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UNIVERSIDAD PACCIOLI XALAPA

SISTEMAS JURÍDICOS
CONTEMPORÁNEOS

RESUMEN

LÓPEZ HERNÁNDEZ, MARIBEL

ALEXIS ARMANDO ORTIZ PERALTA


Miércoles 09 de febrero del 2022
Usus Modernus pandectarum
Esta nueva corriente de interpretación y estudio del derecho, que consiste, como
su nombre lo indica, en el uso modernos del Digesto o Pandectas de Justiniano,
se desarrolló principalmente en Alemania, desde finales del siglo XV y principios
del XVI, extendiéndose por otros países de Europa (Italia, Francia y España) hasta
finales del siglo XIX. El UMP representa, pues, la recepción del derecho romano
en Alemania, aunque mezclada con ingredientes del derecho germánico
autóctono, quizás debido al éxito que, en su época, tuvo la obra de Hermann
Conring: De origine iuris germanici, publicada en 1643.
El UMP estuvo en la línea del Mos Italicus, en la medida en que estudió el derecho
romano con el fin de que se convierta en un derecho vigente en los foros de sus
sociedades respectivas. Ahora bien, debido a la mezcla de iuromanismo con
elementos autóctonos de origen germánico, esta nueva orientación de los estudios
jurídicos tuvo un carácter sui generis, un perfil propio, que justifica un tratamiento
aparte de las dos grandes corrientes antes estudiadas: el mos gallicus y el mos
italicus.
Muchos y muy destacados fueron los juristas pertenecientes a esta corriente, pero
fue Samuel Stryke, catedrático y alto funcionario de Bradenburgo, quien le dio
nombre al titular su obra más importante: Usus Modernos Padectarum. Dentro de
los restantes, casi todos ellos catedráticos en las universidades de Tubilga,
Gotinga, Marburgo y otras, debemos mencionar a Struvios, autor de la
Iurisprudentia Romano-Germanica, a Schilter, quien escribió Exercitationes ad 50
libros Pandectarum, a Lyser, autor de Meditationes ad Pandectas, a Spangenberg,
quien hizo una nueva edición del Corpus Iuris,a Boehmer, autor de Introductio in
ius Digestorum, y al industrioso Glück, quien comentó los primeros 28 libros del
Digesto; obras que prueban, sin lugar a dudas, el interés de estos juristas
alemanes en el Digesto o Pandectas, la parte más importante y rica del Corpus
Iuris Civilis de Justiniano.
Otros dos nombres deben ser añadidos a los anteriores. Son estos: Heineccius,
romanista de fama internacional cuyas obras llegaron hasta América, y Leibnitz,
romanista-iusnaturalista; a quien debemos un proyecto nuevo Corpus Iuris y una
breve obra: Nova methodus discendae docendaeque prudentiae, de 1667,
dedicadas, la primera, a una nueva sistematización de la compilación justianea, de
acuerdo con el pensamiento iusnaturalista, y la segunda, a proponer nuevos
métodos de la enseñanza del derecho. Sólo resta añadir que los miembros del
UMP debemos grandes avances tanto en la sistemática como en la enseñanza del
derecho, y que fueron el antecedente de una de las más importantes escuelas de
interpretación del derecho del mundo europeo, que se desarrolló en la Alemania
del siglo XIX.
Escuela Racionalista
En la historia de la educación en México, en los años veinte del siglo XX se experimentó una
modalidad escolar: la racionalista, concretamente, en los estados de Yucatán, Tabasco y Veracruz.
La acción y el contacto directo con la naturaleza a través de la observación y la experimentación
fueron sus bases pedagógicas y la libertad y la igualdad de sus miembros, las ideológicas.

La escuela racionalista se basa en los postulados pedagógicos establecidos por Francisco Ferrer
Guardia, anarquista español, fusilado cerca de Barcelona, en octubre de 1909.

Según el pensador español, las respuestas a las preguntas de los escolares no debían buscarse
en explicaciones religiosas que sólo envilecían el espíritu y robaban la libertad de los niños.
Tampoco podían venir del Estado, porque enajenaba al individuo a través de un monopolio oficial
ejercido en el campo de la educación; el alumno, con base en la ciencia experimental, debía
indagar en la realidad, acompañado de un permanente espíritu crítico.

Ferrer estableció como principio de la escuela racionalista:

hacer que los niños y niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruidas, verídicas y justas,
y libres de todo prejuicio. Para ello sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias
naturales. (Solana, 1981: 244-245)

En México se difundió la escuela racionalista, en 1912, con el grupo denominado LUZ. Esta
corriente, sustentada en el trabajo del alumno, tuvo buena recepción en Yucatán, con el
gobernador Carrillo Puerto; en Tabasco con Tomás Garrido Canabal y, en Veracruz con Adalberto
Tejeda.

En la siguiente década, a raíz de la promulgación de la Constitución de 1917, se hizo patente la


necesidad de ofrecer una educación separada de la religión, cualquiera que ésta fuera, así como
de darle un carácter más objetivo y práctico a la enseñanza, de tal manera que fomentara en los
alumnos nuevas formas de pensar y trabajar, acordes con el México nuevo posterior a los años
violentos que se vivieron en la segunda década del siglo pasado.

En 1918 se llevó a cabo en Yucatán (Motul) el Primer Congreso Obrero Socialista; allí se discutió
acerca de la educación en México, se dijo que la nueva educación se basaría en la libertad, la
ciencia y la coeducación; se avisó del establecimiento de la escuela racionalista.

Las reformas discutidas en el congreso abarcaban importantes problemas sociales, políticos y


económicos, no sólo educativos: hacer realidad el reparto de tierras para acabar con la situación
miserable del peón y la situación vulnerable del obrero; iniciar campañas antialcohólicas,
especialmente en las zonas rurales, así como incentivar la participación de la mujer en la sociedad.
Aunque las discusiones, estuvieron referidas a la entidad, los problemas abordados eran de
carácter nacional.

Se propuso, entonces una escuela distinta, con profesores cuya formación respondiera a la nueva
corriente pedagógica, distintos. La escuela racionalista tendría como base la libertad, la extinción
de premios, castigos y diplomas, contaría con talleres, huertas y gabinetes de experimentación y
sería mixta en todos los niveles; el trabajo diario y libre sería la fuente de las deducciones y
obtención del conocimiento científico.

El profesor José de la Luz Mena, fundador y defensor de la escuela racionalista en Mérida, habló
en el Congreso de 1918 y explicó los acuerdos logrados en el Congreso pedagógico celebrado en
Mérida, en 1915.

Mena expuso lo que había logrado en la escuela de Chuminópolis, calificada como "la mejor
escuela del mundo", que tendía a la perfección del ser humano a través del trabajo libre en grupo.
El carácter anticapitalista de esta escuela se manifiesta en las palabras de su fundador: "Al
capitalista no puede convenirle que esta clase de escuelas se desarrollen, porque ellos [los
capitalistas] saben que cuando los hombres sean más conscientes, ya no querrán trabajar para
ellos, sino que sabrán disfrutar del precio de su trabajo, y esto no para hacer superiores a nadie,
sino para hacer iguales a todos, hasta a los que en un tiempo se llamaron los amos" (Mena, 1941:
198).

La enseñanza que impartiría el gobierno, según el profesor Mena, debía ser nacional, gratuita,
laica, obligatoria e integral; basada en la práctica y la experimentación, complementada con
educación moral, estética y física para que fuera realmente integral.

El gobernador Carrillo Puerto apoyó a la escuela racionalista en Yucatán e insistentemente


motivaba a los yucatecos reforzando el papel liberador de la educación: "Haz lo posible de
emanciparte de los amos, porque de dios con sólo instruirte lo consigues" (Blanco, 1972: 200).
Carrillo Puerto reforzó la obligación de los hacendados henequeneros de establecer escuelas para
los trabajadores, combatió el analfabetismo, creó la Universidad del Sureste, fundó escuelas
politécnicas, de artes y oficios y de agricultura.

En 1921 apareció la Ley de institución de las escuelas racionalistas en el estado de Yucatán,


establecida por el poder legislativo del estado el 23 de mayo de ese año; entre los diputados
estaba el profesor José de la Luz Mena.

En el artículo primero se estableció que la educación impartida por el estado en las escuelas
primarias se basara en la escuela de la acción: fundada en el trabajo de los alumnos; para eso se
instalarían talleres en las escuelas, laboratorios, jardines y granjas necesarias para las actividades
manuales y productivas de los alumnos. La libertad y la participación de todos los elementos de las
escuelas, serían los fundamentos de la actividad escolar. En educación política comprendería un
conocimiento amplio de los derechos y deberes marcados por la Constitución, especialmente los
contenidos de los artículos 3º, 27 y 123. Los profesores serían preparados para el ejercicio de esta
nueva escuela racionalista. Los sacerdotes no podrían impartir educación en ningún tipo de
escuelas.

Felipe Carrillo Puerto dio a conocer los Fundamentos de la Ley de Institución de la Escuela
Racionalista; este documento estableció la necesidad de reformar la educación en lo político y en
lo pedagógico con base en la libre adquisición de los conocimientos por parte de los alumnos
fundados en explicaciones reales y prácticas (Martínez, 1986: 43). Frente a la escuela pasiva en la
que la memoria y la repetición eran los principales recursos didácticos, se levantaba una escuela
activa que recuperaba los principios de la escuela del trabajo, que reproducía en la comunidad
escolar los principios de la vida social.

El 14 de febrero de 1922 se fundó la Liga de Maestros Racionalistas Francisco Ferrer Guardia; en


el papel timbrado de la Liga figuraban estos preceptos racionalistas:

El maestro racionalista es obrero emancipado de dogmas y prejuicios que labora por los derechos
del niño y el establecimiento de la Escuela Racionalista.

Debe tener presente que:

Nadie ha comprobado la existencia de Dios, y los descubrimientos racionales hechos hasta hoy
demuestran que tal idea es sólo una farsa para explotar al hombre y alejarlo de la solidaridad, base
del bienestar social y económico.

La defensa y emancipación de los trabajadores no puede hacerse más que por medio de la
Escuela Racionalista.

La Escuela Racionalista es la progenitora de una humanidad fuerte y libre, sin salarios, sin
limosnas, ni fronteras.
La Escuela Racionalista no reconoce deidades, por consiguiente, ella acabará con los amos,
dogmas y prejuicios políticos y militares.

La Escuela Racionalista hará que las energías del trabajador no sean explotadas para satisfacción
de rancias vanidades.

La Escuela Racionalista hará triunfar en la humanidad este postulado: no habrá derechos sin
deberes.

La Escuela Racionalista procurará que el obrero trabaje para la comunidad, así como ésta trabaja
para él.

La Escuela Racionalista enseñará a oír la voz de la razón, pero nunca la voz del servilismo, y
acabará con el actual régimen capitalista, para establecer el del proletariado. La Escuela
Racionalista alejará al hombre de la empleomanía [burocracia] y le dará los medios suficientes para
aprovechar las fuerzas naturales y obtener con mínimo esfuerzo mayor producción.

La Escuela Racionalista hará ver al hombre en cada vicio el enemigo irreconciliable de su libertad y
le preparará decididamente para atacarlo y vencerlo.

La Escuela Racionalista en su más alta misión, sabrá convencer al hombre de que todas las
religiones, principalmente la católica, no han hecho más que producir hombres débiles e inútiles
para la sociedad e indignos y perversos para la familia. (Mena, 1941: 202-203)

A la escuela racionalista se le dio un papel revolucionario, anticatólico, cientificista, organizativo,


productivo, humanitario. La tarea de la escuela fue reforzada a través de la Cartilla del maestro
racionalista en la cual se le nombró "obrero emancipado de dogmas y prejuicios" y se le señalaron
sus tareas de combatiente de todos los "vicios capitalistas": el alcoholismo, calificado como
producto de la vagancia y la miseria, problemas propios de los pueblos pobres y explotados como
lo era el México de entonces.

El entusiasmo por la escuela racionalista hizo que la Liga Nacional de Maestros Racionalistas
enviara una propuesta de reforma al artículo 3o. Constitucional a la Cámara de Diputados y
Senadores el 20 de octubre de 1928, pidiendo que se instituyera la escuela racionalista para
contrarrestar la enseñanza libre que propugnaban, especialmente, grupos católicos. Los
racionalistas sostenían una educación que establecía una explicación monista materialista frente a
los fenómenos naturales, y no la dualista: materia-espíritu, cuerpo-alma, que daban las religiones a
los mismos hechos.

En otra entidad de México, en Veracruz, el gobernador Adalberto Tejeda (1920-1924) se encargó


de impulsar la escuela racionalista. El gobierno de Tejeda publicó el libro del profesor Carlos
Méndez alcalde (1921) La escuela racional; en él se planteó como objetivo de la escuela formar
hombres libres y no mal educar como la que entonces existía, acabar con su disciplina militar en la
que la fuerza y el autoritarismo, no la libertad, eran la base de la convivencia en las escuelas.

En otro lugar, en Tabasco, el discutido Tomás Garrido Canabal que gobernó el estado de 1922 a
1925, además de sus excesos en el poder, se propuso realizar en la entidad una serie de reformas
sociales como las que aplicó en educación, haciendo hincapié en la enseñanza técnica y la
capacitación práctica del educando. La antigua catedral de Tabasco fue convertida en la Escuela
Racionalista Francisco Ferrer Guardia.

En esta entidad se mezcló el concepto de escuela racionalista con el de socialista, tal vez el
primero era referido a la forma de enseñanza y el segundo a la teoría social que se impartiría y
practicaría en ella.

En 1929 se publicó un folleto titulado ABC socialista para uso de los niños campesinos, en él se le
nombró "pequeño proletario" al niño campesino, pues hijo de uno era y después él lo sería de otro
pequeño proletario; además de que seguiría careciendo de bienes, igual que su padre, sin poder
gozar plenamente del producto de su trabajo. Aquí ya el carácter socialista del documento,
confundido con educación racionalista, se hace más evidente. Se exaltó el valor del trabajo, la
desaparición de las clases, la eliminación de la explotación del proletariado y la alerta contra las
"afirmaciones y representaciones de un falso dios", que convencían al proletariado de que las
cosas eran así y no podían ser de otra manera. En el folleto se incluyeron frases como:

El hombre es un ser sociable.

El que se aísla es un egoísta.

Los hombres que todo lo quieren para sí y acaparan tierras y dinero, causan un grave daño, pues
las tierras y el dinero en pocas manos empobrecen al país y traen con la miseria de las mayorías el
descontento general.

Los acaparadores de las riquezas, son los peores enemigos de la humanidad y los explotadores
del trabajador.

El trabajador necesita alternar con las herramientas de labor el libro, con el taller o el campo la
escuela, para que cultivando su inteligencia y formando sus sentimientos sea un ser consciente,
que piense, sienta y quiera.

El trabajador que ha cultivado su inteligencia se eleva a sí mismo y procura elevar a su familia,


dignificándose y dignificándola.

La ignorancia en el trabajador es muy peligrosa, lo hace víctima del explotador y del alcohol.
(Martínez, 1986: 102)

El 20 de noviembre de 1933 apareció en El Nacional una reseña de la conmemoración de la


escuela tabasqueña que, abandona la ciudad, se trasladó al campo y había "luchado contra la
mentira y la tiranía". La escuela en Tabasco estaba basada en el trabajo productor y era guiada por
el "ideal igualitario de la Revolución y la emancipación económica de los trabajadores", así había
nacido la

"Escuela al aire libre de Tabasco". Garrido Canabal mismo la había definido así:

Es de acuerdo con la Escuela Racionalista, que seguimos enfrentando la Razón, al Dogma; la


Acción, al Intelectualismo; la Coeducación, al Aislamiento de los sexos; la Autoeducación, al
Autoritarismo. En otros términos: ofrecemos la Verdad de la Ciencia contra los absurdos de la
Religión; provocamos el desarrollo total y simultáneo de las facultades del niño; favorecemos su
iniciativa y ponemos en juego su capacidad creadora; enaltecemos a la mujer educándola en
iguales condiciones que al varón; respetamos la personalidad del niño; lo enseñamos a ser libre
dentro de sus actividades, y a tener un claro concepto de su responsabilidad. (El Nacional, México,
D. F., 20-XI-1933)

¿Pero, qué era la escuela racionalista en México? Para contestar esta pregunta considero
conveniente acudir otra vez a su fundador en Mérida, el profesor José de la Luz Mena.

El profesor Mena en su libro ¡Sólo la Escuela Racionalista educa! publicado en 1930, estableció
que cada época tenía que crear la escuela que mejor le correspondiera, así, en "nuestra época",
que se "caracteriza por la creciente e incontenible lucha de clases; la escuela y el maestro deben
tomar su puesto en ella, ya que, como asalariado, el maestro pertenece a la clase proletaria"
(Mena, 1930: 32). La escuela que en sus contenidos debía rechazar cualquier explicación religiosa
y dualista, e involucrar al alumno en el todo social, no sería un escenario artificial sino un elemento
social de preparación para apoyar, no provocar, el cambio que ya se estaba dando en la sociedad.
La escuela de su tiempo, expresa en su obra José de la Luz Mena, ya no respondía a las
condiciones sociales en las que se vivía, pues no era una escuela de hombres libres, sino una
institución que domesticaba, no educaba. Las que se hacían llamar escuelas nuevas, –las de la
acción y del trabajo– que intentaban pasar por la racionalista, no liberaban al alumno pues sólo
proponían la actividad como fundamento, pero no modificaban la organización de la comunidad
escolar, tan sólo cambiaban los procedimientos para aprender.

La Escuela Racionalista forma a los hombres libres y fuertes, cuyas energías no serán explotadas
para rancias vanidades, y sí encauzadas para obtener, con mínimo esfuerzo, mayor producción,
sin amos ni salarios y en beneficio de la solidaridad humana. (Mena, 1941: 124)

En la escuela racionalista, la biología y la sociología tenían un lugar preferente para la obtención de


los conocimientos utilizados por los alumnos en la comprensión de la vida natural y social. Ni la
vida natural ni la social debían reconocer ninguna causa sobrenatural que las explicara; en la
escuela racionalista se fomentaría la cooperación en el trabajo con un ideal evolucionista,
cambiante y transformador de la realidad.

Al intelectualismo, la escuela racionalista oponía el desarrollo de todas las actividades vitales del
individuo en forma espontánea. Al verbalismo opuso el trabajo espontáneo y de utilidad social, al
autoritarismo la autoeducación; al automatismo, la educación basada en la libre manifestación de
los alumnos; al aislamiento de la vida de la llamada "escuela cárcel", se proponía la manifestación
natural de los alumnos dentro y fuera de la escuela; al individualismo la vida en común, la
cooperación; a la separación de sexos proponía la escuela mixta que acabara con conceptos viejos
y enfermizos con respecto a las escuelas donde juntos, niños y niñas, construían el conocimiento;
al laicismo neutral, a la manera del que sostuvieron los liberales del siglo XIX que evadía y
encubría el conflicto que existía entre la religión y la ciencia, opuso la abierta lucha contra los
prejuicios teológicos y su falsedad. "La escuela laica no enseña religión, pero tolera las religiones
con sus errores, dogmas y prejuicios, su misión resulta ridícula e inútil". (Ibid.: 219)

En su libro La escuela racionalista, el profesor Mena narra lo que hizo en Mérida a través de la
escuela racionalista de Chuminópolis en 1917. Habla de métodos, propósitos, instalaciones, logros,
cambios, obstáculos; no habla de libros, planes y programas pues era una escuela libre, la
enseñanza la dictaban y guiaban las necesidades e intereses de los alumnos constituidos en una
comunidad de trabajo cooperativo y productivo, no sólo por su carácter pedagógico, sino por las
utilidades económicas que proporcionaba a sus trabajadores. Una pequeña biblioteca constituía la
base de apoyos teóricos y científicos, un periódico, producido en su totalidad por los propios
alumnos llamado Oriente, era el medio de información de la escuela racionalista de Mérida, basada
en principios morales de trabajo, solidaridad y cooperación, "en lo futuro la organización de la
familia y de la sociedad será a base de apoyo mutuo en que todos cooperen, esto es, una
organización acorde con la armonía que priva en el Universo, en su exacto y racional concepto".

La escuela racionalista preparaba, según el profesor Mena, para una sociedad sin clases, para una
democracia de los trabajadores, era coeducativa y combatía todo dogma ya fuera político o
religioso. La escuela racionalista era opuesta a la escuela burguesa de entonces, "pues mientras
ésta forma autómatas, súbditos, esclavos asalariados, aquélla forma hombres libres y fuertes para
una nueva sociedad sin clases y de justicia igualitaria".

La escuela racionalista sucumbió en Yucatán al desaparecer Carrillo Puerto en 1923. Sin embargo,
el profesor Mena siguió aportando sus ideas para la organización de la nueva escuela mexicana
que, según él, no era la socialista implantada en 1934 pues encerraba problemas muy fuertes que
no fueron resueltos y que hicieron de ella un "fracaso".

José de la Luz Mena señaló como problemas de la escuela socialista lo extemporáneo de la Ley
Orgánica de Educación que reglamentaba el artículo 3o. expedida en febrero de 1940, en la cual,
según Mena, no se definía la doctrina social ni pedagógica, ni el método de la escuela socialista;
asimismo se confundía educación con instrucción y por ello se sostenían tesis que llegaban a ser
hasta contradictorias. Defensora de una clase, la del proletariado, la escuela socialista no había
terminado con la lucha de clases, sino que la había intensificado. La federalización sostenida en la
ley, acabaría con la iniciativa y creatividad de los estados, bajo una guía centralizadora y unilateral
que terminaría con todo sistema democrático.

A pesar de los esfuerzos que hizo el profesor Mena para que a la escuela racionalista no se le
confundiera con la socialista "donde al socialismo se le tomaba como guía y como texto", y por ello,
según Mena, no dejaba de ser dogmática, sectaria, unilateral y dirigida.

Escuela Histórica y sus ramificaciones.


La escuela histórica del Derecho es una corriente doctrinal surgida en el Alemania
durante el s.XIX, que afirma que el origen del Derecho ha de situarse en base a la
evolución histórica de un determinado pueblo, cuyo espíritu se manifestaba
originariamente en forma de costumbres y tradiciones.
Surge como oposición al movimiento codificador, que pretendía unificar y
sistematizar los cuerpos normativos. Tal corriente había sufrido una proyección
aún mayor a raíz de la codificación francesa, con el posterior trasplante del Código
Civil francés a países y regiones de tradición jurídica distinta.
Entre sus partidarios más notables, figuraron juristas tales como Savigny, Puchta,
Jakob y Wilhelm Grimm, Eichhorn, Niebuhr y Windscheid, cuyos trabajos fueron
desarrollados a partir de la escuela pandectística, que se dedicaba al análisis del
Derecho romano. La escuela histórica terminaría por establecer una
"jurisprudencia de conceptos" (Begriffsjurisprudenz en alemán), a la que se
opondría otro gran jurista de la época, Rudolf von Ihering, quien defendía una
vuelta a la realidad social en su denominada jurisprudencia de intereses.

Recepción del Derecho romano en Europa occidental.


Del nombre –Europa– de una princesa fenicia, procede la utilización del término
para referirse al continente así denominado. Conforme a la mitología, Europa, hija
del rey fenicio de Tiro, habría sido raptada por Zeus –y de ahí el llamado rapto de
Europa–, metamorfoseado en toro, con el que habría tenido tres hijos, uno de los
cuales sería Minos, rey de Creta y fundador de la dinastía minoica. La acepción
geográfica continental de Europa se contiene ya en textos griegos del siglo vii a.C.
y romanos de la época clásica. Se cree que ha sido Hesíodo, hacia el año 900
a.C., el primero en utilizar en su Teogonía, el nombre de Europa, junto al de Asia.
Pero Europa es mucho más que un enclave geográfico, es un producto de la
historia, una concepción de la civilización y de la cultura, un referente de lo que
Hegel considera la larga marcha de la humanidad hacia la libertad.
El ideal democrático ateniense, germen de la convivencia política europea,
encuentra una de sus más antiguas experiencias en la República romana, en
cuyos años finales, la libertad, para Cicerón, se identificaba con el sometimiento a
las leyes públicas y con la ausencia de reyes. Quizá haya sido esta concepción de
la libertad –en tantas ocasiones traicionada y manipulada– una de las notas
esenciales de la civilización europea frente a la cultura de las naciones africanas y
asiáticas.
Aparte del ideal político democrático, Europa se configura sobre los pilares del
pensamiento filosófico, científico y artístico griego, del Derecho romano, de las
instituciones germánicas y de la ética social cristiana.
Roma –en palabras de Ortega y Gasset– latiniza el occidente europeo y ensambla
por primera vez en la historia de Europa la parte occidental y la oriental bajo la
fórmula política del Imperio. El Imperio que se extiende por la mayor parte del
territorio europeo y que basa su autoridad política en la fuerza de las armas, o en
menor medida en las alianzas o pactos con los territorios anexionados, supone un
elemento de cohesión entre los diversos pueblos europeos y de difusión de la
civilización y de la cultura más avanzada de su época.
El Imperio de Occidente, que había entrado ya en crisis en los siglos anteriores,
cae definitivamente en poder de los pueblos germánicos en el año 476. Los
germanos se asientan por la fuerza o mediante alianzas en las antiguas provincias
romanas –Italia, Galia, Hispania, Lusitania, Britania, Bélgica, Helvetia, Dacia,
Tracia, Macedonia, etc.–. El grado de romanización de las provincias, aunque
profundo, dista mucho de ser uniforme, de ahí que la germanización haya sido
también diversa. En todo caso, los pueblos germánicos, conscientes de la
superioridad de la cultura romana, tienden a una progresiva romanización, que
enriquece su tradición cultural y sus costumbres e instituciones jurídicas. Señala la
doctrina que es el Derecho Romano vulgar, y no el derecho clásico, el que es
asumido por los pueblos germánicos. Hoy se considera el Derecho germánico el
segundo gran tronco –aunque a gran distancia del romano– del pensamiento
jurídico europeo.
El Imperio Romano de Oriente continúa existiendo hasta el año 1453 en que
Constantinopla es invadida por los turcos. La influencia de la cultura jurídica
bizantina en la parte correspondiente a las provincias –hoy naciones– orientales
europeas, se manifiesta en su legislación y en la práctica política de estos países,
a lo largo de su historia, hasta nuestros días.
La invasión islámica de amplios territorios colindantes con el Mediterráneo hace
del solar europeo un campo de enfrentamiento entre civilizaciones diferentes, que
dura siglos. Las masivas oleadas de pueblos germánicos, vikingos y musulmanes
conducen a la fragmentación de la unidad política y jurídica europea, la primera en
la historia de Europa, que había supuesto el Imperio Romano. El feudalismo y los
antagonismos entre las monarquías partidarias y contrarias al Sacro Imperio
Romano es otra de las características del medievo europeo. El renacimiento de la
idea del Imperio Romano (renovatio o transiatio imperii) se asocia en el siglo ix al
poder papal, que lucha contra el invasor musulmán, y se concreta en la coronación
del rey franco Carlomagno en la Navidad del año 800 (los francos habían invadido
la antigua Galia romana con posterioridad a los visigodos) como único emperador,
por el Papa. Nace así el llamado Sacro Imperio Romano que pasa a denominarse
en el siglo x Sacro Imperio Romano Germánico, al asociarse la corona germánica
al Imperio. La tradición de emperadores europeos coronados por los papas se
prolonga hasta la coronación de Carlos V en Bolonia en 1530. Se ha acuñado al
respecto la frase: “Tradicional Alianza entre el Altar y el Trono”.
B) Glosadores. Ius commune
La convencional afirmación de que la ciencia jurídica europea nace en Bolonia en
el siglo xi como consecuencia del descubrimiento, estudio y enseñanza, con
carácter autónomo, del Derecho contenido en un manuscrito del Digesto, debe ser
revisada conforme al resultado de otras investigaciones en las que se demuestra
que la enseñanza independiente de materias jurídicas con un plan de estudios
prefijado tiene lugar por primera vez en el siglo v en las escuelas de Derecho de
Bérito y Constantinopla del Imperio Romano de Oriente.
Lo que se produce a finales del siglo xi en Bolonia es el definitivo desarrollo de la
ciencia jurídica europea, la comunicación entre pueblos y naciones independientes
de Europa, que se cohesionan a través del gran tronco que supone primero el
Derecho Romano, considerado como el derecho natural o la razón escrita, y con
posterioridad el Derecho canónico, que nace con pretensiones de universalidad y
de autoridad moral. La unión de ambos derechos (utrumque ius) es lo que se
denomina derecho común (ius commune).
A la escuela de artes liberales de Bolonia en la que se enseñan las materias
comprendidas en el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium
(matemáticas, geometría, astrología y música) llegan estudiantes de toda Europa.
Muy pronto comienza asimismo a estudiarse el derecho con carácter
independiente. La tradición atribuye a Irnerio, gramático, filólogo y lógico, el
magisterio y la autoridad en materia jurídica a comienzos del siglo xii.
Junto a los monasterios y castillos como centros de cultura y de poder, comienzan
a crearse las primeras universidades (Bolonia, París, Oxford), que aglutinan
maestros y discípulos venidos de todos los países europeos. Intercambio cultural,
cosmopolitismo y universalidad de saberes son notas caracterizadoras de las
universidades medievales, si bien hay que esperar a los siglos xvii y xviii para que
en las universidades europeas se enseñe el derecho nacional de los respectivos
países frente al estudio predominante del Derecho Romano: siglo xvii en Upsala y
París; siglo xviii en Wittenberg, Salamanca, Oxford y Coimbra. Filosofía, Derecho,
Teología, Medicina y Ciencias naturales eran las materias más estudiadas.
El estudio del Digesto en Bolonia, que se realiza en sus orígenes desde un punto
de vista gramatical y filológico; muy pronto se extiende al plano de la lógica y de la
dialéctica con fines utilitaristas de formación de juristas, funcionarios, abogados y
jueces. A mediados del siglo xii, también en Bolonia, comienza la enseñanza
autónoma del Derecho de la Iglesia o Derecho canónico, que es el que aplican
desde entonces los tribunales eclesiásticos, y deriva básicamente de las
decisiones –mediante la promulgación de decretos o decretales– de los pontífices
a los problemas que se les plantean.
A partir del siglo xvi la obra de Justiniano pasa a denominarse oficialmente Corpus
Iuris Civilis, el conjunto de fuentes canónicas Corpus Iuris Canonici, y los
estudiosos de ambos cuerpos legales civilistas y decretalistas respectivamente.
La aplicación de ambos ordenamientos planteó, en ocasiones, conflictos o bien
con derechos locales o consuetudinarios, o bien con normas estatutarias, propias
de los municipios o ciudades, o bien con disposiciones reales o feudales de
gobernantes de la época, y especialmente, se planteó la cuestión de la vigencia
como fuente primaria o secundaria del Corpus justinianeo.
La consideración del Derecho Romano y del Derecho canónico como dos ramas
del mismo tronco se manifiesta, además de en la expresión utrumque ius, en la
denominación de doctor en uno y otro derecho del título universitario
correspondiente: doctor in utroque.
Después de la recepción o asimilación del Derecho Romano por los pueblos
germánicos, se produce esta segunda recepción del Derecho Romano a partir de
finales del siglo xi europeo, constituida por el denominado ius commune, en
atención a su aplicación común y por tanto supranacional, en mayor o menor
medida, a todos los países y ciudadanos del territorio europeo.
Todos los países europeos, en la Edad Media, en mayor o menor medida reciben,
aceptan o se ven influidos por el Derecho Romano de forma voluntaria, sin que
quepa hablar de sometimiento político o social, sino de aceptación voluntaria, y
asimilación, en reconocimiento de la superioridad técnica y del sentido de equidad
que se atribuye a las fuentes romanas.
La expresión ius commune propia del medievo europeo tiene asimismo su origen
en un texto de Gayo recogido en Digesto 1.1.9 en el que se afirma que “todos los
pueblos que se gobiernan por leyes y costumbres, usan en parte su derecho
peculiar, en parte el común a todos los hombres. Pues el derecho que cada pueblo
estableció para sí, es propio de la ciudad y se llama derecho ‘civil’, como derecho
propio que es de la misma ‘ciudad’; en cambio, el que la razón natural establece
entre todos los hombres, es observado por todos los pueblos y se denomina
derecho de ‘gentes’, como derecho que usan todas las gentes o pueblos”.
Irnerio y sus discípulos y continuadores en la Universidad de Bolonia condicionan
el desarrollo de la ciencia jurídica al estudio literal del texto del Corpus Iuris, en
una actitud de subordinación heredada del pensamiento justinianeo, que había
prohibido el comentario de su obra, permitiendo únicamente las traducciones
literales, la confrontación de pasajes paralelos o la realización de pequeños
resúmenes o índices, y estableciendo que sólo el emperador tiene competencia
para promulgar e interpretar las leyes.
El estudio científico del Corpus Iuris, si bien limitado por los condicionamientos
mencionados, se complementa con la utilidad directa que supone su aplicación por
los tribunales como derecho vigente. La indiscutida autoridad que se reconoce en
el medievo al Corpus justinianeo es equiparada por Wieacker a la que la teología
dogmática atribuye a la Biblia o la filosofía medieval a las obras de Platón o
Aristóteles.
El método de Irnerio y sus discípulos consistía en realizar aclaraciones o
explicaciones de los textos contenidos en el Digesto, de ahí la denominación de
glosadores, o bien al margen o bien entre líneas del propio párrafo: glosas
marginales o interlineales. La multiplicidad de glosas realizadas a lo largo de más
de un siglo encuentra finalmente su recopilación en la labor de Accursio, que
publica la denominada Glossa ordinaria o Glossa magna, en el siglo xiii. La
veneración a esta glosa accursiana llegó a ser tan grande como la que se
dispensaba al texto justinianeo.
A pesar de que la Glosa magna tiene básicamente pretensiones prácticas,
Accursio procura en muchas ocasiones resaltar la lógica del razonamiento en las
opiniones de los intérpretes, así como su sensibilidad en la resolución de forma
equitativa de los conflictos de intereses, por lo que cabe afirmar que nuestro
Accursio logra, con su obra, resultados científicos, de acuerdo con la actual
concepción de la ciencia, en atención a que ésta ya no se identifica
necesariamente con un conjunto de verdades universales, necesarias o absolutas,
a la manera de los elementos de Euclides, que construye la matemática como una
ciencia perfectamente deductiva, sino más bien con valores, como racionalidad,
previsión, ordenación sistemática, firmeza y estabilidad.
Tres elementos caracterizadores se han resaltado recientemente en relación con
la Glosa magna accursiana: a) un valor político, en cuanto sistematiza y unifica
materiales diversos y dispersos; b) un valor normativo, en cuanto que se aplica a
los tribunales de forma eficaz; y c) un valor científico en la medida en que
construye un sistema jurídico.
Además de su valor exegético y normativo, el enorme respeto de que goza la
Glosa magna en muchas ciudades europeas, se manifiesta en el hecho de que, a
partir del siglo xiii, la mayor parte de las ediciones del Corpus Iuris contienen
adjunta la glosa, cuyo éxito perdura durante más largo tiempo que cualquier otra
obra del pensamiento jurídico europeo hasta principios del siglo xvii.

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