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Teología de «ojos abiertos»

A raíz del primer Encuentro

iglesia
Iberoamericano de Teología

Gabino Uríbarri Bilbao, SJ


Profesor Ordinario. Facultad de Teología. Universidad Pontificia Comillas (Madrid)
Email: guribarri@comillas.edu

Recibido: 12 de febrero de 2017


Aceptado: 12 de febrero de 2017

RESUMEN: Del 6 al 10 de febrero se ha celebrado en Massachusetts el «Primer En-


cuentro Iberoamericano de Teología», bajo los auspicios del Boston College y su School
for Theology and Ministry, en torno a: El presente y el futuro de una teología iberoamericana
inculturada en tiempos de globalización, interculturalidad y exclusión. Dado que en diversos
medios se ha informado sobre su transcurso y una selección de las ponencias y comu-
nicaciones aparecerá publicada por el Grupo de Comunicación Loyola (Sal Terrae), el
autor, miembro de la Comisión Teológica Internacional, ofrece la reflexión personal
que la asistencia al encuentro le ha suscitado, sin pretender resumir el contenido de las
intervenciones y diálogos.
PALABRAS CLAVE: teología, cultura, religiosidad popular, papa Francisco, Concilio
Vaticano II.

1. Una teología de «ojos no de Teología» celebrado recien-


abiertos» temente. Para Gustavo Gutiérrez,
presente en el encuentro, lo nu-
Si hace unos años J. B. Metz lanzó clear de la Teología de la Libera-
como programa una «mística de ción es una espiritualidad. La es-
ojos abiertos»  1, esta requiere, ló- piritualidad consiste en un modo
gicamente, una «teología de ojos de ser, un estilo de vida, una for-
abiertos». Así entiendo personal- ma de situarse en la realidad. Por
mente el resultado principal del eso, en plena sintonía con lo que
«Primer Encuentro Iberoamerica- supuso la Constitución pastoral
Gaudium et spes (GS) del concilio
1
  Cf. J. B. Metz, Por una mística de ojos
Vaticano II, hay un modo de hacer
abiertos. Cuando irrumpe la espiritualidad, teología que entiende que la lectu-
Herder, Barcelona 2013 (original 2011). ra teológica de la realidad, de los

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signos de los tiempos (GS 4), de acerca de la recepción de la revela-


las circunstancias sociales, políti- ción mediante la fe.
cas, económicas, culturales y reli-
giosas forma parte intrínseca del La lectura teológica y cristiana de
quehacer teológico (cf. la segunda la realidad pretende ser lúcida y
parte de GS). La revelación y la cristiana. Lo primero, lúcida, im-
fe cristiana se dirige a la persona plica el uso de las herramientas de
humana concreta, en su situación análisis adecuadas, con todo rigor.
concreta, sin hacer abstracción Lo segundo, cristiana, que mira de
de dicha situación. Por eso, la la- modo particular, inspirada por la
bor teológica resulta incompleta opción preferencial por los pobres
si prescinde del análisis, propia- propia de la fe cristiana, hacia los
mente teológico, de la situación pobres y la pobreza o, en palabras
en la que se encuentra su receptor. del papa Francisco, a las «periferias
J. Ratzinger ha insistido, en su au- existenciales». La lectura teológica
torizado comentario postconciliar cristiana parte del supuesto de
a la Dei Verbum, en el carácter dia- que desde las periferias se conoce
lógico de la revelación 2. Así, pues, con mayor hondura y precisión la
podemos afirmar que la recepción realidad social, política, económi-
de la revelación forma parte intrín- ca, cultural, religiosa. Es decir, que
seca de la misma, como momento el pobre y los lugares de pobreza
constitutivo. Es decir, que la re- poseen una capacidad heurística
velación no se puede abstraer de privilegiada, para detectar lo que
su recepción para la comprensión está ocurriendo desde sus conse-
de lo que propiamente es la mis- cuencias más agudas sobre los que
ma revelación en cuanto tal. De quedan orillados. Por lo tanto, una
ahí la importancia de la inclusión teología de ojos abiertos incorpora
del parágrafo 5 de la Constitución esta mirada y este análisis: ¿cómo
dogmática Dei Verbum, sobre la di- se percibe la realidad y qué se
vina revelación, dentro del capítu- descubre acerca de la misma mi-
lo primero, cuyo título es: De ipsa rándola desde el pobre, desde la
revelatione (acerca de la revelación
periferia, desde los márgenes? No
en sí misma). El parágrafo 5 trata
hacerlo así sería una falta de cla-
rividencia, propiamente cristiana,
2
  LThK2: Das zweite Vatikanische Konzil. pero también implicaría una ce-
Dokumente und Kommentare, II (1967), guera intelectual. Es decir, supon-
506-507 (ahora en J. Ratzinger, Obras
completas. VII/2 Sobre la enseñanza del
dría una doble carencia: no sería ni
concilio Vaticano II, BAC, Madrid 2016, verdaderamente lúcida ni especí-
686-687). ficamente cristiana.

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2.  Cultura y evangelio rosa evangelización de la cultura,


o más exactamente de las cultu-
Durante el encuentro, las referen- ras. Estas deben ser regeneradas
cias al análisis de la realidad han por el encuentro con la Buena
Nueva. Pero este encuentro no se
ido poniendo de relieve la impor-
llevará a cabo si la Buena Nueva
tancia sustantiva de la cultura, más
no es proclamada» (EN 20).
allá de lo monetario y económico,
sin despreciarlo en absoluto. Si la
Constitución pastoral Gaudium et En continuidad con la Evangelii
spes se abrió decididamente a una nuntiandi, otra exhortación apos-
lectura, un discernimiento, de los tólica, en este caso del papa Fran-
signos de los tiempos, la exhor- cisco, Evangelii gaudium (2013), en-
tación postsinodal de Pablo  VI, tiende también la evangelización
Evangelii nuntiandi (1975) entendió desde la cultura (cf. esp. EG 112-
la evangelización como evangeli- 118 y 122-126). Frente al axioma
zación de la cultura. He aquí dos clásico, «la gracia supone la natu-
de sus expresiones más significa- raleza», forjado por la escolástica,
tivas: en EG 115 se dice: «La gracia su-
pone la cultura, y el don de Dios
«para la Iglesia no se trata sola- se encarna en la cultura de quien
mente de predicar el Evangelio
lo recibe» 3.
en zonas geográficas cada vez
más vastas o poblaciones cada Si en las entretelas del Concilio
vez más numerosas, sino de al- Vaticano se debatió si había de
canzar y transformar con la fuer- primar una visión encarnacionis-
za del Evangelio los criterios de
ta de la gracia, “se hace presente
juicio, los valores determinantes,
aquí y ahora”, u otra escatologis-
los puntos de interés, las líneas
de pensamiento, las fuentes ins- ta, “la salvación consumada no se
piradoras y los modelos de vida da dentro de la historia”, no cabe
de la humanidad, que están en duda de que en Gaudium et spes se
contraste con la palabra de Dios recoge el saldo de las discusiones
y con el designio de salvación»
(EN 19). 3
  Cabe atisbar la influencia de la llama-
«La ruptura entre Evangelio y da «teología del pueblo», que privilegió
el análisis cultural sobre el marxista y
cultura es sin duda alguna el dra-
el economicista. Para una introducción,
ma de nuestro tiempo, como lo entre las muchas que empiezan a cir-
fue también en otras épocas. De cular, cf. R. Luciani, El papa Francisco y
ahí que hay que hacer todos los la teología del pueblo, PPC, Madrid 2016,
esfuerzos con vistas a una gene- esp. 21-58.

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previas en torno a la articulación Volviendo a la cultura, si nosotros


de lo que entonces se llamaba lo hoy desde la antropología nos en-
natural y lo sobrenatural. Algunos tendemos más como cultura que
de los teólogos más prominen- como naturaleza; si pensamos que
tes del siglo  xx (ej.: H. de Lubac, nuestro ser racional, seres de logos
K.  Rahner, H.U. von Balthasar, y del Logos, se puede entender,
J. Alfaro) se esforzaron en pensar mejor que como seres «racionales»,
lo humano en cuanto tal, en su como personas «culturales», esto
modo real de darse en la historia es, sociales, de significados com-
concreta. El ser humano concreto partidos, de lenguaje; entonces, el
no se da sin independencia de la par naturaleza-sobrenaturaleza se
gracia (sobrenatural). Esto no im- ha desplazado al de cultura-evan-
plica, era un asunto peliagudo, gelio o cultura-gracia. Por eso, se
que la gracia pertenezca a la natu- indaga la presencia de la gracia, de
raleza de modo obligatorio. Si así las semillas del Logos, en las cultu-
fuera, se habría eliminado la gra- ras en cuanto tales: las de los pue-
tuidad de la gracia, que es un don blos originarios americanos, las de
indebido y no necesario. Como los grandes continentes de África,
resultado de este profundo deba- Oceanía, Asia 4. La evangelización
te, la teología sostiene que el con- se entiende como evangelización
cepto «naturaleza (humana) pura» de la cultura o inculturación del
ayuda a pensar la gratuidad de la evangelio  5. En este panorama se
gracia, sin que tenga un referente imponen entonces, al menos, dos
real en la historia. Así se conjuga tareas para una teología de ojos
que la gracia es gratuita, pero no abiertos.
superflua. Toda persona huma-
na ya está tocada por la gracia. 1) La teología ha de entender lo
Es lo que K.  Rahner formuló con que significa la cultura, como
el «existencial sobrenatural». Se- referente fundamental para su
gún Gustavo Gutiérrez, bajo esta discurso. Sin asimilar lo que
perspectiva, no se puede disociar significa la cultura no se com-
la historia humana de la gracia
divina, la historia del mundo es el 4
  Habría que formular una suerte de
lugar de la historia de la salvación, «existencial sobrenatural» no referido
resaltando, pues, la unidad de la a las personas individuales, sino a las
única historia: del mundo y de la culturas. Cf. el tanteo de Juan Pablo II,
Redemptoris missio, 28-29.
salvación. He aquí uno de los pi- 5
  Cf. A. Tornos, Inculturación. Teología y
lares sobre los que se construye la método, Desclée – U. P. Comillas, Bilbao
Teología de la Liberación. – Madrid 2001.

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prenderá ni el proceso de la el mundo posmoderno, ni los


adhesión a la fe, ni en qué con- entronques posibles a niveles
siste realmente creer, ni cómo se profundos con la fe cristiana.
configura la identidad creyente,
más aún en sociedades plurales
y complejas, como las posmo- 3. La religiosidad popular
dernas, ni el ser de la Iglesia
como realidad y patria también Dentro del análisis cultural, la teo-
esencialmente cultural. logía iberoamericana encuentra
un referente privilegiado en la reli-
2) El análisis teológico de la rea- giosidad popular (cf. esp. EG 122-
lidad ha de incluir decidida- 126). En la piedad popular, muy
mente el análisis cultural. Si, mentada durante el encuentro
en los albores del cristianismo, tanto por los teólogos latinoame-
los llamados padres apostóli- ricanos como los hispano-latinos
cos hicieron una primera re- de Estados Unidos, se entrecruzan
flexión teológica desde la con- lo propio del pueblo, normalmen-
frontación con la Escritura; si, te pobre, y de su fe. En la religio-
posteriormente, a partir de los sidad popular se ha dado ya, de
apologetas griegos del siglo  ii, un modo bastante logrado, una
la teología se ha concebido a sí síntesis de cultura y fe, cultura y
misma en diálogo crítico con la evangelio: una inculturación de la
filosofía del momento, como fe. Sorprende su resistencia frente
exponente señero donde se ba- a una sociedad, una cosmovisión
rajaban y formulaban a nivel y una cultura con frecuencia ad-
racional las cuestiones últimas; versa, la tecnocrático consumista
hoy en día, sin dejar de lado las e individualista. Además, dota de
fuentes propias, Escritura y Tra- identidad, de referentes, y ayuda
dición en particular, ni el diálo- a encontrar a Dios en momentos
go con la filosofía contemporá- fuertes y en la vida cotidiana, es-
nea, la teología de ojos abiertos pecialmente la devoción mariana.
ha de incorporar la reflexión
sobre la cultura y los análisis Indudablemente, la teología ibero-
culturales, análisis sociales in- americana del futuro habrá de se-
cluidos. Sin esta herramienta guir prestando atención a esta rea-
no se entiende bien ni el tipo de lidad, tan propia suya, o incluso
sociedad que somos ni sus bús- incrementarla. No pocas veces a lo
quedas, anhelos y deseos, ni el largo del encuentro se habló de la
puesto de la fe y la religión en piedad y la espiritualidad popular

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como de un lugar teológico perti- plio y respetuoso por ejemplo de


nente, sin el cual no se entienden la Semana Santa, equivalente a las
ni los pueblos iberoamericanos ni grandes celebraciones de los pon-
sus culturas ni su modo propio de tífices. Algo que disuena enorme-
creer: de encarnar el cristianismo mente en el panorama tan secula-
en un contexto cultural determi- rizado o indiferente de la sociedad
nado. española. En esta religiosidad, el
canal de mediación hacia la trans-
Aterrizando en España, llama la cendencia, hacia Dios, Jesucristo,
atención que sea lo que mejor re- la Virgen y los santos, no se hace
siste la ola secularizadora; que privilegiando la vía intelectual o
siga siendo capaz, allí donde per- racional, como sería comentar un
vive, de incorporar a la siguiente texto, sino la corporal y sensorial:
generación con entusiasmo y de cargar, tocar, caminar, peregrinar,
modo bastante masivo; que no etc. Por otra parte, como el papa
dé pudor hablar de sus prácticas Francisco recalca, en este ámbito
y lo que suscita en los medios de no se da clericalismo: los clérigos,
comunicación de masas o en pú- teniendo un papel, no ejercen el
blico (en contraste con la priva- protagonismo ni la dirección. He
tización de la religión); que los aquí, pues, una luz de la que ha de
mismos medios de comunicación beber la teología iberoamericana
públicos den un cubrimiento am- de ojos abiertos. n

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