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HILARI CACERES
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
DIRECCIÓN REGIONAL DE EDUCACIÓN – CUSCO
INSTITUTO DE EDUCACION SUPERIOR PEDAGOGICO PÚBLICO “HORACIO ZEVALLOS GAMEZ”
SUB AREA
“TEORIA DE LA
EDUCACION III”.
ESPECIALIDADES:
DOCENTE:
2021
TEORIA DE LA EDUCACION III - VIII Walter v. HILARI CACERES
producción, por constituir el principal recurso productor de riqueza. Un país que desee ser
verdaderamente independiente debe garantizar a todos sus ciudadanos la oportunidad de adquirir
conocimientos sobre la ciencia y la tecnología, debe fomentar la capacidad de dar a ambas un uso
apropiado y de desarrollarlas para satisfacer necesidades colectivas.
La educación debe preparar a las generaciones futuras para hacer frente a los problemas que plantean los
progresos de la ciencia y la tecnología y para determinar qué aplicaciones serán beneficiosas y cuáles
pueden ser nocivas. Asimismo, debe propiciar una «alfabetización científica» de toda la población, con el
fin de formar ciudadanas y ciudadanos críticos y capaces de examinar la naturaleza de la ciencia y la
tecnología como actividades humanas encaminadas al desarrollo individual y colectivo. En numerosos
países la exclusión de una gran parte de la población viene propiciada por sus dificultades para acceder a
los códigos de la modernidad, es decir, al conjunto de conocimientos y destrezas necesarios no sólo para
su integración en la sociedad productiva, sino también para participar en la vida pública. Estos
conocimientos y destrezas abarcan también el espíritu crítico, la capacidad para descifrar los mensajes de
los medios de comunicación y para trabajar en equipo; para lograrlo, la educación debe transmitir esos
códigos culturales básicos de la modernidad.
Otro aspecto decisivo para contribuir al desarrollo humano es el logro por los sistemas educativos de
actitudes favorables como la responsabilidad, la autoestima, el respeto hacia los demás, la curiosidad, la
inclinación al trabajo en equipo y el liderazgo, actitudes decisivas para un cambio de mentalidad y para
una inclinación favorable hacia el desarrollo. La exigencia de que hombres y mujeres reciban un
tratamiento igual en educación o la existencia de políticas compensatorias destinadas a promover mayores
niveles de educación para las mujeres, no sólo constituyen un mecanismo de justicia social sino también
vienen respaldadas por pruebas convincentes de los beneficios generales que aportan, tanto a las mujeres
como a los hombres.
Diversos estudios muestran que cuando se han hecho importantes inversiones en la enseñanza primaria
femenina, los resultados benefician a toda la población, como consecuencia de una productividad más
alta, una menor mortalidad infantil y materna, una esperanza de vida más larga para hombres y mujeres y
tasas más bajas de fecundidad. Una mujer educada mejora la nutrición, la higiene y la salud familiares,
promueve e impulsa la educación de sus hijos y abre el camino hacia la modernidad, permitiendo el
cambio de actitudes sociales ante un mundo en permanente evolución. La participación femenina en el
desarrollo y su autonomía no mejorarán mientras la mujer siga dependiendo de personas con mayor
instrucción o de la iniciativa masculina.
Por último, habría que señalar que la educación, además de su valor económico, constituye un derecho
social, por lo que no se deben olvidar las dificultades y los logros que ha supuesto su universalización y
consagración como tal derecho. En la actualidad debe responder a nuevas exigencias y a retos
renovados, ya que no basta con asegurar un cierto nivel de educación a todos los ciudadanos, ni su
consideración como un proceso que termina a cierta edad. Hoy los poderes públicos deben potenciar una
educación que dure toda la vida, ya que ninguna nación puede aspirar a la competitividad sin aprovechar
el potencial del recurso más valioso: su capital humano.
El tipo de sociedad que tiende a predominar en estos últimos años del siglo se caracteriza por una gran
capacidad científico-técnica, así como por la aplicación de esta capacidad al proceso productivo. La
generación constante y cada vez más rápida de nuevos conocimientos y su difusión en el conjunto de la
sociedad constituyen actualmente la base sobre la que se asienta la competitividad internacional. En el
marco de economías globalizadas en el que los fenómenos económicos, sociales, políticos y
culturales tienen una dimensión universal, la prosperidad interna de los países está determinada por la
posición que ocupan en el concierto internacional, la cual depende en gran medida de su capacidad
científico-técnica.
Por ello, los esfuerzos en educación superior, en la adquisición de nuevos conocimientos y en el
desarrollo de habilidades actualizadas constituyen una evidente prioridad en los países con
debilidades en su capacidad científico-técnica. La educación superior tiene una meta que alcanzar en
cuanto a la formación de profesionales preparados para responder a las necesidades del mercado de
trabajo, pero debe también contribuir a la formación integral de las nuevas generaciones, respondiendo a
sus aspiraciones de acceso al conocimiento avanzado, individual y colectivo y garantizando, no tanto su
posterior empleo profesional, como una permanente igualdad de oportunidades para desenvolverse en la
vida.
La proliferación de nuevos conocimientos y la rapidez con que devienen obsoletos exige de la Educación
Superior un enorme esfuerzo para proporcionar a los estudiantes las habilidades necesarias para acceder
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al conocimiento existente y para contribuir a su generación, así como capacidad para aplicarlo a la
resolución de los problemas que afectan a cada sociedad.
En consecuencia, la educación superior debe contribuir a la formación de los futuros científicos y
tecnólogos, necesarios para el desarrollo, pero debe también formar ciudadanos capaces de comprender
las complejas interrelaciones existentes entre Ciencia, Tecnología y Sociedad, con el fin de que en el
futuro y cualquiera que sea su esfera de actividad cuenten con los instrumentos imprescindibles para
participar en la toma de decisiones, en una sociedad adulta y basada en el desarrollo científico y
tecnológico.
La ciencia no es ya patrimonio de un grupo, ni de lo que se llamó la aristocracia de la inteligencia, sino de
toda la sociedad, más aún de la totalidad del género humano. Por ello, todos los hombres y mujeres deben
poseer información sobre aspectos que influyen decisivamente en el presente y en el futuro inmediato de
nuestra vida cotidiana, aspectos entre los cuales ocupan un lugar prioritario los descubrimientos científicos
y las aplicaciones tecnológicas.
Se trata, en consecuencia, de asistir técnicamente a los países para orientar la Educación Superior en
función de estos criterios, colaborando en el diseño y renovación de los currícula universitarios para
adaptarlos a las exigencias de la sociedad científico-técnica, introduciendo en ellos las innovaciones
producidas en los países más avanzados y apoyando mediante distintas vías los esfuerzos realizados en
todas las universidades para adaptarse a las exigencias del desarrollo científico y tecnológico y por
contribuir a la formación de recursos humanos altamente cualificados y preparados para actuar en la
«sociedad del conocimiento».
El valor del capital humano —el porcentaje del capital humano en la riqueza total— es del 62 %. (i) O
sea, cuatro veces el valor del capital producido y 15 veces el valor del capital natural. A nivel mundial,
nosotros —los Gobiernos, el sector privado, las familias y los individuos— gastamos más de
USD 5600 billones (dólares estadounidenses) anuales en educación y capacitación. Los países
gastan el 5 % del producto interno bruto (PIB) en educación, o el 20 % de su presupuesto nacional.
La educación da empleo a alrededor del 5 % de la fuerza laboral.
Además, la rentabilidad privada de la educación —lo que los individuos reciben en el mercado de
trabajo— ha aumentado. Los rendimientos se incrementaron en más del 20 % en África y más del
14 % en Asia oriental y el Pacífico. El gran cambio ocurrido recientemente es que las rentabilidades
de la educación terciaria son ahora las más altas.
¿Cómo tener éxito en el mercado laboral? (Pista: Usted no adquiere estas aptitudes
necesariamente en los sistemas de formación profesional tradicionales)
Invertir en aptitudes pertinentes:
1. Aptitudes de resolver problemas
2. Aptitudes de aprendizaje
3. Aptitudes de comunicación
4. Aptitudes personales para la autogestión
5. Aptitudes sociales
1.2.5. ES IMPORTANTE CENTRARSE EN LOS RESULTADOS
Los sistemas educativos que obtienen buenos resultados preparan a los niños desde temprano, se
reforman continuamente y usan la información para mejorar y rendir cuentas. La información para la
rendición de cuentas funciona, al igual que las evaluaciones de alto riesgo; pero también sirven las
evaluaciones de bajo riesgo. De cualquier manera, la rendición de cuentas basada en pruebas es
eficiente en función del costo. “Incluso si los costos de la rendición de cuentas fueran 10 veces más
altos de lo que son, aún no alcanzarían al 1 % del costo de la educación pública” (Hoxby). (i)
información para los estudiantes que no tienen un buen desempeño y mayores redes de apoyo para
ayudarlos a asumir los desafíos de completar la educación de nivel terciario. Una mayor cantidad de
información también beneficiará a los estudiantes y las familias de entornos desfavorecidos, que
tienden a sobreestimar los beneficios y subestimar los costos.
La educación es verdaderamente uno de los instrumentos más poderosos para reducir la pobreza y la
desigualdad y sienta las bases del crecimiento económico sostenido. Comencemos a invertir más en
ella.
mejoramiento educacional”, es una estrategia política sostenida en la visión neoliberal que caracteriza a
Chicago.
Esa misma perspectiva la introdujeron a Chile quienes hoy gobiernan. El propio ministro de Educación,
Joaquín Lavín, es parte de este grupo. Ellos entienden la educación como una plataforma política y un
buen negocio, pero lo ocultan tras su discurso supuestamente desideologizado y técnico. Lavín invirtió su
dinero en la Universidad del Desarrollo no solo para obtener réditos económicos (aunque sea una
sociedad sin fines de lucro), sino también para participar en la construcción simbólica del poder a través
de la cultura y el conocimiento.
La educación es un campo de disputa política, que también impacta en el mercado laboral, las relaciones
sociales y la vida cotidiana de las personas. Lamentablemente, hasta ahora van ganando quienes creen
en los privilegios y en el “chorreo” como estrategia de desarrollo. Pero una gran reforma de
fortalecimiento a la educación pública significará reorientar el país hacia un horizonte de mayor justicia e
igualdad. Es la batalla que, por suerte, estudiantes y profesores están dando.
Para todos –niños, jóvenes y adultos- desde la atención y educación de la primera infancia hasta la
enseñanza superior y el aprendizaje de adultos, en contextos educativos formales, no formales e
informales.
La Declaración de Lima, emitida por la Conferencia de America Latina y el Caribe, recoge que
«Reconocemos que, en nuestra búsqueda para satisfacer el derecho a la educación de calidad para
todos, nuestros países han hecho reconocidos avances. También hacemos un balance de las tareas
pendientes que conducirán a renovados esfuerzos para lograr una visión más contextualizada y
ampliada de la educación y el aprendizaje, que reconozca y valore nuestra diversidad multicultural y
multilingüe, así como nuestros respectivos procesos de desarrollo nacional orientados hacia un
desarrollo sostenible». La Conferencia paneuropea todavía no ha publicado los resultados de las
jornadas.
a los estudiantes y los ayuda a aprender utilizando una gran diversidad de modalidades,
reconociendo que el aprendizaje está vinculado a la experiencia, al lenguaje y a las prácticas
culturales, a los dones, las características, al entorno externo y a los intereses. Aprendemos de
distintas maneras, cada uno de nosotros aprovecha más diferentes sentidos y capacidades.
Una educación de calidad es la que le da la bienvenida al estudiante y puede adaptarse para
satisfacer las necesidades de aprendizaje. Es una educación inclusive. Una educación de calidad
se esfuerza por lograr que todos los estudiantes, sin importar su sexo, edad, lenguaje, religión o
pertenencia étnica, por ejemplo reciban educación, es decir que tenga la posibilidad de participar y
de aprender en actividades de aprendizaje organizadas. Una educación de calidad: un marco Lo
que trae el estudiante.
Lo que trae el estudiante como porta su propio aprendizaje y al del grupo es algo
extremadamente importante. Puede variar desde destrezas para el trabajo, a experiencias
traumáticas, a unas oportunidades excelentes desarrolló la primera infancia, a la enfermedad o el
hambre, por ejemplo. Una educación de calidad debe considerar al estudiante como un
participante activo y parte central del esfuerzo educativo.
Los estudiantes traen cosas a la situación de aprendizaje y al grupo del que forman parte; traen
una gran diversidad de experiencias, características, destrezas y condiciones que reflejan tanto su
situación previa como actual, y que presentan obstáculos así como oportunidades para la forma en
que aprenden.
Todas estas características determinan cómo aprende el estudiante, como se comporta en clase,
como interactúa con el grupo y el docente y cómo interpreta el conocimiento que se le ofrece. Una
educación de calidad por lo tanto, debe reconocer y responder activamente y aprovechar la
diversidad que traen los estudiantes.
A) CONTENIDO.
Hay acuerdo en que el contenido es un componente de la calidad, pero esta idea necesita
volver a examinarse a la luz de los cambios que han ocurrido en el mundo. Mucho de lo que
se enseña hoy en todo el mundo puede ser cada vez menos relevante para los estudiantes.
Existe una necesidad vehículos y materiales relevantes para la alfabetización, el dominio de
la matemática y de los “hechos y destrezas para la vida”.
Esto incluye la educación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, el respeto por
el planeta tierra y por otras formas de vida, la salud, la nutrición, el VIH sida, la paz y el
respeto y apreciación de la diversidad. Hace largo tiempo que se ha reconocido que un
acceso equitativo a materiales educativos suficientes es algo esencial para el aprendizaje.
Los materiales de bajo costo pueden facilitar el aprendizaje tanto como materiales más caros.
Pero los propios materiales necesitan ser revisados a la luz de lo que transmiten en relación
con los derechos, las obligaciones y las responsabilidades, así como también en lo que
denotan o connotan en relación con el género, los estereotipos y la religión por ejemplo.
B) PROCESOS.
Con frecuencia, los procesos educativos son un aspecto olvidado de la calidad. La forma en
que se permite a los estudiantes plantear y resolver problemas, la forma en que se trata a
diferentes estudiantes del mismo grupo, la forma en que se trata a docentes y
administradores, la forma en que esto se comportan, y las formas en que se generan vínculos
entre las familias y las comunidades con la educación son todos ejemplos de procesos que
afectan la calidad educativa. Un tratamiento diferencial de los niños pone de manifiesto la
noción de que algunas personas no tienen los mismos derechos que otras ya desde temprana
edad, y esto es una situación que no debe ser tolerada.
Los procesos educativos de calidad requieren docentes bien formados, capaces de usar
métodos de enseñanza y aprendizaje centrados en el estudiante, y aproximaciones que
desarrollan las habilidades para la vida. Como resultado, hay que reconsiderar la expresión
“centrados en el estudiante” de modo que incluye a las cuestiones que la disparidad y la
discriminación en relación con la cultura, el lenguaje y el género, entre otros. Cómo se
transmite el conocimiento, las habilidades y los valores, es parte importante del currículum al
igual que el qué se aprende sobre ellos, porque de hecho, el proceso es parte de lo que se
aprende.
TEORIA DE LA EDUCACION III - VIII Walter v. HILARI CACERES
Dentro del entorno de aprendizaje, los estudiantes deben poder expresar sus puntos de vista,
pensamientos e ideas, participar con plenitud, asociar libremente y sentirse cómodos con
quiénes es, con el lugar de donde vienen, con su sexo y con las cosas en las que creen.
Necesitan que se les otorgue dignidad.
Si estos procesos facilitadores no existen, los estudiantes no desarrollarán la autoestima
esencial para poder tomar decisiones a lo largo de toda la vida. Los procesos educativos
pueden además ayudar a los estudiantes a desarrollar un sentido de autodisciplina que les
permita perseguir sus objetivos a lo largo de la vida.
C) ENTORNO DE APRENDIZAJE.
Cada vez hay más evidencia de que hay que considerar al entorno de aprendizaje como parte
de la calidad educativa. Debe haber una higiene adecuada, sanitarios accesibles para todos,
y de ser posible, servicios de nutrición y de salud en la vecindad. Las políticas escolares y su
implementación deben promover la salud física y mental, la seguridad. Mientras que se
entiende más fácilmente el entorno físico, el entorno psicosocial, que por lo menos es
igualmente importante, merece una seria tensión de modo de que prácticas tales como la
discriminación por género, la violencia escolar, el castigo corporal y el trabajo forzado sean
eliminados.
La falta de seguridad y protección puede ser obvia en términos de peligros físicos, como por
ejemplo castigos corporales o violación. Pero aún más insidiosas son las formas invisibles del
acoso y la violencia que a menudo se ejercen. La investigación reciente ha echado luz sobre
la violencia en el ambiente educativo, particularmente la violencia de género. La violencia en
todas sus formas, toda acción que tenga la intención de causar daño emocional físico una
persona, afectará claramente el aprendizaje. A menudo, los perpetradores pueden ser otros
estudiantes, pero éstos también pueden incluir a los docentes y a los administradores
escolares. La vulnerabilidad particular de las niñas en relación a los niveles de violencia que
pueden experimentar necesita ser subrayada continuamente.
Esto no ocurrirá sin que exista una estructura y una organización del sistema educativo en
todos los niveles que lo permita. Resulta claro que la estructura, la organización y la
administración de la educación juegan un papel importante proveyendo los niveles de control
y de equilibrio que se necesitan en cualquier sistema. Esto significa que las instituciones
involucradas, por ejemplo los institutos de formación docente y los institutos de investigación
son también factores clave de las actividades educativas consistentes con una educación de
calidad. Sin embargo, el sistema no puede separarse del elemento humano, de la gente que
lo opera y que interpreta sus reglas cotidianamente.
D) RECURSOS.
Una educación de calidad necesita recursos, y debe reconocerse toda la amplitud del rango
de recursos que pueden aportar a la educación. Los recursos no son solamente financieros,
sino que también consisten en recursos humanos y de tiempo. Resulta claro que mientras
que algunos países han podido reorientar sus presupuestos para darle énfasis a la educación
como motor clave del desarrollo nacional y como medio para construir sociedades
democráticas, hay otros países que no se encuentran en una circunstancia en la que esto sea
posible, dedicar recursos para apoyar una educación de calidad requiere una visión de largo
plazo. Por ejemplo, las leyes internacionales impulsan la educación obligatoria gratuita.
Se reconoce que esto tal vez no pueda ser posible inmediatamente, y especialmente cuando
el carácter universal de la educación todavía no es una realidad en muchos países, pero
deben trazarse e implementarse planes y acciones inmediatas en dirección a esta finalidad.
En el corto plazo, es esencial que los costos de la educación tengan una distribución
equitativa.
Esta desvalorización es parte de un imaginario que se ha ido construyendo como consecuencia del
racismo y la discriminación que todavía tienen vigencia en nuestra sociedad. Al respecto, Montoya se
refiere a la metáfora del espejo:
“La fotografía remite al espejo. La imagen que el espejo reproduce de una persona
puede ser aceptada en la medida que responde al modelo socialmente impuesto, o
rechazada sino corresponde a ese modelo. ¿Quién o quiénes deciden el color, el
tamaño, los rasgos culturales y sociales del modelo al que todos deben ajustarse? De
modo inevitable, el espejo remite al poder […] Detrás del espejo de cada sociedad, y
como telón de fondo y contexto de las relaciones sociales, se encuentra el poder,
visible, empañado, u oculto” (Montoya 1992: 22).[1]
Las poblaciones indígenas han sido subalternizadas y sus identidades “manchadas” por un poder colonial
instaurado hace cinco siglos y del cual no hemos podido liberarnos completamente. La educación ha sido
un componente de esta dominación funcionando como un instrumento de homogenización cultural y
normalización social. La escuela monolingüe y monocultural, al alfabetizar violentamente y reproducir los
valores de la cultura occidental, colaboró en la imposición de un modelo de sociedad excluyente y opresor;
de esta manera, cumplió un rol gravitante en la construcción de esa imagen distorsionada del yo de la cual
miles de peruanos han intentado desprenderse.
Asistir a una escuela con un maestro mestizo, castellanohablante, enseñante de elementos y valores de
una cultura desconocida y que, además, prohibía hablar en la lengua propia ha sido la experiencia de
miles de niños y jóvenes en las provincias y comunidades del país. Es decir, un proceso sistemático de
aculturación de los pueblos, así como una experiencia traumática para muchos individuos que debieron
negar su identidad en medio de la vergüenza y el estigma social.
La lengua hablada por una persona es uno de los valores culturales más visibles e inmediatos
cuando el individuo entra en contacto con los otros. Así como el nombre de la persona, la lengua
es un elemento constitutivo de la identidad del ser. Es fundamental educar en la lengua originaria y a
partir del conocimiento concreto de los estilos de vida, pensamientos y creencias en los que han sido
socializados los niños. Por ello, la Educación Bilingüe es un derecho. Todo niño, de cualquier cultura, tiene
el derecho fundamental de ser educado en su propia lengua; en el caso del Perú, la Constitución Política
promulgada en 1993 consagra este derecho, así como el derecho a aprender el castellano como segunda
lengua.[2] En una sociedad tan diversa como la nuestra, en la que se hablan 47 lenguas originarias (43
amazónicas y 4 andinas)[3], el sistema educativo, para ser totalmente democrático, debería ser capaz de
expresar esta maravillosa y compleja heterogeneidad cultural.
Estudios realizados en diversas partes del mundo demuestran que los resultados de aprendizaje son
mayores en los niños que han aprendido en su lengua materna con respecto a los que fueron instruidos en
una lengua que no era la suya; asimismo, muestran que el manejo de la segunda lengua se facilita cuando
se ha aprendido bien la primera lengua.[4]
Sin embargo, en nuestra realidad, el problema tiene otras aristas. No es suficiente con proponer una
escuela en lengua materna en los lugares con predominio de una lengua originaria. Esto es desconocer lo
que Arguedas denominaba el complejo cuadro de la cultura peruana.[5] No es de extrañar que en muchos
lugares la Educación Bilingüe sea rechazada por sus supuestos beneficiarios. Aquí, el riesgo está en
agravar las contradicciones que como “herencia” nos ha transmitido el sistema de dominación colonial.
cada vez participan menos activamente de las actividades “propias”. El proceso de endoculturación,
que es fundamental para la supervivencia de la cultura, ha sido desvirtuado por agentes muy
poderosos como la industrialización, la expansión del mercado, la difusión de los medios de
comunicación, la acción del propio Estado, etcétera.
La multiterritorialidad como patrón de ocupación del espacio es característico entre nuestras
poblaciones. Históricamente, y por diversas razones, los pueblos andinos y amazónicos se han
desplazado ocupando nuevos territorios en los que han reproducido sus valores culturales, en un
proceso no libre de contradicciones. Por ejemplo, en una ciudad como Lima – en otras ciudades
también se presenta un fenómeno similar-es posible encontrar hablantes de quechua, aimara,
shipibo-konibo, ashaninka, jaqaru, matsigenka y cauqui; los hablantes de quechua y aimara en la
capital suman aproximadamente 500 000 personas. Al margen de los datos, lo evidente es que los
procesos migratorios han transformado raigalmente las estructuras del país y le plantean al sistema
educativo un reto muy grande.
La situación de grupos como los afrodescendientes y las familias de inmigrantes. A pesar de sus
invalorables aportes, las culturas de los afrodescendientes casi no existen en el discurso escolar más
allá de una versión reduccionista y estereotipada de sus experiencias históricas: esclavos, liberados
por un presidente e integrados a la comunidad nacional gracias a su comida y música. ¿Alguien
aprende algo más de los afrodescendientes en la escuela? Por su parte, los inmigrantes (chinos,
japoneses, italianos, alemanes, ingleses, franceses, judíos, palestinos, etcétera) enfrentan una
situación similar. Estas familias lograron resolver “su” problema educativo a través de escuelas
fundadas por sus propias colonias; no obstante ello, se trata de instituciones privadas que pueden ser
muy onerosas dificultándose el acceso para las familias de menos recursos. El punto es que ellos
también forman parte de nuestra historia, han enriquecido, y lo siguen haciendo, nuestra diversidad
cultural y como país no tenemos una oferta educativa que respete y valore sus identidades.
En síntesis, somos un país múltiple, diverso y complejo en el que conviven “todos los grados de calor y
color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores” (Arguedas 1988: 14)
[6]. En un escenario con estas características: ¿es posible que la EIB se encuentre reducida solo a las
poblaciones denominadas indígenas?, o mejor dicho: ¿es posible que nuestro sistema educativo no sea
intercultural? La educación parece no responder a la compleja dinámica del país y esto es algo que viene
ocurriendo hace tiempo… mucho tiempo.
los estudiantes ingresan a la secundaria con conocimientos insuficientes. Así, al terminar la secundaria,
los resultados son aún peores: 9,8% de alumnos alcanzan 10 esperado en comprensión de textos y 2,9%
en matemática (Unidad de Medición de la Calidad del Ministerio de Educación 2005).
En diversas partes de esta investigación se ha puesto énfasis en el carácter pluricultural del Perú, así
como en la necesidad de incorporar en la educación una perspectiva intercultural. Sin embargo, la realidad
educativa peruana ostenta más bien visos de ser visiblemente etnocéntrica. Lo anterior se deduce así, a
partir de datos como los que a continuación se consignan:
Al 2004 el 27% de la población bilingüe en edad escolar y que vive en zonas rurales estaba atendida por el
sistema formal de Educación Bilingüe (123 380 de estudiantes de educación primaria, en 4 591
instituciones educativas). Un 73% de la población no participa de programas bilingües o no están en el
sistema educativo. Además, su tasa de conclusión escolar es muy baja. Al 2004 sólo el 55% de la
población escolar indígena entre 11 y 13 años concluía la primaria, y el 83,2% entre los 14 y los 16 años.
Hay que tener en cuenta que la tasa de conclusión de la primaria en el 2003 fue del 73% para los
estudiantes entre los 11 y 13 años. En cambio era del 91% para los estudiantes entre los 14 y los 16 años.
La educación intercultural es la educación que permite a cada cultura, por dinámica en el tiempo y en el
espacio que sea, tener la posibilidad de brindar a sus miembros una educación intracultural.
Dicho de otra manera, la verdadera educación intercultural permite que las diferentes culturas de una
determinada organización política puedan transmitir intergeneracionalmente sus valores, tradiciones y su
cosmovisión, sin que esto implique una aversión al diálogo con las otras culturas, dominadas y
dominantes. Los educados intraculturalmente tienen que tener la misma posibilidad de ejercer su cultura
en el Estado. Sólo cuando suceda eso se podrá hablar de un reconocimiento de la diferencia en términos
de igualdad.
Si uno advierte en los medios de comunicación y en la vida cotidiana que los valores de su propia cultura
(dominada) no “sirven para nada”, entonces se pierde el sentido de la educación intracultural y tiende a
pensarse que la única solución viable es la homogenización (occidentalización) de la cultura. De ahí la
importancia de que las prácticas culturales de las culturas dominadas no sean “útiles” sólo dentro de la
misma sino que es necesario que su validez se extienda a todo un ámbito nacional.
La utilidad endógena de una cultura (conjunto de valores, creencias, costumbres, etc.) daría pie a que se
mantenga el apartheid, económico, social, político y educativo, circunstancia como la que el Perú
actualmente atraviesa: al final las culturas dominadas pueden ser ellas mismas cuando están en “sus”
asuntos, cuando están entre “ellos”. Sin embargo, si se trata de cuestiones nacionales (sistema de
impuestos, modelo económico, etc.), ahí la cultura propia de cada pueblo pierde terreno, imponiéndose los
intereses nacionales, valiendo sólo lo occidental.
Y de haber alguna oposición indígena expresada entonces la represión se impone, esto si es que el
sistema mismo no se lo impide previamente. Lo que tratamos de decir es que en el Perú la educación que
el Estado propone y otorga a los peruanos es en buena cuenta una educación occidental, que no tiene una
mirada crítica y real hacia los acontecimientos del día a día de dichas comunidades indígenas y
campesinas.
Es una posición exógena e idealista. Dicho de otra manera, los peruanos, seamos de cualquier región, en
nuestro primer contacto con la escuela recibimos “dosis de occidentalización” que, tarde o temprano, se
filtra en nuestro inconsciente y nos determina en nuestras vidas.
Cierto es que, sin embargo, la educación recibida en casa o en la comunidad también determina nuestra
cosmovisión. No obstante de ello, la impresión que tiene un niño de diez años es que su cultura es
importante dentro de la localidad, mas no en lo que respecta al ámbito nacional u “oficial”, en donde el
español resulta ser claramente dominante –y la cultura occidental, hegemónica. Por lo tanto, la lengua
vernácula, por un lado, y la cultura materna, por otro, no encuentran utilidad de uso en escenarios distintos
al propio, sensación percibida por las poblaciones indígenas (y los no indígenas), lo cual lleva a que su
enseñanza sea considerada como innecesaria y su práctica como inútil.
Lo mencionado no significa que se imponga a las poblaciones indígenas el uso exclusivo y excluyente de
sus lenguas. No se trata de ninguna manera de un forzamiento. De lo que se trata es, por el contrario, de
que elijan libremente qué lengua desean usar, bajo qué patrones culturales desean llevar a cabo su
proyecto de vida y bajo qué valores desean educar a su prole. La libertad es fundamental en dichas
elecciones, máxime si las culturas, como los individuos, cambian en el tiempo y en el espacio. Sin
embargo, una cosa es cambiar libremente (lo que se conoce como aculturación) y otra cosa es el cambio
impuesto (lo que se conoce como alienación).
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En el primer caso se trata de un cambio voluntario, en donde prima la decisión libre de cambiar. En el
segundo caso, lo fundamental es que no hay libertad; uno se ve forzado a cambiar. No interesa si estas
fuerzas que le imponen a uno cambiar provienen de una persona, de una comunidad, de un Estado o de
una estructura económica o social, pues lo relevante es la ausencia de voluntad en el cambio, que es, en
se sentido, impuesto. Dicha imposición no necesariamente implica violencia física; a veces es un cambio
subrepticio y subliminal, mediante los mecanismos de control social, dentro de los cuales se encuentra,
por ejemplo, el sistema educativo. A lo largo de su historia el Perú ha registrado imposiciones orientadas al
cambio ya sea con violencia física o con métodos más sutiles.
Ucayali, ampliarán el grupo de participantes a niños desde los tres años de edad y llegarán a
la comunidad asháninka.
La profesora Frisancho asegura que, luego de esta semana de talleres, han emergido una serie
de proyectos que les gustaría materializar: elaborar evaluaciones más pertinentes a su cultura y
su lógica, identificar dilemas morales propios de su experiencia cotidiana y publicar libros sobre
los juegos tradicionales asháninkas y shipibo-konibos, que puedan ser empleados como
herramientas pedagógicas.
Hans Frech, asistente del G-CAD, resume el sentir de la jornada: “Cuando empezó la semana no
tenía idea de lo que iba a encontrar y me he quedado sorprendido porque no esperaba encontrar
gente tan capaz. Si no nos esforzamos por conocerlos no vamos a tener una idea clara de qué es lo
que necesitan. Estoy seguro que con más ayuda y herramientas, los acompañantes pueden hacer
muchísimos cambios en sus comunidades”.
campesinos mestizos, y con frecuencia de calidad inferior. Querían escuela, y la escuela es esa, funcione o
no. Es la única referencia que siempre tuvieron de ella.
Lo anterior explica, por lo menos en parte, situaciones de frecuente ocurrencia, en las cuales la población se
resiste a poner en práctica sus mismos planteamientos en asuntos como la adecuación de la infraestructura
física a sus tradiciones arquitectónicas y las condiciones del medio, la adopción de horarios, calendarios y
formas pedagógicas divergentes de los convencionales, mientras continúa sosteniendo el discurso de la
escuela «propia y adecuada».
En términos amplios, desde el punto de vista de su origen, existen en nuestros países escuelas surgidas por
iniciativa de organizaciones o comunidades étnicas, lo mismo que las provenientes de la gestión ajena,
estatal o privada.
La escuela de Educación Intercultural Bilingüe surgida de sus mismos beneficiarios es, posiblemente en la
mayoría de los casos, fruto del sentimiento de amenaza y, por lo tanto, se encuentra con mayor facilidad
entre quienes se sienten más amenazados. Así como no nos identificamos en relación con quienes son
distintos, nadie se propone crear una escuela que corresponda a sus particularidades si no es porque tiene
la experiencia de otra que no lo hace.
En gran parte la escuela intercultural bilingüe se crea por resistencia y significa la adopción de una práctica
social de otra cultura. El proceso de su apropiación significa redefinir en la práctica su función, dándole una
adecuada a la cultura que la ha adoptado, lo que generalmente ocurre en el sentido de instrumento de
fortalecimiento y reproducción cultural.
Sin embargo, el tiempo parece haber demostrado a los pueblos que la escuela no es una práctica neutra,
sino que puede contribuir al desmoronamiento de sus fundamentos culturales, sin aportar los beneficios que
se le atribuyeron en un principio. Esta comprobación conduce a un gran esfuerzo por transformarla en
aquello que inicialmente se pretendía.
Ahora bien, la escuela de Educación Intercultural Bilingüe suele ser defectuosa por tener características
similares a las que hacen deficiente la escuela campesina y la escuela de los pobres: ineficiencia, ineficacia
y no pertinencia.
Ineficiencia, porque la mayor parte de quienes ingresan no asisten, no aprueban de grado en el tiempo
establecido, o no regresan a ella al cabo de algún tiempo.
Ineficacia, porque quienes permanecen no adquieren los conocimientos que se supone deberían adquirir, o
no en la medida suficiente.
No pertinencia, porque lo que se aprende allí suele ser útil casi exclusivamente para avanzar dentro del
propio sistema educativo, camino cerrado de antemano para la mayoría por razones ajenas al mismo. No
logra que alumnos que asisten a ella durante un tiempo, que en la mayoría de los casos no alcanza los
cinco años, sean útiles a su sociedad como miembros de calidad diferente a la de quienes no pasaron por
ella.
Es dentro de estas condiciones en las que el maestro de Educación Intercultural Bilingüe se ve abocado a
cumplir su tarea. El reto es convertirlas en escuelas cada vez más eficientes, eficaces y pertinentes. Y es en
relación con este reto y en las condiciones específicas de sus pueblos, como debe llevar a cabo su tarea.
Pero ¿en qué consiste esa tarea y qué condiciones tienen los maestros para cumplirla?
Bilingüe los maestros son personas reconocidas, puesto que suelen ser seleccionados en su medio social
inmediato y encarnan la posibilidad de relación menos desventajosa con el mundo no indígena.
En conclusión, lo que suele encontrarse es un pobre maestro con deficiente formación inicial y ninguna o
muy poca experiencia pedagógica, tratando de que sus alumnos permanezcan y aprendan algo. Con
frecuencia se agrega su compromiso de hacer realidad las esperanzas y responsabilidades que se le
atribuyen a la escuela, dado que es el único servicio, o el más presente, en los asentamientos.
logros en los alumnos no alcanzan a convencer a los padres de familia, quienes ven avances mucho más
notables en el aprendizaje de la segunda lengua.
La participación de los padres de familia en la definición del currículo y en el funcionamiento general de la
escuela no es habitual, ni siquiera en colectivos mestizos urbanos o rurales con más experiencia frente a
la institución. En muchos casos no se pasa de la intención. Conscientes de que la escuela es una práctica
ajena, los comuneros y sus autoridades tradicionales suelen mostrarse renuentes a tomar decisiones,
excepto en asuntos disciplinarios. De ordinario, dejan esa responsabilidad a los maestros y encargados de
los proyectos.
de la falta de reflexión al asumir elementos y prácticas culturales de otros grupos, según que en su medio
sean hegemónicas las concepciones etno o heterocentristas.
Las concepciones etnocentristas suelen manifestarse, en relación con la escuela y la enseñanza, en la
tendencia a excluir de los planes de estudio todo conocimiento o práctica ajenos al criterio de que «no se
debe sacar al niño de su realidad» y que, en sus manifestaciones extremas, conduce a convertir la vida
escolar en una reiteración de la vida cotidiana, aun en sus peores aspectos, convertida no sólo en práctica
sino en discurso y en conocimiento que se consideran acertados por sí mismos, puesto que se les
atribuye, a veces en forma equivocada, una cierta autenticidad étnica, así se trate muchas veces de
productos de otras sociedades asimilados inconscientemente en el curso de procesos históricos.
Fruto de esta tendencia son, entonces, la estigmatización emocional de lo ajeno y el menoscabo de la
función de la escuela como instancia que brinda acceso a nuevos conocimientos y prácticas que
difícilmente se adquieren en las demás esferas de la vida social. Esta tendencia es frecuente, más que en
padres de familia y miembros ´rasos´ de las colectividades, en miembros ideologizados de organizaciones.
Sin expresarlo en esta forma, los padres de familia y los mismos alumnos llegan a verse defraudados en
sus aspiraciones frente a la escuela. ¿A qué se va a la escuela si no es a aprender aquello que sólo puede
adquirirse dentro de formas escolarizadas de elaborar la práctica cotidiana?
Las concepciones heterocentristas son la tendencia contraria. Con facilidad estigmatizan o simplemente
excluyen de la escuela los conocimientos y prácticas tradicionales, ya sea porque no les conceden valor
alguno o porque les atribuyen en forma desmedida las «desgracias» a que con frecuencia se ven
sometidos los pueblos en su vida cotidiana. No se presentan sólo en los maestros u otras personas
provenientes de otro medio. Pueden llegar a ser aún más vehementes y alcanzar mayor receptividad
cuando se dan en miembros de la misma etnia. Desde el punto de vista de la identidad de los sujetos y de
sus consecuencias en la vida de los pueblos, pueden llegar a ser más lesivas que las tendencias o
prácticas abiertamente contrarias a la etnia, provenientes, por ejemplo, de los enemigos.
Ante estas dos tendencias, que aquí se expresan como extremos pero que en la realidad aparecen
entremezcladas, el maestro debe ser la manifestación de una conciencia posible de su pueblo, que se
orienta de manera equilibrada al logro de sus intereses más profundos, de ordinario ligados a la
conservación y desarrollo de mejores condiciones de vida en todos los campos.
En síntesis, el maestro debe ser un ‘abridor de mundo’, desde sus propias raíces y para la comprensión de
la situación de sus alumnos; debe ser capaz de dialogar con los padres de familia y con otros miembros de
los grupos locales y convencerlos de las bondades de la modalidad educativa en la que trabaja. Para
lograrlo requiere, además de actitud, conocimiento de los dos campos culturales y un saber pedagógico.
En cuanto a la de su grupo étnico, conviene insistir en que no basta con vivir en la cultura y hablar la
lengua, sino que hay que darse cuenta de ello. De lo contrario, no se podrá ser agente crítico. En este
sentido, la formación que recibe afronta el reto de convertirlo en un observador permanente y atento de su
propia cotidianidad y la de los suyos, en contraposición a la creencia de que uno no necesita estudiar su
cotidianidad porque ya la conoce.
El papel que se le atribuye al maestro dentro de esta concepción lo coloca en situaciones difíciles, porque
puede terminar entre dos fuegos; en el campo cultural, por ejemplo, entre la conservación y la innovación.
Su posición es aún más difícil en contextos de proyectos agenciados por organizaciones étnicas, en los
cuales la reivindicación de educación propia adquiere carácter ideológico y se reduce el campo del libre
pensamiento y expresión. En estos casos se acrecienta la exigencia en cuanto a conocimientos, claridad
de criterios y capacidad de convicción.
En cuanto a la propia práctica pedagógica del maestro, el desafío de la formación es despertar su interés
por observarse de manera autocrítica y compartir con sus colegas esa actividad, así como facilitarle la
dotación conceptual para que esa reflexión sea productiva. Este cometido es más importante que muchas
actividades convencionales de capacitación en servicio.
consideramos posible de acuerdo con nuestra práctica y la comprensión que tenemos de ella, la
experiencia.
Al mismo tiempo, educación no es sólo la escuela. Con frecuencia tengo la impresión de que los Estados
se interesan en escolarizar a los miembros de grupos olvidados sobrevivientes de su propia desidia por
facilitar y mejorar la vida de todos sus ciudadanos. Y los mismos educadores tendemos a atribuir
demasiada importancia y responsabilidad a la institución escolar y a los maestros.
Cuando se habla de escuelas con la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe, parece olvidarse
con frecuencia que para que ella exista se requiere que existan pueblos con su pervivencia
suficientemente asegurada para dedicarse a ese cometido. Dicho de manera más enfática, se requiere
que las minorías sigan existiendo físicamente para pensar en su educación. Y lo curioso es que
hablamos de grupos humanos a los que asegurar la tierra y el sustento les demanda la mayor parte
de su tiempo.
Garantizar la existencia de los grupos étnicos es responsabilidad de los Estados nacionales. Tiene
que ver con territorio y condiciones materiales para crecer en él, con libertad y paz, con equidad y
respeto.
La esperanza no tiene que fundamentarse en parecerse a otro, sino en parecerse cada vez más a uno
mismo y ver cada vez más posibilidades en el mundo. Es posible que la ampliación del campo de
posibilidades reales y la fe en ellas pase por considerar la Educación Intercultural Bilingüe como la
formación de recursos humanos de los pueblos más capaces en todos los campos y en todas las
edades. Esta visión situaría los proyectos de educación escolar en el marco más amplio de la formación
técnica y productiva de diversos grupos y edades, que, junto con la formación política, permitirían a los
pueblos existir en condiciones de equidad en sociedades más complejas, conocer y ejercer sus derechos
en medio de procesos de descentralización y construir en la interculturalidad su futuro.
No se plantea aquí la estructuración de una nueva clase de proyectos para los grupos culturalmente
diversos, minoritarios y empobrecidos. Se trata de cooperar para que, una vez más después de tantos
años, puedan prefigurar su futuro, reencontrar sus proyectos colectivos y avanzar en construirlos.
En última instancia, de abrir camino a la esperanza.
IV.5. ANALISIS DEL PER Y LOS PEL DE LA REGION (CUSCO) TRABAJO MONOGRAFICO
A) JEAN PIAGET
Jean Piaget (1896-1980) fue un filósofo y educador suizo, reconocido a nivel mundial por su
trabajo en psicología evolutiva. Gracias a sus estudios, Piaget descubrió que existen
diferentes estadios de desarrollo en los niños. Esto permite identificar 4 estadios cognitivos:
sensorio-motor (de 1 a 5 años), preoperatorio (de 2 a 7 años), operaciones concretas (de 7 a
11 años) y operaciones formales (12 años en adelante). ¡Consigue el libro "El lenguaje y el
pensamiento del niño pequeño"!
B) JEAN-JACQUES ROUSSEAU
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es uno de los autores más reconocidos de la época
de la Ilustración. Filósofo, escritor y músico, Rousseau afirma que la educación es una forma
de dominio social. Unos se imponen sobre otros mediante el conocimiento. ¡Descubre "El
contrato social" en Amazon!
C) OVIDE DECROLY
Ovide Decroly (1871-1932), médico belga, introdujo la relación que existe entre globalización
e intereses. Centra sus estudios en el análisis de la percepción infantil. A partir de los
intereses de los niños, explica los procedimientos de captación de la realidad de los mismos,
que se dan a través de las totalidades. Siguiendo la misma línea, Decroly afirma que es
necesario aplicar métodos educativos que estén en sintonía con la forma de percibir el mundo
de los individuos. ¡Consigue "La función de globalización y la enseñanza" en Amazon!
D) LEV VYGOTSKY
TEORIA DE LA EDUCACION III - VIII Walter v. HILARI CACERES
expresamente, que la enseñanza del castellano no fuera en detrimento de las identidades lingüísticas y
culturales de los escolares indígenas.
Pese a declaraciones distintas, todos estos programas fueron desarrolladas como educación bilingüe de
transición y un bilingüismo substractivo. Contribuían a la difusión del castellano como lengua común. Se
trató de proyectos experimentales de cobertura y duración limitada que fueron posibilitados por apoyo
internacional como por la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) o la Agencia para el Desarrollo
Internacional de los Estados Unidos (US-AID).
Con el desarrollo de movimientos indígenas en los años 70 y la reflexión sobre el multilingüismo y los
proyectos de educación bilingüe apareció un modelo de mantenimiento y desarrollo de las lenguas nativas
que incluyó aspectos culturales no meramente lingüísticos. Fue evidente la necesidad de considerar las
diferencias en la vida cotidiana, las tradiciones y los conceptos del mundo. Por eso, desde inicios de los
años 80 se comenzó a hablar de una educación bilingüe intercultural en América Latina.
Desde entonces, muchos países han promulgados leyes en las cuales reconocen derechos
lingüísticos y culturales. En algunos países como
en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y México se realizaron reformas constitucionales.
En Argentina, el advenimiento de la democracia en 1983 trajo aparejado un proceso de reorganización de
las organizaciones indígenas. En relación con la educación, comienza un período de reconocimiento por
parte desde el Estado de la importancia de implementar una educación que contemple las diferencias
socio-lingüísticas y culturales de las poblaciones indígenas. En 2006 se incluyó la EIB como una de las
ocho modalidades del sistema.
Actualmente, en la mayoría de países la EIB no alcanza a la mayoría de las poblaciones indígenas y se
aplica solamente en la educación primaria. En algunos países como Bolivia, Colombia, Ecuador, México,
la EIB debe comprender a todos los educandos de habla indígena, en el Paraguay a la población de todo
el país.
En los años recientes en algunos otros países, sobre todo en Bolivia, se discute también una EIB con
bilingüismo de doble vía. Esto comprende el aprendizaje obligatorio de por lo menos un idioma originario
para toda la población nacional.
En relación a lo anterior, una crítica a la forma como es concebida la EIB en México la realiza María
Bertely Busquets, quien llama a la educación intercultural bilingüe, tal como se aplica actualmente
"educación de arriba para abajo", la investigadora propone una "educación de abajo hacia arriba", que
implicaría involucrar a la población mayoritaria en una educación para el conocimiento y la convivencia con
las culturas indígenas del país.
Por otro lado, la Asociación Nacional de Maestros de Educación Bilingüe Intercultural critica la EIB
en el Perú por ser solamente un puente a la castellanización y monoculturalización y que la
educación debería ser un sistema educativo propio de los indígenas, organizado por los maestros
y sabios indígenas junto con sus pueblos.
En la mayoría de los países latinoamericanos como en México, Perú o Bolivia, la EIB está bajo control del
ministerio de educación. Por el contrario, la EIB en el Ecuador fue administrada por las organizaciones
indígenas regionales organizadas en ECUARUNARI y CONAIE desde un acuerdo entre el gobierno y el
movimiento indígena y la creación de la DINEIB (Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe)
en 1988. Así los indígenas nominaron a los maestros y directores, diseñaron el currículo y escribieron los
libros de texto. Sin embargo, según investigaciones en 2008 aún no se había logrado un cambio
fundamental en el retroceso de los idiomas originarios incluso el kichwa y el shuar. También
en Otavalo y Cotacachi, donde hay una clase media kichwa y alcaldes indígenas, muchos jóvenes ya no
hablan el kichwa, e incluso padres organizados en el movimiento indígena envían a sus hijos a escuelas
hispanohablantes, pues las escuelas bilingües son mucho peor equipadas. En febrero de 2009, el
presidente Rafael Correa decidió colocar la EIB bajo la autoridad del gobierno, recortando la autonomía
del movimiento indígena en sus asuntos educativos. 6 Mientras la CONAIE pugna contra esta decisión, el
poeta kichwa Ariruma Kowii la defiende afirmando que la "dirigencia indígena intentó adoctrinar a los
estudiantes para que siguieran la línea de acción política trazada por la organización".
TEORIA DE LA EDUCACION III - VIII Walter v. HILARI CACERES
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