
Levanto mis manos y mi corazón en adoración.
Quiero estar en tu presencia, oh Señor.
En el reposo de tu presencia yo te alabo y te adoro.
En ti confío, Señor.
Quiero contemplar la belleza de tu santidad.
Tú eres mi refugio, mi amparo y fortaleza, mi roca…
No hay nadie como tú,
Hazme tuyo, oh Señor. Que nunca me aparte de ti, oh Señor.

CANTO.

SIGNOS

COFRE
“La vida consagrada, se constituye en un verdadero tesoro para la Iglesia. Es un
llamamiento que el Señor hace a algunas personas para que por medio de la
práctica de los consejos evangélicos, dediquen toda su vida a cultivar la santidad en
sus vidas y a proclamar el Reino de Dios y a sembrarlo en el corazón de los
hombres.”
Presentamos este cofre del tesoro con los nombres de los consagrados y
consagradas del ramal.

PERFUME
“La presencia de vida consagradas es una realidad que llena la Iglesia y la sociedad
de un perfume insólito, “el buen olor de Cristo, justamente porque esa presencia es
una memoria viva de su acción, de su amor, de su perenne presencia y de su
actualidad. Jesús es el Amado cuyo perfume embriaga y enamora, que invita a
responder con el perfume de la vida: Si, una vida que se entrega para agradar al
amado se convierte en una vida de amor intensamente vivida, se transforma en
misión, puesto que no pude mantenerse oculta ni puede tenerse en secreto, pues
está destinada, de un modo u otro, a perfumar el ambiente”.

FLOR Y AGUA
Esta plantita para crecer bella y fuerte necesita por ejemplo del agua. Esta flor
representa a los consagrados y consagradas Nos preguntemos: ¿Cuánto rezamos por
ellos?, ¿por su fidelidad?, ¿por las vocaciones? Estamos a tiempo. Acompañemos
con el agua de nuestra oración a tantos hermanos y hermanas que dedican su vida
a Cristo y a su pueblo.
Guía:
Creo, Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar; Te adoro
y te amo como mi Señor, mi Amigo y mi Salvador. Ven espiritualmente a mi alma y a
mi corazón y no permitas que jamás me separe de Ti.
Mira, Señor, nuestra humanidad, que camina buscando y no encuentra. La
vida de muchos sigue marcada fuertemente por el odio, la violencia, la opresión, la
guerra, el abandono, la pobreza y la desesperanza. Necesitamos testigos del amor y
de la paz, de la justicia y de la verdad. Necesitamos mensajeros animosos del
Evangelio, siervos generosos de esta humanidad sufriente. Envía a tu Iglesia santos
operarios, numerosos consagrados y consagradas que con su vida, su palabra y su
acción apostólica, lleven tu amor y tu salvación al corazón de todos. Amén.

Lector 2: Del Evangelio de San Marcos (Mc. 10,17-22.28-30)


“En cierta ocasión se acercó un joven a Jesús y le preguntó: -Maestro, ¿qué debo
hacer para obtener la vida eterna? Jesús le respondió:-¿por qué me llamas bueno?
Solo Dios es bueno. Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. Él
contestó:-Maestro, todo eso lo he cumplido desde niño. Jesús lo miró con cariño y le
dijo:-Una cosa te falta; vete, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres; así
tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme. Ante esta respuesta, el joven se
entristeció y se alejó, porque poseía muchos bienes…
Pedro le dijo a Jesús:-nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús
respondió:-Les aseguro que todo aquel que haya dejado casa o hermanos o
hermanas o madre o padre o hijos o tierras por mí y por el Evangelio, recibirá aquí
en la tierra cien veces más lo que ha dejado, junto con persecuciones, y recibirá en
herencia la vida eterna”. Palabra de Dios.

Guía: En el llamado al joven rico, reconocemos una vocación especial al seguimiento


de Jesús, más fuerte y profunda que el llamado a la observancia de los
mandamientos de la vida cristiana. Es la vocación consagrada, en la que Jesús
llama a una vida cristiana más radical y comprometida. Las exigencias de esta
consagración nos las recuerdan otras páginas del evangelio:

Lector 1: Del Evangelio de San Lucas (Lc. 9, 57-62)


“Mientras iban de camino, uno le dijo:-Te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le
contestó:-Los zorros tienen madriguera y los pájaros tienen nido, pero el Hijo del
hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:- Sígueme. Él contestó:- Señor, déjame primero ir a enterrar a mi
padre. Jesús le respondió:- Deja que los muertos entierren a sus muertos; Tú ven a
anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:- Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:- El que pone mano al arado y mira hacia atrás, no es apto para el
Reino de los cielo.” Palabra de Dios.

(Unos momentos de reflexión en silencio)

Guía: Todos los bautizados hemos recibido la vida nueva en Cristo y somos
llamados a seguirlo. Los consagrados, sostenidos por la acción del Espíritu Santo, se
comprometen a seguirle más de cerca y con mayor radicalidad a Cristo Jesús casto,
pobre y obediente.
¡Gracias, Señor por la vocación que pones en el corazón de muchos jóvenes.
Concédeles ser fieles y perseverantes!

Guía: Muchos jóvenes han asumido la vida consagrada en el seguimiento de Cristo


Jesús, entregando todo su ser y su vida por amor a Dios, como su valor único y
absoluto.
¡Gracias, Señor, porque sigues llamado a muchos a vivir como Jesús, en intimidad
de vida y de comunión con él! Ayuda a todos los religiosos y religiosas a ser testigos
auténticos de la vida en Cristo y del compromiso por el Reino de Dios.

CANTO

Lector 2: “La llamada a seguir a Cristo con una especial consagración, es un don de
la Trinidad para todo un pueblo de elegidos. Viendo en el bautismo el común origen
sacramental, consagrados y consagradas comparten con los fieles la vocación a la
santidad y al apostolado. En el ser signo vivo de esta vocación universal manifiestan
la misión específica de la vida consagrada”. (CdC 8)
Señor, no permitas que faltan en nuestras comunidades cristianas hombres y
mujeres consagrados, que con su estilo de vida nos recuerden a todos nuestra
vocación a la santidad y nuestra misión de construir el Reino de Dios.

(Unos momentos de silencio)

Lector 1: “Las personas consagradas, para bien de la Iglesia, han recibido la


llamada a una nueva y especial consagración, que compromete a vivir con amor
apasionado la forma de vida de Cristo, de la Virgen María y de los apóstoles. En el
mundo actual es urgente un testimonio profético que se base en la afirmación del
primado de Dios y de los bienes futuros, como se desprende del seguimiento y de la
imitación de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado al amor de los
hermanos más pobres y necesitados”. (CdC 8)
Señor, nuestro mundo secularizado y materializado necesita el testimonio de
muchos jóvenes que, enamorados de Cristo Jesús y apasionados por el Reino de
Dios, manifiesten que seguir y vivir como Jesús es el camino del verdadero bienestar
para la humanidad.

(Unos momentos de silencio)

Lector 1: “La comunidad religiosa es una manifestación palpable de la comunión


necesaria en la Iglesia y es profecía de la unidad a la que tiende como a su meta
última. Expertos en comunión, los religiosos están llamados a ser en la Iglesia y en
el mundo los testigos de aquel proyecto de comunión que está en el vértice de la
historia según Dios. Por la experiencia cotidiana de la comunión de vida, oración y
apostolado, se convierten en signos y sacramentos de comunión fraterna y dan un
testimonio concreto de que es posible poner en común los bienes, amarse
fraternalmente y seguir un proyecto de vida feliz, en el seguimiento de Cristo”.
(VfenC 10)
Señor, necesitamos el testimonio de tantas comunidades de hombres y
mujeres consagrados, que ponen en común su experiencia de vida, que construyen
día a día el Evangelio de la Comunión, superando las diferencias y los contrastes,
que dan testimonio de que es posible la comunión y nos recuerdan nuestra vocación
comunitaria. Llama, Señor, a muchos jóvenes a este ideal de vida en común, porque
Tú mismo nos has dicho: ‘En esto todos conocerán que son mis discípulos: en que
se aman los unos a los otros’.

(Unos momentos de silencio)

Lector 2: “A imagen de Jesús, aquellos a quienes Dios llama a su seguimiento, son


consagrados y enviados al mundo para continuar su misión… Ha despertado
admiración la multiforme actividad misionera de los consagrados y consagradas.
Hay que decir gracias a quien se encuentra en primera línea, en la disponibilidad
misionera de anunciar a Cristo Jesús… La osadía y la audacia evangélica han
empujados a consagrados y consagradas a lugares difíciles, hasta el riesgo y el don
efectivo de la propia vida… Muchas personas consagradas encuentran en el ejercicio
de las obras de misericordia evangélica, enfermos que curar, necesitados de todo
tipo, afligidos por pobrezas antiguas y nuevas… Una opción fuerte y convencida ha
llevado a religiosos y religiosas a vivir entre los excluidos…Las situaciones difíciles
han exigido a muchos la prueba suprema de amor en fidelidad al servicio del Reino.
Consagrados a Cristo y al servicio de su Reino han dado testimonio de la fidelidad
hasta la cruz.” (CdC 9)
Señor, la cosecha es mucha y los obreros son pocos. Alimenta el fuego de la
generosidad en el corazón de muchos, para que sean la ‘epifanía del amor de Dios’
en el mundo, para que la ‘imaginación de la caridad’ se exprese en sus múltiples
actividades en beneficio de los últimos y marginados. Necesitamos de jóvenes
valientes que, dejándose configurar por el Padre con la fuerza del Espíritu y llegando
a ser personas ‘cristiformes’, ofrezcan a todos un testimonio limpio y alegre de la
misión de Cristo en la tierra.
La codicia de los bienes materiales, el ansia de placer desmesurado, la
idolatría del poder, que están a la raíz de los males actuales, sólo pueden ser
vencidas si se descubren los valores evangélicos de la pobreza, la castidad y el
servicio. Abre, Señor el corazón y la voluntad de los jóvenes en abrazar el ideal de la
vida consagrada, por el bien de toda la humanidad.

(Unos momentos de silencio)

CANTO
Guía: Convencidos de que la oración es la fuerza más poderosa para que el Dueño
de la mies envíe los obreros que la Iglesia y el mundo necesitan, elevemos nuestras
súplicas al Señor de la cosecha.

Lector 1: Llama, Señor a muchos para que sigan a Tu Hijo Jesús, en la Vida
Consagrada.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Si alguno quiere seguirme, que se olvide de sí
mismo, tome su cruz y me siga…
Lector 1: Concédenos la gracia de escuchar con valentía tus llamados y abrirnos a
los planes y proyectos que tienes para nuestras vidas.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: mi yugo es suave y mi carga ligera…
Lector 1: Haz que todos los consagrados y consagradas encuentren en Ti descanso
y aliento en seguir su misión de testigos de tu Evangelio.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará?
Lector 1: Recuérdanos que nos has llamado a ser testigos tuyos y que debemos vivir
plenamente nuestra vocación, siendo sal y luz en nuestro ambiente.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Ustedes son mis amigos, yo los escogí a ustedes
para que vayan y den mucho fruto…
Lector 1: Concede voluntad recia, entrega valiente y fidelidad incansable a todos
aquellos jóvenes a quienes estás llamando.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que
tienes, dáselo a los pobres, y luego ven y sígueme…
Lector 1: No dejes de llamar con insistencia y con los dulces silbidos de tu amor a
muchos jóvenes a la vida consagrada en los varios carismas de nuestra Iglesia.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Marta, Marta, ¿por qué te preocupas de tantas
cosas? María ha escogido la parte mejor…
Lector 1: Aumenta, Señor, las vocaciones a la vida contemplativa, para que no falte
nunca a la Iglesia la riqueza de muchas personas, consagradas totalmente a tu
amor y a la oración.

Padre Nuestro. Ave María. Gloria.

Canto eucarístico y reposición del SSMO

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