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IMPUGNA INTEGRACIÓN DEL TRIBUNAL.

NULIDAD DE

Sra. Jueza Interina:


Dr. FRANCISCO JAVIER GIMÉNEZ, MP 196 STJ, defensor de
RAÚL JERÓNIMO RAUSCH con domicilio procesal en la calle Weber 49
de esta ciudad, en los autos caratulados “RAUSCH, RAÚL JERÓNIMO
–MONTENEGRO MARTINEZ JUAN CARLOS S/LESIONES
GRAVÍSIMAS CULPOSAS” (CAUSA Nº 4665/2018), digo:

I. OBJETO:
Que vengo en tiempo y forma a plantear la nulidad –art. 154.1
CPP- del avocamiento de la Sra. Jueza Dra. Cecilia Cataldo en las
presentes actuaciones en razón de que su nombramiento por Acordada
N° 185/2021 STJ, como jueza interina a cargo del Juzgado de Instrucción
N° 3 DJN, fue realizado en inobservancia a las disposiciones
constitucionales de nuestra provincia –art- 161 y 141- que rigen sobre la
selección y designación de Magistrados.
La petición se dirige al dictado de la inconstitucionalidad de la
ley 110 en su artículo 84 bis, Acordada STJ 185/2021, Acordada CM
576, de sus antecedentes y actos administrativos dictados en su
consecuencia que motivaron la designación de la Dra. Cecilia Cataldo
para el cargo de jueza interina a cargo del Juzgado de Instrucción N°3
DJN; Debiendo designarse al Magistrado que por subrogancia legal
corresponda para entender en la presente causa.

II.- FUNDAMENTOS:
Que el día 4 de febrero del corriente año fui notificado de la
resolución del mismo día en donde fija fecha de debate para el 14 de
febrero, advirtiendo que fue suscripta por la Sra. Jueza Cecilia Cataldo
entendiendo que se avoca al conocimiento de la causa por subrogancia
legal, y digo entendiendo por cuanto no fui notificado de resolución
alguna que disponga su avocamiento.
Con el solo repaso de la propia Acordada STJ 185/2021 (la cual
no pudo ser hallada en el Boletín Oficial ni se encuentra publicada en la
web del Superior Tribunal de Justicia), y sus antecedentes, que designó
interinamente a la Sra. Jueza y las leyes aplicables para la designación
de Magistrados en nuestra provincia se evidenciará la nulidad de su
designación dada la inconstitucionalidad del artículo 84 bis de la ley 110
que le otorga la faculta al Superior para realizarla.
La Acordada STJ N° 185/2021 designó a la Sra. Jueza Dra.
Cecilia Cataldo interinamente a cargo del Juzgado de Instrucción N° 3
DJN con el acuerdo del Consejo de la Magistratura que se instrumentó
mediante Acordada N° 576 del 13 de diciembre de 2021.
Es de público y notorio que la designación de la Sra. Jueza por
parte del Superior Tribunal de Justicia fue realizada en exceso de sus
funciones constitucionales invadiendo, así, la competencia del Consejo
de la Magistratura, único órgano que por mandato del artículo 161.3 de
la Constitución Provincial tiene la función de proponer la designación de
los Magistrados.
También es de público y notorio que la designación de la Sra.
Jueza se realizó al margen de las disposiciones de la ley provincial N° 8 y
su reglamentación.
De tal manera Rausch va ser juzgado en una causa penal por
quien no es jueza ya que la categoría de “jueza interina” no existe como
tal en nuestro diseño constitucional, ya sea nacional o provincial, y la
pretensión de avocarse es violatoria del principio del juez natural.
El ius puniendi de acuerdo a la letra de nuestra constitución es
ejercido por los jueces de la provincia –art. 154- y jueces son aquellos
designados conforme a los mecanismos del art. 161 y Ley 8 que lo
reglamenta. No otros. En consecuencia, así como nadie puede ser penado
sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado
por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa, nadie puede ser penado por quien no sea
juez conforme la propia Constitución. He aquí, entonces, el
cuestionamiento a la Acordada N° 185/2021, en cuando designó como
jueza interina a una persona que no es la autorizadas por la Ley Suprema
para juzgar a los ciudadanos y mucho menos para dictar una sentencia.
Como se dijo anteriormente, es cuestionable la
constitucionalidad de la Acordada 185/2021 STJ que establece la validez
de sentencias dictadas por quien no fue investido magistrado de
conformidad con el mecanismo previsto por el art. 161 CPTDF; sin
embargo, la ley 110:84 bis lo autoriza al permitir la designación de jueces
interinos y subrogantes por una simple decisión administrativa. En el
caso de la Dra. Cataldo el agravió se refuerza por cuanto no fue una
magistrada titular de otro juzgado designada interinamente a cargo del
Juzgado de Instrucción 3, sino que era una funcionaria judicial.
El art. 154 inc. 1 del Código Procesal Penal establece como
causal de nulidad absoluta la inobservancia de las disposiciones
concernientes al nombramiento, capacidad y constitución del juez o
representante del Ministerio Público Fiscal. Por su parte, nuestra
constitución provincial incluye expresamente como principio
fundamental del proceso la garantía de juez natural en su art. 34 en los
siguientes términos: “Nadie puede ser penado (…), ni juzgado por otros
jueces que los instituidos por la ley y designados de acuerdo con esta
Constitución…”.
Por lo dicho hasta aquí, estoy en condiciones de afirmar que el
ejercicio de la jurisdicción por parte de un juez interino, designado por
una simple Acordada del Superior Tribunal de Justicia evadiendo todo el
mecanismo constitucional para tal efecto, constituye una inobservancia
de las disposiciones concernientes al nombramiento, capacidad y
constitución del juez o inobservancia de los derechos y garantías
previstos en la Constitución Nacional, en los instrumentos
internacionales de Derecho Humanos y el Código Procesal.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación tuvo ocasión de
expedirse al respecto en 2007, mediante el fallo “Rosza” (CSJN, R. 1309.
XLII. REX, 23/5/2007). En aquél entonces se cuestionó la
constitucionalidad de la entonces vigente ley 25.876 del Consejo de la
Magistratura, en virtud de la cual se establecía un régimen de
subrogancias que habilitaba a jueces de primera instancia para cubrir
transitoriamente cargos de camarista, y a secretarios judiciales para
hacer lo propio con los primeros. A raíz de ello, dicho organismo dictó la
resolución 76/2004 estableciendo que los tribunales de alzada o los que
ejercen la superintendencia pueden designar subrogantes a magistrados
en ejercicio, a jueces jubilados que hayan sido nombrados con acuerdo
del Senado, a abogados de la matrícula federal que reúnan los requisitos
para ocupar los cargos de que se trata o, para reemplazar a jueces de
primera instancia, a secretarios de cámara o de primera instancia. Dijo
la Corte en dicho caso que la reglamentación de subrogancias no puede
prescindir de las garantías de inamovilidad del cargo, inmunidad,
inamovilidad e intangibilidad remuneratoria, ni del especial sistema de
responsabilidad de los magistrados designados de conformidad al
mecanismo previsto por la Constitución. Por ello declaró la
inconstitucionalidad de la Res. 76/2004 del Consejo de la Magistratura.
Rescato, por ser de directa aplicación a nuestro caso, el voto
concurrente del Dr. Fayt en “Rosza” quien recordó que desde un primer
momento y al reglamentar su funcionamiento en las leyes
consecuentes, el propio Congreso de la Nación destacó de manera
expresa que el Consejo “ejercería la competencia prevista en el art.
114 de la Constitución Nacional”. Y en ese marco, jamás se previó
o reconoció la potestad de designar a jueces federales o nacionales,
siquiera de manera temporaria. Luego, en el cons. 21) remarcó la
calidad de juez, al decir Que la condición de juez se obtiene (…) si se
han satisfecho los requerimientos constitucionales establecidos al
efecto; por lo que resulta imposible sostener que “sólo” es necesario
seguir el procedimiento establecido en la Constitución Nacional en
caso de designaciones definitivas, en tanto las transitorias
quedarían salvadas mediante el régimen de subrogancias.
El artículo 84 bis de la ley 110 es inconstitucional porque le
otorga facultades al Superior Tribunal de Justicia para designar jueces
interinos, cuando dicha categoría de jueces no existe al no estar prevista
en nuestra constitución provincial. Solo se puede ser juez titular aquel
que es designado acuerdo al procedimiento y al órgano previsto por ésta.
Esta característica de la norma aquí analizada presentan un
vicio extra, quizás más genérico pero no por ello menos reñido con la Ley
Fundamental de Tierra del Fuego: la violación al principio de
razonabilidad de los actos de gobierno, derivado de su artículo 50, según
el cual los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores
artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su
ejercicio.
Guillermo Yacobucci (“El Sentido de los Principios Penales”, B
de F, 2014, p. 680) explica que la razonabilidad aparece entonces como
un valor que impide la arbitrariedad y por ende está en la base de
legitimidad de las decisiones del ius puniendi dentro de un sistema
republicano encarnado en el Estado de Derecho. Este principio
constituye un límite a la reglamentación de los derechos individuales, y
se compone de dos elementos: proporcionalidad entre el objeto buscado
por la norma y el medio escogido para obtenerlo, por un lado; y
coherencia entre la ley y la Constitución, por el otro. (Conf. Sola, Juan
Vicente, Manual de Derecho Constitucional, Abeledo-Perrot, 2006, p.143
y ss.)
Tiene dicho la Corte que la circunstancia de que la
Administración obrase en ejercicio de facultades discrecionales en
manera alguna puede constituir un justificativo de su conducta
arbitraria, puesto que es precisamente la razonabilidad con que se
ejercen tales facultades el principio que otorga validez a los actos de los
órganos del Estado y que permite a los jueces (…) verificar el
cumplimiento de dicha exigencia. (Caso “Ducilo SA s/recurso de amparo”
22/3/1984).
Resulta más que evidente cómo la ley 110 viola este principio
de dos maneras: en primer término, porque le atribuye al Superior
Tribunal de Justicia una facultad que le está vedada por el artículo 161.3
de la Constitución. Ningún organismo público puede realizar más que
aquello que sus normas constitutivas prevén como facultades del mismo,
menos aun cuando otra norma estatuye a otro la competencia para el
acto en cuestión. En este caso, es la propia Constitución la norma que
prescribe que sólo el Consejo de la Magistratura es competente para
proponer al STJ la designación de los Magistrados. Falla entonces el
requisito de coherencia entre la norma y la Constitución para la
razonabilidad de aquélla; - en segundo lugar, porque no se verifica
proporcionalidad entre medios y fines: al no existir un orden de prelación
ente magistrados o funcionarios en actividad o jubilados o abogados de
la matrícula, se pone en pie de igualdad situaciones notoriamente
disímiles teniendo lo único en común en que son abogados. Además, abre
la puerta a que se produzcan designaciones arbitrarias por parte del STJ,
toda vez que la designación de interinos no se realiza por ninguna clase
de sorteos y sin que medie concurso alguno que permita, al menos,
evaluar los méritos de cada candidato, dándose la paradoja que hay más
requisitos para ingresar como empleado al Poder Judicial que para ser
nombrado que juez interino, es objetivamente más fácil reunir los
requisitos para ser juez interino que, al menos, Prosecretario de Primera
Instancia
Gonzalo García Guerra señala que “el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Civiles y Políticos, con jerarquía
constitucional en nuestro ordenamiento jurídico50, establece en su
art. 14.1 que los tribunales penales deben ser independientes,
imparciales y establecidos por ley. Al respecto, el Comité de
Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas
sostuvo en su observación nº 32 que estos requisitos son un derecho
absoluto que no puede ser objeto de excepción alguna, y que el
requisito de independencia se refiere, en particular, al
procedimiento y las cualificaciones para el nombramiento de los
jueces, y las garantías en relación con su seguridad en el cargo (…)
y la independencia efectiva del poder judicial respecto de la
injerencia política por los poderes ejecutivo y legislativo. (…) Los
Estados deben adoptar medidas concretas que garanticen la
independencia del poder judicial, y proteger a los jueces de toda
forma de influencia política en la adopción de decisiones por medio
de la constitución o la aprobación de leyes que establezcan
procedimientos claros y criterios objetivos para el nombramiento
(…) de la judicatura. Recapitulando, no se entiende cuál es el
fundamento que justifica la equiparación de magistrados con
funcionarios y abogados, ni cuál es la contingencia que torna
imperioso evitar el sorteo. Explica Juan Vicente Sola que la
contrapartida de ser la razonabilidad la justificación de la
regulación es que sea un límite a la discrecionalidad. En este caso
ocurre exactamente lo contrario: la razonabilidad de la regulación
se ve limitada por la discrecionalidad. (“LA JUSTICIA SUBROGADA”
En
https://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2015/07/doctrin
a41546.pdf ).
El procedimiento para el nombramiento de magistrados
interinos, subrogantes y conjueces previsto en el artículo 84bis de la ley
110 no se ajusta a dichas directivas.
Siguiendo los lineamientos doctrinarios de García Guerra
podemos afirmar que esta vulneración al principio de razonabilidad
repercute principalmente en la garantía del juez natural del art. 18 CN y
34 de la CPTDF, la cual es contrariada por la ley 110 en al menos dos de
sus tres caracteres descriptos por Ferrajoli (Derecho y Razón, Trotta,
2011, p. 590 y ss), a saber:
- preconstitución del juez por la ley con anterioridad al hecho
objeto del proceso: pues, al permitir la cobertura de vacantes por la sola
decisión del Superior Tribunal de Justicia, todos aquellos hechos
ocurridos con posterioridad a la entrada en vigencia de esta ley que
recaigan en algún tribunal con vacancias aún no cubiertas estarán
sujetos a su arbitrio. Por lo demás, en este punto la norma se presta a
manipulaciones groseras, ya que en el hipotético supuesto de que alguno
o más jueces supremos tuvieren algún interés (legítimo o ilegítimo) en
algún proceso judicial que recayere (en cualquier instancia procesal) en
alguno de estos tribunales, podrían seleccionar discrecionalmente al
magistrado o conjuez que prefieran para desempeñarse como
subrogante. En este caso, se estaría constituyendo una verdadera
comisión especial, y estaríamos ante un supuesto de fraude de ley. Por
lo demás, la designación de un conjuez siempre implicará una violación
a la preconstitución del juez;
- inderogabilidad e indisponibilidad de las competencias: ya que
cuando hubiere alguna vacante en un tribunal, el STJ podría asignarle a
su sólo arbitrio los jueces que decida designar como interinos o
subrogantes, o, peor aún, conjueces; es decir, se estaría ejerciendo una
disposición de la competencia jurisdiccional;
- supresión del sistema de fueros personales: éste es el único
carácter de la garantía del juez natural que no parece ser violentado por
la ley 110. Sin embargo, al igual que en el de preconstitución del tribunal,
el interés legítimo o ilegítimo de los jueces supremos podría llevar, ante
una situación generalizada de cargos judiciales sin cobertura, a la
constitución de facto de un sistema de fueros personales regido por
aquellos intereses. Toda vez que se designe como interino subrogante
(abogado particular o funcionario judicial) se estará constituyendo una
comisión especial o tribunal adhoc en cada uno de los procesos en los
que interviniere, los justiciable serían sustraídos de sus jueces naturales
(que son aquéllos designados conforme a la Constitución); en fin, se
estará atentando contra la garantía del juez natural y, así, el debido
proceso no será el proceso habido.
En atención a lo expuesto, puedo afirmar que la
inconstitucionalidad del artículo 84 bis de la ley 110, sin que exista
manera alguna de forzar la interpretación de su letra hasta el punto de
tornarla ilusoriamente compatible con la Constitución Nacional y
Provincial. Quien no sea propuesto por el Consejo de la Magistratura al
Superior Tribunal de Justicia para su designación, previo concurso
tramitado de acuerdo a la reglamentación vigente, no es un juez, sino a
lo sumo un funcionario judicial con atribuciones delegadas contra legem.
III.- RESERVA CASO FEDERAL:
Habida cuenta que se encuentra en juego la interpretación y
alcance de una norma de naturaleza federal, en los términos del art. 14
inc 3° de la ley 48, en tanto reconoce a la Corte Suprema de Justicia de
la Nación la facultad de habilitar su jurisdicción apelada extraordinaria
cuando “… la inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un
Tratado o ley del Congreso” y siendo esta la instancia oportuna para el
planteo del caso federal , base del recurso extraordinario, para el
hipotético caso de rechazo esta petición, hago reserva de ocurrir ante la
Corte Federal (Fallos 297:285; 298:368; 302:194; 303:2091; 308:733y
312:2340).
IV.- PETITORIO:
De la Señora Jueza Interina, solicito:
a) Se excuse de resolver la presente incidencia por cuanto en
un planteo que afecta directamente sus intereses personales
y funcionales por cuanto tendría que tratar el
cuestionamiento a su propio nombramiento como jueza
interina.
b) Se le de el tratamiento de ley a la presente nulidad;
c) Oportunamente, se decrete la inconstitucionalidad del
artículo 84 bis de la ley 110 y la nulidad de la Acordada
185/2021 del STJ de todos sus actos precedentes y
consecuentes y en particular del decreto de avocamiento de
la Dra. Cecilia Cataldo como juez subrogante en la presente
causa y se disponga el avocamiento del juez titular que por
ley correponda designar.

SERA JUSTICIA.-

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