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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS OCCIDENTALES


EZEQUIEL ZAMORA
UNELLEZ
CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS
FORMACIÓN GENERAL BÁSICA
AMBIENTE LA CARAMUCA

DERECHO ROMANO II
UNIDAD IV y V TALLER
CONTRATOS ROMANOS.
DERECHO HEREDITARIO.

Abog. Rafael Escobar Briceño Karelis.


CI:19.517.156

Chávez Zuleima.
CI: 12 555042
Valero Areanny.

CI: 19.986.924

Carrera: Derecho.
Interanual

Diciembre 2021
UNIDAD IV CONTRATOS ROMANOS
CONTENIDO:
1) Sistema Contractual Romano.

Sistema Contractual Romano. Sistema Contractual Romano: en Roma opera un


concepto restringido del contrato y no existía una noción abstracta como hoy en
día, por tanto, solo eran contratos las manifestaciones de voluntad dirigidas a
poner en vida una obligatio reconocida en el ius civile.

2) Clasificación de los Contratos.


- Contratos

Gayo (3, 89) nos dice que las obligaciones que nacen de contrato se contraen re,
aut verbis, aut litteris, aut consensus, esto es, mediante la dación de una cosa,
mediante las palabras, la escritura, o el simple consentimiento. A partir de esta
afirmación se suelen tradicionalmente dividir los contratos en verbales, literales,
reales y consensuales. En todos ellos existe un elemento subjetivo, el acuerdo, y
otro objetivo, la causa civilis, que los distingue entre sí.

a) Son contratos verbales aquéllos en los que el acuerdo debe manifestarse


mediante la pronunciación de palabras solemnes, y a tal declaración se conecta el
efecto de hacer surgir el vínculo obligatorio. Entre los contratos verbales se
cuentan la dotis dictio, la promissio iurata liberti y la stipulatio (estipulación).

b) En los contratos literales la obligación surge de la redacción por escrito del


acuerdo entre las partes. Gayo menciona entre los contratos literales los nomina
transcripticia, los singrapha y los chirographa.
c) En los contratos reales el acuerdo debe ir acompañado de la entrega de la
cosa para que surja la obligación. Son cuatro: mutuo, comodato, depósito y
prenda.

Esta categoría de contratos experimentó en época postclásica una ampliación,


incluyéndose en ella los llamados "contratos innominados" o "reales innominados",
cuyo objeto era una prestación a cambio de otra.

d) En los contratos consensuales la obligación surge del acuerdo de las partes


sin exigir ningún otro requisito de forma, pero ello no quiere decir que el Derecho
romano rechazase la redacción de un documento como prueba del acuerdo entre
las partes. En las fuentes son tipificadas cuatro figuras: compraventa,
arrendamiento, sociedad y mandato. Cronológicamente, es probable que estos
contratos hayan sido reconocidos por el ordenamiento jurídico romano, con
posterioridad a las otras categorías.

3) Elementos de los Contratos.


En el derecho romano los contratos contaban con tres partes; a saber: El
consentimiento de las partes, su capacidad y un objeto valedero. Veamos
detalladamente cada una de estas partes.

3.1) Esenciales (Voluntad, Objeto, Causa).

Consentimiento

El consentimiento se refiere a la voluntad de las partes para querer celebrar el


contrato. "el concurso de la oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que
han de constituir el contrato".

Para que sea válido, el consentimiento ha de ser prestado con libertad por
personas capaces y "será nulo el prestado por error, violencia, intimidación o dolo"
Objeto

El objeto del contrato ha de ser posible, lícito y determinado, sin necesidad de un


nuevo acuerdo entre partes. En este apartado se aúnan los servicios, o
condiciones, que deben seguir alguna de las partes o ambas según lo firmado.

Causa

Mientras que el objeto responde a qué es lo que se debe, la causa es el hecho


que explica por qué se debe. Es decir, justifica la creación de una obligación por la
voluntad de las partes.

No se debe confundir la causa con los motivos que tuvieron los contratantes para
celebrar el contrato. Pues la causa es siempre la misma, mientras que los motivos
son variables. La causa ha de ser existente, verdadera y lícita.

3.2) De Validez (Capacidad de las Partes, Ausencia de Vicios del


Consentimiento.)
La capacidad de las partes contratantes es un requisito de validez de los
contratos. Las partes pueden ser personas físicas y personas morales y deben
tener capacidad legal para celebrar contratos, la falta de capacidad da lugar a la
nulidad del contrato.

La ausencia de vicios en el consentimiento es imprescindible para la validez y


eficacia del contrato, a cuyo fin se requiere que la voluntad no esté presionada por
factores externos que modifiquen la verdadera intención.

3.3) Naturales.
Son aquellos elementos que, sin ser de la esencia del Contrato, forman parte del
mismo, aun cuando los contratantes no se hayan referido expresamente a ellos.
Tal es el caso de la garantía de evicción saneamiento en los contratos a título
oneroso.
3.4) Accidentales (Condición, Modo y Término).
Son aquellos que pueden ser incluidos en los Contratos por manifestación de la
voluntad de las partes. • Tal es el caso de las modalidades de las obligaciones
como la condición, el plazo, el cargo, que pueden agregarse a convención.

LA CONDICIÓN
“Es un evento futuro e incierto de cuya verificación depende, de distintas
maneras, la eficacia de un contrato”. (Antonio Marín)
Se habla de un evento en lugar de un acontecimiento, debido a que un
acontecimiento es un hecho importante que ocurre, mientas que un evento es un
suceso no previsto o de realización incierta o circunstancial.

EL MODO
Para Barbero, “el modo (del latín modus=medida) consiste en un peso que,
sólo en los negocios a título gratuito (testamento o donación), puede ser impuesto
al destinatario de la liberalidad, de hacer o dar algo a favor del disponente o de un
tercero o del beneficiario, o en general, de emplear de una determinada manera el
objeto de la disposición”.
El modo no altera la eficacia del contrato, sino que es completamente
extraño y razón por la cual produce consecuencias jurídicas distintas a las de la
condición y del término; es una obligación accesoria que puede imponerse al
beneficiario siendo posible en contratos a título gratuito y puede ser por actos
entre vivos o mortis causa.
Efectos del modo.
En el caso del no cumplimiento por parte del sujeto pasivo, el disponente
puede conseguir la resolución del contrato, pero el efecto de dicha resolución es
exclusivamente obligatorio. Los bienes que se han establecido como el objeto del
contrato no resultaran afectados, ni los terceros con los que el beneficiario de la
liberalidad haya contratado a su vez.
EL TÉRMINO.
Messineo define el término como “el momento del tiempo en el cual el
efecto del contrato empieza (y es el término llamado inicial o, extendiendo la
nomenclatura propia de la condición, el término suspensivo), o bien -
respectivamente- cesa (y es el término final o resolutorio).
El término consiste en el tiempo estipulado para iniciar o extinguir efectos
derivados de un contrato, con la realización de un evento futuro y cierto. Para la
existencia del término como tal deben cumplirse tres requisitos:
a)     Debe tratarse de un hecho futuro, pues de una manera diferente no podría
referirse a empezar o finalizar los efectos del contrato;
b)     Debe existir la más absoluta certeza de que el hecho sucederá;
c)     No debe depender de él la existencia misma del contrato, ni su eficacia, y menos
aún tener efectos retroactivos, ya que de suceder algo así, se estaría en presencia
de otra figura jurídica, pero no es un término.

4) Contratos a Favor de Terceros, Pactos.

Conocida también como estipulación a favor de tercero, es una figura jurídica en la


que hay un contratante, llamado promitente, que se compromete frente a otro,
denominado promisario, a realizar una determinada prestación a favor de
un tercero, llamado beneficiario. Cuando éste acepta el beneficio previsto a su
favor, consolida su situación contractual. El beneficiario puede ser persona
determinada al perfeccionarse el contrato entre promitente y promisario; pero
puede ser designada más tarde por el promisario y nunca por el promitente.
La aceptación del beneficiario debe comunicarse al promitente. La base más
normal de este contrato es que alguien acredite de su deudor lo mismo que debe a
su acreedor.
El pacto (en latín: pactum) es un convenio o tratado solemne, estricto y
condicional entre dos o más partes en que se establece una obediencia a cumplir
uno o varios acápites establecidos en un contrato formal y en que ambas partes se
comprometen a ejecutar ciertas acciones y a recibir retribuciones de la otra parte
por su cumplimiento.

5) Contractus Verbi.
CONTRATOS VERBIS O VERBALES Constituyen las formas de contratos más
antiguas que conocieron los romanos, son esencialmente formales y las palabras
solemnes que los perfeccionan son fijadas por el ius civile.

5.1) Nociones Generales.


El contrato verbal romano consiste en la estipulación o promesa estipulada, es
decir, instada mediante una pregunta. La estipulación se celebra verbis, o sea bajo
determinada forma verbal, por medio de una pregunta y una respuesta. El
acreedor interroga al deudor: "spondesne mihi centu dare?". Y el deudor contesta:
"spondeo". Esta forma de sponsio se considera específicamente romana –iuris
civilis– y, por consiguiente, sólo puede usarse entre ciudadanos. Pero pueden
emplearse, en vez de la palabra spondere, otros términos –"promittisne?" o alguno
semejante –siendo estas otras formas iuris gentium, y, por tanto, válidas también
entre peregrinos. En Derecho justinianeo se consideran ya indiferentes las
palabras empleadas. Lo único que se exige es que el acuerdo de voluntades
adopte forma verbal mediante una pregunta del acreedor y una respuesta
congruente del deudor. Esta forma es la que decide de la validez del contrato y le
reviste de acción: las obligaciones, aquí, nacen de palabra.

5.2) Caracteres.

1.El comodato es un contrato traslativo de uso. No transfiere ni el dominio ni el


goce del bien, si hubiese esa transferencia existiria otro tipo de contrato.
2.La concesion del uso siempre es temporal.La ley no establece limitaciones para
pactar el plazo que convengan las partes y solo indica que termina con la muerte
del comodatario, si no se pacta plazo el comodante puede exigir la restitucion de
la cosa cuando le paresca.
3.Es un contrato siempre gratuito y por lo tanto indica una liberalidad por parte del
comodante.
4.El objeto del contrato deben ser bienes no fungibles;esto es, que el comodatario
no se libera de su obligacion de restituir, sino entregando precisamente los bienes
recibidos y no otros, aun cuando sean de la misma especie y calidad.
5.El comodato siempre regula una conducta especifica del comodante en beneficio
del comodatario.El poder de disposicion no es directo respecto de la cosa, sino
que se ejerce a traves de la conducta del comodante, quien debe concer¿der el
uso y entrega de la cosa.

6) Contractus Litteris.
6.1) Nociones Generales.
CONTRATOS LITTERIS O ESCRITOS Los contratos litteris son aquellos que se
perfeccionan por ciertas palabras escritas establecidas por la tradición. Es
característica general de las obligaciones litteris el hecho de que para constituirse
es necesaria la formalidad de su escrituración, siendo irrelevante la causa del
negocio en sí; son, por lo tanto, contratos formales y abstractos. Este carácter
literal abstracto, corresponde guardada toda proporción, a la legra de cambio
moderna.
1.- Nomina transcriptitia Los de nómina transcriptitia son los más antiguos y eran
aquellos que se consignaban en los libros de contabilidad del acreedor, no siendo
menester que el deudor también los transcribiese. Eran contratos unilaterales y de
estricto derecho, que tenían por objeto una determinada cantidad de dinero; por
ello, estaban protegidos por la condictio certae pecuniae para exigir su
cumplimiento.
2.- Quirógrafos Consistía en un documento (un solo ejemplar) que permanecía en
poder del acreedor en el que el deudor reconocía su deuda.

7) Contratos Innominados y Cuasi Contratos


Tradicionalmente de denominan por los intérpretes contrato innominados a
aquellos para cuya perfección se exige que una de las partes hubiese entregado
una cosa a la otra o en general realizado a su favor una prestación de diferente
índole quedando el otro contratante obligado a llevar a cabo en cambio una
prestación convenida.
Los contratos innominados salvo el precario se diferencian de los 4 contratos
reales típicos (Depósito, comodato , mutuo y prenda) en que en los innominados la
contraprestación de la otra parte ( deudor ) no consiste propiamente en la
devolución de la misma cosa recibida sino que es siempre de naturaleza distinta a
la de la prestación previa del acreedor.
El termino innominado no significa que todos estos contratos carezcan de
denominación especial, así la permuta por ejemplo que es uno de ellos tiene
siempre esta denominación propia.
Con el término innominados se pretende expresar que los indicados contratos no
fueron propiamente reconocidos como figuras singulares.
Los contratos innominados se agrupaban bajo 4 esquemas fundamentales:
- DO UT DES (doy para que des): consiste en la entrega de una cosa ( datio)
dirigida a obtener la datio de otra cosa.
- DO UT FACIAS (doy para que hagas) : cuando la obligación resultante es un
facere y la causa que lo motiva la entrega de una cosa.
- FACIO UT DES (hago para que des) : si por el contrario la obligación es de dar y
la prestación que adelantó el acreedor fue un hacer.
- FACIO UT FACIAS (hago para que hagas): si ambas prestaciones (la ya
cumplida que sirve de causa) y la debida (constituye el objeto de la obligación) son
de hacer.
PRINCIPALES CONTRATOS INNOMINADOS
1.- CONTRATO ESTIMATORIO: (Aestimatum)
Por cuya virtud el propietario de una cosa la entrega a otro con tasación de su
valor para que el que la reciba la venda y pague al propietario la misma cuantía en
que se tasó o bien en el supuesto de no ser vendida devuelva la cosa misma.
2.- PERMUTATIO, PÈRMUTA:
Es el contrato innominado que consiste en el cambio de una cosa por otra. El
derecho romano lo consideró un contrato innominado irreal y puede haber
transferencia de la propiedad de las cosas dadas en cambio a diferencia de la
venta que era consensual y donde no había transferencia de la propiedad de la
cosa dada en venta.: Que es la permuta. Tiene lugar este contrato cuando una de
las partes transfiere a la otra la propiedad de una cosa para obtener en cambio la
propiedad de otra.
3.- DATIO AD EXPERIENDUM:
Contratos en los que una persona entrega a otra cosas, bien para que la someta a
prueba y las adquiera si dicha prueba es satisfactoria o bien para que una vez
examinadas formulen su dictamen sobre su valor, estado, eficacia, naturaleza ,
etc.
4.- PRECARIUM:
El origen de esta institución reside en que a ruego de sus clientes los patronos les
dejaban disfrutar de algunos terrenos u otras cosas. El precario representaba una
situación de hecho revocable en cualquier momento en que el dueño de la cosa
quisiera que cesase.
5.- TRANSATIO O TRANSACION:
Es un modo de extinguir las obligaciones por un acuerdo de concesiones
recíprocas para poner fin a un litigio.
LA DONACION
Todo acto de libertad por el cual una persona, (el donante) se empobrecía
voluntariamente a favor de otra (el donatario).
Las características son:
Empobrecimiento del donante
Consecuente enriquecimiento del donatario
Que el donante obrara con anumus donandi; realmente la intención es un acto de
libertad.
Consentimiento del donatario.
En un contrato traslatativo de dominio
Es gratuito siendo esta la característica más importante, ya que el donante no
recibe contraprestación alguna.
Recae sobre alguna parte la totalidad de los bienes presentes del donante, ya que
la donación no puede comprender la totalidad de los bienes si el donante no
reserva en propiedad o en usufructo lo necesario para vivir según sus
circunstancias.
Siempre recae sobre los bienes presente y no los futuros
El donatario debe aceptar dicha transmisión en vida del donante
Se requiere de la voluntad de ambas partes
El donante responderá de evicción solamente cuando expresamente se hay
obligado a prestarla
Si el donante transfiere todos sus bienes, el donatario seria responsable de todas
las deudas del donante hasta la cantidad estipulada de dichos bienes siempre y
cuando sea real la fecha.
El derecho romano trató la donación con cierta desconfianza. En el año 204 a. de
J.C., la Lex Cincia de donis el muneribus, prohibía las donaciones que excedieran
de cierto limite. Sin embargo, esta prohibición no regía respecto de los parientes
más cercanos (personae exceptae), según resulta de los fragmentos del Vaticano.

Una donación podía hacerse mediante entrega, promesa o perdón. Cuando se


hacía por promesa una donación excesiva, si el donatario reclamaba
posteriormente el cumplimiento, demandando al prominente, éste podía oponer a
la acción del demandante la exceptio legis Cinciae, de creación pretoria, para lo
cual debería comprobar que el objeto prometido valía más que el máximo fijado en
Lex cincia.

El derecho romano con lideraba, con razón, como inmoral que los herederos, para
obtener una ventaja se opusieran a una donación que el propio autor de la
herencia había mantenido. Este es un principio que se encuentra su reflejo en el
derecho moderno.

En lugar de ella, apareció una nueva restricción, menos severa a las donaciones:
la insinualtio. Esta era la inscripción obligatoria de donaciones que excedieran de
cierto límite en registros públicos ( quinientos solidie en tiempos de de Justiniano,
con el doble fin de que el donante no pudiera hacer válidamente donaciones
importantes bajo el impulso del momento, y que los terceros (acreedores del
donante) pudieran saber que una persona estaba desprendiéndose gratuitamente
de sus bienes, en cuyo caso, a veces, tenían acción para anular la donación,
como en el supuesto de la actio paulina o de la querela inofficiosae donationis.

El donante recibía del derecho clásico un tratamiento de favor. Es verdad que


quedaba obligado a cumplir con una promesa de donación o con una donación en
forma de promesa; pero por otra parte, resultaba que no debía interese moratorios
y gozaba del beneficium competentiae.

Después de haber cumplido, no respondía de la evicción o de los vicios ocultos,


salvo en caso de culpa lata o de dolo.

La donación no remuneratoria, podía revocarse por ingratitud si el donatario no


cumplía con el modo estipulado en caso de donaciones entre patrones y libertos,
si le nacía un hijo al patrón.

Si la donación de parte de los bienes perjudicaba los intereses de los acreedores


del donante, procedía una acción revocatoria, la Pauliana.

El derecho romano permitía también la donación de la totalidad de los bienes


presentes del donante, lo que el derecho romano admite únicamente con
restricciones. En tal caso, el donatario respondía del pago de todas las deudas
existentes en el momento de la donación: bonanon intelleguntur nisi aere alieno
educto (no se puede hablar de bines, sin descontar previamente las desudas
correspondientes).

Caso especial es el de la donatio propter nupcias, que hacia el marido a la esposa.


O daba lugar a una transmisión inmediata de valores patrimoniales entre los
cónyuges. El objeto de la donación quedaba en poder del marido, el cual no podía
venderlo o hipotecarlo; y únicamente en caso de que éste muriera antes, se
entregaba a la esposa como ganancia de supervivencia. La donatio mortis causa
solía hacerse en vista de algún peligro grave y se revocaba, automáticamente, si
moría el donatario antes que el donante o si el donante escapaba al peligro en
cuestión. Además, era esencialmente revocable en cualquier momento, ad nutum.

CUASICONTRATOS:

Si en la época clásica se consideraron como fuentes de las obligaciones, el


contrato y el delito. En la época postclásica se añadieron las varias figuras de
causas y a partir de la época justinianea se establece una cuatripartición, de tal
forma que las obligaciones nacen del contrato, del cuasicontrato, del delito y del
cuasidelito.
Como cuasicontratos se perfilaron una serie de relaciones jurídicas o de
obligaciones que aun siendo licitas falta en ellas el acuerdo o convención de las
partes produciendo, no obstante, efectos comparables al de las obligaciones
contractuales.
Como figuras específicas del cuasicontrato las instituciones de Justiniano recogen:
- La negotiorum gestio.
- La tutela.
- La communio incidens.
- El legatum.
- El indebi solutio.
1 Negotiorum gestio: Se produce cuando una persona cuida o administra bienes, o
bien realiza cualquier gestión en favor de otra con la idea de beneficiarla o evitarle
algún perjuicio y sin que haya recibido mandato de ésta, ni ostente cargo que le
obligue o faculte para ello.
Aquel a cuyo favor se opera o realiza el negocio es el llamado Dominus negotii
(dueño del negocio) y el que actúa en beneficio del mismo es el Negotiorum
gestor. Son requisitos necesarios de la negotiorum gestio los siguientes:
- Que el dueño del negocio desconozca la actividad realizada por el gestor, si la
conoce y no se opone la relación seria no ya de gestión sino de mandato tácito.
- Que en la actividad desarrollada por el gestor no tenga este el menor interes
patrimonial.
- Que el acto de gestión haya tenido un utiliter coeptum (un util comienzo) es decir
que hubiese sido realizado en virtud de premisas que hiciesen evidente su
conveniencia, aunque a veces el resultado final no se logre.
- Que haya en el gestor animus aliena negotia gerendi (intencion de obrar para
otro).
2 Communio incidens: Es la comunidad incidental. Es la situación en que sin
existir previo acuerdo entre las partes, estas se encontraban en situación de
comunidad. Es el caso de los coherederos que por el solo hecho de la muerte de
su causante se encontraban en la situación de comunidad hereditaria.
Estos estados de inhibición daban lugar a obligaciones reciprocas entre las partes,
obligaciones que fueron reguladas de un modo análogo a la de los socios en el
contrato de sociedad.
3 tutela: Las relaciones económicas entre el tutor y el pupilo a propósito de la
administración de los bienes pupilares y que estaban tuteladas por la actio tutelae
fueron encuadradas por los justinianeos dentro de los cuasicontratos.
4 legados: En determinadas figuras de legado como el legatum per dammationem
los justinianeos incluyeron dentro de la categoría de los cuasicontratos las
relaciones entre heredero y legatario.
5 Indebiti Solutio: Cobro de lo indebido o pago. En la época justinianea el pago de
lo indebido se configuro como un cuasicontrato, quien paga una deuda que cree
existente sin serlo, genera una obligación de restitución para quien la cobro
indebidamente por producir en favor de este último un enriquecimiento injusto.
UNIDAD V DERECHO HEREDITARIO.

CONTENIDO:
1) Conceptos Generales del Derecho Hereditario (Hereditas, de Cujus,
Haeredes).

El derecho hereditario o el derecho a la sucesión hereditaria es uno de los


derechos más antiguos que se conoce, en todos los países está previsto en su
legislación o en el derecho usual del pueblo los efectos del fallecimiento de una
persona.

El derecho hereditario constituye parte del Derecho Civil, la casi totalidad de sus
normas y principios jurídicos emanan del Código Civil.
Entonces decimos que el Derecho Hereditario o Derecho de sucesiones es el
conjunto de normas y principios jurídicos que gobiernan la transmisión del
patrimonio que deja una persona que fallece, a la persona o las personas que le
suceden.

De Cujus Locución latina: de cujus successione agitur, de cuya sucesión se trata.


Causante; el que, a causa de su muerte, da lugar a la apertura de su sucesión.

El de cujus en Roma: Se basa en que extingue su personalidad jurídica y provoca


la transmisión a título de la herencia, ya sea legítima o testamentaria, por la cual
se produce el cambio de titular de sus bienes, derechos y obligaciones de
contenido patrimonial, que no dependen de la vida del causante. La muerte del de
cujus es el presupuesto esencial de todo el derecho sucesorio

En el antiguo derecho quiritario, la sucesión era consecuencia de la estructura de


la familia agnaticia. A morir el pater familias debía sustituirle al frente de la familia
un heredero que debía continuar con los cultos y las relaciones personales y
patrimoniales. En la Ley de las XII Tablas, la herencia o hereditas es el conjunto
de bienes que se transmiten al heredero, que incluye tanto el patrimonio familiar
como los bienes de cambio, la pecunia.
A finales de la época clásica, la herencia se configura como un ente jurídico, una
unidad con identidad propia, una universitas que se distingue claramente de las
cosas que la componen.

Partiendo de este concepto, los intérpretes consideran la herencia como una


universitas iuris, distinta de la universitas facti. Como consecuencia de esta idea
de la herencia como un ente jurídico unitario:
- El testador dispone de ella con un acto único: el testamento.
- El heredero también la adquiere mediante un acto único: la aceptación o adición.
- La acción de petición de herencia, hereditas petitio, es de carácter universal.
- La herencia puede ser objeto de in iure cessio.
- La herencia puede ser objeto de usucapión.

En derecho posclásico y justinianeo se considera que el heredero continúa la


personalidad del difunto, de forma que llegan a formar una persona sola. Junto al
sistema sucesorio reconocido por el ius civile, surge por obra del pretor otro tipo
de sucesión que recibe el nombre bonorum possessio y que llega a ser un
verdadero sistema de sucesión hereditaria.
Frente a la figura del heres o heredero del ius civile, el pretor consideró que
debían ser llamados a la herencia de los hijos consanguíneos, dándole mayor
relevancia a este tipo de parentesco que al agnaticio. Por ello, otorga la posesión
de los bienes hereditarios a las personas contempladas en su edicto, a las que
considera con derecho preferente, concediéndoles las acciones del heredero
como ficticias.

Al parecer, en primer lugar, se concede la bonrum possessio al que sostenía ser


heredero civil; en segundo lugar, al que había sido instituido heredero en un
testamento no acorde con el ius civile; más adelante, cuando el causante había
muerto sin testamento, a personas no contempladas por el ius civile como
herederos ab intestato, pero con vínculos consanguíneos con el difunto que la ley
no tenía en cuenta a efectos sucesorios y en determinados casos, a personas no
contempladas en el testamento. Así se distinguen varias clases de bonorum
possessio:

a) Secundum tabulas. Concedida a los que han sido instituidos herederos en un


testamento que no se ajusta a las formas solemnes del ius civile, a que el pretor
reconoce como válido y se denomina testamento pretorio.
b) Sine tabulis o ab intestato. Cuando no hay testamento. En este caso, el pretor
da prioridad al parentesco de sangre o cognaticio para la sucesión y establece un
nuevo orden para el llamamiento a la herencia.
c) Contra tabulas o contra el testamento. A pesar de la existencia de testamento,
se concedía la posesión a personas distintas de las instituidas herederas. Se daba
a favor de los hijos emancipados no contemplados ni desheredados en el
testamento.

Este sistema pretorio se afirma en el siglo I y se recoge definitivamente en el


edicto perpetuo.
Presupuestos de la sucesión hereditaria

1. Muerte de una persona que pueda dejar herederos.


2. Existencia de una persona capaz de ser heredera.
3. Delación al heredero para que acepte la herencia.
4. Aceptación o adición de la herencia, en caso de herederos voluntarios.

2) Objetos y Requisitos.

Objeto de la herencia: La herencia comprende todas las relaciones jurídicas de las


que era titular el difunto o causante, excepto las de carácter personal o las que se
extinguen con la muerte, como la patria potestad, la manus y la tutela.
Entre las relaciones que no se pueden transmitir, se encuentran las relativas al
derecho público, pero también algunas patrimoniales de carácter personal. Entre
estas últimas están los derechos reales de usufructo, uso y habitación, así como la
posesión en sí misma, le precario, el mandato, la sociedad… al igual que las
obligaciones ex delicto.

Hereditas, de Cujus, Haeredes):


Sólo el paterfamilias podía ser causante (o de cujus, término que se deriva de la
expresión is de cujus hereditate agitur) de una h., pues a su muerte le sucedían
sus hijos e hijas, que se convertían así en sui iuris. Pero también es heredero
cualquier persona de la misma familia o de otra que sub-entra en la misma
posición jurídica del de cujus. A este tipo de herederos se les llama extranei, y no
se convierten en tales por el mero hecho de la muerte del causante, sino por un
acto de aceptación (aditio hereditatis), en tanto que los su¡ iuris no necesitan
aceptar la h. para convertirse en herederos, sino que lo son «necesariamente».

El pretor, para evitar que la h. estuviera demasiado tiempo yacente, es decir, sin
aceptación, podía dar al heredero un plazo de 100 días para aceptar, pasado el
cual se entendía repudiada la h., o bien podía hacer al heredero una interrogatio in
iure sobre an heres sit, de tal forma que, si el heredero no aceptaba, se llamaba a
los siguientes del orden pretorio. De todos modos, la forma más común de aceptar
la h. un heredero voluntario era la pro herede gestio, es decir, la realización de
algún acto (p. ej., toma de posesión) respecto a los bienes hereditarios. También
podía ocurrir que el heredero hubiese sido obligado por el testador a la aceptación
de la h. en forma solemne (cretio, derivado de cernere, decidir), que debía tener
lugar en el plazo de 100 días, de modo que una declaración de aceptar sin esta
forma solemne no producía la adquisición de la h. La exigencia de forma para la
aceptación desapareció ya en época posclásica.

Son herederos necesarios no sólo los hijos e hijas del causante, sino también el
propio esclavo instituido heredero y manumitido en el testamento. Esta colocación
del heredero en la misma posición jurídica del difunto se llama successio, pues
aquél es continuador de la personalidad del causante en todas las relaciones
jurídicas trasmisibles (no, en cambio, en las intrasmisibles, como son, p. ej., las
obligaciones que derivan del contrato de sociedad, de delitos, de la manus, de la
Paternidad, del derecho de usufructo, etc.). La característica más importante de la
sucesión es su carácter universal y no particular, puesto que el heredero sucede
en el ius hereditario y no en la propiedad de las cosas particulares.

La sucesión hace referencia, ante todo, a las relaciones jurídicas, de modo que
el heredero, aunque se haga propietario de los bienes hereditarios desde que
adquiera la herencia, sin embargo tiene que tomar posesión de aquellosbienes
para ser considerado poseedor de ellos. El heredero es responsable de las
deudas no personalísimas del causante, y el acreedor puede hacerlas efectivas no
sólo sobre los bienes de la h., sino también sobre los del heredero, con lo cual
puede ocurrir que éste tenga que pagar con sus propios bienes las deudas del de
cujus. Esta responsabilidad, llamada ultra vires hereditatis, sólo puede ser evitada
en parte:a) Si el heredero es voluntario, repudiando la h., pactando con los
acreedores una reducción proporcional de sus créditos o pidiendo a los
acreedores que le manden (v. MANDATO) aceptar la h., con lo cual queda a salvo
de todo perjuicio, en cuanto que es mandatario.

b) Si el heredero es un su¡ iuris puede abstenerse de la h., aunque no pueda


repudiar, con lo cual, si los acreedores le reclaman, el magistrado dejará para el
concurso de éstos todo el patrimonio hereditario, pero sin tocar los otros bienes
propios del heredero.

c) Cuando el heredero es un esclavo propio, instituido heredero y manumitido


en el testamento, puede solicitar al pretor la separatio de sus adquisiciones
futuras, las cuales no se verán afectadas por las reclamaciones de los acreedores,
que no se han visto satisfechos con el patrimonio hereditario.
d) Por último, Justiniano estableció a favor de todo heredero el beneficium
inventarü, en virtud del cual la herencia quedaba aislada y se podía dejar a los
acreedores, sin ninguna merma del patrimonio del heredero.

Sea lo que fuere, el pretor podía otorgar a los acreedores de la herencia la


separatio bonorum en el caso en que la confusión del patrimonio de la herencia
con el del heredero poco solvente pudiese perjudicar a los acreedores. De esta
forma, éstos se veían satisfechos preferentemente con los bienes de la herencia.
La separatio bonorum juega también a propósito de los legados (v.), cuando, en la
última época clásica, la piden los legatarios, después de haber sido satisfechos los
acreedores.

El título de heredero puede adquirirse, o bien por una llamada de la ley (sucesión
legítima o abintestato, v.), o bien por una declaración de voluntad del difunto
(sucesión testamentaria, v. TESTAMENTO, I). Rige en Derecho romano el
principio de que nemo pro parte testatus pro parte intestatus decedere potest, es
decir, que son incompatibles entre sí la sucesión testamentaria y abintestato, pero
en el caso de que exista un testamento válido, se da preferencia al heredero
llamado por él frente al abintestato. El citado principio de incompatibilidad entre las
dos delaciones no tiene vigencia cuando el testamento tiene que modificarse para
beneficiar a los herederos forzosos (sucesión forzosa o de legitimarios), y en tales
casos vienen a combinarse los dos tipos de delación (v. LEGÍTIMA).

El Derecho romano hereditario tiene su base más remota en la Ley de las XII
Tablas (v.), completadas y modificadas luego por la bonorum possessio pretoria y
por la legislación senatorial, y aparece unificado, por último, en las Novelas de
Justiniano.

REQUISITOS DE LA SUCESIÓN HEREDITARIA

 La muerte de una persona.


 Capacidad del difunto para tener herederos. El causante tenía, además, que
ser capaz, es decir, ser libre, ciudadano romano y, sui iuris.
 Eran incapaces para tener herederos los esclavos, los peregrinos y los
filiifamilias (Justiniano reconoció a los filius está capacidad para tener sucesor).
 Aceptación de la herencia.

3) Sucesión Testamentaria y Sucesión Intestada.

Concepto
Cuando la sucesión se defiere por el título sucesorio “Testamento” se
denomina testamentaria y su régimen, salvo contadas excepciones impuestas por
la ley, lo determina la voluntad del causante o causantes.

De otra forma, Es aquella que se origina cuando el de cujus, en previsión de su


muerte próxima o remota, dispone voluntariamente de sus bienes señalando a
quienes y en qué forma deben transmitirse. También podríamos decir que es la
voluntad individual del causante, al cual se le reconoce facultad de disponer,
dentro de ciertas limitaciones, de sus bienes, como la más alta expresión de su
derecho de propiedad.

La sucesión intestada, también denominada sucesión abintestato, legal o


legítima, es aquella que se da en el caso sucesión mortis causa ante la
inexistencia o invalidez de testamento del fallecido. Dada la necesidad de la
elección de un sucesor, y ante la inexistencia de voluntad escrita del fallecido, la
ley suple esa voluntad designando sucesores por defecto.

Por ello, en el caso de la sucesión intestada los herederos son establecidos por la
ley (herederos legales). La solución final adoptada difiere en cada sistema jurídico,
aunque suele basarse en relaciones de consanguinidad y afinidad y suele incluir
por este orden, a descendientes, ascendientes, cónyuge, colaterales y El Estado
en último lugar.
4) Sistema Civil y Pretorio de la Sucesión Hereditaria.

Para el derecho civil no era válido el testamento si no se había realizado el acto


per aes et libram, pero lo cierto es que la voluntad del testador, su nuncupatio con
todas las disposiciones en ella contenidas, se hallaba recogida en las tablillas
testamentarias. Es precisamente por esta realidad por lo que el pretor,
prescindiendo de la solemnidad libral, consideró que el testamento lo constituían
las mismas tablillas, por lo que ofrecía la bonorum possessio secundum tabulas a
quien apareciese instituido heredero en unas tablillas convenientemente selladas
con los sellos íntegros de siete testigos.

La bonorum possessio que el pretor concedía fue en un primer momento sine re,
de manera que se daba preferencia al heredero civil que reclamase la herencia.
En el caso de que solo existiese un documento que no había estado precedido por
el acto libral, y apareciese un heredero instituido con las formalidades per aes et
libram, cosa que se demostraba con testigos, quien salía triunfadora era la
segunda de las personas.

Con la llegada al poder del emperador Antonino Pío la situación cambió de forma
drástica, pues se pasó a conceder

De este modo, puede hablarse de un testamento pretorio, escrito, con siete


testigos, que se contrapone al testamento civil, oral, de cinco testigos. En la
historia del documento romano, el testamento relativo al ius honorarium representa
el primer documento que aparece con un valor constitutivo, aunque tan solo a
efectos pretorios.
5) La Delación (Concepto, Clases, Requisitos, Momentos, Carácter
Personal, In Iure Cessio Hereditatis, Usucapio Pro Herede).

Es el ofrecimiento de la herencia a una persona o grupo de personas, físicas o


jurídicas, pero en todo caso concretas y comporta como principal consecuencia el
ius delationis.
El ius delationis comprende en nuestro derecho dos facultades: la de aceptar y la
de repudiar la herencia y no sólo la segunda de las mencionadas en tanto que el
código no sigue un sistema de adquisición de tipo germánico o ipso iure. Aunque
algunos autores configuran el ius delationis como un reflejo de la capacidad de
obrar, como un mero poder jurídico, la mayoría de la doctrina lo considera un
derecho subjetivo que engloba como todo derecho de esa índole, poderes
concretos, a saber: las dos mencionadas facultades y el poder de realizar actos
conservativos sobre los bienes hereditarios sin que ello haya de suponer
necesariamente la aceptación de la herencia.
El ius delationis no puede ser objeto de actos de disposición si ello ocurriese la
disposición equivaldría a aceptar la herencia. Así se deduce del artículo 1000 en
virtud del cual:
Entiéndase aceptada la herencia:
1º Cuando el heredero vende, dona o cede su derecho a un extraño, a todos sus
coherederos o a alguno de ellos.

2º Cuando el heredero la renuncia, aunque sea gratuitamente, a beneficio de uno


o más de sus coherederos.

3º Cuando la renuncia por precio a favor de todos sus coherederos


indistintamente; pero, si esta renuncia fuere gratuita y los coherederos a cuyo
favor se haga son aquellos a quienes debe acrecer la porción renunciada, no se
entenderá aceptada la herencia.
Esta regla que el artículo 1000 refiere de forma impropia al "heredero" se extiende
también a los negocios mortis causa que pueda hacer la persona a quien se haga
la delación, supuesto distinto es el contemplado en el artículo 1006 que señala
que:Por muerte del heredero sin aceptar ni repudiar la herencia pasará a los suyos
el mismo derecho que él tenía.
Este precepto no tiene carácter imperativo y el causante puede impedir la
transmisión del ius delationis del que llama a ser heredero directamente
obligándole a que lo ejercite necesariamente en vida o indirectamente disponiendo
que si muere sin hacerlo la delación se haga a otra persona.
No ha tenido lugar la delación en el supuesto a que se refiere el artículo 759 y así:
El heredero o legatario que muera antes de que la condición se cumpla, aunque
sobreviva al testador, no transmite derecho alguno a sus herederos.
Son requisitos para la plena efectividad del ius delationis que concurran a su vez
los requisitos necesarios para el ejercicio de las facultades o poderes que en él se
comprenden, lo que lleva al análisis de la capacidad e incapacidad para suceder.

Existen las siguientes causas de la llamada o delación:

Por el testamento: el causante designa al futuro titular de su patrimonio para


después de su muerte.
Por la ley o falta de testamento (ab intestato): Según el precepto de las XII Tablas
si el causante moría intestado se llamaba a los hijos, al agnado y a los gentiles.
La delación ab intestato suele denominarse también legítima, por estar atribuida
por la ley, pero la distinción no es clara porque también la llamada testamentaria
se califica ex lege (Ulpiano, 2 ad leg. Iul. et Pap. D. 50.16.130).

Las dos causas de delación son incompatibles, de forma que una persona no
puede morir intestada en una parte, y en otra con testamento (regla, nemo ex
parte testatus et ex parte intestatus decedere potest: I. Inst. 2.14.5).

Transmisión de la herencia
Tiene por carácter personal, al hacerse en favor de determinadas personas. Es
intransmisible a los herederos del llamado y en principio no puede tampoco
enajenarse. Sin embargo la sucesión intestada, antes de aceptar la herencia, el
agnado puede hacer una in iure cessio a favor de otra persona, que en virtud del
magistrado se convierte en heredero.

La regla de la no transmisión de la delación tiene en la práctica importantes


excepciones. Cuando el llamado a la herencia muere sin haber podido aceptar por
causas ajenas a su voluntad, el pretor concede una restitutio in integrum para que
sus herederos puedan solicitar la bonorum possesio.

Herencia yacente
Cuando los llamados a la herencia son herederos extraños o voluntarios puede
darse un espacio de tiempo entre la delación o llamada y la aceptación.

También se considera yacente la herencia en tanto no nace un heredero "suyo"


póstumo o no se cumple la condición impuesta al suus en el testamento.

Usucapio pro herede


Gayo, 2.52-58, trata de la usucapión de las cosas hereditarias como una
aplicación a la herencia del precepto de las XII Tablas sobre la usucapio, que
considera como una regla de los antiguos que no se ajustaba ya al derecho
vigente en su época.
Originariamente, los bienes hereditarios se incluían entre "las demás cosas",
aunque se tratase de inmuebles, y bastaba la posesión durante un año. La
especialidad de tan particular usucapio consistía en que era suficiente poseer
cosas u objetos hereditarios para extender la usucapión a toda la herencia.

6) Adquisición, Adición y Repudio de la Herencia.


Adquisición de la herencia
A efectos de la adquisición de la herencia, Gayo, 2.152-163 distingue tres
categorías de herederos:

Heredero necesario (heres necessarius): es el esclavo instituido y libertado en el


testamento al mismo tiempo; se llama así porque en el mismo momento de morir
el testador se hace libre y heredero. Esta consecuencia se realiza con
independencia de su voluntad, es decir, quiera o no quiera. Sin embargo, el pretor
para atenuar los daños de esta situación, le concedió que pudiera reservarse el
patrimonio que adquirió después de la muerte del patrono y lo que éste le debía,
tanto antes como después de la venta del patrimonio hereditario. Con esto, podía
separar sus propios bienes de los de la herencia, con tal de que no los hubiese
obtenido por razón de ésta.
Herederos suyos y necesarios (heredes sui et necessarii): son los hijos o hijas o
los descendientes que se encontraban bajo la potestad del causante en el
momento de su muerte.
Herederos extraños (heredes extranei o voluntarii): son los herederos que no
estaban sometidos a la potestad del testador. Ellos adquieren la herencia
mediante la aceptación y tienen la facultad de deliberar (potestas deliberandi)
sobre si aceptan o renuncian.

Aceptación o adición de la herencia


Según Gayo, 2.167, el heredero extraño o voluntario podía aceptar la herencia
mediante tres formas:
Declaración formal y solemne (cretio).
Gestión de los bienes como heredero (pro herede gestio).
Simple voluntad de tomar la herencia (aditio nuda voluntate).
Repudiación de la Herencia:

Es un derecho que nos da la delación (ius delationis) y por lo tanto se puede


perder. La renuncia no es más que el acto por el cual la persona llamada por
delación a heredar no ratifica la aceptación, lo cual tiene como consecuencia la
cesación de la condición de heredero y la pérdida de la adquisición no confirmada.
La renuncia es un acto voluntario que exige plena capacidad y ausencia de vicios;
por lo tanto, el error, el dolo y la violencia podrían ser invocados para obtener su
anulación.

7) Confusión Hereditaria.

Adquirida la herencia tiene forma de ipso iure, si los herederos son necessarii, o
bien si el heredero era de los necessarii si se trataba de un heredero extreneus o
voluntarius se da el fenómeno jurídico que los clásicos indicaban con el termino
successio, es decir, que el heredero se coloca en el puesto jurídico del difunto y le
reemplaza en todas las situaciones jurídicas transmisibles de que fuese titular el
difunto

8.1) Patrimonio del causante y del Heredero.

1) Confussion Hereditaria: por cuya virtud una vez fundidas en una personalidad
las del heredero y del causante que antes existían con independencia quedan
también extinguidas todas aquellas relaciones que mediasen entre ambos y en las
cuales uno de ellos fuese sujeto activo y otro pasivo. Se produce por tanto la
confussion en la persona del heredero entre la titularidad de su patrimonio propio
que ya le pertenecía con anterioridad y el patrimonio que adquiere de su
causante.

2) El segundo efecto es el relativo a la responsabilidad del heredero por las


obligaciones del difunto y no solo con el patrimonio dejado por el difunto sino
también con el propio del heredero e ilimitadamente y también con su persona en
tanto fue admitida en el Derecho Romano la ejecución personal. Estas
consecuencias de la responsabilidad podian ser evitadas por los herederos
necesarios con la separatio bonorum para los esclavos y el beneficium
abstinendi para los sui inecesari.

En cuanto a los herederos voluntarios podian evitar dicha responsabilidad


no aceptando la herencia si sospechaban que esta era una hereditas damnosa en
la cual el pasivo superase al activo.

Solo a partir de Justiniano fue introducido en beneficium inventarii que


tendia a proteger al heredero aceptante de la herencia del principio romano de
confussion hereditaria, pero la confussion hereditaria podía tener efectos
perjudiciales para los propios acreedores del difunto como remedios generales en
favor de los acreedores y contra la confussion hereditaria funcionaron la separatio
bonorum y en segundo lugar la satisdatio suspecti heredis.

- Separatio Bonorum: representa una separación entre el caudal hereditario y el


patrimonio del heredero acordada por el pretor en beneficio de los acreedores del
causante. En efecto, podía suceder que a un causante de clara solvencia le
sucediese un heredero lleno de deudas y que no inspirase confianza que la que
mereciese el difunto, entonces el patrimonio del difunto suficiente para satisfacer a
sus acreedores podía resultar escaso para cubrir además los delitos propios del
heredero.

La Separatio es una figura dirigida a evitar la concurrencia de los


acreedores personales con los del difunto y en consecuencia permitió a los
acreedores del difunto la satisfacción de sus créditos sobre los bienes de la
herencia con preferencia a los acreedores del heredero.

- La Satisdatio suspecti heredis: Era una fianza asegurativa del pago de los
créditos frente al decuius y que el pretor a instancia de los acreedores podía
obligar a prestar al heredero y so pena de ir al procedimiento ejecutivo.
8.2) Derecho de Acrecer.

ACRECIMIENTO: IUS ADCRESCENDI


Nos limitamos a la modalidad del Derecho actual llamado derecho de acrecer que
se define como el Derecho que corresponde a los llamados coherederos a un
legado que son los colegatarios sobre las porciones de la herencia o del legado
que quedasen vacantes por haber fallecido uno o más herederos o legatarios
antes de la aceptación o por haber renunciado a la herencia o al legado o por ser
incapaces de suceder.
Es por tanto el Derecho de un participe de percibir el aumento que le corresponda
cuando otro participe no quiera o no pueda adquirir su cuota.
El derecho de acrecer tenía aplicación tanto en la sucesión testada como en la
intestada y tanto en la herencia como en el legado. La única modalidad del
derecho de acrecer que ha sido recogido por los códigos modernos era la que
tenía aplicación cuando habiendo sido llamados varios herederos o legatario
alguno de ellos no adquiere la herencia o el legado por:
1) Por haber premuerto antes de la aceptación.
2) Haberse hecho incapaz.
3) Haber renunciado a la herencia.
Pero además de concurrir algunas de las hipótesis citadas, para que tuviese lugar
el ius acrescendi se requería que el decuius no hubiese designado un sustituto
para el heredero en cuestión. Si no se trata de algunos casos en que fuese
admisible el derecho de transmisión hereditaria.
Si la sucesión es intestada el heredero que falta no puede ser suplido por sus
descendientes en virtud de la successio gradum. Fuera de estos casos el Derecho
de acrecer se daba siempre tanto en la sucesión testada como en la intestada
aunque en aquella hubiese sido prohibido por el testador y prescindiendo en
general de la voluntad de los herederos que reciben la porción vacante los cuales
son en contadas ocasiones podían rechazar la porción acrecida.
8.3) Collaciones.

COLLATIONES

En el Derecho moderno se designó con este nombre la obligación que


incumbe a los herederos forzosos de aportar a la masa hereditaria o de tener en
cuenta en ella en las donaciones que en vida les hubiese hecho el causante. Su
finalidad es impedir que las liberalidades del causante traduzcan la desigualdad
injusta que se daría entre los herederos forzosos si los que hubiesen recibido
beneficios en vida del causante participasen en el reparto de la herencia en la
misma porción que los demás.

Sobre este particular dispone el art 818 cc que para fijar la legítima se
atenderá al valor de los bienes que quedasen a acorde del testador con reducción
de las deudas y cargas y sin comprender entre ellas las impuestas en el
testamento.

Al valor líquido de los bienes se agregará el de la donación collacionables.


El art 1035 cc dispone que el heredero forzoso que concurría con otros que
también lo sean, deberán traer a la masa hereditaria los bienes y valores que
hubiese recibido del causante de la herencia en vida de esta por dote, donación u
otro título hereditario para computarlo en la regulación de las legítimas y en la
cuenta de particiones.

Esta materia viene complementada por los art 1036 y 1037. En cuanto al
Derecho romano hubo 2 tipos de collatio:

1) Collatio Bonorum o emancipati: Es una consecuencia del unde liberis hecho por
el Pretor a la bonorum possessio , en esta undi liberis el Pretor llama a la bonorum
possessio a todos los que el derecho civil consideraba como sui heredes, es
decir , todas personas que al fallecer el causante están impuestos a la heredis.
El Pretor también llama a los hijos legítimos aunque estuviesen
emancipados. En su calidad de hijos concurría a dilla collatio emancipiti tanto los
que al morir el causante se hallaran sometidos a su patria potestas como los
emancipados. Resultaba así que mientras las adquisiciones fruto de la actividad
de los emancipados habían sido para ellos dada su condición de sui iuris en
cambio el beneficio del trabajo de los otros hijos sometidos a patria potestas se
había incluido en el patrimonio paterno. No era justo repartir dicho patrimonio en
condiciones de igualdad por ello el pretor ordeno a los liberi emancipados la
collatio bonorum por virtud de la cual se consideraban sumadas al caudal
hereditario a repartir las adquisiciones efectuadas por dichos liberi desde su
emancipación y que de no haber tenido lugar esta hubiesen ido a aumentar el
patrimonio paterno.

La obligación de collaccionar se aseguro por medio de una cautio y que se


considero como un requisito previo para que el emancipado fuese admitido a la
bonorum possessio solo mas tarde la collacion se opero poraportacion material de
los bienes collaccionables o por imputación de su valor.

2) Collatio Dotis: Fue introducida por el Pretor y obligaba a la hija casada a


collacionar lo que hubiese recibido como dote tanto profecticia que es la
constituida por el padre o por un ascendiente paterno, como la dote adventicia que
es la aportada por otras personas. Esto con el fin de obtener la bonorum
possessio.

La collatio dotis fue objeto de modificación, recallendo la obligación de


collationar no solo sobre las hijas sino también sobre otros descendientes
beneficiados por el causante.

La collatio dotis origino la collatio descendentium que pasaría a las legislaciones


posteriores. En la herencia testada el testador siempre que lo hiciese
expresamente podía eximir la obligación de la collatio.
8.4) Comunidad Hereditaria y División de la Herencia.

COMUNIDAD HEREDITARIA Y DIVISION DE LA HERENCIA

La existencia de varios herederos determina que se constituya entre los mismos


una situación de comunidad de bienes en la cual participan los herederos en
proporción a sus cuotas, pero mientras que sobre las cosas corporales se creó
una situación de indivisión, en cambio la situación de comunidad no se extendió a
crédito y deudas los cuales fueron objeto de división ipso iure entre los
coherederos en proporción a sus respectivas cuotas.

A partir de las 12 tablas las obligaciones tanto activa como pasivamente quedaron
fraccionadas entre los coherederos, cada uno de los cuales solo debía pagar o
podía cobrar la proporción correspondiente a su cuota.

En lo demás la comunidad de bienes resultante de la pluralidad de herederos se


regía desde el derecho clásico por las reglas generales aplicables a todos los
casos de copropiedad.

La comunidad hereditaria cesaba a solicitud de uno de los herederos y se


procedía entonces a la partición, bien del mutuo acuerdo entre los coherederos o
bien por vía judicial utilizando la actio familia erciscundae clasificada entre las
acciones mixtas y de buena fe. Otra posibilidad estuvo constituida por la divisio
parentum inter liberos división hecha por los padres y los hijos y que tiene su
reflejo en el art 1056 cc que expone: cuando el testado hiciese por acto entre vivos
o por última voluntad la partición de sus bienes se pasara por ella en cuanto que
no se perjudique la legítima de los herederos forzosos.

El padre que en interés de la familia quiera conservar indivisa una explotación


agrícola, industrial o fabril por no abusar de la facultad concedida en este articulo
disponiendo que se satisfaga en metálico su legitima a los demás hijos.
8.5) Acciones Hereditarias (Hereditatis Petitio, Quorum Bonorum).

Los medios de protección procesal afectaban unos a la hereditas civil y otros a la


bonorum possessio pretoria. Con respecto a la hereditas civil podía ejercitar en
defensa de sus derechos cuantas acciones correspondiesen al difunto como la
reivindicatio o bien la particular acción personal ejercitable para cada caso
concreto.

Pero además el ius civile conocio una acción especifica con la cual el heredero
podía reclamar la totalidad del haber hereditario, partes o cosas concretas del
mismo y en general cualquier pretensión ligada a su cualidad de heredero
invocando para ello su condición de heres. Dicha acción civil es la denominada
hereditatis petitio.

En los derechos antiguo y clásico fue considerada como una actio in rem y en
cambio en el Derecho justinianeo fue considerada como una acción mixta y de
buena fe, es el demandante, el heredero civil legítimo o testamentario. Más tarde
esta acción fue otorgada como acción útil a personas tales como el fideicomisario
universal que se encontraba en situación análoga al heredero.

La figura más típica del demandado en el ejercicio de la indicada acción es la del


possessor pro herede, es decir, la del que poseyendo la herencia se negase a
entregarla por considerar que es el heredero.

Con posterioridad también podían ser demandados el poseedor de cosas


hereditarias que no alegase ser el heredero este es el possessor pro possessore.
También podía ser demandado el que dejo dolosamente, el que dejo de poseer las
cosas hereditarias. En tercer lugar quien dolosamente se ofreció como poseesor
durante el litigio para permitir al verdadero poseedor completar el tiempo necesario
para la usucapion.
El primordial efecto de la hereditatis petitio es el de determinar el paso del
patrimonio heredado o del objeto reclamado al demandante victorioso.

De igual modo que la hereditis petitio respecto de los herederos civiles también el
denominado interdictum quorum bonorum constituyen la más antigua y típica vía
de amparo procesal para los herederos pretorios, es decir para los bonorum
possessores. Era un interdicto adipiscendae possessionis (adquirir la posesión );
tenía por objeto tan solo las cosas corporales y se podía dirigir únicamente contra
el que las poseía pro herede o pro possessore y más tarde contra quien dejaba
dolosamente de poseer.

En el Derecho bizantino al operarse la fusión entre hereditas y bonorum


possessio, el interdicto quorum bonorum pasa a poder ser utilizado también por el
heredero. Correlativamente se admite también que el bonorum possessor pueda
ejercitar una hereditatis petitio possessoria.

8) Sucesión Testamentaria.

Es aquella que se origina cuando el causante, en previsión de su muerte próxima


o remota, dispone voluntariamente de sus bienes señalando a quienes y en qué
forma deben transferirse.
Fundamento:
La voluntad del causante en disponer de sus bienes al momento de su muerte, es
el principal fundamento de este tipo de sucesión, pero esta voluntad debe cumplir
unos requisitos para que dicha manifestación de voluntad sea válida y pueda tener
eficacia jurídica, los cuales son:
1. Que sea emitida en forma válida, de conformidad con nuestro ordenamiento
jurídico, o sea mediante testamento.
2. Que el causante o de cujus sea capaz de disponer.
3. Que el instituido sea capaz para suceder o percibir.
4. Que en la disposición testamentaria se haya respetado la legítima.
Conviene señalar que en nuestro Derecho vigente no existe otra forma de
disponer de los bienes propios para después de la muerte.

9.1) El Testamento (Concepto, Caracteres, Tipos, Capacidades, Contenido).

El testamento
Se podría definir como el acto por el cual una persona dispone de sus bienes o
parte de ellos para después de su muerte.
Una persona al morir siempre deja algo, pues en el peor de los casos deja su
cuerpo; así que, al fallecer, dejará siempre bienes patrimoniales o deudas
pendientes de satisfacer.

El testamento es un acto personalísimo: no podrá dejarse su formación, en todo ni


en parte, al arbitrio de un tercero, ni hacerse por medio de comisario o mandatario.

No obstante, podrá el testador encomendar a un tercero la distribución de las


cantidades que deje en general a clases determinadas, como a los parientes, a los
Características del testamento

Son características del testamento las siguientes:

UNIPERSONAL. El testamento es unipersonal porque se otorga individual-mente,


así se garantiza la expresión libre de la voluntad del testador.

UNILATERAL. -Porque la voluntad del testador es suficiente sin contar con nadie
para darle eficacia al mismo. Está rigurosamente prohibido que dos o más
personas testen conjuntamente, salvo foralidades.

NO RECEPTIVO. Pues no precisa que nadie lo conozca, ni incluso los herederos,


hasta después del fallecimiento del testador. La expresión ante Notario ha de ir
dirigida siempre a los sucesores e independientemente de que estos acepten o no,
el testamento ha quedado perfeccionado nada más otorgarse.

SOLEMNE.- Porque su trascendencia y sus últimas consecuencias, hacen que


esté rodeado de unas solemnidades legales y garantías formales, de tal manera
que, se considerará nulo, el testamento en cuyo otorgamiento no se hayan
observado todas las formalidades legales.

REVOCABLE.- Porque hasta el fallecimiento del testador, éste puede modificarlo,


sin limitación alguna, es decir, que todas las disposiciones son esencialmente
revocables, y el testador podrá cambiar el testamento las veces que quiera,
incluso a pesar de que haya expresado su voluntad en anteriores ocasiones de
que la revisión anterior del testamento era la válida y definitiva y que no cabía una
revocación posterior de la misma.

Naturaleza del testamento

El testamento es un negocio jurídico “mortis causa” es decir, porque sus efectos


se producen después del fallecimiento del testador. Y en cuanto a sus efectos, no
siendo conocido de los herederos o legatarios, pues hasta la determinación del
último testamento, no se sabrá, en definitiva, la parte o porción que le corresponde
en la herencia, los mismos no pueden adoptar medidas cautelares ni pedir copia
del testamento.

Como es obvio, en el testamento se pueden contener declaraciones en cuanto al


patrimonio del testador, pero también declaraciones de naturaleza personal,

como por ejemplo, el que quiera ser enterrado en determinado cementerio, con un
vestido determinado o que se digan misas por su alma, etc.
Tipos de testamentos
Nuestro ordenamiento jurídico, prevé los siguientes:

ABIERTO, cuando el testador manifiesta su última voluntad en presencia de las


personas que deben autorizar el acto, quedando enteradas de lo que en él se
dispone.

CERRADO, cuando el testador, sin revelar su última voluntad, declara que ésta se
halla contenida en el pliego que presenta a las personas que han de autorizar el
acto.

OLÓGRAFO, se llama ológrafo el testamento cuando el testador lo escribe por sí


mismo en la forma y con los requisitos que se determinan en el artículo 688 del C.
Civil.

La capacidad es la regla general, y la incapacidad la excepción. Capacidad que,


en este caso, no coincide con la mayoría de edad, sino que la edad mínima que se
exige para poder otorgar testamento, abierto y cerrado, es la de catorce años; la
mayoría de edad se exige para otorgar testamento ológrafo.

El testamento es una declaración unilateral de voluntad, hecha solemnemente


ante testigos y revocable, que contiene disposiciones mortis causa y
esencialmente la institución de heredero. ... Es un acto mortis causa, que sólo
produce sus efectos después de la muerte del causante, en que tiene lugar la
llamada herencia.

9.2) Interpretación de la Voluntad Testamentaria.


En derecho romano, el testamento (en latín testamentum) es un acto jurídico
solemne por el que una persona con capacidad para ello hace constar su voluntad
dispositiva acerca de su propio patrimonio para después de su fallecimiento. Por
este acto se permite a una persona sui iuris, en la que no concurra ninguna
incapacidad que lo impida, otorgar una ley a su propio patrimonio, pero es ésta un
tanto peculiar al no entrar en vigor hasta el momento de la muerte de la persona y
por poder ser revocada con total independencia por un nuevo testamento hasta
que se sobrevenga el fatídico desenlace. La doctrina romanista del momento
considera que es una de las invenciones más importantes del genio jurídico
romano.
La persona que testa designa ante todo uno o varios herederos, bien directamente
o bien como sustitutos de los instituidos en primer lugar. Pero el testador también
está capacitado para hacer otra clase de disposiciones, como son los legados o
fideicomisos, las concesiones de libertad a esclavos (no eran propiamente
manumisiones), la asignación del patronato, los nombramientos de tutores o la
ordenación de sepultura.

9.3) Nulidad Ab Initio de los Testamentos.


Nulidad Ad-Initio: Estas causas vician el testamento en el mismo momento que se
hace. De manera que, suceda lo que suceda, queda nulo, porque el acto nulo, ab
initio, no puede volver a ser válido. Esto ocurre cuando al testamento le falta una
condición esencial para su validez, decir, en los casos siguientes.

 No habiendo sido hecho el testamento según las formas legales.


 El testador no tenía el derecho de testar; o del mismo modo, tenía el derecho
pero no el ejerció en el momento en que testó.
 El instituido no tenía la testamenti factio; en el momento de la confección del
testamento.
 El testador ha omitido a un heredero suyo; el cual existía en el momento de
testar.

9.4) Invalidación de los Testamentos.


Invalidación: testamento no es válido cuando, después de haber sido hecho
válidamente, resulta ineficaz por alguna causa posterior a su confección. Como,
por ejemplo:
 La confección de otro testamento.
 La agnación de un heredero suyo: ocurre cuando después de hecho el
testamento sobreviene al testador un heredero suyo, de cualquier sexo que
fuere, el testamento que era válido es ineficaz o inválido.

Ejemplo de estos casos: Cuando el testador adopta un hijo después de haber


testado, Si después de la confección del testamento le nace al testador un hijo
legítimo.

9.5) Revocación de los Testamentos.

La libre revocabilidad del testamento fue una consecuencia natural de la esencia


de tal negocio jurídico que como acto de última voluntad era susceptible de ser
modificado hasta el último momento de vida del testador.

En el derecho postclásico la revocación se hacía, no sólo por el otorgamiento de


un nuevo testamento, sino también por, la apertura intencionada del testamento
por el disponente: En época de Justiniano la revocación se producía también por
declaración ante tres testigos o mediante acta cuando hubieran transcurrido, diez
años de su otorgamiento.

10) Disposiciones Testamentarias.

En el Derecho Romano, es el acto unilateral, personalísimo, solemne y revocable


en el que se contiene la institución de uno o varios herederos y pueden ordenarse,
además, otras disposiciones para que todas tengan efecto después de la muerte
del testador.
10.1) Fideicomiso.
El origen del fideicomiso proviene del Derecho Romano. El fideicomissum hace
referencia a la manifestación a título particular mortis causa, a través de la cual se
origina un encargo a una persona que tiene la obligación de transmitir todos o
buena parte de los bienes de su sucesión a beneficio de un tercero.

Podemos definir el fideicomiso como el acto o acuerdo a través del cual una
persona natural o entidad jurídica denominada Fideicomitente, entrega a una
entidad llamada Fiduciaria, que puede ser una persona física o jurídica, uno o más
bienes con el objeto de cumplir una determinada finalidad en beneficio del propio
Fideicomitente o de un tercero que él mismo determine.

La Entidad Fiduciaria se compromete a realizar todo lo posible para alcanzar el


objetivo señalado por el Fideicomitente, administrando los bienes para tal efecto.

10.2) Legados.

Se denomina legado o manda al acto a través del cual una persona, en


su testamento, decide repartir una parte muy concreta de sus bienes a otra
persona determinada. Hablamos en todo caso de bienes individuales, y no de
porciones del patrimonio.

También recibe por extensión ese nombre el conjunto de bienes que son objeto
del legado.

La persona que recibe un legado es denominada legatario y, normalmente, tiene


menos derechos que un heredero a la hora de la administración y defensa del
caudal hereditario. En caso de pleito, por ejemplo, los herederos pueden
representar al patrimonio hereditario en juicio, pero no los legatarios. Otra
limitación del legatario es que no tiene derecho a acrecer.
10.3) Codicilos.

Un codicilo o codicilio es, en Derecho, una disposición que el testador añade a su


testamento con posterioridad a ser otorgado y que tiene como objeto realizarle una
modificación no sustancial, siempre y cuando no se alteren los herederos ni
cualquiera de las condiciones que les afectan en tal condición.

10.4) Donatio Mortis causa.

Las donaciones mortis causa, semejantes al legado, son aquéllas que realizadas


por el donante previendo su fallecimiento, sólo tenían pleno efecto a su muerte,
siempre que el donatario le sobreviviese.

Marciano (D. 39, 6, 1) argumenta con agudeza las razones que motivan al


donante: éste, dice el jurista, prefiere tener la cosa antes que la tenga el
donatario, y prefiere que la tenga el donatario antes que sus herederos.

Desde luego es una donación, pero como ya lo entendió Marciano, muy peculiar,


pues no es exactamente aquel espíritu de liberalidad y largueza, inherente a
las donaciones inter vivos, lo que aquí impulsa al donante, sino más bien la
proximidad de la muerte, más allá de la cual no es posible disfrutar de los bienes
terrenales: el que dona mortis causa, dona algo que ya no podrá utilizar.

La donación mortis causa podía ser sometida a condición suspensiva o


resolutoria, y es revocable a voluntad del donante. 

10.5) Mortis Causa Capione.

Se denominan mortis causa capiones a todas aquellas adquisiciones basadas en


las últimas voluntades de una persona y que no adoptan la forma de herencia ni
de legado o fideicomiso.
Lo recibido condicionis implendae causa

El concepto de mortis causa capiones incluye lo que se recibe condicionis


implendae causa; supóngase que Mevio entrega 10 a Ticio, porque en el
testamento en que se le instituye heredero se le impone esta condición "si Titio
decem dederit".

La donatio mortis causa

La donatio mortis causa entra también en la categoría de las mortis causa


capiones. No proviene de la herencia, sino que se adquiere en el último momento
de la vida del donante, siendo, por tanto, independiente de la adquisición
hereditaria; mas a pesar de esto, se rige, generalmente, por las normas sobre
legados, puesto que, en realidad, merma la herencia, y en cierto sentido
representa una disposición indirecta sobre los bienes hereditarios.

Las donaciones mortis causa son válidas, aunque excedan de la tasa establecida
para las donaciones y se otorguen en codicilo –es decir, sin insinuación judicial–.
Se hallan sujetas a las normas deductivas de la quarta Falcidia a favor del
heredero, y coinciden también con los legados en que su efectividad presupone la
solvencia del caudal hereditario, es decir, que sólo pueden satisfacerse cuando
queden bienes líquidos suficientes después de saldar las deudas.

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