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México a la luz de sus revoluciones
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PORTESGILISTA
1 Gómez poseía algunas obras de Siqueiros, entre las que ocupaba un lugar destacado
el emblemático óleo El centauro de la conquista, de 1944, que heredó a una de sus hijas.
De quien nunca compró piezas fue de José Clemente Orozco, lo que le reprochó en su
momento Alvar Carrillo Gil, el coleccionista más importante de Orozco en México. Para
este tema, véase mi libro El poder del coleccionismo de arte.
2 Gómez afirmó que su abuelo paterno fue coronel y que su padre alcanzó el mismo
rango. No obstante, también reportó que a su muerte, cuando aún sus hijos eran peque-
ños, la familia se enfrentó a un drástico descenso en sus ingresos económicos. Dado que
no cuento con documentación al respecto, es información por confirmar.
3 Portes Gil empezó a tomar cierta distancia de Calles, por lo que contribuyó a que
Cárdenas fuera el candidato del "jefe máximo" para la presidencia de la república; años
después, acompaiió a su antiguo jefe a tomar el avión que lo llevarla al exilio en 1936.
4 El ingeniero Ramón P. de Negri fue quien encargó a Gómez su primer puesto im-
portante: la dirección de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) entre 1923 y 1924. De
1917 a 1923 Gómez había desempefiado diversas ocupaciones en la Comisión Nacional
Agraria.
5 El ingeniero Luis L. León fue uno de los que introdujeron a Marte R. Gómez en el
grupo de Portes Gil; el otro fue el generaljesús M. Garza. En 1929, bajo la presidencia de
Portes Gil, León fue nombrado gobernador de Chihuahua, aunque el nombramiento se lo
debió más bien a Calles; cuando el "jefe máximo" sale al exilio, León también abandonó el
país. Su distanciamiento con Portes Gil se debió, en buena medida, a su cercanía con uno
de sus principales enemigos, Luis N. Morones.
6 Silva Herzog trabó amistad con Gómez cuando éste lo invitó a dar clases en su
calidad de director de la ENA y años después lo recomendó para diversos puestos adminis-
trativos y diplomáticos. Por supuesto, éstas son estrategias de cooptación politica y, en el
caso de Gómez, la utilizó para formar su propia red de poder: "El líder de la camarilla de-
signó a una persona para un puesto público; el líder de la camarilla ayudó a un individuo
a obtener un puesto público de alguien más". Camp, "El sistema mexicano y las decisiones
sobre el personal político", p. 64.
7 En una carta del 10 de febrero de 1947, dirigida a la "Respetable Logia Simb. Victo-
ria 7", les da tratamiento de "hermanos masones". Gómez, Vida polttica contemporánea ... ,
vol. 1, p. 770.
B Para este tema, véase Rodríguez Mortellaro, "El renacimiento posrevolucionario de
Quetzalcóatl"; González Mello, La máquina de pintar.
9 Gómez se presentó como el "brazo derecho de Portes Gil". Regresó de Europa -don-
de vivió exiliado con su tutor durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio (1930-1932)-
como avanzada para preparar su campaña reeleccionista, sin importarle que con ello pre-
tendiera violar una de las más importantes consignas de la revolución. En sus pretensiones
reeleccionistas ambos habian apoyado, en 1928, a Alvaro Obregón. Gómez, Vula política
contemporánea ... , vol. u, pp. 1064-1066.
10 Salvador Novo anotó que entre 1940 y 1946, el tamaulipeco recibió duras críticas
a su gestión: "Confieso que no me habia preocupado nunca por reflexionar si era o no justo
que los periódicos se metieran siempre con Marte Gómez. No fue sino al tratarlo de cerca
un poco, y al observar la serenidad, distinta del desdén, con que recibe esa clase de críticas
que lo convierten en chivo expiatorio de todos los déficits agrícolas del país, cuando llegué
a la tardia comprensión de la injusticia que se comete con él''. Novo, La vida en México en
el periodo presidencial de Manuel Avila Camacho, pp. 146-14 7.
11 Se trataba, en alguna medida, de una reconciliación política: Marte R. Gómez fue
despedido por el presidente Obregón como director de la ENA por el editorial de la revista
mensual que allí se publicaba, Germinal, correspondiente a noviembre de 1924, en el que
criticó el despilfarro en la fiesta inaugural de las nuevas instalaciones de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, cuyo titular era Pani. Mientras colaboraron juntos, Gómez se cuidó
de cuestionar los dispendios presupuestales de su jefe. Para el tema del patrimonialismo
cultural de Pani, véase mi texto "Adjudicar y donar: forjando la heredad pictórica del
MNSc", pp. 51-64 y 190-197.
por esos años también era miembro de la élite callista, ni era tamaulipeco
ni militaba en el subgrupo de Gómez. Una vez que Pani fue obligado a
renunciar por conflictos con otro poderoso miembro del gabinete (Narci-
so Bassols), Gómez lo sustituyó en el cargo de secretario (1933-1934). 12
El periodo más importante de su carrera política concluyó al mismo
tiempo que el gobierno de Ávila Camacho; la imposibilidad de regresar al
gabinete presidencial se la debió al grave conflicto generado en 1947 por
la noticia de que una enfermedad contagiosa -fiebre aftosa- estaba ata-
cando al ganado ubicado en territorio nacional y la epidemia se atribuyó
a un grupo de toros cebús importados de Brasil bajo su administración.
La consiguiente debacle de la ganadería mexicana, en la prensa de la épo-
ca, se le endosó a Marte R. Gómez. 13
Fue inútil la angustiosa estrategia que instrumentó para demostrar su
inocencia, hoy ya aceptada, 14 y que incluyó desde mantener un impacien-
te perfil bajo en los primeros meses de la crisis y esperar, con disciplina
partidista, un mejor momento para reivindicarse sin caer en polémicas
públicas con los cabecillas del nuevo sexenio, hasta la edición de un libro
19 Camp, "El sistema mexicano y las decisiones sobre el personal político", p. 77.
22 "El pueblo mexicano de los años veinte era aquel que se reconocía como rural,
provinciano, pobre, marginado, pero sobre todo mayoritario". Pérez Montfort, Avatares
del nacionalismo cultural, p. 40.
23 Cordero, "La puesta en escena del 'arte popular' en México ... ".
24 Haro, "Inés Amor .. .". En otra declaración, especificó: "En 1946 comenzó el gran
auge del coleccionismo en México". En otra sección de sus memorias, la galerista conside-
raque fue entre 1948-1949 "que se despertó la conciencia aquf". Manrique y Conde, Una
mujer en el arte mexicano .. ., pp. 238-239 y 225.
25 El museógrafo, curador y funcionario cultural Fernando Gamboa, le escribió en
1950, cuando se desempeñaba como jefe del Departamento de Artes Plásticas del INBA:
"Atendiendo al alto valor de la obra del litógrafo Casimiro Castro, me es grato manifestar
a usted que el Museo Nacional de Artes Plásticas tendría sumo placer en organizar una
exposición de dicho artista, por lo que le ruego se sirva indicarme si está en posibilidad de
facilitar en calidad de préstamo las obras de su propiedad. Para coleccionar las litografías
que le faltan, y de acuerdo a sus indicaciones, el Museo le puede proporcionar la ayuda de
Bambi, "¿Museo de Arte Moderno? ... ", Excélsior, 18 de octubre de 1953, pp. 1y11.
31
Moyssén, Diego Rivera. Textos de arte, p. 187.
32
33 Se refiere a José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública con quien
sostuvo buenas relaciones en los primeros años de su regreso a México, pero con el que
después rompió políticamente.
34 Moyssén, Diego Rivera. Textos de arte, pp. 167-168.
Pellicer, Paul Antebi, Frederic Davis, Marta Asúnsolo, Demetrio García, Arcady Boytler,
Genaro Estrada y otros. .
37 Un ejemplo de la recepción positiva de Gómez en el ámbito cultural es la comida
que le organizaron los pintores --en la cual le regalaron una carpeta con sus autorretra-
tos- en mayo de 1946, con motivo de su aniversario número 50 y cuando faltaba poco
más de medio año para que abandonara la titularidad de la Secretarta de Agricultura por
el cambio de sexenio. El discurso corrió por cuenta del museógrafo Femando Gamboa,
quien afirmó: "El señor ingeniero Marte R. Gómez ha sido uno de los más vitales animado-
res de la pintura mexicana moderna". Discurso en el banquete de homenaje al Ing. Marte
R. Gómez, 31 de mayo de 1946, APCFG.
38 Marte R. Gómez escribió que el primer cuadro que adquirió de Rivera fue Bañista
de Tehuantepec (1923), y su pago se invirtió en costear los gastos del alumbramiento de
la primogénita de Rivera con Guadalupe Martn, quien nació en octubre de 1924, así que
alrededor de esa fecha nació también el tamaulipeco como coleccionista. Inés Amor, cuya
galerta se fundó en 1935 y por tanto no presenció el consumo del arte en la década de
1920, declaró que Gómez "era el único funcionario que coleccionaba pinturas desde los
treintas". Manrique y Conde, Una mujer en el arte mexicano .. ., p. 232.
39 Carta de Marte R. Gómez al Dr. Alvar Carrillo Gil, 5 de enero de 1955, AMGL El
énfasis es mío.
de todos los tiempos (lo que ahora es el Museo Nacional de Arte, funda-
do en 1982):
42 Por ejemplo, se queja ante el directivo por la colocación de etiquetas con el logo-
tipo del INBA en piezas que son de su propiedad, además de que no se las regresaron en el
tiempo convenido, llegaron con evidentes huellas de deterioro, etcétera.
43 Manrique y Conde, Una mujer en el arte mexicano ... , p. 237.
44 A Gómez le correspondió rescatar a Casimiro Castro, y a Gutiérrez Roldán, Lean-
dro Izaguirre.
45 En 1947 Rivera hizo un pequefio dibujo a lápiz que representa a un revoluciona-
rio con rifle, en el rostro muestra evidentes huellas de enfermedad y en el ancho sobrero
escribió "muera la aftosa". Sobre éste narró, probablemente, el coleccionista: "Cuando se
produjo el escándalo de la aftosa, Diego Rivera se propuso lanzar una ofensiva y preparó
con ese motivo este boceto (para romper la lanza a favor de su amigo Marte R. Gómez); al
terminar el escándalo no lo quiso usar". Museo de Arte Moderno, Colección Marte R Gómez.
48 En una carta a Diego Rivera, del 25 de enero de 1949, escribió: "Sabe bien que
todas las cosas importantes de usted, y que yo tengo, están destinadas mentalmente, salvo
causa de fuerza 'muy mayor', a constituir la base -y digo la base porque estoy seguro de
que tengo de usted obras capitales de su primera época que hoy nadie puede reunir-
de lo que presente de usted cuando se haga nuestra Gran Galería de Pintura". Gómez, Vida
política contemporánea ... , vol. I, p. 885.
49 Gómez condicionó la entrega de su colección a que ésta se mantuviera unida, pero
no exigió que se preservara separada e identificada como "Colección Marte R. Gómez",
razón por la que cuando se exhiben, sólo se registran como colección INBA sin detallar
su procedencia. En 1975 se decidió convertir la casa de Diego Rivera en Guanajuato, que
funcionaba como Casa de Cultura, en el Museo Casa Diego Rivera, trasladando alli mucho
de lo que había pertenecido a este coleccionista, aunque sin poner especial énfasis en el
origen privado de dicha colección.
50 Gómez, Vida política contemporánea .. ., vol. u, pp. 624-625.
51 "Hay un caso de una generosidad mayor, pues aunque vendió sus cuadros lo hizo
a un precio bajísimo; me refiero a Marte R. Gómez. Quedó estipulada una condición, que
precisamente se refería a la publicación de un libro sobre la colección que el ingeniero
vendía al Estado; condición a la que accedió el Estado y que a la fecha no ha cumplido".
Manrique y Conde, Una mujer en el arte mexicano .. ., p. 240. El libro, al parecer, no se
publicó; lo que si se editó en 1973, con Femando Gamboa como subdirector técnico del
INBA, fue un folleto-catálogo de 24 páginas, con un breve resumen biográfico de Gómez
escrito por el critico de arte y director-fundador del hoy Museo Nacional de San Carlos,
Enrique E Gual, y con notas en el listado al parecer de la autoría del mismo coleccionista.
52 El intermediario entre las autoridades y el coleccionista fue Agustin Salvat, titular
de Turismo, quien sostenía relaciones cercanas con el secretario de Patrimonio Nacional,
general Alfonso Corona del Rosal.
LA COLECCIÓN DE RIVERAS
Integrar una célebre antología artística fue una de las estrategias que Gó-
mez articuló para enclasarse y distinguirse. s3 Coleccionar arte provee
de singularidad y visibilidad social además de que, por supuesto, estas
prácticas culturales no sólo se configuran para diferenciarse sino también
para compartir, para pertenecer a la élite cultural que degusta, consume
o diseña el arte contemporáneo local. s4
Para él, coleccionar era una pasión pero no un riesgo: inició com-
prando los trabajos del artista mejor posicionado en esos años, Diego
Rivera, algunos de los cuales hoy se consideran paradigmas del arte pa-
trio. ss Su obsesión por este creador lo llevó a adquirir su producción en
todas las técnicas e incluso objetos de índole personal, con lo que tras-
ladó su admiración por sus composiciones hacia la personalidad misma
del pintor, fenómeno recurrente en el coleccionismo de arte y que tiene
como consecuencia que se colecciona también al hombre y no sólo al
artista.s 6
De esta forma, el que la sección más notable de sus posesiones fuera
de la autoría del ultra conocido, siempre admirado como pintor aunque
muy polémico en términos políticos, Rivera, le dio identidad y signi-
ficado a la colección. En este caso, quien firmaba tenía mucha mayor
relevancia que las piezas mismas, ya que no obró a favor del acervo el
hecho de que Gómez sólo poseyera un par que con el tiempo se convir-
tieron en paradigma: Paisaje Zapatista, de 1915 y Bañista de Tehuantepec,
de 1923. Cabe mencionar que, además, algunas pinturas en su poder no
fueron adquiridas y, por tanto, escogidas directamente por él, sino que,
por ejemplo, el primero de los cuadros mencionados fue parte de un lote
S3 "Lo que los individuos y los grupos invierten [ ... ) es todo su ser social, todo lo que
define la idea que se hacen de ellos mismos, el contrato primordial y tácito por el que se
definen como 'nosotros' con respecto a 'ellos', a los 'otros', y que se encuentra en el origen
de las exclusiones [... ) y de las inclusiones''. Bourdieu, La distinción .. ., pp. 489 y 52-53.
S4 García Canclini, Consumidores y ciudadanos .. ., p. 45.
ss Por ejemplo, el óleo cubista Paisaje zapatista (1915) ha gozado de una excelente
fortuna critica en buena medida porque se trata del primer abordaje del pintor con mo-
tivos nacionales. Ha sido usado como "caballito de batalla" en cuanta exposición de arte
mexicano se ha montado, tanto en exhibiciones nacionales como internacionales.
S6 El mismo Gómez explicó que poseía "Un álbum de fotografías de familia en el que
aparecen los progenitores de Diego Rivera, y éste desde su más tierna infancia". Gómez,
Vida polftica contemporánea ... , vol. u, p. 625.
que le regalaron entre 1940 y 1946, cuando fungía como poderoso titu-
lar de la Secretaría de Agricultura. 57
No invirtió grandes sumas de dinero en la formación de su acervo y
ciertamente no pretendió acumular ni las "obras maestras" riverianas ni
mucho menos reunir todo lo que elaborara el artista en una fase especi-
fica de su trayectoria, lo que hubiera sido prácticamente imposible dado
que se trataba de un creador tan prolífico y que a pesar de que pretendía
no pedir precios excesivos por sus ejercicios plásticos, vendía todo lo
que realizaba y la tendencia siempre era hacia la alza. A diferencia de la
mayoría de coleccionistas particulares en México, Gómez no dispuso de
un amplio capital para destinarlo a formar su acervo, por lo que muchas
veces sus selecciones, algunas no tan afortunadas según la galerista Inés
Amor, se debían a su escaso presupuesto. 58
Lo que sí estaba dentro del ámbito de sus posibilidades era instru-
mentar una estrategia múltiple: en pintura de caballete incluir al me-
nos una de cada una de las fases tempranas del artista, desde sus inicios
como estudiante en la Academia de San Carlos hasta el año en que am-
bos se encuentran en el proyecto de traslado de la ENA a la ex hacienda
de Chapingo y la consiguiente decoración de los afamados murales, en
1923, dos años después del regreso de Rivera a México luego de una lar-
ga estancia en Europa. En entrevista declaró: "Yo me preocupé de reunir
cosas de Diego de la época que a México le era difícil tener, con la idea de
que el país no se quedará sin ellas. De su época de París. Es su periodo
57 Los otros regalos fueron: Hacienda Chiconquihuitl, 1906; Iglesia de Lequeitio, 1907;
y La fragua, 1908. Además, "una naturaleza muerta muy cezaneana [Naturaleza muerta
con botella de anís o Naturaleza muerta española, óleo, 1918], una tela pintada por los dos
lados muy curiosa porque es a medias cubista a medias escuela francesa del siglo XVIII por
un lado y por el otro muy Monet [Hermana de la caridad, 1920, y al reverso Bohemio o El
escultor Ortero, óleo sobre cartón, 1911) y una Academia fechada en 1904 [Cabeza clclsica,
óleo) y que es probablemente una de las obras más antiguas de Diego Rivera". Carta de
Marte R. Gómez al Dr. Alvar Carrillo Gil, 5 de enero de 1955, AMGL
ss "Aun cuando la generalidad de la gente haya creído que Marte R. Gómez era muy
rico, esto no es cierto. Siempre tuvo que frenar sus ambiciones de coleccionista; siempre
hubo obras que hubiera querido comprar y que no pudo". Manrique y Conde, Una mujer en
el arte mexicano ... , p. 236. Esto lo confirma el ingeniero: "Por favor, hasta que pasen los efec-
tos de la helada [que afectó sus cosechas). no me mande usted más cosas a vistas. La vista se
me va tras de todo y ya estando en mi casa me cuesta trabajo dejarlo salir; pero sin naranja,
sin caña y sin limón, mi amor por las cosas de la pintura tiene que sufrir, por lo menos, un
eclipse pasajero". Carta de Marte R. Gómez a Susana Gamboa, 5 de junio de 1951, AMGL.
62 Cuando Inés Amor declara que Gómez compraba "Diegos de todas las épocas",
supongo que se refiere a la gráfica y no a la pintura de caballete. Manrique y Conde, Una
mujer en el arte mexicano ... , p. 236.
63 Cana de Marte R. Gómez a Rosa de Castaño, 5 de agosto de 1939, AMGL.
64 Además, compró piezas aisladas de Maria Izquierdo, Carlos Orozco Romero, José
Reyes Meza, Raúl Anguiano, Luis Nishizawa, Pedro Coronel y algunos más.
Reitero: para Marte R. Gómez, crear una colección de arte mexicano era
algo intrínsecamente relacionado con su vocación revolucionaria. Para
presentarse como el par complementario de Rivera, Gómez no desmin-
tió públicamente el rumor que le atribuía el haberlo comisionado para
la realización de murales de la ex hacienda de Chapingo, aunque en al-
guna correspondencia aceptó que el encargo de dichos murales se los
debió Rivera a su jefe De Negri. Rivera tampoco desmintió en público la
participación de Gómez en el encargo original de inicios de la década de
1920, aunque en sus escritos si aclaró que fue De Negri quien le comi-
sionó esos murales. 72
Gómez legitimó su posición como bisagra político-cultural entre los
clanes posrevolucionarios que se alternaron el poder y los círculos de ar-
tistas de vanguardia, a quienes reduce a un solo sector monolítico:
73 Cabe aclarar que siempre que Gómez alude a los enemigos de la reforma agraria
se refiere, de manera muy ambigua, a los particulares, a quienes ni siquiera clasifica como
latifundistas; y si acaso reconoce que también están en el gobierno y son funcionarios,
siempre aclara que ocupan puestos menores, cuidándose de eximir de culpas a los lideres
políticos, él incluido. Gómez, Vida política contemporánea ... , vol. n, pp. 313 y 804-805.
74 Primera Convención de la Liga de Comunidades, 1929.
75 "José Clemente Orozco debe ser considerado como uno de los pintores de la re-
volución mexicana, pero en aquella época (1923-1924] Orozco pensaba y hablaba de ella
en el tono jocoso que todavia repitió en el prólogo de su Autobiografta y en alguna de sus
caricaturas". Carta de Marte R. Gómez al Dr. Alvar Carrillo Gil, 5 de enero de 1955, AMGL.
78 En una carta de 1928 Gómez se asume como de "ideas socialistas". Carta de Marte
R. Gómez al Dr. Atl, 25 de octubre de 1928, AMGL.
79 Gómez, Vida polftica contemporánea ... , vol. n, p. 577.
80 Gómez, Vida política contemporánea ... , vol. n, p. 577.
CONTRADICCIONES DE UN COLECCIONISTA
que estaba en juego, según la política cultural del Estado mexicano, era
la independencia plástica de los artistas mexicanos.
Sin contradecir públicamente tal campaña promocional, en los hechos
Marte R. Gómez la cuestiona. Al acumular -por aceptar regalos plásticos
o por adquirirlos- óleos de etapas tempranas de Rivera, cuando era estu-
diante de la Escuela Nacional de Bellas Artes y algunos caballetes pintados
en España, antes de adscribirse a las vanguardias francesas, documenta un
tipo de arte que pertenece, sin lugar a dudas, a la tradición occidental.
Dentro de ellas, es indispensable citar: Cabeza clásica, dibujo, 1898; La era,
óleo, 1904; Paisaje de Xalapa, óleo, 1905; Iglesia de Lekeitio, óleo, 1907.
Más aún, una serie interesante de su acervo estaba conformada por tra-
bajos de Rivera cuando ya el pintor tenía cierta trayectoria y su obra pue-
de clasificarse como de "mediana carrera": Paisaje de París, dibujo, 1913;
Naturaleza muerta con tetera, dibujo, 1913; Figura de hombre, dibujo, 1914;
Cabeza de marino, dibujo, 1914; Fusilero marino, óleo, 1914; Paisaje zapa-
tista, óleo, 1915. Éste es, justamente, el que documenta la relación del arte
mexicano contemporáneo con una vanguardia europea: el cubismo.
Por supuesto, al no adquirir más que un óleo de entre toda la pintu-
ra que el conocido artista generó en su etapa mexicanista, desde princi-
pios de la década de 1920 hasta su muerte, ocurrida en 1957, de cierta
manera cuestionó el liderazgo artístico que éste ejercía en el México de
mediados del siglo XX y resignificó su casi olvidado último periodo for-
mativo europeo. Más allá del discurso posrevolucionario de Gómez, lo
que puede verse en lo que poseyó de Rivera es una narrativa que se aleja
de la idea estereotipada de "lo mexicano" y de nacionalismos radicales
-no hay pintura folclórica o mexican curious-, lo que podría indicar
que su objetivo era situar al pintor no dentro del arte nacional contem-
poráneo sino en el contexto internacional, en condiciones de igualdad y
no de sumisión. De esta forma, en el discurso visual del núcleo citado,
las piezas reivindican un arte mexicano de ninguna manera endogámico
sino plenamente occidental.
En cuanto a su segundo núcleo, el de dibujos con temática agraria,
éste sí se inscribe dentro de lo que tradicionalmente se conoce como
escuela mexicana, que ciertamente adolecía de un enfatizado toque de
etnocentrismo. 84 Sin duda, Gómez está convencido de que es una co-
REFERENCIAS
Siglas
Bibliografía