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Individuo y sociedad (en sus relaciones recíprocas)

Las relaciones entre el individuo y la sociedad son distintas en las diferentes épocas
históricas, pues no existe la “sociedad en general” sino determinadas formaciones
económico-sociales, ni se da el “individuo en general”, pues el individuo siempre es el
producto de un régimen social concreto. La falsa teoría sobre un presunto antagonismo
perenne entre lo individual y lo social presenta como “perpetuo” tan sólo lo que es peculiar,
ante todo, del capitalismo y tiene un carácter históricamente transitorio. Bajo el régimen
socialista, la relación entre lo individual y lo social se distingue por nuevas leyes, por la
combinación de los intereses individuales y sociales, en el fondo, por su armonía. Tanto la
sociedad en su conjunto como cada uno de sus miembros se hallan interesados en el
progreso técnico, en el incremento constante de la productividad del trabajo, en la creciente
satisfacción de las necesidades materiales y de las demandas culturales de los miembros
de la sociedad. Tal coincidencia de intereses de la sociedad y del individuo en las
cuestiones esenciales de la vida no excluye algunas contradicciones parciales y temporales
cuando es necesario subordinar lo personal a lo social. Los éxitos en la conjugación de los
intereses individuales y los colectivos dependen, por una parte, del aumento de la riqueza
social, del funcionamiento de las organizaciones dirigentes, de que éstas acierten a aplicar
en la vida la consigna del Partido: “Todo para el hombre, en aras del bien del hombre”; por
otra parte, depende de cada miembro de la sociedad, de la conciencia con que cada
individuo esté al servicio del interés común. El periodo de la construcción desplegada del
comunismo representa un gran paso adelante en el sentido de armonizar los intereses
colectivos y los individuales. La política del P.C.U.S. y del Estado Soviético con vistas a la
creación de la base material y técnica del comunismo, a la formación de relaciones sociales
comunistas, al ulterior avance de la democracia socialista, a la elevación del bienestar
material y cultural del pueblo, se orienta al logro de la armonía entre lo individual y lo social.
El camino trazado en el programa del P.C.U.S. conduce a una asociación en la cual,
hablando con palabras de Marx y Engels, el libre desarrollo de cada uno se convierte en
condición del libre desarrollo de todos.

El hombre y la sociedad

Marx define al hombre como ser social, producto del desarrollo de la sociedad. Según Marx,
la esencia humana como algo congénito está ínsita en cada individuo por separado sólo
como posibilidad, que se convierte en realidad en determinadas condiciones. El hombre
sólo puede existir en la sociedad humana, es decir, incluido en el sistema de producción
social. Como lo demuestran muchos hechos, si el hombre es educado desde su nacimiento
por animales, será por su manera de comportarse, por su modo de vida, un animal de
aspecto humano.

Los exponentes del materialismo anterior a Marx, que consideraban al hombre como
individuo aislado de la sociedad, sólo como ser biológico en definitiva, veían la sociedad
como una suma de esos individuos entendidos de modo naturalista. En realidad, aunque la
sociedad no se presenta como un todo independiente existiendo junto a individuos aislados,
no por ello se la puede considerar una simple suma de personas que existen
independientemente. Marx veía lo específico de la sociedad en la interacción de los
individuos, en el tipo de nexos, de relaciones, con que los miembros de la sociedad están
enlazados entre sí.

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