Está en la página 1de 2

TEXTO CON POSTURA IMPLÍCITA

Ejemplos:

Fuente 1: Carlincatura

Fuente 2:
“No le cuentes cuentos”

https://www.ceapa.es/sites/default/files/Documentos/No%20le%20cuentes
%20cuentos.pdf

Fuente 3:

Escribir y textear

Mientras nosotros escribimos, los millennials textean. Mientras algunos de nosotros


creemos que no leen (porque no leen los mismos libros que nosotros), ellos sí lo hacen,
pero leen lo suyo.
Si nos apartamos de las modas marketeras, cuando los hablantes crean distinciones o
hasta inventan palabras, es porque su intuición lingüística los obliga a usar nuevas
palabras ante fenómenos que para ellos constituyen más que evidencia. Algunos
especialistas tienden a esperar que alguna universidad o institución de prestigio —
mediante pequeñas investigaciones generalmente casuísticas— les informe sobre la
ocurrencia de un fenómeno, y llegan hasta a negarlo mientras esta data no aparezca
formalmente en revistas indexadas.
Pero no ocurre así con la sensibilidad de los hablantes. Cuando estos perciben
sistematicidad en la diferencia entre los quehaceres, no dudan en hacer distingos e
incluso poner nombres diferentes para evitar sinonimias perturbadoras. El maestro de
aula, que de veras vive la experiencia del aprendizaje con sus alumnos, tal vez no
proponga nombres diferentes, pero sí tiene la mente abierta para percibir el cambio. Aun
cuando no se lo diga institución alguna.
Y esto viene ocurriendo hace un buen tiempo con las palabras textear y escribir.
Mientras textear remite al uso de artilugios electronales, escribir se asocia más bien con
lo que suele llamarse “escritura a mano”.
Basta con observar alumnos enfrentados a la tarea de escribir en una evaluación
cualquiera. Del tiempo que se les asigne para el desarrollo de la prueba, ellos dedicarán
gran porcentaje de su tiempo a masajear la coyuntura entre el dedo índice y el dedo
pulgar. Lo que no ocurre cuando textean. Y ello nos pone en la pista de que escribir por
influencia de la electronalidad empieza a ser una artificialidad.
Y si vamos a la riqueza de contenido de lo escrito o lo texteado, esto último nos informa
acerca de que los estudiantes hoy no solo se sienten más cómodos, sino que esa
comodidad redunda en la calidad de lo dicho.
Algunos esperarán las investigaciones casuísticas —que inicialmente suelen ser
contradictorias— y darán validez al hecho inédito recién cuando una revista indexada lo
suscriba. Pero ese proceso puede durar meses o años, y mientras tanto estamos
inhibiendo —y aun frustrando— la capacidad expresiva de nuestros estudiantes. Y aun
midiendo distorsionadamente sus saberes.
No se trata de un trending topic o de una moda circunstancial. Tal vez haya llegado el
momento de permitir que allí donde las condiciones lo permitan, por el momento, los
estudiantes rindan sus pruebas en su computadora.

Zapata, Eduardo (2018)


Escribir y Textear. En: El Montonero. Lima, 28 de junio de 2018
Consulta: 29 de julio de 2018
http://elmontonero.pe/columnas/escribir-y-textear

También podría gustarte